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CONSEJO DE ESTADO
E. S. D.
1.- Por medio de apoderado, en enero del año 2011 promoví contra la NACION –
PROCURADURIA GENERAL DE LA NACION acción de nulidad y restablecimiento
del derecho (rad. 20001-33-33-001-2011-00154), demandando la nulidad del acto
administrativo por medio del cual fui desvinculada de la Procuraduría.
2.- Mi demanda fue fallada en primera instancia con sentencia fechada 23 de agosto
del 2013 proferida por el Juzgado Tercero Administrativo de Descongestión de
Valledupar, negando las pretensiones de la demanda.
3.- Mi apoderado apeló esa sentencia y este recurso fue resuelto por el Tribunal
Administrativo del Cesar mediante sentencia fechada 23 de enero del 2014 que
confirmó íntegramente la sentencia de primera instancia desfavorable a mis
pretensiones.
4.- Ante los fallos de primera y segunda instancia adversos a mis pretensiones,
interpuse ante el Consejo de Estado acción de tutela con rad. 11001-03-15-000-
2014-01368-00, que fue negada en primera instancia y fallada favorablemente en
segunda instancia con sentencia de fecha 19 de noviembre de 2.014, C. P.: Dra.
SANDRA LISSET IBARRA VELEZ, que DEJA SIN EFECTOS la sentencia del
Tribunal antes mencionada y ordena a esa Colegiatura proferir nuevo fallo, SIN
ORDENAR DESCUENTO ALGUNO y SIN LIMITAR EL MONTO DE LA
INDEMNIZACION A PAGAR.
13. Esas falencias y graves desatinos insalvables del recurso de apelación, que
obviamente no podían subsanarse con los alegatos de conclusión ante el Tribunal,
fueron argumentadas y advertidas expresamente por mi apoderado en los alegatos
de conclusión de segunda instancia, pero el Tribunal no solo las ignoró sino que
sutilmente, ilegal y oficiosamente las dio por subsanadas con los mencionados
alegatos, sino que al resolver esa alzada en providencia de 6 de febrero de 2020
fija un problema jurídico ajeno, distante a la realidad procesal, (inciso 5, numeral 8.2
página 3 e inciso 2do página 7 de la sentencia) sosteniendo que se había
cuestionado el fallo inicial bajo el argumento de pago total de la obligación, lo que
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no ocurrió, no corresponde a la verdad procesal, y que la fecha de ejecutoria de la
sentencia objeto de cobro era 11 de agosto de 2016, y no, mayo de 2015, como
atinadamente lo anotó el a quo, lo que tampoco se arguyó en la apelación, en cuanto
la apoderada de la ejecutada solo leyó literalmente la contestación que la entidad
allegó frente a la demanda (muy anterior a la sentencia), que obviamente no
constituye un ataque directo y concreto a la sentencia del a quo, toda vez que no
argumentó, ni expuso, las razones de su desacuerdo con las precisas y concretas
motivaciones que adujo el Juzgado en la sentencia para determinar el 8 de mayo
de 2015 como fecha de ejecutoria, ni dijo nada sobre las también concretas y
precisas motivaciones del a quo para desechar el pago total excepcionado por la
ejecutada y para declarar oficiosamente el pago parcial de la deuda, por lo tanto la
segunda instancia tenía absoluta y celosamente limitada su competencia, ya que en
virtud del art. 320 del C.G.P. al superior solo le es permitido pronunciarse sobre los
reparos concretos que se formulen <El recurso de apelación tiene por objeto que el
superior examine la cuestión decidida, ÚNICAMENTE EN RELACIÓN CON LOS
REPAROS CONCRETOS FORMULADOS POR EL APELANTE, para que el superior
revoque o reforme la decisión>.
14. El Tribunal utilizó la providencia de segunda instancia para decidir aspectos que
no se sometieron a su consideración, que no se plantearon en el inexistente o pobre
e infundado “recurso” de la ejecutada, para desconocer derechos fundamentales
como el debido proceso y defensa, en cuanto revocó la sentencia de primer grado
con el oficioso argumento de que la obligación perseguida se encontraba satisfecha
en razón a que la ejecutoria de la sentencia de segunda instancia del ordinario había
sido en agosto de 2016, y no el 8 de mayo de 2015 como lo determinó el juzgado
en su sentencia, por lo que alegre y ligeramente concluyó que el abono realizado
por la entidad constituía el pago total de la obligación, contradiciendo toscamente lo
previsto en el art. 302 del C.G.P., en cuanto a la ejecutoria de las providencias
judiciales <Las providencias proferidas en audiencia adquieren ejecutoria una vez
notificadas, cuando no sean impugnadas o no admitan recursos. No obstante, cuando se
pida aclaración o complementación de una providencia, solo quedara ejecutoriada una vez
resuelta la solicitud. Las que sean proferidas por fuera de audiencia quedan ejecutoriadas
tres (3) días después de notificadas, cuando carecen de recursos o han vencido los
términos sin haberse interpuesto los recursos que fueran procedentes, o cuando queda
ejecutoriada la providencia que resuelva los interpuestos.>
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notificación pese a no ser discutida por las partes, algo inexplicable, más aun,
cuando la misma corporación en asuntos similares a colegido que en estos eventos,
la ejecutoria de la decisión de segunda instancia ocurre transcurridos los términos
tres (3) días que impone el art. 302 ibídem, sin considerar o tener en cuenta los
efectos de acciones de tutela, especialmente cuando al final son negadas por el H.
Consejo de Estado. La “interpretación” contra legem del Tribunal con relación a la
ejecutoria de la sentencia de segunda instancia del proceso ordinario, además de
contradecir groseramente el mencionado art. 302, adiciona ilegalmente una causal
de ejecutoria de las providencias judiciales, a las previstas por el legislador, ya que,
el reiterado inciso final del art. 302 ibídem es claro en afirmar que son solo tres (3)
los únicos eventos (y no cuatro como lo pretende implícitamente el Tribunal) en los
que se entiende ejecutoriada una providencia luego de su notificación; 1) Cuando
carece de recursos <como en nuestro caso>, 2) cuando han vencido los
términos sin haberse interpuesto los recursos que fueren procedentes, y 3) cuando
queda ejecutoriada la providencia que resolvió los interpuestos.
No prevé esta norma que, cuando contra una providencia judicial se presente una
acción de tutela y esta sea negada en segunda instancia, la ejecutoria de la decisión
atacada se de cuando se decida la acción constitucional, como alegremente lo
sostuvo el Tribunal en este caso, eso no está previsto en ninguna disposición
procesal colombiana, como lo concluye el Tribunal en su aberrante decisión y
tampoco está previsto que la acción de tutela negada, en relación con sentencias
judiciales, suspenda lo efectos o la presunción de legalidad de las providencias.
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17.6. En consecuencia, esa acción de tutela y las actuaciones proferidas dentro
del proceso de nulidad y restablecimiento del derecho referenciado, en virtud
de esa acción de tutela, no afectan, ni modifican, la ejecutoria de las
providencias proferidas dentro del proceso de nulidad y restablecimiento
primigenio, toda vez que ellas se mantuvieron incólumes.
Con base en estas sencillas consideraciones y para evidenciar aún más lo absurdo e
ilegal de la decisión del Tribunal, caben formularse los siguientes interrogantes:
Que sucede con la fecha de ejecutoria de las copias de las sentencias proferidas
dentro de los procesos contenciosos administrativos o de cualquier otra
naturaleza, expedidas antes de la interposición de las tutelas?.
Que sucede con la fecha de ejecutoria de las copias de las sentencias proferidas
dentro de los procesos contenciosos administrativos expedidas, si las tutelas
interpuestas y negadas inicialmente, posteriormente son revisadas y
concedidas por la Corte Constitucional??.
Que sucede con la fecha de ejecutoria de las copias de las sentencias proferidas
dentro de los procesos contenciosos administrativos, ya entregadas a los
interesados, si una tutela interpuesta inicialmente contra ellas es negada, pero
posteriormente, otra parte del proceso, interpone nueva acción de tutela contra
esas mismas sentencias??
18. Ese inexcusable error en el término de ejecutoria llevó a que la sentencia del
Tribunal desconozca el trámite que rige el proceso ejecutivo, en especial, lo
señalado en el art. 446 del CGP, en cuanto lo da por terminado con base en una
inoportuna y atípica “liquidación” que no tuve oportunidad de controvertir,
omitiendo, desconociendo, la existencia de etapas procesales pendientes, como la
liquidación y actualización del crédito (conforme a lo previsto en el art. 446 CGP),
el traslado de este a la contraparte, la posible objeción a la misma y la aprobación
o no de parte del juzgador de instancia, en razón a que está probado en el
expediente que la suma por la que se libró el mandamiento de pago estuvo
actualizada solo hasta enero de 2017, y el abono y/o pago parcial recibido fue el 21
de noviembre del mismo año, diez (10) meses después de la liquidación con base
en la cual se solicitó la ejecución, sumado a que el Tribunal tampoco tuvo presente
ni incluyó en la atípica, errada y extemporánea “liquidación” que cita en la decisión
como fundamento de la misma y de la cual NO se nos corrió traslado, a fin de
garantizar el debido proceso, la condena en costas y agencias en derecho que
se causaron en el trámite del ejecutivo.
19. La devolución del dinero que se me debía realizar según lo resuelto por el a
quo, por cuenta del ilegal descuento por concepto de salud que aplicó la PGN, el
Tribunal la revoca arguyendo oficiosamente que yo no había probado que pagué la
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salud con mi propio peculio (sic), motivo que no fue invocado por la ejecutante y
que no tiene respaldo legal, porqué, como expresamente lo consideró el a quo en
la sentencia, no hay porque pagar un servicio no prestado y que no se pude prestar
retroactivamente, por lo que ese pago a una EPS a la que no estuve afiliada durante
el tiempo del retiro y por un tiempo que no conté con ese servicio, constituye, sin
lugar a dudas, un enriquecimiento sin causa de la EPS que reciba ese pago.
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dispuso el Tribunal) en los que se entiende ejecutoriada una providencia luego de
su notificación; I) Cuando carece de recursos <como en nuestro caso>, II)
cuando han vencido los términos sin haberse interpuesto los recursos que fueren
procedentes, y III) cuando queda ejecutoriada la providencia que resolvió los
interpuestos.
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Evidencia la disposición que comento, el cuidado que debe tener los ejecutados para
aprestarse a la defensa de sus intereses una vez se les notifique el mandamiento ejecutivo,
por cuanto el plazo de ejecutoria es de tres días, de modo que si el juez profirió el
mandamiento ejecutivo, únicamente dentro de los tres días siguientes a la notificación al
ejecutado es que este puede discutir lo atinente a carencia de los requisitos formales del
título ejecutivo, es decir que no es clara o expresa la obligación, que no es exigible la misma
o que el documento como tal no es idóneo por emplearse una copia cuando la ley dispone
que para ese evento debe ser solo el original.
Y es que el objeto de esta disposición fue el de cortar de raíz una errada y difundida
interpretación judicial que pregonaba que al ir a dictar sentencia el juez podía de
nuevo revisar los requisitos formales del título ejecutivo, la que generaba graves
incongruencias procesales, que se erradican con esta norma, pues queda claro que todo
debate en torno a la suficiencia o no del título ejecutivo, se agota en esta inicial etapa, de
modo que ya no será de recibo supuestas excepciones perentorias basadas en carencia
de esos requisitos…>.
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instancia que no tenían reparos ni cuestionamientos de la ejecutada, por lo que
estaban en firmes, ejecutoriadas, hacían tránsito a cosa juzgada material dentro de
esa decisión, como lo es el reintegro de dineros ilegalmente descontados por
concepto de salud, que ascienden a la suma de $13.350.863 según la contestación
de la misma ejecutada. Sobre esa orden del fallador inicial, sobre ese aspecto de
la sentencia, nada dijo la defensa de la Procuraduría en su infundado recurso, no
la cuestionó, ni esbozó razones por lo menos sumarias que demostraran que se
encontraba en desacuerdo con la plausible interpretación y acertadas
consideraciones que realizó el juez, en cuanto a considerar que lo reconocido a la
suscrita en la sentencia condenatoria que se ejecutaba era a título de indemnización
y no de salarios y prestaciones. Por ende, nada podía hacer el Tribunal frente a esa
decisión, que itero, estaba sólidamente ejecutoriada por la potísima razón de no ser
objeto de reparo.
El Tribunal fue más allá de lo pedido en la infundada apelación, y como bien lo tiene
claro nuestra jurisprudencia y doctrina y la misma ley, las facultades de decisión del
ad quem están limitadas por el asunto y contenido del recurso, sin que pueda fallar
extra-petita, es decir, meterse con temas no pedidos ni objeto de la alzada, por lo
que su actuar desbordó los taxativos y puntuales limites que le impuso el legislador
procesal en el artículo 328 C.G.P, y por consiguiente la esfera constitucional del
derecho fundamental al debido proceso.
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Esta posición ha sido acogida por el H. Consejo de Estado en reiteradas decisiones:
Idéntica reflexión ha realizado la doctrina nacional por medio del Profesor HERNAN
FABIO LOPEZ BLANCO en su obra Código General del Proceso, Parte General,
Edición 2017, Editorial DUPRÉ, pág. 823, al analizar el primer inciso del art. 328 del
CGP: <Pasando a otro aspecto de la misma norma, señala el inciso primero que
“el juez deberá pronunciarse solamente sobre los argumentos expuestos por el
apelante, sin perjuicio de las decisiones que deba adoptar de oficio, en los casos
previstos por la ley”, con lo cual se limita el campo de acción al juez frente al caso,
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pues así la apelación verse sobre la totalidad de la providencia, SI EL APELANTE
DEJA DE SUSTENTAR ASPECTOS QUE EN OPINIÓN DEL JUEZ HAN PODIDO
SER DECIDIDOS EN LA SEGUNDA INSTANCIA , SI NO EXISTEN
ARGUMENTOS REFERIDOS A ALGUNOS DE LOS ESPECÍFICOS ASPECTOS,
NO LE ES DABLE AL JUEZ PRONUNCIARSE SOBRE ELLOS, ASÍ TENGA EL
JUEZ LA CERTEZA DE QUE LA DECISIÓN DE PRIMERA INSTANCIA ES
EQUIVOCADA, regulación que además se presta para apreciaciones subjetivas
que poco favor prestan a la administración de justicia> (Subrayado, negrilla y
resaltado propio).
“…El derecho al debido proceso en las actuaciones judiciales, exige que todo procedimiento
previsto en la ley, se adecue a las reglas básicas derivadas del artículo 29 de la Constitución,
tales como la existencia de un proceso público sin dilaciones injustificadas, con la oportunidad
de refutar e impugnar las decisiones, en donde se garantice el derecho defensa y se puedan
presentar y controvertir pruebas, so pena de vulnerar los derechos fundamentales de los
sujetos procesales y de alterar las reglas mínimas de convivencia social fundadas en los
postulados del Estado social de derecho…”
Fundamento esta acción en los artículos 13, 29, 53, 86, 209, 228 y 230 de la
Constitución Nacional, arts. 5, 42 (nums. 4 y 9) y s. s. del Decreto 2591 de 1991,
arts. 302, 320, 328 y 442 del C.G.P. La sentencia de segunda instancia de 6 de
febrero de 2020, adicionada el 28 del mismo mes y año, el Tribunal Administrativo
del Cesar en cuestión no es susceptible de recurso alguno por parte de la suscrita
y por tanto se encuentra ejecutoriada, no tengo otra forma, diferente al ejercicio de
esta acción de tutela, para obtener el amparo de mis derechos fundamentales
conculcados.
En todo caso, debe tenerse presente las actuales condiciones sanitarias generadas
por la pandemia del virus COVID19, que llevó incluso al cierre de los despachos
judiciales de todo el país durante más de cuatro meses seguidos, lo que sin duda
impidió tener acceso material a las piezas procesales que conforman el expediente
del proceso ejecutivo, en cuanto los mismos funcionarios judiciales tenían prohibido
el acceso a las sedes para expedir las copias que se anexan como soporte de esta
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acción. Por ende, debe entenderse la existencia de una causal de fuerza mayor o
caso fortuito que impidió la presentación del medio constitucional con anterioridad
a la fecha en que se presenta.
Como respaldo de ello, relaciono las reiteradas solicitudes por correo electrónico
dirigidas al Tribunal Administrativo del Cesar por mí apoderado con el fin de obtener
piezas procesales necesarias para elaborar esta demanda de tutela:
Primera solicitud:
Doctora
DIANA PATRICIA ESPINEL PEINADO
SECRETARIA TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DEL CESAR
E. S. D.
Atentamente,
OSCAR PACHECO
C.C. No. 17.807.195 de Riohacha (G)
T.P. No. 31.485 C. S. J.
Segunda solicitud:
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Para: sectriadm@cendoj.ramajudicial.gov.co
Asunto: SOLICITUD COPIA ACTA AUDIENCIA RAD. 2017-00268-01
Doctora
DIANA PATRICIA ESPINEL PEINADO
SECRETARIA TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DEL CESAR
E. S. D.
Atentamente,
Tercera solicitud:
Buenos días
En ese link está la audiencia inicial de agosto 28, pero la solicitada en mi email
de julio 1 es la audiencia del día 1 de octubre del 2.018 (contentiva del fallo de
primera instancia),
Gracias
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OSCAR PACHECO HERNANDEZ
Cuarta solicitud:
Buenos días
Nuevamente la misma petición de agosto 1, que sigue sin respuesta.
OSCAR PACHECO
Respuesta a la solicitud:
Doctor
OSCAR PACHECO HERNÁNDEZ
Peticionario
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Esta Corporación le remitió copia del video; sin embargo, según lo indicado, el archivo
remitido no correspondía con el solicitado.
Ahora bien, esta Secretaría no ha desatendido las peticiones de remitidas por los usuarios
de la administración de justicia, en su lugar, se ha esmerado por prestar el mejor de los
servicios a pesar de no contar con todos los mecanismos para ello por causa de la
pandemia.
El nuevo video solicitado no le ha sido remitido, teniendo en cuenta que por ordenes del
Consejo Superior de la judicatura, se suspendió hace unas semanas el ingreso de los
servidores a las sedes judiciales, lugar en donde reposa el expediente y por ende el CD
contentivo del video requerido.
Por todo lo anterior, se le informa que una vez se permita el acceso a las instalaciones del
palacio de justicia de Valledupar, su petición será atendida a plenitud.
Cordialmente,
DIANA PATRICIA ESPINEL PEINADO
SECRETARIA
VI. PRETENSIONES:
2º.- En consecuencia, dejar sin efectos y-o invalidar la sentencia proferida por el
TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DEL CESAR, el 6 de febrero de 2020, adicionada el
27 del mismo mes y año, dentro del medio de control ejecutivo promovido por la
suscrita contra la NACION - PROCURADURIA GENERAL DE LA NACION, bajo el
rad. 20001-33-33-001-2017-00268-01, M. P. JOSE ANTONIO APONTE.
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VII. JURAMENTO:
Bajo juramento, manifiesto que no he iniciado otra Acción de Tutela con fundamento
en los mismos hechos y derechos a que se refiere la presente Acción.
Para que obre como prueba documental del fundamento fáctico de esta acción,
adjunto archivos PDF de las siguientes piezas procesales del expediente contentivo
de la acción de nulidad y restablecimiento del derecho promovida por la suscrita
contra la NACION - PGN, antes mencionada:
Sentencia del Tribunal Administrativo del Cesar de fecha 23 de enero del 2014 por
medio de la cual se confirma el fallo anterior. Anexos
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Auto de 5 de agosto de 2016 proferido por el Tribunal Administrativo del Cesar en
cumplimiento del fallo de tutela de segunda instancia de fecha 28 de julio de 2016,
por medio del cual deja sin efectos la providencia de 30 de junio del mismo año, y
otorga validez al auto que adicionó la sentencia de segunda instancia de 23 de abril
de 2015, anexos ____ a ____.
IX. NOTIFICACIONES:
Atentamente,
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