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Presentación
Matricula 100411868
Bloque ll cap.7
Sección: V1
Contenido
Presentación......................................................................................................................................1
Introducción.......................................................................................................................................2
Portada...............................................................................................................................................3
El mundo emocional y afectivo..........................................................................................................5
Las relaciones con los demás.............................................................................................................7
Los estilos educativos.....................................................................................................................7
Los amigos......................................................................................................................................8
El ajuste en las relaciones sociales: niños queridos y niños rechazados.........................................9
El juego.........................................................................................................................................10
La identidad de género.................................................................................................................11
El pensamiento moral..................................................................................................................12
La intencionalidad y la responsabilidad objetiva..........................................................................12
La mentira....................................................................................................................................12
La justicia inmanente y retributiva...............................................................................................13
Conclusión........................................................................................................................................14
Bibliografía.......................................................................................................................................15
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Introducción
Trabajando el mundo social y mental vemos estas teorías no permanecen estáticas, sino que
se actualizan y toman cuerpo en el conjunto de interacciones sociales que los niños
mantienen con sus compañeros y sus amigos y con otras figuras de referencia a lo largo del
desarrollo como son: El desarrollo del yo, El mundo emocional y afectivo, El mundo
emocional y afectivo, Las relaciones con los demás, la familia, Los estilos educativos,
los amigos El ajuste en las relaciones sociales: niños queridos y niños rechazados, El
juego, La identidad de género, El pensamiento moral, La intencionalidad y la
responsabilidad objetiva, la mentira, La justicia inmanente y retributiva
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Portada
Desarrollo
El desarrollo del yo
Entre los 3 y los 6 años, los niños ofrecen muy a menudo muestras de la
conciencia de sí mismos a través del lenguaje. A esta edad, los niños realizan
multitud de afirmaciones en las que reflejan lo que les caracteriza y lo que no
forma parte de su yo.
Esta identificación de uno mismo con las cosas que posee, aunque no desaparece
en la edad adulta, va a completarse a lo largo del desarrollo con aspectos más
complejos, más relevantes y menos visibles como los rasgos de personalidad, las
capacidades y los logros vitales que nos caracterizan. No obstante, los niños entre
3 y 6 años tienen ya cierta comprensión de los rasgos más sobresalientes, de los
estados emocionales y de la relación causal entre los acontecimientos y las
emociones que provocan.
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Hacia los 4 años, los niños comienzan a entender que la memoria y los recuerdos
pueden intervenir en los sentimientos. Comprenderán, pues, que recordar una fi
esta de cumpleaños provocará alegría mientras que recordar la persecución de un
perro provocará miedo. Entre los 4 y los 5 años los niños entienden que las
emociones de los otros son agentes causales de su comportamiento, es decir, que
tienen intenciones, creencias y deseos propios y que actúan de acuerdo con ellos.
Esta comprensión infl uye en la consideración de los aspectos mentales como
elementos que intervienen en los estados emocionales.
Existen dos posturas que intentan explicar estas diferencias. Por una parte, los
modelos centrados en la afectividad defi enden que una experiencia emocional y
afectiva ajustada es la base necesaria, aunque no sufi ciente, para desarrollar más
tarde una buena comprensión y regulación emocional. La experiencia emocional
temprana se centra principalmente en el establecimiento del vínculo afectivo. Así
pues, se considera que el establecimiento de un apego seguro durante los
primeros meses y años de vida es el indicador de una adecuada experiencia
emocional.
El niño que establece un apego seguro aprende que sus necesidades
emocionales están cubiertas y que cuenta con unos padres atentos a sus
demandas. Esta seguridad emocional en la relación con los padres ayuda a que el
niño desarrolle más tarde una comprensión y regulación emocional efectiva.
Diferentes trabajos han encontrado que, en general, los niños con apego seguro
resuelven mejor tareas en las que hay que comprender y solucionar confliictos
emocionales.
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Los padres que siguen un estilo democrático adoptan niveles altos en control y
afecto.
Son padres que proporcionan un entorno afectivo y comunicativo adecuado, son
cariñosos, crean un entorno con una alta expresividad emocional y están
pendientes de sus hijos, pero a la vez mantienen bien delimitadas las normas y
reglas que los hijos deben cumplir. Cuando aparecen conflictos intentan que los
niños cumplan las normas a través del diálogo, el razonamiento y el compromiso
mutuo evitando el castigo físico y la imposición.
Los padres autoritarios ejercen altos niveles de control y manifi estan poco
afecto.
Se trata de padres excesivamente exigentes y severos en cuanto a la imposición y
cumplimiento de normas. Estas normas suelen ser incuestionables y se utiliza el
castigo cuando no se cumplen. Por otra parte, no establecen buenas vías de
comunicación con sus hijos, mantienen una relación distante y no crean un clima
afectivo adecuado. Los niños no suelen reaccionar bien ante este estilo educativo
y pueden presentar problemas de conducta, agresión, hostilidad y frustración.
Además, pueden ser más inmaduros, inseguros y dependientes, así como
desarrollar un menor nivel de capacidad crítica estilo educativo permisivo. Estos
padres no tienen interés en imponer normas de conducta a sus hijos ya que
consideran que los niños deben progresar por sus propios medios nivel de
exigencia de los padres es muy bajo y los niños pueden tomar decisiones o actuar
sobre cuestiones que no les competen y que superan su capacidad de previsión,
sus habilidades, etc. No obstante, dado que el nivel de afecto es alto, estos padres
establecen una relación cariñosa, mantienen buenas vías de comunicación con
sus hijos y les ofrecen apoyo emocional.
Los niños criados con este estilo educativo tienden a ser impulsivos e inmaduros
estilo educativo indiferente. Este es el estilo más dañino para los niños. Estos
padres no proporcionan a sus hijos apoyo emocional, no crean un entorno afectivo
adecuado y tampoco se preocupan por establecer límites ni normas de conducta.
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Los amigos
Entre los 3 y los 6 años los niños suelen enfrentarse a una nueva e importante
tarea: establecer relaciones con otros niños de su edad. Hasta este momento los
niños no han creado verdaderos vínculos de amistad. Aunque entre los 2 y los 3
años se pueden establecer interacciones cálidas y en ocasiones duraderas con
algunos compañeros, generalmente los niños de estas edades no disponen de las
habilidades cognitivas ni sociales necesarias para poder establecer verdaderas
amistades. A partir de los 3 años, sin embargo, y con el comienzo de la
escolarización, los niños podrán sumergirse en la complejidad de la socialización y
de la amistad.
Los estudios más clásicos sobre las relaciones infantiles señalan que las
amistades en esta etapa son más bien relaciones ocasionales e inestables, poco
profundas, dirigidas por los adultos y gobernadas por el egocentrismo Existen dos
elementos que permiten el inicio de estas nuevas relaciones. En primer lugar, el
niño puede empezar a utilizar una serie de estrategias, como la negociación o la
cooperación, que posibilitan la interacción con los demás. El empleo de estas
estrategias viene determinado por la adquisición de nuevas habilidades
sociocognitivas relacionadas con la adopción del punto de vista del otro.
Como vemos, saber con quién se interactúa, qué estrategias se deben adoptar y
qué fines se quieren alcanzar empieza ya a ser importante para convertirse en una
persona socialmente competente. Desde edades tan tempranas como los 4 y 5
años, se pueden identificar los niños que tienen éxito social y los que son
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A los niños rechazados les ocurre todo lo contrario. Suelen ser niños que no
disponen de las habilidades necesarias para introducirse en los grupos y se
presentan ante los demás de forma agresiva e intrusiva. En general, los niños
poco valorados por los demás suelen estar por encima del nivel medio de
agresividad. Además, pueden presentar conductas antisociales y suelen proponer
actividades poco adecuadas para el grupo que pueden molestar la actividad o
resultar extrañas. Estos niños tienen pocas habilidades para negociar y encontrar
soluciones y les cuesta entender el punto de vista del otro, sus emociones, sus
deseos e intenciones
El juego
Entre los 3 y los 6 años, los niños pasan casi todo su tiempo jugando. El tipo de
juego que principalmente les ocupa es el juego simbólico o de ficción.
Hacia los 3 años los niños ya realizan juego simbólico pero todavía no son
capaces de coordinarse entre sí y juegan de forma solitaria. Este tipo de juego,
denominado «en paralelo», es según algunos autores como Piaget, un reflejo del
egocentrismo intelectual propio de esta etapa. Cada niño estaría centrado en su
propia actividad y no se comunica con los demás.
Hacia los 4 años, el juego de ficción empieza a organizarse entre varios jugadores
y aborda temas más complejos e interesantes. El juego simbólico adquiere
entonces otro matiz y se puede denominar sociodramático.
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Mediante estos juegos los niños comprenden, aprenden y ensayan los papeles
sociales sin estar expuestos a peligros ni a las consecuencias reales de las
acciones. Para que el resultado de este tipo de juego simbólico sea satisfactorio,
los niños necesitan establecer una estrecha colaboración y coordinar sus acciones
(Garvey, 1977). Para eso emplean unas reglas determinadas: antes de empezar a
jugar decidirán el tema, se pondrán de acuerdo sobre qué papel desempeñará
cada uno y sobre cómo transcurrirá la acción. Los niños de estas edades prefi
eren reflejar la realidad a través del juego y se reprenderán unos a otros cuando
las acciones se desvíen de esa realidad.
A través del juego de ficción el niño también explora aspectos de la realidad que le
preocupan o le atemorizan, como la oscuridad o la muerte, y practica cuestiones
relacionadas con el conocimiento psicológico que va adquiriendo. Por ejemplo, un
niño puede reconfortar a un muñeco explicándole que no pasa nada por bajar al
sótano aunque esté oscuro y que los monstruos no existen. A través de estas
ficciones el niño atribuye emociones a otros, controla las propias y logra
convencerse a sí mismo adoptando la perspectiva que suelen tomar los adultos
ante estas cuestiones. Otro juego típico puede ser castigar a un muñeco porque
se ha portado mal. Los niños exploran a través de esta ficción los sentimientos de
culpa cuando no hacen lo que se espera de ellos y adoptan también el punto de
vista del adulto que aplica las normas e impone las sanciones. En definitiva,
a través de estos juegos, los niños exploran sus temores, emociones y creencias y
practican situaciones sociales adoptando perspectivas diferentes a la propia.
La identidad de género
Entre los 3 y los 6 años los niños aprenden muchas más cosas acerca del género.
Este aprendizaje culminará años más tarde con la adopción de una identidad de
género que se puede definir como el conjunto de valores, actitudes, estereotipos y
roles ligados al grupo de referencia —varones o mujeres— con los que uno se
reconoce. La identidad de género es un componente más del auto concepto junto
con el resto de los elementos que conforman la visión de uno mismo.
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Las teorías del aprendizaje mantienen que los niños aprenden a comportarse
como varones o mujeres en función de lo que los adultos y la sociedad les enseña.
Tanto los adultos, como los iguales y los medios de comunicación, transmiten
permanentemente estereotipos y valores ligados al género que los niños van
interiorizando.
Los modelos cognitivos se centran en cómo entienden los niños las diferencias
entre hombres y mujeres para construir su identidad de género. Desde este punto
de vista, algunos autores han planteado la necesidad de comprender el sexo como
un rasgo inmodificable a lo largo de la vida antes de poder adoptar una identidad
de género. Es decir, los niños pequeños deben entender que el sexo es un rasgo
permanente para poder atribuir rasgos y conductas a cada uno de los grupos e
identifi carse con uno de ellos. Esta comprensión del sexo como un rasgo
permanente, denominada constancia de género, se suele adquirir hacia los 5
años (Bem, 1989). Sería, pues, a partir de esta comprensión cuando los niños
empezarían a interesarse por los rasgos característicos de cada género y a
adaptar su conducta en función de los roles propios de su grupo.
El pensamiento moral
Uno de los principales elementos que los adultos tienen en cuenta al juzgar una
conducta
como adecuada o inapropiada es la intención de quien la realiza.
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La mentira
Otro de los aspectos estudiados por Piaget fue la concepción infantil de la mentira.
¿Cómo entienden los niños las mentiras? ¿Cómo establecen la diferencia entre la
verdad, la mentira y el error? Para estudiar esta cuestión, pedía a los niños que
definieran qué es una mentira. Piaget encontró que los niños pequeños entendían
que la mentira era un engaño pero le añadían otros significados. Hasta
aproximadamente los 6 años, los niños consideraban mentira, por una parte, lo
que para los adultos y los niños mayores son exageraciones o errores y, por otra,
las palabrotas. Veamos las respuestas de un niño de 6 años: ¿Qué es una
mentira? Quiere decir cuando se dicen cosas malas que no había que decir. ¿Qué
quiere decir «cosas malas»? Que ha dicho malas palabras. Dime malas palabras,
¿sabes alguna? Charrogne (carroña) (esta palabra se usa
en Suiza como reniego o insulto)
Conclusión
Bibliografía