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LA PASIÓN CRÍTICA DE EVODIO ESCALANTE

Por José Natarén

Predica la concordia mundial


Porque no soporta la crítica

Evodio Escalante

En “La tradición de la ruptura” de Los hijos del limo, Octavio Paz señala el “amor
inmoderado, pasional por la crítica y sus precisos mecanismos de desconstrucción, pero
también crítica enamorada de su objeto, crítica apasionada por aquello mismo que niega”,
al referirse a la desaparición de las oposiciones temporales propia de la modernidad. Esta
paradoja de origen, es uno de los puntos neurálgicos de la perspectiva ensayística de
Evodio Escalante (Durango, 1946). Más allá de la racionalidad de tono casi científico del
“crítico autoritario” y de la subjetividad del “crítico democrático”, se encuentra el intérprete
transgresor, digresor, intuitivo, intempestivo, pero, sobre todo, libre, no supeditado a las
leyes, normas, cánones, formalismos y categorías establecidas como cuerpo taxonómico de
los géneros literarios o de las ciencias.
A esta clase de críticos traspasados por el relámpago de la intuición, pertenece Escalante,
con la sensibilidad exacerbada para improvisar como los músicos de jazz, serpenteando los
bordes de la técnica, llevando al límite al lenguaje, como la poesía, con variadas
consecuencias, la polémica y la incomodidad, pero también el diálogo, la celebración, la
reivindicación, el esclarecimiento y la inducción de la pasión crítica entre sus lectores.
Poeta crítico, poeta que abreva de la filosofía, igual plantea lo insólito -para escándalo de
las buenas conciencias académicas, filosóficas y literarias- a partir de sus investigaciones e
improvisaciones, como escribe poesía, desde el mismo fondo del que emerge el
pensamiento, donde surge el logos, la inteligencia misma, indiferenciada, previa a sus
manifestaciones, persistiendo la traza de ese punto de partida, en el que poesía y crítica,
poesía y ensayo, poesía y filosofía, poesía y lingüística, poesía y hermenéutica, poesía y
pensamiento apenas se distinguen.
En el esclarecedor ensayo “Evodio Escalante, poeta y crítico” 1, el académico de la lengua
Alejandro Higashi, plantea que la poesía de Escalante explica sus ensayística, y no al revés,
como se considera tradicionalmente el sentido de la relación crítica-obra. Si el aspecto
crítico de su obra, es el envés, en un sentido, o el follaje en otro, de su poesía ¿Cuál es la
música que la caracteriza?
En La poesía del pensamiento, George Steiner nos conduce a la claridad sobre el sustrato
poético, el ritmo, de ciertos sistemas de pensamiento decisivos de Occidente, como los
antiguos, Descartes, Hegel, Marx y Heidegger. ¿Esta noción podría rastrearse en la crítica,
en este caso a la obra de Evodio Escalante, en tanto participa del pensamiento y de la
metáfora? ¿Cuáles son los ritmos de la crítica? ¿solemne como la Pasión según Mateo? ¿O
más parecido a la hondura de Chet Baker o a la imaginación expansiva de Miles Davies?
Como crítico, representa la conciencia de su época, al menos en el ámbito literario, en un
arco temporal de poco más de cuatro décadas. En la genealogía del pensamiento en nuestro
país, -con la ambigüedad, insuficiencia o justicia del término- resalta la intelligentsia
mexicana, expresión con la que Octavio Paz se refiere a la intelectualidad de nuestro país:
Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Samuel Ramos, además de los autores de clara
orientación política -con Jesús Silva Herzog y Vicente Lombardo Toledano e histórica -
como Daniel Cossío Villegas- cuyas armas son (deben ser) la crítica, el examen y el juicio,
dice Paz2.
Entre poetas y filósofos, los críticos. Entre académicos y editores también. Fernando
Benítez, José Luis Martínez, Antonio Alatorre y Emanuel Carballo son figuras inevitables
en este breve recuento. Entre los poetas críticos no es difícil evocar al propio Octavio Paz,
Alí Chumacero, Jorge Cuesta, José Emilio Pacheco, Marco Antonio Campos, Eduardo
Milán y Vicente Quirarte. Carlos Fuentes y Carlos Monsiváis, por mencionar a dos célebres
narradores críticos.
Y entre ellos Evodio Escalante. Conciencia, lucidez, manifestación concreta de su propia
inteligencia y sabiduría que nace de la sinceridad, del “ejercicio de la verdad”, del brío y lo
bravío en la temeraria empresa de poetizar y pensar, de criticar y crear. De una vocación
atendida y encausada, con una formación seria, continua, una trayectoria profesional sólida,
que responde a sus específicas condiciones subjetivas. El poeta que piensa y el pensador
1
Primer ensayo del libro Entre Literatura y Filosofía: Evodio Escalante.
2
Octavio Paz. El Laberinto de la soledad. p. 129.
que escribe nació y se hizo, se hizo porque nació. Lo que natura no da Salamanca no
otorga. “Se suele olvidar, para quitarle valor y restarle importancia, que escribe poesía y
que ha publicado media docena de libros en ese género” apunta con certeza el poeta José
María Espinasa. ¿no será envidia de los que se han hecho sin haber nacido?
Antes que libros de ensayo como crítico, Escalante publicó los poemas del Demonial de
los días, cuyo título recuerda a Los demonios y los días, pero también permite conjeturar la
fusión de las palabras memorial y demonio; el recuento del genio, no siempre malévolo -el
daemon precristiano- remite a la conciencia que de los hechos, temas y experiencias del
mundo se tiene: dolor, enfermedad, vejez y muerte, amor, erotismo y comunión, furia,
tristeza, digresión o soledad -convergentes o no, pero entrelazados unos con otros-, en los
movedizos y hasta fugaces dominios de la belleza.
El demoniaco de los días es el día del poeta, el que, pese a ejercer la más inocente de
todas las ocupaciones, perdió la inocencia, comió del fruto del árbol del discernimiento.
Así, la metáfora, el trono, cetro y corona del poeta, se desplaza de la función nominativa de
la realidad -o creadora de realidad, interior o exterior, subjetiva u objetiva- se desdobla, y
comparte su carácter sustantivo, como órgano del corpus de significados y sentidos que
dice el poema, en sí, para ubicarse como el instrumento mediante el cual el juicio de valor,
la subjetividad de la crítica se manifiesta, toda vez que esta carece de lenguaje propio y se
ejerce desde la intuición y como punto de vista.
Dice Escalante: “En el corazón de la crítica: la falta. Su ejercicio se nos aparece como un
ejercicio en la ausencia de fundamento. (…). La carencia es la principal característica de la
crítica. No tiene sustancia, y esta desprovista de terminología” 3, antes de mostrar ejemplos
de la importación de términos de las diversas disciplinas como calificativos en varios
críticos mexicanos, el temido polemista plantea, en un arrobo de lucidez por el hallazgo
que, creo, no acepta otra respuesta que la confirmación de lo intuido al inquirir: “¿es que la
fecundidad de la crítica estribaría, por una suerte de paradoja involuntaria, en su
(insalvable, por lo demás) esterilidad congénita?”4
El poeta Evodio Escalante apunta a la conciencia de sí -y del oficio- que sería lo más sano
-para no hablar de la necesidad de la autocrítica como un ethos- tuviera cualquier poeta. Y
cualquier ensayista o crítico. Y cualquiera.
3
Evodio Escalante. Las metáforas de la crítica p. 15.
4
Ibidem p. 16.
No obstante, y aunque los menos, ha de haber académicos, filósofos y poetas cuyo recelo
o franco desdén por la obra poética del duranguense. Ha de venir como corolarios del
despecho y antes la furia o, en el mejor de los casos, el temor al careo con la conciencia
sobre su propia obra, reflejada en las muchas veces intempestivas, pero certeras, dolorosas
pero necesarias, -como la curación a caballo más que el antibiótico- lecturas que de sus
contemporáneos ha hecho el crítico, el “hijo de la frustración y la impotencia, emisario de
las oscuras deidades de lo negativo, demonio de que blande el arpón de la nada en su
intento por vulnerar las maravillas de la creación que le veda el acceso a sus más íntimos
secretos, el crítico literario es el comensal indeseable en el banquete de las letras”5.
Distinguiéndolo del enunciado científico y de la mera opinión, participa de la doble
naturaleza de lo objetivo y lo subjetivo -como una especie de electrón del pensamiento- y
bien, dice Escalante “su sabiduría es la del rayo. Su único método es el del relámpago. La
iluminación súbita y por la vía intuitiva de un objeto de conocimiento” 6. Aún más, renuente
a concebir el ensayo como género -así fuera el “centauro de los géneros”- ve al ensayo
como un acontecimiento, no como un género.
La crítica, el ensayo, no se concibe como preliminar de una obra, sino como obra
creativa en sí. La defensa de la autonomía, no como género sino como “acontecimiento”,
será uno de los planteamientos novedosos y revolucionarios de Escalante. Certero, se hunde
hasta captar la esencia del ensayo, lo que de imprescindible tiene. De tal forma, ensaya
sobre el ensayo y hace crítica de la crítica. Reiteración de la función poética del lenguaje: el
pensamiento que se piensa y se poetiza la poesía, al poema. Y esta doble operación se
orienta hacia la transparencia, hacia el vacío fundamental de la crítica y hacia el abismo
entre palabra y cosa, entre poema y realidad. La sobrecarga de significado y el colmo de
sentido llegan a apuntar hacia la transparencia, la aspiración, tal vez imposible de la
comprensión directa, inmediata. Si la poesía es “una investigación sobre ciertas esencias -el
amor, la vida, la muerte, Dios- que se produce en un esfuerzo por quebrantar el lenguaje de
tal manera que, haciéndolo más transparente, se pueda ver a través de él ciertas esencias” 7
como apunta José Gorostiza en sus “Notas sobre poesía” Escalante lo quebranta en el
ejercicio de la creación intelectual en varias modalidades: de la escritura poética y de la

5
Evodio Escalante. “Lo nuevo y lo viejo en la crítica literaria”, en Las metáforas de la crítica p. 25.
6
Michel de Montaigne. p. 14.
7
José Gorostiza. Poesía. Notas sobre poesía, P. 10- 11.
crítica literaria. En su poesía nos permite ver al otro y en sus textos críticos emerge la
claridad del ser, además de indagar, señalar, precisar las formas en que podemos ver las
esencias de las que habla Gorostiza en los autores cuyas obras ha comentado.
Se hace crítica desde la poesía y se explicita el carácter metafórico de la crítica. A partir
de la idea de fondo que creación e interpretación, escritura creativa y valorativa emergen -
complejos fenómenos- del campo intuitivo como cuerpos de conocimiento producidos por
una inteligencia no del todo objetiva ni subjetiva, en la dirección de lo probable y
verosímil, más que de lo verdadero. Poesía y crítica comparten la metáfora como
instrumento principal, como parte del proceso de generación de conocimiento, la
posibilidad de decir algo nuevo, “experimentar con el pensamiento. Volver al ensayo un
acontecimiento propiciador del acontecimiento”8. De lo que no estaba previsto, esclarece
Escalante.
El ensayo corresponde a experiencia vital: intelectual, pasional. Acontece en rotación y
tiene un ritmo. Como “registro de los ensayos de mi vida. (…) prueba y aprendizaje” 9,
Michel de Montaigne definió a su escritura, más en el sentido de templar el alma por la
degustación -o apasionamiento, como en los casos de Paz y Escalante- de los temas que del
mero experimento literario. Tan legítimo como la poesía, en cuanto a la condición de obra
de arte, a manifestación del espíritu de la época, el ensayo. Y la crítica que se haga sobre
ensayo deberá
Ordenamiento de palabras por la simpatía, pensamiento por aproximación, el ensayo es
el “acontecimiento del acontecimiento”10 y a partir de las lecturas de la Poética y la
Retórica aristotélica, plantea la definición de metáfora como aproximación a la verdad y
siendo el ensayista uno que trabaja desde lo probable y la aproximación y desde el arte de
la argumentación, se desplaza entonces en el ámbito de lo metafórico, como el poeta. ¿Es
posible pensarlo como un acontecimiento específicamente poético?
Además de poner en la mesa, de nuevo, lo imprescindible de los autores y las lecturas,
polémicas o celebratorias o miméticas, mas no condescendientes para la mejor comprensión
del nuevo lector, del crítico en potencia, pensando a futuro. Escalante precisa respecto a la
pertinencia de la crítica sobre ciertos autores fundamentales para la cultura mexicana:
8
Escalante “La metáfora como aproximación a la verdad. Ensayo sobre el ensayo” en Las Metáforas de la
crítica”. p. 262.
9
Michael de Montaigne, Ensayos p. 14.
10
Escalante. Op. Cit. 263.
“Mantener un diálogo con su obra, lo que no excluye señalar desacuerdos y diferencias, es
una forma de preservar vigente su legado”11.
Además de la vigencia, la utilidad de la crítica radica “en resaltar algunos rasgos humanos
que el poema por sí mismo esconde (…) esa obra de arte es un acto privativo de un hombre,
ejecutado en un medio especial, en respuesta a estímulos complicadísimos”, a decir de Alí
Chumacero en su “Cometido crítico”12. Desentrañar, indicar, sugerir o negar esos estímulos,
las condiciones específicas y concretas de la existencia de cada autor, así como el marco de
posibilidad para la emergencia, para el surgimiento de la escritura poética -o ensayística-,
para que el fenómeno suceda y el complejo tejido de relaciones con otros textos, autores y
con cuanto se pueda asociar, relaciones no siempre dadas en sí, sino construidas o
elaboradas a partir de -y en lo que muchas veces estriba el acierto crítico- son elementos
propios de la crítica, útiles en el mismo sentido que las formas métricas para inducir un
ritmo en particular, o sea, en términos técnicos.
Reza el adagio, el buen juez, por su casa empieza. En otras palabras, el primer crítico
debe ser el propio autor. Precisa Escalante:
El concepto que tenemos del poeta no excluye el concepto del crítico, de eso se da
uno bien cuenta leyendo los textos de López Velarde, algunos textos en prosa,
explica muy bien que sin sentido crítico no hay poesía, entonces nosotros tendemos
a separar la figura del poeta y la figura del crítico como dos instancias separadas,
que va cada quien por su lado, pero en realidad no, un buen poeta no puede ser buen
poeta si no ejerce la autocrítica”13.
Justo, sus aportaciones en torno a la obra del jerezano, fueron reconocidas con el Premio
Iberoamericano Ramón López Velarde en 2009, perseverando en la conquista de hallazgos
al respecto como la relación del autor de Zozobra con el estridentismo, interpretándolo
como su predecesor, como lo expresó en una charla con motivo del centenario de su
muerte.
No, no es posible intentar defensa con la petición al crítico de ser poeta. El crítico como
un poeta irrealizado, frustrado. En este caso, no. Las pruebas: Demonial de los días y
Crápula. Además, que no tendría porqué serlo. Por supuesto, no es, en estricto sentido,
11
Ídem. Prefacio, especial para la coedición UAM-Gedisa editorial de Las metáforas de la crítica.
12
Alí Chumacero, “Cometido crítico” en El sentido de la poesía y otros ensayos, p. 61.
13
Precisa Escalante en la entrevista realizada por Fidelia Caballero Cervantes: https://bajopalabra.com.mx/lo-
que-falta-a-la-poesia-mexicana-es-critica-evodio-escalante.
necesario que el crítico literario sea creador. La diatriba entre los que consideraron eso,
como los románticos -Schlegel, Novalis- y los hijos de la modernidad, cuya tónica se
encuentra en la preminencia reguladora de la crítica, colonizadora de la palabra poética, con
los excesos de sus consecuencias, es referida por el autor en el ensayo que da nombre a Las
metáforas de la crítica.
En Crápula, el poeta Escalante, con el mismo ánimo crítico de sus ensayos, por cierto, no
deja títere con cabeza y al lector sin asombro. Destaca el cuidado formal, la preocupación
del poeta por el uso de las formas métricas, no obstante, la presencia del verso acentual,
libre, pertinente en la medida que el oído y el rigor lo permiten. La astucia poética para
jugar con exquisitas alusiones y, sin escozor, la ironía, acidez, bellaquería y hosquedad con
la que el sujeto lírico no solo sienta en sus piernas, sino que palpa, torca, hurga, goza, se va
y se viene más allá de la belleza, en el ánimo de la embriaguez que celebra la carnalidad, la
voluptuosa tendencia a consumar las apetencias en contrapunto con la danza macabra antes
de que todo se consuma, de que advenga por fin, el fin.
Al parecer, el sujeto lírico de Crápula es pariente de Francois Villón y en su ilustre
genealogía se encuentran Espronceda y Baudelaire, claro, como indica Lilia Solórzano
Esqueda. Pero Escalante también honra la sacrosanta figura de Sor Juana en una culta
parodia que es deleite de la inteligencia por la eficacia de sus metros, de su construcción
verbal (versal).
FUENTES

BIBLIOGRÁFICAS

EVODIO ESCALANTE

Poesía

“Demonial de los días” en Crónicas de viaje (colectivo), UNAM, Punto de Partida, 1975.

Todo signo es contrario. Universidad Autónoma de Puebla, 1988, 72 pp.

Crápula. La Otra/ Instituto de Cultura de Durango, 2013, 87 pp.

Crítica

César Vallejo. La perspectiva ausente. (Presentación y selección). UAM, 1988. 221 p.


Elevación y caída del Estridentismo. Conaculta/Ediciones Sin Nombre, La Centena,
Ensayo, 2003. 121 pp.
José Revueltas. Una literatura del lado moridor. Ediciones Sin Nombre/ CONACULTA,
2006. 179 pp.
Breve introducción al pensamiento de Heidegger. UAM, 2007. 153 pp.
Las metáforas de la crítica. Editorial Gedisa y AUM-Unidad Iztapalapa, División de
Ciencias Sociales y Humanidades, 2015. 288 pp.
Las sendas perdidas de Octavio Paz, Ediciones Sin nombre/UAM Iztapalapa, 2014. 183 pp.
Cinco cumbres de la poesía mexicana. Universidad Autónoma de Nuevo León/ Editorial
Los bastardos de la uva, 2017. 178 pp.

Capítulos de libros
“Walter Benjamin y la fenomenalidad pura de la obra de arte” en Aproximaciones a Walter
Benjamin. Mambrin Editorial, México, 2012. 186 pp.
Sobre Evodio Escalante
Cervantes, Freja; Oliva Mendoza, Carlos; Ugalde Sergio (coord). Entre Literatura y
Filosofía: Evodio Escalante. (Antología). Universidad Autónoma de México, México,
2018. 197 pp.
ADORNO. Theodor. Metacrítica de la teoría del conocimiento. Planeta, 1986. 287 pp.

BARTHES, Roland. El grado cero de la escritura. Seguido de nuevos ensayos críticos.


Siglo XXI Editores, 2009.248 pp.

CHUMACERO, Alí. El sentido de la poesía y otros ensayos. Instituto de Seguridad y


Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), México, 1999. 150 p.

GADAMER, Hans George. Poema y diálogo. Gedisa Editorial, 2004. 159 pp.

MONTAIGNE. Ensayos escogidos. UNAM, 1958. 174 pp.

PAZ, Octavio. El arco y la lira. Tercera edición, séptima reimpresión, FCE, 1990. 307 pp.

- El laberinto de la soledad. Quinta edición, FCE. 2020. 176 pp.

GOROSTIZA, José. Notas sobre poesía, Canciones para cantar en las barcas, Del poema
frustrado, Muerte sin fin. FCE. México, 1964.

DIGITALES

Entrevista a Evodio Escalante, realizada por Fidelia Caballero Cervantes:


https://bajopalabra.com.mx/lo-que-falta-a-la-poesia-mexicana-es-critica-evodio-escalante.

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