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INTRODUCCIÓN.
Por las investigaciones que se han llevado a cabo, podemos decir que la
depreciación es la reducción del valor histórico de las propiedades, planta y equipo
por su uso o caída en desuso. La contribución de estos activos a la generación de
ingresos del ente económico debe reconocerse periódicamente a través de la
depreciación de su valor histórico ajustado, como podremos verlo más adelante ya
entrados en el tema. Con el fin de calcular la depreciación de las propiedades,
planta y equipo es necesario estimar su vida útil y, cuando sea significativo, su
valor residual.
De acuerdo con el artículo 64 del Decreto 2649/93, al cierre del período, el valor
neto de las propiedades, planta y equipo, represado como consecuencia de la
inflación, debe ajustarse a su valor de realización, a su valor actual o a su valor
presente, el más apropiado en las circunstancias, registrando las provisiones o
valorizaciones que sean del caso. De esta disposición se pueden exceptuar
aquellos activos cuyo valor ajustado sea inferior a veinte salarios mínimos
mensuales vigentes.
ACTIVOS FIJOS
DEFINICIÓN:
Los activos fijos son bienes de la empresa que tienen una vida relativamente larga
y no están para la venta dentro de las actividades normales de la empresa, y solo
están para su servicio.
CLASIFICACIÓN GENERAL:
Los activos fijos de una empresa se clasifican en dos grandes grupos principales.
Bienes inmuebles:
Los activos fijos de una empresa se clasifican como bienes inmuebles cuando no
son trasladables, es decir, que no se pueden mover de un sitio a otro.
Bienes muebles:
Los activos fijos de una empresa se clasifican como bienes muebles cuando son
trasladables, es decir, que se pueden mover de un sitio a otro.
La inmensa mayoría de los activos fijos de una empresa son bienes muebles, esto
es, que se pueden trasladar o mover de un lugar a otro.
CLASIFICACIÓN CONTABLE
Para efectos contables los activos fijos, tanto muebles como inmuebles, se
clasifican particularmente en dos grupos: activos no depreciables y activos
depreciables.
1. Activos no depreciables:
Los activos no depreciables son aquellos que no sufren desgaste o demérito por el
uso a que son sometidos y que por tanto no pierde un precio, al menos
contablemente. Entre los activos no depreciables tenemos algunos ejemplos como
son:
Terrenos:
Se estima que los terrenos no sufren desgaste por el uso a que son sometidos, ni
por el trascurso del tiempo, y por esta razón se consideran no depreciables. Esta
es una teoría contablemente aceptada en todo el mundo.
Construcciones en proceso:
Todo activo comienza su proceso de desgaste, de pérdida de valor contable, a
partir de la fecha en que la empresa comienza a usarlo para los fines del negocio,
y no desde la fecha de la compra, fabricación o construcción como a veces se
cree.
Maquinaria en montaje:
Cuando la maquinaria que compra o fabrica la empresa para su propio uso a un
no a entrado en el proceso productivo porque apenas esta montando, o
instalando, o armando, etc. no es depreciable, pues se considera que si la
compañía no comienza a utilizarla, tal maquinaria no sufre desgaste ni deterioro.
Muebles y enseres en fabricación:
A igual que la maquinaria la empresa puede producir sus propios muebles o
adquirirlos de otras fuentes, pero solo entran en la cuenta depreciable a partir de
la fecha de la cual la empresa empieza hacer uso productivo de ellos, no antes.
2. Activos depreciables:
La inmensa mayoría de los activos fijos de una empresa son depreciables.
Los activos fijos de la empresa que sufren desgasto o deterioro por el uso a que
son sometidos o por el simple transcurso del tiempo, hacen parte de los activos
depreciables.
· Clasificación especial:
Existen algunos fijos que exigen alguna clasificación especial para su tratamiento
contable. Consideremos tres de esos activos.
DEPRECIACION
DEFINICIÓN:
La depreciación es la pérdida de valor contable que sufren los activos fijos por el
uso a que se les somete y su función productora de renta. En la medida en que
avance el tiempo de servicio, decrece el valor contable de dichos activos.
Sujetos de la depreciación
Vida de los activos depreciables.
Los activos fijos que sufren depreciación tienen una vida limitada, al menos desde
el punto de vista legal y contable.
· Vida efectiva:
La vida efectiva o real de un activo fijo depreciable va desde la fecha de compra
de dicho activo hasta cuando la empresa no lo utiliza más, bien por desgaste total
(inservible), bien por obsoleto (inadecuado), o bien por cualquier otra razón que lo
haga inoperante y por lo tanto quede definitivamente fuera de servicio.
La vida legal está preestablecida por la misma ley; en cambio la vida efectiva o
real está dada por el buen o mal uso que se haga del activo.
· Tasas de depreciación:
Las tasas de depreciación son los porcentajes en que anualmente se va
reduciendo el costo de los activos por razón del desgaste o deterioro que sufren al
ser usados.
Cada año el activo vale menos contablemente porque cada año está más
desgastado, más deteriorado, y la empresa debe cuantificar este desgaste y
contabilizarlo.
Según la vida legal normal de los activos depreciables, sus tasas o porcentajes de
depreciación son las siguientes:
Edificios:
El porcentaje normal de depreciación para los edificios (no incluido su terreno) es
del 5% anual.
¿De donde sale este 5% anual?
Si un edificio se deprecia totalmente en 20 años, es decir, que en 20 años pierde
el 100% de su valor total por el uso a que es sometido, entonces cada año esta
perdiendo la veinteava parte de ese costo total. La veinteava parte de 100% es el
5% (100% ÷ 20 = 5%)
Vehículos:
Los vehículos tienen una vida legal normal de 5 años, es decir, que su desgaste
es más acelerado que el de la maquinaria, los muebles, los edificios, etc. siendo
su vida de solo 5 años entonces su depreciación anual será del 20% (100% ÷ 5 =
20%).
Mientras mayor sea la vida legal de un activo menor será su depreciación anual;
mientras menor sea la vida legal de un activo, mayor será su depreciación anual.
Efectos de la depreciación:
Efectos internos:
Los efectos internos causados por la depreciación inciden en forma directa sobre
el patrimonio y sobre las utilidades.
Sobre el patrimonio:
Efectos externos:
El más importante de los efectos de orden externo que tiene la depreciación está
relacionado con los impuestos.
En Colombia existen muchas modalidades de impuestos, dentro de las cuales se
destacan principalmente dos:
El impuesto al patrimonio y el impuesto a la renta.
Impuesto al patrimonio:
El impuesto del patrimonio es un tributo que se debe pagar sobre el capital neto
invertido.
Impuesto a la renta:
Las compañías así como las personas naturales deben pagar impuestos sobre la
renta que gane cada año.
Cada año las empresas deben presentar ante la oficina de impuestos una
declaración de renta y patrimonio, documento que no es otra cosa que una copia
fiel del balance general y el estado de perdida y ganancia de la compañía a 31 de
diciembre.
El método de la línea recta es el método más sencillo y más utilizado por las
empresas, y consiste en dividir el valor del activo entre la vida útil del mismo.
[Valor del activo/Vida útil]
Para utilizar este método primero determinemos la vida útil de los diferentes
activos.
Según el decreto 3019 de 1989, los inmuebles tienen una vida útil de 20 años, los
bienes muebles, maquinaria y equipo, trenes aviones y barcos, tienen una vida útil
de 10 años, y los vehículos y computadores tienen una vida útil de 5 años.
(5(5+1)/2
(5*6)/2 = 15
Luego,
5/15 = 0,3333
Es decir que para el primer año, la depreciación será igual al 33.333% del valor del
activo. (30.000.000 * 33,3333% = 10.000.000)
4/15 = 0,2666
Luego, para el segundo año la depreciación corresponde al 26.666% del valor del
activo (30.000.000 * 26,666% = 8.000.000)
3/15 = 0,2
Y así sucesivamente. Todo lo que hay que hacer es dividir la vida útil restante
entre el factor inicialmente calculado.
1- ( 3.000.000/30.000.000)1/5 = 0,36904
Para determinar la depreciación por este método, se divide en primer lugar el valor
del activo por el número de unidades que puede producir durante toda su vida útil.
Luego, en cada periodo se multiplica el número de unidades producidas en el
periodo por el costo de depreciación correspondiente a cada unidad.
Así, al finalizar el quinto año de vida útil tendremos un activo con valor en libros de
$2.000.
La realidad es que no hay una razón valedera que lleve a la empresa a tomar la
decisión de no depreciar la totalidad de un activo.
Cualquier razón que exista para no depreciar el 100% del activo haciendo uso de
la figura de la cuota de salvamento, no parece compensar el efectivo negativo
desde el punto de vista financiero que tendrá esta decisión.