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Beneficios de la actividad física en el sistema nervioso simple

El sistema nervioso es el encargado de coordinar las funciones de los distintos órganos y


sistemas corporales y está presente en todas nuestras acciones.

Está formado por el cerebro, la médula espinal y el conjunto de todos los nervios del
organismo. Éste se divide en dos partes: sistema nervioso central y sistema nervioso periférico.
El central lo compone el cerebro y la médula espinal. Y el periférico se trata de una red
nerviosa que sirve de enlace entre el cerebro y la médula espinal y el organismo.

A continuación, os detallamos una serie de efectos beneficiosos que el ejercicio provoca sobre
nuestro sistema nervioso y que una vez más justifican la importancia de su práctica:

- Al realizar ejercicio, ganaremos mayor velocidad del Sistema Nervioso Central para recibir
una percepción, transformarla en orden motora y conducirla a los músculos.

- Disminuye el estrés y aumenta la sensación de bienestar por la intervención de los


neurotransmisores.

- Activa unidades motoras poco estimuladas con entrenamientos de fuerza donde se implican
muchas fibras musculares.

- Mejora trastornos depresivos ya que, entre otras sustancias, libera dopamina, considerada el
centro del placer, que regula la motivación y el deseo proporcionándonos beneficios o placer.

- Mejora estados psicológicos en general por el refuerzo social y la mejor percepción de uno
mismo entre los practicantes de la actividad física.
Beneficios de la actividad física en el sistema nervioso más completo

Entendemos como deporte a cualquier actividad física, la salud y el bienestar de la persona. Se


lleva a cabo por diferentes razones como el fortalecimiento muscular, mejora del sistema
cardiovascular, desarrollar habilidades atléticas, deporte, pérdida de grasa o mantenimiento,
así como actividad recreativa. Las acciones motoras pueden ser agrupadas por la necesidad de
desarrollar alguna cualidad física como la fuerza, la velocidad, la resistencia, la coordinación, la
elasticidad o la flexibilidad.

La actividad física influye en la manera que pensamos y sentimos, y afecta el aprendizaje entre
otros.

El sistema nervioso es el rector y coordinador de todas las funciones, conscientes e


inconscientes del organismo, formado por el sistema cerebroespinal (encéfalo y médula
espinal), los nervios y sistema vegetativo o autónomo.

Algunos de los beneficios más llamativos e importantes que produce la realización de la


actividad física es la neurogénesis, aumentando las neuronas y disminuyendo su muerte. Hay
estudios que demuestran que el ejercicio estimula el nacimiento de nuevas neuronas en la
región cerebral del hipocampo una zona relacionada con la memoria y el aprendizaje. Sí
bombeamos nuestro corazón e hinchamos los pulmones, es entonces cuando el cerebro
también se reactiva.

A los pocos minutos de empezar a realizar deporte, se activa el sistema nervioso simpático, las
glándulas suprarrenales empiezan a segregar adrenalina, el corazón empieza a latir más
deprisa, aumenta la ventilación pulmonar, la presión sanguínea se eleva, el metabolismo se
acelera, las arterias musculares se dilatan para multiplicar su riego sanguíneo, el hígado libera
más glucosa. Todo el cuerpo empieza a cambiar.

Cuando realizamos deporte se nos activa una parte de nuestro organismo llamado el sistema
nervioso, el sistema nervioso regula nuestras acciones. Se divide en dos partes llamadas;

Sistema nervioso simpático; (predomina, en situaciones de estrés y emergencia).

Sistema nervioso parasimpático; (predomina en el descanso).

El ejercicio físico frecuente disminuye la actividad del sistema simpático, el aumento de la


actividad física genera cambios tales como aumentos en la presión arterial y el ritmo cardíaco y
disminuye la digestión de los alimentos.

En cambio, el sistema nervioso parasimpático compensa todos los mecanismos anteriores


provocando un descenso de la presión arterial y del ritmo cardiaco, aumento de la digestión,
disminución de la frecuencia respiratoria y aumento del flujo sanguíneo en los riñones e
intestinos.

También nos ayuda a recuperarnos del estrés físico generado por tu sistema simpático, tu
sistema parasimpático contribuye a disminuir el consumo de energía de tu cuerpo durante el
descanso diario o durante las condiciones normales.
Cuando realizas un ejercicio aeróbico diario, reduces la carga de estrés en tu organismo de
diferentes maneras, incluyendo la disminución de la presión sanguínea y los niveles de
colesterol malo (LDL), el aumento de los niveles de colesterol bueno (HDL) y el mejoramiento
del flujo sanguíneo y de la función cardíaca básica. En combinación, estos cambios físicos
llevan a la reducción de la actividad del sistema simpático y al aumento de la actividad en el
parasimpático. Paradójicamente, este aumento en la actividad parasimpática reduce los
niveles de estrés que tienen lugar en la función normal del organismo.

La reducción de la actividad del sistema simpático relacionada al ejercicio puede disminuir de


manera significativa la probabilidad de desarrollar una enfermedad cardíaca. El aumento de la
actividad del sistema parasimpático también puede contribuir con la disminución de los
riesgos cardíacos. Además, parece ser que cuanto más ejercites tu cuerpo, mejores serán los
efectos en tus sistemas simpático y parasimpático.

El ejercicio físico mejora las capacidades coordinativas de la persona (velocidad de percepción,


velocidad de reacción gestual…) que, junto con las conseguidas en el sistema músculo-osteo-
articular va a permitir una mayor autonomía física. Y mejora el funcionamiento de los órganos
internos.

El rendimiento de la fuerza se determina no solo por el tamaño de los músculos implicados


sino también por la capacidad del sistema nervioso para activar esos músculos. Los músculos
básicamente responsables de la máxima producción de fuerza en la dirección pretendida del
movimiento, llamados agonistas, deben activarse totalmente. Para que un músculo agonista
produzca su máxima fuerza posible, hay que reclutar y activar todas las unidades motoras del
músculo. Pero el máximo rendimiento en fuerza requiere más que el reclutamiento de todas
las unidades motoras, puede hacer que esa unidad funcione a frecuencias distintas. La
velocidad de frecuencia se refiere al número de impulsos nerviosos por segundo recibidos por
las fibras musculares de una unidad motora del nervio que las enerva. Por lo tanto, un cambio
en la tasa de enervación produce una variación notable en el rendimiento de la fuerza de la
unidad motora; un incremento en frecuencia causa un aumento en la fuerza. Un sistema
nervioso con una frecuencia eficiente “encendido” unida a una sobrecarga que recluta el
mayor número de unidades motoras producirá un grado mayor de fuerza muscular. Este
estímulo a lo largo del tiempo causará la adaptación necesaria para producir la hipertrofia
muscular. Se sabe que la eficiencia del sistema nervioso es básica en la fuerza que sus
músculos pueden aplicar. Dentro de ciertos límites, una persona con músculos más reducidos,
pero mejor sistema nervioso puede ser más fuerte que la persona con atributos opuestos.
También se sabe que una persona normal no puede ejercer voluntariamente toda la fuerza
potencial de sus músculos. Por lo tanto, un sistema neuromuscular más eficiente resultaría en
que los músculos engendrarían más fuerza de la que están acostumbrados.

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