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Depresión y Pandemia

“No hay vacuna contra la depresión”

La Depresión es un cuadro clínico que experimenta un sujeto cuando atraviesa


sentimientos de desesperanza, pensamientos negativos, que lo llevan a sentir
que el futuro no guarda nada bueno y que todo lo positivo de la vida ha
desaparecido o terminado.

Estas sensaciones experimentadas se unen a una notable reducción de la


energía, por la cual la persona siente poca fuerza para realizar tareas que,
hasta aquí, eran habituales.

Generalmente estos cuadros se presentan acompañados de trastornos en el


sueño, de diversos síntomas físicos (dolores musculares, contracturas,
malestares digestivos, jaquecas, etc.) y una tendencia, cada vez mayor, al
aislamiento social y afectivo.

En muchas oportunidades, los estados depresivos son una respuesta doliente del
sujeto, a un acontecimiento inesperado y, generalmente, abrupto (traumático) del
mundo exterior, que trae consigo una pérdida.

Ninguna persona queda exenta, libre, de tener un cuadro depresivo.

No hay vacuna para la depresión; al contrario, es una presentación clínica (que


adquiere diferentes grados) más frecuente de lo que se supone. Sólo que suele ser
silenciada por diversos motivos, entre ellos la vergüenza a la sanción social,
que generalmente, esto es lo que ocurre, es una respuesta de rechazo.

La Pandemia actual y la cuarentena prolongada, están siendo hoy la causa por


la cual emergen, cada vez más, cuadros depresivos entre nuestra población. A
esta depresión se la denomina “reactiva”, a diferencia de otro tipo de depresiones.

Todos y cada uno de nosotros, nos vimos enfrentados de un momento a otro


a un cambio radical de nuestras vidas, amenazados por la enfermedad y la
muerte propia y de nuestros seres queridos; hemos perdido referencias de
tiempo y espacio, hemos sufrido pérdidas enlazadas al contacto afectivo y otras
materiales.

Todo esto y mucho más que queda sin enumerar, produjo y produce un fuerte
impacto en nuestras vidas, en nuestro estado de ánimo, en nuestra
subjetividad.
La depresión reactiva, a la que estamos haciendo referencia, es justamente una
reacción, muy esperable y posible, frente a lo traumático de la Pandemia y la
cuarentena.

Los especialistas de la salud mental estamos capacitados para acompañar y


ayudar a los sujetos que sufren depresión, y también tenemos la obligación de
manifestar que es esperable y comprensible que frente a algo traumático, que
nos enfrenta a pérdidas dolorosas, nos deprimamos.

Asimismo, tenemos que desterrar la idea de que la depresión es un mal que lo


sufren pocas personas.

También insistir en que, de hecho, la depresión es una respuesta


inmensamente humana, que habla de que somos sensibles, es decir, que
tenemos sentimientos. Esto habla a favor de lo humano.

Y por último, afirmar que la depresión es un cuadro tratable a través de la


palabra, el acompañamiento y el vínculo con el profesional psicólogo.

De ninguna manera es un tratamiento mágico, por el contrario, es artesanal:


se trata con cada sujeto de volver a tejer la trama psíquica que el trauma
desunió.

Como profesionales de la salud mental ayudaremos a restablecer el deseo que


nos habita, los deseos, que desaparecen en los cuadros depresivos.

Este deseo, estos deseos, son los que dan sentido a la vida y a las ganas de
estar vivo, ésta será la llave para recobrar la esperanza en el por-venir.

Este es el horizonte que propone la psicoterapia analítica, que también pone el


acento en que cuanto antes se consulte, más pronto se encontrará la salida.
Evitando, además, que el estado depresivo se haga crónico, es decir, que se
prolongue y agrave con el paso del tiempo.

Miriam Mazover

Fundadora y Directora Académica

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