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Seminario Diocesano
Del Buen Pastor
Seminario del Buen Pastor
PRESENTACIÓN
El año litúrgico comienza nuevamente con el tiempo del adviento, este año
2019-2020 retomaremos el Ciclo A, escucharemos al evangelista San Mateo
que nos anuncia la Buena Nueva de Jesús.
El ciclo de la Navidad, el cual tiene por excelencia la festividad del
nacimiento del Señor Jesús, lo antecede el adviento como un tiempo de
espera y de preparación, un tiempo fuerte de reflexión que impulse a nuestros
corazones a confrontarse, a esta altura de mi vida, como me voy preparando
para la llegada del Señor Jesús.
El material que a continuación presentamos, está dirigido a la comunidad
seminario, para poder llevar a sus comunidades de apostolado. La dimensión
de pastoral ha preparado un subsidio, el cual contiene algunos elementos que
nos pueden beneficiar, en los temas con nuestros grupos o en la elaboración
de un retiro propio del tiempo, se sugiere a la comunidad de nuestro
seminario adaptar los contenidos a las necesidades propias de su parroquia.
En el subsidio de adviento encontrarás: tema sobre la esperanza en el
adviento; seguido de una catequesis, que contiene los elementos propios y
significativos a considerar, incluye algunas breves oraciones para encender
las velas durante los domingos del tiempo; una Hora Santa, donde se ha
tratado de exaltar la virtud de la caridad, como itinerario formativo y, por
último, encontrarás un cantoral, propio de adviento.
Un agradecimiento especial al equipo que colaboró en la elaboración de este
material, a los seminaristas José Miguel Gámez, Miguel Ángel Maldonado,
Uriel Jovanny Rosete y Jorge Edgar Mercado
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TEMA:
LA ESPERANZA EN EL ADVIENTO
Objetivo: Reflexionar con el pueblo de Dios el tema de la esperanza como una virtud
teologal del creyente ante la venida del salvador; una esperanza que dispone al corazón a
recibirlo, en la sociedad y en la Iglesia, una esperanza puesta en Dios.
Oración, a partir de la iluminación bíblica: Jn 1, 9-15
Canto: Ven Señor no tardes.
Esperanza un signo de contradicción para el mundo de hoy
La expresión ¡Ven Señor Jesús! Que circunda todo el tiempo del
adviento, tiene de fondo un profundo anhelo: que Jesús ya esté entre
nosotros. Lo que implica preparar la vida, la familia, la Iglesia y la
sociedad en la que vivimos, para que, cuando llegue el Señor,
encuentre una plena disposición de todos los hombres.
Dado que el hombre desconoce cuándo vendrá el Señor, el creyente permanece en una
constante espera, viviendo una de las grandes virtudes: la esperanza, como la firme
seguridad que acontecerá sin saber en qué momento. «La virtud de la esperanza
corresponde al anhelo de la felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume
las esperanzas que inspiran las actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas al
Reino de los cielos; protege del desaliento y sostiene en todo desfallecimiento» (CEC 1818).
Ante la inminente llegada del Señor, uno supondría que todos los hombres a una sola voz
gritarían ¡Ven Señor! Tratándose mutuamente como hermanos, viviendo en una sociedad
más justa, velando por los más necesitados, buscando el bien común, saliendo a las
periferias para integrar a los descartados. Sin embargo, los signos de nuestros tiempos,
denotan que no es así. No se vislumbra una actitud de acogimiento a las personas, sino
más bien, una actitud individualizada, egocéntrica, hedonista, aislante, una cultura del
descarte y una lucha incesante contra la vida.
El grito en la sociedad no es un ¡Ven Señor! es más bien un ¡Vete! ¡quítate! ¡hazte a un
lado! ¡no vengas! ¡me estorbas! que se desarrolla en un ambiente crítico de nuestra
sociedad y que afecta directamente a todos los fieles que integran la Iglesia.
La Iglesia a imagen de Jesucristo tiene que ser ese signo de esperanza para todos los
hombres y al mismo tiempo de contradicción, para las nuevas culturas de muerte. Siendo
imagen de Jesucristo, resuena aquella profecía de Simeón a la Virgen María en el templo
“Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de
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CATEQUESIS:
Signos del mundo de los hombres. En la vida humana, signos y símbolos ocupan un lugar
importante. El hombre, siendo un ser a la vez corporal y espiritual, expresa y percibe las
realidades espirituales a través de signos y símbolos para comunicarse con los demás, mediante
el lenguaje, gestos y acciones. Lo mismo sucede en su relación con Dios. CEC 1146
¿Por qué hemos partido de una reflexión del signo y el símbolo y no más bien del adviento?
Por el hecho de que también el tiempo en la liturgia tiene un carácter de signo. Pues no
sólo se recuerda un suceso acontecido en el pasado, sino que se actualiza, esa actualización
es participación del Misterio de Cristo. Así el tiempo de advierto no sólo nos recuera la
venida histórica en la carne, del Verbo, sino que además nos invita a preparar el corazón
para su venida definitiva, en el día a día de su venida en los sacramentos y en la persona
del prójimo.
Es precisamente este tiempo litúrgico -el adviento- el que nos puede ayudar a recuperar
lo simbólico en la Iglesia, por los diferentes signos que se encuentran en él y los símbolos
que partiendo de lo visible nos llevan al amor de lo invisible. Observemos groso modo
algunos aspectos simbólicos de este tiempo.
En tiempo de moderación
Un signo del adviento es la austeridad, veamos lo que nos dice a propósito de la
ornamentación la Instrucción General del Misal Romano:
En el tiempo de Adviento adórnese el altar con flores con la moderación conveniente al carácter
de este tiempo, sin que se anticipe la plena alegría de la Natividad del Señor. IGMR 305
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El color morado
El morado es el color de la penitencia la conversión y dolor. El tiempo litúrgico del
adviento es una buena oportunidad para purificar el corazón y volver al Señor. Es un
tiempo de espera, pero marcada por un proceso de conversión. El color morado nos
recuerda este significado.
d)El morado se emplea en el tiempo de Adviento y de Cuaresma. Puede también usarse en los
Oficios y Misas de difuntos. IGMR. 346
La corona de adviento
La corona de adviento es un claro ejemplo de la
inculturación del Evangelio. Sus orígenes se
remontan a los siglos IV y VI entre los pueblos
germanos pre-cristianos generalmente asociada
a cultos paganos, ya que recolectaban las
ramas verdes de los árboles y las quemaban
durante el invierno como señal de espera del
pronto retorno de la primavera, es probable que también se asociara a un culto solar. De
modo semejante a la instauración de la fiesta de la natividad del Señor para contrarrestar
la celebración pagana del sol invicto romano, así también la corona de los germanos pasó
a ser signo de la espera de Cristo. Durante el siglo XVI se dio esta adaptación de un
símbolo pagano que se transformó tanto para católicos como para protestantes en símbolo
del Adviento. Su composición es sencilla, consta de circulo formado de ramas de pino, en
cuya superficie se colocan cuatro velas que serán encendidas durante el adviento, domingo
tras domingo hasta llegar a la solemnidad de la Navidad.
La forma circular, según las interpretaciones más comunes representa la eternidad, pues
el circulo no tiene principio ni fin. Las ramas verdes de pino son símbolo de la esperanza
y la vida. Las cuatro velas que se encienden de una en una, durante los cuatro domingos
que conforman el adviento simbolizan la luz en medio de las tinieblas, cada domingo es
encendida la esperanza en los corazones de la humanidad hasta llegar a la Natividad,
entonces Cristo es luz perene que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. El color
rojo del listón que adorna la corona y forma un moño representa el amor de Dios a la
humanidad.
Conclusión
Es importante recuperar lo simbólico en la liturgia, esta dimensión se ha visto relegada
por un ritualismo exagerado o por la improvisación y el descuido que arruinan la
celebración, y es comprensible que para muchos ya no signifique mucho lo que se realiza
en ella, por eso es importante recuperar el carácter mistagógico de la liturgia y que mejor
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que partiendo de pequeños detalles que nos ayuden a comprender lo que celebramos en
este adviento y no a repetirlo sólo por tradición.
ACTO DE CONTRICCIÓN
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...
REFLEXIÓN.
Guía: Vigilar significa estar atentos, salir al encuentro del Señor, que quiere entrar, este
año más que el pasado, en nuestra existencia, para darle sentido total y salvarnos.
PADRE NUESTRO
Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre Nuestro...
CONCLUSION
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvos. Amén.
SEGUNDO DOMINGO
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
ACTO DE CONTRICCIÓN
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
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LITURGIA DE LA PALABRA.
Lectura de la II carta de San Pedro 3,13-14: “Nosotros esperamos según la promesa de Dios
cielos nuevos y tierra nueva, un mundo en que reinará la justicia. Por eso, queridos hermanos,
durante esta espera, esfuércense para que Dios los halle sin mancha ni culpa, viviendo en
paz". Palabra de Dios.
(Breve pausa para meditar)
REFLEXIÓN
Guía: ¿Qué va a cambiar en mí, en nosotros en este Adviento? ¿Se notará que creemos de
veras en Cristo?
PADRE NUESTRO.
Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro...
CONCLUSION.
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén.
TERCER DOMINGO
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
ACTO DE CONTRICCIÓN
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...
LITURGIA DE LA PALABRA.
Lectura de la Primera carta a los Tesalonicenses 5,23: “Que el propio Dios de la paz los
santifique, llevándolos a la perfección. Guárdense enteramente, sin mancha, en todo su
espíritu, su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor”. Palabra de
Dios.
(Breve pausa para meditar)
REFLEXIÓN.
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Guía: Los hombres de hoy no verán en persona a Cristo en esta Navidad. Pero sí verán a
la Iglesia, nos verán a nosotros. ¿Habrá más luz, más amor, más esperanza reflejada en
nuestra vida para que puedan creer en El?
ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.
Guía: En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la
buena noticia: ¡El Señor va a llegar! ¡Preparen sus caminos, porque ya se acerca! Adornen
su alma como una novia se engalana el día de su boda. ¡Ya llega el mensajero! Juan
Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.
Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para
que brilles, llama para que calientes. Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz,
¡caliéntanos en tu amor!
PADRE NUESTRO.
Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro...
CONCLUSION.
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén
CUARTO DOMINGO
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
ACTO DE CONTRICCIÓN
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura: Rm 13,13-14 "Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de
comilonas y borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos
del Señor Jesucristo". "Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".
Segunda lectura: 2 Tes. 1,6-7 "Es justo a los ojos de Dios pagar con alivio a vosotros, los
afligidos, y a nosotros, cuando el Señor Jesús se revele, viniendo del cielo acompañado de sus
poderosos ángeles, entre las aclamaciones de su pueblo santo y la admiración de todos los
creyentes." "Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".
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Humildad y gloria
El Nacimiento de Jesús
MEDITACION
La Virgen y San José, con su fe, esperanza y caridad salen victoriosos en la prueba. No
hay rechazo, ni frío, ni oscuridad ni incomodidad que les pueda separar del amor de Cristo
que nace. Ellos son los benditos de Dios que le reciben. Dios no encuentra lugar mejor que
aquel pesebre, porque allí estaba el amor inmaculado que lo recibe.
Nos unimos a La Virgen y San José con un sincero deseo de renunciar a todo lo que impide
que Jesús nazca en nuestro corazón.
ORACIÓN FINAL
Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido
la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la
resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.
Todos: "Amén"
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HORA SANTA
Monición de entrada:
El adviento es un tiempo de preparación en la caridad para recibir a Jesús, a través de los
hermanos. Abramos nuestro corazón al encuentro con Cristo Eucaristía para que
transforme nuestra vida, nos conceda la conversión y seamos capaces de reconocerlo y
amarlo en los hermanos.
Rito de exposición
Canto de entrada:
Creemos en Jesús Sacramentado, Padrenuestro, Ave María…
Canto:
Esperamos en Jesús, Padrenuestro, Ave María…
Canto:
Amamos a Jesús Sacramentado, Padrenuestro, Ave María…
Canto
De las homilías del santo padre Benedicto XVI, sobre el adviento
El significado de la expresión "Adviento" comprende también el de visitatio, que
simplemente quiere decir "visita"; en este caso se trata de una visita de Dios: él entra en
mi vida y quiere dirigirse a mí. En la vida cotidiana todos experimentamos que tenemos
poco tiempo para el Señor y también poco tiempo para nosotros. Acabamos dejándonos
absorber por el "hacer". ¿No es verdad que con frecuencia es precisamente la actividad lo
que nos domina, la sociedad con sus múltiples intereses lo que monopoliza nuestra
atención? ¿No es verdad que se dedica mucho tiempo al ocio y a todo tipo de diversiones?
A veces las cosas nos "arrollan".
El Adviento, nos invita a detenernos, en silencio, para captar una presencia. Es una
invitación a comprender que los acontecimientos de cada día son gestos que Dios nos
dirige, signos de su atención por cada uno de nosotros. ¡Cuán a menudo nos hace percibir
Dios un poco de su amor! Escribir —por decirlo así— un "diario interior" de este amor
sería una tarea hermosa y saludable para nuestra vida. El Adviento nos invita y nos
estimula a contemplar al Señor presente. La certeza de su presencia, ¿no debería
ayudarnos a ver el mundo de otra manera? ¿No debería ayudarnos a considerar toda
nuestra existencia como "visita", como un modo en que él puede venir a nosotros y estar
cerca de nosotros, en cualquier situación?
Otro elemento fundamental del Adviento es la espera, una espera que es al mismo tiempo
esperanza. El Adviento nos impulsa a entender el sentido del tiempo y de la historia como
"kairós", como ocasión propicia para nuestra salvación. Jesús explicó esta realidad
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Por todos los aquí reunidos, para que nos preparemos a la venida de tu Hijo a través de
la caridad sincera en medio de la familia, la comunidad y la sociedad, roguemos al Señor.
Se pueden añadir algunas intenciones liebres
Concluyamos nuestra oración con las palabras que Jesucristo nos enseñó. Padre nuestro…
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CANTORAL
Cuidaremos el camino
para cuando al fin tú vengas, Por una senda oscurecida,
vestido de nuestra carne.
vamos en busca de la luz.
Ven, Señor, ven, Señor Jesús.
Luz y alegría sin medida
encontraremos en Jesús.
pueblo Él será guía,
juntos iremos a reinar.
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INDICE
PRESENTACIÓN…………………………………………………………………. 2
TEMA: LA ESPERANZA EN EL ADVIENTO…………………………………. 3
CATEQUESIS LOS PRINCIPALES SIGNOS DEL ADVIENTO……………… 7
Oraciones para encender las velas del Adviento……………………………... 9
HORA SANTA …………………………………………………………………….. 13
CANTORAL………………………………………………………………………… 16
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