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LA EJECUCIÓN PROVISIONAL

I. CONCEPTO Y CARACTERES.

II. EL TÍTULO EJECUTIVO.

 El título ejecutivo: sentencias y autos ejecutables provisionalmente.

III. DESPACHO Y OPOSICIÓN A LA EJECUCIÓN PROVISIONAL.

 El despacho de la ejecución provisional.

 La oposición a la ejecución provisional.

 La suspensión de la ejecución provisional y el régimen de recursos.

IV. CONFIRMACIÓN O REVOCACIÓN DE LA SENTENCIA PROVISIONALMENTE


EJECUTADA.

 Condenas dinerarias (art. 533 LECiv)

 Condena no dinerarias (art. 534 LECiv)

I. CONCEPTO Y CARACTERES:

La ley permite la ejecución provisional de las sentencias de condena definitiva que se


hayan pronunciado sobre el fondo del asunto:

En regulación legal destacan los siguientes caracteres:

 El criterio general es el de la ejecución provisional de todas las sentencias no


firmes con la sola excepción de aquellas la ley expresamente priva de tal efecto.

 El despacho de la ejecución provisional, una vez solicitada por la parte favorecida


por la sentencia, no es potestativo para el tribunal sino obligatorio, salvo que
concurra alguno de los supuestos de exclusión legal o, que aquella no contenga
pronunciamiento de condena (art. 526 y 527 LECiv).

 No es necesario prestar fianza, ni ofrecer caución por el solicitante.

 La oposición a la ejecución provisional, fuera del supuesto en que se hubiera


infringido lo dispuesto en el art. 527 LECiv, presenta caracteres y contenido diverso
según la clase de condena, Asimismo, y dada la remisión del art. 524.2 LECiv a la
ejecución ordinaria, también deberían admitirse aquellos motivos de oposición
sustantivos del art. 556 LECiv o los procesales del art. 559 LECiv.

 La ejecución provisional se llevará a cabo del mismo modo que la ejecución


ordinaria que, por tanto, será de aplicación subsidiaria (art. 524.2 y 3 LECiv.)
II. TÍTULO EJECUTIVO:

 EL TÍTULO EJECUTIVO: SENTENCIAS Y AUTOS EJECUTABLES PROVISIONALMENTE.

La regla general es la de que todas las sentencias de condena serán títulos ejecutivos
y por eso podrán ejecutarse provisionalmente las que contengan una condena a hacer
(dejar libre y a disposición de la actora), que no quedaría desvirtuada por el hecho de que
se asentase en la previa declaración resolutoria de un contrato (el arrendamiento), so pena
además la infracción del art. 527 LECiv ya que no podrá denegarse el despacho de ejecución
provisional apreciando una causa que solo se conocería si fuera opuesta como motivo de
oposición por la parte ejecutada; también lo serán las sentencias dictadas en los juicios de
precario; y las que contengan la condena al pago de una indemnización, aunque sea
transitoriamente ilíquida, por no ser la liquidez un presupuesto del derecho en los
términos de los arts. 524, 526 y 528 LECiv.

Tampoco habría obstáculo a que, habiéndose adoptado una medida cautelar, pueda
instarse y despacharse la ejecución provisional de la sentencia estimatoria, especialmente cuando
las medidas cautelares en su día acordadas defiriesen sustancialmente del pronunciamiento de
condena que aquellas pretendían salvaguardar.

Asimismo no habría inconveniente alguno para admitir la ejecución provisional de


las sentencias que contengan una declaración de nulidad que se deriven efectos
patrimoniales y, serán igualmente susceptibles de ejecución provisional las sentencias
constitutivas o meramente declarativas que contengan pronunciamientos de condena,
aunque se fundamente en al previa declaración resolutoria del contrato de préstamo,
puesto que lo permiten los arts. 527.3 y 521.3 LECiv, y cuando el primer precepto deniega
despacho sino contuviere pronunciamiento de condena, significará su admisión cuando ese
pronunciamiento exista; mientas que el segundo dispone expresamente, para los casos de
sentencias constitutivas que contengan también pronunciamientos de condena, que estos
se ejecutarán del modo previsto para ellos en esta ley.

Se refieren las excepciones de la posibilidad de la ejecución provisional a:

a) Las sentencias meramente declarativas y las constitutivas (art. 521.1 LECiv).

b) Las sentencias dictadas en los procesos sobre paternidad, maternidad, filiación,


nulidad de matrimonio, separación y divorcio, capacidad y estado civil, oposición a
las resoluciones administrativas en materia de protección de menores, así como
sobre las medidas relativas a la restitución o retorno de menores en los supuestos
de sustracción internacional y derechos honoríficos, salvo los pronunciamientos
que regulen las obligaciones y relaciones patrimoniales relacionadas con lo que
sea objeto principal del proceso (art. 525.1.1ª).

Por este motivo no podría ejecutarse provisionalmente en el incidente de inventario


de la liquidación de la sociedad de gananciales , cuyo contenido sería meramente
declarativo, siendo el precedente procesal necesario para la continuación del
procedimiento de liquidación posterior. Y no podría continuar el procedimiento de liquidación
en relación con los bienes que no fueran ya objeto de discusión al no impugnarse su inclusión por
ninguna de las partes, porque además de la naturaleza meramente declarativa de la
sentencia, la sociedad de gananciales se constituye como un conjunto de bienes, derechos y
obligaciones que debe tener un tratamiento unitario en tanto la participación de los
cónyuges se determinará por la mitad del haber que resulte de computar el activo y el
pasivo y, por ello para continuar la liquidación deberán estar perfectamente determinados los
bienes que constituirían uno y otros, sin que quepa la posibilidad de llevar a cabo liquidaciones
parciales en las que no se incluyan todos los bienes, derechos y obligaciones de la sociedad de
gananciales.

c) Las sentencias que condena a emitir declaraciones de voluntad (art. 525.1.2ª LECiv).
d) Las que declaran la nulidad o caducidad de títulos de propiedad industrial (art.
525.1.3ª LECiv).

e) Las sentencias extranjeras no firmes no se ejecutarán provisionalmente, salvo que


así lo disponga expresamente el tratado correspondiente (art. 525. 2 LECiv).

f) Por último, no procederá la ejecución provisional de los pronunciamientos de


carácter indemnizatorios de las sentencias que declaren la vulneración de los
derechos al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.

En cuanto a los autos no serían susceptibles de ejecución forzosa al no pronunciarse


sobre la cuestión de fondo del proceso, y decidir únicamente cuestiones procesales.

Ahora bien, no cabe ignorar que en determinados casos se dicten resoluciones con forma
de auto que entrañan, sino una decisión, sí una solución respecto del fondo del asunto, que
implicará la obligación del demandado de realizar una determinada actividad que, si no se
cumpliera voluntariamente, podría ser objeto de ejecución forzosa de modo definitivo. Y
siendo ello así nada obstaría a que fuera posible también su ejecución provisional. Es
indudable que en tal situación se encontrarían el auto que homologa la transacción judicial
(art. 19.2 LECiv) o el que con ese objeto se dicte en la audiencia previa (art. 415.2 LECiv).

En el mismo sentido se produce con cierta frecuencia el allanamiento parcial del


demandado en la contestación a la demanda (art. 21.2 LECiv). Petición que permite el
inmediato dictado de un auto, que sería ejecutable según lo establecido en los arts. 517 y ss.
LECiv, y por ende, susceptible de ejecución provisional.

III. DESPACHO Y OPOSICIÓN A LA EJECUCIÓN PROVISIONAL:

 EL DESPACHO DE LA EJECUCIÓN PROVISIONAL.

El procedimiento es el mismo para la ejecución provisional de las sentencias dictadas


en primera y segunda instancia, con la salvedad de la fijación de los momentos inicial y final
entre los que aquella podría pedirse. El dies ad quem, será antes de que se dicte sentencia en
el recurso correspondiente (arts. 527.1 y 535.2 LECiv) y respecto al dies a quo, al día inicial
para pedir la ejecución provisional deberíamos dos supuestos:

- La ejecución provisional de las sentencias de primera instancia en cualquier


momento desde la notificación de la resolución en que se tenga por interpuesto
el recurso de apelación, o desde el traslado a la parte apelante de escrito del
apelado adhiriéndose al recurso (art. 527.1 LECiv).

Hago aquí una advertencia. Cuando se deniegue un recurso de apelación, el ejecutado


podría oponerse a la ejecución por la ausencia de requisitos legales exigidos para llevarla
aparejada (la sentencia) del art. 559.1.3º LECiv, en el caso de haberse interpuesto un
recurso de queja. En caso de estimación significaría que la petición de ejecución provisional
se presentó antes de tiempo y ello no podría subsanarse, sin perjuicio del derecho de la
parte beneficiada por la sentencia de instar de nuevo su ejecución (provisional o
definitiva) en tiempo y forma (art. 559.2 LECiv).

El problema de esta solución, dejando al margen que nos encontramos ante un supuesto
extraordinario, es que el órgano de la instancia desconoce si se ha interpuesto el recurso de queja
y su resolución y, que a mi entender si se deniega el recurso de apelación mediante el auto del art.
458.3 LECiv no habría una ejecución provisional, sino la definitiva, pues el recurso de queja
carece de efecto suspensivo (art. 495 LECiv).

- En el caso de ejecución provisional de las sentencias de segunda instancia podrá


solicitarse en cualquier momento desde la notificación de la resolución que
tenga por interpuesto el recurso de infracción procesal o el de casación (art.
535.2 LECiv).

La ejecución provisional solo podrá despacharse a instancia de parte, y cuando la


sentencia contenga pronunciamientos favorables y contrarios a las dos partes, ambas
estarían legitimadas para pedirla, en la parte que fuera favorable a cada una.

Solicitada la ejecución se despachará salvo que se tratare de sentencia comprendida


en el art. 525 LECiv o que no contuviere pronunciamiento de condena a favor del solicitante
(art. 527.3 LECiv), y se procederá por los trámites de la ejecución ordinaria (art. 524.2
LECiv); trámites que permitirán el dictado del decreto del art. 551.3 LECiv y que se realice
la correspondiente investigación patrimonial.

De todas formas, siempre habrá que tener en cuenta el suplico de la demanda y contra
quien se despacha la ejecución, porque en el supuesto de entidades financieras de notoria
solvencia bastaría el dictado de una diligencia de ordenación requiriendo par que se
consignara en al cuenta el importe correspondiente.

Contra el auto que deniegue la ejecución cabrá recurso de apelación, sin reposición
previa que se tramitará y resolverá con carácter preferente. Y contra el auto despachando
ejecución cabría recurso de apelación cuando denegase de los pedimentos realizados por
el ejecutante en su demanda ejecutiva, sujetándose al mismo régimen de recursos que
cuando se deniega el despacho (art. 527.4 LECiv), pues al fin y al cabo supondría una
denegación parcial. Dejo este apunte y un reparo: el hecho que se deniega uno o varios
pedimentos de la ejecutante nos obligaría a valorarlos en relación con el título ejecutivo, porque el
despacho de ejecución se sujeta a lo que permite el título, no a lo que pide la ejecutante, con lo que
siempre deberá primar la regla general de la imposibilidad de recurso.

En este sentido paradigmático es la reclamación de intereses y costas en cálculo


provisional por el 30% de la cantidad objeto de condena, y que lleva a solicitarse incluso
cuando la demandante conoce de la consignación realizada por la demanda. No parece que una
denegación en tal supuesto permita un recurso de apelación.

El ejecutado tampoco podrá interponer recurso, sin perjuicio de la oposición que


pueda intentar.

 LA OPOSICIÓN A LA EJECUCIÓN PROVISIONAL:

Recordemos que la oposición es el medio de defensa que el ejecutado tiene para


discutir la procedencia del despacho de la ejecución o, la legalidad o adecuación de los
actos de ejecución ordenados contra él. Aunque otras personas contra las que no se haya
despachado ejecución podrán oponerse a la ejecución provisional o a actuaciones ejecutivas
concretas como el cónyuge del ejecutado (ex. art. 541.4 LECiv que debería considerarse
aplicable en la ejecución provisional por la remisión del art. 524.2 LECiv).

En el art. 528.4 LECiv se articulan unas causas de oposición similares (no iguales) a las
del art. 556 LECiv para la ejecución definitiva, pero es difícil imaginar la concurrencia de alguna
de ellas cuando el título ejecutivo sea una sentencia. Es ilógico que se esté recurriendo una
sentencia y, al mismo tiempo pagándose o haciendo pacto o transacciones para evitar la ejecución.
Y aun así tampoco faltan opiniones en la doctrina que critican el hecho que el ejecutado no pueda
oponer defectos procesales del art. 559 LECiv; si bien, y a falta de previsión específica, dichos
defectos deberían alegarse conforme al art.528.2 LECiv.

No conozco en la práctica ningún supuesto de ambas clases de oposición y tampoco


comprendo la necesidad de la equiparación a tales efectos de la ejecución provisional a la
definitiva, pero siempre en perjuicio del ejecutante, que no lo olvidemos, tiene una sentencia
favorable de condena.
Por último, tanto el ejecutante como ejecutado podrán emplear los medios de
impugnación de los arts. 562 y 563 LECiv.

Aclarando lo anterior las causas de oposición serían los siguientes:

i) Haberse despachado ejecución provisional con infracción de lo dispuesto en el


art. 527 LECiv (art. 528.2.1ª LECiv).

Si se estimare esta oposición se declarará no haber lugar a que prosiga, alzándose los
embargos y las medidas de garantía que pudieran haberse adoptado (art. 530.1 LECiv).

ii) Tratándose de sentencia de condena no dineraria, que resulte imposible o de


extrema dificultad, atendida la naturaleza de las actuaciones ejecutivas,
restaurar la situación anterior a la ejecución provisional de los daños y
perjuicios que se le causaren, si aquella sentencia fuese revocada (art. 528.2.2ª
LECiv). Alegada esta causa, el ejecutado podrá ofrecer caución suficiente para
garantizar que, en caso de revocarse la sentencia, se restaurará la situación
anterior o, de ser esto imposible, se resarcirán los daños y perjuicios causados
(art. 529.3 LECiv).

Dejando al margen los proceso concursales y los de familia, suelen los ejecutantes esperar
a la firmeza de la sentencia para solicitar el despacho de la ejecución, pero en el caso de
llevarse a cabo habrá de realizarse una ponderación de la situación que se generará a la
ejecutada y la posibilidad de la ejecutante de resarcir los perjuicios, caso de revocarse la
sentencia en su integridad. Ponderación de escasa dificultad teórica, que no práctica, en el caso
de las obligaciones de hacer o de dar: me refiero, por ejemplo, a la retirada de algún elemento
constructivo o, en la realización de alguna clase de reparación. Estaríamos ante condenas que
podrían cuantificarse para la fijación de una caución suficiente.

La caución podrá constituirse en dinero efectivo, mediante aval solidario de


duración indefinida y pagadero a primer requerimiento emitido por entidad de crédito o
sociedad de garantía recíproca o, por cualquier otro medio que , a juicio del tribunal,
garantice la inmediata disponibilidad, en su caso, de la cantidad de que se trate (art. 529.3
LECiv).

Como vemos la ley excluye por su clase algunas formas de garantía; no podrá ofrecerse
una fianza personal, ni la hipotecaria o pignoraticia y, en relación a las que admite deberían
garantizar la inmediata disponibilidad. Esto no supone la existencia de un numerus clausus de
medios, sino el reconocimiento de que el dinero y el aval a primer requerimiento serían los únicos
que garantizarán la inmediata disponibilidad.

Pero si la referencia al dinero efectivo no plantea especiales problemas interpretativos,


el aval solidario a primer requerimiento responde a una construcción teórica jurídica desarrollada
en la doctrina del Tribunal Supremo y de las Audiencias Provinciales son el principio de autonomía
de la voluntad de las partes.

La STS, Sala 1ª, 398/2014, 17 de julio de 2014, define el aval a primer requerimiento
como un contrato atípico, producto de la autonomía de la voluntad sancionada por el art. 1255
CC, en el que el fiador vendrá obligado a realizar el pago al beneficiario cuando éste se lo
reclamase, ya que esa obligación asumida por el garante se constituirá como una obligación
distinta, autónoma e independiente, de las que nacerían del contrato cuyo cumplimiento se
garantiza. Es nota característica de esta forma de garantía procesal, que la diferencia de la fianza
regulada en el Código Civil, su no accesoriedad de ahí que el garante no pueda oponer al
beneficiario que reclama el pago otras excepciones que las que se deriven de la garantía misma,
siendo suficiente la reclamación del beneficiario frente al garante para entender que el obligado
principal no ha cumplido, aunque en aras del principio de la buena fe contractual (art. 1258 CC)
se permita al garante, caso de contienda judicial, probar que el deudor principal ha pagado o
cumplido su obligación con su consiguiente liberación.
El aval tendrá que haber sido emitido por persona suficientemente apoderada del
banco o sociedad de garantía, deberá estar firmado y sellado, con inclusión de su número y
registro y, en ningún caso podrá ser temporal, o por tiempo definido con prórroga o sin
prórroga, sino que tendrá que ser claramente indefinido. Ello supone que está vigente: o bien
hasta que se realice, o si no fuera precisa su realización, hasta que se orden su cancelación.

Y puesto que el aval sería un medio de garantizar el pago (el daño o el perjuicio) dos
sería las consecuencias inmediatas anejas a tal finalidad.

 Deberá constituirse para garantizar la ejecución provisional.

 Resultaría contrario a su naturaleza y esencia que, por quien constituyó esta garantía
se solicitase, como medida cautelar, la suspensión de su ejecución: dejaría de ser <<a
primer requerimiento>> y desaparecería su eficacia negocial. Y no podrá
demorarse, suspenderse o postergarse por la discrepancia entre las partes respecto
al cumplimiento o incumplimiento contractual garantizado con el mismo.

El tribunal podrá desestimar la oposición; estimar y aceptar la caución,


determinando su importe, o desestimarla, pero entender que, de revocarse posteriormente la
condena, sería imposible o extremadamente difícil restaurar la situación anterior a la
ejecución provisional o garantizar el resarcimiento mediante la caución que el solicitante
se mostrase dispuesto a prestar, lo que obligará a dejar en suspenso la ejecución,
subsistiendo los embargos y las medidas de garantía adoptadas y se adoptándose las que
procedan (art. 530.2 LECiv).

iii) Cuando se trate de la ejecución provisional de sentencia de condena dineraria, la


oposición se limitará a actuaciones ejecutivas concreta del procedimiento de
apremio, por entender que causarías una situación absolutamente imposible de
restaurar o, de compensar económicamente mediante el resarcimiento de
daños y perjuicios Al formular esta oposición a medidas ejecutivas concretas, el
ejecutado habrá de indicar otras medidas o actuaciones ejecutivas que sean
posibles, así como ofrecer caución suficiente para responder de la demora en la
ejecución, si las medidas alternativas no fuesen aceptadas por el tribunal y el
pronunciamiento de condena dineraria resultare posteriormente confirmado
(art. 528.3 LECiv).

Bajo este mandato suele presentarse una oposición fundada en la situación de insolvencia
de la ejecutante, que se justifica con la aportación de diferente documental acreditativa de su
situación económica (cuando se trata de sociedades) y, de un aval a primer requerimiento que
garantizará la entrega de la cantidad pro la que se despachó ejecución.

Es evidente que este caso habría una oposición a la obligación de consignar que impondría
la orden general de ejecución (art. 527.3 LECiv) y, el cumplimiento de dicho requisito permitirá
entrar a examinar los otros dos del art. 528.3 LECiv, esto es, si nos encontraríamos ante la
extrema dificultad de restaurar la situación para el caso de estimarse el recurso de apelación y, si
deberían ofrecerse medidas alternativas.

 LA SUSPENSIÓN DE LA EJECUCIÓN PROVISIONAL Y EL RÉGIMEN DE RECURSOS:

La ley no prevé la suspensión de la ejecución provisional cuando el ejecutado se opone, ni


tampoco la de la actuación ejecutiva impugnada.

El art. 534 LECiv tan solo permite la suspensión de la ejecución provisional de condenas
dinerarias cuando se ponga a disposición del Juzgado, para su entrega al ejecutante, la
cantidad objeto de condena más intereses y las costas producidas hasta ese momento. Esta
previsión, según la doctrina, debería ser objeto de una interpretación in extenso, por lo que sería
posible la suspensión de la ejecución provisional de una condena no dineraria, cuando el
ejecutado procediere al cumplimiento voluntario consignando al propio tiempo una
cantidad presupuestada para costas. En realidad esta interpretación no es amplia, es forzada ya
que si se lleva a cabo el cumplimiento voluntario únicamente se suspendería la ejecución por las
costas y como ahora veremos, esa continuación dependerá de al ordena general de ejecución.

La deficiente técnica que caracteriza la redacción de buena parte de los artículos que
regulan la ejecución civil encuentra en el precepto que nos ocupa uno de sus ejemplos más
relevantes. La puesta a disposición del art. 531 LECiv es idéntica a la del art. 538 LECiv y también
sus consecuencias, el pago de las costas causadas, salvo que el ejecutado justifique que, por
causa que no le sea imputable, no pudo efectuarlo antes de que el acreedor promoviera la
ejecución; excepción que sería también aplicable en el supuesto del art. 531 LECiv porque salvo
la consignación del art. 449 LECiv, el ejecutado no podrá cumplir voluntariamente la condena
hasta que la sentencia sea firme.

Por último, la ejecución provisional también podrá suspender por las mismas causas quela
ordinaria (art. 565 a 569 LECiv).

En cuanto al régimen de recursos distingue el AAP TARRAGONA, Sección 3ª, 163/2020,


de 14 de mayo de 2020, los siguientes supuestos:

- Contra el auto que inadmita la oposición a la ejecución dineraria, por no indicar


medidas alternativas o no ofrecer caución, no cabría recurso alguno (art. 528
LECiv).

- Contra el auto que despache la ejecución provisional no se dará recurso alguno,


sin perjuicio de la oposición que pueda formular el ejecutado (art. 527.4 LECiv).
Y cuando la ley dice textualmente que no cabrá recurso alguno ello supone lo que
expresamente se dice, y por tanto, no cabría recurso de reposición.

- Contra el auto que deniegue la ejecución provisional se dará recurso de apelación


directo, que se tramitará con carácter preferente (art. 527.4 LECiv). No cabrá
interponer previo recurso de reposición, porque ello sería incompatible con la
rapidez que pretende la ley al dar carácter preferente a la resolución de la
apelación, y, por otra, porque cuando se permite recurso de reposición previo
al de apelación expresamente se dispone (ex. arts. 552.2 y art. 563.1 LECiv).

- Contra el auto que decida sobre la oposición a la ejecución provisional o


medidas ejecutivas concretas no cabrá recurso alguno (art. 530.4 LECiv).
Precepto que no precisa de interpretación alguna, y que evidencia la intención del
legislador de residenciar en la primera instancia la resolución de cualesquiera
cuestiones relativa a la ejecución provisional.

- Contra las omisiones y demás errores materiales, cabrá, de oficio o a instancia de


parte, la oportuna aclaración o corrección en los términos de los arts. 214 y 215
LECiv.

- En el caso de nulidad de actuaciones, se daría a la petición el trámite de los arts.


225 y ss. LECiv.

IV. CONFIRMACIÓN O REVOCACIÓN DE LA SENTENCIA PROVISIONALMENTE


EJECUTADA:

Si la sentencia que confirma la ejecutada provisionalmente no fuera firme, porque se


hubiera interpuesto otro recurso, la ejecución provisional continuará, si aún no hubiera
terminado, salvo desistimiento expreso del ejecutante (art. 532 LECiv).
Si la sentencia confirmatoria dictada fuera firme, la ejecución seguirá adelante como
definitiva, siempre que no hubiera concluido o que desista el ejecutante. La confirmación de
la sentencia no dará lugar a un nuevo despacho de ejecución, con lo que se retrotraerán las
actuaciones, ni se abriría plazo para una nueva oposición a la ejecución.

Los problemas se presentan cuando la sentencia ejecutada provisionalmente es revocada


por el tribunal que conoce del recurso.

 CONDENAS DINERARIAS (ART. 533 LECiv):

En el caso de una revocación total se procederá inmediatamente a sobreseer la


ejecución, y el ejecutante deberá devolver la cantidad que, en su caso, hubiere percibido,
reintegrar al ejecutado las costas de la ejecución provisional que éste hubiere satisfecho y,
resarcirle de los daños y perjuicios que dicha ejecución le hubiere ocasionado (art. 533.1
LECiv).

El art. 533.1 LECiv no se refiere a los intereses de las cantidades percibidas, pero
obviamente el principal percibido que tiene que devolverse lo habrá de ser con los intereses al
tipo legal del dinero. Otra parte de la doctrina sostiene que lo más adecuado sería considerar los
intereses como un concepto incluible en los daños y perjuicios en calidad de lucro cesante. Se
tomaría como dies a quo el de la pérdida de la posesión del importe de la condena (por pago,
consignación o embargo) y se computaría hasta su íntegra restitución.

¿Debería presentarse una segunda demanda de ejecución? Entiendo que no. La norma
procesal prevé el supuesto de revocación parcial de la sentencia de condena dineraria
dictada en primera instancia, debiéndose sustanciar la totalidad de las cuestiones
relativas a la devolución de las cantidades provisionalmente percibidas en el seno de la
propia ejecución abierta y no en un procedimiento de ejecución independiente, siendo así
que la acción ejecutiva no se basaría en un título que tuviera aparejada ejecución por no
tratarse de una sentencia de condena firme, sino de una sentencia dictada en segunda
instancia revocando parcialmente la inicial condena dineraria.

Y respecto a las costas del art. 531 LECiv, sobre las que nada se dice, volvemos a
encontrarnos con opiniones discrepante y, mientras unos entienden que deberían devolverse en a
medida en que el auto de incoación dictado en su día, ganó la firmeza de la cosa juzgada formal,
otros sostienen que no debería ser devuelta la suma percibida por tal concepto. Según
interpretación usual del art. 533.2 LECiv, las obligaciones de devolución del ejecutante
provisional solo alcanzarían a la diferencia de principal y, en su caso, a la parte proporcional de los
intereses, sin que por tanto alcance a las costas.

En realidad la única solución admisible sería de que la vía de apremio comprendería las
costas de la ejecución provisional cuando se hubiera despachado por tal concepto y además se
hubieran satisfecho, en otro caso, si solo se hubiera despachado ejecución provisional por las
costas, pero no percibido importe alguno por las mismas, entraría en juego la limitación del art.
533.2 LECiv y, solo se devolvería la diferencia entre la cantidad percibida por el ejecutante
y la que resultare de la confirmación parcial, con el incremento de aplicar a dicha
diferencia, anualmente, desde el momento de la percepción, el tipo del interés legal del
dinero. Y por la misma limitación legal tampoco sería posible iniciar la vía de apremio por los
<<los daños y perjuicios>> que la ejecución provisional le hubiere podido ocasionar al
ejecutado.

Cuando la revocación fuera parcial, sólo se devolverá la diferencia entre la cantidad


percibida por el ejecutante y la que se resultare de la confirmación parcial, con el
incremento de aplicar a dicha diferencia, anualmente, desde el momento de la percepción,
el tipo del interés legal del dinero (art. 533.2 LECiv).

Tanto en el caso de revocación total como en el parcial y sea o no firme la sentencia


revocatoria, la percepción de las anteriores cantidades podrá pretenderse por la vía de apremio
ante el tribunal que hubiere sustanciado la ejecución provisional. Habría una única salvedad; si la
sentencia revocatoria no fuere firme, la devolución de las cantidades por la vía de apremio
supondría una suerte de ejecución provisional al revés, y por ello el art. 533.3 LECiv dice
que en esa vía de apremio el obligado a devolver, reintegrar e indemnizar podrá oponerse
a actuaciones concretas en los términos del art. 528 LECiv.

Claro que, en ese caso de falta de firmeza tendíamos dos interrogantes a resolver: sí el
plazo de veinte días del art. 548 LECiv sería o no aplicable al cumplimiento de la sentencia
revocatoria no firme y, si el art. 533 LECiv produciría un efecto automático, de tal modo
que le plazo del art. 548 LECiv debería computarse desde que se notificó la sentencia
revocatoria y, ello con independencia que hubiera pedido o no, el sobreseimiento de la
ejecución provisional de la sentencia de primera instancia. Dada la expresa mención en el art.
533.3 LECiv a que la vía de apremio pueda pretenderse, no cabría hablar de ningún automatismo
y la parte vencedora en segunda instancia debería impulsar el proceso en los términos que
entienda oportunos, pues además el órgano ejecutor ignorará el resultado del recurso. Y en
cuanto al plazo debería aplicarse en términos generales el de veinte días, que se computarían a
partir que la pretensión de ejecución (en este caso, la petición de sobreseimiento) llegará a
conocimiento del obligado al pago.

 CONDENAS NO DINERARIAS (ART. 534 LECiv):

Cuando la sentencia ejecutada provisionalmente y revocada hubiera condenado a


obligación no dineraria distinguimos los siguientes supuestos:

a) Dar bien determinado: se restituirá al ejecutado en el concepto en que lo hubiere


tenido, más las rentas, frutos o productos, o el valor pecuniario de la utilización del
bien. Si la restitución fuese imposible el ejecutado podrá pedir que se le indemnicen los
daños y perjuicios, que se liquidarán por el procedimiento de los arts. 712 y ss.
LECiv (art. 534.1 LECiv) y, en cuanto a la restitución deberá estarse a lo previsto en la ley
para la ejecución de obligaciones de dar cosa determinada (arts. 701 y ss. LECiv).

No se contiene previsión en el caso de cosa genérica o indeterminada, pero siendo posible


la ejecución provisional, la restitución deberá acomodarse a lo dispuesto en el art. 702
LECiv, aunque teniendo en cuenta lo sucedido en la ejecución provisional, incluyendo la
posibilidad de que la entrega se hubiera sustituido por el equivalente pecuniario;
situación que nos llevaría a plantearnos sí estaríamos en realidad ante la ejecución de
una obligación de dar o de una dineraria.

b) Obligación de hacer: Si el hacer se hubiese sido realizado, se podrá pedir que se


deshaga lo hecho y que se indemnicen los daños y perjuicios causados (art. 534.2
LECiv)

La restauración a la situación anterior no tiene que comportar necesariamente al


deshacer lo realizado, sobre todo cuando se trata de un hacer no personalísimo
realizado por un tercero. En la mayor parte de esto casos se estará la indemnización
económica.

c) Obligaciones de no hacer: si la condena se refería a un no hacer y el condenado cumplió, es


decir, la restauración a la situación anterior carece de sentido, pues no se puede deshacer
lo mal hecho. En cambio, nada obstaría a que el no hacer del ejecutado la haya supuesto
un daño y perjuicio económico, para el que la ley no tiene previsión, aunque no podría
desconocerse la necesidad de indemnizarlo.

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