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Agustina Lena

FALLOS HUMANOS

UNIDAD 1:
CASO CIDH: “Niños de la calle” (Villagrán Morales y otros). (1999) (.)
HECHOS:
En 1990 en Guatemala los agentes de seguridad estatales llevaban a cabo acciones contra los
“niños de la calle”. Esto incluía amenazas, detenciones, tratos crueles, inhumanos y degradantes y
homicidios para contrarrestar la delincuencia y vagancia juvenil.
El 15 de junio de 1990, en la zona conocida como “Las Casetas”, una camioneta se acercó a 4
jóvenes de entre 15 y 20 años. De dicho vehículo descendieron hombres armados, miembros de la
policía, que los obligaron a subir al mismo. Luego de estar retenidos por unas horas, fueron
asesinados. Asimismo, 10 días después fue asesinado otro joven mediante un disparo de arma de
fuego, en el sector de “Las Casetas”. No se realizaron mayores investigaciones ni se sancionaron a
los responsables de los hechos.

RESUMEN:
La CIDH recibió una petición contra el Estado de Guatemala por el secuestro, tortura y muerte de
cuatro menores y por el asesinato de otro menor en 1990 en la ciudad de Guatemala por parte de
miembros de las fuerzas de seguridad y por la omisión estatal en brindar una adecuada protección
judicial a las familias de las víctimas.
La CIDH sometió el caso ante la Corte quien consideró al Estado responsable por la muerte de los
niños recalcando el carácter fundamental del derecho a la vida consagrado en la Convención
Americana. Establece que su goce es un prerrequisito para el disfrute de los demás derechos
humanos, si no se lo respeta los demás carecen de sentido. El derecho a la vida se entiende no
solo como la facultad que posee todo ser humano de no ser privado de su vida arbitrariamente, si
no también al derecho a que no se le impida acceder a condiciones de vida digna. Los Estados
tienen la obligación de crear las condiciones que se requieran para que no se produzcan
violaciones a este derecho básico.
La Corte declaró la violación de los derechos a la libertad e integridad personal y de algunas
normas de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura como consecuencia
de los graves maltratos y torturas físicas y psicológicas que recibieron los jóvenes por parte
de agentes del Estado antes de sufrir la muerte. También afirmó que el Estado no había cumplido
con la obligación de adoptar medidas especiales de protección para los niños cuyos derechos se
encuentran amenazados o violados.
La Corte condenó al Estado a pagar una indemnización a los familiares de las víctimas, y le ordenó
adoptar en su derecho interno las disposiciones necesarias para asegurar el cumplimiento de esta
obligación; designar un centro educativo con un nombre alusivo a las víctimas; investigar los
hechos del caso; e identificar y sancionar a los responsables.

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UNIDAD 2:

CASO CIDH: Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina. (2011)


HECHOS:
En 1995, la Revista Noticias publico dos informes donde se vinculaba al entonces Presidente de
Argentina, Carlos Menem, con la existencia de un presunto hijo no reconocido por él. Jorge
Fontevecchia y Hector D’Amico eran editores de la revista.
Menem demandó a la editorial de la revista, y a Jorge Fontevecchia y Hector D’Amico. El objeto
era obtener un resarcimiento económico por daño moral causado por la supuesta violación del
derecho a la intimidad. Adicionalmente, se solicitó la publicación de la sentencia a cargo de los
demandados.
En 1997 un juez de primera instancia rechazó la demanda interpuesta por Menem. La sentencia
fue apelada y la Cámara revirtió la decisión condenando a la editorial y a Jorge Fontevecchia y
Hector D’Amico a pagar la suma de la suma de $150.000,00. Los demandados interpusieron un
recurso extraordinario federal. La Corte Suprema confirmó la sentencia, pero modifica el monto
indemnizatorio, reduciéndolo a $60.000,00.

SENTENCIA:
La Corte contempla el derecho la información como el buscar, recibir y difundir ideas e
informaciones, y el de recibir y conocer las difundidas por los demás. Prohíbe la censura previa, y
prevé la posibilidad de exigir responsabilidades posteriores por el ejercicio abusivo de este
derecho, siempre que no limite la libertad de expresión. Destaca, además, la importancia del
periodista, aquella actividad garantizada por la Convención, quien ejerce la libertad de expresión
de modo continuo, estable y remunerado.
Las personas también tienen derecho a la vida privada y prohibiendo toda injerencia arbitraria o
abusiva en ella. El ámbito de la privacidad queda exento a las invasiones o por parte de terceros o
de la autoridad pública.
Sin embargo, la Corte considera que el umbral de protección de la vida privada es diferente según
sean funcionarios públicos, más aún los elegidos popularmente. Ellos se exponen voluntariamente
al escrutinio de la sociedad, lo cual lo puede llevar a un mayor riesgo de sufrir afectaciones a su
derecho a la vida privada. Sus acciones salen de la esfera privada para insertarse en la esfera
pública.
En este caso se trataba del funcionario público que ostentaba el más alto cargo electivo del país,
sujeto así a mayor escrutinio social en sus actividades, el ejercicio de sus funciones y también
sobre aspectos que, en principio, podrían estar vinculados a su vida privada, pero se convierten en
asuntos de interés público.
Además, la Corte reafirmo la protección a la libertad de expresión respecto de opiniones
o informaciones sobre asuntos donde la sociedad tiene un legítimo interés de mantenerse
informada. En el presente caso, tanto la Comisión como los representantes señalaron que la
información era de interés público y ello justificaba su difusión. 
La conducta de Menem no fue de resguardo de su vida privada. El adoptó, con anterioridad a las
publicaciones, comportamientos para dar a conocer esas relaciones personales, compartiendo

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actos o situaciones públicas con supuesto hijo y la madre, las cuales aparecen registradas en varias
fotos, incluso los recibió en un lugar oficial como la Casa de Gobierno.
Con respecto a las imágenes presentadas, no fueron tomada por la revista, sino entregadas a
Noticias por la Oficina de Prensa de la Nación. La corte considera que no se requiere el
consentimiento de la persona, más aún cuando es el presidente, dado que no sería razonable
exigir que un medio de comunicación obtenga consentimiento en cada vez que pretenda
publicar una imagen de él.
El Tribunal considera que las publicaciones realizadas por la revista Noticias respecto del
funcionario público trataban asuntos de interés público, que los hechos al momento de ser
difundidos se encontraban en el dominio público y que el presunto afectado con su conducta no
contribuyo a resguardar la información. Por ello, no hubo injerencia arbitraria o abusiva en el
derecho a la vida privada de Menem. De tal modo, la medida de responsabilidad ulterior impuesta
fue innecesaria y afecto el derecho a la libertad de expresión de los señores Jorge Fontevecchia y
Héctor D’Amico.
El Estado debe dejar sin efecto la condena civil impuesta a los señores Jorge Fontevecchia y Hector
D’Amico así como todas sus consecuencias.

CSJ. Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto s/ informe sentencia dictada en el


caso “Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina. (2017)
La Dirección de DDHH del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto solicitó a la Corte Suprema
de la Nación que, como consecuencia del fallo de la Corte Interamericana dictado en 2011,
“Fontevecchia y otros c/República Argentina”, dejara sin efecto una sentencia firme del año 2001
donde la CSJN confirmó una condena civil de indemnización por daños y perjuicios contra los
periodistas Fontevecchia y D’Amico por violación a la vida privada del presidente Menem.
La CIDH dictamino que el Estado Argentino violo el derecho a la libertad de expresión de los
periodistas y ordena, como una de las medidas, dejar sin efecto la sentencia donde contempla la
condena civil y sus consecuencias.
La CSJN desestima el pedido de revocación ya que considera que la Corte Interamericana no es
una “cuarta instancia”, esta no puede revisar o anular decisiones judiciales de la Corte Suprema ya
que provocaría una clara violación a los principios estructurales del Sistema Interamericano.
Considera que el tribunal interamericano se extralimitó en su función, ya que “revocar” una
sentencia local es un mecanismo que no se encuentra previsto por el texto convencional. No existe
la posibilidad de que la CIDH deje sin efecto una sentencia dictada en un tribunal nacional, si lo
hace implicaría privarla de su carácter de órgano supremo del Poder Judicial argentino y sustituirla
por un tribunal internacional.
Concluyó que la reparación encuentra satisfacción mediante la publicación del pronunciamiento
internacional y el pago de la indemnización ordenado por la Corte Interamericana, no resultando
posible la revocación formal del decisorio de la CSJN.

RESOLUCION DE LA CORTE. Supervisión de cumplimiento de sentencia caso


Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina: (2020)
En 2015 la Corte declaró el incumplimiento del deber de informar de Argentina debido a que
habían transcurrido dos años y ocho meses desde el vencimiento del plazo de un año concedido
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en la Sentencia, sin que hubiera presentado su primer informe sobre el cumplimiento de las
medidas de reparación ordenada. Recién en 2016 en Estado presento el primer informe de
cumplimiento, donde se cumplió la medida de publicación y difusión de la Sentencia, y se mantuvo
abierto el procedimiento de supervisión de cumplimiento respecto de las otras dos medidas de
reparación: dejar sin efecto la condena civil impuesta a Fontevecchia y D’Amico y pagar las
cantidades dispuestas por reintegro de costas y gastos.
Así, en 2017 la Corte considera que Argentina incumplió medidas de reparación, ya que el cumplir
con lo dispuesto en la sentencia es una obligación de los Estados que no está sujeta a condiciones
y no puede quedar al arbitrio de estos, de no hacerlo se incurre en ilícito internacional. Los Estados
Partes en la Convención no pueden invocar disposiciones del derecho constitucional u otros
aspectos del derecho interno para justificar una falta de cumplimiento de las obligaciones
contenidas en dicho tratado.
La Corte considera que el “dejar sin efecto una sentencia” no implica necesariamente el “revocar”.
Además, ese dejar sin efecto ha sido cumplido anteriormente por otros Estados y por Argentina en
otras situaciones.
Seguidamente, la Corte le demostró al Estado Argentino diferentes opciones que podría haber
llevado a cabo y que no involucran una revisión de la sentencia, como es el caso de eliminar la
sentencia de la página web de la CSJN y del Centro de Información Judicial o que la mantenga,
pero se realice algún tipo de anotación indicando que fue violatoria de la Convención Americana
de DDHH.
La CSJN, al rechazar la facultad de la Corte IDH prefiere dejar subsistente un acto jurisdiccional
violatorio de la Convención solo por ser un acto emitido por el más alto tribunal de Argentina. Con
ello, sugeriría que sus decisiones no pueden ser dejadas sin efecto a pesar de ser violatorias de
derechos humanos.
La Corte Interamericana, al pronunciarse sobre decisiones judiciales internas, no actúa como una
cuarta instancia revisora de sentencias dictadas por los tribunales internos, sino que determina si
éstos han incurrido en sus decisiones en alguna violación de derechos humanos u obligaciones
internacionales.
La Corte así mantiene abierto el procedimiento de supervisión de cumplimiento respecto a las
medidas de reparación, dispuso que el Estado presente un informe donde indique todas las
medidas adoptadas para cumplir con las reparaciones ordenadas que se encuentran pendientes de
cumplimiento.

UNIDAD 3:
CASO CIDH: Fernandez Prieto y Tumbeiro Vs. Argentino: (2020) (.)
HECHOS:
El caso se relacionó con dos restricciones de derechos por parte de la policía: la interceptación y
posterior registro del automóvil donde se transportaba el señor Fernández Prieto por parte de la
Policía de la Provincia de Buenos Aires en 1992, y la detención con fines de identificación y requisa
corporal del señor Tumbeiro por parte de la Policía Federal Argentina en 1998. Estos hechos
implicaron restricción a la libertad de movimiento y revisión de las pertenencias que llevaban
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consigo. La Corte analizó los casos de manera separada debido a que ocurrieron en fechas
distintas, y a que existieron cambios en la legislación aplicable. Sin embargo, guardan estrecha
relación fáctica y jurídica.
Así en 1992, policías avistaron en una zona casi despoblada de Mar de Plata, un vehículo verde con
“tres sujetos en su interior en actitud sospechosa”, entre los cuales se encontraba el señor
Fernández Prieto. Estos interceptaron el vehículo, hicieron descender a los pasajeros y, en
presencia de dos testigos, realizaron una requisa. En el baúl del vehículo encontraron un ladrillo
envuelto en un papel plateado con cinta marrón el cual “podría ser marihuana”, y un revólver
calibre 32 con proyectiles. En el interior hallaron más ladrillos y otra pistola. En virtud de esto, los
agentes policiales secuestraron los objetos, detuvieron al señor Fernández Prieto y los demás
pasajeros. El Juez Federal dictó prisión preventiva contra Fernández Prieto en 1992. Días después,
fue condenado a cinco años de prisión y multa por transporte de estupefacientes, el Juez sostuvo
que estaba comprobado que el acusado se encontraba transportando marihuana. Apela esta
sentencia y tanto Segunda Instancia como la CSJN la confirman, por lo que Fernández Prieto
estuvo privado de su libertad casi tres años
En enero de 1998, alrededor del mediodía, el señor Tumbeiro, electricista de 44 años, fue
interceptado por la Policía Federal Argentina “con fines de identificación”, mientras transitaba una
calle de Bs As. Le preguntaron qué hacía en la zona, a lo que contestó que buscaba repuestos. Al
notarlo “sumamente nervioso”, uno de los agentes “lo invitó a subir” a la patrulla para su
comprobar identidad. Mientras esperaban la comprobación sobre la existencia de antecedentes,
los agentes se percataron que en medio de un diario portaba consigo una sustancia blanca similar
a cocaína, por lo que procedieron a su detención. Según la versión policial, la actitud Tumbeiro
resultaba sospechosa ya que su vestimenta era inusual para la zona y se mostraba evasivo ante la
presencia del patrullero. Tumbeiro declaró que ese día iba vestido con jean y camisa, que los
agentes policiales le metieron la droga en el patrullero y que nunca había tenido un
“antecedente”. Fue obligado a bajarse los pantalones y la ropa interior en el interior de la patrulla.
En agosto de ese año, condenaron a Tumbeiro a prisión por el delito de tenencia de
estupefacientes. Este recurrió en casación la sentencia donde lo absolvieron en 1999. El Fiscal
General interpuso recurso extraordinario y en 2002, la Corte Suprema revocó la decisión de la
Cámara de Casación ya que en el procedimiento “no se advierte ninguna irregularidad”. Debió
realizar servicios comunitarios en una fundación hasta 2006 donde el Juez dio por cumplida la
condena.

SENTENCIA:
La legislación procesal era distinta en ambos casos, por lo que la Corte planteó un análisis
separado de cada una de las detenciones.
Con respecto a Fernandez Prieto, la legislación establecía que la policía podía detener a un
individuo en los casos donde lo sorprendan infraganti o cuando haya indicios claros de
culpabilidad. Al analizar los hechos de la detención, se consideró que la presunta “actitud
sospechosa” que motivó la interceptación del vehículo no era un supuesto asimilable a un posible
“indicio de culpabilidad”.
En el caso del señor Tumbeiro, la Ley Orgánica de la Policía Federal se había modificado,
estableciendo que no se podría detener a las personas sin orden de juez salvo si: “existiesen
circunstancias debidamente fundadas que hagan presumir que alguien hubiese cometido o
pudiere cometer algún hecho delictivo o contravencional”. La CIDH constato que la detención de
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Tumbeiro se basó en tres hechos: 1- se mostró nervioso ante los policías; 2- no estaba vestido
conforme al modo de vestir de la zona donde transitaba, y 3- contestó que buscaba un material
“totalmente extraño a lo que podía obtenerse en los comercios cercanos”. El Tribunal consideró
que estas razones no constituían hechos suficientes que permitieran comprobar que Tumbeiro
había cometido o estaba por cometer una infracción. Por el contrario, calificó que las razones se
basaron en estereotipos, y que las detenciones realizadas por razones discriminatorias son
manifiestamente irrazonables y arbitrarias.
Además, se prohíbe toda injerencia arbitraria o abusiva en la vida de las personas, por lo que la
Corte consideró que las pertenencias que una persona lleva consigo en la vía pública, incluso
dentro de un automóvil, son bienes que están incluidos dentro del ámbito de protección del
derecho a la vida privada y la intimidad. No puede ser objeto de interferencias arbitrarias por
parte de terceros o las autoridades. Así, la requisa del automóvil donde viajaba Fernández Prieto
constituyó una injerencia en la vida privada, ya que fue practicada sin cumplir con el requisito de
legalidad. La requisa corporal del señor Tumbeiro también incumplió el requisito de legalidad, ya
que las razones expuestas por los policías no constituyeron motivos suficientes. Adicionalmente,
esta requisa corporal fue arbitraria y desproporcionada, pues el señor Tumbeiro fue obligado a
desnudarse en el interior de la patrulla.
La Corte considera que el Estado Argentino era responsable por violar los derechos a la libertad
personal, garantas judiciales, a la honra y dignidad y la protección judicial, ordenando que
Argentina debía publicar un resumen de la sentencia, implementar un plan de capacitación de los
cuerpos policiales de la Provincia de Bs As y la Policía Federal, indemnizar por daño material e
inmaterial a las víctimas mientras supervisara el cumplimiento de la sentencia.

CSJN: Majul, Julio Jesús c/ Municipalidad de Pueblo General Belgrano y otros s/


acción de amparo ambiental. (2019) (.)
HECHOS:
Julio José Majul interpuso amparo colectivo, al que luego se sumaron otros vecinos, contra la
Municipalidad de Pueblo General Belgrano, la empresa “Altos de Unzué” y la Secretaría de
Ambiente de Entre Ríos, para prevenir un daño inminente y grave para la comunidad de
Gualeguaychú y de Pueblo General Belgrano y las zonas aledañas producido por las obras
vinculadas a un proyecto inmobiliario que se encuentra en el Municipio de Pueblo General
Belgrano, en frente de la ciudad de Gualeguaychú.
Dijo que la zona había sido declarada área natural protegida y que la empresa había comenzado a
actuar sin las autorizaciones necesarias, destruyendo montes nativos y causando daños a la flora y
al ambiente en la zona del Parque Unzué.
Así, solicito a la empresa “Altos de Unzué” que interrumpa la obra y repare los perjuicios
ocasionados, que constituyen "un mal irreversible para la comunidad”, responsabilizo a la
Municipalidad por autorizar la obra y solicito que la Secretaría de Ambiente de Entre ríos declare
nula la resolución que autoriza la continuación de la obra.
El juez de primera instancia sumo como tercero a la Municipalidad de Gualeguaychú e hizo lugar a
la acción colectiva de amparo, ordenando el cese de la obra, condenando solidariamente a la
empresa, la Municipalidad y la Provincia de ER a recomponer el daño ambiental.

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Sin embargo, el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos declaró nula la sentencia considerando
inadmisible el recurso de amparo, porque la Municipalidad de Gualeguaychú ya había realizado
denuncia en sede administrativa y esto provocaría una doble decisión de asuntos idénticos.

SENTENCIA:
El actor interpuso recurso extraordinario cuya denegación origino la queja aceptada por la Corte.
La CSJN considera que el Superior Tribunal, al rechazar el amparo, omitió dar respuesta a planteos
del actor para solucionar el caso, tendientes a demostrar que este recurso era la vía adecuada
para tutelar los derechos.
El tribunal local no valoro el principio indubio pro natura, el cual establece que, en caso de duda,
todos los procesos ante tribunales, órganos administrativos, etc. deberán ser resueltos de manera
tal que favorezcan la protección y conservación del medio ambiente, dando preferencia a las
alternativas menos perjudiciales. Tampoco el principio indubio pro aqua donde en caso de
incerteza, las controversias ambientales y de agua deberán ser resueltas en tribunales, y las leyes
de aplicación interpretadas del modo más favorable a la protección y preservación.
Este fallo es contrario a la Ley General del Medio Ambiente que establece que el acceso a la
jurisdicción por cuestiones ambientales no admitirá restricciones de ningún tipo y especie.
Lo resuelto por el superior tribunal afecta de modo directo e inmediato el derecho al debido
proceso al considerar que la acción de amparo no era la vía adecuada, y al no valorar que su
objeto era más amplio que el reclamo de la Municipalidad de Gualeguaychú (esta solo solicito el
cese de las obras, mientras que el amparo de Majul solicitaba la recomposición ambiental).
La Corte considero que es la provincia quien tiene a su cargo la gestión y el uso sustentable de las
cuencas hídricas y los sistemas de humedales por lo que da lugar al recurso interpuesto por Majul
y ordena al tribunal provincial a dictar una nueva resolución, atendiendo a principios de política
ambiental.

UNIDAD 4:

CASO CIDH: Comunidades indígenas miembros de la asociación Lhaka Honhat


(nuestra tierra) Vs. Argentina. (2020) (.)
HECHOS:
Los hechos del caso se refieren a un reclamo de comunidades indígenas por la propiedad de los
lotes fiscales 14 y 55. En esta zona salteña ha habido presencia de comunidades indígenas de
modo constante.
El reclamo fue formalizado en 1991, donde se le exigía a Salta que unificara los lotes y les asignara
parte de la propiedad a las comunidades indígenas. En 1992 se conformó formalmente la
“Asociación de Comunidades Aborígenes Lhaka Honhat” integrada por estas comunidades, con la
finalidad de obtener el título de propiedad de la tierra. En 1993 el Estado creó una “Comisión
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Asesora”, que dos años más tarde, asigno dos terceras partes de la superficie de los lotes a
comunidades indígenas, lo que fue aceptado. Sin embargo, sin consultar con las comunidades
indígenas, el Estado construyó un puente internacional sobre las tierras de los pueblos indígenas.
En el año 2000, la provincia presentó una propuesta para otorgar el lote 55, pero Lhaka Honhat la
rechazó porque no incluía el lote 14. En respuesta a un amparo presentado, la Corte de Salta anuló
en 2007 un decreto provincial, ya que los pueblos indígenas no habían tenido oportunidad de
expresar su opinión. Así, Lhaka Honhat redujo su reclamo de 643.000 hectáreas a 400.000,
dándoles 243.000 hectáreas a las familias criollas de los lotes 14 y 55. En 2012, esto fue aceptado
por la provincia mediante decreto. Sin embargo, en 2014, Salta transfirió la propiedad como
compartida entre las comunidades indígenas y las familias criollas.
La comunidad alega primeramente que el Estado no ha entregado el título comunitario de la
propiedad.  Mientras tanto, las actividades de los pobladores criollos, como la tala ilegal, la cría de
ganado y la instalación de alambrado, se han estado desarrollando en las tierras de las
comunidades indígenas y han causado la pérdida de recursos forestales y de biodiversidad,
afectando gravemente las maneras tradicionales de acceder a la alimentación y el agua de las
comunidades indígenas.
Ante la falta de respuesta del Estado argentino, en 1998 la Asociación Lhaka Honhat, presento
denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En 2012 la Comisión dicto
informe de violación de los derechos de las comunidades y el caso llego finalmente a la Corte.

SENTENCIA:
La Corte afirmó que la Convención Americana incluye el derecho de los pueblos indígenas a su
propiedad comunitaria. El Estado debe otorgar un título legal de propiedad cuyo cumplimiento
puedan exigir las comunidades indígenas frente al gobierno y terceros. Aunque decretos
constituían actos de reconocimiento de la propiedad comunitaria, debido a la falta de un título
adecuado, el proceso no se había completado. La Corte concluyó que la normativa actual de
Argentina destinada a garantizar el derecho a la propiedad de la comunidad no era adecuada y,
que violaba el derecho a la propiedad. También señaló que, a pesar de la importancia del puente
internacional que construyó Argentina, el Estado violo derechos políticos al no consultar esto con
las comunidades indígenas.
Por primera vez, la Corte analizó los derechos a un medio ambiente sano, alimentación adecuada,
agua e identidad cultural bajo un desarrollo progresivo. La Corte sostuvo que las actividades
llevadas a cabo por los pobladores criollos tenían un efecto perjudicial sobre la forma de vida,
acceso al agua, alimentación y un medio ambiente sano de las comunidades indígenas. El Estado
estaba al tanto de dichas actividades perjudiciales y de su efecto sobre la vida indígena, pero no
las había frenado efectivamente. Debido a que las actividades perjudiciales no eran consensuadas,
dado que las comunidades indígenas no las habían permitido, Argentina había violado los
derechos a un medio ambiente sano, alimentación adecuada, agua e identidad cultural.
Respecto a la violación del derecho a garantías judiciales, la Corte concluyó que Argentina era
responsable al no proporcionarles garantías judiciales a las comunidades indígenas.
La Corte Interamericana le ordenó a Argentina, dentro seis años como máximo, llevar a cabo todas
las acciones necesarias para otorgarles el título a las comunidades indígenas y reubicar a las
poblaciones criollas, junto con sus alambrados y su ganado, fuera de las tierras indígenas. Ordenó
al Estado a abstenerse de hacer algo en propiedad indígena que pueda afectar la propiedad sin
consulta previa; entregar un estudio a la Corte identificando situaciones de falta de acceso a agua
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potable o alimentación, y elaborar un plan de acción para solucionarlo; preparar un estudio sobre
medidas para preservar el agua, remediar la contaminación, y evitar la pérdida de recursos
forestales; publicar la sentencia de la Corte y un resumen, incluyendo su traducción a idiomas
indígenas; adoptar medidas legislativas para asegurar los derechos a la propiedad comunitaria
indígena y pagar un reembolso de gastos y costas.

CSJN: Comunidad Indígena Eben Ezer c/ Provincia de Salta. (2008)


HECHOS:
La Comunidad Indígena Eben Ezer inició acción de amparo contra Salta y el Ministerio de Empleo y
Producción, ya que con la Ley local 7274 fueron desafectados como reserva natural ciertos lotes a
los que el Poder Ejecutivo provincial los pondría en venta por vía de un proceso licitatorio. La
Comunidad sostuvo que sobrevivía gracias a los recursos naturales existentes en esas tierras y a su
corredor ecológico. Solicitaba la inconstitucionalidad del acto administrativo por ser violatorio del
derecho a la vida y a la propiedad comunitaria de la tierra.
El juez de Primera Instancia considera que esta acción no era de su competencia por lo que fue
remitida a la Corte provincial. Apelada la sentencia, la Corte Suprema de Salta rechazo el amparo
al sostener que este ya había caducado en los términos fijados por el Código Procesal Civil y
Comercial provincial.

SENTENCIA:
El caso llega a la Corte la cual sostuvo que la existencia de reglamentación no puede constituir
obstáculo para restablecer de forma inmediata a la persona, el goce de la garantía o derecho que
se le está siendo vulnerado.
El fallo del Tribual salteño es incompatible con el fin del amparo de tutelar de forma inmediata los
derechos humanos de la Constitución. Cuando las disposiciones de una ley, decreto u ordenanza
resulten violatorias de algún derecho, el amparo procura una protección expeditiva y rápida, por lo
que no puede recibir por vía reglamentaria ningún límite que destruyera su esencia.
Los pueblos indígenas guardan una estrecha relación con sus territorios y los recursos que allí se
encuentran, no sólo porque son su principal medio de subsistencia, sino además porque
constituyen un elemento integrante de su identidad cultural. La Corte considera que el derecho a
la propiedad de los pueblos indígenas es fundamental para ellos y que se debe tomar en cuenta
que la tierra está relacionada con sus tradiciones, sus costumbres, lenguas, sus artes, rituales, sus
conocimientos, derecho consuetudinario, vestimenta, entre otros.
Así, finalmente la Corte revoca la sentencia apelada para que fin se dicte una nueva que garantice
a la parte actora el pleno acceso al amparo.

CSJN: Neuquén, Provincia c/ Estado Nacional. (2018).


HECHOS:

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La Provincia del Neuquén promueve acción contra el Estado Nacional con el propósito de que la
Corte deje sin efecto una resolución del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, dictada en
2006 que rechazó el recurso interpuesto por la provincia contra la resolución emitida por el
Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), y que se revoquen las resoluciones donde inscribió
a 6 comunidades en Registro Nacional de Comunidades Indígenas otorgándoles personería
jurídica, sin requerimiento o consulta previa a la provincia de Neuquén.
Además, solicito el dictado de una sentencia declarativa para poner fin a la incertidumbre sobre la
delimitación de las facultades concurrentes entre los Estados nacional y provincial en lo
concerniente al reconocimiento de la preexistencia étnica y cultural y a la inscripción de la
personería jurídica de las comunidades indígenas. Incluye declarar la inconstitucionalidad de
normas nacionales que atribuyen facultades al Estado nacional y/o al INAI que estarían reservadas
a la provincia.

SENTENCIA:
La CSJN hace lugar a la demanda al ser competencia originaria de esta, y declaro la nulidad de las
resoluciones dictadas por el INAI, principalmente por considerar que, al inscribir la personería
jurídica de las seis comunidades sin participación ni conocimiento previo de la provincia de
Neuquén, actuó sin el debido respeto a los poderes concurrentes de la provincia.
Existen facultades concurrentes en esta materia, sin embargo, esto no otorga poder al gobierno
federal para sustituir al provincial en actos de legislación y administración relacionados con
personas y cosas que caen en su jurisdicción territorial. Sostuvo así que las competencias de las
autoridades nacionales para otorgar personerías jurídicas sólo podrán ejercerse de manera directa
cuando las comunidades pidan inscriptas y cuando se cuente con pleno conocimiento y
conformidad de la provincia donde se encuentra asentada la comunidad, lo que, en este caso,
según la CSJN, no ocurrió ya que la provincia no fue informada ni consultada respecto a lo
solicitado por las comunidades y no participó en la conformación del conjunto de datos relevantes
para reconocer a una comunidad aborigen con personería jurídica.
Si bien la ley prevé el funcionamiento del Registro de Comunidades del INAI, lo hace con la
condición de que el organismo coordine su acción con los organismos provinciales. Así, la Corte
considero que el organismo nacional, en el marco del régimen constitucional vigente, no tiene el
poder de otorgar personería a las comunidades mientras subsistan objeciones de la Provincia.
La Corte hace lugar a la demanda presentada y declara la nulidad de las resoluciones dictadas por
el INAI ya que no respeto los poderes de la provincia.

Dictamen del Comité de DDHH: Caso Poma Poma c/ Perú. (2009).


HECHOS:
Angela Poma Poma y sus hijos son propietarios una estancia ubicada en Palca, en la región de
Tacna. Su único medio es subsistencia es la crianza de camélidos sudamericanos (alpacas, llamas).
En la estancia solamente hay praderas para el pastoreo y manantiales de agua subterránea que

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nutren los llamados “bofedales” (praderas permanentemente húmedas). Está atravesada por un
bofedal, del que dependen más de ocho familias.
En los años ’50, el gobierno peruano desvió el cauce del río que abastecía a la zona de agua
superficial y hacía crecer los pastizales que alimentaba al ganado. A pesar de ello, el humedal
siguió manteniéndose con el agua subterránea. No obstante, en los ’70, el gobierno perforó pozos
para sacar agua subterránea, provocando un desecamiento de los pastizales.
En los años siguientes, el Estado continúo realizando estas obras que perjudicaban la humedad del
territorio y aceleraban el proceso de desecación y degradación del territorio y la muerte de gran
cantidad de ganado. Las obras se realizaron sin contar con aprobación del impacto ambiental. En
los ’90, se realizó el proyecto PET, bajo la dirección del Instituto Nacional del Desarrollo, que
consistía en la construcción de 12 nuevos pozos en la región, en miras de realizar más.
En 1994, varios miembros de la comunidad que se manifestaron en contra de estas medidas,
fueron reprimidos por policía y fuerzas armadas. El presidente de la comunidad fue asesinado en
Palca y su muerte nunca fue investigada.
Las protestas indígenas, incluyendo una queja colectiva enviada al gobierno en 1997, forzaron la
desactivación de seis de los doce pozos construidos. Sin embargo, en 2002 se reactivaron
nuevamente lo que motivo a la actora a presentar una denuncia penal, recurriendo al Fiscal
General. Este concluyo que había indicios de delito y formuló denuncia penal por delito contra la
ecología y alteración del paisaje.
En 2004 el juez del Primer Juzgado Penal se inhibió de la causa por ser esposo de la asesora legal
de la empresa, siendo remitido el expediente al Segundo Juzgado Penal, quien no hizo lugar.
El fiscal interpuso numerosos recursos los cuales todos fueron rechazados. La actora interpuso
queja ante el Instituto Nacional de Desarrollo, donde le comunicaron que no era posible iniciar una
investigación de la causa.
La autora alega que agoto todos los recursos internos disponibles en busca de solución .
La autora denuncio al Estado por desviar las aguas subterráneas de sus tierras, destruyendo el
ecosistema, degradando las tierras y disecando los humedales, provocando la muerte de miles de
cabezas de ganado y colapsando el único sistema de supervivencia de la comunidad.
Alega, además, que se vio privada del derecho a interponer un recurso efectivo. Y que estos
hechos constituyen una injerencia en su vida y actividad familiar, ya que por falta de agua su único
medio de subsistencia se vio gravemente afectado.
Sostiene que las autoridades políticas y judiciales no tomaron en cuenta los argumentos de la
comunidad y sus representantes por el hecho de ser indígenas, por lo que se violó su derecho a la
igualdad ante los tribunales

SENTENCIA:
El Comité establece y reconoce un derecho conferido a aquellas personas que pertenecen a
grupos de minorías. El cual protege la cultura de estos grupos, que incluye su modo particular de
vida, el territorio y los usos de sus recursos. El goce de esos derechos requiere la adopción de
medidas jurídicas positivas para proteger estos grupos.
En el presente caso resulta indiscutible que la autora es miembro de una minoría étnica y que la
cría de camélidos constituye un elemento esencial de la cultura de la comunidad, siendo ésta una
11
Agustina Lena

forma de subsistencia y una práctica ancestral donde la autora misma participa de esa actividad. El
Comité reconoce que el Estado puede legítimamente tomar medidas para promover su desarrollo
económico, sin embargo, no puede menoscabar derechos.
El Comité toma nota de que miles de cabezas de ganado murieron por la degradación de tierras,
producida por el Proyecto Especial Tacna durante los años 1990s, arruinando así el modo de vida y
la economía de la comunidad, forzando a sus miembros a abandonar sus tierras y su actividad
económica tradicional. Observa que dichas afirmaciones no han sido contestadas por el Estado
Parte, que se limitó a justificar la presunta legalidad de la construcción de los pozos.
Los miembros de la comunidad deben tener oportunidad de participar en el proceso de adopción
de decisiones para la realización de la actividad económica. En el presente caso, el Comité observa
que ni la autora ni la comunidad de la que forma parte fueron consultadas en ningún momento
por el Estado Parte. Además, el Estado tampoco exigió la realización de estudios con miras a
determinar el impacto que la construcción de los pozos tendría en la actividad económica
tradicional.
La autora, no ha podido seguir beneficiándose de su actividad económica tradicional, debido a la
desecación de las tierras y la pérdida de su ganado. El Comité concluye que las actividades
realizadas por el Estado comprometen y violan de manera sustantiva el derecho de la autora a
gozar de su modo de vida y propia cultura en común con los demás miembros de su grupo.
El Estado Parte debe proporcionar a la autora un recurso efectivo, así como medidas de reparación
adecuadas al perjuicio sufrido. El Comité desea recibir del Estado Parte información sobre las
medidas adoptadas para aplicar el dictamen del Comité y se ruega que se publique el dictamen del
Comité.

CASO CIDH: Pueblo indígena Kichwa de Sarayaku Vs. Ecuador. (2009)


HECHOS:
En la provincia de Pastaza se encuentra la comunidad indígena Kichwa de Sarayaku, con alrededor
de 1200 habitantes, subsiste de la agricultura familiar colectiva, la caza, la pesca y la recolección
dentro de su territorio de acuerdo con sus tradiciones y costumbres ancestrales.
En 1996 se realizó un contrato para la exploración de hidrocarburos y explotación de petróleo en
la Región Amazónica entre varias empresas. El espacio territorial otorgado comprendía una
superficie donde habitan varias comunidades y pueblos indígenas, como el pueblo Kichwa de
Sarayaku. 
En numerosas ocasiones la empresa petrolera intentó gestionar la entrada al territorio del Pueblo
Sarayaku y conseguir el consentimiento para la exploración petrolera que fueron rechazadas. En
2002 la Asociación de Sarayaku envió una comunicación al Ministerio de Energía y Minas
manifestando su oposición a la entrada de las compañías petroleras en su territorio. 
Ante el ingreso de la empresa al territorio en 2002 y 2003, la comunidad paralizó sus actividades
económicas, administrativas y escolares. La empresa abrió trochas sísmicas, habilitó helipuertos,
destruyó cuevas, fuentes de agua, y ríos subterráneos, necesarios para consumo de agua; taló
árboles y plantas de gran valor y, también sembraron casi una tonelada y media de explosivos.
Fueron denunciadas amenazas y hostigamientos realizados en perjuicio de líderes y miembros de
Sarayaku.
12
Agustina Lena

La Comisión Interamericana ordenó medidas cautelares a favor del pueblo en el 2003, pero la
Corte no emitió su fallo en el caso hasta el 2012, después de una visita histórica al pueblo en abril
del mismo año.

SENTENCIA:
La Convención Americana protege la vinculación que los pueblos indígenas guardan con sus tierras
y sus recursos naturales. Para que puedan continuar viviendo su modo de vida tradicional, el
Estado debe garantizar, respetar y proteger la propiedad, el uso y goce, su identidad cultural,
estructura social, sistema económico, costumbres, creencias y tradiciones.
La falta de acceso a los territorios impide que las comunidades indígenas usen y disfruten los
recursos naturales necesarios para su subsistencia, lo que perjudica la preservación de su forma de
vida, costumbres e idioma.
La Corte constata que no está en duda la propiedad comunal del Pueblo Sarayaku sobre su
territorio, cuya posesión ejerce en forma ancestral e inmemorial y destaca el profundo lazo que la
comunidad mantiene con su territorio.
Cuando los Estados imponen limitaciones o restricciones al ejercicio de derechos de los pueblos
indígenas sobre sus tierras y recursos naturales, deben respetar ciertas pautas: efectuar un
proceso adecuado y participativo que garantice el derecho a consulta de los pueblos; la realización
de un estudio de impacto ambiental; y compartir los beneficios que se produzcan de la explotación
de los recursos naturales.
La Corte estableció que el deber de consulta es fundamental y necesario. El Estado debía haber
garantizado la participación del Pueblo Sarayaku y, en consecuencia, que no se realizaran actos
dentro de su territorio sin consultarle previamente.
El Estado no realizó en ningún momento, consulta con Sarayaku a través de sus instituciones y
órganos de representación.
Es un deber del Estado que no puede delegarse en terceros o empresas privadas. La búsqueda de
un “entendimiento” con el Pueblo Sarayaku llevado a cabo por la empresa, no puede ser
entendida como una consulta de buena fe ya que no consistió en un diálogo con miras a alcanzar
un acuerdo.
En 2001 el Ministerio de Defensa suscribió un convenio de cooperación militar con las empresas
petroleras que operaban en el país, donde el Estado se comprometió a “garantizar la seguridad de
las instalaciones petroleras y de las personas que laboren en ellas”. La Corte considera que el
Estado apoyó la actividad de exploración petrolera de la empresa CGC al proveerles seguridad con
miembros de sus fuerzas armadas.
El Tribunal estableció que el Estado debía garantizar que no se emitirá ninguna concesión dentro
del territorio de una comunidad indígena a menos que entidades independientes y técnicamente
capaces, bajo la supervisión del Estado, realicen un estudio previo de impacto social y ambiental.
Estos se deben realizar conforme a estándares internacionales respetando las tradiciones y cultura
de los pueblos indígenas. Este plan fue realizado sin la participación del Pueblo, por una entidad
privada subcontratada por la empresa petrolera, sin ser sometido a control estricto posterior por
parte de órganos estatales de fiscalización, y no tomó en cuenta la incidencia que las actividades
de desarrollo podían tener sobre la comunidad.

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Agustina Lena

Por todo lo anterior, el Estado es responsable por el incumplimiento de su obligación de adoptar


disposiciones de derecho interno en relación con las violaciones a los derechos de consulta,
identidad cultural y propiedad.
La empresa petrolera realizó, con la aprobación y protección del Estado, la siembra cerca de 1400
kg. de explosivos en el territorio Sarayaku. Así, se lo declara responsable de haber puesto
gravemente en riesgo los derechos a la vida e integridad personal de los miembros del Pueblo
Sarayaku.
Además, la Corte considera que el Estado violo los derechos a las garantías judiciales y a la
protección judicial en perjuicio del Pueblo Sarayaku. Ya que no realizo las correctas investigaciones
sobre las violaciones sufridas y denunciadas por el pueblo; no tomo en cuenta el recurso de
amparo impuesto por la comunidad al considerarlo inadecuado e ineficaz ya que este no estaba
concebido para impugnar un contrato de concesión petrolera, que debía impugnarse a través de
un recurso contencioso-administrativo. La Corte sostuvo que el amparo reúne las características
necesarias para la tutela efectiva de los derechos fundamentales, esto es, la de ser sencilla y breve.
La Corte ordenó que Ecuador debe “retirar los explosivos del territorio”. Además, debe conducir
una consulta adecuada, efectiva antes de empezar proyectos de extracción de recursos naturales.
Debe realizar “cursos obligatorios” acerca de los derechos de los pueblos indígenas, dirigidos a
funcionarios involucrados con pueblos indígenas, y organizar “un acto público de reconocimiento
de responsabilidad” por las violaciones. Por fin, la Corte estableció que el Estado debe pagar
90.000 dólares en daños materiales y 1.250.000 de dólares en daños no materiales al pueblo de
Sarayaku.

UNIDAD 5:

CIDH: “Lagos del Campo vs Perú “. (2017) (.)


HECHOS:
El presente caso se relaciona con el despido del señor Alfredo Lagos del Campo en 1989, como
consecuencia de las declaraciones realizadas durante una entrevista para la revista “La Razón”. La
entrevista fue realizada cuando era Presidente del Comité Electoral de la empresa Ceper-Pirelli,
empresa industrial donde había laborado como obrero por más de 13 años. En dicha entrevista
denunció que el directorio de la empresa presuntamente habría empleado el “chantaje y la
coerción” para llevar a cabo “fraudulentas elecciones al margen del Comité Electoral”. Las
elecciones se habían realizado en abril del 1989, y fueron posteriormente anuladas por el
Ministerio de Industria que instruyó convocar a un nuevo proceso. En 1998 la empresa formuló
cargo en su contra por falta laboral, indisciplina y “faltamiento grave de palabra”. Tras su despido,
el señor Lagos del Campo promovió demanda ante el Juzgado de Trabajo de Lima. En 1991 dicho
juzgado calificó el despido de “improcedente e injustificado”, al considerar que para proceder con
un despido la ley exige que la falta grave que se imputa a un empleado debiera estar debidamente
comprobada. La empresa interpuso un recurso de apelación y el Segundo Tribunal del Trabajo de
Lima revocó la sentencia de primera instancia y, calificó el despido como "legal y justificado”.
Posteriormente, Lagos del Campo interpuso diversos recursos ante ese mismo tribunal y tribunales

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Agustina Lena

superiores, los cuales fueron todos denegados o declarados improcedentes. Como consecuencia,
Lagos del Campo se vio imposibilitado para acceder a los beneficios de seguridad social que
dependían de su empleo.

SENTENCIA:
La Corte sostuvo que Lagos del Campo actuaba en carácter de representante sindical y sus
declaraciones habían sido efectuadas en el marco de una disputa laboral sobre las condiciones de
trabajo, la finalidad era evidenciar un problema y no afectar la reputación de la empresa. Al no
proteger los derechos de Lagos del Campo, el Estado afectaba su capacidad para representar a los
trabajadores y privaba a los trabajadores de su representante. De esta manera, el Estado violaba
los derechos de Lagos del Campo a la libertad de expresión y asociación.
Mediante su despido arbitrario e injustificado, Lagos del Campo también quedó privado de su
derecho al trabajo y a la seguridad laboral. La Corte dictaminó que existe un derecho a la
estabilidad en el empleo y, por ende, los Estados de la Convención deberían tener reglas para: (a)
determinar los alcances de la estabilidad en el empleo y cuáles son las causales de terminación o
(b) en caso de no existir estabilidad, que haya indemnizaciones para los casos que se termine la
relación de empleo sin justificación. La Corte dejó en claro que las obligaciones del Estado
respecto del derecho al trabajo incluían la disposición de mecanismos legales donde sea posible
plantear reclamos de trabajadores frente a despidos injustificados en el sector y, de ser
confirmados, remediarlos. La Corte destacó que el derecho a la seguridad laboral no significaba
que un trabajador no pudiera ser despedido nunca, sino que significaba que los trabajadores
tenían derecho a conocer las razones de su despido y a gozar de la protección legal efectiva en
caso de que las razones esgrimidas por el empleador fueran arbitrarias o contrarias a la ley.
La Constitución del Perú reconoce tanto el derecho al trabajo como el derecho a la seguridad
laboral. Dado que los tribunales de apelación de ese país no estaban dispuestos a evaluar los
reclamos de Lagos del Campo respecto de estos derechos y ningún otro tribunal los iba a
examinar, el Estado también violó el derecho de Lagos del Campo a un juicio justo y a la tutela
judicial.
La Corte condeno al Estado de Perú y ordenó a que publique la decisión en su página web y en una
publicación de amplia circulación y, además, otorgarle a Lagos del Campo una indemnización por
los daños y perjuicios ocasionados.

UNIDAD 6:

CASO MIGNONE (1996).


En 1995 comenzaron a realizarse una serie de presentaciones llevadas a cabo por abogados del
CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) en la búsqueda de verdad, justicia y reparación por las
desapariciones de las víctimas de la dictadura. La primera de estas presentaciones fue la de Emilio

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Agustina Lena

Mignone en la causa ESMA. Mignone solicitaba conocer el destino de su hija Mónica, detenida por
las Fuerzas Armadas en 1976 y desaparecida desde entonces. El caso se había investigado
originariamente, debido a que existían indicios fuertes que permitían afirmar que Mónica había
estado detenida en la escuela mecánica de la armada. Sin embargo, la investigación había
quedado trunca por la Ley de Obediencia Debida.
La Cámara accedió a la petición y dispuso una serie de medidas destinadas a obtener información
de las Fuerzas Armadas para la reconstrucción de registros que permitieran esclarecer el destino
de las personas que estuvieron detenidas en la ESMA, en especial la identidad y el paradero de los
niños nacidos en cautiverio. La actuación judicial significaba el reconocimiento de que los
familiares podían exigir que se les brindara la información y que el Estado debía asegurarse de
cumplir con su obligación de investigar e informar. Ante la presión, la Armada finalmente
respondió que no contaba con información sobre el destino de las personas detenidas
desaparecidas ni existía modo de reconstruir esos archivos. Agregó además un dictamen en el que
se afirmaba que la justicia no tenía jurisdicción ni competencia para solicitar esa información y que
Fuerzas Armadas sólo tenían obligación de informar al Presidente de la Nación o, en su caso, a
algún organismo dependiente de aquel. El 18 de julio la Cámara adoptó una confusa resolución
que significó la virtual clausura de la investigación que se había reactivado. Sin embargo, el CELS
realizó posteriormente nuevas presentaciones solicitando distintas medidas de prueba que fueron
admitidas por el tribunal.

CASO CIDH: Lapaco vs. Argentina. (1999)


HECHOS:
Luego de la causa Mignone, el CELS a patrocino a Carmen Lapacó en una presentación ante la
Cámara Federal en la causa que se habían investigado hechos ocurridos en la escuela mecánica
Ejército. La actora reclamaba información sobre su hija, Alejandra Lapaco que se encontraba
desaparecida.
La Cámara, en 1995, mediante resolución detuvo los avances que se habían logrado hasta ese
momento. Lapacó presentó un recurso extraordinario ante la Corte Suprema. En 1998, la Corte
declaró la improcedencia del recurso extraordinario, basó su dictamen en que el derecho de
acceso a la información se invocó en el marco de un proceso penal, donde las diligencias de
investigación tienen como objetivo comprobar la existencia de un hecho punible y determinar la
identidad de sus autores. Esto implicaría la apertura del proceso contra quienes habían sido
sobreseídos por las leyes de Obediencia Debido y Punto Final.
El fallo provocó la movilización de los familiares de víctimas para insistir en el reclamo de verdad y
se intentaron nuevas vías para reclamar tal derecho. Entre otras alternativas, se presentaron
habeas corpus, denuncias ante fiscales del fuero penal, y se enviaron numerosos pedidos a España
para lograr en ese país la respuesta que no encontraban en Argentina. Al mismo tiempo,
comenzaron a desarrollarse juicios por la verdad en diversas jurisdicciones del país ignorando el
precedente de la Corte Suprema.
Lapacó presento —con el patrocinio de todos los organismos de derechos humanos— una
denuncia ante la Comisión Interamericana por la violación al derecho a la verdad.

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Agustina Lena

En esta instancia se logró un acuerdo de solución amistosa a partir del cual el Estado asumió una
serie de compromisos con respecto al derecho a la verdad:
1) “Derecho a la verdad: El Gobierno argentino acepta y garantiza el derecho a la verdad que
consiste en el agotamiento de todos los medios para alcanzar el esclarecimiento acerca de lo
sucedido con las personas desaparecidas.
2) Competencia exclusiva a las cámaras federales: El gobierno argentino gestionará la
normativa para que las Cámaras Nacionales en lo Criminal y Correccional Federal de todo el país
tengan competencia exclusiva en los casos de averiguación de la verdad sobre el destino de las
personas desaparecidas.
3) Fiscales especiales coadyuvantes: El gobierno argentino gestionará ante el Ministerio
Público Fiscal para que destine un cuerpo de fiscales ad hoc para que actúen en forma
coadyuvante sin desplazar a los naturales, en todas las causas de averiguación de la verdad y
destino de las personas desaparecidas, a fin de que se alcance una especialización en la búsqueda
e interpretación de datos y una mejor centralización y circulación de información.
4) La actora congela su acción internacional mientras se cumple el acuerdo.
El acuerdo se firmó en 1999 durante una visita de la CIDH al país. En los años posteriores
existieron numerosos intentos de paralizar las causas por derecho a la verdad.

CASO CSJN: Urteaga, Facundo vs. Estado Mayor de las fuerzas armadas. (1998) (.)
HECHOS:
Facundo Urteaga promovió una acción, basándose en el art. 43 de la CN, que denominó “amparo
de hábeas data “, contra el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y Organismos de
Inteligencia del Ejército, Aeronáutica, Armada. Con esta acción pretendía obtener información
registrada en algún banco de datos estatales, acerca del probable fallecimiento y destino de los
restos de su hermano (desaparecido en 1976, supuestamente en un enfrentamiento con fuerzas
de seguridad en Bs. As.).
El juez de primera instancia rechaza la demanda interpuesta por considerar que la herramienta
procesal del art. 43 solo puede ser utilizada por la persona a quien se refieren los datos, y que, por
ese procedimiento solamente se puede suprimir, actualizar o asegurar la confidencialidad de los
datos personales, lo que difiere con el objeto de la petición y afirma que la vía procesal correcta
era el Habeas Corpus. Apelada la sentencia, la Cámara de Apelaciones la confirma.

SENTENCIA:
La Corte hace lugar al Recurso Extraordinario Federal del actor y revoca la sentencia apelada, en
un fallo muy importante, pues arriba a soluciones no regladas por el artículo 43.
La Corte sostiene que el actor es damnificado en cuanto a su derecho de conocer el paradero de
su hermano o localizar sus restos, por lo que corresponde reconocer al apelante el derecho a la
información objetiva requerida, referida a datos relativos a su hermano, consistentes en conocer
cuál había sido su destino, qué había sucedido con él, dónde se encontraban sus restos y, si se
confirmaba que había sido asesinado, quiénes habían sido los responsables de esta decisión y qué
grado de responsabilidad le correspondía al Estado. Corresponde, además, garantizar la tutela a
17
Agustina Lena

través de la acción de hábeas data —sin que la ausencia de normas regulatorias de los aspectos
instrumentales de la misma sea óbice para su ejercicio—, en el marco de la cual debe admitirse la
legitimación del actor, basada en su calidad de hermano de quien habría sufrido desaparición
forzosa.

CASO CSJN: Hagelin (2003)


HECHOS:
La joven sueca Hagelin había sido secuestrada en Argentina en 1977, trasladada al centro de
detención de la ESMA y desaparecida hasta la fecha. Se inició una investigación penal para
identificar a los ejecutores directos de la muerte de Hagelin, que sin embargo debió ser clausurada
por las leyes de Punto Final y obediencia Debida y por la prescripción de la acción penal.
El padre de Hagelin, inició acción civil contra el Estado y obtuvo sentencia favorable en 1992. Sin
embargo, no pudo percibir la indemnización porque en 1993 la Corte dispuso la aplicación de la
Ley de Consolidación de la Deuda Pública, que establecía el pago en bonos públicos en vez de
dinero en efectivo. Hagelin recurrió entonces ante la Comisión IDH para denunciar al Estado
argentino por violación de la protección judicial. Su denuncia fue declarada admisible y,
finalmente, en el año 2000, se llegó a un acuerdo económico con el Estado argentino, resultado de
la solución amistosa del caso presentado ante la CIDH. En este acuerdo, el Estado se comprometió
a abonar en efectivo la indemnización y Hagelin renunció a realizar otro reclamo judicial,
administrativo o internacional “por cualquier concepto con motivo u ocasión de los mismos
hechos”.
Por otra parte, en 1995 Hagelin demandó la reapertura de la causa penal por la desaparición de su
hija. Solicitó que se investigara lo sucedido, la ubicación de sus restos y la identidad de los
responsables de su muerte y desaparición. Reclamó también el castigo a los culpables, por lo que
requirió la nulidad de las leyes de punto final y obediencia debida y de los decretos de indulto.
El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas rechazó su pedido, considerando que ya existía
sentencia judicial firme con autoridad de cosa juzgada y que ellos no tenían competencia para
resolver los planteos de nulidad.
Hagelin recurrió la decisión y, en 1997, Cámara Nacional de Casación Penal resolvió que, como
Hagelin había firmado un convenio económico con el Estado argentino, había renunciado a la
acción penal y carecía de legitimación para solicitar la nulidad de las leyes de punto final y
obediencia debida y los decretos de indulto. El tribunal se basó en una norma del Código Civil que
establece que la renuncia a efectuar acciones civiles importa la renuncia a ejercer la acción penal.

SENTENCIA:
El caso llegó ante la Corte Suprema, que debió decidir si, pese a haber firmado un convenio
económico con el Estado argentino, Hagelin tenía derecho a solicitar la reapertura de la causa
penal y a pedir la nulidad de las leyes y decretos mencionados.
Finalmente, el máximo tribunal revocó la sentencia de Cámara y la obligó a resolver sobre los
pedidos de investigación y sanción efectuados por Hagelin.
Estimaron irrelevante que el padre de Hagelin hubiera firmado un convenio económico con el
Estado. Se violo el derecho a la protección judicial de los familiares de las víctimas al no investiga
ni sancionar por parte del Estado.
18
Agustina Lena

El derecho internacional de derechos humanos impone al Estado tres obligaciones independientes


entre sí: indemnizar a los familiares, identificar a los autores de la desaparición y muerte, y
sancionarlos penalmente. Dada esta independencia, afirmaron que era erróneo pretender que el
convenio de indemnización firmado con el Estado argentino implicara la extinción de los otros dos
deberes.
Entre los deberes del Estado dentro del marco de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos resulta necesario distinguir entre la reparación de las consecuencias de la situación
violatoria de los derechos o libertades (investigación de los hechos relativos a la desaparición
forzada, castigo de los responsables de estos hechos y declaración pública de la reprobación de
esta práctica) de la indemnización como compensación por los daños patrimoniales y
extrapatrimoniales incluyendo el daño moral, aspecto sobre el que versaba la pretensión que
constituyó el objeto de la denuncia efectuada ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos y la renuncia efectuada en el acuerdo amistoso.

CSJN: Simón, Julio Héctor y otros. (2005) (.)


HECHOS:
Un matrimonio y su hija de ocho meses fueron secuestrados por “fuerzas conjuntas” en 1978 y
enviados a un Centro Clandestino de Detención.
Años posteriores, Abuelas de Plaza de Mayo recibieron denuncias que señalaban que un militar
retirado tenía en su poder a la niña, anotada bajo otro nombre. En 1998, las Abuelas iniciaron un
proceso judicial por la apropiación, retención y ocultamiento de la niña. Por esos delitos, se
procesaron a Julio Héctor Simón y a Juan Antonio Del Cerro por haber secuestrado en 1978 al
matrimonio y la hija de ambos y torturar y desaparecer al matrimonio. También el CELS solicitó en
2000 que se declararan nulas las leyes de punto final y obediencia debida dictadas en 1986 y 1987
para beneficiar a centenares de miembros de las fuerzas armadas que estaban siendo juzgados en
distintas Cámaras federales.
En 2001 el juzgado federal que investigaba la causa declaró la inconstitucionalidad de las leyes y
procesó con prisión preventiva a Julio Héctor Simón por crímenes contra la humanidad. Este fallo
fue confirmado por el tribunal de alzada. La defensa interpuso un recurso extraordinario que, al
ser denegado, dio origen al recurso de queja ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación

SENTENCIA:
La Corte hace lugar parcialmente a la queja y al recurso extraordinario, y consideró finalmente que
las leyes de obediencia debida y punto final son inconstitucionales y se oponen a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
porque obstaculizan el esclarecimiento y la efectiva sanción de actos contrarios a los derechos
reconocidos en tratados internacionales. Afirmo que las leyes eran inconstitucionales, en tanto los
tratados gozan de jerarquía constitucional (art. 75, inc. 22 de la Constitución Nacional). Asimismo,
declaró la validez de la ley por la cual el Poder Legislativo había declarado nulas las leyes de
obediencia debida y punto final, porque su sentido había sido el de intentar dar cumplimiento a
los tratados constitucionales en materia de derechos humanos eliminando todo aquello que
pudiera parecer un obstáculo para que la justicia argentina investigue debidamente los hechos.
Finalmente, resolvió declarar de ningún efecto las leyes de obediencia debida y punto final y
19
Agustina Lena

cualquier acto fundado en ellas que se oponga al juzgamiento y eventual condena de los
responsables u obstaculice las investigaciones llevadas a cabo por crímenes de lesa humanidad.

CASO CIDH: Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. (1988)


HECHOS:
Durante 1981 y 1984, en Honduras, muchas personas desaparecieron sin que se haya vuelto a
tener noticia alguna de ellas. Las desapariciones solían iniciarse mediante el secuestro violento de
las víctimas, muchas veces a la luz del día y en lugares poblados, por parte de hombres armados,
en vehículos sin identificación oficial y con cristales polarizados, sin placas o con placas falsas.
Estos hechos constituían una práctica sistemática en contra de personas consideradas por las
autoridades hondureñas como peligrosas para la seguridad del Estado. Tanto las autoridades
militares y policiales como el Gobierno y el Poder Judicial se negaban o eran incapaces de
prevenir, investigar y sancionar los hechos y de auxiliar a quienes se interesaban en averiguar el
paradero y la suerte de las víctimas o de sus restos. En este escenario, Manfredo Velásquez,
estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, desapareció el 12 de septiembre
de 1981, entre las 16:30 y las 17:00 horas, secuestrado por personas vinculadas con las Fuerzas
Armadas o bajo su dirección.
Según testigos oculares, Velásquez fue sometido a duras interrogaciones, bajo fuertes torturas.

SENTENCIA:
Después de haber transmitido denuncia al Gobierno, la Comisión, en varias oportunidades, solicitó
información sobre los hechos denunciados. Ante la falta de respuesta del Gobierno, la Comisión
presumió "verdaderos los hechos denunciados relativos a la detención y posterior desaparición del
señor Velásquez Rodríguez en la República de Honduras" y observó al Gobierno que tales hechos
constituyen gravísimas violaciones al derecho a la vida y al derecho de libertad personal.
Finalmente envió el caso a la Corte.
La Corte declara que Honduras ha violado en perjuicio de Ángel Manfredo Velásquez Rodríguez
los deberes de respeto y de garantía del derecho a la libertad personal, integridad personal y a la
vida. Y fija en indemnización compensatoria que el Estado de Honduras debe pagar a los familiares
de Velásquez Rodríguez, mientras que supervisará el cumplimiento del pago de la indemnización
acordada y que sólo después de su cancelación archivará el expediente.

CASO CIDH: Barrios altos Vs. Perú. (2001). (.)


HECHOS:
Los hechos del presente caso ocurrieron en 1991. Seis individuos del grupo Colina, compuesto por
miembros del Ejército, irrumpieron en un inmueble ubicado en el vecindario conocido como
Barrios Altos en Lima. Al producirse la irrupción, se estaba celebrando una “pollada”, es decir, una
fiesta para recaudar fondos con el objeto de hacer reparaciones en el edificio.

20
Agustina Lena

Los atacantes llegaron al sitio en dos vehículos y obligaron a las víctimas a arrojarse al suelo.
Seguidamente empezaron a dispararles por un período aproximado de dos minutos. 15 personas
fallecieron y 4 quedaron gravemente heridas.
El Congreso peruano promulgó una ley de amnistía, la cual exoneraba de responsabilidad a los
militares, policías, y también a civiles, que hubieran cometido, entre 1980 y 1995, violaciones a los
derechos humanos o participado en esas violaciones; frente a esto no se realizaron mayores
investigaciones ni se sancionaron a los responsables.

SENTENCIA:
La Corte considera que son inadmisibles las disposiciones de amnistía, de prescripción y el
establecimiento de excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y
sanción de responsables de violaciones de derechos humanos tales como tortura, ejecuciones
sumarias, extralegales o arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por ser
derechos inderogables reconocidos por el Derecho Internacional.
La Corte, considera que las leyes de amnistía adoptadas por Perú impidieron que los familiares de
las víctimas y las víctimas sobrevivientes en el presente caso fueran oídas por un juez, violando el
derecho a la protección judicial; impidieron la investigación, identificación, persecución, captura,
enjuiciamiento y sanción de los responsables de los hechos ocurridos en Barrios Altos. Finalmente,
la adopción de las leyes de autoamnistía es incompatibles con la Convención, por lo que Perú
incumplió la obligación de adecuar su derecho interno.
Los Estados Partes tienen el deber de tomar las providencias de toda índole para que nadie sea
sustraído de la protección judicial y del ejercicio del derecho a un recurso sencillo y eficaz. Es por
ello que los Estados Partes en la Convención que adopten leyes que tengan este efecto, como lo
son las leyes de autoamnistía, incurren en una violación de los artículos la Convención.
Las mencionadas leyes carecen de efectos jurídicos y no pueden seguir representando un
obstáculo para la investigación de los hechos, ni para la identificación y el castigo de los
responsables.
Ante esto, la Corte declara que el Estado violo: el derecho a la vida, el derecho a la integridad
personal, el derecho a las garantías judiciales y a la protección judicial. Considera que las leyes de
amnistía son incompatibles con la Convención Americana sobre Derechos Humanos y carecen de
efectos jurídicos. Declarar que Perú debe investigar los hechos para determinar las personas
responsables de las violaciones de los derechos humanos y divulgar públicamente los resultados
de dicha investigación y sancionar a los responsables. Además, debe pagar las indemnizaciones
correspondientes a las víctimas o sus familiares. Y finalmente publicar la sentencia de la Corte en
el Diario Oficial El Peruano, y difundir su contenido en otros medios de comunicación “que para tal
efecto se estimen apropiados, dentro de los 30 días de suscrito el acuerdo”.

UNIDAD 7
21
Agustina Lena

CASO CIDH: Atala Riffo y niñas Vs. Chile. (2012) (.)


HECHOS:
En 2002 Karen Atala Riffo decide finalizar su matrimonio con Ricardo Lopez Allendes, con quien
tenía 3 hijas. Establecieron que ella tendría la tutela y cuidado de las niñas. Ese mismo año, la
compañera sentimental de la señora Atala comenzó a convivir en la misma casa con ella y sus
hijas.
En 2003 el padre de las niñas interpuso demanda de custodia ante el Juzgado de menores, quien
rechazo la demanda. En 2004 la cámara de apelaciones confirma la sentencia. A fines de ese año la
Corte Suprema de Justicia de Chile acepta recurso de queja y estimó que las niñas se encontraban
en una "situación de riesgo", que las ubicaba en un "estado de vulnerabilidad en su medio social,
ya que su entorno familiar excepcional se diferenciaba significativamente del que tienen sus
compañeros de colegio y relaciones de la vecindad en que habitan, exponiéndolas a ser objeto de
aislamiento y discriminación que igualmente afectaría a su desarrollo personal”, lo que considero
suficiente para otorgar la tutela al padre.

SENTENCIA:
Ante la decisión del máximo tribunal del país, la jueza Atala decidió enviar su caso a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, donde se declaró admisible la petición en 2010,
sometiendo el caso a la Corte Interamericana.
La Corte ha establecido en múltiples casos que los Estados deben abstenerse de realizar acciones
que vayan dirigidas, directa o indirectamente, a crear situaciones de discriminación y, a su vez,
están obligados a adoptar medidas positivas para revertir situaciones discriminatorias existentes
en sus sociedades. Ante esto, el Tribunal constató que la Corte chilena invocó, en su sentencia,
razones discriminatorias al considerar por ejemplo al entorno donde se desenvolvían las menores
como un presunto deterioro; los efectos negativos que esto podía causar en las hijas; la supuesta
existencia de "un estado de vulnerabilidad en su medio social" por el presunto riesgo de una
estigmatización social”. Así, la Corte Suprema Chilena otorgó relevancia significativa a la
orientación sexual de la señora Atala al momento de la sentencia.
Es incompatible toda situación que, por considerar superior a un determinado grupo, conduzca a
tratarlo con privilegio; o que, a la inversa, por considerarlo inferior, lo trate con hostilidad o lo
discrimine en derechos. La Corte observó que se habían violentado derechos consagrados en la
Convención desprotegiendo los derechos de la señora Atala, realizando una discriminación basada
en argumentos moralistas más que jurídicos, que abogaban por una visión tradicional de familia, al
considerar que en "el contexto de una sociedad heterosexual y tradicional" el padre ofrecía una
mejor garantía del interés superior de las niñas.
Por otra parte, se constató que se generó también una injerencia arbitraria en la vida privada de
Atal, ya que la orientación sexual es parte de la intimidad de una persona y no tiene relevancia
para analizar aspectos relacionados con la buena o mala paternidad o maternidad.
Con respecto al interés del niño la Corte determinó, en el presente caso, que no puede ser
utilizado para amparar la discriminación en contra de cualquiera de los padres por su orientación
sexual, pues, el juzgador no puede tomar en consideración esta condición social como elemento
para decidir sobre una custodia. Por lo tanto, no son admisibles las consideraciones basadas en
estereotipos por la orientación sexual; es decir, pre-concepciones de las conductas o
22
Agustina Lena

características poseídas por las personas homosexuales o el impacto que estos presuntamente
puedan tener en las niñas y los niños.
Respecto al concepto de familia, como estableció la Corte, no existe un modelo único de familia,
por lo que éste puede variar. La Corte Suprema de Justicia del Estado de Chile señaló, que: "se
desconoció el derecho preferente de las menores a vivir y desarrollarse en el seno de una familia
estructurada normalmente y apreciada en el medio social, según el modelo tradicional que le es
propio". En el presente caso, la Corte estimó que el lenguaje utilizado por la Corte Suprema
relacionado con la supuesta necesidad de las niñas de crecer en una "familia estructurada
normalmente y apreciada en su medio social", y no en una "familia excepcional", refleja una
percepción limitada y estereotipada del concepto de familia que no tiene base en la Convención al
no existir un modelo específico de familia.
La CIDH constata que la Corte Suprema de Justicia no explicó en su sentencia cómo evaluó o tomó
en cuenta las declaraciones y preferencias hechas por las menores de edad que constaban en el
expediente. Por el contrario, la Corte Suprema se limitó a fundamentar su decisión en el supuesto
interés superior de las tres menores de edad, pero sin motivar o fundamentar la razón por la que
consideraba legítimo contradecir la voluntad expresada por las niñas durante el proceso de
tuición, más aún si se tiene en cuenta la interrelación entre el derecho a participar de los niños y
niñas y el objetivo de cumplir con el principio del interés superior del niño.
La Corte considera que existían prejuicios y estereotipos que fueron manifestados en la sentencia,
que demostraban que quienes realizaron y aprobaron dicho informe no fueron objetivos respecto
a este punto. Por el contrario, dejaron plasmada su posición personal respecto a la orientación
sexual de la señora Atala en un ámbito disciplinario en el que no era aceptable ni legítimo un
reproche jurídico por este hecho.
La Corte declara que el Estado es responsable por la violación del derecho a la igualdad y la no
discriminación en perjuicio de Karen Atala Riffo y las niñas M., V. y R. Es responsable por la
violación del derecho a la vida privada. Es responsable por la violación del derecho a ser oído en
perjuicio de las niñas M., V. y R. Y es responsable por la violación de la garantía de imparcialidad.
La Corte dispone: el Estado debe brindar atención médica y psicológica o psiquiátrica gratuita y de
forma inmediata, adecuada y efectiva, a través de sus instituciones públicas de salud
especializadas a las víctimas que así lo soliciten. Debe publicar un resumen de la Sentencia en el
diario oficial y en un diario de amplia circulación y realizar un acto público de reconocimiento de
responsabilidad internacional por los hechos. Debe implementar, en un plazo razonable,
programas y cursos permanentes de educación y capacitación dirigidos a funcionarios públicos a
nivel regional y nacional y particularmente a funcionarios judiciales. El Estado debe pagar las
indemnizaciones correspondientes a Karen Atala y a cada una de sus hijas. Y debe, dentro del
plazo de un año rendir al Tribunal un informe sobre las medidas adoptadas.
 

UNIDAD 8:

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Agustina Lena

CASO Comisión IDH: Maria Da Penha Vs. Brasil. (2001) (.)


HECHOS:
En 1983 María da Penha, brasileña, fue víctima de doble intento de homicidio por su entonces
marido y padre de sus 3 hijas, dentro de su casa, en Fortaleza. El agresor, Marco Antonio Heredia
Viveiros, colombiano naturalizado brasileño, le disparó por la espalda mientras ella dormía,
causándole paraplejia irreversible, entre otros graves daños a su salud. En ocasión posterior,
intentó electrocutarla en el baño. Hasta 1998, más de 15 años después del crimen, pese a haber
dos condenas, aún no había una decisión definitiva en el proceso y el agresor permanecía en
libertad, razón por la cual Maria da Penha, CEJIL y CLADEM enviaron el caso a la Comisión
Interamericana. El Estado no respondió a la petición y permaneció silencioso durante todo el
procedimiento.

SENTENCIA:
En 2001, la Comisión responsabilizó al Estado por omisión, negligencia y tolerancia en relación con
la violencia doméstica contra las mujeres brasileñas. Consideró que en este caso se daban las
condiciones de violencia doméstica y de tolerancia por el Estado definidas en la Convención de
Belém do Pará y que existía responsabilidad por la falta de cumplimiento a los deberes de una vida
libre de violencia, a que se respete su vida, integridad física, psíquica y moral y seguridad personal;
dignidad personal, igual protección ante la ley y de la ley; y a un recurso sencillo y rápido ante los
tribunales competentes.
Además, estableció recomendaciones para el caso y también políticas públicas para el país. Como:
completar el procesamiento penal del responsable; proceder a una investigación y
responsabilización en relación con las irregularidades y retrasos injustificados en el proceso;
proveer una reparación simbólica y material a la víctima; promover la capacitación de funcionarios
judiciales y policiales especializados; simplificar procedimientos judiciales penales; promover
formas alternativas de solución de conflictos intrafamiliares; multiplicar el número de Comisarías
de la Mujer con recursos especiales y brindar apoyo al Ministerio Publico en sus informes
judiciales; incluir en los planes pedagógicos unidades curriculares sobre el respeto a la mujer, sus
derechos, la Convención de Belém do Pará y el manejo de conflictos intrafamiliares.
Se trata del primer caso en que se aplicó la Convención de Belém do Pará en el sistema
interamericano, con decisión en que se responsabiliza un país en materia de violencia doméstica
contra las mujeres. En marzo de 2002 el proceso penal fue concluido en ámbito interno y, en
octubre del mismo año, el agresor fue arrestado. En 2006, como resultado de una acció n
conjunta de la sociedad civil y del Estado, se aprueba la Ley 11.340 (Ley Maria da Penha), que crea
mecanismos para frenar la violencia doméstica y familiar contra la mujer.
Luego de años de negociaciones entre la víctima, el Estado y las peticionarias, en 2008, en un
evento público llevado a cabo en Fortaleza, se hace efectiva la reparación a la víctima, mediante el
pago de la indemnización y un pedido de disculpas a Maria da Penha, ambos llevados a cabo por el
gobierno de Ceará, con reconocimiento del Estado brasileño de su responsabilidad internacional
ante las violaciones ocurridas, que tuvo gran repercusión en los medios informativos. En diciembre
de 2008, el Estado de Ceará adhirió al Pacto Nacional de Enfrentamiento a la Violencia contra la
24
Agustina Lena

Mujer, importante medida que promueve la adopción de políticas relacionadas con el


cumplimiento de las recomendaciones de la CIDH. Sigue pendiente, todavía, la investigación y
responsabilización relativas a las irregularidades y retrasos injustificados en el proceso en el
ámbito de la justicia interna.

Corte IDH: Caso González y otras (“Campo Algodonero”) Vs. México. (2009) (.)
HECHOS:
Los hechos del presente caso sucedieron en 2001, cuando tres jóvenes, dos de ellas menores de
edad, desaparecieron en ciudad de Juárez, lugar donde existe un gran numero de homicidios de
mujeres influenciado por una cultura de discriminación contra ellas. Sus familiares presentaron las
denuncias de desaparición; no obstante, no se iniciaron mayores investigaciones.
En noviembre de 2001 se encontraron los cuerpos en un Campo Algodonero. Los cuerpos
presentaban signos de violencia sexual, y se concluyó que las tres mujeres estuvieron privadas de
su libertad antes de su muerte. A pesar de los recursos interpuestos por sus familiares, no se
investigó ni se sancionó a los responsables
Ante la falta de investigación por parte del gobierno mexicano y la gravedad de los delitos, los
representantes de las víctimas se presentaron ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos en 2002 alegando violaciones a los tratados internacionales de Viena, Pacto de San José
de Costa Rica y Convención de Belem do Pará.

SENTENCIA:
La Corte estableció “que no toda violación de un derecho humano cometido en perjuicio de una
mujer conlleva necesariamente una violación de la Convención de Belém do Pará”; si no que “será
Feminicidio cuando se mata por razón de género”. En el presente caso, la Corte toma nota del
reconocimiento del Estado respecto a la situación de violencia contra la mujer en Ciudad Juárez, y
que los asesinatos “se encuentran influenciados por una cultura de discriminación contra la
mujer”. Lo que lleva a concluir que las jóvenes fueron víctimas de violencia contra la mujer según
la Convención Americana y la Convención Belém do Pará.
Los Estados deben adoptar medidas para cumplir con la debida diligencia en casos de violencia
contra las mujeres. Deben contar con un adecuado marco jurídico de protección, con una
aplicación efectiva del mismo y con políticas de prevención y prácticas que permitan actuar de una
manera eficaz y proporcionar una respuesta efectiva ante las denuncias de violencia contra la
mujer.
La Corte considera que surge un deber de debida diligencia estricta frente a denuncias de
desaparición de mujeres, que debe estar acompañada de una voluntad para actuar de inmediato
con respecto a la realización exhaustiva de actividades de búsqueda durante las primeras horas y
los primeros días. Es imprescindible la actuación pronta e inmediata de las autoridades policiales,
fiscales y judiciales para determinar el paradero de las víctimas.
La Corte considera que México tuvo conocimiento de que existía un riesgo real e inmediato de que
las víctimas fueran agredidas sexualmente y asesinadas, e igualmente no adopto medidas
25
Agustina Lena

razonables conforme la Convención Americana y la Convención Belém do Pará, para encontrar a


las víctimas con vida, para que las autoridades ofrezcan una respuesta inmediata y eficaz ante las
denuncias de desaparición y, tampoco para que los funcionarios responsables de recibir las
denuncias tuvieran la capacidad para entender la gravedad del fenómeno y la voluntad para actuar
de inmediato.
El Tribunal considera que el Estado violó los derechos a la vida, integridad personal y libertad
personal y la obligación de adoptar disposiciones de derecho interno en perjuicio de las mujeres.
La obligación del Estado de investigar debe cumplirse diligentemente para evitar la impunidad y
que este tipo de hechos vuelvan a repetirse. Las irregularidades en el manejo de evidencias, la
alegada fabricación de culpables, el retraso en las investigaciones, y la inexistencia de
investigaciones contra funcionarios públicos por su supuesta negligencia grave, vulneran el
derecho de acceso a la justicia, a una protección judicial eficaz y el derecho de los familiares y de la
sociedad a conocer la verdad de lo ocurrido. Además, denota un incumplimiento estatal de
garantizar, a través de una investigación seria y adecuada, los derechos de las tres víctimas. En el
presente caso existe impunidad y las medidas de derecho interno adoptadas han sido insuficientes
para enfrentar las graves violaciones de derechos humanos ocurridas.
La Corte ha establecido que los niños y niñas tienen derechos especiales a los que corresponden
deberes específicos. Su condición exige una protección especial y complementaria a los demás
derechos de la persona. La Corte resalta que las medidas tomadas por el Estado en protección de
la niñez, no fueron efectivas para activar recursos y mecanismos para obtener información que
permitiera localizar a las niñas con rapidez y, una vez encontrados los cuerpos,
realizar investigaciones y sancionar a los responsables. En definitiva, el Estado no demostró
políticas públicas para garantizar los derechos de las niñas. 
Los familiares tuvieron que emprender diferentes actuaciones para buscar a las desaparecidas
ante la inactividad de las autoridades, las cuales al mismo tiempo emitían juicios reprochables en
contra de las jóvenes, causando con ello sufrimiento a los familiares. Estos además sufrieron en su
salud mental y emocional por la irregular y deficiente actuación de las autoridades del Estado a la
hora de localizar a las víctimas una vez reportada su desaparición, la mala diligencia en la
determinación de la identidad de los restos, de las circunstancias y causas de las muertes, el
retraso en la entrega de los cadáveres, la ausencia de información sobre el desarrollo de las
investigaciones y el trato dado a los familiares. Esto constituye una violación al derecho de la
integridad de los familiares.
Así, finalmente la Corte encuentra al Estado culpable y le ordena a conducir eficazmente el
procedimiento penal que ya se tenía para identificar, procesa y sancionar a los autores materiales
de la desaparición, privación ilegal de la libertad, tortura, violación y muerte de las jóvenes. En un
plazo razonable deberá investigar a los funcionarios acusados de irregularidades y hostigamiento.
Debe publicar en el Diario Oficial la Sentencia, realizar un acto público de reconocimiento de
responsabilidad internacional, y levantar un monumento en memoria de las mujeres víctimas en
Ciudad Juárez. Crear un banco de datos y pagina web con información de las niñas y mujeres
desaparecidas. Implementar programas y cursos permanentes de educación y capacitación en
derechos humanos y género a funcionarios públicos y realizar un programa de educación
destinado a la población en general. Debe brindar atención médica, psicológica o psiquiátrica
gratuita, de forma inmediata, adecuada y efectiva e indemnizar a las víctimas.

 
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Agustina Lena

CASO CSJN: Sisnero, Mirtha Graciela y otros c/ Taldelva SRL y otros. (2014) (.)
HECHOS:
Mirtha Graciela Sisnero interpone recurso de amparo contra varias empresas de transporte
público de pasajeros de la ciudad de Salta, alegando que se violaba el derecho a la igualdad y no
discriminación ante la imposibilidad de acceder al puesto de chofer, pese a cumplir con los
requisitos de idoneidad requeridos. Por su parte la Fundación entre Mujeres hizo una presentación
de carácter colectivo solicitando el cese de la discriminación por cuestión de género, la
incorporación de Sisnero en el puesto de chofer y que se establezca un cupo de puestos de trabajo
equitativo. 
La Cámara de Apelaciones de Salta hizo lugar a la demanda de Sisnero, ordenó el cese de toda
discriminación y estableció que las empresas demandadas debían tener un cupo de 30% de
mujeres en el plantel de choferes. Además, le ordenó a la Autoridad Metropolitana de Transporte
que confeccione un listado de las postulantes mujeres que cumplieran con los requisitos legales
vigentes, ubicando a Sisnero en el primer lugar.
Sin embargo, las empresas demandadas apelaron y el fallo llegó a la Corte Suprema de Justicia de
Salta que revocó ese pronunciamiento, considerando que en la causa no se configuraba un caso de
discriminación y que la prueba presentada era insuficiente, ya que Sisnero debería haber
acreditado que, aun contando con la idoneidad requerida para ese puesto, y que, en igualdad de
condiciones, las empresas habían preferido a otro postulante por el hecho de ser hombre. 

SENTENCIA:
Las actoras interponen recurso extraordinario, el cual les fue denegado. Presentan recurso de
queja ante la Corte la cual hizo lugar, declaró procedente el recurso extraordinario y, en
consecuencia, dejó sin efecto la sentencia apelada.
Destacó la Corte que los principios de igualdad y de prohibición de discriminación son elementos
estructurales del ordenamiento jurídico constitucional nacional e internacional. 
En particular, subrayó que la Convención para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
establece que los Estados parte deberán adoptar medidas en el ámbito laboral, para garantizar el
derecho a las mujeres a las mismas oportunidades de empleo y modificar o derogar leyes,
reglamentos, usos o prácticas que constituyan discriminación contra la mujer. Además, la CIDH ha
señalado que "en una relación laboral, se debe tener en cuenta que existe una obligación de
respeto de los derechos humanos entre particulares, Y asegurar la efectividad de los derechos
humanos protegidos, que existe en cabeza de los Estados, se derivan efectos en relación con
terceros”. 
Además, consideró que la Corte de Salta no había valorado la prueba ya que la discriminación,
muchas veces, no suele manifestarse de forma abierta e identificable. Si el reclamante puede
acreditar la existencia de hechos de los que pueda presumirse su carácter discriminatorio,
corresponderá al demandado la prueba de su inexistencia, en este caso, se acreditaron diversos
hechos conducentes y suficientes para configurar un caso prima facie encuadrable en una
situación discriminatoria.
Así, la Corte hace lugar a la demanda y ordenó que se dicte un nuevo pronunciamiento.

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Agustina Lena

UNIDAD 9:
CASO CIDH: Mendoza y otros Vs. Argentina (penitenciarias de Mendoza). (2015) (.)
HECHOS:
César Mendoza, Claudio Núñez, Lucas Mendoza, Saúl Roldán y Ricardo Videla crecieron en barrios
marginales, en una situación de exclusión y gran vulnerabilidad socioeconómica, con carencias
materiales que condicionaron su desarrollo. Entre 1999 y 2002 se condenaron a los jóvenes a
penas de privación perpetua de la libertad por delitos cometidos antes de haber alcanzado la
mayoría de edad. Los representantes de los condenados interpusieron, en diferentes fechas, una
serie de recursos de casación y quejas en los que solicitaban la revisión de las sentencias
condenatorias. Los recursos fueron desestimados.
En 1998, a los 17 años de edad, y durante su permanencia en el Instituto de Menores, Lucas
Mendoza recibió un “pelotazo” en el ojo izquierdo. A pesar de la gravedad de la lesión, no recibió
tratamiento médico oportuno lo que conllevó a que su lesión fuese irreversible. En 2005, Ricardo
Videla falleció a los 20 años de edad, fue encontrado colgado en su celda del Centro de Seguridad
de la Penitenciaría de Mendoza. El Estado no realizó las investigaciones pertinentes para
esclarecer los hechos. En 2007, Lucas Mendoza y Claudio Núñez fueron agredidos por integrantes
del cuerpo del Complejo Penitenciario Federal I, el Fiscal Federal solicitó archivar el caso, pues no
era posible identificar a los agresores.

En estos centros penitenciarios se


produjeron varios hechos de
violencia, provocando así, la muerte de
varios internos de las unidades, heridos
y también la muerte de guardias de las
unidades penitenciarias.
Además de las pésimas
condiciones de seguridad,
infraestructura y hacinamiento en
la que vivían los
28
Agustina Lena

reclusos, generando así problemas de


higiene y salud dentro de los internos.
Fueron los propios internos quienes
presentaron en reiteradas ocasiones
acciones de Habeas Corpus al
sistema judicial de la provincia de
Mendoza pero no obtuvieron ningún
resultado.
Debido a las reiteradas situaciones
violentas que se produjeron en el
sistema penitenciario de la Provincia de
Mendoza, la Comisión pidió la
intervención del Estado en reiteradas
oportunidades, mediante la solicitud de
medidas previsionales, las cuales el
Estado argentino debía acatar
obligatoriamente.

29
Agustina Lena

El Estado argentino previo a recibir la


solicitud, informo que las autoridades
federales competentes ya se
encontraban trabajando en conjunto con
las autoridades provinciales para
resolver esta problemática
Además de estos hechos de violencia que provocaron lesiones y hasta muertes en los internos, los
establecimientos contaban con pésimas condiciones de seguridad, salubridad y hacinamiento,
generando problemas de salud e higiene en los internos.
Fueron estos mismos quienes presentaron en reiteradas ocasiones acciones de habeas corpus al
sistema judicial de la Provincia de Mendoza y no obtuvieron respuesta.
Debido a las reiteradas situaciones de violencia que se produjeron en el sistema penitenciario de la
Provincia, la Comisión pidió la intervención del Estado en numerosas ocasiones. El estado informo
que se encontraba solucionando estas cuestiones.

SENTENCIA:
Argentina había reconocido su responsabilidad por las condiciones de detención en las que se
encontraba Ricardo Videla y por su muerte bajo custodia estatal, por lo que la Corte no se
pronunció respecto de estos hechos.
No obstante, estableció la responsabilidad internacional de Argentina por la violación de los
derechos a la integridad y libertad personal de los 5 hombres, al imponer penas de privación
perpetua de la libertad por la comisión de delitos cuando aún eran menores de edad. El Tribunal
consideró que dichas penas, por su propia naturaleza, no cumplen con la finalidad de la
reintegración social de los niños, ya que implican la máxima exclusión del niño de la sociedad, de
tal manera que operan en un sentido meramente retributivo, pues las expectativas de
resocialización se anulan a su grado mayor. Además, por su desproporcionalidad, la imposición de
dichas penas constituyó un trato cruel e inhumano para los jóvenes mencionados.
Adicionalmente, la Corte estableció que el recurso de casación previsto en los códigos procesales
penales de la Nación y de la provincia de Mendoza no garantizó una revisión íntegra de las
sentencias condenatorias de las personas mencionadas.
Por otro lado, el Tribunal declaró al Estado responsable por la violación del derecho a la integridad
personal de Lucas Mendoza y Claudio Núñez, por la falta de atención médica adecuada al primero,
y por las torturas infligidas a ambos por parte de personal penitenciario. Por violar los derechos a
la protección y las garantías judiciales consagrados en la Convención Americana, por la falta de
una adecuada investigación de la muerte de Ricardo Videla, así como de las torturas mencionadas.
El Tribunal también señaló que la falta de investigación de los hechos de tortura constituyó un

30
Agustina Lena

incumplimiento de las obligaciones de prevención y sanción establecidas en la Convención


Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura.
La Corte también declaró que Argentina incumplió su obligación de adoptar disposiciones de
derecho interno, por imponer a niños sanciones penales previstas para adultos, y por las
limitaciones al recurso de casación existentes.
Por último, la Corte ordenó al Estado, brindar gratuitamente el tratamiento médico y psicológico o
psiquiátrico necesario; asegurar a las víctimas las opciones educativas o de capacitación formales
que ellos deseen, incluyendo educación universitaria, a través del sistema penitenciario o, en caso
de que se encuentren en libertad, a través de sus instituciones públicas; implementar políticas
públicas para la prevención de la delincuencia juvenil; asegurar que no se vuelva a imponer la
prisión o reclusión perpetuas a quienes hayan cometido delitos siendo menores de edad;
investigar con debida diligencia, la muerte de Ricardo Videla y la tortura sufrida por Lucas Matías
Mendoza y Claudio David Núñez. La Corte Interamericana supervisará el cumplimiento íntegro de
la sentencia.

UNIDAD 10:
Caso CSJN: F., A. L. s/ Medida autosatisfactiva. (2012) (.)
HECHOS:
Una madre, en representación de su hija de 15 años de edad, solicitó a la justicia penal de Chubut
en 2010 que se dispusiera la interrupción del embarazo de la niña adolescente, víctima de un caso
de violación intrafamiliar, con base en el artículo 86, incisos 1º y 2º, del Código Penal.
Señaló que tiempo antes había denunciado la violación ante el Ministerio Fiscal de la Provincia de
Chubut y que luego, adjunto un certificado médico que daba cuenta de que aquella cursaba la
octava semana de gestación. En primera y segunda instancia rechazaron el pedido, sin embargo, el
Superior Tribunal revoco la decisión anterior e hizo lugar al pedido de la madre ya que encuadraba
en un caso de aborto no punible.
Contra esa decisión el Asesor General Subrogante interpuso, en representación del nasciturus,
recurso extraordinario no obstante haberse llevado a cabo ya la mencionada práctica médica, con
fundamento en la gravedad institucional que presentaba el caso.

SENTENCIA:
El caso llego a la Corte Suprema y esta sentó tres reglas claras.
La primera: que la Constitución y los tratados de derechos humanos no sólo no prohíben la
realización de esta clase de abortos, sino que, por el contrario, impiden castigarlos respecto de
toda víctima de una violación en atención a los principios de igualdad, dignidad de las personas y
de legalidad.  De este modo, se puso fin a la incertidumbre relacionada con el alcance del artículo
86, inciso 2º, del Código Penal, ya que algunas instancias judiciales entendían que éste sólo se
aplica respecto de una víctima que posea alguna discapacidad mental.
La segunda: que los médicos en ningún caso deben requerir autorización judicial para realizar esta
clase de abortos, debiendo practicarlos requiriendo exclusivamente la declaración jurada de la

31
Agustina Lena

víctima, o de su representante legal, en la que manifieste que el embarazo es consecuencia de una


violación.
La tercera: los jueces tienen la obligación de garantizar derechos y su intervención no puede
convertirse en un obstáculo para ejercerlos, por lo que deben abstenerse de judicializar estas
intervenciones, que quedan exclusivamente reservadas a lo que decidan la paciente y su médico. 
Así, la Corte confirma la sentencia del Tribunal Superior de Chubut, que autoriza la realización del
aborto por violación, rechazando el recurso extraordinario del Asesor General Subrogante. En la
decisión, se tuvieron en cuenta la posición de la OMS en la materia, y distintos pronunciamientos
del Comité de Derechos Humanos y del Comité de los Derechos del Niño, ambos de Naciones
Unidas.
La CSJN exhorto a las autoridades nacionales, provinciales y de CABA, a implementar protocolos
hospitalarios para atender los abortos no punibles con el fin de remover todas las barreras
administrativas, institucionales y judiciales al acceso a los servicios médicos y a disponer un
adecuado sistema que permita al personal sanitario ejercer su derecho de objeción de conciencia
sin que ello se traduzca en demoras para este servicio.
Asimismo, señalaron la necesidad de que tanto en el ámbito nacional como en los provinciales se
extremen los recaudos de brindar a las víctimas de violencia sexual, en forma inmediata y
expeditiva, la asistencia adecuada para resguardar su salud e integridad física, psíquica, sexual y
reproductiva y el asesoramiento legal del caso. También que se implementen campañas de
información pública, con especial foco en los sectores vulnerables, que hagan conocer los
derechos de las víctimas de violación y que se capacite a las autoridades sanitarias, policiales,
educativas para que brinden a toda víctima de violencia sexual la orientación del caso.

RESOLUCIONES / OPINIONES CONSULTIVAS / OBSERVACIONES GENERALES.

RESOLUCIÓN NO. 1/2020 PANDEMIA Y DERECHOS HUMANOS EN LAS AMÉRICAS,


adoptada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (2020).
La Resolución adoptada por la Comisión Interamericana en el marco de la emergencia sanitaria por
la propagación del COVID-19, formula recomendaciones a los Estados de la Convención
Americana, para que cumplan satisfactoriamente con su deber de abordar la pandemia en
cumplimiento de los mandatos desarrollados por el Derecho Internacional Humanitario y de los
Derechos Humanos.
Considera que América es una de las regiones mas desiguales del planeta, por lo que la pandemia
supone desafíos aun mayores. Los Estados tienen la obligación de respetar y garantizar los
derechos humanos, por lo que, en muchas ocasiones, para generar adecuada distancia social,
puede resultar la restricción o limitación de determinados derechos, como el de reunión y la
libertad de circulación que no sean indispensables
Resulta necesario el derecho a la información y libertad de prensa respecto a informar sobre la
pandemia y las medidas que se adoptan para contenerla y enfrentarla.

32
Agustina Lena

Al momento de emitir medidas de emergencia y contención frente a la pandemia, los Estados


deben brindar y aplicar medidas y prestar especial atención a las necesidades y al impacto de estas
medidas en los grupos históricamente excluidos o en especial riesgo, como: personas mayores,
personas enfermas, personas privadas de libertad, mujeres, pueblos indígenas, niñas, niños y
adolescentes, personas LGBTI, personas con discapacidad, personas trabajadoras, y personas que
viven en pobreza y pobreza extrema, etc.
Se debe realizar una coordinación regional y global para enfrentar la pandemia, donde toda
política para la prevención, atención y contención se desarrolle con un abordaje de cooperación
internacional entre Estados. Se necesita el apoyo, la participación y cooperación de personas y
grupos de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, etc. para que los esfuerzos de los
Estados pandemia sean eficaces y oportunas.
La Comisión recomienda adoptar con la debida diligencia las medidas que sean adecuadas para
proteger los derechos a la vida, salud e integridad personal de las personas que se encuentren en
sus jurisdicciones frente al riesgo que representa la presente pandemia; y que estas medidas se
adopten enfocándose en los derechos humanos, respetando y protegiéndolos. Cualquier
restricción a derechos que se haga debe ser conforme a los principios de legalidad y no
discriminación, prestando especial atención a los grupos en situación de riesgo. Estas restricciones
deben tener sustento en una evidencia científica y deberán existir medios idóneos para
controlarlas.

Comité de los Derechos del Niño. Observación General Nro. 7: “Realización de los
derechos del Niño en la primera infancia “(2005).
Esta observación general es producto de las experiencias del Comité al examinar los informes de
los Estados Partes. En muchos casos se ha proporcionado muy poca información sobre la primera
infancia
El Comité consideró que era necesario estudiar la Convención sobre los Derechos del Niño en los
niños pequeños, por lo que, en 2004, dedicó su día de debate al tema "Realización de los derechos
del niño en la primera infancia".
La Convención sobre los Derechos del Niño define al niño como "todo ser humano menor de 18
años de edad, salvo que, en virtud de la ley, haya alcanzado antes la mayoría de edad" (art. 1). El
Comité considera que los niños pequeños son beneficiarios de todos los derechos consagrados en
la Convención, y tienen derecho a medidas especiales de protección. Los Estados Partes no han
prestado atención suficiente a los niños pequeños como portadores de derechos, ni a las leyes,
políticas y programas necesarios para hacer realidad sus derechos durante esta fase.
Por primera infancia el Comité incluye a todos los niños pequeños: desde el nacimiento y primer
año de vida, pasando por el período preescolar hasta la transición al período escolar. En
consecuencia, comprende el periodo hasta los 8 años de edad. La primera infancia es una etapa
esencial para la realización de los derechos del niño, ya que estos atraviesan el período más rápido
crecimiento y cambio de todo su ciclo vital; crean vínculos emocionales fuertes con sus padres u
otros cuidadores; establecen importantes relaciones con otros niños; estos años son la base de su

33
Agustina Lena

salud física y mental, de su seguridad emocional, de su identidad cultural y personal y del


desarrollo de sus aptitudes.
La Convención exige que los Estados elaboren un programa positivo para la primera infancia
donde los niños sean respetados como personas por derecho propio. Deben considerarse
miembros activos de las familias, comunidades y sociedades. Deben planificarse leyes, políticas y
programas donde se garantice sus derechos y necesidades; su adecuado desarrollo, crecimiento y
supervivencia; asegurando un trato no discriminativo.
Se debe proteger y prestar asistencia adecuada a los padres, representantes y a la familia en la
crianza de los niños. Estas relaciones son fundamentales, ya que ofrecen al niño seguridad física y
emocional, así como cuidado y atención constantes, los niños construyen una identidad personal,
y adquieren aptitudes, conocimientos y conductas.
Los Estados Partes deben velar por que todos los niños pequeños tengan garantizado el acceso a
servicios adecuados y efectivos. Deberá prestarse especial atención a los grupos más vulnerables
de niños pequeños y a quienes corren riesgo de discriminación (niñas, los niños que viven en la
pobreza, niños con discapacidades, niños indígenas, niños huérfanos, etc.). Deberán tener acceso
al más alto nivel posible de salud y nutrición durante sus primeros años, garantizando un acceso a
agua potable, a saneamiento, a una buena nutrición y a servicios médicos. Además de una
educación de calidad. Y garantizar el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a
las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las
artes.
Las estrategias adecuadas de prevención e intervención durante la primera infancia tienen el
potencial de influir positivamente en el bienestar y su futuro, ayudando a prevenir las dificultades
personales, sociales y educativas en la mitad de la infancia y en la adolescencia.

Corte Interamericana de Derechos Humanos: Resumen Opinión Consultiva


“Identidad de Género, e Igualdad y no discriminación a parejas del mismo sexo”
(2017).
En 2017, la Corte adoptó una Opinión Consultiva sobre Identidad de Género e Igualdad y no
Discriminación a parejas del mismo sexo. Fue emitida en respuesta a una solicitud presentada por
Costa Rica que buscaba responder a cinco preguntas en torno temas relacionados con derechos de
personas LGTBI. El primero de ellos versa sobre el derecho a la identidad de género, en particular
los procedimientos de las solicitudes de cambio de nombre. El segundo tema se refiere a los
derechos patrimoniales de las parejas constituidas por personas del mismo sexo.
Las personas LGTBI constituyen una minoría que ha sido históricamente víctima de discriminación,
estigmatización, diversas formas de violencia y violaciones a sus derechos fundamentales.
El Tribunal considera que la orientación sexual, la identidad de género y la expresión de género
son categorías protegidas por la Convención. Por ello se prohíbe cualquier norma, acto o práctica
de derecho interno, sea por parte de autoridades estatales o por particulares que discrimine,
disminuya o restringa los derechos de una persona por su orientación sexual, identidad de género
y/o expresión de género.
En relación con la identidad de género y sexual, la Corte reiteró que la misma se encuentra ligada
al concepto de libertad y a la posibilidad de todo ser humano de autodeterminarse y escoger libre
y autónomamente. La identidad de género es un elemento de la identidad de las personas, por lo
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Agustina Lena

que es fundamental su reconocimiento por parte del Estado para garantizar el pleno goce de los
derechos humanos de las personas transgénero, incluyendo la protección contra la violencia,
tortura, malos tratos, derecho a la salud, a la educación, empleo, vivienda, derecho a la libertad de
expresión, etc. El nombre es un elemento básico, indispensable y fundamental, con él se busca
lograr que cada persona posea un signo distintivo frente a los demás. El Tribunal argumentó que el
derecho de cada persona a definir de manera autónoma su identidad sexual y de género se
encuentra protegido por la Convención, por lo que los Estados deben respetar y garantizar a toda
persona, la posibilidad de registrar y/o de cambiar su nombre y los demás componentes esenciales
de su identidad como la imagen, o la referencia al sexo o género, sin interferencias por parte de las
autoridades públicas o por parte de terceros. Los Estados cuentan con la posibilidad de establecer
y decidir sobre el procedimiento más adecuado, conforme su derecho interno, para los trámites de
cambio de nombre, adecuación de la imagen o referencia al sexo o género, en los registros y en los
documentos de identidad.
La Convención Americana protege, en virtud del derecho a la protección de la vida privada y
familiar, y la protección de la familia, el vínculo familiar que puede derivar de una relación de una
pareja del mismo sexo. La Corte estima también que deben ser protegidos todos los derechos
patrimoniales que se derivan del vínculo familiar protegido entre personas del mismo sexo.
La Corte observó que existen medidas administrativas, judiciales y legislativas de diversa índole
que pueden ser adoptadas por los Estados para garantizar los derechos de las parejas del mismo
sexo. No es necesaria la creación de nuevas figuras jurídicas para garantizar estos derechos, si no
que basta con utilizar las instituciones existentes en los países, ej.: matrimonio. Finalmente, no se
debe establecer un trato diferente entre las parejas heterosexuales y aquellas del mismo sexo al
momento de formar una familia. Tampoco es admisible la existencia de dos clases de uniones
solemnes para consolidar jurídicamente la convivencia heterosexual y homosexual.

Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Cultuales: Observación


General 3 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1990)
En el art. 2 párrafo 1 se describe la índole de las obligaciones jurídicas contraídas por los Estados
Partes en el Pacto, incluyendo obligaciones de comportamiento y de resultado.
Así, primeramente, los estados deben adoptar medidas deliberadas y concretas, en un plazo
razonablemente breve, orientadas a satisfacer las obligaciones reconocidas en el Pacto. Estas
medidas deben ser particularmente legislativas, el Comité reconoce que en numerosos casos estas
son muy deseables y hasta indispensables. Por ejemplo, puede resultar difícil luchar con éxito
contra la discriminación si se carece de una base legislativa sólida.
La adopción de medidas legislativas no agota por sí misma las obligaciones de los Estados Partes, si
no que deben incorporar todas las que se consideren apropiadas. Así, cabría considerar
apropiadas, además de las legislativas, la de ofrecer recursos judiciales en lo que respecta a
derechos que puedan considerarse justiciables. Los Estados Partes están obligados a garantizar
que toda persona cuyos derechos o libertades reconocidos en el Pacto sean violados puedan
interponer un recurso efectivo.
En los casos donde la adopción de políticas encaminadas a hacer efectivos los derechos
reconocidos en el Pacto han tomado forma de disposiciones legislativas, el Comité desea ser

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informado de si tales leyes protegen plenamente los derechos de las personas o grupos o si estas
han perdido fuerza o han sido modificadas.
El Comité observa que el compromiso de "adoptar medidas " no exige ni excluye un tipo específico
de gobierno o sistema económico. Así pues, el Pacto es neutral y los derechos reconocidos pueden
hacerse efectivos en una amplia variedad de sistemas económicos y políticos, a condición
únicamente que se respeten los derechos humanos.
El Pacto reconoce que la plena efectividad de los derechos económicos, sociales y culturales en
general no podrá lograrse en un breve período de tiempo. Sin embargo, impone una obligación de
proceder lo más expedita y eficazmente posible a su plena efectividad.
Le corresponde a cada Estado Parte asegurar la satisfacción esencial de estos derechos, hasta el
máximo recursos que disponga. Para que un Estado Parte pueda atribuir su falta de cumplimiento
de obligaciones mínimas por una falta de recursos disponibles, debe demostrar que realizo todo
esfuerzo para satisfacer estas obligaciones según los recursos a su disposición. El Comité considera
que, aunque se demuestre que los recursos son insuficientes, sigue en pie la obligación del Estado
Parte de asegurar el disfrute más amplio posible de los derechos, especialmente de los miembros
mas vulnerables de la sociedad.
Finalmente, el Comité considera que la efectividad de los derechos económicos, sociales y
culturales es una obligación de todos los Estados; y considera la obligación de los Estados que
están en mejores condiciones a ayudar a los demás.

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