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15/12/21 14:34 Los extractivistas epistémicos y los francotiradores

Brasil: una historia hecha de pactos de élite

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América Latina

Debate

Los extractivistas epistémicos y los francotiradores


Atawallpa Oviedo Freire

02/02/2017

Análisis

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15/12/21 14:34 Los extractivistas epistémicos y los francotiradores

Una crítica a Grosfoguel, Dussel y otros intelectuales


 
En el 2013 Leanne Betasamosake Simpson, una mujer indígena del pueblo Mississauga Nishnaabeg de
Canadá puso en escena el concepto de “extractivismo cognitivo”. El cual ha sido revalorizado por algunos
intelectuales bajo el nombre de “extractivismo epistémico”, especialmente por Ramón Grosfoguel en su
artículo: “Del «extractivismo económico» al «extractivismo epistémico» y al «extractivismo ontológico»: una
forma destructiva de conocer, ser y estar en el mundo.[1]
 
Las palabras “extractivismo epistémico” no son nuevas pero el concepto ya es antiguo, así por ejemplo, hay
quienes han hablado de colonialismo interno o de anatopismo, ésta última quiere decir: interpolar
conocimientos de fuera de una realidad para leer e interpretar a otros pueblos, a fin de imponerles una
concepción del mundo desde la razón del dominador y hasta hacerlos aparecer como propio, bajo el
argumento de que es por “su bien” o “su progreso” o “su bienestar”. Es decir, es una asimilación de lo otro o
de la alteridad al sistema estatuido, haciéndole perder su carácter propio y por ende su espíritu alternativo y
alterativo. A esto muchos lo llaman interculturalidad pero en realidad es integrismo.
 
Al respecto Grosfoguel dice -en el referido artículo-: “Este principio de asimilación es epistemicida porque
termina destruyendo los saberes y las prácticas ancestrales. (…) Si el «ecologicidio» destruye la vida, el
«epistemicidio» y «existencialicidio» consiste en destruir los conocimientos y formas de vida asociadas a los
artefactos, saberes y «objetos» extraídos para asimilarlos a la cultura y formas de ser y existencia capitalistas
occidentales.”
 
Pasemos a ver ejemplos de extractivismo epistémico y a hacer comentarios a algunos intelectuales, sin con
ello dejar de desconocer su aporte valiosísimo, incluso nuestra admiración a algunos que nos han enseñado
tanto. Sin embargo nadie es infalible en sus elaboraciones conceptuales, pues somos partes de un mundo
colonizado y susceptibles de ser afectados e infectados de distintas maneras por el colonialismo y el
extractivismo epistémico-ontológico.
 
No creemos que haya alguien plenamente descolonizado en la intelectualidad, ni en quienes han tenido
contacto con la civilización u occidente, es decir, que sea des-colonizado o des-occidentralizado. Para
nosotros, no hay diferencia entre civilización y occidente, pues la única civilización en el mundo es la de
occidente. Por lo que resulta una tautología decir “civilización occidental”. Sabemos que los pueblos de fuera
de occidente, no llegaron jamás a separarse de la naturaleza ni de lo sagrado, no construyeron un sistema
social contra natura, como sí lo hizo la civilización conduciéndonos al caos ambiental actual que ha puesto en
peligro la sobrevivencia misma de la especie humana.
 
Por tanto, es equivocado hablar de “choque o encuentro de civilizaciones”, como dicen los intelectuales
occidentalistas o colonialistas, sino la destrucción paulatina y sostenida por parte de la civilización de los
pueblos, culturas, comunidades, aldeas, que vivían y viven en el continuo de la naturaleza. Civilizar es
colonizar. Colonizar es occidentalizar.
 
Incluso, consideramos que el proceso de des-occidentalocentrismo se está dando mucho más al interior de
occidente que fuera de ella. Especialmente en Europa, hay quienes ya se han dado cuenta que fueron ellas las
primeras víctimas de las élites colonialistas o civilizadoras. Los semitas, cristianos, helenos y latinos,
configuraron desde el patriarcalismo esclavista la “civilización occidental”. Dicho de otra manera, la gran
obra de esclavistas, patriarcalistas, colonialistas, mecanicistas, reduccionistas, antropocentristas, es su
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concreción o unificación de todo ello en lo que llegaron a denominar “civilización”, la misma que ha buscado
y logrado extenderse por casi todo el mundo.
 
Primero civilizaron a todos los europeos, y a su vez ellos lo hicieron con el resto del mundo, particularmente
los últimos 500 años. Logrando colonizar a casi todos en su etapa de la modernidad, a través de su
capitalismo/socialismo la civilización casi ha conseguido occidentalizar el mundo. Pero sucede que hoy se
está produciendo un paulatino despertar, un reflotar de pensamientos, resistencias y luchas anti civilizatorias,
es decir, un sinnúmero de acciones para que regresemos a vivir en el continuo de la naturaleza, y con ello
recuperar lo común-integral dentro de un sistema de armonía complementaria.
 
A estas distintas expresiones y formas los agrupamos bajo el término “aldeidad” o “aldeismo”, palabra ésta
que viene de aldea (similar a comunidad), pues consideramos que para revertir el cambio climático hay que
“aldeizar” el mundo antes que el sistema ciudad-civilización acabe con todos. Es decir, entrar en un proceso
de neo-ruralización o re-campesinación[P1]  -como el que llevan las ecoaldeas o las cooperativas integrales-
antes que el urbanismo depredador inunde con sus “selvas de cemento” la vida, es decir, la naturaleza no-
humana. Y ante todo, hay que profundizar el proceso autonómico o de autogobierno, como el que vienen
empujando ciertas aldeas milenarias –así los zapatistas- para proteger lo que contiene, sostiene y mantiene al
ser humano, pues entienden que sin la naturaleza el hombre no es nada.
 
No se trata de transformarse o de crear más ciudades sostenibles, inteligentes, compactas, o en transición,
sino de terminar con el modelo que viene destruyendo la vida, y ese es la ciudad-civilización. Apenas el 4%
del territorio del planeta ocupan todas las ciudades en su conjunto, pero emiten gases de efecto invernadero
en alrededor del 78%. Deben quedar máximo ciudades de unos 50.000 habitantes –como era hasta hace unos
100 años la gran mayoría-, para ello debe decrecer la población mundial, como una serie de factores
complementarios de decrecimiento.
 
Ello implica entender que la disyuntiva no es entre la civilización liberal-capitalista y la civilización marxista-
socialista, sino entre la civilización de derecha/izquierda versus la aldeidad o comunalidad. Eso es lo que el
mundo tiene que elegir: más contra natura o retomar el continuo de la natura. Eso no significa regresar al
pasado ni no utilizar la tecnología, que es el pobre argumento de quienes tienen una mirada miope y
anoréxica.
 
En este sentido, la descolonización es para todos, colonizadores y colonizados. No hay descolonización si no
hay descivilización. Actualmente en occidente hay un importante sector que se ha abierto al mundo y han
comenzado a actuar de igual a igual con otros pueblos y culturas, aunque todavía son una minoría. Han
comprendido que la “liberación” es para todos o no es posible para nadie. Liberación en el sentido de soltarse
o zafarse de algo, para entrar en la armonía complementaria de la naturaleza no-humana. No, a como lo
conciben en occidente, de que la liberación es ser libre de todo y de todos. Quién es libre del sol, de respirar,
de comer.
 
La libertad es el mayor sofisma de la civilización. Si no se encuentra la armonía y el equilibrio, la
“liberación” pasa a constituirse en otra forma de dominación y explotación por un nuevo sector que cree
representar a todos o que actúa a nombre de los demás. Los marxistas no comprenden que la explotación del
hombre terminará cuando termine la explotación de la naturaleza no-humana, y no al revés. Por eso han
fracasado todos sus proyectos en todo el mundo.
 
Grosfoguel y el francotirador
 
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En general, compartimos con Grosfoguel su crítica del extractivismo epistémico, como asimismo con la
mayoría de lo que hemos leído de sus escritos. No obstante, hemos observado que guarda rezagos coloniales
e incluso se contradice en algunos ámbitos. Algo que pasa en la totalidad de intelectuales -entre los que nos
incluimos- aunque no sabemos si somos intelectuales o al menos no pretendemos serlo, pues nos gustaría ser
algo más que un pensador o un razonador.
 
Empezaremos nuestro análisis a partir del video “I Escuela ecosocialista y pensamiento crítico
nuestroamericano”[2] realizado este 10 de octubre de 2016 en Venezuela y a donde Grosfoguel fue invitado
por el chavismo a dar una conferencia.
 
Hasta antes de que Grosfoguel comenzará -casi al final de su conferencia- a defender al castrismo y al
chavismo, nos parecieron coherentes sus posturas y compartíamos con su exposición. Pero luego surgieron
sus contradicciones y que consideramos rayan en el “extractivismo epistémico”, que tanto critica Grosfoguel.
Por ejemplo, criticó al socialismo del siglo 20 de que había principalizado la economía en desmedro de otras
acciones paralelas, así contra el racismo, el sexismo, el eurocentrismo, el cristianocentrismo, etc.; y que a la
final, estos socialistas reprodujeron otras formas de dominación en forma de burocratismo, imperialismo,
colonialismo, etc.
 
Repitió varias veces que no vivíamos en un sistema capitalista sino en una civilización con varios ejes, uno de
los cuales era la economía (capitalismo) y que al principalizarlo o centralizarlo esto conllevó a que fracasará
el socialismo del siglo 20. Punto de vista éste, con el que estamos plenamente de acuerdo. Pero cuando se
refirió o habló del socialismo del siglo 21 no dijo nada al respecto, y más bien respondiendo preguntas al
finalizar su conferencia, tomó como referente justamente a un indicador económico -el de la reducción de la
pobreza- para justificar y alabar al chavismo.
 
También habló de las comunas populares como un gran giro decolonial y pasó a justificar de que no se lo
había empujado a fondo porque Chávez no lo podía hacer todo, y que el error era de los chavistas de que no
lo habían avivado desde que Chávez murió. Pero que ahí estaba el gran legado teórico de Chávez y que con
eso había que “echar pa´lante”.
 
En resumen, en la conferencia de Grosfoguel los socialistas del siglo 21 no habían repetido el mismo
esquema de priorizar lo económico, sin embargo, ya en la parte de las preguntas del público, al fin se atrevió
a decir que el problema del chavismo estaba en que no se había diversificado la economía, al centralizarse en
el petróleo. Con ello volvió a referirse a economía, pero en la conferencia como tal no hizo críticas al
socialismo del siglo 21, más por el contrario, los defendió.
 
De otra parte, acaso los socialistas del siglo 21 no han caído en las garras del imperialismo chino a través de
los préstamos y altos intereses que le generan dependencia hacia el gigante asiático. Continuando con la
misma actitud de los antiguos comunistas latinoamericanos que adoraban a los soviéticos y ahora sus
coterráneos lo hacen con los chinos. Cuál es la diferencia en criticar al imperialismo soviético –como lo hizo
Grosfoguel- y no decir nada del imperialismo chino.
 
Y por otro lado, querer justificar al chavismo con el argumento simplón de que él no lo podía hacer todo, sin
mirar toda la interseccionalidad -de la que él tanto habla- pues jamás hubo esa acción integral al haberse
concentrado en la economía y en lo material. Fijamiento que han tenido todos los socialistas del siglo 21, y
que ahora les está pasando la factura cuando han caído los precios del petróleo y de los minerales. Por lo que
a la final no resolvieron nada, como tampoco lo hicieron los del siglo 20 -y a los que Grosfoguel criticó duro

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en dicha conferencia-. En todo caso, habría que preguntarle a Grosfoguel, cuál es la diferencia y el aporte de
los socialistas del siglo 21 a lo que hicieron los del 20. Son incomparables o son más de lo mismo.
 
Las comunas chavistas, resultaron un proyecto más, pues en todos los años en que estuvo Chávez al frente del
gobierno, pudo realmente haberle dado un carácter principal o fundamental que permita realmente construir
el “poder social”, el que a su vez haga posible o genere el “poder político”, para que sea una constatación
efectiva el “poder popular” en la que el pueblo sea el creador y el actor de su propio destino, y no el que creía
Chávez. Pero los socialistas del 21 lo hicieron al revés, siguieron centralizándose en el poder político, de ahí
la actual situación en la que se encuentran y más bien han terminado abriendo las puertas para que regresen
los neoliberales.
 
Y ahora aparece Grosfoguel compadeciéndose de Chávez y culpando al madurismo. Realmente nos cuesta
creer que para Grosfoguel esa propuesta tibia de las comunas chavistas sea un giro decolonial, da mucho que
pensar qué es lo decolonial para él. Parece que con los socialistas del 21 se le olvidó todo lo que ha escrito al
respecto, o refleja el extractivismo epistémico que guarda Grosfoguel. Lo que también nos parece ser un
“francotirador”, como calificó a aquellos que no apoyan ciertos proyectos porque hay alguna cosa que no
comparten. Francotirador, como el purista que rechaza a otros porque no comparten plenamente un proyecto.
Serán los socialistas del 21 decoloniales, o mucho más decoloniales que el movimiento indígena y popular,
quienes han cuestionado al “progresismo” por ser justamente proyectos neocolonialistas de izquierda del
siglo 21. Al parecer Grosfoguel se alinea con los “progresistas” y rompe con la alteridad que viene resistiendo
por 500 años. No es eso ser francotirador y extractivista epistémico.
 
Justamente en el artículo que venimos haciendo referencia, Grosfoguel se apoya en la boliviana Silvia Rivera
y en el ecuatoriano Alberto Acosta para hacer sus críticas al “extractivismo epistémico” de Quijano y de
Mignolo, “olvidándose” que Rivera y Acosta han denunciado los atropellos del evismo, del correismo y de
todo el socialismo del siglo 21. Acaso Grosfoguel eso no lo ha leído y frente a los chavistas no dijo nada y
más bien se lavó las manos como Pilatos lanzándoles loas. Tres veces repitió la frase de Castro: “dentro de la
revolución todo, contra la revolución nada”. Cuando Rivera, Acosta y tantos otros, han denunciado que los
“progresistas” no aceptan ninguna crítica “dentro de la revolución” y más bien han sido perseguidos y
criminalizados. O es que Grosfoguel pensará que Rivera, Acosta y demás críticos del socialismo del 21 están
en contra de la revolución. O creerá como Enrique Dussel -que también dio una conferencia ese mismo día-
que son críticas de “extrema izquierda”. 
 
Criticó que se han creado nuevas universidades pero que siguen los mismos esquemas, disciplinas y carreras
occidentalocéntricas. Sin embargo, no hizo referencia a que eso es justamente lo que han hecho los socialistas
del 21, como por ejemplo, las universidades correistas, chavistas y evistas, que repiten o reproducen todo el
esquema de las universidades del imperio que tanto critica Grosfoguel. Es más, Correa procedió a cerrar la
única que había en el Ecuador y en toda Sudamérica, que rompía con el esquema eurocéntrico de universidad.
De eso no dijo nada.
 
También señaló el problema de la actitud ecologicida que está produciendo el cambio climático, y de que no
es una opción la decolonialidad sino que es una necesidad frente a la muerte que está provocando la
civilización. Que no hay elección, que es la vida o la muerte. Algo con lo que también estamos de acuerdo
con Grosfoguel, pero luego pasó a defender el extractivismo de los socialistas del 21 con el argumento de que
no se puede ser anti-extractivista desde “hoy en la noche”. Sin hacer ninguna referencia, a lo que Rivera,
Acosta, Gudynas y cuantos otros han denunciado de que los extractivistas “progresistas” quieren salir del
extractivismo con más extractivismo, es decir, que no se plantean disminuirlo sino aumentarlo. Siendo esa
justamente la crítica que se ha hecho, de que no han emprendido acciones decrecidas sino más bien de
crecimiento y ampliación del extractivismo. Nadie ha propuesto que se quiere terminar con el extractivismo
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“hoy en la noche”, lo que se ha dicho es que no hay que aumentar la frontera extractivista y más bien tender a
su disminución paulatina lo más rápido que sea posible. No haber claramente así, es ser también francotirador
y un extractivista epistémico más. No hay diferencia entre lo que se critica y lo que se dice.
 
Criticó muchas veces a la civilización capitalista/patriarcal occidentalocéntrico/cristianocéntrico
moderno/colonial -y que estamos de acuerdo-, pero la salida que dio era de crear otra civilización. Acaso es
cuestión de crear otra civilización con simplemente otros ingredientes. Acaso la civilización no es el resultado
o la configuración de toda esa transversalidad que enuncia Grosfoguel. Acaso la civilización no es la que nos
está llevando a la muerte con el cambio climático -como repitió tantas veces-, y a pesar de ello quiere otra
civilización. Es decir, no entiende a cabalidad que la civilización es el sumun de toda la interseccionalidad de
la que habla y de que principalmente es la muerte en sí mismo. Por lo que NO necesitamos una nueva
civilización ni siquiera una transmodernidad (Dussel) o una poscivilización sino una transcivilización. Es
decir, algo totalmente diferente a la civilización y ello también pasa por su nombre. Sino, seguimos en lo
mismo, así cuando se critica el desarrollo y el crecimiento, procediendo a hacer retoques sustentables o
identitarios pero nada de cambios totales o profundos. O lo que es lo mismo, de que se critique al socialismo
del siglo 20 y no a los del 21.
 
Habló de crisis o de que habían varias “criseses”, sin que todavía comprenda Grosfoguel que lo que estamos
viviendo son extremos de la crisis que es toda la civilización en sí mismo. No hay crisis o criseses sino que
todo el sistema en su conjunto es crisis por su propia configuración, y que lo que hace es producir erupciones
de tanto en tanto. No hay crisis, hay “caos total”, y los niveles máximos están reflejando con más claridad que
todo el sistema es atentatorio a la vida. La crisis no es algo que aparece de vez en cuando, sino que tiene picos
en los que llega a niveles extremos. La civilización con toda la interseccionalidad que la contiene, está
estructurada o compuesta con diferentes tipos de crisis constitutivas.
 
Desde su surgimiento produjo una ruptura con el sistema-mundo aldea o modelo cocreador de vida, al que lo
ha ido destruyendo poco a poco hasta llegar a los límites actuales. Por tanto, no cabe hablar de crisis
ambiental sino de caos ambiental, en la que hay picos y bajadas de la crisis o de la civilización como tal.
Entonces, no se trata de salir de la crisis ambiental o de crear otra civilización, sino de replantear todo para
encontrar la armonía y equilibrio complementario, que es cómo funciona la vida.
 
Hablar de crisis es mirar solo un factor o categoría – a igual como la economía- y no entender que hay un
origen de todo. La llamada “crisis de civilización” no es el resultado de algo esporádico o casual, es el
sistema en su esencia. La crisis solo se da en sistemas sustentables o sanos, como las enfermedades que
aparecen en personas sanas y que luego desaparecen, pero si la persona no aprende de las enfermedades se
vuelve la enfermedad en sí mismo y se muere. La civilización nunca fue sana sino contra natura, nació
enferma y su enfermedad es la que ha venido destruyendo la vida, tanto de la “salvaje naturaleza” como la de
los pueblos “bárbaros y salvajes”, hoy llamados subdesarrollados o tercer mundistas. Éstas últimas categorías,
también son definiciones neocoloniales y todos las siguen repitiendo como cantaleta. Ni siquiera las
resignifican y eso es también extractivismo epistémico.
 
El extractivista epistemico de Enrique Dussel
 
Dussel también lanzó algunas lisonjas a Chávez, Castro y Evo. De éste último dijo, que le andan criticando
que está ocupado con el extractivismo y de que no se dedica a hacer la revolución. Y Dussel respondió
burlescamente, acaso ya está la teoría de alternativa al capitalismo. Al parecer, todavía no se ha enterado del
sumak kawsay/suma qamaña[3], o quizás piensa como sus defendidos socialistas del 21 de que los
paradigmas y sistema de vida de los “pueblos primeros” son solo un modelo de desarrollo o un medio para el
socialismo y no un fin en sí mismo, a igual como conciben a la naturaleza. O creará que no son profundos sus
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postulados y que no tienen la condición de ser toda una propuesta anticapitalista y de transmodernidad. O de
que el pensamiento indio no puede superar el eurocentrismo.
 
No es suficiente con criticar al eurocentrismo de Marx –como lo hizo Dussel y con lo que estamos de
acuerdo-, sino que además hay que pensar desde las racionalidades construidas milenariamente desde fuera
del eurocentrismo, y no desde la mentalidad de alguien que se ve como desterrado de Europa en América.
Una cosa es ser latinoamericano y otra ser indoamericano (y no es cuestión de etnia o de fenotipo, es de
voluntad o de decisión, como de hecho la han tomado los que nacieron en América pero que siguen pensando
como occidentales).
 
Y Dussel sigue deliberando como latino o mestizo, es decir, desde las categorías europeas, pues una nueva
cultura no se produce en 500 años y además porque los pueblos milenarios están ahí, a pesar de que él y otros
no los puedan ver en esencia sino tan solo folclóricamente. Por ello –dijo-, que había que crear nuevas
categorías políticas por “nosotros” –en referencia a los intelectuales del siglo 21, lo que significa que las
categorías amerindias no valen o no son suficientes para repensar el mundo. En el fondo, Dussel se sigue
viendo como blanco-mestizo y no como indio-mestizo.
 
En realidad, lo que pasa en Dussel y en muchos, es que no conocen la alteridad y solo hablan desde fuera del
indio, del pobre, del oprimido. Desde el intelectual que defiende al dominado y que lucha por liberarlo, pero
desde la razón independizadora del latino o mestizo, en última instancia, del occidental en Amerindia y no
desde la propia racionalidad milenaria de los “pueblos primeros”.
 
Nos preguntamos, si Dussel, Grosfoguel y tantos defensores de los “indios” conocerán, por ejemplo, las
categorías andinas de: complementariedad, reciprocidad, correspondencia, ciclicidad, armonía, integralidad,
estabilidad dinámica, polaridad, etc. Habrán leído de los mundos andinos: jawa/janaj pacha, kay pacha,
kay/urun pacha, y todo lo que entrañan cada una de estas categorías. Sabrán que la lógica del pensamiento
andino es tetraléctica (tawantin), pero ellos siguen hablando desde la dialéctica europea.
 
Dussel dijo que la civilización más antigua y la más importante surgió en Mesopotamia hace 5000 años. No
se ha enterado de la aldea Caral al norte de Lima (cerca de Argentina donde él nació) que tiene la misma
antigüedad y que ha despertado la admiración de muchos investigadores.
 
Criticar realmente al eurocentrismo, es criticar desde una racionalidad construida por una cultura elaborada y
no desde la individualidad de un exiliado o excluido europeo en otras tierras. No conocer las racionalidades
de fuera de occidente y más que todo de haberlas asimilado en su ser, es seguir criticando al eurocentrismo
desde la razón critica europea. El mestizo siempre tiende a eso, dice: los conocimientos de los indios son de
ellos, pero como yo no soy indio - aunque tampoco soy blanco- tengo que tomar una fuente de pensamiento y
la mejor que hay es la europea, pues la de los indios es muy elemental o no ha sido sistematizada todavía, o
cualquier otro argumento para zafarse o distanciarse de lo “indio”.
 
Es decir, no hacen el esfuerzo por investigarla, ni siquiera han leído a los que hemos hecho ese trabajo y que
seguimos bregando en ello. De quienes tomamos la opción de reconocernos en la tierra madre que nos vio
nacer y que nos da su vida cada día, antes que solo mirar a la genética humana que portamos para desde ahí
adscribirnos al conocimiento occidental. Lo que tampoco significa rechazarla o desconocerla, sino establecer
niveles. Si valoraran lo “indio” se hubieran integrado a su cultura y no se llamarían mestizos siguiendo la
racialización impuesta por el occidentalocentrismo. Muchos intelectuales lo siguen haciendo consciente o
inconscientemente, a pesar de que pretenden ser decoloniales o anticoloniales.
 
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Dussel critica al eurocentrismo pero siempre nombra a una serie de escritores, pensadores y hasta conoce de
memoria las fechas históricas de occidente, pero casi no nombra a ningún intelectual amerindio o indigenista.
Es fácil criticar o alabar a los “indios” desde afuera y muy diferente es rebasar los racismos para saberse y
sentirse hijo de la tierra que les ha parido, procediendo a estudiarla milenariamente y no solo desde la
modernidad sintiéndose que recién han llegado con el conquistador a América. Pero al revés si lo hacen, se
dicen que son nacidos en América pero se siguen sintiendo descendientes de la cultura europea o buscan
seguirla reproduciendo en la “atrasada” o “subestimada” Abya Yala. Mirar desde afuera estando adentro de
Amerindia, es también eurocentrismo.
 
Quién no ha asimilado la racionalidad[4] o senti-pensamiento amerindio habiendo naciendo en estas tierras,
sigue siendo un occidental en Abya Yala. Por eso, la mayoría de pensadores y profesionales siguen viajando
directa o indirectamente al “norte global” para profundizar su sentido de la vida, y nunca llegan a ver desde la
amerindia que está en sus pies, y tan solo buscan reajustar su mirada occidental desde América. Irónicamente,
hay actualmente occidentales que van a Abya Yala a estudiar y asimilar su cultura, su espiritualidad, sus
lenguas, su medicina, y hasta se casan con su gente. El “mestizo” o “blanco” nacido en América, nunca llega
a conocer amerindia sino solo América Latina, por lo que irónicamente después de 500 años siguen sin
“descubrir” América y mueren como Colón sin saber que estuvieron en Abya Yala, tan solo dedicándose a
aprovechar de sus riquezas materiales o buscando europeizarla, es decir, civilizarla, como lo han hecho todos
los invasores o extractivistas en todo este tiempo.
 
En nuestro caso, no nos hemos mirado en el espejo y hemos dicho: como mi fenotipo es blanco-mestizo,
entonces soy civilizado y no primitivo, por lo que pertenezco a la civilización occidental y no a la de pueblos
atrasados. Nos hemos reconocido en la integralidad que nos ha construido los Andes, en la conciencia de que
la tierra andina es la que nos alimenta en todo sentido, aunque nuestra mente haya sido educada
eurocéntricamente. Y cuando tomamos conciencia de aquello, nos dejamos envolver por ella y empezamos a
despertar todo lo que los Andes como geografía y como cultura había construido en miles de años, pues
sabíamos que ya estaba también en nosotros todo ello. Nos hemos sentido hijos plenos de los Andes y no
hijos pródigos o prófugos de España.
 
Por eso no hablamos de “nuestros indios” o “nuestros indígenas”, con ello separándonos o marcando
distancia sino que hablamos integradamente y decimos: “nosotros”, “nuestros antepasados”. No actuamos en
tercera persona para referirnos a ellos. Ni esperamos que algunos “indios” nos reconozcan así, pues nos han
dicho que la cultura andina es solo de ellos, queriendo también apropiársela de ella. Simplemente sabemos
que la madre andina acoge a todos sus hijos y no discrimina a nadie, así no la reconozcan porque tienen otro
color de piel. Es la pachamama andina la que nos ha parido y formado, pero muchos la desconocen en una
suerte de matricidio premeditado. Nuestra mamá biológica está conectada con la madre tierra y está con la
madre cosmos, y en ese sentido nos vemos como una expresión de todas ellas. Y lo mismo con todo el
principio masculino de vida. 
 
La vida nos puso en los Andes para desde ahí mirar la existencia, en la búsqueda de la integralidad y la
armonía complementaria, no para generar la dicotomía centro/periferia. Los Andes son nuestro centro, pero
como punto de mediación o consenso, y no como como punto alrededor del cual debe girar todo, como en el
eurocentrismo. Por ello, jamás surgió en los Andes la ciudad-civilización como sistema-mundo que concentra
y centraliza todo, sino que funcionaba (y funciona) en la descentralización y la desconcentración, que es
como funciona el sistema aldea o comunitario.
 
Hemos ido al interior de los Andes para desde ahí poder conversar con las demás partes del mundo, caso
contrario, no habría diálogo o “polilogo” sino la imposición, el dominio, el control, el disciplinamiento, y por
el otro lado, el asimilacionismo, el coptacionismo, el integrismo, que es lo que vivimos actualmente por
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derechas e izquierdas y su tutelaje de que lo hacen por “nuestro bien” o “nuestro progreso” o “nuestro
bienestar”. En resumen, no nos vemos solo como seres humanos, sino en prolongación fractal como “ser
humanidad”, “ser tierra”, “ser cosmos”.
 
 La idoneidad intelectual
 
En fin, Grosfoguel y Dussel recibieron muchos aplausos del chavismo, no tuvieron la fuerza y la
contundencia para hacer una crítica profunda “dentro de la revolución”, tal como lo hicieron con los
socialistas del siglo 20. Prefirieron que les lancen flores a que les pifien una sala llena de “izquierdistas
occidentalizados”. Sino, quién mismo es la izquierda occidentalizada. Acaso el chavismo, el castrismo y
todos los demás “progresistas” no lo son. Y si no son ellos, es que son Rivera, Acosta, Gudynas, y todos los
que nos hemos pasado enfrentando a los intelectuales del siglo 21 como García Linera[5], Atilio Borón[6] y
Emir Sader. Y esto es lo que nos dio más tristeza, de que Grosfoguel y Dussel hayan terminado siendo parte
de este sí grupo de francotiradores y extractivistas epistémicos.
 
Por cierto, el escritor uruguayo Raúl Zibecchi denunció en una conferencia a la que asistí en La Paz-Bolivia,
de que Emir Sader había sido pagado por el gobierno de Dilma Rouseff, y eso explicaba muchas cosas. Esto
nos hace pensar en la idoneidad de los intelectuales, no sé si el chavismo les pagó a Grosfoguel y Dussel para
que fueran a lanzar vítores a Chávez y Castro. No lo creemos, en todo caso fueron muy corteses y
devolvieron con creces la invitación que les hicieron. Obvio, nunca les invitarían a Venezuela ni a ningún país
del “progresismo” a Rivera o Acosta o Zibecchi o Gudynas o Svampa, etc.
 
Esto, al mismo tiempo me recuerda la coherencia de otros intelectuales, como la de Boaventura de Souaza
Santos cuando alguna vez me precisó que él era crítico con el “progresismo”, escribiéndome: “Por esta razón
no estoy de acuerdo en que me ponga en el mismo lugar de Atilio Boron (o Emir Sader)”.
 
Estos episodios me conectan con otros, por ejemplo, el que tuve con un gran intelectual sudamericano
especialista en temas ambientales y que es muy conocido en varios círculos académicos de Latinoamérica y el
mundo. Me contactó para hacerme una entrevista en Quito, que es la ciudad que está más cerca de donde yo
vivo, pues prefiero vivir en el campo y ser coherente con mis creencias. Me recibió en el lujoso hotel en que
estaba hospedado, y que seguramente los organizadores de un evento por el que había llegado al Ecuador le
habían reservado ahí y no porque él haya pedido que le instalen en un hotel de 5 estrellas.
 
Me invitó a almorzar en el restaurante del hotel, donde había un buffet extraordinario. Se sirvió algunas
carnes y cogió una coca cola light, ante lo cual yo me quedé anonadado de ver eso de mi amigo ecologista,
pues, yo estaba optando por ser vegano político ya que sabía que la industria cárnica produce en el mundo el
18% de gases contaminantes de efecto invernadero, siendo mucho más a lo que producen todos los medios de
transporte en el mundo y que llega al 11%. Realmente son cosas que no comprendo.
 
En fin, podría contar otras historias con diferentes intelectuales, políticos, maestros espirituales, que he
conocido en mi camino, en la que no hay coherencia entre el discurso y la práctica cotidiana. No los juzgo,
porque sé que yo también tengo mis incoherencias, la vida me lo hace saber de diferentes formas. Y eso
pretendo con Grosfoguel y demás, pues no creo que lo hagan a propósito. Repito, no tengo la intención de
ganarme enemigos (todo lo contrario) para obtener algún rédito con estas críticas o comentarios, sino la
intención de aportar para que todos cambiemos por la armonía de cada uno y de nuestros cometidos.
 
La única que se salva -de alguna manera- entre los connotados (y no me estoy mofando sino haciendo
referencia a los que se han hecho famosos) es Silvia Rivera, pues se diferencia de todos los demás porque ha
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pasado por su cuerpo lo aymará. Habla desde adentro y no desde un observador externo, y eso lo apreciamos
sobremanera. Algo que no se ve en Luis Tapia o Raúl Prada, entre los más conocidos afuera de Bolivia.  Sin
embargo, hay algunos aymará que la critican duramente y creo que tienen razón en algunos casos, por
ejemplo, su postura de lo ch´ixi o de lo mestizo, algo con lo que nosotros tampoco estamos de acuerdo y
esperamos escribir sobre ello en algún momento. En todo caso, valoramos ampliamente su proceso de
internalización paulatina, a diferencia de todos los intelectuales que solo hablan desde la externalidad.
 
Siendo ese el problema de Grosfoguel, Dussel y demás intelectuales, de que solo hablan desde la externalidad
y la razón, y no desde la interioridad y la sabiduría a pesar de que critican el objetivismo y el positivismo. En
la práctica siguen en la actitud reflexiva del “objeto de conocimiento” y no llegan a la relación sujeto a sujeto,
que es aprender a senti-pensar desde el otro sujeto, sea humano o no-humano. Y esto es también
extractivismo epistémico. 
 
Dussel sigue hablando desde Europa donde se formó, cuando nació en Sudamérica y ha vivido muchos años
en México. Grosfoguel habla de Sudamérica desde Norteamérica, que es lo que conoce profundamente,
especialmente Puerto Rico su país de origen y de Estados Unidos donde trabaja ya muchos en la Universidad
“imperialista” de Berkeley, por más que le hayan arrebatado un espacio a los gringos como contó en la
conferencia que estamos haciendo referencia.  Que en todo caso está bien, si realmente se está trabajando por
la descolonización plena, aunque no sabemos cuáles son los resultados concretos que ha obtenido en ese
propósito. Lo cierto es que Grosfoguel no conoce bien Sudamérica, no es suficiente leer a algunos
sudamericanos o hacer unas pocas visitas, sino que hay que vivir un cierto tiempo para conocer un lugar y
poder hablar con más propiedad. Él conoce bien al imperialismo norteamericano y puede hablar con criterio
profundo.
 
En nuestro caso vivimos 5 años en Francia y viajamos bastante por algunos países europeos, por lo que
conocemos algo del eurocentrismo por nosotros mismos. Por cierto, no fuimos a estudiar allá, ni a trabajar
para ellos, nos han ido llevando por 12 años por varios países de Europa para que les enseñemos Sabiduría
Andina[7]. Y hasta nos han traducido 3 libros, pero en “nuestra tierra” se interesan poco[8]. Somos más
conocidos en los países francófonos que en los Andes. Obviamente, no nos invita la gente del mundo
académico pues ellos solo buscan intelectuales, especialmente aquellos que sean objetivistas y que miren todo
como objeto externo de conocimiento. Lo mismo, rara vez nos han invitado en América Latina ya sea de la
academia o de fuera. Esas son las paradojas. No les interesa lo nuestro[9].
 
Entonces, es extractivismo epistémico el de Grosfoguel al hablar del “progresismo” sudamericano sin
conocerlo vívidamente y ser francotirador apoyando a estos gobiernos de la “izquierda occidentalizada”.
Compartimos la crítica que Grosfoguel hace de Quijano y Mignolo por su extractivismo epistémico, pero él
repite lo mismo con Sudamérica. Por cierto, cuando critica a Quijano comete otro error, cuando hablando
desde un lenguaje racial dice que Quijano es “mestizo” y de que Javier Lajo es “indígena”. Seguramente no
conoce personalmente a Lajo (nosotros lo conocemos), pero en nuestro caso -como andinos de nacimiento-
sabemos bien los fenotipos de los Andes y Quijano tiene más rasgos “indígenas” que Lajo, quien tiene la piel
y el fenotipo más blanco que moreno.
 
Obviamente, nosotros no creemos en estos conceptos raciales y hablamos desde otras categorías. Esto, es para
nosotros un giro decolonial, el no seguir hablando desde categorías coloniales racistas como las palabras:
indio, indígena, negro, mestizo, blanco, que es la creación de los invasores en su colonial apartheid de Abya
Yala. Descolonización es también cuestionar estos lenguajes, para hablar mas bien desde lo geográfico y lo
cultural. Por ello, nosotros hablamos de pueblos andinos o tawantinsuyanos, en donde hay gente de distintos
colores de piel, y lo que marca la diferencia entre ellos: es su pensamiento andino milenario o su pensamiento
occidentalizado de izquierda o de derecha, marxista o liberal.
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Y éste también es el meollo de lo que Grosfoguel, Dussel, Quijano y demás decoloniales hablan de “lo
nuestro”. Qué es lo nuestro. Lo que han producido los occidentales latinoamericanos en estos 500 años, o lo
que han enraizado en miles de años los pueblos primeros de Abya Yala. Éste el extractivismo epistémico de
los intelectuales que han encarnado lo occidental en América y que observan al originario o autóctono como
objeto de conocimiento. Ni siquiera han escuchado a sus sabios, ni han estudiado la racionalidad andina o
maya o mapuche. Peor que lo hayan pasado por su cuerpo y ante todo por su corazón.
 
El suizo Josef Estermmann sabe más de “filosofía andina” que García Linera que ha vivido toda su vida con
los “indios”. Al vicepresidente de Bolivia solo le interesa Marx, Lenin, Gramsci, y todos los intelectuales
europeos con sus filosofías y razones occidentralizadas de izquierda. Dice defender a los indios y hasta se
declara indianista, pero desconoce sus cosmovisiones, filosofías, y racionalidades. Por ello, les habla a los
pueblos originarios como que fueran niños o torpes o como que fueran sus tutelados a los que los cuida “por
su bien”, “su progreso” y “su bienestar”. En general, las izquierdas los ven como de poco entendimiento o
como “limitaditos”, palabra ésta del también extractivista epistémico y gran francotirador: Rafael “Trump”
Correa[10].
 
En realidad, pasa en todos los occidentalocentrados -incluso en mucha gente del propio “movimiento
indígena”- quienes hablan desde afuera, sin que hayan pasado la otredad en su vivencia cotidiana, pero hablan
a nombre y en defensa de los otros, de los olvidados. Hasta hacen cualquier cosa a nombre y representación
de ellos (Evo Morales). Eso es también extractivismo epistémico.
 
Es lo que siempre han hecho y siguen haciendo los eurocentrados de izquierda con su indianismowash. Se
lavan la cara para ocultar sus verdades intenciones de imponerles el marxismo y el socialismo por “su bien”,
“su progreso” y “su bienestar”, y con ello borrar sus propias racionalidades. Tal como los cristianos con sus
evangelios, o la derecha con sus teorías neoliberales de que ellos son los que les generan las fuentes de
trabajo. Quien no se ha descolonizado, es un eurocentrista: liberal o marxista o positivista o nihilista…
 
Todo lo que hemos señalado anteriormente, no significa que seamos antimarxistas o antiizquierdistas o
antioccidentales. Entendemos que el marxismo y todo el aporte de occidente es una parte, mas no es el todo.
Creemos que la izquierda es complementaria del pensamiento alternativo, y que debemos caminar juntos y no
atrás de la clase obrera o del partido. Nos peguntamos si la izquierda y la intelectualidad serán capaces de
comprender aquello o seguirán imponiendo su eurocentrismo y calificando a los otros de revisionistas,
contrarrevolucionarios, atrasados, extremistas, etc.
 
Seguramente, en nosotros también hay extractivismo epistémico, indianismowash y somos francotiradores.
Estamos abiertos a que nos lo hagan ver, eso nos ayudará a ser coherentes en nuestro camino personal, al
interior y exterior. Y esto, creemos que deberían hacer todos y preguntarse si son algo de ello.
 
 
Notas
 
[1] http://www.revistatabularasa.org/numero-24/06grosfoguel.pdf
 
[2] https://www.youtube.com/watch?v=QSw6Rfc8E0U
 
[3] https://es.scribd.com/document/337734545/4ta-Version-Que-es-el-Sumak-Kaw...

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[4] Entendemos por racionalidad en diferencia y en contradicción con razón o logos, cuando este último ya se
había desmembrado de la sensibilidad, de la emoción, del sentimiento. Cuando la filosofía dejó de ser la
sabiduría del amor para ser “amor” al logos, es decir, la fijación de la mente dictatorial.
 
[5] https://lalineadefuego.info/2015/10/20/analisis-el-poder-de-la-soberbia-...
 
[6] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=192299
 
[7] https://es.scribd.com/document/329460668/Los-Caminantes-Del-Arcoiris-por...
 
[8] https://es.scribd.com/document/63995249/El-Retorno-Del-Hombre-Rojo
 
[9] En el Ecuador, algunos medios –especialmente web- han rechazado abiertamente publicar nuestros
trabajos. Solo “Línea de Fuego” nos ha dado espacio. Otros nos sacaron posteriormente. Agradecemos a los
medios internacionales de Alai y Rebelión que se han atrevido a publicar nuestros escritos.
 
[10] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=212964
 
 
Atawallpa Oviedo Freire
Red Global Sur
yuyarina@yahoo.es
 
https://www.alainet.org/es/articulo/183267


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