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Este documento describe las características distintivas de la vida animal. Explica que los animales tienen conocimiento sensible a través de los sentidos externos e internos, y apetitos sensibles que los motivan a buscar el placer y evitar el dolor. La vida animal se caracteriza por la sensación, la imaginación y las pasiones que surgen en respuesta a los bienes sensibles percibidos.
Este documento describe las características distintivas de la vida animal. Explica que los animales tienen conocimiento sensible a través de los sentidos externos e internos, y apetitos sensibles que los motivan a buscar el placer y evitar el dolor. La vida animal se caracteriza por la sensación, la imaginación y las pasiones que surgen en respuesta a los bienes sensibles percibidos.
Este documento describe las características distintivas de la vida animal. Explica que los animales tienen conocimiento sensible a través de los sentidos externos e internos, y apetitos sensibles que los motivan a buscar el placer y evitar el dolor. La vida animal se caracteriza por la sensación, la imaginación y las pasiones que surgen en respuesta a los bienes sensibles percibidos.
El hombre, sujeto de derecho, es un viviente sensitivo y racional.
Tres aproximaciones al fenómeno de la vida: o Empírica: Hay seres que parecen moverse por sí mismos. o Científica: Hay funciones observables que sólo pertenecen a los vivos: organización, conservación, nutrición, crecimiento y reproducción. o Filosófica: Hay seres que son capaces de movimientos inmanentes. La inmanencia es la propiedad del movimiento o cambio que comienza en un sujeto y termina en el mismo sujeto (se distingue de la trascendencia, que refiere al cambio o movimiento que comienza en un sujeto y termina fuera de él). Los grados de perfección vital corresponden a grados de inmanencia. La vida y el alma: o El que es vivo lo es porque hay en él algún principio vital, esto es, algún principio de movilidad inmanente. Es decir, hay un principio que lo anima: tiene ANIMA o ALMA. El alma es la FORMA DEL CUERPO ORGANIZADO. o Forma: el alma es forma viva, principio de determinación sustancial del vivo. o Del cuerpo organizado: el carácter distintivo de la corporeidad del vivo es la organización. El principio de organización del cuerpo vivo es el alma. El alma es ACTO PRIMERO DE CUERPO QUE POSEE LA VIDA EN POTENCIA. o Acto primero: el acto primero de todo ente es su ser. El alma es aquello por lo que el vivo es, ya que la vida es a los vivos lo que la existencia a todo ente. o Del cuerpo que posee la vida en potencia: el alma es acto primero del cuerpo vivo -organizado- que, en cuanto tal, tiene la posibilidad real (potencia) de sostener el alma. La perfección vital admite grados. o El grado ínfimo de perfección vital es la vida vegetativa. En ella ya es expreso un grado de inmanencia que manifiesta una inmaterialidad que no se da en los seres inertes (la forma de la lechuga está menos constreñida por la materia que la de la piedra) o Mayor inmanencia hay en la vida sensitiva, que añade la perfección propia del: Conocimiento sensible. Apetitos sensibles. Esta mayor inmanencia manifiesta, también, mayor inmaterialidad, es decir, el ser del perro está menos limitado por la materia que el ser de la lechuga y de la piedra. o Los dos grados de perfección vital anteriores, sin embargo, aunque manifiestan una inmaterialidad que los distingue de la perfección de la forma inerte, no salen del ámbito de la materialidad intrínseca. Por ello, el mayor grado de perfección vital corresponde a la vida racional, en la que se da una inmanencia que corresponde a una forma intrínsecamente inmaterial. Este grado de perfección vital se manifiesta en el: o Conocimiento intelectual. o Apetito racional. 6. La vida sensitiva o animal. Conocimiento y apetitos sensibles Lo específico o distintivo de la vida animal es el conocimiento y los apetitos sensibles. Conocimiento sensible: o Objeto: el sensible. Cualidad de las cosas materiales susceptibles de ser captadas por los sentidos. Sensible per se: captado directamente por los sentidos externos. Propio: es propio y especificativo de cada sentido externo (color, sonido, olor, sabor, táctil). Común: es captado directamente por dos o más sentidos externos (figura, dimensión, número, movimiento y reposo). Sensible per accidens: no es captado directamente por los sentidos externos, sino indirectamente, por algún sentido interno, en cuanto se halla unido a algún sensible per se. (la oveja, en el olor, el color y el movimiento del lobo, percibe el peligro). Corresponde a la conveniencia o inconveniencia que el animal percibe en las cosas que se le presentan a los sentidos externos. o Acto: la sensación. Es el acto en el cual se unen el sensible y el sentido. El producto de la sensación es la imagen, especie expresa del conocimiento sensible y aquello EN LO CUAL es conocida sensiblemente la cosa. En la imagen se condensa todo el conocimiento sensible: en ella está unificados colores, sonidos, olores, etc.; ella es conservada y reproducida; a ella se le atribuye un tiempo subjetivo; asociada a ella se percibe la conveniencia o inconveniencia. o Sujeto: el alma animal, en cuanto posee sentidos. Sentidos externos: son directa e inmediatamente inmutados por las cualidades sensibles de las cosas, y especificados por los sensibles per se propios (vista/color, oído/sonido, olfato/olor, gusto/sabor, tacto/tactil). Sentidos internos: explican el conocimiento animal en aquello que excede a las posibilidades de los solos sentidos externos. Sensorio común: da razón de dos funciones indispensables para explicar el conocimiento sensible: o Conciencia sensible: es necesario una facultad interna que haga conscientes las percepciones de los sentidos externos, porque, de otro modo, no habría conocimiento en absoluto (el conocimiento exige conocer que se conoce, en lo que consiste la conciencia). o Unificación de los datos sensibles. El sensorio común recibe las percepciones exteriores (y así las hace conscientes) y de este modo, también, las unifica (Bobby atribuye a un mismo sujeto lo que ve y huele, cuando ve y huele un bistec). Imaginación: permite conservar y reproducir las percepciones no actuales. Memoria: permite atribuir un tiempo subjetivo a las imágenes conservadas y reproducidas por la imaginación. Estimativa natural: es el sentido interno que permite la percepción de los sensibles per accidens. Es raíz de toda la vida instintiva, en cuanto motor de los apetitos sensibles. o En el hombre, la estimativa natural recibe el nombre de cogitativa, por su proximidad con el intelecto. Apetito: toda tendencia o inclinación al bien o Apetito natural: en sentido amplio, la tendencia al bien que corresponde a la necesidad de la naturaleza de un ente; en sentido estricto, la tendencia al bien que no exige el conocimiento del bien. o Apetito elícito: es la tendencia o inclinación al bien que sigue al conocimiento del bien. Apetito elícito sensible: la tendencia al bien que sigue al conocimiento sensible del bien Apetito elícito racional: la tendencia al bien que sigue al conocimiento intelectual del bien. Apetito sensible. o Objeto: el bien sensible. Inmediata o directamente: el bien deleitable (en virtud del cual el animal se mueve a buscar lo placentero y huir de lo doloroso). Mediata o indirectamente: el bien arduo (en virtud del cual el animal se mueve a superar los obstáculos que impiden alcanzar lo placentero o huir de lo doloroso). o Actos: las pasiones, que son los movimientos espontáneos del alma animal frente al objeto de sus apetitos. Pasiones engendradas en el alma por el bien deleitable (lo placentero que se procura alcanzar o lo doloroso que se procura evitar): o Frente al bien/mal en sí mismo: amor odio o Frente al bien/mal no poseído: deseo aversión o Frente al bien/mal poseído: goce tristeza Pasiones engendradas en el alma por el bien arduo: o Respecto del bien obstaculizado: Si parece alcanzable: esperanza Si parece inalcanzable: desesperación o Respecto del mal difícil u obstáculo: Si está ausente: Y parece superable: audacia Y parece insuperable: temor Si está presente: ira o cólera o Sujeto: el alma animal en cuanto posee facultades apetitivas sensibles. Apetito concupiscible: inclinación al bien deleitable, en virtud de la cual se busca el placer y se huye de su contrario (el dolor). Apetito irascible: inclinación al bien arduo, en virtud de la cual se busca superar los obstáculos que impiden alcanzar el placer y huir del dolor. 7. El conocimiento intelectual 1: objeto y actos del conocimiento intelectual humano. Objeto del conocimiento intelectual: o La propiedad distintiva del conocimiento intelectual es la UNIVERSALIDAD Algo es universal en la medida en que es común a distintos entes. Lo absolutamente común es el ser o Lo distintivo de los actos del conocimiento intelectual es que en todos ellos conocemos, de algún modo, el SER de las cosas. o El ser, en cuanto adecuado al entendimiento, es decir en cuanto inteligible, es lo que llamamos VERDADERO. Así, el objeto propio del conocimiento intelectual es el SER BAJO RAZÓN DE VERDADERO. o El hombre, sin embargo, es el ínfimo de los intelectos, porque es un intelecto incorporado o encarnado, esto es, unido a la materia. En consecuencia, el conocimiento intelectual humano es EXTRÍNSECAMENTE dependiente de la materia: el punto de partida del conocimiento intelectual humano es el punto de término del conocimiento sensible (la imagen). Por ello, se dice que el objeto inmediato del conocimiento intelectual humano son LAS ESENCIAS DE LAS COSAS MATERIALES (quidditas rei sensibilis), y sólo indirecta o mediatamente se puede elevar al conocimiento de LAS ESENCIAS DE LAS COSAS INMATERIALES. Ella es la razón de que el conocimiento intelectual humano, para alcanzar la universalidad, deba ser ABSTRACTO, es decir, separado de la materialidad de las cosas en las que existen esas esencias. Los actos propios del conocimiento intelectual humano son dos: el concepto y el juicio. o El CONCEPTO es el acto mediante el cual la inteligencia aprehende de modo simple las esencias de las cosas. Es la intelección de los indivisibles, según la definición aristotélica. El primer conocimiento que el hombre alcanza de lo real es conceptual, esto es, un conocimiento de las esencias en su simplicidad. Se le llama VERBO MENTAL al producto del acto intelectual que, en cierto modo, se identifica con el acto mismo. Por ello, se puede decir que el concepto es el primer verbo mental. En este sentido, el concepto es el decirse la inteligencia a sí misma la esencia entendida. En el acto cognoscitivo se une el cognoscente y lo conocido, de tal manera que el mismo acto, y el verbo mental correspondiente, es ESENCIALMENTE lo conocido y EXISTENCIALMENTE el cognoscente. El concepto de silla, por ejemplo, es con el ser del sujeto cognoscente, pero con la esencia de la silla. o El JUICIO es el acto mediante el cual la inteligencia afirma o niega algo respecto de algo, mediante la composición o división de conceptos. Es el acto por el que el intelecto compone y divide, según la definición aristotélica. El juicio es más perfecto que el concepto, porque las esencias de las cosas se hallan, en la realidad, compuestas o divididas Por ello el juicio es el lugar propio de la verdad. La verdad es la adecuación entre el intelecto y la realidad. Esta adecuación se manifiesta en el juicio, porque en la composición y la división de los conceptos hay una referencia expresa a la composición o división de las esencias en el orden real. o Por esto, sólo en el juicio es posible el error. o El concepto es verdadero, pero no manifiesta su verdad. o Se suele situar, entre los actos del entendimiento, al RAZONAMIENTO, pero en realidad éste no es, en perspectiva gnoseológica, un acto del entendimiento, sino tan solo una tercera operación lógica. Como operación lógica, el razonamiento se constituye de tres elementos: Antecedente: una verdad previamente conocida. Consecuente: la verdad que se alcanza mediante el razonamiento. Consecuencia: el nexo lógico que permite inferir el consecuente a partir del antecedente. Un nuevo acto cognoscitivo, propiamente tal, sólo hay en el consecuente o conclusión, que es siempre un JUICIO. 8. El conocimiento intelectual 2: Sujeto. Sujeto del conocimiento intelectual: o Es el alma intelectual en cuanto posee facultad intelectiva. El ser del alma en cuanto intelecto es lo que se llama INTELECTO AGENTE. El hecho de SER intelecto es lo que explica que el hombre pueda entender desde las imágenes de las cosas sensibles, porque en el orden sensible NO HAY INTELIGIBILIDAD ACTUAL. Es necesario que haya algo INTELIGIBLE EN ACTO que pueda comunicar su propia inteligibilidad a los inteligibles en potencia que hay en el orden sensible, porque lo que no es inteligible no puede ser recibido por la facultad intelectual para ser entendido La inteligibilidad se identifica con la inmaterialidad intrínseca (algo es inteligible en la medida en que es inmaterial) El acto de ser intelectual es un acto intrínsecamente inmaterial y, por tanto, ACTUALMENTE INTELIGIBLE que, consecuentemente, se constituye en ACTO DE TODOS LOS INTELIGIBLES. o El intelecto agente comunica su inteligibilidad del siguiente modo: Por el conocimiento sensible se nos hace presente una realidad exterior. Al hacerse presente, tal realidad, al hombre ‒ que es sujeto intelectual‒, esa realidad es “iluminada” por ese ser intelectual, esto es, por el intelecto agente. Tal iluminación produce la “inmaterialización” de aquella realidad, es decir, su ABSTRACCIÓN. Por la abstracción queda oscurecida la materialidad de la cosa y se separa lo que hay en ella de inmaterial, que es su ESENCIA. Esta esencia separada es la ESPECIE INTELECTUAL IMPRESA que, a diferencia de la imagen, es INTELIGIBLE EN ACTO. Esta especie intelectual impresa puede ser recibida por la facultad intelectual, el INTELECTO POSIBLE, que forma en sí la ESPECIE INTELECTUAL EXPRESA, en la que es entendida la cosa. En cuanto el ser mismo del alma es un ser intelectual, entonces de tal ser emana una FACULTAD intelectual, que llamamos INTELECTO PACIENTE O POSIBLE. 9. El conocimiento intelectual 3: Dimensiones especulativa y práctica del entendimiento. Hábitos. En el entendimiento podemos encontrar dos dimensiones: especulativa y práctica. o La distinción no corresponde a dos facultades. Es una distinción relativa a la operación de la una y la misma facultad intelectual. o En una y otra dimensión se halla, en consecuencia, todo lo que es propio del entendimiento sin más. Y singularmente el fin esencial de la facultad intelectual, que es el conocimiento de la verdad. o La distinción radica en la presencia de algún fin accidental añadido. Pero la distinción de dos dimensiones no resulta de la adición de dos fines accidentales. Es uno solo el fin accidental que se añade: la dirección del obrar, que da lugar al entendimiento práctico. Como el objeto del obrar (voluntario) es el bien. Se podría decir que el objeto del entendimiento práctico es el bien bajo razón de verdadero. El entendimiento especulativo, en cambio, corresponde al entendimiento sin más, cuyo fin es la consideración de la verdad. Y por esto se dice que el entendimiento especulativo se hace práctico por su extensión al obrar. o Y en este sentido, el entendimiento especulativo no se opone al práctico, sino que lo abarca, de manera que todo lo que es propio del entendimiento sin más –o especulativo– se halla presente en el entendimiento en su dimensión práctica. Sólo en un sentido más estricto se reserva el nombre de especulativo para excluir el fin accidental de la dirección de la obra, es decir, cuando la operación del entendimiento sólo se dirige a la consideración de la verdad. Y, así dicho, el entendimiento especulativo se opone al práctico. o Según esta distinción de dos dimensiones del entendimiento es que se pueden clasificar los hábitos del propio entendimiento: Hábitos del entendimiento especulativo: Intelecto de los principios: hábito que colabora con el entendimiento en el conocimiento de los primeros principios de lo real y el conocimiento. o Es un hábito natural (no innato ni adquirido). o Sigue a la primera aprehensión especulativa del ente (que es lo primeramente conocido en absoluto). o Es condición de posibilidad de todo acto intelectual. Ciencia: hábito que colabora con el entendimiento en el conocimiento de los primeros principios de las ciencias particulares. o Es un hábito adquirido. o Es condición de posibilidad de la ciencia particular. Sabiduría: hábito que colabora con el entendimiento en el conocimiento de las causas últimas de lo real. o Es un hábito adquirido. o Es condición de posibilidad de la filosofía. Del entendimiento práctico: o Sindéresis: hábito que colabora con el entendimiento en el conocimiento de los primeros principios del obrar. Guarda una relación de analogía, en el orden práctico, con el intelecto de los principios en el orden especulativo. Es un hábito natural. Sigue a la primera aprehensión del bien. Es condición de posibilidad de toda operación práctica de la razón. o Prudencia: recta razón de lo agible. Hábito que colabora con el entendimiento en el conocimiento del justo medio del obrar. Es un hábito adquirido Es condición de posibilidad de la rectitud moral. o Arte o técnica: recta razón de lo factible. Hábito que colabora con el entendimiento en el conocimiento de la perfección de la obra y de lo que a ella se ordena. Es un hábito adquirido. 10. El apetito racional 1: Objeto y acto de la voluntad humana. La voluntad es el APETITO ELÍCITO RACIONAL o Tendencia o inclinación al bien conocido intelectualmente. Objeto de la voluntad: o El SER BAJO RAZÓN DE BUENO. El bien se identifica con el ser. No hay nada que siendo, no sea apetecible, es decir, bueno. Por ello, el objeto de la voluntad es todo lo que es, en cuanto es bueno. o Pero la bondad o el bien de dos modos se presenta como objeto de la voluntad: Como BIEN EN SÍ. En su universalidad e infinitud absoluta. Razón común de bien presente en todo bien. Como BIEN PARTICULAR. Es el bien participado en la entidad finita. Realización limitada de la razón de bien. Bien que, bajo algún respecto, aparece como no-bien. El acto voluntario es el acto que procede de la VOLUNTAD DELIBERADA. o Es un acto constituido por la concurrencia de la inteligencia y la voluntad. o Es aquél acto libre en el que el sujeto se autodetermina respecto del bien que le ha presentado su entendimiento. El acto voluntario se constituye de tres momentos y doce pasos o Primer momento: INTENCIÓN Concepción de un objeto como bueno (I) La inteligencia, en primerísimo término, presenta algún bien, porque de otro modo no puede haber acto voluntario. Veleidad (V) En cuanto se le presenta algún bien, la voluntad se inclina espontáneamente a él, puesto que su naturaleza es la inclinación al bien. Examen (I) La inteligencia juzga si el bien es bueno aquí y ahora Intención (V) La voluntad constituye al bien presentado en FIN de una acción. o Segundo momento: DECISIÓN. Búsqueda de los medios (I) Supuesto el fin, la inteligencia busca los medios (acciones) que son aptos para alcanzar ese fin. Consentimiento (V) La voluntad admite o acepta (o no) los medios presentados por la inteligencia. Deliberación (I) Es el razonamiento práctico en el que la inteligencia discurre argumentalmente para determinar qué medio es más conveniente para alcanzar el fin propuesto. Opera al modo de un multi-silogismo en el que cada conclusión es un juicio sobre el mejor medio. Decisión (V) El proceso de la deliberación podría prolongarse indefinidamente si no fuese detenido por la voluntad, en lo cual consiste la decisión. Al momento de ser detenida la deliberación por la voluntad, queda en la inteligencia un juicio sobre el mejor de los medios. Éste es el JUICIO DE ELECCIÓN. o Tercer momento: EJECUCIÓN. Imperio (I) Elegida una acción, el entendimiento ordena (en el doble sentido, de organizar y mandar) lo que se ha de hacer. Uso activo (V) La voluntad dirige el movimiento de todas las facultades que han de intervenir en la realización de la acción. Uso pasivo o ejecución (todas las facultades comprometidas) Bajo la dirección de la voluntad, las facultades realizan efectivamente la acción. Goce o fruición Puesto que la acción es aquello en lo que se alcanza el fin, lo propio del acto voluntario es que, ejecutada la acción, la voluntad pueda descansar en la posesión del bien que era fin de la misma acción. 11. El apetito racional 2: voluntad y libertad. Sujeto de la voluntad. o El alma intelectual en cuanto posee facultad volitiva racional. o La distinción en el objeto, entre bien en sí y bienes particulares, obliga a una distinción en el sujeto: VOLUNTAS UT NATURA: voluntad como naturaleza. Es la inclinación al bien en sí. Es apetito natural, en cuanto tal inclinación sigue necesariamente a la naturaleza intelectual del hombre. No corresponde a la voluntad como facultad, sino que es la inclinación propia del mismo acto de ser del alma, en cuanto es acto intelectual. VOLUNTAS UT RATIO: voluntad como razón. Es la inclinación a los bienes particulares. o Es una inclinación no necesaria, en cuanto que la misma necesidad con que se quiere el BIEN EN SÍ es causa de que no se quiera necesariamente el BIEN PARTICULAR, sino sólo en la medida en que aparece -entre otros bienes particulares- como más próximo al bien en sí, es decir, en la medida en que aparece como más bueno. o La voluntas ut ratio corresponde a la voluntad como facultad o potencia del alma intelectual. Guarda una cierta analogía con el intelecto posible, facultad cognoscitiva intelectual, y su relación con el intelecto agente, acto de ser del alma intelectual. o La contingencia de la inclinación de la voluntas ut ratio es lo que se denomina LIBERTAD DE ELECCIÓN o LIBRE ALBEDRÍO. o La LIBERTAD. En términos absolutos, la libertad no se identifica con la indeterminación que va unida a la libertad de elección. Aunque la indeterminación aparece en nuestra experiencia de la libertad, tal indeterminación dice más del límite de nuestra libertad que de la libertad misma. o De hecho, decimos LIBRE con más propiedad del acto por el cual el sujeto se determina, que de la sola indeterminación previa a ese acto. Así, la libertad aparece como AUTODETERMINACIÓN. Lo cual significa que el principio de determinación está en el propio sujeto y no fuera de él. o Por ejemplo, decimos libre del hombre frente a un plato de comida, porque el principio en virtud del cual come (o no) se halla en él mismo, y no en la comida (a diferencia del animal, que es determinado por ésta). Pero cuando se busca la raíz más íntima de esta capacidad de autodeterminación, la libertad aparece como AUTOPOSESIÓN. De este modo, la libertad en sentido trascendental o metafísico, se puede definir como PERFECTA AUTOPOSESIÓN DE LA SUBSTANCIA INTELECTUAL, QUE EXCLUYE TODA DETERMINACIÓN EXTRÍNSECA. o En este sentido, la libertad se puede predicar de la voluntas ut natura (a pesar de la necesidad de su inclinación) o de una voluntad absolutamente perfecta (a pesar de su determinación completa). 12. Libertad de elección y determinismos o El LIBRE ALBEDRÍO o libertad de elección. El libre albedrío es la libertad interior que descubrimos como propiedad de nuestra voluntas ut ratio, es decir, es la libertad correspondiente a nuestra facultad apetitiva racional por la que tendemos a los bienes particulares (y según la cual, no estamos determinados por ninguno de esos bienes particulares). No se debe confundir con la libertad de coacción o libertad exterior, que se refiere a la ausencia de violencia exterior que impida el despliegue de los actos libres. También la libertad de elección consiste en autodeterminación más que en indeterminación. Por ello se manifiesta, la libertad, más en el acto de elección (que es determinación) que en la posibilidad de elegir (que supone indeterminación). La libertad de elección es cierta capacidad de elegir entre dos o más bienes, o bien no elegir ninguno. CIERTA CAPACIDAD: es una capacidad relativa, no absoluta. No todo bien está al alcance de nuestras posibilidades de elección. Hay límites (que no son restricciones de la libertad, sino condiciones de posibilidad de la misma libertad, en cuanto que somos libres por tener naturaleza humana): o Metafísico: sólo se puede elegir dentro de las posibilidades de la esencia o naturaleza. o Físico: nuestra elección está limitada por la materia. o Moral: No se puede alcanzar un fin sin elegir los medios adecuados o proporcionales a ese fin. DE ELEGIR: El acto propio del libre albedrío es la elección, en la que se realiza la autodeterminación respecto del bien particular. ENTRE DOS O MÁS BIENES (o bien ninguno): o Lo elegido es siempre un bien. o Se elige entre diversos bienes en razón de que ningún bien particular es todo el bien. o Lo que no es absolutamente bueno, bajo algún respecto es no-bueno, y por esto se puede no elegirlo. o Lo que se elige, se lo elige porque aparece como más bueno. o Los DETERMINISMOS: son aquellas doctrinas que niegan la existencia de la libertad humana. Los hay de muy diversa naturaleza: sociológicos, psicológicos, fisiológicos, etc. Los más profundos son los llamados determinismos teológicos: Determinismo de la presciencia divina: Si Dios es omnisciente, entonces sabe lo que el hombre elije antes de la misma elección. Como nuestra elección no puede contradecir el conocimiento infalible de Dios, entonces sólo podemos “elegir” aquello que Dios ya sabe que “elegimos”. Luego, no somos auténticamente libres. o Se responde así: el conocimiento divino no se da en el tiempo, sino en la eternidad, así que no conoce el futuro con un conocimiento premonitorio o adivinatorio, sino en su presente absoluto. Por ello, no conoce el acto libre “antes”, sino en su actualidad. Determinismo de la premoción divina: Si Dios es la causa total del ser de los entes finitos, entonces también es causa de la entidad del acto libre. Como Dios da el ser sólo al acto que “elegimos”, entonces las elecciones alternativas están absolutamente fuera de nuestras posibilidades de elección. Luego, no somos libres, sino que es sólo Dios el que actúa por nosotros, dándole el ser al acto “elegido” y a ningún otro. o Se responde así: aunque es verdad que Dios es causa total del ser del ente finito, incluido el acto libre, su causalidad primera no es contradictoria con el orden de las causas segundas. La causalidad del hombre sobre su acto es una causalidad segunda, pero libre, y Dios concurre a dar el ser ‒como causa primera‒ a ese acto sin contradecir la naturaleza libre de la causa segunda. 13. Las propiedades del alma humana.
El alma humana es ESPIRITUAL.
o Las propiedades del alma humana las podemos conocer por aplicación del principio OPERARI SEQUITUR ESSE. La operación de un ente es manifestativa de su grado de perfección. Si un ente realiza operaciones espirituales es que tiene un ser espiritual Ser espiritual consiste en ser INTRÍNSECAMENTE INMATERIAL (o intrínsecamente independiente de la materia). En conformidad a ello, la espiritualidad del alma humana se demuestra por el siguiente argumento: Los actos de las facultades superiores son intrínsecamente inmateriales (lo que se manifiesta, por ejemplo, en la universalidad del concepto, o en la autodeterminación propia del acto libre, que señalan una cierta infinitud contradictoria con la materialidad). La operación sigue al ser, o el modo de operar al modo de ser. Luego, el alma humana, que es el sujeto en el que radican aquellos actos de las facultades superiores debe ser, ella misma, intrínsecamente inmaterial. o El alma humana es sustancia completa en razón de sustancialidad, aunque incompleta en razón de especie (porque requiere de la unidad con la materia para constituir al hombre)
El alma humana es INMORTAL.
o De la afirmación de la espiritualidad se sigue la afirmación de la inmortalidad. La muerte es la corrupción del vivo, es decir, la separación de la materia y la forma, que en el vivo es el alma. Pero si el alma del hombre es intrínsecamente inmaterial, entonces no tiene dependencia constitutiva de ella, así que puede subsistir separada. Luego, la muerte del hombre no es la muerte del alma. Y, a su vez, el alma misma no se puede corromper, porque la corrupción exige la constitución de materia y forma, y el alma es inmaterial.
El alma humana es INFUSA.
o También esta propiedad se sigue de la espiritualidad. Que el alma sea espiritual significa que posee una perfección que excede a aquella de la forma corpórea. De esto se sigue que el alma no puede proceder del orden de la generación (como el alma de un perro o la forma de la ceniza que se genera al quemar un papel), porque el sustrato de la generación es la materia, y nada puede darse en la generación que exceda a la perfección de la forma intrínsecamente unida a la materia. Tampoco puede proceder del alma de los padres, porque el alma de los padres, por ser inmaterial, es indivisible; y los padres sólo participan en la constitución del nuevo individuo en el orden físico de la generación. Luego, el alma humana ha de ser infusa, esto es, creada singularmente, supuestas las condiciones de la generación.