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rendimiento intelectual.
Si el deporte es bueno para el cuerpo, también ha de serlo para la mente.
Cuando practicamos ejercicio físico, nuestro corazón bombea más sangre y llega
más oxígeno a nuestro cerebro. De este modo, nuestra mente se despeja y varias
funciones cognitivas se ven favorecidas.
Incluso en aquellos con afecciones cerebrales; tales como las primeras etapas del
Alzheimer, la esquizofrenia o las lesiones cerebrales; realizar ejercicio impulsa
mejoras en el aprendizaje, la atención y la memoria, además de que colabora en
las tareas de memoria espacial.