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Nuestros genes están ansiosos de ejercicio

Fernando Gómez Pinilla


Neurocientífico, Universidad de California

Médicos, investigadores, medios de comunicación, en boca de todos se


oyen los beneficios del deporte y el ejercicio regular para conservar el
cuerpo en forma, prevenir enfermedades cardiovasculares y sentirse
mejor anímicamente. Lo que no suelen añadir es que el ejercicio es
también un escudo de protección de nuestro cerebro y un estimulador del
aprendizaje y la memoria.

Redes 72: Deporte para un cerebro más sano

Hasta hoy no hemos podido confirmar un hecho del que ya hablábamos


en la antigüedad griega: “El ejercicio físico y la dieta tienen un impacto
positivo y muy saludable sobre el cerebro, o sea que la salud física
redunda en una mejor salud mental”. Esta idea la presenta el documental
de Eduard Punset "El cerebro y el deporte", del cual hablaremos a
continuación.
1. Actualmente

Hace miles de años, los griegos ya sabían que el deporte era


esencial para tener un cerebro en forma, que era la mejor receta
para prevenir enfermedades y mantenerse sano. No obstante, con
el paso del tiempo, hemos ido abandonando ese remedio natural,
llevamos una vida sedentaria y apenas caminamos unos minutos al
día. Sin embargo, desde hace poco tiempo, la ciencia investiga la
relación entre el ejercicio físico y el estado de forma del cerebro.
Ahora se ha podido demostrar lo que los griegos decían: Moverse
puede aportarnos muchos beneficios a nuestra capacidad
intelectual y facilitar los procesos de aprendizaje, así como la
memoria.

Esto se ha podido demostrar a través de un experimento con ratas


realizado en la facultad de neuropsicología de la Universidad
Autónoma de Barcelona (UAB) en el que comparan la capacidad
de las diferentes ratas para resolver problemas: las que hacían un
ejercicio diario corriendo, solucionaban problemas antes que las
que no hacían ningún tipo de ejercicio.

Además, hasta mediados de la década de los 90 se creía que a


medida que pasaban los años, nuestras neuronas empezaban a
morir, por lo que, siguiendo esta suposición, no seríamos capaces
de aprender nada nuevo a partir de cierta edad. A pesar de ello, se
ha demostrado que esta hipótesis es falsa, ya que el cerebro sí que
tiene la capacidad de generar nuevas neuronas en algunas
regiones y sobre todo de establecer más conexiones sinápticas
entre ellas. Además se ha averiguado que esto se puede estimular
también en una edad avanzada a través del ejercicio y el deporte.

2. ¿Qué relación tienen el cerebro y el ejercicio?

Tenemos un cerebro que se formó a través del ejercicio, incluso


hay genes que lo necesitan para funcionar bien. No hace falta ir
cada día a hacer deporte, pero sí tener regularidad.
Cada vez que hacemos ejercicio se estimulan las conexiones entre
neuronas enviando una especie de sustancia química al cerebro,
una proteína cuya actividad estimula la proteína BDNF (brain-
derived neurotrophic factor). Esta controla el factor crecimiento por
lo que está a cargo del crecimiento de conexiones. Mediante
experimentos, se pudo demostrar que el ejercicio tiene unos
efectos en moléculas como el BDNF. Si no hacemos ejercicio, no
llega la proteína y se bloquea la actividad del BDNF por lo que se
estaría bloqueando el proceso de aprendizaje y de la memoria.

Si lo formulamos de otra forma, podríamos decir que, para poder


aprender, nuestro cerebro tiene que cambiar. Existen pequeños
cambios a nivel sináptico en los circuitos implicados de lo que
estamos aprendiendo.

Si nosotros tenemos un circuito estático, muy rígido, será difícil


cambiarlo. Como ya hemos dicho, el ejercicio lo que hace es
generar ese BDNF que está relacionado con la capacidad de
crecimiento, no de la neurona, pero sí de las conexiones.

Además, para aprender, necesitamos una gran capacidad plástica.


El ejercicio genera esa capacidad plástica con el fin de adaptarse a
la situación, para que ese circuito de aprendizaje pueda
modificarse y adaptarse en función del entorno y generar un
cambio que podremos recordar en el futuro.

Cada vez que hacemos ejercicio estamos masajeando nuestro


cerebro para que produzca nuevas conexiones entre neuronas y
nuevas células. Todo esto sucede en el hipocampo (implicado en el
aprendizaje y la memoria).

3. Ejercicios para el cerebro y el cuerpo

Los ejercicios físicos y el cuidado de la dieta tienen un efecto sobre


el cerebro, sin embargo esto no significa que a través de un mismo
ejercicio se beneficien los dos igualmente, el cuidado del músculo
es un poco distinto al cuidado del cerebro.

Los tipos de ejercicios que ayudan al cerebro no son los mismos


que aumentan la masa muscular. Como ejemplos de ejercicios
para el cerebro se proponen, entre otros: aerobic, correr y deportes
de equipo ya que requieren coordinación y pensamiento.

4. ¿Hay alguna otra opción?, ¿Se puede sustituir el ejercicio por


alguna píldora?

Según el neurólogo Fernando Gómez-Pinilla esto es imposible, ya


que en el cerebro muchas cosas funcionan al mismo tiempo, son
miles de años de evolución del mecanismo. El cerebro que
tenemos hoy en día es un cerebro que se formó a través del
ejercicio de los años anteriores.

Nuestros genes están ansiosos por el ejercicio, ya que fueron


creados por este, incluso hay genes que para funcionar bien
necesitan ejercicio. Sin embargo mucha gente no tiene la voluntad
de hacer deporte, aunque los genes lo pidan. Esto podría explicar
en parte el aumento de muchas enfermedades como el Alzheimer,
ya que el hecho de no hacer ejercicio, es un factor de riesgo para
esta enfermedad y otras degenerativas.

5. Beneficios del deporte

o Con el deporte continuado conseguimos:


 Una plasticidad cerebral extra
 Un aumento de niveles de BDNF
 Y con esto, un aumento de capacidad para adaptarse
al entorno

o Si dejamos de hacer ejercicios


 BDNF decae
 Al igual que nuestra capacidad de aprendizaje
 Además se han podido relacionar la falta de ejercicio
con depresión y enfermedades bipolares, entrando en
un círculo vicioso (No hace ejercicio – depresión – no
quiere hacer ejercicio)
 Como ya hemos dicho, es un factor de riesgo para
enfermedades degenerativas

6. El papel de la dieta y de los hábitos sanos

Hasta ahora nos habíamos preocupado de los efectos sobre la


salud de una vida sedentaria y de una alimentación no saludable.
Sabíamos que tenía efectos negativos para el corazón y que podía
causar enfermedades como diabetes. Actualmente sabemos que
también influye en que nuestro cerebro siga funcionando bien.

Hay algunos alimentos que necesitamos para estar en forma, como


por ejemplo los ácidos grasos omega 3 que encontramos en
muchos alimentos como es el salmón. El omega 3 es un ladrillo
básico para el cerebro.

Esto se puede explicar a través de la teoría del mar como origen de


vida: la vida viene del mar, por lo que es probable que los seres
primitivos se alimentasen de este (Un argumento para esta teoría
sería que la composición de nuestras células está rodeada de
líquido). Los peces son los que más omega 3 producen, por lo que
dependemos del pescado cuyo efecto curativo ayuda a sanar la
dislexia, la demencia e incluso la esquizofrenia ya que el omega 3
es el mayor componente estructural del cerebro y sin él no
funcionaría nada.

También es importante dormir, ya que las horas de sueño


favorecen la plasticidad del cerebro llevando a un aprendizaje
mucho más fácil.

7. Características útiles de nuestro cerebro — el cerebro como


banco de reservas

El cuerpo y el cerebro son como un banco de reservas, tienen una


capacidad cognitiva que hace que podamos reservar ejercicio y
una buena dieta adquiridos previamente y después utilizarlos en
situaciones en las que los necesitamos. Sobre todo hacemos uso
de estas reservas durante la vejez o en el caso de una lesión
cerebral, de la que nos recuperamos más fácilmente haciendo uso
de todos los hábitos saludables que hemos tenido anteriormente;
actúa, por tanto, como una especie de batería.

La explicación científica sería que el cerebro guarda un cierto


registro cognitivo que puede generar circuitos y reservas que no
están funcionando en ese momento.

El ejercicio aquí parece tener una gran importancia ya que nos da


ese plus para el futuro, por si pasa algo.

8. Aplicaciones

Como ya hemos dicho, el deporte hace que aprendamos más


fácilmente, por lo que podrían beneficiarse personas que tienen
enfermedades como el Alzheimer.

No significa que hacer deporte cure estas lesiones, pero sí que


pueda ayudar a mejorar esos cambios que hay en el cerebro de la
persona, por lo que llevaría a que otros tratamientos tengan un
impacto positivo mayor.

Además se ha visto que practicando deporte de forma constante se


puede ralentizar el proceso de envejecimiento, incluso la práctica
de algún deporte varias veces a la semana nos puede ayudar a
prevenir enfermedades como el Parkinson, Alzheimer y las
depresiones.

9. Más factores

No solo influyen el ejercicio y la dieta, hay más factores, como por


ejemplo la genética y el trabajo de las neuronas.

El documental presenta un ejemplo bastante bueno, dice que


nuestro cerebro y aprendizaje equivale a una maceta: si
practicamos mucho ejercicio pero no tenemos una genética buena
o no utilizamos correctamente las neuronas, la maceta estaría llena
de abono pero sin planta.

En el segundo caso, es decir, mucho trabajo y eficacia de neuronas


pero poco ejercicio, la maceta tendría una planta sin abono que
sólo puede crecer un poquito.

Sin embargo no estamos totalmente determinados por nuestros


genes: existe una interacción entre estos y nuestro entorno, por lo
que somos totalmente capaces de modificar nuestro entorno y
empezar a tener hábitos saludables para mejorar nuestra calidad
de vida. Encima, tenemos la habilidad de modificar un poco los
genes gracias a su gran plasticidad a través del ejercicio.

10. Conclusión

En conclusión podríamos decir que si abandonamos nuestro


cuerpo, nuestro cerebro irá detrás, es decir, todo lo que dañe a
nuestra salud física dañará a la mental.

Otra idea importante es que antes se creía que nuestras neuronas


se iban degenerando y ya no se podían recuperar a medida que
envejecemos. Pero, como hemos podido demostrar, si realizamos
actividad física regularmente todos podemos generar nuevas
neuronas en determinadas regiones, incluso en edades avanzadas.

En resumen; hacer deporte es importante para mantener en forma


nuestro cerebro, además de nuestro cuerpo. Hay que realizarlo de
forma constante y varias veces por semana para que sea efectivo.
También hay que acostumbrarse a seguir una dieta saludable y
equilibrada. Teniendo todo esto en cuenta, podemos prevenir
enfermedades y ayudar a que nuestro cerebro esté en forma.

Podríamos concluir diciendo que lo que es bueno para la salud


física. es indispensable para el cerebro. Es decir, recuperamos el
dicho latino de mens sana in corpore sano.

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