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TRABAJO PRÁCTICO Nº8: VUELTAS Y REVUELTAS MILITARES (1955-1966)

María Eugenia Martínez Lozano.

El 16 de septiembre de 1955 el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón fue derrocado


por un golpe militar luego de una larga serie de intentos fallidos y un bombardeo a Plaza de
Mayo ocurrido unos meses atrás. EL objetivo era erradicar al peronismo, literalmente
borrarlo. Perón debió huir al exilio, muchos dirigentes fueron encarcelados, los sindicatos
fueron intervenidos y todos los símbolos del peronismo derribados. El primer gobernante de
facto fue el General Eduardo Lonardi, del ala nacionalista y con un tinte más moderado. “Ni
vencedores ni vencidos” exclamó en su asunción, parafraseando a Justo José de Urquiza, quien
usó esas palabras más de cien años atrás al derrocar a Juan Manuel de Rosas. Pero al poco
tiempo Lonardi fue desplazado y asumieron el poder los generales Pedro Eugenio
Aramburu e Isaac Rojas representando al ala más liberal de la dictadura y aún más dura
respecto a su sentimiento antiperonista.

La Revolución Libertadora que tuvo lugar en 1955 fue el evento que cambió el curso de la
Historia Argentina y que logró influir los eventos que siguieron durante el resto del siglo XX y el
presente.

Lo que lo hace importante fueron los métodos de terrorismo estatal que los siguientes
gobiernos cívico-militares impondrán en los años posteriores. Entre ellos, la persecución
política, las ejecuciones hacia sus oponentes y también los métodos de censura en los medios.

Al igual que también fue la grieta social que existió entre los peronistas y antiperonistas, que
influye en la actualidad. Sobre todo con las elecciones presidenciales que se encuentran en
camino y con una sociedad que hoy en día está cada vez más turbulenta por lo que sucede
actualmente. Solo se puede esperar a que lo sucedido principalmente en 1955 no se llegue a
repetir. La Unión Cívica Radical, principal oposición, tras doce años de censura mediática y
represión por parte del gobierno de Perón, demostró la conciencia social sobre la afiliación
compulsiva de empleados públicos al Partido Peronista, profundizando la inconformidad en
múltiples sectores.

Se aprovechó el fracaso de la política devaluatoria y el déficit fiscal que redujo las reservas
nacionales y aumentó deudas, para dar lugar a la Revolución que derrocara al entonces
Presidente. Su primer paso fue clausurar el Congreso Nacional (reemplazado por una Junta
Consultiva) y deponer a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, interviniendo a las
provincias y creándose la Comisión Nacional de Investigaciones, que actuó contra
el peronismo.

Los sectores peronistas, luego del levantamiento del General Valle y en busca del retorno de
Perón al poder, comenzaron a movilizar sectores ahora inconformes. Se organizó huelgas y
manifestaciones, muchas de las cuales finalizaron en tiroteos y enfrentamientos militantes y
civiles.

Luego del Decreto 7107, que excluía los derechos políticos partidarios y diligénciales, los
sectores sindicales y obreros se enfrentaron a los sectores privados y empresariales,
provocando roces que resultaron en sabotajes a las industrias, despidos y una baja en
la productividad nacional, afectando la economía del país entero.

Muchos sectores políticos que habían apoyado el golpe lo hicieron entre muchos motivos por
una impugnación a la última etapa de acercamiento, sobre todo económica, del gobierno
peronista.

El gobierno militar cambió desde el punto de vista de la política exterior, la estrategia bilateral
del anterior gobierno por una multilateral que consistía en integrar los organismos financieros
internacionales que se habían formado en el orden de posguerra: FMI, el Banco Mundial, etc.
Se abandona la impugnación del modelo económico internacional por la integración al mismo,
siendo éste el dato más importante de la política exterior de la Revolución Libertadora.

Ya con el FMI se empezó a imponer una política liberal ortodoxa consistente en abrir aquellas
economías que fueron protegidas y permitir el libre desarrollo de las fuerzas del mercado. Esto
se expresa también en el ingreso al Banco Mundial.

Pero ésta no era la única alternativa económica que tenía el gobierno. La otra estaba dada por
la CEPAL encabezada por Raúl Previch. Así se combinan las teorías del FMI y de la CEPAL, es
decir mecanismos ortodoxos y proteccionistas.

Ley 16.462, conocida como Ley de Medicamentos, aprobada durante el gobierno de Arturo
Umberto Illia, que fija una política de control sobre la producción, comercialización e
importación para las empresas farmacéutica

El 23 de junio de 1967 se sancionó una nueva Ley de Hidrocarburos que subsumió la industria
petrolera argentina a los intereses de las empresas estadounidenses. Desde la perspectiva del
desarrollo, esta ley permitía generar excedentes económicos a corto plazo y, en consecuencia,
representó un retroceso importante para la industrialización del país.Si bien desde 1920 las
empresas estadounidenses influyeron mucho en la explotación, comercialización,
industrialización y transporte de los hidrocarburos en Argentina, las medidas del gobierno de
facto de Onganía les acordaron condiciones de privilegio en detrimento de la estatal YPF. A
partir de la asunción de Krieger Vasena como ministro de economía, la búsqueda de
reconstruir el vínculo con Estados Unidosse intensificó. En el marco de la Guerra Fría,esto
implicó alinear a laArgentina con las políticas de Washington. Por todo esto, la ley 17.319 es un
caso concreto para estudiar el entramado entre la política económica y las relaciones
internacionales desde 1966 a 1970. Este trabajo aborda el acercamiento entre Argentina y
Estados a partir de la Ley de Hidrocarburos y sus repercusiones enambos países. A partir de un
enfoque metodológico multidisciplinario que involucra a las relaciones internacionales, la
historia económica y la ciencia política, se analizan los archivos del Ministerio de Relaciones
Exteriores y Culto,las publicaciones dela prensa local y estadounidense, y deperiodistas e
investigadores que aportaron a la temática.

En Argentina, el problema petrolero desencadenado durante la presidencia de Arturo Illia


(1963-1966) a raíz de la anulación de los contratos firmados en el gobierno de Frondizi (1958-
1962), puso en estado de alerta al Departamento de Estado de Estados Unidos. A pesar de que
Illia apoyaba la presencia del capital extranjero en el país, pertenecía a una tradición ideológica
yrigoyenista con componentes nacionalistas en algunos ámbitos como el petróleo, estimado
de una sensibilidad considerable (Morgenfeld y Míguez, 2012, 57). La anulación de los
contratos petroleros fue una de las principales medidas anunciadas durante la campaña
electoral y era uno de los pocos puntos en común entre las dos fracciones de la Unión Cívica
Radical del Pueblo (UCRP). Para anular los contratos petroleros de exploración y explotación
con empresas extranjeras el gobierno de Illia argumentó que no se habían debatido en el
Congreso y que tampoco se habían acordado a través de licitaciones públicas. En 1963,
mediante los decretos 744 y 745, la declaración de nulidad de los contratos se hizo efectiva y
se conformó una Comisión Parlamentaria de Investigaciones Petroleras para analizarlos
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