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Mediciones informales de la audición

Los métodos informales son aquellos que permiten la valoración cuanti y


cualitativa más o menos aproximada; es decir, no son de alta aproximación.

Hace varios años, la única forma para investigar el umbral mínimo de audición 1
se hacía manejando una serie de instrumentos, hoy en día consideradas piezas de
museo otológico. Entre ellos:

 Reloj de Lucae: el médico comprobaba la audición acercando el reloj al


oído enfermo, y anotando los centímetros a que se comienza a percibir
 Acúmetro de Politzer: pequeño martillo de acero que choca sobre un
cilindro del mismo material (frecuencia 500 Hz), perceptible para el oído
humano a 15 metros. Se comenzaba el examen desde esa distancia, y se
iba acercando hasta que comenzaba a oírlo.
 Monocordio de Struyken: cuerda metálica tensa de 51 cm. montada en
una barra de acero graduada en centímetros sobre la cual se deslizaba
una corredera que, disminuyendo o aumentando la longitud vibrátil de la
cuerda, disminuía o aumentaba la altura del sonido generado al frotar con
un fieltro (frecuencia de 6.600 a 25.000 Hz).
 Pito de Galton: se utilizaba como complemento de diapasones (sonidos
agudos, 12.000 Hz). Compuesto de una pequeña pera de goma
insufladora de aire por una boquilla y de un aparato de sostén, mediante
un tornillo graduado se modificaba el tono del sonido, haciendo mayor o
menor abertura de la base del pito.

Audición y Equilibrio I
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Método o procedimiento de Silverman y Walsh (1946)

Es un método informal de medida de la audición, que brinda una


idea rápida, global y grosera, aunque muy útil, acerca del tipo de 2
hipoacusia que presenta el paciente. Por lo tanto, se aconseja que se lo
incluya dentro de la anamnesis auditiva.
Consiste en un cuestionario, en donde se interroga al sujeto sobre
su audición en seis situaciones diferentes. Las respuestas posibles son
cinco, y cada una de ellas tiene asignado un puntaje, de 1 a 5. Para sacar
el puntaje total, se suman cada uno de los puntajes parciales y, a ese
resultado, se lo divide por 6 (es decir, se saca un promedio). Dicha cifra
se busca en una tabla y, de esta manera, obtenemos la valoración
definitiva de la prueba con su correspondiente interpretación.

Las seis situaciones son las siguientes:


a) ¿Cómo oye de persona a persona en ambiente silencioso?
b) ¿Cómo oye de persona a persona en ambiente ruidoso?
c) ¿Cómo oye en un grupo de varias personas en ambiente
silencioso?
d) ¿Cómo oye en un grupo de varias personas en ambiente
ruidoso?
e) ¿Cómo oye en un auditorio? (teatro, salón de conferencias,
etc.)
f) ¿Cómo oye por teléfono?

Las distintas respuestas pueden ser:

 1 punto: Oigo sin dificultad


 2 puntos: Oigo con moderada dificultad
 3 puntos: Oigo con gran dificultad
 4 puntos: Oigo pero no entiendo
 5 puntos: No oigo

Audición y Equilibrio I
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A continuación, pondremos un ejemplo ilustrativo que nos ayudará a


comprender el método y su valoración:

Situación Respuesta Puntaje

A sin dificultad 1 punto

B moderada dificultad 2 puntos


3
C gran dificultad 3 puntos

D sin dificultad 1 punto

E gran dificultad 3 puntos

F moderada dificultad 2 puntos

En este ejemplo, el puntaje total es de 12 (1+2+3+1+3+2) que dividido por


6, es igual a 2. En consecuencia, si buscamos el número 2 en la tabla,
vemos que corresponde a “oigo con moderada dificultad”. Idéntico
procedimiento se aplicará para cada uno de los individuos a examinar.

La valoración efectuada precedentemente es de tipo cuantitativa.


Sin embargo, podemos realizar también otra evaluación de naturaleza
cualitativa, que consiste en observar frente a qué clase de situaciones el
paciente oye mejor o peor.

En las hipoacusias conductivas, el paciente suele escuchar mejor


en el ruido que en el silencio. La razón es que en estos ambientes, las
personas elevan el volumen de su voz y, como el individuo percibe menos
(o no percibe) los ruidos del ambiente, está en condiciones más favorables
que el normoyente para percibir la voz fuerte o gritada. La dificultad,
entonces, aparece para oír en el silencio, donde el interlocutor habla con
voz a intensidad normal.

En las hipoacusias perceptivas, por el contrario, ocurre lo opuesto.


Los problemas no son de intensidad, tal como sucede en las alteraciones
del aparato de transmisión, sino de inteligibilidad y comprensión del
mensaje hablado. Es por ello que el paciente con hipoacusia
neurosensorial pide que se le hable claro y despacio, y no que se le eleve
el volumen de la voz. El ruido, al igual que la presencia de dos o más
personas conversando simultáneamente, agrava los ya existentes
trastornos de discriminación.

Audición y Equilibrio I
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Las hipoacusias perceptivas centrales presentan, entre otros síntomas,


alteraciones en la localización sonora, regresión fonémica, perturbaciones
de “figura fondo” auditivas y de separación dicótica. Por lo general, estas
hipoacusias no dan pérdida auditiva.

Para finalizar, a modo de conclusión, diremos que el cuestionario de


Silverman y Walsh, tiene un gran valor como elemento de topodiagnóstico
global y rápido de las deficiencias auditivas. A la información que dichas 4
preguntas nos suministren, le agregaremos luego otros estudios que nos
permitirán confirmar o descartar la sospecha inicial sobre el tipo de
hipoacusia que presente el paciente.

Audición y Equilibrio I

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