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PROBLEMATIZAMOS
El mundo actual resurge tras una pandemia que ha generado una disrupción global ingresando a todos los hogares, afectando a
las naciones a todo nivel, el daño personal es evidente en el plano económico, social, emocional, tal como ocurre en un mundo
entre guerras, ese mundo del siglo XX que estuvo marcado por hechos y procesos históricos que marcan la segunda mitad de
este siglo, ya que confluyen los intereses expansionistas de Alemania por surgir como una gran potencia, tras su derrota, las
ideologías imperantes se disputan el mundo, interviniendo en diferentes espacios para demostrar su poderío. ¿Por qué hay
conflictos en el mundo? ¿Cómo afecta a los pueblos estos procesos? ¿Quién gana en una guerra? ¿Continúan estos procesos?
y ¿cómo afectan al espacio geográfico y ambiental? Para conocer estos procesos recurrimos al análisis de diversas fuentes
históricas y así sustentar puntos de vista reconociendo las relaciones entre los procesos del pasado y los del presente
configurando un futuro sin repetir hechos que han mellado la paz mundial afectando a millones de personas, plasmando los
aprendizajes en un diario de época.
PROPÓSITO DE APRENDIZAJE
Mi meta será
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PRESENTACIÓN DE LA ESTRATEGIA
El diario como estrategia de aprendizaje nos servirá para desarrollar habilidades
comunicativas al redactar artículos de opinión, noticias, avisos publicitarios,
caricaturas, etc. con la finalidad que podamos construir interpretaciones de la
historia del siglo XX, explicando los hechos y proceso históricos desde el análisis
de diversas fuentes, comprendiendo las ideas de los protagonistas de estos
procesos desde la Segunda Guerra Mundial hasta el fin de la Guerra Fría.
El reportaje: Es más amplia que la noticia, gira en torno a un tema de interés, con un estilo claro, creativo y ameno por lo cual recurre
a fuentes confiables como entrevistando a personas que brinden información del tema de investigación.
La Crónica: Relato descriptivo que no permite datos irreales, su finalidad es la narración cronológica de un hecho como sucede con la
Segunda Guerra Mundial, el periodista puede recurrir a esgrimir su subjetividad en la reconstrucción de los hechos, es uno de los
géneros más exigentes porque no sólo informa, sino que muestra una opinión sobre el tema tratado.
Editorial: La narración de hechos es personal, por ende, subjetiva. Este artículo condensa el sentir del periódico respecto a algún tema
de interés, en este caso será el fin del mundo de la Guerra Fría.
La columna o artículo de opinión: es un artículo reservado a un periodista o periodistas que tratan hechos con información
especializada, en este caso serán de materia económica, política y cultural, la cual permite la interpretación de estos temas, por lo
general lo realizan escritores invitados, es decir que no pertenecen al periódico.
Secciones
- Portada en ella encontramos:
Titular, la noticia principal
Fotografía, descripción en imágenes de la nota que hace alusión las titulares.
Pie de foto, breve descripción de la fotografía
El cintillo sobre el cual se escribe el nombre del periódico.
El fechario, que indica la fecha de publicación del periódico.
Lema, frase corta que identifica al periódico.
Logotipo, gráfico o imagen que identifica al diario.
Directorio, aquí se encuentra el teléfono, mail o página web
Orejilla, anuncios publicitarios.
- editorial
- local, regional, nacional e internacional 3
- política, económica, cultural, etc.
- clasificados, avisos de compra – venta, alquiles y empleos.
ANALIZAMOS
A partir de 1924 se inició una recuperación económica que benefició a varias regiones del mundo. En Estados Unidos se
vivía un verdadero boom económico que se reflejaba en el crecimiento industrial, el ingreso per cápita y el superávit comercial. Esta
situación de bonanza se tradujo en un incremento en el nivel de vida y en la capacidad adquisitiva de la población estadounidense.
Europa también vivió años prósperos desde los acuerdos de Locarno; en 1925, la producción agrícola alcanzó los niveles que tenía
antes de 1914, y el comercio se benefició con las políticas monetarias; la estabilidad financiera se encontraba prácticamente restaurada
y en casi todas las naciones las operaciones de crédito bancario se establecían sobre la base del patrón oro.
El clima de cordialidad creado por los acuerdos de Locarno, unido al desarrollo económico, favoreció que Aristide Briand,
ministro de Francia, y Frank Kellog, secretario de Estado de la Unión Americana, presentaran ante las potencias de Locarno un proyecto
de pacto en el que se llegaba a un acuerdo de renuncia general a la guerra. La propuesta fue aceptada y se firmó el Tratado Briand-
Kellog en París, Francia, en agosto de 1928, con la participación de 15 naciones. En medio de un gran optimismo, los Estados firmantes
se consideraban con la obligación de “proceder a una sincera renuncia de la guerra como instrumento de política nacional, fomentando
el bienestar de la humanidad por medios pacíficos, y condenando el uso de la guerra como recurso para resolver los desacuerdos
internacionales”. De manera paralela, se trazaron planes para lograr el desarme general y también el control naval. Respecto a esto
último, en el Tratado Naval firmado en Washington en 1922, Estados Unidos aceptó mantener la misma cantidad y los mismos tipos
de barcos de guerra que tuviera Gran Bretaña, y determinó con Francia, Japón e Italia, la proporción de naves bélicas que tendría cada
uno de esos países. Un punto interesante de este tratado fue el acuerdo con el que se otorgaba a Japón el predominio naval en el
Océano Pacífico, lo cual sería de gran trascendencia para el futuro de las relaciones internacionales. (Historia Universal. De la era de
las revoluciones al mundo globalizado. Gloria M. Delgado de Cantú. Pág. 226-227).
Al finalizar la contienda surgieron nuevos problemas que se unieron a los que tradicionalmente arrastraba cada nación. La
reconstrucción de la industria, las dificultades económicas —mucho mayores en los casos de países con deudas de guerra y
reparaciones—, la reconversión de una parte muy importante de los participantes en la guerra a las formas de vida civiles hizo que la
población exigiera medidas rápidas y contundentes para poner fin a dicha situación. Las democracias liberales de algunos países se
mostrarían incapaces para emprender medidas urgentes. La situación social se vio seriamente transformada: las oligarquías
industriales y financieras se enfrentaron a un movimiento obrero que se organizó de forma revolucionaria a escala mundial —la Tercera
Internacional—, envalentonado por el triunfo de la Revolución Soviética; en otro sentido, la guerra había propiciado un elevado espíritu
nacionalista y un desclasamiento de amplios sectores de la población, desarraigados de sus trabajos habituales cuando fueron
movilizados. Todo esto, unido a la crisis económica, favorecería que en las naciones con un sistema político más débil se produjeran
graves luchas sociales para la conquista del poder político. La democracia parlamentaria sufriría una crisis al no tener posibilidades de
mantenerse en una contienda tan aguda. Las fuerzas revolucionarias triunfadoras en Rusia se impusieron en el poder soviético. En los 4
dos países europeos de más débil tradición liberal-burguesa —de reciente unificación y creación como nación— se impusieron, tras la
derrota de un potente movimiento obrero, regímenes autoritarios, primero en Italia y más tarde, y con notables repercusiones de la
importante crisis económica de 1929, en Alemania. El resto de Europa —España, Polonia, Portugal, Yugoslavia— enfrentaron también
dicha situación, pero sólo Italia y Alemania desarrollaron al máximo estas formas de “Estados capitalistas de excepción”. De ahí su
importancia como modelos. (Historia Universal Bedi Gómez. Pág. 301-302).
La etapa de prosperidad.
La Primera Guerra Mundial no significó para los estadounidenses la experiencia dolorosa que vivieron los países europeos.
En corto tiempo salieron de una guerra lejana que no llegaron a comprender del todo y que, por una parte, no les dejó la secuela de
ruinas materiales y, por otra, les abrió los mercados que habían monopolizado Francia y Gran Bretaña. El fin de esta guerra mundial
introdujo a los estadounidenses en una época de brillante e inmediata prosperidad, no sólo por el hecho de que su país se hubiera
convertido en la primera potencia económica mundial tras el desplome de las economías europeas dependientes ahora de Estados
Unidos a causa de las deudas contraídas con este país, sino por los numerosos inventos que de alguna manera habían surgido en
coincidencia con la guerra. El gran avance tecnológico permitió un crecimiento sin precedentes a la industria de transformación,
dedicada a producir una enorme cantidad de novedosos artículos de consumo duradero: aparatos electrodomésticos, receptores de
radio, automóviles y muchos otros que fueron configurando una sociedad de consumo. El nuevo estilo de vida, típicamente
estadounidense —american way of life—, transformó considerablemente las áreas urbanas sujetas al influjo del automóvil, sin que en
las zonas rurales pudiera observarse en ese tiempo una situación similar de progreso y, desafortunadamente, sin que se tomaran en
cuenta los riesgos que llevaba ocultos aquella aparente prosperidad.
Aislacionismo.
En forma paralela a la prosperidad económica, la participación de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial impuso a
este país importantes cambios en sus estructuras política y económica, con las consecuentes transformaciones ideológicas en una
joven nación, que vio consolidada su posición ante el mundo y pretendía adquirir una identidad definitiva. Este objetivo se manifestó
no sólo en el hecho de que Estados Unidos se haya negado a adquirir responsabilidades internacionales al rechazar el Tratado de
Versalles y el ingreso a la Sociedad de Naciones, sino que, además, se cerró casi por completo a la inmigración, a pesar de que la
llegada de inmigrantes fuera en el pasado un factor poderoso para lograr el crecimiento económico estadounidense.
En esta nueva fase del aislacionismo nacionalista, la sociedad estadounidense se cerró al exterior y se negó a seguir
permitiendo la entrada a personas de diferentes nacionalidades. Ya en 1917 se había prohibido el ingreso a los analfabetos y, más
adelante, cuando aumentó la llegada de europeos orientales y de rusos fugitivos de la revolución, se tomaron medidas más enérgicas
para reducir la inmigración ante el temor de que los pobladores estadounidenses se vieran contaminados por las ideas socialistas de
esos extranjeros. En relación con tal actitud aislacionista, se fue acrecentando un sentimiento de superioridad racial de parte del
estadounidense anglosajón, protestante y descendiente de los primeros colonizadores, pues adoptó tendencias racistas y
discriminatorias hacia las personas de origen étnico distinto que habían inmigrado al territorio estadounidense. Un ejemplo claro de
esta actitud fue el resurgimiento del Ku-Klux-Klan, una organización secreta de carácter ultranacionalista y racista formada en tiempos
de la guerra civil, y que adquirió nueva fuerza a partir de 1915 al desencadenarse una ola de violencia no sólo por motivos raciales,
sino también ideológicos en contra de intelectuales liberales, militantes del sindicalismo y socialistas.
En este contexto conservador se enmarcó también el intento por reforzar las tradiciones puritanas que llevaron al gobierno
estadounidense a adoptar algunas medidas moralizantes, como la prohibición del alcohol o “ley seca” (1918), la que no sólo no tuvo
éxito alguno, sino que provocó el surgimiento de múltiples destiladoras clandestinas, del tráfico ilegal de bebidas embriagantes y de un
aumento inusitado del gangsterismo, el cual caracterizaría los conflictos sociopolíticos de la década de 1920. (Historia Universal. De la
era de las revoluciones al mundo globalizado. Gloria M. Delgado de Cantú. Pág. 238-239).
crearon una “enfermedad monetaria” que volvió muy frágil el sistema internacional de cambio. Además, esa fragilidad se vio agravada
por la abundancia de los llamados capitales flotantes, cantidades de dinero que, ante la incertidumbre monetaria, eran depositadas por 5
sus poseedores a corto plazo en los bancos de países considerados más seguros en aquellos momentos, como en el caso de la banca
estadounidense; pero ocurría que, al darse una rápida retirada de esos capitales, se ponía en serio peligro la estabilidad financiera de
los países donde habían sido depositados.
A esta crisis de la moneda y del intercambio internacional, se agregó un factor interno: la costumbre generalizada, hacia 1928,
dada la confianza que brindaba la manifiesta prosperidad, de pedir dinero prestado a largo plazo para invertirlo en la compra de acciones
de la Bolsa de Valores. Dicha práctica atrajo a bancos e instituciones comerciales que destinaron todo o gran parte de su dinero
circulante a especulaciones de este tipo, sin darse cuenta del peligro que esto representaba hasta que se vieron en la necesidad —
que muchos no pudieron satisfacer— de retirar su dinero de la Bolsa de Valores cuando ésta ya no ofrecía seguridad. En situación
similar, se fueron haciendo comunes las ventas a crédito, en un desordenado afán consumista por adquirir los novedosos artículos que
se ofrecían en el mercado para dar satisfacción a las necesidades creadas por las presiones sociales de estatus para las nuevas clases
medias en ascenso.
retrasadas en todas partes del mundo, y los comerciantes están sufriendo importantes pérdidas por doquier. Este retraimiento afecta
igualmente a los Estados Unidos de Norteamérica- pero ocurre que en aquel país no parecen tomar la situación tan en serio como 6
fuera menester. Y esto constituye, sin duda, un elemento peligroso. En la actualidad, en efecto, Wall Street se ilusiona con la esperanza
de que ésta- es una de tantas depresiones de menor cuantía, como ocurrió, por ejemplo, en 1924. Creo totalmente errónea semejante
interpretación. Mr. J. Maynard Keynes nos habla de la crisis mundial». El Sol (Madrid), 1 0 de junio de 1930
Fuente 7 Testimonio de un accionista.
Muy pronto, un negocio mucho más atractivo que el teatral atrajo mi atención y la de mi país. Era un asuntillo llamado mercado de
valores. (Mi sueldo semanal en Cocoteros era de unos dos mil, pero esto era calderilla en comparación con la pasta que ganaba
teóricamente en Wall Street). ...si uno compraba ochenta mil dólares de acciones, sólo tenía que pagar en efectivo veinte mil. El resto
se le dejaba a deber al agente. El mercado siguió subiendo y subiendo lo más sorprendente del mercado, en 1929, era que nadie
vendía una sola acción. la gente compraba sin cesar(...) Lamentaba desprenderme de cualquier acción, pues estaba seguro de que
iban a doblar su valor en pocos meses (…) El fontanero, el carnicero, el panadero, el hombre del hielo, todos anhelantes de hacerse
ricos, arrojaban sus mezquinos salarios -y en muchos casos, sus ahorros de todo la vida- en Wall Strett. Un día concreto, el mercado
empezó a vacilar. Unos cuantos de los clientes más nerviosos fueron presas del pánico y empezaron a descargarse (...) Al principio
las ventas se hacían ordenadamente, pero pronto el pánico echó a un lado el buen juicio y todos empezaron a lanzar al ruedo sus
valores. Luego el pánico alcanzó a los agentes de Bolsa, quienes empezaron a chillar reclamando los márgenes adicionales y los
agentes empezaron a vender acciones a cualquier precio (…) Luego, un martes espectacular, Wall Street tiró la toalla y se derrumbó.
Eso de la toalla es una frase adecuada, porque par entonces todo el país estaba llorando. El día del hundimiento final, mi amigo, Max,
Gordon me telefoneó desde Nueva York Todo lo que dijo fue: ¡Marx, la broma ha terminado! (Groucho Marx, Groucho y yo. Barcelona,
Tusquets Editores, 1980).
b) ESTABLECE MULTICAUSALIDAD
SOCIALES SOCIALES
POLÍTICAS POLÍTICAS
ESTADOS UNIDOS
ECONÓMICAS ECONÓMICAS
SOCIALES SOCIALES
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Empresas Estado
Sistema financiero
d) TOMA DE DECISIONES
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¡Excelente!
Felicitaciones por el esfuerzo que estás realizando para mejorar tus aprendizajes