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Aprender a bailar cualquier estilo no sólo es bueno para nuestro cuerpo, sino también para

el cerebro. Los movimientos que se requieren para las coreografías permiten que los
músculos generales se impliquen, incluyendo los del lóbulo frontal.
En nuestro cerebro muchos son los acontecimientos que ocurren mientras estamos
bailando. Por ejemplo, se evalúan señales de ubicación en el espacio, se deciden qué
músculos estirar y cuáles contraer, se mantiene el equilibrio y se perfeccionan los
movimientos.
al bailar Se estimulan las áreas del cerebro que regulan la memoria, el estado de ánimo y la
coordinación del cuerpo
Se refuerzan los patrones mentales de movimiento y coordinación con cada uno de los
pasos aprendidos
Se liberan endorfinas para reducir o prevenir los efectos de la ansiedad, el estrés o los
estados depresivos
y aumenta la oxigenación cerebral, favoreciendo la concentración, la atención y la memoria
(especialmente importante en este sentido el baile para los niños).

Los científicos de la Escuela de Medicina de Nueva York dicen que bailar es la actividad
más efectiva para evitar el envejecimiento del cerebro. Está incluida dentro del grupo de
tareas que no podemos dejar de realizar, tales como resolver crucigramas, hacer sudoki o
leer. Si aún no practicas nada de ello, no tardes más ya que los doctores dicen que cuánto
antes lo hagas, más estimularás los dos hemisferios cerebrales y conservarás tu lucidez.

La gerontología durante años ha tratado de identificar cuáles son las acciones que permiten
a las personas no padecer problemas de la ancianidad. Entre las conclusiones a las que
llegaron, se encuentran el hecho de bailar asiduamente, sea de manera profesional o
casera. La danza o el baile exigen creatividad para realizar cada paso, produciendo
reestructuraciones en las estructuras neuronales.

Efectos beneficiosos
Se ha descubierto que hay una fuerte conexión entre el baile y el cerebro. algunas de las
áreas cerebrales implicadas en el baile son las siguientes:
1. áreas auditivas: al escuchar música
2. áreas implicadas en el control de movimiento: relacionadas con patrones espaciales
sincronizadas con el ritmo.
3. área visual: el sistema espejo se activa al entender las acciones de los demás,
aprender movimientos de baile observando e imitando al otro

la danza es una conducta de comunicación no verbal por lo que también se activan las

4. áreas correspondientes al lenguaje,

además bailar incluye

5. procesos de atención y de creatividad. la imaginación es necesaria para crear pasos


nuevos
6. activa áreas del hipocampo: relacionado con la coordinación del cuerpo, las emociones,
la capacidad espacial y la memoria.
durante la danza aparece además la
7. improvisación: donde están encargadas areas del autocontrol, juicios y de autocrítica

Bailar previene el deterioro del cerebro y otras enfermedades


Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), el ejercicio físico que se realiza al bailar
contribuye a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades como hipertensión, diabetes,
depresión y obesidad, y ayuda a reducir el estrés. Por lo tanto, el baile podría disminuir
también el riesgo de enfermedades neurológicas como el ictus y reducir el riesgo de caídas
en las personas mayores.

Otro estudio reciente llevado a cabo en la Universidad Estatal de Colorado indica que bailar
aumenta la densidad de la sustancia blanca del cerebro, la parte del sistema nervioso
central que coordina la comunicación entre las diferentes partes del cerebro. La
degeneración de esta sustancia es una de las causas del declive cognitivo, ya que de ella
depende la velocidad a la que nuestro cerebro transmite y procesa datos (señales eléctricas
de los nervios). La investigación, llevada a cabo en personas mayores de 70 años, concluye
que las que ya hacían ejercicio previamente, mostraron una menor disminución de la
sustancia blanca y que las que empezaron a bailar presentaron una mayor densidad de
dicha sustancia seis meses después.

Los mecanismos del cerebro


Las señales procedentes de la corteza motora viajan a través de 20 millones de fibras
nerviosas de la médula espinal para que, por ejemplo, la muñeca o el dedo del pie
respondan de una manera determinada. Curiosamente, cuanto más pequeño es el
movimiento, más dedicación recibe de la corteza motora, lo que llamamos la corteza
somatosensorial, una región media del cerebro responsable del control motor, que también
juega un papel clave en la coordinación ojo-mano.
Por otra parte, los ganglios basales, otro grupo de células del cerebro, también se
comunican con otras regiones del cerebro para coordinar sin problemas el movimiento. Así,
todo este complejo engranaje del cerebro traduce finalmente las señales neuronales en la
lista de baile convirtiendo nuestros movimientos en reales.
el lóbulo frontal planifica el movimiento y la corteza premotora y area motora suplementaria
ayudan a recordar los pasos hechos previamente para no repetirlos

Bases neuropsicológicas de la danza: Sistemas motores y danza


Para bailar, necesitamos movernos. En ese sentido, se activan distintas áreas relacionadas
al sistema motor. Empezamos por la corteza motora primaria, estructura cerebral en la que,
gracias a la conexión de las neuronas, se envían señales hasta la médula espinal, que
activan los músculos que, en consecuencia, provocan su contracción y, como resultado, el
movimiento.

De hecho, ejecutar el movimiento es la última etapa de este proceso tan intrincado. Para
coordinar los movimientos de una forma sistemática y organizada, necesitamos de la
activación de dos áreas de la corteza frontal (Gay-Juárez, 2020):
Corteza premotora: Área cerebral situada en el lóbulo frontal que se activa en la
planificación de movimientos y toma de decisiones.
Corteza motora suplementaria: Permite la realización de movimientos voluntarios del
sistema músculo-esquelético.

Control postural y equilibrio

Gracias a la práctica de baile, los danzantes mejoran las funciones de control sensoriomotor
relacionadas al equilibrio estático y dinámico. Como resultado, un mayor control de la
postura influye con otros procesos sensoriales como la visión, una mayor precisión y sentido
de posición (Bläsing et al., 2012).

Control de movimientos complejos


Los bailarines logran optimizar las sinergias motoras, es decir, reducir la energía que implica
fuerza y tensión muscular. De esta manera, se orientan de una forma más precisa para
lograr realizar las trayectorias necesarias.

Con esto, movimientos como la rotación del cuerpo, piruetas, giros en el mismo eje,
alineación de caderas y hombros, capacidad de control de giros y distribución de peso,
entre otros, forman parte de los movimientos que se han observado en bailarines
profesionales de ballet (Golomer et al., 2009 en Bläsing et al., 2012).

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