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Procesos cognitivos básicos

Los procesos cognitivos son las operaciones mentales que realiza el cerebro para procesar
información. Mediante estas operaciones, el cerebro trabaja con la información que le rodea,
la almacena y la analiza para tomar las decisiones correspondientes.

Se trata de cada una de las operaciones que realizamos que nos permiten captar, codificar,
almacenar y trabajar con la información proveniente tanto del exterior como del interior.

Un proceso cognitivo es aquel que nos permite procesar la información que nos llega a través
de los sentidos. Esto es, una forma de decodificar esos datos para que signifiquen algo para
nosotros.

Ahora bien, es relevante señalar que no todos los procesos tienen la misma complejidad. Lo
cierto es que algunos procesos los compartimos con los animales, mientras que otros son
exclusivos de nuestra especie. Esto es relevante porque es ahí donde se marca la diferencia.

En consecuencia, se realiza una clasificación entre procesos de cognición básicos y


superiores.

Procesos cognitivos básicos


Un proceso cognitivo básico es condición para el posterior procesamiento de información.
Dicho de otra manera, sin este proceso es imposible que, en el futuro, se desarrollen procesos
superiores. Estos procesos son la sensación, percepción, atención y memoria.

Sensación
La sensación es el proceso más básico que existe porque básicamente supone registrar
información a través de los sentidos. Esto es, a través de la vista, olfato, gusto, tacto y oído.

Percepción
La percepción es fundamental porque sirve para dar forma a las sensaciones que llegan por
medio de los sentidos. Esto significa que, sin sensación, no habrá percepción, y es normal
porque supone un estadio mayor de evolución.

Hay ocasiones en las que la sensación y la percepción se tratan en conjunto. La realidad, sin
embargo, es que una misma sensación puede dar lugar a percepciones distintas según el
contexto.

Lo recomendable es tratarlas por separado y tener en cuenta que no siempre coinciden.


Atención
La atención supone centrarse en determinados sentidos, dejando de lado otros. En definitiva,
también se podría hablar de concentración. Esta cuestión, que es común a todas las especies,
resulta fundamental para la supervivencia.

Un ejemplo es el de la lectura o el estudio, donde se obliga a potenciar la vista sobre otros


sentidos. La atención es imprescindible para conseguir las metas que nos propongamos.

Hay que señalar que centrarse en un sentido no implica eliminar los demás. Significa,
simplemente, que los otros quedarán en su nivel básico y se concentrarán las energías en una
cuestión concreta.

Memoria
La memoria es el proceso que nos permite almacenar información pasada para utilizarla en
el futuro. Este proceso varía en función de la especie, pero en los humanos puede durar varios
años. La memoria puede dividirse, a su vez, en memoria a corto y a largo plazo.

Uno de los elementos que nos distinguen de los animales es que, por lo general, su memoria
es reducida. Sin embargo, nosotros podemos mantener el recuerdo de un evento durante
varias décadas, aunque este se vuelva menos exacto.

Eso sí, el envejecimiento y la destrucción celular hacen que esta cualidad se pierda; este es
el problema de las demencias. Uno de los síntomas precoces del Alzheimer es, precisamente,
la pérdida de memoria.

Aprendizaje reactivo y asociativo

Los repertorios innatos permiten la supervivencia de los organismos ante condiciones fijas
del medio. Cada especie posee un conjunto de patrones fijos de respuesta ante un conjunto
bien delimitado de estímulos, pero si los estímulos son diferentes a aquellos contemplados
en el programa genético, el organismo no está en condiciones de dar respuestas adecuadas.
Por ello, no es posible sobrevivir sólo con los repertorios innatos y cada organismo adquiere
nuevas asociaciones entre estímulos y respuestas, enriqueciendo así el potencial adaptativo
y de acción frente a los cambios del medio. Las asociaciones más simples producto del
aprendizaje se denominan aprendizaje reactivo y asociativo, y como ejemplo de ello
explicamos algo más detalladamente el aprendizaje respondiente y aprendizaje operante.
Aprendizaje respondiente

El aprendizaje respondiente se define como el proceso que ocurre cuando se asocian de


manera permanente estímulos específicos a respuestas particulares, bajo condiciones de
práctica. Dos ejemplos de aprendizaje respondiente son las conductas respondíentes
elementales (de hecho, son un ejemplo de aprendizaje pre- asociativo) y el condicionamiento
clásico.

Los procesos cognitivos pueden, y son de suma importancia para el desarrollo adecuado del
ser humano, ya qué, son los que permiten las interacciones con lo qué nos rodea.
Comprenden la memoria, el lenguaje, la percepción, el pensamiento y la atención (entre
otros). En enfermedades como el Alzheimer, su deterioro implica la incapacidad de realizar
cosas tan cotidianas como bañarse.

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