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Presentación

Nombres: Yokasterin Amarante García

Matricula 100411868

Tema: “El mundo social de 3 a 6 años” 

Bloque ll cap.7

Materia: Psicología evolutiva

Sección: V1

Profesora: Carmen Lorenza Frías

La Vega Rep. Dom.

Fecha 28 / 4 / 2022


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Contenido
Presentación......................................................................................................................................1
Introducción.......................................................................................................................................2
Portada...............................................................................................................................................3
El mundo emocional y afectivo..........................................................................................................5
Las relaciones con los demás.............................................................................................................7
Los estilos educativos.....................................................................................................................7
Los amigos......................................................................................................................................8
El ajuste en las relaciones sociales: niños queridos y niños rechazados.........................................9
El juego.........................................................................................................................................10
La identidad de género.................................................................................................................11
El pensamiento moral..................................................................................................................12
La intencionalidad y la responsabilidad objetiva..........................................................................12
La mentira....................................................................................................................................12
La justicia inmanente y retributiva...............................................................................................13
Conclusión........................................................................................................................................14
Bibliografía.......................................................................................................................................15
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Introducción

Trabajando el mundo social y mental vemos estas teorías no permanecen estáticas, sino que
se actualizan y toman cuerpo en el conjunto de interacciones sociales que los niños
mantienen con sus compañeros y sus amigos y con otras figuras de referencia a lo largo del
desarrollo como son: El desarrollo del yo, El mundo emocional y afectivo, El mundo
emocional y afectivo, Las relaciones con los demás, la familia, Los estilos educativos,
los amigos El ajuste en las relaciones sociales: niños queridos y niños rechazados, El
juego, La identidad de género, El pensamiento moral, La intencionalidad y la
responsabilidad objetiva, la mentira, La justicia inmanente y retributiva
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Portada

Desarrollo
El desarrollo del yo
Entre los 3 y los 6 años, los niños ofrecen muy a menudo muestras de la
conciencia de sí mismos a través del lenguaje. A esta edad, los niños realizan
multitud de afirmaciones en las que reflejan lo que les caracteriza y lo que no
forma parte de su yo.

Esta identificación de uno mismo con las cosas que posee, aunque no desaparece
en la edad adulta, va a completarse a lo largo del desarrollo con aspectos más
complejos, más relevantes y menos visibles como los rasgos de personalidad, las
capacidades y los logros vitales que nos caracterizan. No obstante, los niños entre
3 y 6 años tienen ya cierta comprensión de los rasgos más sobresalientes, de los
estados emocionales y de la relación causal entre los acontecimientos y las
emociones que provocan.
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Uno de los principales elementos a través de los cuales el niño progresa en la


definición de sí mismo es la interacción con los demás. Tanto los intercambios con
los adultos
como con otros niños, constituyen contextos en los que las diferencias entre
personas se
manifi estan claramente. La interacción con los otros pone de relieve los diferentes
intereses,
las distintas estrategias y las diversas predisposiciones que nos caracterizan y el
niño, al igual que el adulto, tendrá no sólo que tomar conciencia de dichas
diferencias
sino lograr conciliarlas para conseguir una interacción armónica. Durante este
período
del desarrollo los niños logran una importante mejora en sus habilidades sociales.
La
comprensión de la separación de los estados mentales y emocionales propios y
ajenos
—la llamada teoría de la mente— constituye un logro del pensamiento que permite
coordinar
y armonizar las interacciones. A los 6 años, pues, los niños ya
no insistirán para conseguir algo, sino que pondrán en marcha estrategias de
negociación
a través de las cuales harán concesiones y demandas para alcanzar su objetivo.

La autoestima constituye un elemento esencial de la personalidad que cuando


presenta
carencias puede tener repercusiones muy negativas. Los niños y los adultos que
no tienen
una buena valoración de sí mismos pueden perder la iniciativa y el interés por las
cosas.
La sensación de incapacidad puede llegar a provocar sentimientos próximos a la
depresión
y hacer que el sujeto abandone las tareas y actividades que le producen placer y a
través
de las cuales progresa en su desarrollo. Como acabamos de apuntar, podemos
pensar que
los niños de estas edades se encuentran protegidos de estos peligros gracias a
dos elementos.
Por una parte, el niño no puede elaborar por sí mismo una visión realista sobre
sus
propias capacidades. Por otra, la actitud del adulto impide dicha elaboración
realista y fomenta
la visión de un «super niño» capaz de cualquier cosa. Ambos elementos impiden
una
actitud crítica hacia uno mismo y fomentan la motivación para el aprendizaje
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El mundo emocional y afectivo

Hacia los 4 años, los niños comienzan a entender que la memoria y los recuerdos
pueden intervenir en los sentimientos. Comprenderán, pues, que recordar una fi
esta de cumpleaños provocará alegría mientras que recordar la persecución de un
perro provocará miedo. Entre los 4 y los 5 años los niños entienden que las
emociones de los otros son agentes causales de su comportamiento, es decir, que
tienen intenciones, creencias y deseos propios y que actúan de acuerdo con ellos.
Esta comprensión infl uye en la consideración de los aspectos mentales como
elementos que intervienen en los estados emocionales.

También entre los 5 y 6 años se producen avances respecto al control y la


expresión de las emociones, un elemento fundamental para establecer relaciones
satisfactorias con los demás. Los niños van aprendiendo que para conseguir
determinados objetivos deben controlar sus emociones. Por ejemplo, el enfado o
las rabietas son respuestas emocionales bruscas que van desapareciendo con la
edad porque el grado de control es cada vez mayor.
Los adultos suelen ofrecer pautas alternativas para que los niños consigan sus
objetivos mediante otras vías como la espera, la negociación, etc. Igualmente,
cuando se juega con otros niños, la frustración, el enfado y las conductas
agresivas se van controlando para dejar paso a estrategias más adaptativas y que
producen mejores resultados.

Existen dos posturas que intentan explicar estas diferencias. Por una parte, los
modelos centrados en la afectividad defi enden que una experiencia emocional y
afectiva ajustada es la base necesaria, aunque no sufi ciente, para desarrollar más
tarde una buena comprensión y regulación emocional. La experiencia emocional
temprana se centra principalmente en el establecimiento del vínculo afectivo. Así
pues, se considera que el establecimiento de un apego seguro durante los
primeros meses y años de vida es el indicador de una adecuada experiencia
emocional.
El niño que establece un apego seguro aprende que sus necesidades
emocionales están cubiertas y que cuenta con unos padres atentos a sus
demandas. Esta seguridad emocional en la relación con los padres ayuda a que el
niño desarrolle más tarde una comprensión y regulación emocional efectiva.
Diferentes trabajos han encontrado que, en general, los niños con apego seguro
resuelven mejor tareas en las que hay que comprender y solucionar confliictos
emocionales.
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Existen autores que defienden que el desarrollo de capacidades cognitivas y la


práctica a través de la interacción social son los elementos que explican cómo se
adquiere una buena comprensión y regulación emocional. Las interacciones
familiares desempeñan, según este modelo, un papel fundamental, puesto que se
trata del primer contexto en el que el niño «socializa» su mundo emocional. Al
analizar el tipo de comunicación acerca de las emociones dentro de la familia, se
ha encontrado que los niños cuyas familias hablan a menudo sobre estados
emocionales, sus causas y consecuencias, la relación con los estados mentales,
etc., comprenden y regulan mejor las emociones.

Las relaciones con los demás


3.1. La familia
Como ya hemos mencionado, el contexto familiar es el más importante para el
desarrollo en este período. La familia constituye un sistema complejo en el que
todos los miembros interactúan entre sí, se infl uyen y evolucionan. De esta forma,
podemos considerar la familia como un sistema en constante cambio, en el que
todos sus miembros se desarrollan adaptándose en función de las necesidades y
cambios que van aconteciendo. Así pues, cualquier cambio o novedad que se
produzca afectará a todos los miembros de la familia y a sus relaciones.

La familia se supone para los niños el primer contexto de socialización, es decir, el


primer lugar en el que aprenden a interactuar con los demás. Son los padres
quienes empiezan a poner límites en la conducta del niño y quienes empiezan a
pautar las interacciones desde los primeros meses de vida. Los niños muy pronto
empiezan a observar y escuchar lo que se debe hacer y, sobre todo, lo que no se
debe hacer. De esta forma, los adultos proporcionan de forma explícita e implícita
herramientas y normas para que los niños actúen de acuerdo con el contexto
social en el que viven. Las estrategias de interacción que los niños observan y
aprenden en casa son las que en principio ponen en práctica cuando se
encuentran en otros contextos. Así por ejemplo, las interacciones con otros niños
estarán guiadas por las pautas de interacción familiar y de ellas dependerán
aspectos como la popularidad o la valoración positiva por parte de los
compañeros. Como veremos a continuación, los llamados estilos educativos que
los padres practican están muy relacionados con las estrategias de actuación de
los niños y, como consecuencia, con su ajuste social en otros ambientes.
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Los estilos educativos

Los estilos educativos lograron definirse partiendo de observaciones de


interacción entre niños de 3 a 6 años y sus padres. Al realizar estas observaciones
parecía claro que existían dos grandes dimensiones que diferenciaban dichas
interacciones: por una parte, el control de los padres sobre sus hijos y, por otra, el
afecto que los padres proporcionan a sus hijos La primera dimensión —control—
diferencia a los padres en función de la rigidez a la hora de imponer y hacer
cumplir normas, mientras que la segunda —afecto— les diferencia en función del
grado de implicación emocional, apoyo y sensibilidad ante las necesidades de los
hijos. En función de la combinación del nivel de control y de afecto que los padres
emplean con sus hijos se han defi nido cuatro estilos educativos diferenciados:
democrático, autoritario, permisivo e indiferente

Los padres que siguen un estilo democrático adoptan niveles altos en control y
afecto.
Son padres que proporcionan un entorno afectivo y comunicativo adecuado, son
cariñosos, crean un entorno con una alta expresividad emocional y están
pendientes de sus hijos, pero a la vez mantienen bien delimitadas las normas y
reglas que los hijos deben cumplir. Cuando aparecen conflictos intentan que los
niños cumplan las normas a través del diálogo, el razonamiento y el compromiso
mutuo evitando el castigo físico y la imposición.

Los padres autoritarios ejercen altos niveles de control y manifi estan poco
afecto.
Se trata de padres excesivamente exigentes y severos en cuanto a la imposición y
cumplimiento de normas. Estas normas suelen ser incuestionables y se utiliza el
castigo cuando no se cumplen. Por otra parte, no establecen buenas vías de
comunicación con sus hijos, mantienen una relación distante y no crean un clima
afectivo adecuado. Los niños no suelen reaccionar bien ante este estilo educativo
y pueden presentar problemas de conducta, agresión, hostilidad y frustración.
Además, pueden ser más inmaduros, inseguros y dependientes, así como
desarrollar un menor nivel de capacidad crítica estilo educativo permisivo. Estos
padres no tienen interés en imponer normas de conducta a sus hijos ya que
consideran que los niños deben progresar por sus propios medios nivel de
exigencia de los padres es muy bajo y los niños pueden tomar decisiones o actuar
sobre cuestiones que no les competen y que superan su capacidad de previsión,
sus habilidades, etc. No obstante, dado que el nivel de afecto es alto, estos padres
establecen una relación cariñosa, mantienen buenas vías de comunicación con
sus hijos y les ofrecen apoyo emocional.
Los niños criados con este estilo educativo tienden a ser impulsivos e inmaduros
estilo educativo indiferente. Este es el estilo más dañino para los niños. Estos
padres no proporcionan a sus hijos apoyo emocional, no crean un entorno afectivo
adecuado y tampoco se preocupan por establecer límites ni normas de conducta.
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En general, se trata de padres poco comprometidos con la tarea de educar a sus


hijos y en ella emplean poco esfuerzo. Estos niños no disfrutan de buenos
vínculos afectivos con sus padres ni se benefician de una rica estimulación
cognitiva. Los hijos educados con este estilo no suelen presentar un desarrollo
ajustado, tienen dificultades para establecer interacciones satisfactorias con los
demás y pueden ser inmaduros, inestables, desobedientes y exigentes. Además,
tienen dificultades para controlarse y cumplir normas y presentan una baja
autoestima

Los amigos
Entre los 3 y los 6 años los niños suelen enfrentarse a una nueva e importante
tarea: establecer relaciones con otros niños de su edad. Hasta este momento los
niños no han creado verdaderos vínculos de amistad. Aunque entre los 2 y los 3
años se pueden establecer interacciones cálidas y en ocasiones duraderas con
algunos compañeros, generalmente los niños de estas edades no disponen de las
habilidades cognitivas ni sociales necesarias para poder establecer verdaderas
amistades. A partir de los 3 años, sin embargo, y con el comienzo de la
escolarización, los niños podrán sumergirse en la complejidad de la socialización y
de la amistad.

Los estudios más clásicos sobre las relaciones infantiles señalan que las
amistades en esta etapa son más bien relaciones ocasionales e inestables, poco
profundas, dirigidas por los adultos y gobernadas por el egocentrismo Existen dos
elementos que permiten el inicio de estas nuevas relaciones. En primer lugar, el
niño puede empezar a utilizar una serie de estrategias, como la negociación o la
cooperación, que posibilitan la interacción con los demás. El empleo de estas
estrategias viene determinado por la adquisición de nuevas habilidades
sociocognitivas relacionadas con la adopción del punto de vista del otro.

Así, gracias a este descenso del egocentrismo y a la reciente capacidad para


tener en cuenta los pensamientos, sentimientos e intenciones de los demás, los
niños pueden establecer intercambios más complejos, negociar o sentir empatía.
En segundo lugar, el juego de fi cción, que como veremos constituye una de las
principales ocupaciones del niño de esta edad, proporciona el espacio ideal para
la aparición de relaciones íntimas. Cuando las relaciones que se van creando a
través del juego son satisfactorias, aparecen los vínculos afectivos que dan lugar a
la amistad.

El ajuste en las relaciones sociales: niños queridos y niños rechazados

Como vemos, saber con quién se interactúa, qué estrategias se deben adoptar y
qué fines se quieren alcanzar empieza ya a ser importante para convertirse en una
persona socialmente competente. Desde edades tan tempranas como los 4 y 5
años, se pueden identificar los niños que tienen éxito social y los que son
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rechazados porque tienen estilos de interacción muy diferentes: uno es ajustado y


funciona mientras que el otro produce rechazo.
¿Cómo son estos estilos de interacción? Los niños «populares» son hábiles a la
hora de introducirse en un grupo o acercarse a un desconocido. No son intrusivos,
no agreden y persisten incluso cuando no son tan bien acogidos como esperaban.
Además, son expresivos, alegres y proponen actividades que resultan atractivas a
los demás. Cuando aparecen conflictos se muestran atentos a las opiniones y
emociones de los demás, se comunican con facilidad, saben escuchar, negocian y
proponen soluciones razonadas y justas. En definitiva, los niños populares son los
que tienen las cualidades que se desean en un amigo y por eso los consiguen con
facilidad.

A los niños rechazados les ocurre todo lo contrario. Suelen ser niños que no
disponen de las habilidades necesarias para introducirse en los grupos y se
presentan ante los demás de forma agresiva e intrusiva. En general, los niños
poco valorados por los demás suelen estar por encima del nivel medio de
agresividad. Además, pueden presentar conductas antisociales y suelen proponer
actividades poco adecuadas para el grupo que pueden molestar la actividad o
resultar extrañas. Estos niños tienen pocas habilidades para negociar y encontrar
soluciones y les cuesta entender el punto de vista del otro, sus emociones, sus
deseos e intenciones

Otros factores que influyen en la competencia social de los niños están


relacionados con cuestiones del contexto, en concreto, de la familia. El tipo de
apego que se establece entre los padres y el niño es un buen predictor de la
competencia social posterior siendo los niños con apego seguro los más
beneficiados El establecimiento de un vínculo afectivo seguro también predice la
calidad de la amistad. Así pues, los bebés con apego seguro tendrán más
posibilidades de ser niños socialmente competentes, populares y de establecer
relaciones satisfactorias con los demás

El juego

Entre los 3 y los 6 años, los niños pasan casi todo su tiempo jugando. El tipo de
juego que principalmente les ocupa es el juego simbólico o de ficción.

Hacia los 3 años los niños ya realizan juego simbólico pero todavía no son
capaces de coordinarse entre sí y juegan de forma solitaria. Este tipo de juego,
denominado «en paralelo», es según algunos autores como Piaget, un reflejo del
egocentrismo intelectual propio de esta etapa. Cada niño estaría centrado en su
propia actividad y no se comunica con los demás.
Hacia los 4 años, el juego de ficción empieza a organizarse entre varios jugadores
y aborda temas más complejos e interesantes. El juego simbólico adquiere
entonces otro matiz y se puede denominar sociodramático.
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Los niños empiezan a representar diferentes situaciones más o menos conocidas


como las mamás, los tenderos, los médicos, etc. A través de estos escenarios
actúan como si fueran otras personas, es decir, adoptan otras personalidades,
otros puntos de vista, otros paisajes emocionales y exploran los elementos y
variables de la vida real.

Mediante estos juegos los niños comprenden, aprenden y ensayan los papeles
sociales sin estar expuestos a peligros ni a las consecuencias reales de las
acciones. Para que el resultado de este tipo de juego simbólico sea satisfactorio,
los niños necesitan establecer una estrecha colaboración y coordinar sus acciones
(Garvey, 1977). Para eso emplean unas reglas determinadas: antes de empezar a
jugar decidirán el tema, se pondrán de acuerdo sobre qué papel desempeñará
cada uno y sobre cómo transcurrirá la acción. Los niños de estas edades prefi
eren reflejar la realidad a través del juego y se reprenderán unos a otros cuando
las acciones se desvíen de esa realidad.

A través del juego de ficción el niño también explora aspectos de la realidad que le
preocupan o le atemorizan, como la oscuridad o la muerte, y practica cuestiones
relacionadas con el conocimiento psicológico que va adquiriendo. Por ejemplo, un
niño puede reconfortar a un muñeco explicándole que no pasa nada por bajar al
sótano aunque esté oscuro y que los monstruos no existen. A través de estas
ficciones el niño atribuye emociones a otros, controla las propias y logra
convencerse a sí mismo adoptando la perspectiva que suelen tomar los adultos
ante estas cuestiones. Otro juego típico puede ser castigar a un muñeco porque
se ha portado mal. Los niños exploran a través de esta ficción los sentimientos de
culpa cuando no hacen lo que se espera de ellos y adoptan también el punto de
vista del adulto que aplica las normas e impone las sanciones. En definitiva,
a través de estos juegos, los niños exploran sus temores, emociones y creencias y
practican situaciones sociales adoptando perspectivas diferentes a la propia.

La identidad de género

Una de las categorías básicas que organiza nuestra sociedad es el género, es


decir, las ideas y convenciones sociales ligadas al sexo biológico. Para la gran
mayoría de los adultos las actitudes y estereotipos asociados al género están tan
interiorizados que muchas veces se adoptan y se transmiten casi de forma
automática

Entre los 3 y los 6 años los niños aprenden muchas más cosas acerca del género.
Este aprendizaje culminará años más tarde con la adopción de una identidad de
género que se puede definir como el conjunto de valores, actitudes, estereotipos y
roles ligados al grupo de referencia —varones o mujeres— con los que uno se
reconoce. La identidad de género es un componente más del auto concepto junto
con el resto de los elementos que conforman la visión de uno mismo.
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Las teorías del aprendizaje mantienen que los niños aprenden a comportarse
como varones o mujeres en función de lo que los adultos y la sociedad les enseña.
Tanto los adultos, como los iguales y los medios de comunicación, transmiten
permanentemente estereotipos y valores ligados al género que los niños van
interiorizando.

Los modelos cognitivos se centran en cómo entienden los niños las diferencias
entre hombres y mujeres para construir su identidad de género. Desde este punto
de vista, algunos autores han planteado la necesidad de comprender el sexo como
un rasgo inmodificable a lo largo de la vida antes de poder adoptar una identidad
de género. Es decir, los niños pequeños deben entender que el sexo es un rasgo
permanente para poder atribuir rasgos y conductas a cada uno de los grupos e
identifi carse con uno de ellos. Esta comprensión del sexo como un rasgo
permanente, denominada constancia de género, se suele adquirir hacia los 5
años (Bem, 1989). Sería, pues, a partir de esta comprensión cuando los niños
empezarían a interesarse por los rasgos característicos de cada género y a
adaptar su conducta en función de los roles propios de su grupo.

El pensamiento moral

el niño va aprendiendo lo que se debe y lo que no se debe hacer a partir de las


indicaciones que recibe de los adultos. Cuando los niños son pequeños, los
adultos imponen multitud de normas que rigen la conducta de los niños en todos
los ámbitos. En muchas ocasiones, los niños pequeños no entienden el sentido de
estas normas pero, dada la presión que ejerce el adulto para su cumplimiento, los
niños no pueden sino acatarlas sin negociar o cuestionarlas. En este sentido,
Piaget calificó la moral del niño pequeño como una moral heterónoma, es decir,
una moral de obediencia a la autoridad que se debe al respeto que el niño siente
por el adulto y se basa en el cumplimiento de normas impuestas. Este tipo de
moral de cumplimiento de normas se mantiene porque el niño percibe al adulto
como una autoridad a la que es obligatorio obedecer y que tiene poder para
sancionar y premiar

La intencionalidad y la responsabilidad objetiva

Uno de los principales elementos que los adultos tienen en cuenta al juzgar una
conducta
como adecuada o inapropiada es la intención de quien la realiza.
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La mentira

Otro de los aspectos estudiados por Piaget fue la concepción infantil de la mentira.
¿Cómo entienden los niños las mentiras? ¿Cómo establecen la diferencia entre la
verdad, la mentira y el error? Para estudiar esta cuestión, pedía a los niños que
definieran qué es una mentira. Piaget encontró que los niños pequeños entendían
que la mentira era un engaño pero le añadían otros significados. Hasta
aproximadamente los 6 años, los niños consideraban mentira, por una parte, lo
que para los adultos y los niños mayores son exageraciones o errores y, por otra,
las palabrotas. Veamos las respuestas de un niño de 6 años: ¿Qué es una
mentira? Quiere decir cuando se dicen cosas malas que no había que decir. ¿Qué
quiere decir «cosas malas»? Que ha dicho malas palabras. Dime malas palabras,
¿sabes alguna? Charrogne (carroña) (esta palabra se usa
en Suiza como reniego o insulto)

La justicia inmanente y retributiva

Piaget estudió algunos aspectos sobre la concepción de los niños de la justicia.


Por una parte, exploró si los niños creían en una justicia inmanente, es decir, en
la idea de que tarde o temprano los culpables siempre serán castigados. A esta
idea subyace la concepción de una justicia perfecta que castiga a quien lo merece
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Conclusión

La educación se concibe como un derecho humano indispensable para la


realización efectiva de otros derechos fundamentales, toda vez que su efecto
multiplicador permite el desarrollo holístico de las capacidades cognoscitivas,
intelectuales, físicas y humanas, niños de educación escolar deben tener un tutor
responsable, estable y flexible para un desarrollo íntegro, la autoridad es
indispensable para establecer objetivos y tener resultados, no con presión
desarrolla un niño pero si con seguridad y apego funcional y negociaciones, donde
el individuo aprende en casa como actuar en el ambiente de afuera y, fuera de
casa observa y explora lo que en casa pondrá en práctica, es por eso la
supervisión indispensable para corregir diferentes actuaciones, las emociones
también juegan un papel fundamental en el desarrollo de como percibir las
correcciones, el aprendizaje y su diario vivir, ya que copian todo y lo mejoran.
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Bibliografía

DE: Autor: Mariscal Alt.S. Editores: McGraw-Hill, Año: 2009.España, Idioma: español

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