Para inicios de 1962 el gobierno de Frondizi presenta un panorama
oscuro. Los militares lo culpan de no radicar definitivamente el peronismo y mantener una postura blanda ante lo que ellos llaman “el peligro comunista”. Por otro lado, los peronistas lo culpan de no cumplir el pacto electoral, y los sectores de la izquierda no perdonan la ruptura con el gobierno de la revolución cubana. Al encontrarse acorralado, el residente prosigue a, levantar la proscripción del partido peronista, permitiendo así que estos participaran de las próximas elecciones provinciales. En las elecciones de marzo de 1962, el peronismo gana las gobernaciones de las principales provincias, generando un malestar entre los militares que amenazan con un golpe de Estado. Dando así a entender los días contados de Frondizi en el gobierno. Como ultima maniobra, el Poder Ejecutivo anuló los comicios del 18 de marzo y envió quince interventores. El presidente cambia a todos los ministros de su gabinete e interviene las provincias donde el peronismo salió victorioso. Las fuerzas armadas solicitaron la destitución del jefe de Estado. El mismo busco apoyo en Aramburu quien se la negó. Ante estas presiones, el presidente declaró "No renuncio ni doy parte de enfermo ni me voy de viaje. Sigo siendo el presidente". Estas declaraciones generaron que las Fuerzas Armadas anunciaran el 29 de marzo de 1962 que "el presidente de la República ha sido depuesto por las Fuerzas Armadas" y custodiado lo retiraron de la residencia presidencial de Olivos siendo conducido hasta la isla Martin García. Sin una estrategia clara, se apresuró a jurar como presidente ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación el presidente del Senado José María Guido. El gobierno provisorio de Guido: La pseudo democracia En sus primeros días de gobierno, Guido asume un compromiso por escrito con las fuerzas armadas en el que ratifica la proscripción del peronismo, a la que agrega también la del comunismo. Incluyendo, también, la prohibición de las huelgas, y el impedimento a los sindicatos de estrechar vínculos con partidos políticos. Una nueva crisis golpea a la economía argentina, Álvaro Alsogaray, que asumió nuevamente como ministro, con la intención de aliviar las finanzas, pospone el pago a jubilados, aumenta los impuestos y toma nuevos créditos externos. Estas medidas desfiguran más la imagen del presidente Guido, que solo se mantiene en el poder, por el apoyo de los militares. Conocido como un gobierno “isabelino”, pues como la monarquía inglesa, reinaba sin tener el poder. Este se encontraba en manos de los militares los cuales lo “guiaban”. Estos militares se dividieron en Azules y Colorados. Los colorados querían evitar el regreso del peronismo al que consideraban un movimiento violento que puede dar lugar al ascenso del comunismo, estos dominaron el inicio del gobierno de Guido y luego los azules o pseudo legalistas, quienes proponen el alejamiento de los militares de la política, pues solo a logrado dividir a las fuerzas armadas. Guido apoya primeramente a los colorados, pero al ver la superioridad de los azules, cambia de opinión. Como consecuencia de ello se evidencio la inestabilidad del gabinete presidencial, durante el breve periodo de gobierno de Guido, juraron en total cincuenta ministros y secretarios de Estados. Para eliminar la, influencia del voto peronista, se estableció que para las próximas elecciones se pondría en funcionamiento el sistema de representación proporcional. Éste permite que mayor cantidad de partidos obtengan bancas en el Congreso, por lo que, al tener los partidos más chicos posibilidad de acceder a diputaciones, se atomizaría el electorado restándole posibilidades o fuerzas al peronismo. De todos modos, éste estaba inhibido de actuar porque se lo consideraba un "totalitarismo" y los partidos "totalitarios" estaban prohibidos. En 1962 estalla una crisis entre los militares. Los sectores nacionalistas del ejercito deciden separarse de los oficiales antiperonistas que participaron en el golpe de 1955. Llevando así a un enfrentamiento armado, conocido como “la lucha entre azules y colorados”.
Los azules y colorados
Los enfrentamientos llegaron a choque directo. Juan Carlos Onganía, jefe de Campo de Mayo identifica a sus fuerzas con el color azul, y a sus enemigos con el colorado. Los azules estaban preocupados por la indisciplina del Ejercito, debido a las divergencias políticas que había en su seno. Apoyados por la Aeronáutica, dentro del Ejercito y la Caballería. Los colorados: ("gorilas" y golpistas) no querían la salida electoral porque desconfiaban de la capacidad de los partidos "democráticos" para vencer al peronismo, y caían en el contrasentido de instalar una dictadura para defender la "democracia". Estaban en esta línea la Marina, y los cuerpos de Infantería y Artillería del Ejercito. Tenían el control sobre la presidencia de Guido, por lo que pidieron el relevo de dos generales azules. El general Onganía rechazo estas órdenes, y se produjeron combates en el cruce de Etcheverry y en la misma ciudad de Buenos Aires, en Constitución, en septiembre de 1962. Triunfaron los azules, y el presidente Guido designa a su líder, el general Juan Carlos Ongania, comandante en jefe del ejército. Elevaron a la opinión pública su famoso comunicado nº150 donde establecían que las Fuerzas Armadas no debían gobernar directamente, sino que su papel era silencioso y fundamental, garantizando el cumplimiento de nuestra Constitución. Juan Carlos Onganía fue designado, entonces, comandante en jefe del Ejército. Se relevaron numerosos oficiales colorados y se procedió a la detención del principal responsable, Toranzo Montero. La cercanía de las elecciones hizo que en el nuevo enfrentamiento entre azules y colorados (que termino igualmente con la victoria azul), en su Comunicado N° 200 los azules ratificaran los términos del Comunicado nº150, pero sosteniendo la proscripción del peronismo. Se mantuvieron en paz por un periodo de tiempo, hasta que una crisis internacional volvió a desatar la rivalidad entre ambos bandos. La política económica La política económica desnacionalizadora, caracterizada por la penetración de las empresas transnacionales en la industria y en los servicios, no cambio su rumbo. Presento algunos vaivenes, la presencia de Alsogaray como ministro de economía en distintos gobiernos, la corta estadía de Federico Pinedo en el Ministerio genero el caos económico con una importante devaluación. Se solicito un acuerdo “stand by” con el FMI generando que, se redujeran los derechos sobre las importaciones y aumentar los impuestos de consumo y las tarifas de los servicios públicos. Las consecuencias fueron, en el gobierno de Guido, la disminución del Producto Bruto Interno en 316 millones de dólares; la reducción del salario real (que entre 1958 y 1963 disminuye un 35 %), el descenso del consumo de leche y carne por habitante, y una recesión, generalizada. Alsogaray dispuso el pago del aguinaldo en cuotas, el cobro de los sueldos de octubre a fines de noviembre y la devaluación del peso. En diciembre fue reemplazado por otro equipo económico, uno de cuyos integrantes era José Alfredo Martínez de Hoz, más tarde responsable del plan económico durante la última dictadura militar.