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PRÁCTICA DOCENTE INTEGRADORA 2020

UNIDAD 2: ¿QUÉ FACTORES SOCIOCULTURALES E INSTITUCIONALES ATRAVIESAN LA PRÁCTICA DOCENTE?


LA DIMENSIÓN SOCIO-INSTITUCIONAL DE LA PRÁCTICA DOCENTE

*** ITINERARIO DE LECTURA ***

En la primera unidad cada uno/a de ustedes fue haciendo un recorrido por las lecturas sugeridas, guiados por
su intuición, curiosidad o lo que les parecía más accesible. Para las lecturas de esta segunda unidad, les
acercamos una propuesta a seguir, de manera que sus avances se vayan combinando con lo que iremos
haciendo en los distintos encuentros virtuales semanales.
Para ello, nos pareció interesante trabajar con la idea de “itinerario” de lectura. Según el Diccionario de la
Real Academia, un “itinerario” implica una “dirección y descripción de un camino con expresión de los
lugares, accidentes, paradas, etc., que existen a lo largo de él”. De esta manera, lo que sigue intenta
presentarles cuál es el sentido de las distintas lecturas de la segunda unidad y cómo nos iremos deteniendo
en cada una de ellas. Hemos seleccionado pocos textos, pero entendemos que nos brindarán elementos para
analizar las prácticas docentes en su dimensión socio-institucional.
Ya estuvimos recorriendo la primera unidad en la que se planteó la dimensión epistemológica de la práctica
de los docentes y destacamos esta práctica como social, política, con características generales y particulares
para los distintos niveles educativos, que se presenta como un trabajo y una profesión a la vez y que se
encuentra regulada por múltiples normativas –nacionales, provinciales, institucionales- que la van
configurando.
Ahora podemos avanzar hacia otra de las paradas de nuestro itinerario, que se detendrá en describir y
analizar los lugares concretos en los cuales los docentes desarrollan sus prácticas, o sea, las organizaciones
educativas, comúnmente llamadas “escuelas”. Al respecto, nos interesa pensarlas como espacios políticos,
donde se expresan los distintos intereses, posiciones de los actores y los conflictos entre ellos por conseguir
sus objetivos, sean individuales o colectivos; en definitiva, pensar la micropolítica de la escuela. Y además,
comprender el rol de la escuela en el marco de un mundo cambiante que demanda y produce una profunda
redefinición de saberes y prácticas. Para ello, analizaremos las características de las culturas escolares, la
historia institucional, las relaciones entre el habitus y las prácticas, en vinculación con las transformaciones
sociales y culturales del contexto vigente.
Iniciaremos este itinerario valiéndonos del aporte que realiza Stephen Ball en su libro La micropolítica de la
escuela. Hacia una teoría de la organización escolar, al presentar una perspectiva diferente para comprender
la vida de las escuelas a partir de la incorporación de conceptos como el poder, la ideología, la diversidad de
metas, los intereses en juego y el conflicto inherente a toda asociación humana.

El texto de Antonio Viñao, Sistemas educativos, culturas escolares y reformas, nos permitirá dar un anclaje
concreto a la micropolítica. Así, su definición de cultura escolar como “conjunto de teorías, ideas, principios,
normas, pautas, rituales, inercias, hábitos y prácticas (formas de hacer y pensar, mentalidades y
comportamientos) sedimentados a lo largo del tiempo en forma de tradiciones, regularidades y reglas de
juego no puestas en entredicho, y compartidas por sus actores…” (2006, pag. 73), nos permitirá un
acercamiento a la vida de las escuelas donde confluyen diversas y múltiples manifestaciones culturales (de
los/ls estudiantes, de los/as docentes, de los/as docentes de determinadas áreas, de las familias, etc.). Esta
cultura o forma de vida es lo que hace de cada escuela algo particular, distinto e idiosincrásico.
Esta concepción política y cultural de las escuelas rescata fuertemente la configuración histórica y contextual
de las mismas. Para poder comprender el presente, resulta imprescindible revisar la y las historias que le
dieron vida a las instituciones educativas y que hacen de ellas lo que son actualmente. En este sentido,
Sandra Nicastro, en su libro La historia institucional y el director en la escuela. Versiones y relatos, aporta
valiosos elementos para pensar la historia considerando las distintas versiones y voces de quienes fueron y
son sus relatores, procurando identificar aquellos hechos, circunstancias, sujetos, que se pretendió recordar,
olvidar y -por qué no- ocultar.
En su otro libro Revisitar la mirada sobre la escuela. Exploraciones acerca de lo ya sabido, Sandra Nicastro
nos invita a profundizar la idea de “revisitar”. Palabra controvertida ya que puede ligarse al tema de la
repetición en tanto “re-mirar”, volver a mirar lo mismo de la misma manera; o al tema de la inauguración en
tanto volver a mirar lo ya conocido como invitación a empezar de nuevo cada vez. Nos propone, en cambio,
asignarle un sentido diferente: “Revisitar y provocar ligadura; recuperar y hacer historia; tolerar un resto y
brecha de lo no dicho no mirado. Revisitar dejándonos sorprender a pesar de que se trate de lo ya conocido.
Revisitar a través de miradas que se hacen lugar, cediendo la palabra, generando escucha, entramándose en
el colectivo. Por aquí va nuestra opción” (2011, p. 35).
A fin de lograr una reflexión más profunda acerca de las prácticas, los aportes teóricos de Bourdieu -
comentados por Alicia Gutiérrez en su libro Las prácticas sociales: una introducción a Pierre Bourdieu-
resultan fundamentales al plantear cómo las estructuras sociales internalizadas o “lo social hecho cuerpo”
(habitus), nos dota de una particular manera de pensar, sentir, valorar, percibir y actuar, que compartimos
como miembros de determinada clase social. Se trata de estructuras estructuradas que, a su vez, actúan
como estructurantes de nuestras prácticas.
La segunda parte de la unidad apunta a centrar el análisis en los/as estudiantes, como integrantes
fundamentales de las escuelas. El capítulo seleccionado del libro de Fernando Osorio, Violencia en las
escuelas. Un análisis desde la subjetividad, nos propone comprender la construcción social de la violencia
escolar y distinguirla de la violencia social, al tiempo que advertir acerca de aquellas cuestiones que atentan
contra el orden democrático en la escuela, como el énfasis en los mecanismos de control y vigilancia, la falsa
moralidad, la discriminación social, el maltrato, la clasificación y el etiquetamiento de los sujetos diferentes.
En el capítulo “Jóvenes y escuela: con estos pibes sí se puede” Liliana Dente y Gabriel Brener se proponen
revisar las imágenes más comunes y los estereotipos sobre los/as adolescentes construidos desde la mirada
de los adultos. Preocupados por los vínculos intergeneracionales y la transmisión cultural plantean la
necesidad de analizar la cotidianeidad escolar para conocer los “lugares practicados” por los/as jóvenes como
un modo de derribar los estigmas y prejuicios que los/as rodean, invitándonos a resignificar nuestras ideas y
prácticas educativas. El interés central está puesto en la relación y el diálogo entre las culturas juveniles con
los saberes docentes y la escuela, destacando el lugar de la institución escolar como garante de la
democratización del saber y de la construcción de ciudadanos. Al mismo tiempo, interpela a los/as
alumnos/as como sujetos de derecho, como productores de cultura, con voz propia y con intereses
singulares.
Desde esta perspectiva, Marisa Massone, en el capítulo “Los jóvenes, la escuela y las transformaciones en la
apropiación de los saberes”, sugiere repensar la función de las prácticas escolares, teniendo presente la
variabilidad de las relaciones intergeneracionales. Para ello, examina las interpretaciones realizadas por
diferentes docentes sobre el uso que los/as estudiantes hacen de la computadora y el celular en el aula.
Asimismo, analiza la supremacía de la cultura escrita, la multiplicidad de recursos disponibles y las
experiencias de aprendizaje asociadas a ellos, así como el rol del docente en el cambiante entramado escolar.

La intención de este recorrido teórico es aportar elementos para enriquecer el proceso de observación de las
instituciones educativas, teniendo en cuenta que en este momento estamos asistiendo a una extensión de las
escuelas en el ámbito familiar, provocando un desdibujamiento de fronteras entre ambas. Alentamos una
observación y reflexión atenta, profunda y crítica, que busque desnaturalizar la vida en las instituciones, con
apoyo en los marcos teóricos para una mayor comprensión de la realidad escolar, su micropolítica y el
interjuego de los distintos actores.

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