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ORACION DREICA

6TO DÍA NOVENA SEÑOR DE LUREN


16 de octubre 2021

MONICIÓN DE ENTRADA
Buenas tardes hermanos en el Señor, venimos nuevamente a reunirnos como la gran familia de
Dios y a ponernos en su presencia, para escucharle como sus hijos y recibir de Él, el alimento de
su Palabra, que es germen y semilla de todo lo noble, lo bueno, lo justo y hermoso que abunda
en la vida de cada creyente.
Celebremos con profunda fe y alegría el sexto día del novenario en honor al Señor de Luren,
Patrón de nuestra ciudad de Ica
Esta novena es ofrecida por la UGEL-Unidad de Gestión Educativa Local.
En el marco de los temas de meditación, hoy reflexionaremos “La virtud de la esperanza nos
anima a vivir en la tierra con el corazón en el cielo”.
Con mucha alegría nos ponemos de pie, e iniciamos nuestra celebración cantando…
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo….

ACTO PENITENCIAL
Hermanos somos un pueblo santo, porque Jesús, es santo, pero, al mismo tiempo, somos un
pueblo de pecadores, pero sabemos que Jesús “acoge a los pecadores y come con ellos”. Antes
de escuchar la Palabra de Dios, pedimos perdón para estar bien dispuestos a escuchar al Señor
que nos hablará y se nos hará presente.
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de
pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso
ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que
intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

MONICIÓN AL EVANGELIO
Reconocer a Jesús proviene de cómo lo vemos y desde nuestra relación con Él. Él desea ser
recibido y bienvenido como el Señor de nuestras vidas. Nos ponemos de pie para aclamarlo.
Cantemos gozosos su presencia.

Evangelio según san Lucas: 12, 8-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro que a todo aquel que me reconozca
abiertamente ante los hombres, lo reconocerá abiertamente el Hijo del hombre ante los ángeles
de Dios; pero a aquel que me niegue ante los hombres, yo lo negaré ante los ángeles de Dios.
A todo aquel que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero a aquel que
blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
Cuando los lleven a las sinagogas y ante los jueces y autoridades, no se preocupen de cómo se
van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que
convenga decir’’. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN:

Hoy vamos a hablar de la esperanza que es la virtud por la que deseamos y esperamos de Dios con una firme
confianza la vida eterna y las gracias para merecerla.
Es la más pequeña de las virtudes, pero la más fuerte, expresa confianza y seguridad en relación con el
futuro porque se basa en las promesas, el carácter y la fidelidad de Dios. La esperanza es mirar
hacia adelante a algo con un sentido de expectativa y confianza. El Papa Francisco varias veces
durante este período que estamos viviendo, nos habla de la esperanza, instándonos a mirar con nuevos ojos
nuestra existencia, especialmente ahora que estamos pasando por una dura prueba, y a mirarla a través de los
ojos de Jesús, que es "el autor de la esperanza", para que nos ayude a superar estos días difíciles, con la
certeza de que las tinieblas se convertirán en luz.

La esperanza "Es la más humilde de las tres virtudes teologales, porque permanece oculta", explica el Papa
Francisco: "La esperanza es una virtud arriesgada, una virtud, de una ardiente expectativa hacia la revelación
del Hijo de Dios, no es una ilusión"
"Es una virtud que nunca decepciona: si esperas, nunca serás decepcionado", es una virtud concreta, "de cada
día porque es un encuentro. Y cada vez que nos encontramos con Jesús en la Eucaristía, en la oración, en el
Evangelio, en los pobres, en la vida comunitaria, cada vez damos un paso más hacia este encuentro
definitivo". "La esperanza necesita paciencia", no es un optimismo pasivo sino, por el contrario, "es combativa,
con la tenacidad de quienes van hacia un destino seguro"

La Biblia está llena de esperanza. Abraham "creía firmemente en la esperanza contra toda esperanza" (Rom
4:18). El Papa Francisco señala que Abraham, en un momento de desconfianza, en lugar de pedir el hijo
prometido que no vino, "se vuelve a Dios para ayudarle a seguir esperando". Es curioso, no pidió un hijo. Pidió:
"Ayúdame a seguir esperando", no hay nada más hermoso. La esperanza no defrauda"

Durante su brevísimo ministerio, Juan Pablo I, afirmaba que la esperanza "es una virtud obligatoria para todo
cristiano" que nace de la confianza en tres verdades: "Dios es todopoderoso, Dios me ama inmensamente,
Dios es fiel a las promesas". Y es Él, el Dios de la misericordia, quien enciende la confianza en mí; por lo tanto
no me siento ni solo, ni inútil, ni abandonado, sino involucrado en un destino de salvación, que un día llegará al
Paraíso"

Juan Pablo II: Los cristianos son testigos de la esperanza

San Juan Pablo II nos invita a redescubrir la virtud teologal de la esperanza, que "por una parte, impulsa al
cristiano a no perder de vista la meta final que da sentido y valor a toda su existencia y, por otra, le ofrece
motivaciones sólidas y profundas para su compromiso cotidiano en la transformación de la realidad para
hacerla conforme al plan de Dios". Debemos aceptar el don del Espíritu Santo que "suscita en nosotros una
cierta esperanza de que nada "nos podrá separar jamás del amor de Dios, en Cristo Jesús Señor nuestro" (Rom
8, 39). Por esta razón, el Dios revelado en la "plenitud de los tiempos" en Jesucristo es verdaderamente "el
Dios de la esperanza", que llena a los creyentes de alegría y paz, haciéndolos abundar "en la esperanza por el
poder del Espíritu Santo" (Rom 15:13). Los cristianos están llamados, por tanto, a ser testigos en el mundo de
esta experiencia gozosa, "siempre dispuestos a responder a todo el que pida razón de la esperanza" que hay
en ellos (1 P 3, 15).

Benedicto XVI dedica toda una encíclica, Spe Salvi, a la esperanza. Lo describe como una virtud capaz de
"producir hechos y cambiar la vida". Señala un testigo de esperanza: Santa Josefina Bakhita, una mujer que
conoció la esclavitud, la violencia, la pobreza, la humillación. Una mujer que, en el encuentro con Jesús, vio el
renacimiento de la esperanza que luego transmitió a los demás como una realidad viva: "La esperanza, que
había nacido para ella y la había 'redimido', no podía guardarla para sí misma; esta esperanza tenía que llegar
a muchos, a todos".

El Papa Francisco afirma que la virtud de la esperanza es hermosa; nos da fuerza para caminar en la vida" Y en
este momento tan delicado de nuestra historia, el Papa Francisco habla de otro contagio: el contagio "que se
transmite de corazón a corazón, porque todo corazón humano espera esta Buena Noticia". No se trata de una
fórmula mágica que haga desaparecer los problemas. Es, la victoria del amor sobre la raíz del mal, una victoria
que no 'evita' el sufrimiento y la muerte, sino que los atraviesa, transformando el mal en bien: es la marca
exclusiva del poder de Dios. Con la Pascua, hemos conquistado "un derecho fundamental, que no nos será
arrebatado: el derecho a la esperanza". Es una esperanza nueva y viva, que viene de Dios" y "pone en nuestros
corazones la certeza de que Dios sabe convertir todo en bien.

Queridos hermanos: Grandes cosas ha logrado la humanidad gracias a haber conservado la esperanza, y
grandes cosas logra realizar Dios en el hombre cuando la esperanza se mantiene viva dentro de él, porque la
misma hunde sus raíces en la fe y es reflejo de un corazón abierto, de un corazón que cree. Por ello es posible
«esperar contra toda esperanza», gracias a la predisposición del hombre y el actuar de Dios.
El Papa Francisco nos dedica la más hermosa carta sobre la esperanza de una manera clara y sencilla y nos dice:
¡Piensa, allí donde Dios te ha plantado, espera! Espera siempre.

No te rindas a la noche: recuerda que el primer enemigo a derrotar no está fuera de ti: está dentro. Por lo tanto, no
concedas espacio a los pensamientos amargos, oscuros. Este mundo es el primer milagro que Dios hizo y Dios ha
puesto en nuestras manos la gracia de nuevos prodigios. La fe y la esperanza avanzan juntas. Cree en la existencia
de las verdades más altas y más hermosas. Confía en Dios creador, en el Espíritu Santo que mueve todo hacia el
bien, en el abrazo de Cristo que espera a cada hombre al final de su existencia; cree, Él te espera. El mundo camina
gracias a la mirada de muchos hombres que han abierto brechas, que han construido puentes, que han soñado y
creído; incluso cuando a su alrededor escuchaban palabras de burla.

No pienses nunca que tu lucha aquí abajo es del todo inútil. Al final de la existencia no nos espera el naufragio: en
nosotros palpita una semilla absoluta. Dios no defrauda: si ha puesto una esperanza en nuestros corazones, no
quiere destruirla con frustraciones continuas. Todo nace para florecer en una eterna primavera. Dios también nos
hizo para florecer. Recuerdo ese diálogo cuando el roble pidió al almendro: «Háblame de Dios». Y el almendro
floreció.

Donde quiera que estés, ¡construye! Si estás en el suelo, ¡levántate! Nunca te quedes caído, levántate, deja que te
ayuden a levantarte. Si estás sentado, ¡ponte en camino! Si el aburrimiento te paraliza, ¡ahuyéntalo con buenas
obras! Si te sientes vacío o desmoralizado, pide que el Espíritu Santo llene de nuevo tu nada. Obra la paz en medio
de los hombres, y no escuches la voz de quien esparce odio y divisiones. No escuches esas voces. Los seres
humanos, por muy diferentes que sean unos de otros, han sido creados para vivir juntos. Ante los contrastes,
paciencia: un día descubrirás que cada uno es depositario de un trozo de verdad.

Ama a las personas. Ámalas una a una. Respeta el camino de todos, sea lineal o dificultoso, porque cada uno tiene
su propia historia que contar. Cada uno de nosotros tiene su propia historia que contar. Cada niño que nace es la
promesa de una vida que una vez más demuestra ser más fuerte que la muerte. Todo amor que surge es un poder
de transformación que anhela la felicidad. Jesús nos entregó una luz que brilla en las tinieblas: defiéndela,
protégela. Esa luz única es la riqueza más grande confiada a tu vida.

Y sobre todo, ¡sueña! No tengas miedo de soñar. ¡Sueña! Sueña con un mundo que todavía no se ve, pero que
ciertamente vendrá. La esperanza nos lleva a creer en la existencia de una creación que se extiende hasta su
cumplimiento definitivo, cuando Dios será todo en todos. Los hombres capaces de imaginar han regalado a la
humanidad descubrimientos científicos y tecnológicos. Han surcado los océanos, y pisado tierras que nadie había
pisado nunca. Los hombres que han cultivado esperanzas son también los que han vencido la esclavitud, y han
traído mejores condiciones de vida a esta tierra. Piensa en esos hombres.

Sé responsable de este mundo y de la vida de cada hombre. Piensa que toda injusticia contra un pobre es una
herida abierta, y disminuye tu propia dignidad. La vida no cesa con tu existencia, y a este mundo vendrán otras
generaciones que sucederán a la nuestra, y muchas más. Y cada día pide a Dios el don del valor. Recuerda que Jesús
venció al miedo por nosotros. ¡Él venció al miedo! Nuestro enemigo más traicionero no puede contra nuestra fe. Y
cuando te encuentres atemorizado frente a algunas dificultades de la vida, recuerda que no vives solo para ti. En el
bautismo, tu vida fue sumergida en el misterio de la Trinidad, y tú perteneces a Jesús. Y si un día te asustas o
piensas que el mal es demasiado grande para desafiarlo, piensa simplemente que Jesús vive en ti. Y es Él quien, a
través de ti, con su apacibilidad quiere someter a todos los enemigos del hombre: el pecado, el odio, el crimen, la
violencia; todos nuestros enemigos.

Ten siempre el valor de la verdad, pero recuerda esto: no eres superior a nadie. Recuérdalo: no eres superior a
nadie. Aunque fueras el último en creer en la verdad, no te apartes de la compañía de los hombres. Aunque vivieras
en el silencio de un eremita, lleva en tu corazón el sufrimiento de cada criatura. Eres cristiano; y en la oración todo
se lo restituyes a Dios. Y cultiva ideales. Vive por algo que sobrepasa al hombre. Y si algún día uno de estos ideales
te pasara una factura considerable, no dejes nunca de llevarlo en tu corazón. La fidelidad consigue todo. Si te
equivocas, levántate: nada es más humano que cometer errores. Y esos errores no tienen que convertirse para ti en
una prisión. No te dejes aprisionar por tus errores. El Hijo de Dios no vino por los sanos, sino por los enfermos; por
lo tanto también vino por ti. Y si te vuelves a equivocar en el futuro, no tengas miedo, ¡levántate!, ¿Sabes por qué?
Porque Dios es tu amigo.

Si te hiere la amargura, cree firmemente en todas las personas que todavía trabajan para el bien: en su humildad
está la semilla de un mundo nuevo. Relaciónate con las personas que han mantenido su corazón como el de un
niño. Aprende de la maravilla, cultiva el asombro. Vive, ama, sueña, cree. Y, con la gracia de Dios, no desesperes
nunca.

PLEGARIA UNIVERSAL.

Padre santo, los afanes e incertidumbres del mundo en que vivimos a veces nos llevan a perder la
esperanza y el horizonte, por eso te pedimos para que tu gracia y tu Espíritu nos guíen y nos
conduzcan por el camino del bien. Después de cada petición respondemos diciendo: Señor, se
nuestra luz en el camino

1. Te pedimos Señor de Luren, por toda la Iglesia, para que en medio de la incertidumbre,
del relativismo del mundo de hoy, sea luz y esperanza para los pueblos. Roguemos al
Señor

2. Te pedimos Señor de Luren, por todos los gobernantes, para que no reine sus intereses
particulares, sino que su mente y su trabajo este orientando a la búsqueda de la paz y del
bien común. Roguemos al Señor

3. Te pedimos Señor de Luren, por los enfermos, los desplazados y todos los que sufren a
causa de la injusticia y de la pobreza, para que tú Señor los fortalezcas y despiertes en
nosotros el deseo de compartir nuestros bienes. Roguemos al Señor

4. Te pedimos Señor de Luren, por todos nosotros que participamos en esta celebración, y
también por aquellos que no han podido participar, que aprendamos a vivir entre nosotros
el mandamiento del amor y estemos siempre atentos a tu llamada. Roguemos al Señor.

5. Te pedimos Señor de Luren, por quienes conforman la UGEL y la DRE, que la Sabiduría de
Dios inunde sus vidas y puedan seguir fielmente a Jesús. Roguemos al Señor.

6. Te pedimos Señor por todos nuestros hermanos, amigos y familiares que partieron a tu
encuentro, acógelos y guíalos hacia lo que es la paz que ofrece tu presencia. Roguemos
al Señor.

Padre bueno que estas siempre atento a las peticiones de tus hijos, depositamos en tu corazón,
estas súplicas, seguros de ser escuchados. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

PADRE NUESTRO

El Padrenuestro resume toda la vida cristiana: ser hijos de Dios y vivir como hijos. La esperanza se
expresa y se alimenta en la oración, particularmente en la del Padre Nuestro, resumen de todo lo que la
esperanza nos hace desear. Lo expresamos rezando, porque, aunque lo deseamos, no podemos conseguirlo
con nuestras solas fuerzas.
Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase
tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras
ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden y no nos dejes caer en
tentación; más líbranos del mal. Amén.
La Paz
Todos somos miembros del mismo Cuerpo, la Iglesia de Cristo, darnos la paz es un gesto
profundamente religioso, además de humano. Está motivado por la fe más que por la amistad:
reconocemos a Cristo en el hermano al igual que lo reconocemos en el pan y el vino.
Podemos darnos fraternalmente el saludo de la paz de manera simbólica.

AVE MARIA
La Virgen María confió plenamente en Dios; crecía en la fe, vivía en la esperanza, en la sencillez de hacer
extraordinario todo lo ordinario, ella intercede por nosotros y nos mira como hijos, con ternura. Vamos a
pedirle que nos enseñe a ser templos vivos, que pida para nosotros los dones del Espíritu y que nos contagie tu
fe y esperanza.
Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

PLEGARIA AL SEÑOR DE LUREN

Señor, postrado ante tu divina imagen


te presento mi alma desconsolada y abatida,
a ti acudo Señor, lleno de emoción y de ternura
para pedirte perdón por mis pecados y santa protección.

Señor mío de Luren,


abre tus ojos y mírame por piedad,
abre tú sacratísimo Corazón
y derrama consuelo sobre mis angustias,
ante la indiferencia humana que no mira mi dolor,
mis necesidades y mis luchas,
ante la vaciedad del mundo egoísta y frío,
ante las pasiones que todo lo destruyen,
me acerco a ti Señor,
dame resignación y fe, ayúdame a seguirte en el calvario.

¿Qué haré, Señor mío de Luren, ¿si no acudo a ti?


¿Qué haré Señor si no iluminas mis pasos?
¿Qué haré si no reconfortas mi espíritu?
¿Qué haré si no sanas mi cuerpo?
¿Qué haré Señor si no atiendes mis suplicas?
¿Qué haré Dios mío que haré?
¿Qué el signo bendito de tu gracia, encienda la virtud de mi alma,
que encuentre un refugio en tu costado abierto, que lleno de
Piedad y de amor pueda decirte:

¡DIOS MÍO Y SEÑOR MÍO!


AMEN. Ver menos

DESPEDIDA:
Después de haber celebrado con fe y esperanza el misterio de nuestra salvación, vayamos a
testimoniar con gozo a Cristo en nuestra historia y en nuestra vida diaria, viviendo la sabiduría
del Evangelio que hoy hemos escuchado…En el nombre del Padre…
Terminamos cantando
PLEGARIA AL SEÑOR DE LUREN

Señor, postrado ante tu divina imagen


te presento mi alma desconsolada y abatida,
a ti acudo Señor, lleno de emoción y de ternura
para pedirte perdón por mis pecados y santa protección.

Señor mío de Luren,


abre tus ojos y mírame por piedad,
abre tú sacratísimo Corazón
y derrama consuelo sobre mis angustias,
ante la indiferencia humana que no mira mi dolor,
mis necesidades y mis luchas,
ante la vaciedad del mundo egoísta y frío,
ante las pasiones que todo lo destruyen,
me acerco a ti Señor,
dame resignación y fe, ayúdame a seguirte en el calvario.

¿Qué haré, Señor mío de Luren, ¿si no acudo a ti?


¿Qué haré Señor si no iluminas mis pasos?
¿Qué haré si no reconfortas mi espíritu?
¿Qué haré si no sanas mi cuerpo?
¿Qué haré Señor si no atiendes mis suplicas?
¿Qué haré Dios mío que haré?
¿Qué el signo bendito de tu gracia,
encienda la virtud de mi alma,
que encuentre un refugio en tu costado abierto,
que lleno de Piedad y de amor pueda decirte:

¡DIOS MÍO Y SEÑOR MÍO!


AMEN.

1. Te pedimos Señor de Luren, por toda la Iglesia, para que en medio de la


incertidumbre, del relativismo del mundo de hoy, sea luz y esperanza para
los pueblos. Roguemos al Señor.

2. Te pedimos Señor de Luren, por todos los gobernantes, para que no reine
sus intereses particulares, sino que su mente y su trabajo este orientando
a la búsqueda de la paz y del bien común. Roguemos al Señor
3. Te pedimos Señor de Luren, por los enfermos, los desplazados y todos los
que sufren a causa de la injusticia y de la pobreza, para que tú Señor los
fortalezcas y despiertes en nosotros el deseo de compartir nuestros bienes.
Roguemos al Señor

4. Te pedimos Señor de Luren, por todos nosotros que participamos en esta


celebración, y también por aquellos que no han podido participar, que
aprendamos a vivir entre nosotros el mandamiento del amor y estemos
siempre atentos a tu llamada. Roguemos al Señor.

5. Te pedimos Señor de Luren, por quienes conforman la Unidad de Gestión


Educativa Local UGEL y la Dirección Regional de Educación DRE, que la
Sabiduría de Dios inunde sus vidas y puedan seguir fielmente a Jesús.
Roguemos al Señor.

6. Te pedimos Señor por todos nuestros hermanos, amigos y familiares que


partieron a tu encuentro, acógelos y guíalos hacia lo que es la paz que
ofrece tu presencia. Roguemos al Señor.

Evangelio según san Lucas: 12, 8-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro que a todo aquel
que me reconozca abiertamente ante los hombres, lo reconocerá abiertamente el
Hijo del hombre ante los ángeles de Dios; pero a aquel que me niegue ante los
hombres, yo lo negaré ante los ángeles de Dios.
A todo aquel que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará;
pero a aquel que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
Cuando los lleven a las sinagogas y ante los jueces y autoridades, no se
preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo
les enseñará en aquel momento lo que convenga decir’’. Palabra del Señor.

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