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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA

FACULTAD DE DERECHO
MATERIA: DERECHOS HUMANOS

Trabajo Práctico Nº1


Análisis de la sentencia de la SCBA “García, Mabel Adriana contra P.
E. s/ pretensión indemnizatoria. Recurso Extraordinario de
Inaplicabilidad de Ley”

CONSIGNA:

Del análisis del texto de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la


Provincia de Buenos Aires en autos “García, Mabel Adriana contra poder
Ejecutivo s/ pretensión indemnizatoria. Recurso Extraordinario de
Inaplicabilidad de Ley", de fecha 28 de noviembre de 2018, y que se encuentra
disponible en la Cátedra Virtual en el segmento Materiales de Estudios. Derechos
de la Mujer, responder en grupo las siguientes preguntas:

1) Describan los hechos violatorios de derechos humanos cometidos por agentes


estatales de las distintas esferas que intervinieron en los sucesos desarrollados por
el fallo (poder ejecutivo, poder judicial, etc), tomando como base el voto del Juez
Negri.
U.N.L.P Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales – Derechos Humanos; Comisión 2

2) Mencionen la legislación e instrumentos provinciales, nacionales e


internacionales que fueron violados en el caso de análisis. Desarrollen el deber
estatal de actuar con la debida diligencia.

3) Investiguen y expliquen qué son los “Estereotipos de Género” y con base en el


voto del Juez De Lázzari ejemplifiquen tres situaciones donde se reflejan en el caso
concreto.

4) Realicen una investigación sobre sentencias posteriores a la del caso objeto de


trabajo práctico, en donde la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos
Aires se haya pronunciado con perspectiva de género. Mencione al menos 3 y
comente uno de los seleccionados.

Respuestas:

1) A lo largo del fallo analizado se describirán múltiples violaciones por parte de


agentes o autoridades estatales pertenecientes a diversos órganos, a los derechos
humanos de la actora y de quienes fueron sus hijos. Las mismas se hallarán
descriptas en la votación de los jueces.

Sobre la base del voto efectuado por el Juez Negri se menciona las
insuficiencias de los órganos del estado al acoger y accionar ante las denuncias
efectuadas por Mabel Adriana García contra Ariel Rodolfo Bualo, otorgándole a esta
deficiencia por parte del estado relevancia causal en la producción de la muerte de
los menores.

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Existió tardanza en el accionar por parte de la policía de la provincia de


Buenos Aires. Las denuncias y pedidos de intervención por parte de Mabel Adriana
García habían sido tomadas de forma deficiente, muchas de ellas incorrectamente
documentadas como exposiciones civiles e incluso se argumentaba por parte de las
entidades estatales una falta de pruebas contundentes en contra del acusado como
para que las mismas prosperaran. Dichas denuncias en su mayoria terminaban
siendo calificadas como “problemas de familia” sin dejar constancia de las mismas
en las comisaría y sin tomar ninguna clase de intervención contra Bualo. Lo que
llevó a actuar al Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires, la Unidad Fiscal n°
4 y el Tribunal de Menores n° 1. Además, la policía fue morosa con respecto a la
implementación de aquellas medidas establecidas por la fiscalía. Sumando además
el reproche al personal policial de mirar televisión mientras se deponian los testigos
en la comisaría.

También existió tardanza en el accionar por parte de la fiscalía y un trato


deficiente de los hechos, ya que no tomó conocimiento de las denuncias efectuadas
por la actora hasta la realización de la segunda de ellas. Disponiendo medidas
instructorias, las cuales no fueron llevadas a cabo hasta después de tres meses de
la primera denuncia. Finalmente se remitió los hechos al Centro de Asistencia a la
Víctima a fin que se convocará a las partes a una audiencia de conciliación,
argumentando además que no se daban de forma clara la materialidad de los
hechos, dictaminando aquello el mismo día que se encontró el cuerpo de los
menores. Exponiendo de esa forma la falta de cuidado que se había tenido sobre
las denuncias.

Con respecto a los hijos, hubo un trato irregular en la denuncia por parte del
Tribunal de Menores n° 1 del Departamento Judicial de Mar del Plata, ya que la
misma se abrió únicamente con relación a Sebastián Francisco Bualo sin considerar
a su hermana, Valentina Camila Bualo, a pesar de que su madre habría mencionado
el maltrato sufrido con respecto a sus dos hijos y no solo a uno de ellos. Y tampoco
se lo convocó a Sebastian a ser oído en audiencia, y ninguno de los niños fue
atendido terapéuticamente para constatar el daño psicológico ocasionado por los

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hechos de su padre. Se menciona firmemente que si "...cuando citaron a los


nenes para constatar las lesiones del mes de junio, si la psicóloga se hubiese
tomado aunque sea una hora con los chicos se hubiera podido dar cuenta que
estaban viviendo una situación de terror, de pánico, se hubiese dado cuenta
que vivían una situación de violencia y hubiese podido preservar la salud de
los chicos...".

Un dato relevante es que a pesar de que el órgano jurisdiccional tomó conocimiento


acerca de que Ariel Rodolfo Bualo se acercó a la sede judicial donde se declaró a sí
mismo como un “enfermo psiquiátrico” bajo tratamiento, el cual solía interrumpir
eventualmente, y además reconoció aquella conducta por la cual se lo denunciaba
no actuó de ninguna forma ante ello. Ni siquiera le informó al fiscal al respecto.

Es por ello que en reiteradas ocasiones el Juez Negri menciona que si se


hubiesen tomado las medidas cautelares o preventivas pertinentes aquella situación
podría haberse evitado. Cosa que nunca se hizo. El accionar del estado fue
deficiente y por eso su voto en el fallo es afirmativo.

Citando al doctor Negri este menciona: “En el caso no se garantizó la


seguridad ni se otorgó asistencia integral al grupo familiar que padecía
violencia, quienes requerían protección urgente y la adopción de medidas
preventivas”. Haciendo alusión a la violación de los derechos consagrados en el
artículo 75 inc. 22 de la Constitución nacional y a los derechos consagrados en la
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer.

A lo largo de los hechos analizados también podremos apreciar violaciones a


otros derechos consagrados en la Constitución Nacional, la Constitución de la
Provincia de Buenos Aires, Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas
de Discriminación contra la Mujer, Pacto Internacional de Derechos civiles y
políticos, Convención de Belém do Pará, la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y la Convención sobre los derechos del niño, niña y adolescente, entre
otros, con respecto a aquellas obligaciones que son asumidas por los estados,

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acerca de cuáles son las medidas que deben tomar para proteger a las mujeres y
niños frente a situaciones que pudiesen lesionar sus derechos y libertades. Y de
cuáles son aquellos remedios o mecanismos legales, judiciales o administrativos a
los cuales deben tener acceso los particulares para evitar, eliminar o disminuir aquel
perjuicio ocasionado.

2) En el presente caso en cuestión, “García, Mabel Adriana contra poder


Ejecutivo s/ pretensión indemnizatoria. Recurso Extraordinario de
Inaplicabilidad de Ley" podemos citar varios instrumentos que fueron totalmente
violados.

- En primer lugar podemos mencionar el Decreto ley 10.067 de Patronato de


menores, que en su artículo 22 establecía que “El Juez tomará contacto
directo con cada uno de los menores a su disposición, orientando el diálogo
primordialmente al conocimiento de las particularidades del caso, de la
personalidad del menor, y del medio familiar y social en que se desenvuelve
(…)” no sólo que esto se incumple, sino que, además, la causa se abrió
respecto a uno sólo de los menores.

- Convención Americana sobre Derechos Humanos , en su artículo 8 inciso


primero, también incluye dentro de las “Garantías judiciales”, el derecho de
“toda persona a ser oída, dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal
imparcial (…)”. Cuyo artículo en el caso en cuestión, fue totalmente violado ya
que no se garantizó la seguridad ni se otorgó asistencia integral al grupo familiar
que padecía violencia, quienes requerían protección urgente y la adopción de
medidas preventivas, tal como lo destaca el Doctor Negri. Además siguiendo
esta misma convención podemos citar el artículo 25 que dispone en su primer
inciso el derecho “a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso
efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos
que violen sus derechos fundamentales (…)” y en su segundo inciso, que los
Estados partes se comprometen a garantizar el efectivo funcionamiento de esta
protección judicial y “posterior cumplimiento de las decisiones que se hayan

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estimado procedentes en el recurso”. El Estado, falla en darle respuesta a las


víctimas, dejándolas expuestas a los actos de violencia sin hacerlos cesar ni
evitando su acrecentamiento.

- Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la


mujer, se atenta contra lo consagrado en los artículos 1,2 y 3, al no adoptar las
medidas y sanciones correspondientes que prohíban la discriminación contra la
mujer (considerándose esta según la Convención, como “toda distinción,
exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado
menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer,
independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre
y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las
esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera”) y
no brindado a la víctima la protección jurídica efectiva. Particularmente se viola
el artículo 5, ya que, como bien se encargó de destacar el Doctor Lázzari en su
voto, las autoridades no fueron capaces de dejar de lado los prejuicios y
estereotipos (esto se observa, por ejemplo, cuando los policías consideraron
que al tratarse meramente de “problemas de familia” correspondía resolverlo en
la esfera privada y que como la señora García se veía prolija era un intento de
“sacarse de encima un ex marido”) y los artículos 15 y 16, porque a pesar de
que este último claramente establece que “Los Estados Partes adoptarán todas
las medidas adecuadas para eliminar la discriminación contra la mujer en todos
los asuntos relacionados con el matrimonio y las relaciones familiares y,
en particular, asegurarán en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres:
(…) Los mismos derechos y responsabilidades como progenitores, cualquiera
que sea su estado civil, en materias relacionadas con sus hijos; en todos los
casos, los intereses de los hijos serán la consideración primordial (…)” los
policías consideraron que el padre como “dueño de la casa”, podía entrar y
romper todo si así lo quisiera y que estaba en igual derecho de ver a sus hijos
(siendo totalmente indiferentes al daño que cada uno de esos actos ocasionaba
a la familia)

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- Código Procesal Penal de la provincia de Buenos Aires , en su artículo 83 inciso


1 y 6, garantiza a la víctima el “derecho a recibir un trato digno y respetuoso,
junto con la protección de su seguridad, la de sus familiares” Un hecho puntual
donde se puede observar su vulneración es cuando ante las repetidas
denuncias, el personal policial amenaza con “cobrarle una multa y meterla
presa”

- Constitución de la provincia de Buenos Aires en su artículo 15, “La Provincia


asegura la tutela judicial continua y efectiva (…) Las causas deberán
decidirse en tiempo razonable. El retardo en dictar sentencia y las dilaciones
indebidas cuando sean reiteradas, constituyen falta grave” ya que, como sostiene
el Doctor Negri, las medidas requeridas, ya sea en su faz preventiva, represiva,
asistencial, entre otras, debieron haberse adoptado sin la necesidad de esperar
un pedido concreto por parte de la víctima, provocando su desamparo violando
también el artículo 33 que reconoce el derecho de la mujer a no ser discriminada
y el derecho de todo niño “ a la protección y formación integral, al cuidado
preventivo y supletorio del Estado en situaciones de desamparo y a la
asistencia tutelar y jurídica en todos los casos”

- CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA PREVENIR, SANCIONAR Y


ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER/ C Belem do Pará artículos
1,2,3,6,7,8 inc b

Dicha convención expresamente refiere a que la violencia contra la mujer


incluye la violencia física, sexual y psicológica y que puede tener lugar “dentro
de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, ya sea
que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio que la mujer, y que
comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso sexual (...)” teniendo la mujer el
derecho a vivir una vida libre de esta, tanto en el ámbito público como privado. Entre
los deberes impuestos al Estado se destacan el de condenar todas las formas de

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violencia contra la mujer y adoptar, por todos los medios apropiados y sin
dilaciones, políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia
(...)actuando con la debida diligencia y adoptar medidas jurídicas para conminar
al agresor a abstenerse de hostigar, intimidar, amenazar, dañar o poner en
peligro la vida de la mujer de cualquier forma que atente contra su integridad o
perjudique su propiedad (...)” Todo esto se ha dejado de lado a la hora de evaluar
el caso porque, como expresa el Doctor Lázzari, se restringieron los indicios de
violencia y se consideró únicamente la violencia física, direccionando la prueba a un
modo “casi tasado”

- Convención sobre derechos del Niño en su art 19.1 que dice que es obligación del
Estado proteger a los niños de todas las formas de malos tratos perpetrados por
padres, madres o cualquiera otra persona responsable de su cuidado, y establecer
medidas preventivas y de tratamiento al respecto, debiendo también prevenir. Pero
la medida de tutela del Estado nunca llegó a pesar de los testimonios de los
informes donde los niños manifestaban “vivir con miedo” e “inestabilidad ante la
situación no controlable de los ataques repentinos de su padre”

- Pacto Internacional de Derechos civiles y políticos que en su artículo 14 también


consagra el derecho de toda persona a ser oída públicamente y con las debidas
garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial.

Responsabilidad estatal/debida diligencia:

No solo este deber de actuar con la debida diligencia se encuentra en los


instrumentos internacionales, sino también en el anterior Código Civil, vigente al
momento de los hechos del caso en análisis y por esto mismo, aplicable en el fallo
correspondiente. En sus artículos 1074 y 1112 establecía en el primero de ellos, la
responsabilidad por omisión y en el segundo incluía dentro del título de
“obligaciones por hechos ilícitos que no son delitos” los hechos y omisiones de los
funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una
manera irregular las obligaciones legales que les están impuestas

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En relación al caso analizado, como se ha mencionado anteriormente, el


artículo 3 de la Convención de Belém do Pará reconoce el derecho de todas las
mujeres a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado,
y en consecuencia, una serie de obligaciones estatales para garantizar el goce
efectivo del mismo. En su artículo 7 refiere a las obligaciones inmediatas del Estado
en casos de violencia contra las mujeres, que incluyen procedimientos, mecanismos
judiciales y legislación encaminada a prevenir la impunidad, incluyendo medidas
para proteger a las mujeres de actos de violencia inminentes. Establece que el
mismo debe “Actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y
sancionar la violencia contra la mujer”. En su Artículo 8, los Estados Partes
convienen en adoptar, en forma progresiva, medidas específicas, inclusive
programas para: (…) “suministrar los servicios especializados apropiados para la
atención necesaria a la mujer objeto de violencia, por medio de entidades de los
sectores público y privado, inclusive refugios, servicios de orientación para toda la
familia, cuando sea del caso, y cuidado y custodia de los menores afectados”;
“ofrecer a la mujer objeto de violencia acceso a programas eficaces de rehabilitación
y capacitación que le permitan participar plenamente en la vida pública, privada y
social”, entre otros.

El derecho interamericano de los derechos humanos ofrece fundamento legal


a la obligación estatal de respetar y garantizar los derechos humanos en la cláusula
del artículo 1.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, cuyo
alcance ha sido definido por sus órganos de aplicación.

Así, la Corte Interamericana se ha referido a la obligación de respetar como


la primera obligación asumida por los Estados, afirmando que:

“El ejercicio de la función pública tiene unos límites que derivan de que los derechos
humanos son atributos inherentes a la dignidad humana, y en consecuencia,
superiores al poder del Estado, como ya lo ha dicho la corte en otra ocasión… la
protección de los derechos humanos, en especial a los derechos civiles y políticos
recogidos en la convención, parte de la afirmación de la existencia de ciertos

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atributos, inviolables de la persona humana que no pueden ser legítimamente


menoscabados por el ejercicio del poder público. Se trata de esferas individuales
que el estado no puede vulnerar o en los que solo puede penetrar limitadamente.
Así, en la protección de los derechos humanos, está necesariamente comprendida
la noción de de la restricción al ejercicio del poder estatal.”

El comité de CEDAW fijó el alcance de esta obligación desde la perspectiva


de la discriminación de género indicando que “la obligación de respetar requiere que
los estados partes se abstengan de elaborar leyes, políticas, normas, programas,
procedimientos administrativos y estructuras institucionales que directa o
indirectamente priven a la mujer del goce de sus derechos civiles, políticos,
económicos, sociales y culturales en pie de igualdad con el hombre”
(recomendación general N°28 relativa al art. 2 de la convención sobre la eliminación
de todas las formas de discriminación contra la mujer)

Mientras que la obligación de garantizar según la Corte interamericana “[…]


implica el deber de los estados […] de organizar todo el aparato gubernamental y,
en general, todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del
poder público, de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y
pleno ejercicio de los derechos humanos. Como consecuencia de esta obligación
los estados deben prevenir, investigar y sancionar toda violación de los derechos
reconocidos por la convención y procurar, además, el restablecimiento, si es
posible, del derecho conculcado, y en su caso, la reparación de los daños
producidos por la violación de los derechos humanos” (Corte IDH caso Velázquez
rodríguez. Excepciones preliminares)

Y en términos más específicos refirió que:

“[…] la obligación de garantizar […] no se agota con la existencia de un orden


normativo dirigido a hacer posible el cumplimiento de esta obligación, sino que
comporta la necesidad de una conducta gubernamental que asegure la existencia,
en la realidad, de una eficaz garantía del libre y pleno ejercicio de los derechos
humanos”

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De este modo podemos decir que, cuando hablamos de derechos humanos


como es el caso por ejemplo, del derecho de las mujeres a una vida libre de
violencia, no alcanza con que el estado se abstenga de realizar conductas que
violen derechos, sino que debe además llevar adelante las acciones positivas que
sean necesarias para que las mujeres que están bajo su jurisdicción puedan ejercer
y gozar de modo efectivo sus derechos.

En este marco, el estándar de debida diligencia fue utilizado en forma


generalizada para comprender qué significan las obligaciones del Estado; y ha sido
una herramienta útil para analizar la respuesta estatal en casos de violaciones a los
derechos humanos.

Frente a la violencia de género, las obligaciones generales se refuerzan con


aquellas que derivan de las normas específicas relacionadas con este tema, de este
modo, se impone al Estado que incorpore en cada una de sus respuestas frente a la
violencia de género las especificidades necesarias para que la protección sea
realmente eficaz.

Particularmente, la Convención de Belém Do pará, como ya se ha dicho,


obliga al estado a utilizar la debida diligencia para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra las mujeres. En el mismo sentido, el Comité de la CEDAW entendió
que “los estados también pueden ser responsables de actos privados si no
intervienen con la diligencia debida para prevenir las violaciones de los derechos o
para investigar y castigar los actos de violencia. También la Declaración de la ONU
sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer incita a los estados “a proceder
con la debida diligencia a fin de prevenir, investigar y, conforme a la legislación
nacional, castigar todo acto de violencia contra la mujer, ya se trate de actos
perpetrados por el Estado o por particulares.

De este modo, la satisfacción del estándar de debida diligencia frente a la


violencia de género, requiere que se asegure la aplicación efectiva del marco legal
vigente y de políticas de prevención y prácticas que permitan actuar de manera
eficaz ante las denuncias y en sintonía con los criterios establecidos en el marco

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normativo de los derechos humanos. La CIDH también ha reafirmado “la estrecha


relación entre la discriminación, la violencia y la debida diligencia, enfatizando que la
falla del estado de actuar con debida diligencia para proteger a las mujeres de la
violencia constituye una forma de discriminación, y una negación de su derecho a la
igual protección de la ley”.

Los organismos internacionales han establecido de modo consistente que el


estado puede incurrir en responsabilidad internacional por no actuar con la debida
diligencia para prevenir, investigar, sancionar y reparar los actos de violencia contra
la mujer; un deber aplicable a los actos cometidos por particulares en ciertas
circunstancias.

Por esta razón, el accionar del estado frente al caso en cuestión, fue
totalmente deficiente ya que los hechos oportunamente denunciados, tal como lo
aclara el doctor Negri, “debieron ser debidamente investigados, evaluados porque
evidenciaban una situación de riesgo, una peligrosidad ostensible”. Además “si
efectivamente se hubiera procurado salvaguardar la integridad psicofísica de las
víctimas, el fatal desenlace podría no haber sucedido”. Podrían haberse adoptado
diversas diligencias como el dictado de una medida de restricción de acercamiento,
impedimento de contacto, cese de actos de perturbación, entre otras, pero fueron
soslayadas. Se estaba en presencia de un escenario de violencia que claramente
imponía la necesidad de tratamiento urgente pero sin embargo, hubo una omisión
en el accionar estatal, lo que dio paso a ocasionar el daño producido. Cabe aclarar
que en el caso “no se garantizo la seguridad ni se otorgó asistencia integral al grupo
familiar que padecía violencia, quienes requerían protección urgente y la adopción
de medidas preventivas”

3) ¿QUÉ SON LOS ESTEREOTIPOS DE GÉNERO?

Los estereotipos de género son el conjunto de ideas preconcebidas dirigidas


a explicar, sostener y profundizar un sistema que mantenga los actuales privilegios,
la dominación, desigualdad y la discriminación de los hombres sobre las mujeres,
que comienza en el plano de las ideas, la educación, la cultura y que se proyecta a

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todos los ámbitos de la vida privada y pública de las personas. Se asocian a los
prejuicios y a una visión conservadora de lo que es “correcto“ o “esperado” en
cuanto al desempeño de las mujeres y los varones en la familia, en la escuela, en
las organizaciones sociales, en la universidad, en el trabajo, etc.

Son fuente de la justificación de la violencia de género.

A veces se habla de la violencia de género cuando ya hay un daño


importante. En el último tiempo se conocieron casos de mujeres quemadas o
asesinadas por sus parejas. Cuando se llega a esta instancia, se habla
públicamente del tema y muchas veces hay sorpresa e indignación… ¿Pero cuáles
son las causas de la violencia de género? La violencia de género es producto de la
jerarquía entre los sexos, del machismo, de la permanencia de los estereotipos y de
la naturalización de las desigualdades. De un modo esquemático podríamos decir
que en una sociedad patriarcal, mujeres, niños y niñas son “posesiones” del padre-
patrón; esto naturaliza que las diferencias -en roles y derechos- de mujeres y
varones, se conviertan en desigualdades jerárquicas, por lo tanto de poder. Por ello,
en un planteo como este se espera de las mujeres obediencia y sumisión, se
destaca que el varón tiene derecho sobre ellas, y por lo tanto, puede disciplinarlas y
castigarlas.

Sin llegar a estos casos (más habituales de los que uno cree), hay muchas
mujeres que sufren por parte de sus parejas violencia de diverso tipo: física,
emocional, económica, sexual y simbólica. Las mujeres que la padecen sufren
vergüenza, creen que ellas hicieron algo mal, van perdiendo paulatinamente su
autoestima. Cuando se producen estas situaciones como las formas de violencia
más “sutiles”, como el desprecio verbal o la desvalorización, se las toma como algo
natural, entonces queda invisibilizado el hecho violento. Las mujeres que atraviesan
estas situaciones muchas veces también las naturalizan, entonces, no hablan, no
piden ayuda, no saben que a muchas les pasa lo mismo. En definitiva, no saben qué
hacer.

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Según la investigación “Gender stereotypes about intellectual ability emerge


early and influence children's interests” publicada en la revista Science en 2017, las
niñas comienzan a sentirse menos inteligentes que los niños a partir de los seis
años. "Ni los niños ni las niñas nacen sexistas, hay algo que entre todos como
sociedad les hacemos para que lleguen a ese punto". El tema, por tanto, tiene un
enorme peso sociocultural, aquel que, por ejemplo, asocia ciertas actividades,
indumentarias y pasatiempos a hombres y otros a mujeres. La UNESCO, por
ejemplo, advierte de que las mujeres están infrarrepresentadas en disciplinas STEM
(Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).

Para “erradicar” esta problemática global es menester recurrir principalmente


a la educación y es importante subrayar ciertos criterios, tales como:

•Concientizarse contra el sexismo: Cuestionarse ciertos estereotipos que


tomamos como naturales y en realidad son construcciones sociales.

•Tratar el tema de la igualdad sin complejos: Ignorar las críticas o las


presiones que ejercen terceros a la hora de abordar cuestiones sobre igualdad.

•Unir fuerzas por una educación igualitaria: Cuantas más personas se


impliquen en este tipo de educación más efectiva será, no solo destacando los
rasgos de la educación fuera del seno hogareño, sino también dentro de la misma.

•Trabajar de forma transversal: Reforzar a niños y niñas en sus preferencias


independientemente de si coinciden o no con lo que el estereotipo nos hace
esperar.

En este sentido, es necesario tener en cuenta que cuando nos referimos a la


palabra “estereotipo” estamos hablando de una creencia que atribuye características
específicas a los miembros de un grupo, generalmente de manera arbitraria,
basándose en ideas compartidas y, aunque sin ninguna base, comúnmente
aceptadas. Los estereotipos de género hacen referencia a aquellas creencias
arraigadas de manera inconsciente fuertemente en la sociedad acerca de cómo son,
o cómo deben ser, las mujeres y los hombres. Son creencias que dictan los roles

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que los hombres y mujeres han de desempeñar en la sociedad a la que pertenecen.


Un problema que puede empezar desde que nacen, incluso con el arquetípico
“niños de azul, niñas de rosa.”

Los estereotipos de género tienen ciertas características definitorias, que nos


alertan de antemano de la problemática que conllevan. En este sentido:

• Son compartidos por mucha gente.

• No son conscientes.

• Atribuyen rasgos, actitudes, o comportamientos claramente diferentes para


cada género

La mayoría de la gente determina de manera inconsciente el rol que deben


desempeñar los hombres y las mujeres. Al ser una actitud inconsciente, difícilmente
será corregida, ya que solo se puede combatir aquello de lo que se es consciente.
Al ser compartidos por muchas personas, los estereotipos adquieren fuerza y
credibilidad, como si de una prueba irrefutable se tratase.

Clasificación de los estereotipos de género:

Cualquier estereotipo es perjudicial y carece de fundamentos. Por tanto, se


podría decir que son negativos. Sin embargo, la ONG española “Imagina” propone
clasificarlos en estereotipos como positivos, negativos, o neutros 1:

● Estereotipos positivos: Serían aquellos que suponen características


positivas en un género determinado, como por ejemplo: "las niñas son
más buenas".
● Estereotipos neutros: Serían aquellos que suponen características sin
ningún juicio de valor, ni positivo, ni negativo; por ejemplo: "los
alemanes son rubios".

1 http://www.imaginamas.org/inicio/estereotipos-de-genero/. No es una clasificación que sea


compartida por todos los especialistas en la materia.

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● Estereotipos negativos: Serían aquellos estereotipos que atribuyen a


un género características cuyo valor es negativo. Por ejemplo: "las
niñas no son buenas en los deportes".

Debe considerarse que, a pesar de cualquier clasificación, los estereotipos


suponen sufrimiento para los afectados porque le asignan un determinado rol por su
sexo. De esta forma, se establece “lo esperable” en función de si se es hombre o
mujer. Incluso, esto propuse diferentes consecuencias durante la infancia. “Las
niñas serán buenas, cariñosas, preocupadas por las tareas del hogar, poco
deportistas…; y en cambio los niños serán activos, traviesos, deportistas,
desordenados”. 2

Los estereotipos de género son tan fuertes que producen “coacción” sobre
los individuos, de manera que aquellos que deciden no asumirlos o no se sienten
identificados serán etiquetados por los demás.

Estereotipos de género más desde el punto de vista de los Derechos


Humanos:

Algunos estereotipos que pueden escucharse con frecuencia, en relación al


género masculino, son aquellos que señalan que los hombres tienen las siguientes
características: estabilidad emocional, agresividad, objetividad y racionalidad,
dinamismo, carácter dominante, valentía, aptitudes intelectuales y deportivas,
fortaleza, eficacia, tendencia al riesgo y aventura

Por su parte, el género femenino se asocia a la inestabilidad emocional,


intuición, falta de control sobre sí mismas y su estado emocional, frivolidad,
pasividad, irracionalidad, ternura, sumisión, dependencia, aptitud para las letras y
actividades manuales, entre otros.

Sin lugar a dudas, los estereotipos de género son parte de un problema muy
grave a escala mundial, por lo que los organismos de protección universal y regional
de los Derechos Humanos trabajan sobre el tema.
2 http://www.imaginamas.org/inicio/estereotipos-de-genero/

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En este sentido, las normas internacionales más conocidas y específicas que


tratan la problemática de los estereotipos de género son:

LA CONVENCIÓN INTERNACIONAL SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS


FORMAS DE DISCRIMINACION CONTRA LA MUJER. (CEDAW)

Artículo 5

Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para: a) Modificar
los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a
alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de
cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad
de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres;

b) Garantizar que la educación familiar incluya una comprensión adecuada de la


maternidad como función social y el reconocimiento de la responsabilidad común de
hombres y mujeres en cuanto a la educación y al desarrollo de sus hijos, en la
inteligencia de que el interés de los hijos constituirá la consideración primordial en
todos los casos.

LA CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA PREVENIR, SANCIONAR Y


ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER (CONVENCIÓN DE BELÉM DO
PARÁ)

Artículo 6

El derecho de toda mujer a una vida libre de violencia incluye, entre otros:

a. el derecho de la mujer a ser libre de toda forma de discriminación, y

b. el derecho de la mujer a ser valorada y educada libre de patrones estereotipados


de comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de
inferioridad o subordinación.

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En el ámbito interno, la Argentina cuenta con la ley 26485 de Protección


Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los
ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, establece que:

ARTÍCULO 5º — Tipos. Quedan especialmente comprendidos en la definición del


artículo precedente, los siguientes tipos de violencia contra la mujer:

(...)

5.- Simbólica: La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores,


íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación
en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la
sociedad.

En relación con el plexo normativo, la experta internacional en género, Alda


Facio, dice en su texto Discriminación y género, que la buena noticia es que para
ayudarnos a deconstruir ese mundo desigual podemos utilizar la Convencion
Internacional CEDAW que, al ser “un instrumento internacional de derechos
humanos, no es discrecional para los Estados que la han ratificado, sino que están
obligados a implementar todas y cada una de las medidas necesarias, ya sean de la
índole que sean y en todas las esferas (política, económica, legislativa, cultural, etc.)
para eliminar los estereotipos sobre hombres y mujeres que redundan en la
desigualdad y violencia contra las mujeres.

Además, la Relatora Especial Dubravka Šimonović al presentar su informe


ante la Asamblea General de la ONU sobre la violencia contra las mujeres, sus
causas y consecuencias, relativo a su misión a la Argentina, realizada entre el 14 y
el 21 de noviembre de 2016 afirmó que: “El arraigo de actitudes patriarcales y de
estereotipos de género, sumado a la falta de una incorporación y una aplicación
uniformes de las normas internacionales y nacionales en la materia, hacen que la
violencia contra la mujer, especialmente la violencia doméstica, sea tratada como
una cuestión de orden privado y no como un problema de carácter público”.

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Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos (ACNUDH), un estereotipo de género "es una opinión o
prejuicio generalizado acerca de atributos o características que hombres y mujeres
poseen o deberían poseer o de las funciones sociales que ambos desempeñan o
deberían desempeñar". Un estereotipo de género, por tanto, es nocivo cuando limita
la capacidad de hombres y mujeres para desarrollar sus facultades personales,
realizar una carrera profesional y tomar decisiones acerca de sus vidas y sus
proyectos vitales.

Una definición que nos permite comprender mejor el problema es la que dio
la Corte IDH en la fundamentación de la sentencia del caso LÓPEZ SOTO Y
OTROS VS. VENEZUELA del 26 de septiembre de 2018 que “el estereotipo de
género se refiere a una pre-concepción de atributos, conductas o
características poseídas o papeles que son o deberían ser ejecutados por
hombres y mujeres respectivamente, y que es posible asociar la
subordinación de la mujer a prácticas basadas en estereotipos de género
socialmente dominantes y socialmente persistentes.

La guía para la aplicación de la Convención de Belém do Pará aporta que “La


persistencia de estereotipos suele profundizar las normas sociales que subordinan a
las mujeres, y sigue constituyendo el obstáculo principal para hacer efectivo el
respeto de los derechos humanos de las mujeres”

En la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos


Aires “Garcia, Mabel Adriana contra Poder Ejecutivo s/ pretensión indemnizatoria” el
Juez Eduardo De Lazzari identifica ciertas situaciones en las que aparecen los
estereotipos de género en el caso.

1. LA VIOLENCIA DE GÉNERO INTRAFAMILIAR ES UN ASUNTO QUE SE


DEBE RESOLVER EN PRIVADO3 (Estereotipo sobre el contenido de la
violencia de género y la “familia ideal”).

3 Los títulos son de nuestra autoría.

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El Juez de Lázzari señala que las autoridades que debían proteger a las
víctimas no pudieron reconocer lo riesgoso de la situación y actuaron en base a
“ideas estereotipadas” sobre la violencia de género” como un asunto privado”. Así,
los estereotipos con los que analizaron el contexto los llevaron a creer que la
violencia es un asunto que debe ser resuelto en privado con el auxilio de, por
ejemplo, psicoterapia de pareja. Además, entendieron que era posible la conciliación
entre la víctima y su victimario, solo porque “eran familia”.

“Se constatan prejuicios por parte de las autoridades encargadas de otorgar


protección al manifestarse la incapacidad de apreciar la gravedad del riesgo de la
situación a la que se enfrentaban la mujer y sus hijos menores de edad. En este
sentido, se privilegió el estereotipo de que una familia, tras la separación de
los progenitores con dos hijos, uno de cuatro años y el otro de dos, aunque
exhibiéndose relaciones asimétricas de poder de la pareja, a partir de un
esposo y padre violento, debía ser capaz de arreglar los asuntos privados,
aunque con el aval de considerar adecuado el acompañamiento de medidas
tendientes a alcanzar la paz familiar a través del cumplimiento de las
responsabilidades que los ligaba en su relación parental.” 4

2 .NO LE CREEN A LA VÍCTIMA. MUJER Y MADRE.

La presencia de estereotipos de género hace que las situaciones de violencia


de género sean pensadas “como un hecho policial más…” Así las cosas, se exige a
la víctima que pruebe que lo es. Se considera que la violencia es solo física y no se
tienen en cuenta todo el abanico de “violencias” que existen, incluso no se
reconocen las relaciones asimétricas de poder.

Pareciera que en el caso, solo se es víctima si se prueban acabadamente los


dichos, incluso con testigos, que generalmente en estos casos no existen. Con el
agravante de que no se tienen en cuenta los dichos de los niños o se considera que
la víctima tiene animosidad contra su agresor.

4 Extraído del voto del Dr. de Lázzari en el fallo “García, Mabel s/ pretensión indemnizatoria” del
28/10/2018. El subrayado es nuestro.

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“En segundo lugar, estas referencias también son constatables como


estereotipos que llevan a cuestionar la credibilidad del testimonio de las
mujeres víctimas de violencia doméstica (arts. 5 y 2, CEDAW) y la invisibilidad
de los dichos de los propios niños (art. 12, Convención sobre los Derechos del
Niño). Por ejemplo, en la actuación de la policía, el testimonio de Silvia Cristina
García: "...hubo por lo menos 3 invasiones al lugar para romper todo, un choque de
auto con todos en el auto, los chicos, mi hermana y mi padre. El segundo choque
fue con los nenes solos. Se hizo denuncia, pero no se dejó constancia porque en la
comisaría decían que eran problemas de familia, sobre todo por el aspecto físico de
mi hermana que se veía prolija y lo tomaban como un intento de sacarse de encima
un ex marido" (fs. 242 vta.). Otro costado que conlleva una valoración estereotipada
de la prueba es que no se tuvo en cuenta el desequilibrio inicial entre las partes que
permitiera evaluar la eventual dificultad de probar las violencias denunciadas por
situarse, casi siempre, en hechos realizados sin la presencia de testigos, en la que
la declaración de la víctima mujer, y en nuestro caso también los niños, es una
prueba fundamental. En razón de ello, las decisiones pusieron especial interés en
descalificar la valoración de esos testimonios, basándose en la referida
circunstancia de no acompañar testigos presenciales de las agresiones físicas. 5”

3. CULPAR A LA MADRE VÍCTIMA POR INCUMPLIR SU ROL DE


CUIDADO (“Construcción de la víctima ideal y de la buena madre”)

En la sentencia que se cuestiona, el Juez de Lázzari señala que se construye


el estereotipo de “la víctima ideal”. A partir de aquel, se le exige a la víctima que
tenga la capacidad de sobreponerse a todo y se la cuestiona por su accionar como
madre. Es decir que según la primera sentencia, más allá de la situación de
violencia que vivía la Sra. García, estaba obligada a actuar conforme a su “instinto
materno”(otra idea estereotipada) y proteger a sus hijos.

5 Extraído del voto del Dr. de Lázzari en el fallo “García, Mabel s/ pretensión indemnizatoria” del
28/10/2018.

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De los testimonios como el de la Sra. Martha Vivas surge que la víctima fue
obligada a vincular a sus hijos con el agresor e incluso se le dijo que le cobrarían
multa o la meterían presa si no lo hacía.

“Otro de los estereotipos presentes en la fundamentación de la sentencia se


revela en el reproche hacia la madre en el cumplimiento del rol de cuidado partiendo
del estereotipo de la víctima ideal. Allí se señala: "...la repentina y perversa acción
de B. fue incluso capaz de engañar al instinto maternal de la Sra. Mabel Adriana
García, quien -evidentemente- tampoco pudo detectar en los eventos anteriores una
latente conducta filicida de aquél" (fs. 999; el destacado me pertenece). Sin
embargo, se observa, a través de otras pruebas, el real contexto policial y judicial en
el que la señora García estaba inmersa para poder ejercer la oposición que se le
reclama: a fs. 233 vta., en el testimonio de la señora Martha Vivas se menciona que
"...en el tribunal y la policía le dicen, en distintos momentos, que a él no le pueden
prohibir que tenga contacto con sus hijos, e incluso le dice la policía que le podrían
cobrar una multa y meterla presa.6”

De este extracto surge que se le impuso a la víctima la carga de oponerse a


las visitas entre sus hijos y el progenitor y de promover medidas de protección a
favor de los niños, cuando debieron ser los agentes estatales que participaron los
que debieron advertir esa situación.

4) Posteriores al presente caso, “García, Mabel Adriana contra poder Ejecutivo


s/ pretensión indemnizatoria. Recurso Extraordinario de Inaplicabilidad de Ley", la
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires también se pronunció
con perspectiva de género en las siguientes sentencias: “Altuve, Carlos Arturo,
Fiscal ante el Tribunal de Casación Penal s/ queja en causa Nº 95.429 del Tribunal
de Casación Penal, Sala IV, seguida a Cejas, César Fabián”, “Altuve, Carlos Arturo
-Fiscal ante el Tribunal de Casación- s/ Recurso extraordinario de inaplicabilidad de
ley en causa Nº 87.316 del Tribunal de Casación Penal, Sala V”, “Merola, Pablo

6 Extraído del voto del Dr. de Lázzari en el fallo “García, Mabel s/ pretensión indemnizatoria” del
28/10/2018.

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Alejandro -Fiscal General del Departamento Judicial de Mercedes- s/ Recurso de


queja en causa Nº 62-40188 de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de
Mercedes, Sala III, seguida a C., Á. R.”, “Farías, Matías Gabriel y Offidani, Juan
Pablo s/ Queja en causa N° 95.425 del Tribunal de Casación Penal, Sala IV”.

Al respecto, vamos a profundizar en la última sentencia mencionada, "Farías,


Matías Gabriel y Offidani, Juan Pablo s/ Queja en causa N° 95.425 del Tribunal de
Casación Penal, Sala IV", el emblemático caso en nuestro país de Lucía Pérez
Montero.

El 8 de octubre de 2016 en Mar del Plata, aproximadamente a las 9 hs., Juan


Pablo Offidani -de 41 años-, y Matías Gabriel Farías -de 23 años-, pasaron a buscar
a Lucía Pérez -de 16 años- en las cercanías de su domicilio y fueron hasta la casa
de Farías, retirándose Offidani. Pocas horas después del hecho, alrededor de las 15
hs., Lucía fue dejada en un centro médico por Offidani a causa de una supuesta
descompensación por sobredosis, donde los médicos no pudieron reanimarla. En la
autopsia se pudieron observar evidencias de abuso sexual por vía vaginal y anal,
existiendo signos de que dicho coito fue violento y aberrante, y además, se cotejó
consumo de cocaína y marihuana, cuestiones que, posteriormente constatadas,
llevaron a su fallecimiento.

El 30 de octubre de 2018 se inició el juicio ante el Tribunal Oral en lo Criminal


N° 1 de Mar del Plata integrado por tres jueces -varones, cabe destacar-. Offidani y
Farías fueron acusados como autores de femicidio, abuso sexual agravado por
acceso carnal y venta de drogas a menores, y Maciel como encubridor.

Según la fiscal, la víctima fue drogada y abusada sexualmente por Farías,


aprovechándose de que la menor había consumido la cocaína que éste le facilitó y
que Maciel lavó el cuerpo para ocultar pruebas. La acusatoria sostuvo que Offidani y
Farías llevaron a la menor a un domicilio privado donde le suministraron drogas y se
aprovecharon de su vulnerabilidad para realizar un grave abuso sexual durante el
cual la joven falleció. Asimismo, Alejandro Maciel fue denunciado como encubridor
del hecho.

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El 26 de noviembre de 2018 se dictó sentencia, mediante la cual se absolvió


a los tres imputados por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por
resultar la muerte de la persona ofendida y favorecido por el suministro de
estupefacientes, en concurso ideal con femicidio. A Farías y Offidani se los condenó
por el delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado
por ser en perjuicio de menores de edad y a Maciel se lo absolvió del delito de
encubrimiento agravado.

“¿Era lucía una adolescente que podía ser fácilmente sometida a relaciones
sexuales sin consentimiento?” fue uno de los puntos que los jueces desarrollaron en
su sentencia, detallando una serie de argumentos prejuiciosos y estereotipantes que
resultan violatorios de todas las normas que hemos nombrado en el presente trabajo
(Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer, Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
con la Mujer, la Ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contras las Mujeres en los ámbitos en que se desarrollen sus
relaciones interpersonales). Hicieron referencia a cómo se desenvolvía Lucía en su
escuela, con su familia, incluso que tenía relaciones sexuales con personas
mayores a ella, que tenía una personalidad “fuerte” y que por dicha razón era
imposible que fuese sometida a relaciones sexuales sin consentimiento. Apelaron,
de igual forma, a estereotipos para decir que Farías no parecía ser una persona que
haya tenido la intención de abusar sexualmente de ella y drogarla hasta causar su
muerte, que como se conocían y Lucía había acordado voluntariamente el
encuentro no existía forma de probar que no había consentido lo sucedido.

En ningún momento se tuvo en miras una perspectiva de género, la influencia


de los estereotipos de género discriminatorios demuestra su parcialidad y es una
expresión de violencia institucional. Cabe destacar que el Comité de Expertas de la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra
la Mujer, pidió que se revisaran las absoluciones y se considerara como femicidio.

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El 5 de diciembre de 2018 el colectivo feminista Ni Una Menos, sindicatos y


organizaciones sociales de Argentina realizaron el primer “Paro Nacional de
Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans”, en repudio al fallo y reclamando justicia por
Lucía.

El 12 de agosto de 2020, el Tribunal de Casación Penal de la provincia de


Buenos Aires, la instancia revisora, anuló el fallo de la absolución y ordenó la
inmediata realización de una nueva investigación cumpliendo con la obligación de
juzgar con perspectiva de género. Se sostuvo que el fallo fue “subjetivo y
tendencioso, prejuicioso, parcial y discriminatorio; tanto las descripciones que se
hacen de la víctima, como del comportamiento de Farías, demuestran un doble
parámetro en la valoración de las conductas de ambos: hay una consideración
diferenciada de la conducta de acuerdo al sexo. Pone énfasis en la conducta sexual
de la víctima ([...] prácticamente se la responsabiliza por lo que pasó), se enfoca
principalmente en su personalidad, su forma de relacionarse con los hombres, su
vida social, su vida sexual anterior, su fuerte carácter, y todo ello es valorado
negativamente”.

Contra esa decisión, la defensa interpuso un recurso de inaplicabilidad de ley


ante la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires, considerando
que con la realización de un nuevo juicio se encontraría afectada la garantía del non
bis in idem y la de la doble instancia judicial, así como también los derechos de
defensa en juicio y debido proceso.

La SCBA el 12 de mayo de 2021 se pronunció, en concordancia con el


Tribunal de Casación, y consideró que “el recurso articulado fracasa pues el
recurrente no repara en que el criterio basal del órgano casatorio radicó en
considerar que se encontraba viciada la garantía de imparcialidad judicial, en
atención a los prejuicios de género que constató en el fallo llevado a su
consideración. Y el derecho a ser juzgado por un juez o tribunal imparcial (en
función de los arts. 18 de la Constitución nac., 8.1 de la CADH, 14.1 del PIDCP, 26
de la DADDH y 10 de la DUDH), libre de prejuicios y preconceptos, es un elemento

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de la garantía de inviolabilidad de la defensa en juicio y rige sin distinción de parte,


incluyendo a quien ejerce la acción penal”. En este sentido, “descarta que la
infracción a la garantía de ne bis in idem tenga lugar cuando la nulidad del juicio
obedeció a la existencia de vicios esenciales”.

A ello, agregó la relevancia que tiene “el compromiso que asumió el Estado
argentino de actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la
violencia contra la mujer, y establecer procedimientos legales justos y eficaces para
la mujer que haya sido sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de
protección, un juicio oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos”.

Por lo detallado anteriormente, la SCBA rechazó el recurso interpuesto por la


defensa, confirmando la decisión de Casación y ordenando la realización de un
nuevo juicio.

En marzo del 2021 la Comisión Bicameral de Normas de Procedimiento para


el Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios Bonaerenses resolvió por
unanimidad la acusación por “negligencia, incumplimiento de deberes inherentes del
cargo y parcialidad manifiesta” de dos de los jueces que llevaron a cabo el juicio en
primera instancia, el restante ya se encuentra jubilado desde hace dos años.

Para finalizar, creemos que resulta de suma importancia resaltar el nexo


entre el caso trabajado y el expuesto en este último punto: la presencia de los
estereotipos de género con rasgos patriarcales y machistas. No existirá justicia
alguna sin perspectiva de género.

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U.N.L.P Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales – Derechos Humanos; Comisión 2

BIBLIOGRAFÍA

Publicaciones:

Facio, Alda y otra. “Feminismo, género y patriarcado”, Revista sobre la Enseñanza del
Derecho de Buenos Aires, Año 3, Número 6, 2005.

Guía para la aplicación de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y


erradicar la violencia contra la mujer, MESECVI, 2014.

Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y


consecuencias relativo a su misión a la Argentina, 2017.

Debida diligencia en la actuación del Ministerio Publico Fiscal en casos de violencia de


género. -1ª ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Eudeba, 2013.

Instrumentos Internacionales:

Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación


contra la Mujer.

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U.N.L.P Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales – Derechos Humanos; Comisión 2

Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la


Mujer.
Leyes:
Ley 26.485. Ley de protección integral pra prevenir, sancionar y erradicar la violencia
contra las mujeres.
Fallos:
CSJN. “Sisnero, Mirtha Graciela y otros cl Taldelva SRL y otros si amparo"
SCBA. "García, Mabel Adriana contra Poder Ejecutivo s/ pretensión indemnizatoria.
Recurso Extraordinario de Inaplicabilidad de Ley".
Corte IDH Caso López Soto y otros vs Venezuela. Sentencia del 26 de septiembre de
2018.
“Altuve, Carlos Arturo, Fiscal ante el Tribunal de Casación Penal s/ queja en causa Nº
95.429 del Tribunal de Casación Penal, Sala IV, seguida a Cejas, César Fabián”
“Altuve, Carlos Arturo -Fiscal ante el Tribunal de Casación- s/ Recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley en causa Nº 87.316 del Tribunal de Casación Penal, Sala V”,
“Merola, Pablo Alejandro -Fiscal General del Departamento Judicial de Mercedes- s/
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Penal de Mercedes, Sala III, seguida a C., Á. R.”
“Farías, Matías Gabriel y Offidani, Juan Pablo s/ Queja en causa N° 95.425 del Tribunal
de Casación Penal, Sala IV”.

Páginas web
http://www.imaginamas.org/inicio/estereotipos-de-genero
https://www.scba.gov.ar/
http://www.saij.gob.ar/maria-laura-postiglione-analisis-sentencia-caso-lucia-perez-tribunal-
criminal-1-mar-plata-causa-4974-26-11-18-desde-una-perspectiva-genero-dacf190069-
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%5B5%2C1%5D%7CJurisdicci%F3n%5B5%2C1%5D%7CTribunal%5B5%2C1%5D
%7CPublicaci%F3n%5B5%2C1%5D%7CColecci%F3n+tem%E1tica%5B5%2C1%5D
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https://elpais.com/internacional/2016/10/17/argentina/1476717704_725902.html
https://elderecho.com/violencia-de-genero-debida-diligencia-de-los-estados-en-la-
prevencion-proteccion-y-sancion

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U.N.L.P Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales – Derechos Humanos; Comisión 2

https://www.oficinadelamujer.gob.ar

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