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Universidad de Granada
1. INTRODUCCIÓN
Toda persona, dependiendo del grado de capacidad creativa que posea, se expresa y
se presenta en las distintas situaciones de su vida, con la libertad que le caracteriza,
en función de los rasgos de su personalidad. Tal como dijo Mitjáns en 1989, en todo
proceso de producción o descubrimiento existe un vínculo indisoluble entre los
aspectos cognitivos y afectivos de la persona (en Valdés y Rey, 2012).
Sin embargo, hay momentos de la vida en las que el ser humano sufre obstáculos
que le impiden pensar con lucidez y expresar sus ideas y opiniones, lo que trae como
consecuencia su incapacidad para innovar. A grandes rasgos, podemos hablar de
tres tipos de obstáculos: bloqueos perceptuales, por los cuales no se perciben los
problemas con claridad; culturales, relativas a la educación recibida, las inhibiciones;
y, por último, los bloqueos emocionales, referidos a las tensiones cotidianas, que no
nos permiten exteriorizar nuestros sentimientos.
Tal como dice Marta Grahant, los bloqueos deben ser superados: “Existe una
vitalidad, una fuerza vital, una energía, algo que anima, ello se traduce a través
nuestro, en acción, y porque sólo hay uno de nosotros, esa expresión es única. Si la
bloqueamos, nunca podrá existir a través de ningún otro medio y será perdida” (en
Del Campo, 1997, p. 97). Para superar estas barreras o ausencias de libertad en la
vida de la persona, es necesario una actitud positiva y un gran deseo de mejora
personal; “son más creativas las personas abiertas emocionalmente, que ponen
énfasis en su inventiva, independientes, individuales y entusiastas” (Epelde, 2007, p.
57).
2. HISTORIA DE LA CREATIVIDAD
Actualmente, psicólogos y teóricos expertos han elaborado teorías que nos llevan a
entender el nacimiento y desarrollo de este potencial en el ser humano. Por un lado
tenemos la aproximación conductista, que evalúa la conducta creativa observable, la
que viene del exterior y no de los esfuerzos internos de la persona. Esta teoría, por su
simpleza, no tuvo gran éxito. Pronto nace la teoría psicoanalítica que la describe
como la consecuencia de la lucha que mantiene el individuo entre los impulsos
instintivos (interior) y la socialización (exterior); se trata de exteriorizar sus ideas y
que éstas sean aceptadas por la sociedad. Para ello, puede utilizar técnicas como el
juego y el trabajo artístico, éste último defendido por Freud para superar ciertas
actitudes socialmente inaceptables. Por otro lado, está la teoría asociativa que
defiende que la formación de asociaciones es una parte importante del pensamiento
creativo. Posteriormente llegan las aproximaciones cognitivas como las de Guilford,
que concluye diciendo que la inteligencia no implica necesariamente la creatividad;
por encima de la inteligencia se encuentran una serie de factores o aptitudes
cognitivas que son los que verdaderamente propician la innovación (Hargreaves,
1998).
Uno de los procedimientos más recientes, año 2003, es el test CREA, Inteligencia
Creativa, de Corbalán, Donolo, Tejerina y Limiñana, que se basa en la capacidad del
sujeto de elaborar preguntas a partir de un material gráfico suministrado (Corbalán y
Martínez, 2003).
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2.3. Educar en creatividad
Sabemos que la sociedad actual necesita de poder inventivo y que muchas personas
tienen grandes ideas, pero muy pocos saben cómo alcanzarlas; de aquí la necesidad
de educarnos en creatividad.
Todos los especialistas coinciden en que una persona es creativa si posee cualidades
como las siguientes: originalidad, flexibilidad, fluidez verbal, pensamiento divergente,
imaginación, productividad, curiosidad intelectual, mente libre y despierta, coherencia,
autenticidad, independencia, entusiasmo, confianza y auto-realización. A todas estas
características, De Moya y Bravo (2008, p. 217) añaden algunas más. “En los
procesos creativos lo verdaderamente importante son la perseverancia y la
determinación, sin olvidarnos de los valores humanos y la ética”.
Siguiendo esta línea del trabajo colaborativo, hay varios autores que la defienden.
Martín y Newman (2008), después de realizar un estudio piloto en la Facultad de
Educación de la Universidad de Granada con alumnado de formación del
profesorado, aseguran que el trabajo cooperativo entre profesorado y alumnado
desarrolla más fácilmente la creatividad. Llegan a la conclusión de que la cooperación
proporciona confianza, libertad de acción, intercambio de conocimiento e ideas, y
resultados originales. A la misma conclusión llega Aróstegui (2012, p. 39) cuando
habla de la necesidad del trabajo en grupo para trabajar la creatividad en música:
“una cuestión clave en el proceso de composición parece ser la necesidad de
relacionar las ideas individuales a la visión del grupo”.
También Espinosa (2008, p. 183), que defiende el juego como medio creativo, afirma
que el jugar es siempre jugar con: “El hombre social busca naturalmente compartir,
comunicarse… y si las coordenadas de empatía, afectividad y comunicabilidad
funcionan adecuadamente, la producción grupal puede resultar de alta rentabilidad”.
Consideramos que el futuro maestro debe ser educado por dos vías diferentes que
están muy relacionadas entre sí: por un lado, se le debe facilitar los recursos para
que pueda aplicar de forma creativa todo lo que aprende y reformular las
metodologías de aprendizaje para desarrollar en sí mismo sus capacidades creativas;
por otro lado, debe poseer los cánones necesarios para identificar la creatividad en el
alumnado que en el futuro esté a su cargo, así como los recursos metodológicos
adecuados para incrementar en ellos su capacidad innovadora.
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3. DESARROLLO DE LA CREATIVIDAD A TRAVÉS DE LA MUSICA
Si intentamos dar una definición de lo que es la música, podremos decir que se trata
de una combinación organizada de sonidos con un orden entre el ser humano y el
tiempo que forma una arquitectura o escultura inmaterial y sonora, con unas
características sociales, políticas, económicas, propias de la época en la que se
construye. Así, se crea un lenguaje sonoro que, dependiendo de los elementos
utilizados, puede ser agradable o desagradable para cada oído. A través de la música
se manifiestan sentimientos, emociones, ideas, y su función fundamental es la de
conseguir, aunque sea por un instante, una sublime exaltación del individuo.
Las actividades que se llevan a cabo, como los teatros escolares, dramatización con
música de fondo, cuentos musicales, coros, etc., refuerzan la superación, la
integración y la solución de problemas y retos. Así, por medio de estas actividades
musicales, el alumno se va formando para superar adversidades, se siente integrado,
con confianza en sí mismo, libre y por tanto con las puertas abiertas al mundo
creativo (Malbrán, 2008)
En nuestras escuelas no puede seguir teniendo cabida la figura del maestro que sólo
manda y que premia o castiga, ni la del alumno que obedece y cumple sin rechistar;
de esta manera, nunca se conseguirá formar una persona autónoma. Necesitamos
docentes que sepan hacer volar a niños y niñas, conseguir que fluyan sus ideas y que
se desarrolle su capacidad inventiva.
Desarrollar las habilidades creativas de un ser humano puede ser una labor difícil
dependiendo de las influencias de diversa índole que haya ido recibiendo cada
persona y que se han ido acumulando a lo largo de su vida: sociales, familiares,
escolares. Esto hace que poseamos diferentes personalidades, caracteres y grados
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de libertad y, por tanto, de creatividad y de posibilidades de desarrollarla que la
escuela habrá de fomentar rompiendo esas barreras. Tal como hemos comentado
anteriormente, la escuela es uno de los más adecuados medios donde educar en
creatividad, y el maestro debe asumir que ésta es una de sus funciones formativas
más importantes y para ello, él mismo debe poseer ciertas cualidades que le
acerquen a ese profesor ideal que le haga ser un docente creativo.
Según Mendoza (2001), entre las características que debe reunir un maestro o
maestra, se encuentra la motivación hacia su actividad, que se traduce en un
incremento de su capacidad intelectual y un aumento de su implicación afectiva,
mejorando considerablemente sus logros académicos; por otro lado, “la flexibilidad e
independencia de pensamiento, exhibir capacidad de reflexión y elaboración personal
y tener una posición activa y transformadora” (p. 271). La flexibilidad de pensamiento
favorece la eliminación de obstáculos, lo que lleva al tipo de pensamiento divergente
que permite al maestro detectar problemas con facilidad y encontrar nuevas
soluciones para solventarlas. Así se desarrolla una actitud activa y transformadora
que le hace ser una persona dinámica, libre y con gran facilidad ante los problemas,
lo que ameniza considerablemente su actividad profesional; por último, “poseer
autoconciencia y autovaloración” (ibid.). Las necesidades sociales que van surgiendo
hacen que tengamos que buscar y crear cosas y soluciones nuevas. Pues bien, el
profesorado debe poseer confianza en sus propias posibilidades, y para dotarse de
esta confianza, es necesario disponer de un conocimiento y una valoración adecuada
de sus capacidades.
Para Menchén (2011), es necesario que el profesorado actual asuma cinco diferentes
funciones: la de entrenador, poniendo en forma las capacidades del alumno; la de
arquitecto, construyendo el futuro de acuerdo con las necesidades de la sociedad
actual; la de promotor de la creatividad, para desarrollar el potencial creativo del niño;
la de constructor del conocimiento, ayudándole a construir él mismo su propia
sabiduría, evitando el aprendizaje mecánico; y la función innovadora, para activar la
creatividad. De conseguirlo, el profesorado estará preparado para enfrentarse a una
clase con estudiantes de mayor o menor potencial creativo a los que debe educar
para que en el futuro formen parte de una ciudadanía crítica e independiente.
Aclarados estos términos, veremos cómo influyen en el trabajo que sobre creatividad
se realiza en la escuela. Los centros escolares tienen dos objetivos básicos y
fundamentales que engloban todas las funciones académicas, educativas y
formativas, a saber: la transmisión de cultura, referida al traspaso de conocimientos
de docente a estudiante, y la creación de cultura, que lleva al cultivo de la capacidad
para resolver los problemas de la vida.
Para tratar este último aspecto, el profesorado debe estar preparado para utilizar el
pensamiento divergente, usar la novedad para propiciar la imaginación, aceptar las
críticas de los alumnos, valorar el esfuerzo y la capacidad de cada estudiante,
proponer problemas y buscar soluciones, incitar la participación en clase, y ser
flexibles, reflexivos y creativos.
Según Giráldez (2007, pp. 30 y 31), la creatividad musical en los centros escolares se
lleva a cabo por medio de tres diferentes tipos de actividades, a saber: “la
improvisación, la elaboración de arreglos y la composición propiamente dicha”, y
defiende la aplicación de todas ellas según el nivel.
Así, la creatividad se define como la actividad pensada y trabajada que exige calidad
en su producción. Crear es producir algo nuevo e ingenioso, en nuestro caso, una
composición musical, una obra con cierta cualidad en el decir, hacer y sentir
musicales.
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Los arreglos, a su vez, consisten en transformaciones que el alumnado puede hacer
a partir de un material dado; por ejemplo una canción puede ser orquestada, se le
puede cambiar la estructura formal, hacerla más pegadiza…
A su vez, el pedagogo musical Jaques Dalcroze, afirmó que “la educación musical no
se limitará más a adornar los espíritus con conocimientos de sintaxis y vocabulario,
sino tratará de desarrollar los medios espontáneos de expresión y también el arte de
combinarlos…” (en Hemsy de Gainza, 1983, p. 22), reconociendo, por tanto, el papel
de la creatividad y la improvisación en el desarrollo de su metodología de enseñanza.
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Para la composición, el maestro aporta unas pautas musicales y pide a sus
estudiantes la invención de frases musicales trabajadas, lo cual puede suponer un
arduo trabajo conjunto entre docente y alumnado, pero que tendrá como resultado un
producto pensado, controlado y concienciado, que se graba o escribe para que quede
constancia y se pueda interpretar en repetidas ocasiones. En este escenario,
profesorado y alumnado son creadores artísticos; el primero posee estrategias
didácticas para lograrlo, mientras que el segundo inventa su propia música y la
ejecuta. Esta línea de enseñanza facilita un sentimiento satisfactorio y un placer por
la música para ambas partes.
El papel docente debe ser discreto, participando sólo cuando sea necesario, porque
de lo contrario puede retraer y coartar la expresividad del alumnado. Ha de intentar
desarrollar en niñas y niños el gusto por el esfuerzo y el sentido por lo bello y cultivar
todas las cualidades que los convertirá en creadores. Pero, ¿hasta qué punto puede
el profesorado involucrarse en el proceso creativo del niño? ¿Puede restringir el uso
de elementos y poner pautas en la creatividad? Si el maestro restringe la actividad
con la prohibición del uso de determinados sonidos, puede estar imposibilitando que
el niño exteriorice las ideas musicales que lleva dentro. Para Aróstegui (2012), el
profesorado debe poner pautas según el contexto en el que se desarrolla el material
temático empleado. De esta manera, niños y niñas pueden desarrollar libremente sus
ideas musicales, siendo éstas adecuadas a ese contexto.
En los momentos en los que el niño se siente bloqueado y no puede expresar nada,
el profesorado debe responder con afecto y comprensión, y fomentar el respeto de
sus compañeros. La metodología más adecuada consiste en infundir optimismo y
motivación, lo que hará que surjan nuevas ideas.
En este apartado trataremos la parte práctica, es decir las actividades que pueden ser
llevadas a las aulas de Primaria, con el fin de desarrollar el pensamiento creador de
niños y niñas. A su vez, son recursos activos para el futuro profesorado en proceso
de formación en las Facultades de Educación.
La propuesta está formada por actividades prácticas, que están confeccionadas sobre
un tema en concreto y en función del objetivo que se quiere lograr. No hace falta decir
que pueden ser modificadas en función de las necesidades del aula. En este sentido,
hacemos una llamada de atención a la creatividad del docente, que improvisará
utilizando técnicas diferentes según las características del grupo.
Propuesta
Actividad 1.
El maestro propone una estructura rítmica, a partir de la cual los estudiantes inventan
melodías con o sin sonido determinado. Se comenzará trabajando con palabras,
percusión corporal, o instrumentos de sonido no determinado, para después continuar
con instrumentos de láminas, sin tener en cuenta las notas.
Se pide al alumnado que invente nuevas estructuras rítmicas y que las reproduzcan
sus compañeros, y se realiza el mismo proceso.
Actividad 2.
Actividad 3.
Actividad 4.
Actividad 5.
Creación: Reflexionar sobre las ideas melódicas que han surgido, elegir las más
adecuadas y escribirlas, para que todos puedan aprenderlas, tocarlas y cantarlas.
Estaríamos hablando de crear una composición musical sencilla.
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TEMA 2. Inventar un acompañamiento instrumental a una melodía
a) Actividad 1.
b) Actividad 2.
c) Actividad 3.
d) Actividad 4.
Lo mismo que en la actividad 3, pero con los instrumentos de lámina, con los que se
elaborará un acompañamiento basado en los grados I-IV-V-I o bien I-VI-V-I.
e) Actividad 5.
a) Actividad 1.
b) Actividad 2.
Los alumnos crearán varios textos nuevos a la misma melodía, siguiendo los
patrones anteriores.
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c) Actividad 3.
a) Actividad 1.
b) Actividad 2.
a) Actividad 1.
Con una melodía diseñada, el alumnado inventará pasos de baile, que culminarán en
una coreografía diseñada exclusivamente para esa pieza musical. Se tendrá en
cuenta el carácter y la velocidad de la música, y se pensará en la indumentaria
adecuada para ese tipo de baile.
b) Actividad 2.
a) Actividad 1.
El alumnado seguirá los pasos descritos para la invención de una melodía, y con la
misma técnica, crearán una segunda, de tal forma que estén dando una estructura
lógica a una pieza musical. Es decir, se puede hacer un ABA, estructura formal muy
habitual en piezas musicales de Primaria. Se trata de una melodía A, una segunda
melodía B y repetimos la primera A. O bien podemos hacer una estructura de estrofa
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- estribillo. Es decir, con un estribillo repetitivo, inventar diferentes estrofas que se
interpretarán intercaladas con el estribillo.
b) Actividad 2.
El alumnado inventará un texto a esta pieza musical, así como una dramatización,
una instrumentación y una coreografía, siguiendo la misma técnica seguida
anteriormente con la melodía.
c) Actividad 3.
a) Actividad 1.
b) Actividad 2.
Un alumno que se coloca en el centro del círculo, dirige el orden de aparición de cada
instrumento, su repetición, intensidad, velocidad. Así, construye un discurso
improvisado, pero organizado por las pautas que él determina.
c) Actividad 3.
a) Actividad 1.
A un grupo de tres estudiantes, se les da un poema para que lo lean. Se les pide que
elijan un número concreto de palabras, las que sean más significativas. Analizarán el
texto y discutirán sobre el valor de las palabras elegidas.
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b) Actividad 2.
A continuación con las palabras elegidas, improvisarán una melodía. Primero actúa
un participante y cuando termina lo hace el siguiente.
c) Actividad 3.
a) Actividad 1.
Los estudiantes forman parejas y se colocan enfrentados, de manera que se pide que
uno de ellos haga un gesto improvisado, mientras que el otro realiza un sonido
también improvisado, acorde al gesto.
b) Actividad 2.
c) Actividad 3.
Pueden intercambiarse los papeles; el que hacía el gesto, ahora hace el sonido, y
viceversa. Se consigue un gran repertorio de sonidos e incluso, improvisar toda una
melodía y hasta una pieza musical.
a) Actividad 1.
Anteriormente hemos instrumentado una melodía y una pieza musical creada por los
alumnos. Ahora se trata de una obra musical de un compositor célebre, que lo
escucharán mediante una grabación. El maestro crea un libreto, el argumento y los
comentarios para cada personaje, en función del carácter de la obra.
b) Actividad 2.
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c) Actividad 3.
Los estudiantes diseñan un arreglo instrumental para los personajes, es decir una
orquestación para acompañar a la grabación. Deben aprender a tocar siguiendo el
ritmo de la música.
d) Actividad 4.
a) Actividad 1.
Al igual que en el tema anterior, tenemos una obra musical grabada y el maestro crea
el libreto, el argumento y los comentarios para cada personaje, según el carácter de
la composición.
b) Actividad 2.
c) Actividad 3.
d) Actividad 4.
a) Actividad 1.
Seguimos los pasos de los dos temas anteriores, y ahora los estudiantes
interpretarán al mismo tiempo la instrumentación y la escenificación a partir de una
obra musical dada. Intentarán que la instrumentación vaya conjunta con la música, y
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aporte significado a la escenificación, y que la escenificación vaya conjunta con la
música y aporte a su vez, sentido a la instrumentación; y todo conjunto, clarifique,
amenice y facilite el entendimiento de la obra musical.
b) Actividad 2.
c) Actividad 3.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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al trabajo colaborativo. Educaçao, 37 (1), 31-44.
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www.slideshare.net [recuperado el 16 de marzo de 2012].
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