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MEDIOS DE QUE GOZA EL TITULAR DE UN DERECHO DE

APROVECHAMIENTO DE AGUAS PARA PODER EJERCERLO. EN


PARTICULAR, DE LAS SERVIDUMBRES

Gonzalo Muñoz Escudero


Profesor de Derecho de Aguas
Magister en Derecho de Aguas

Una de las características que ofrece el derecho de


aprovechamiento de aguas, de acuerdo con la normativa vigente, es que
no existe plazo dentro del cual su titular deba comenzar a ejercerlo. Es
más, éste ni siquiera está obligado a ello, estando facultado - incluso -
para nunca ejercerlo1.
No obstante lo anterior, el Código de Aguas actual está estructurado
para que el derecho de aprovechamiento sea efectivamente ejercido por
su titular; en definitiva, para que éste extraiga realmente desde la
respectiva fuente natural las aguas sobre las que tal derecho recae, para
darles una utilización efectiva.
En consecuencia, para facilitar tal ejercicio, la legislación en vigor
sobre la materia, contenida fundamentalmente -más no en forma
exclusiva- en el Código de Aguas de 1981, concede al titular del derecho
de aprovechamiento el derecho a los medios necesarios para ejercitarlo;
siendo este el principio rector sobre el particular, consagrado en el
artículo 8 de dicho cuerpo legal. Norma esta última análoga a la que,
respecto de las servidumbres, está contenida en el artículo 828 del Código

1
Ello es sin perjuicio de la aplicación de una patente por la no utilización de las aguas, materia a la cual
se refiere el Título XI del Libro I del Código de Aguas (artículos 129 bis 4 y siguientes), introducido por la
Ley N° 20.017 (“Diario Oficial” de 16/06/2005).

1
Civil. Incluso, los ejemplos que se dan en uno y otro precepto son
idénticos: "Así, el que tiene derecho a sacar agua de una fuente situada en
la heredad vecina, tiene el derecho de tránsito para ir a ella, aunque no se
haya establecido expresamente en el título".
Pues bien, los aludidos medios necesarios de que goza el titular de
un derecho de aprovechamiento para poder ejercerlo, son los tres que se
indican a continuación:
I. REALIZACIÓN, A SU COSTA, DE LAS OBRAS INDISPENSABLES PARA EJERCITARLO.
II. CONCESIÓN DE LOS TERRENOS DE DOMINIO PÚBLICO NECESARIOS PARA HACER

EFECTIVO EL DERECHO DE APROVECHAMIENTO.

III. FACULTAD DE IMPOSICIÓN DE SERVIDUMBRES.


Es a esta última facultad a la cual paso a referirme a continuación.
1. Servidumbres en general.
a) Definición.
La servidumbre, en general, se encuentra definida en el
artículo 820 del Código Civil, como “el gravamen impuesto sobre un predio
en utilidad de otro predio”. Como es sabido, la doctrina agrega otro
elemento a esta definición, cual es que ambos predios deben pertenecer a
distinto dueño.
b) Clasificaciones.
A continuación, las servidumbres, en general, pueden ser
clasificadas desde diversos puntos de vista; clasificaciones todas que es
relevante tener presente al momento de analizar este gravamen en lo que
al derecho de aprovechamiento se refiere. En efecto, las servidumbres
pueden ser clasificadas:
i) Según su objeto, en:

2
● Positiva, que es, en general, la que sólo impone al
dueño del predio sirviente la obligación de dejar hacer;
● Negativa, que impone al dueño del predio
sirviente la prohibición de hacer algo, que sin la servidumbre le sería lícito
(Artículo 823 del Código Civil).
ii) Según sus caracteres:
1ª Clasificación:
● Aparente, que es la que está continuamente a la
vista;
● Inaparente, que es la que no se conoce por una
señal exterior (Artículo 824 del Código Civil).
2ª Clasificación:
● Continua, que es la que se ejerce o se puede
ejercer continuamente, sin necesidad de un hecho actual del hombre,
como la servidumbre de acueducto por un canal artificial que pertenece
al predio dominante;
● Discontinua, la que se ejerce a intervalos más o
menos largos de tiempo, y supone un hecho actual del hombre (Artículo
822 del Código Civil).
iii) Según su fuente u origen, en:
● Naturales, que provienen de la natural situación
de los lugares;
● Legales, que son impuestas por la ley;
Éstas se subdividen, a su vez, en relativas al uso
público, o a la utilidad de los particulares, siendo las primeras:
- El uso de las riberas en cuanto necesario
para la navegación o flote, que se regirá por el Código de Aguas.

3
- Las demás determinadas por los
reglamentos u ordenanzas respectivas (Artículo 839 del Código Civil).
Las servidumbres legales relativas a la utilidad de
los particulares son asimismo determinadas por las ordenanzas de policía
rural; y entre ellas se incluye la de acueducto (Artículo 841 del Código
Civil).
● Voluntarias, que son constituidas por un hecho
del hombre (Artículo 831 del Código Civil).
2. Marco regulatorio de las servidumbres en Derecho de Aguas.
En cuanto, a las normas por las cuales se rigen las servidumbres en
materia de Derecho de Aguasque puede imponer el titular de un derecho
de aprovechamiento para ejercerlo, cabe precisar que se aplican, en
primer lugar, las normas que sobre esta materia se contienen en el propio
Código de Aguas (párrafo 1. del Título VII del Libro I, artículos 69 y
siguientes).
A continuación, deben aplicarse las normas pertinentes del Código
Civil (Título XI del Libro II, artículos 820 y siguientes) y leyes especiales
(como, por ejemplo, la Ley General de Servicios Sanitarios 2; la Ley 6.9773,
que “dispone que la servidumbre de alcantarillado en predios urbanos
sólo puede adquirirse por medio de escritura pública inscrita en el
Conservador de Bienes Raíces”; la Ley General de Servicios Eléctricos en
materia de energía eléctrica4; la Ley Nº 11.4025, que dispone que las obras
de defensa y regularización de las riberas y cauces de los ríos, lagunas y

2
Decreto con Fuerza de Ley Nº 382, del Ministerio de Obras Públicas, de fecha de 30 de Diciembre de
1988 (“Diario Oficial” de 21 de Junio de 1989).
3
“Diario Oficial” de 16 de Julio de 1941.
4
Decreto con Fuerza de Ley Nº 4/20.018, del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción
(Subsecretaría de Economía, Fomento y Reconstrucción), de fecha 12 de Mayo de 2006, que fija el texto
refundido, coordinado y sistematizado del Decreto con Fuerza de Ley Nº 1, de Minería, de 1982 (“Diario
Oficial” de 5 de Febrero de 2007).
5
“Diario Oficial” de 16 de Diciembre de 1953.

4
esteros que se realicen con participación fiscal, solamente podrán ser
ejecutadas y proyectadas por la Dirección de Obras Sanitarias del
Ministerio de Obras Públicas, prescribiendo su artículo 16 que
“Establécense las servidumbres necesarias para la ejecución de los
trabajos que se deriven de la aplicación de la presente ley, las que se
pagarán a justa tasación de peritos cuando no hubiere convenio directo
entre las partes” (inciso 1º). “Los propietarios de los predios afectados
quedarán obligados a dar las facilidades necesarias para la vigilancia y
manutención de las obras ejecutadas” (inciso 2º).
El primero de los mencionados cuerpos legales -el Código de Aguas-
establece expresamente la posibilidad de imponer servidumbres por parte
del titular de un derecho de aprovechamiento, en sus artículos 8, en
cuanto señala que el que tiene un derecho de aprovechamiento lo tiene,
también, a los medios necesarios para ejercitarlo; 9, toda vez que faculta a
ese mismo titular para hacer, a su costa, las obras indispensables para
ejercitar su derecho6; y, especialmente, el artículo 25: "El derecho de
aprovechamiento conlleva, por el solo ministerio de la ley, la facultad de
imponer todas las servidumbres necesarias para su ejercicio, sin perjuicio
de las indemnizaciones correspondientes".
Por otra parte, y como contrapartidaen concordancia con lo
anterior, el artículo 9 de la Ley General de Servicios Sanitarios señala que
“Las concesiones otorgan el derecho a usar bienes nacionales de uso
público para construir o instalar infraestructura sanitaria, siempre que no
altere, en forma permanente, la naturaleza y finalidad de éstos. Asimismo,

6
En similar sentido, el artículo 829 del Código Civil dispone que “El que goza de una servidumbre puede
hacer las obras indispensables para ejercerla; pero serán a su costa, si no se ha establecido lo contrario;
y aun cuando el dueño del predio sirviente se haya obligado a hacerlas o repararlas, le será lícito
exonerarse de la obligación abandonando la parte del predio en que deban hacerse o conservarse las
obras”.

5
otorgan el derecho a imponer servidumbres, que se constituirán en
conformidad con lo establecido en el Código de Aguas”.
En análogo sentido, el artículo 74 inciso 2° de la Ley General de
Pesca y Acuicultura7 dispone que “Los titulares de autorizaciones de
acuicultura tendrán, para los efectos de constituir las servidumbres
necesarias para el desarrollo de sus actividades, los
mismos derechos que otorga el Código de Aguas, a los
titulares de derechos de aprovechamiento”.
A continuación, el Código de Aguas y las diversas leyes
anteriormente citadas, regulan en particular algunas servidumbres
relacionadas con el ejercicio de derechos de aprovechamiento o con otros
aspectos vinculados a utilizaciones del recurso hídrico para distintos fines;
y es al análisis de tales gravámenes al cual se entrará a continuación.
El fin perseguido por el legislador con el establecimiento de las
servidumbres es el ya señalado, en el sentido de dar a los titulares de
derechos de aprovechamiento de aguas, todas las facilidades necesarias
para el ejercicio de los mismos.
Ahora bien, con respecto a dichas servidumbres, podemos hacer
una distinción, según el cuerpo legal en el cual estén establecidas:
3. Servidumbres reguladas en el Código de Aguas.
a) Servidumbre de acueducto. Se encuentra definida en los
artículos 76 del Código de Aguas y 861, inciso 2º, del Código Civil, en los
siguientes términos: “Es aquella que autoriza a conducir aguas por un
predio ajeno a expensas del interesado”.
En cuanto a las características de esta servidumbre, es posible
señalar que, por expresa disposición del artículo 841 del Código Civil, es
7
Decreto Supremo N° 430, del Ministerio de Economía, Fomento Y Reconstrucción, de 28 de Septiembre
de 1991 (“Diario Oficial” de 21 de Enero de 1992).

6
una servidumbre legal. Ello, siempre que se den las condiciones que más
adelante se señalan. De no ser así, este gravamen podrá ser establecido
voluntariamente.
Por otra parte, esta servidumbre puede ser aparente o
inaparente, según que la conducción de las aguas se encuentre a la vista
del hombre o no; y puede ser, también, continua o discontinua, según si
requiere o no un hecho actual del hombre para su ejercicio.
Por tratarse de una servidumbre legal, no requiere acto de
autoridad alguna para su constitución. No obstante ello, se hace necesario
regular su ejercicio, lo cual se puede efectuar por mutuo acuerdo de las
partes o, en su defecto, por el juez8.
Ahora bien, para que se tenga derecho a imponer
forzosamente una servidumbre una de acueducto, quien pretenda que se
establezca a su favor tal gravamen legal, debe cumplir, copulativamente,
los siguientes requisitos:
i) Desde luego, debe ostentar un título legítimo sobre un
derecho de aprovechamiento. Esta exigencia se desprende de lo dispuesto
en el artículo 25 del Código de Aguas, en cuanto es sólo ese derecho el
que conlleva, por el ministerio de la ley, la facultad de imponer todas las
servidumbres necesarias para su ejercicio, sin perjuicio de las
indemnizaciones correspondientes.

8
Por expresa disposición del artículo 177 del Código de Aguas, el juicio respectivo se tramitará de
acuerdo con las reglas del procedimiento sumario. En efecto, dispone dicho artículo, que “Los juicios
sobre constitución, ejercicio y pérdida de los derechos de aprovechamiento de aguas y todas las demás
cuestiones relacionadas con ellos, que no tengan procedimiento especial, se tramitarán conforme al
procedimiento sumario establecido en el Título XI del Libro III del Código de Procedimiento Civil”. En este
mismo sentido, es posible citar el artículo 680, N° 2°, del Código de Procedimiento Civil, según el cual se
aplica el procedimiento sumario a las cuestiones que se susciten sobre constitución, ejercicio,
modificación o extinción de servidumbres naturales o legales y sobre las prestaciones a que ellas den
lugar.

7
Además, sólo un título legítimo otorga posibilidades
jurídicas sobre un derecho de aprovechamiento y, consecuencialmente,
sobre elas aguas respecto de las que aquél ese derecho recae.
En efecto, es el derecho de aprovechamiento la única
institución jurídica que autoriza a extraer aguas desde la fuente natural en
la que éstas se encuentren, para hacer de ellas una utilización exclusiva y
excluyente; y, por tanto, para conducirlas por cauces artificiales, incluso a
través de predios ajenos, hasta el lugar en que ha de efectuarse dicha
utilización exclusiva y excluyente.
ii) La heredad en la cual se quieran utilizar las aguas debe
carecer de otra fuente desde la cual abastecerse del recurso. En efecto,
dispone el artículo 861, inciso 1°, del Código Civil, que “Toda heredad está
sujeta a la servidumbre de acueducto en favor de otra heredad que
carezca de las aguas necesarias para el cultivo de sementeras,
plantaciones o pastos, o en favor de un pueblo que las haya menester para
el servicio doméstico de los habitantes, o en favor de un establecimiento
industrial que las necesite para el movimiento de sus máquinas”.
En similar sentido, el artículo 77 del Código de Aguas
prescribe que “Toda heredad está sujeta a la servidumbre de acueducto en
favor de un pueblo, industria, mina u otra heredad que necesite conducir
aguas para cualquier fin”.
Cabe destacar aquí la diferencia existente entre lo
prescrito por el Código Civil, por una parte, y por el Código de Aguas, por
otra, en cuanto a las utilizaciones de aguas sobre las cuales recae el
derecho de aprovechamiento cuyo ejercicio autoriza imponer la
servidumbre legal de acueducto.

8
En efecto, el primero de dichos cuerpos legales señala
expresamente tales utilizaciones, en tanto que el segundo habla
solamente de “cualquier fin”.
Ello obedece a la circunstancia de acuerdo con el
vigente esquema legal en materia de aguas, el derecho de
aprovechamiento no está unido a un uso determinado de las aguas sobre
las cuales recae, salvo casos muy excepcionales (como podría ser, por
ejemplo, la situación prevista en el artículo 68 9 de la Ley General de Pesca
y Acuicultura10); sino que, por el contrario, el titular de un derecho de
aprovechamiento, por regla general, puede destinar a cualquier finalidad
el agua correspondiente a tal derecho, respetando -evidentemente- las
características esenciales del mismo y las eventuales limitaciones o
restricciones a que pudiera estar sujeto su ejercicio en un momento
determinado (por ejemplo, declaración de zona de escasez; o reducción
temporal, si se trata de un derecho de aprovechamiento que recae sobre
aguas subterráneas).
iii) Indisolublemente unido a la imposición de la
servidumbre de acueducto, se encuentra el pago, por parte del titular de
este derecho real, de las indemnizaciones correspondientes.
Ello es evidente, por cuanto con la imposición de la
servidumbre se está causando un perjuicio al dueño del predio sirviente y,
sabido es que, todo perjuicio debe ser indemnizado. De lo contrario,
habría un enriquecimiento sin causa, en este caso, para el titular de la

9
“La Dirección General de Aguas deberá preferir a la persona que acredite la calidad de acuicultor, en el
caso de oposición a que se refiere el inciso tercero del artículo 141, del Código de Aguas, salvo aquellas
referidas a la obtención de derechos consuntivos de aguas destinadas a consumo humano”.
10
Decreto Supremo Nº 430, del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción (Subsecretaría de
Pesca), de fecha 28 de Septiembre de 1991, que fija el texto refundido, coordinado y sistematizado de la
Ley Nº 18.892, de 1989 y sus Modificaciones, Ley General de Pesca y Acuicultura (“Diario Oficial” de 21
de Enero de 1992).

9
servidumbre, lo cual no es admisible según los principios generales de
nuestra legislación común11.
En cuanto a qué es lo que se indemniza, ello está dicho
en el artículo 82 del Código de Aguas y es, básicamente, lo siguiente:
● El precio de todo el terreno y las mejoras
afectadas por el acueducto;
● El de un espacio a cada uno de los costados del
acueducto, que está definido en esta misma norma legal;
● Todo perjuicio ocasionado por la construcción del
acueducto y por sus filtraciones, derrames y desbordes que puedan
imputarse a defectos de construcción o mal manejo del mismo.
Sobre esta materia, la Corte Suprema ha resuelto:
“Tercero: Que los sentenciadores tuvieron por establecidos los
siguientes hechos: (…) Sobre la base de dichas circunstancias
fácticas concluyeron la existencia de todos los requisitos legales
para la constitución de la servidumbre de acueducto, estimando
respecto del monto definitivo que corresponde pagar como
valor de indemnización por la constitución del gravamen a
imponer sobre el predio sirviente, que no puede tomarse en
consideración el precio esperado por la venta de parcelas de
agrado, por no constar en autos la enajenación de ninguno de
los lotes, manteniéndose el destino agrícola del inmueble, por lo
que el precio referido por la demandada como el "esperado", no
es más que una mera expectativa.
Cuarto: Que, en primer lugar, resulta correcta la decisión del
tribunal de alzada al entender la improcedencia de incorporar
dentro del monto indemnizatorio el precio esperado recibir por
la venta de parcelas de agrado por parte de la demandada y la
11
Es este -el impedir el enriquecimiento injusto-, por lo demás, uno de los principios inspiradores del
Código Civil, según el profesor y autor Carlos Ducci Claro (“Derecho Civil. Parte General. Cuarta Edición
Actualizada”. Editorial Jurídica de Chile, página 32).

10
pérdida de valor comercial del inmueble, habida consideración
del actual destino de los lotes que comprende el proyecto de
subdivisión, resultando improcedente concluir una
subvaloración de los perjuicios como lo plantea el recurrente” 12.
Ahora bien, además de su imposición por la ley, la
servidumbre de acueducto puede adquirirse, también, tal como ya se ha
señalado, por otras vías; lo que ocurrirá, evidentemente, cuando no se
den todas las condicionantes antes señaladas para que tenga el carácter
de legal.
En efecto, la servidumbre de acueducto podrá constituirse
también voluntariamente por el dueño del predio sirviente, de acuerdo
con las reglas generales que rigen a este tipo de servidumbres, las que
están contenidas en los artículos 880 y siguientes del Código Civil; a las
cuales se remite el artículo 108 del Código de Aguas. A ese respecto,
dispone la primera de dichas normas legales que “Cada cual podrá sujetar
su predio a las servidumbres que quiera, y adquirirlas sobre los predios
vecinos con la voluntad de sus dueños, con tal que no se dañe con ellas al
orden público ni se contravenga a las leyes” (inciso 1º). “Las servidumbres
de esta especie también pueden adquirirse por sentencia de juez en los
casos previstos por las leyes” (inciso 2º).
Dentro de esta constitución voluntaria de la servidumbre de
acueducto, se incluye también el modo denominado “destinación de
padre de familia”, el cual puede ser definido en los siguientes términos:
“El acto por el cual una persona establece entre dos heredades que le
pertenecen o entre dos partes de una heredad, un estado de cosas que
constituiría servidumbre si las heredades o sus partes pertenecieran a
diferentes dueños” (Alessandri y Somarriva).

12
Causa rol N° 33.338-2016, de la Corte Suprema.

11
Si con posterioridad ambas partes del mismo predio pasan a
pertenecer a personas distintas o bien, si se transfiere el dominio de una
de las heredades; ese gravamen, que antes se llamaba “servicio” (por
tratarse de inmuebles de un mismo dueño), se constituye en servidumbre
(Recuérdese que es de la esencia de la servidumbre que el predio
dominante y el sirviente sean de distinto dueño). En este caso, “se dice
que esta servidumbre se ha constituido por destinación del padre de
familia” (Mismos autores).
A este modo de constitución de la servidumbre de acueducto,
se refiere el artículo 88 del Código de Aguas: “Cuando una heredad se
divide por partición, venta, permuta o por cualquiera otra causa entre dos
o más personas y se dividen también los derechos de aprovechamiento que
la benefician, las hijuelas superiores quedarán gravadas con servidumbre
de acueducto en beneficio de las inferiores, sin indemnización alguna,
salvo estipulación en contrario y todo sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo 881 del Código Civil”.
A su vez, éste último dispone que “Si el dueño de un predio
establece un servicio continuo y aparente a favor de otro predio que
también le pertenece, y enajena después uno de ellos, o pasan a ser de
diversos dueños por partición, subsistirá el mismo servicio con el carácter
de servidumbre entre los dos predios a menos que en el título constitutivo
de la enajenación o de la partición se haya establecido expresamente otra
cosa”.
Nótese que, de acuerdo con esta última norma legal, para que
sea procedente la constitución de la servidumbre por esta vía, debe
tratarse de un servicio “continuo” y “aparente”.

12
Por otra parte, la servidumbre de acueducto puede adquirirse
también por prescripción, siempre que tenga el carácter de continua y
aparente.
Ello, por aplicación de las reglas generales de Derecho Común.
En efecto, dispone el artículo 882 del Código Civil, que “Las
servidumbres discontinuas de todas clases y las servidumbres continuas
inaparentes sólo pueden adquirirse por medio de un título; ni aun el goce
inmemorial bastará para constituirlas” (inciso 1º). “Las servidumbres
continuas y aparentes pueden adquirirse por título o por prescripción de
cinco años” (inciso 2º).
Ahora bien, el Código de Aguas reglamenta muy
detalladamente todo lo relativo al trazado del acueducto; las
características que éste debe tener; las obras que deben ejecutarse al
construirlo; los derechos y obligaciones, tanto del titular del derecho de
servidumbre, como, asimismo, del dueño del predio sirviente, etc.
De todo ese conjunto de normas, interesa destacar solamente
tres aspectos:
i) Aquél al cual se refiere el artículo 78 del Código de
Aguas.
Especial relevancia tiene el inciso 2° de esta disposición,
en cuanto establece que la obligación de construir las obras a que alude su
inciso 1° se refiere a la época de la constitución de la servidumbre.
A contrario sensu, el dueño del predio sirviente no
podría exigir la ejecución de tales obras, una vez ya constituida la
servidumbre de acueducto.
ii) Aquéllos contenidos en los artículos 84 y 85 del Código
de Aguas.

13
Los incisos 1º y 2º del artículo 85 disponen lo siguiente:
“El que tuviere un derecho de aprovechamiento en un
cauce natural de uso público podrá utilizar la bocatoma de un canal
existente, que se derive del mismo cauce, para captar sus aguas” (inciso
1º). “Podrá además, utilizar el canal en la extensión indispensable para
conducir las aguas hasta el punto en que pueda derivarlas
independientemente hacia el lugar de su aprovechamiento” (inciso 2º).
Quien goce de una servidumbre de acueducto en tales
condiciones, estará reconociendo dominio ajeno sobre el acueducto y
sobre las demás obras que utilice para la captación y para la conducción
de las aguas sobre las que recae su derecho de aprovechamiento.
En consecuencia, no tendrá un derecho de dominio
sobre la parte alícuota de tales obras, no encontrándose, por tanto,
amparado por la presunción simplemente legal que establece el artículo
202, inciso 2°, del Código de Aguas: “Se presume dueño de las obras a los
titulares de derechos que extraigan, conduzcan o almacenen aguas en
ellas, en la proporción de sus derechos”.
Ahora bien, correlativamente al derecho que establece
el artículo 85 del Código de Aguas, el artículo inmediatamente anterior,
señala que "El que tiene a beneficio suyo un acueducto en su heredad,
puede oponerse a que se construya otro en ella, ofreciendo paso por el
suyo a las aguas que otra persona quiera conducir, con tal que de ello no
se siga perjuicio notable al que quiera abrir el nuevo acueducto” (inciso
1º). “En las mismas condiciones podrá oponerse a la constitución de una
nueva servidumbre de acueducto cuando su predio esté gravado con otra
que haga innecesaria la construcción de un nuevo acueducto" (inciso 2º).

14
El propósito de las normas recién citadas es,
evidentemente, evitar que un mismo predio sea atravesado por varios
acueductos como consecuencia de la imposición de diversas de estas
servidumbres y que, en último término, ese predio experimente una
disminución importante de su valor comercial o bien, que no quede apto
para ser explotado.
Ahora bien, cuando se quiere imponer una servidumbre
de acueducto en estas condiciones sobre un canal administrado por una
organización de usuarios de aguas (comunidad de aguas o asociación de
canalistas), los miembros de ésta, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 241 Nº 7 del Código de Aguas, en lo que atañe a las comunidades
de aguas (el cual es aplicable a las asociaciones de canalistas por lo que
prescribe el artículo 258 del mismo Código), son representados por su
directorio.
En efecto, dispone dicha norma legal que son deberes y
atribuciones del directorio de las comunidades de aguas: “Nº 7
Representar a los comuneros en los casos de imposición de servidumbres
pasivas, en las obras de captación, conducción, regulación y descarga”.
En todo caso, por mucho que esta servidumbre se
imponga sobre un acueducto ya existente, debe estarse -para efectos de
determinar a quién, qué y cuánto se debe indemnizar- a lo dispuesto en
los artículos 84 inciso final y 85 incisos 3° y siguientes.
iii) El artículo 92, inciso 3°, del Código de Aguas, ubicado
dentro del párrafo relativo a la servidumbre de acueducto, establece que
“Además, dentro del territorio urbano de la comuna las Municipalidades
deberán concurrir a la limpieza de los canales obstruidos por basuras,
desperdicios u otros objetos botados en ellos”.

15
Esta función que se les encomienda a las
municipalidades, se encuentra ratificada por lo que señalan los artículos
3º letra f) y 25 letra b), ambos de la Ley Orgánica Constitucional de
Municipalidades13.
El primero de ellos señala que entre las funciones
privativas que corresponden a las municipalidades, está la de “aseo y
ornato de la comuna”; en tanto que la segunda de las citadas normas
legales prescribe que a la unidad encargada de tal función de aseo y
ornato corresponderá velar por, entre otros, “el servicio de extracción de
basura.
b) Servidumbre de abrevadero. Esta servidumbre, que también
es legal, se encuentra reglamentada en los artículos 99 y siguientes del
Código de Aguas, de los cuales sólo es relevante destacar el primero de
ellos, en cuanto define dicha servidumbre y establece los fines para los
cuales se puede constituir; y el artículo 101, en cuanto consagra, una vez
más, un beneficio especial en favor de quienes desarrollen la actividad
minera.
En efecto, este último artículo establece la servidumbre en
cuestión en beneficio de las personas y de los animales empleados en el
laboreo de una mina.
Es posible afirmar que esta servidumbre tiene un carácter
precario, por cuanto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 109
Nº 6 del Código de Aguas, termina, entre otros modos, por el cambio del
destino de las aguas o del rumbo del acueducto.

13
Decreto con Fuerza de Ley Nº 1, del Ministerio del Interior (Subsecretaría de Desarrollo Regional y
Administrativo), de fecha 9 de Mayo de 2006, que fija el texto refundido, coordinado y sistematizado de
la Ley Nº 18.695, Orgánica Constitucional de Municipalidades (“Diario Oficial” de 26 de Julio de 2006).

16
c) Servidumbre de camino de sirga14. Al igual que las dos
anteriores, es legal y su finalidad es la que establece el artículo 103 del
Código de Aguas; esto es, que los dueños de las riberas de cauces
naturales que sean navegables dejen los espacios necesarios para la
navegación o flote a la sirga15.
Es importante tener presente aquí, el concepto de álveo o
cauce natural de una corriente de uso público, el cual -según el artículo 30
inciso 2º del Código de Aguas- es de dominio público.
Por lo tanto, evidentemente que esta servidumbre se podrá
ejercer sobre aquella franja superficie de terreno que no forme parte del
cauce natural de dominio público y que, por el contrario, sea de dominio
privado.
De tratarse de bienes nacionales de uso público, en lugar de
constituirse la servidumbre correspondiente, deberá solicitarse la
concesión respectiva al organismo público que sea competente.
Relevante es también tener presente que esta servidumbre es
específica, en cuanto, por expresa disposición del artículo 106 del Código
de Aguas, es exclusiva para las necesidades de la navegación o flote, no
pudiendo emplearse en otros usos.
Aquí es el Director General de Aguas quien determina cuáles
son los ríos navegables y flotables.

14
En relación, el artículo 598 del Código Civil dispone que “El uso y goce que para el tránsito, riego,
navegación y cualesquiera otros objetos lícitos, corresponden a los particulares en las calles, plazas,
puentes y caminos públicos, en el mar y sus playas, en ríos y lagos y generalmente en todos los bienes
nacionales de uso público, estarán sujetos a las disposiciones de este Código, y a las ordenanzas
generales o locales que sobre la materia se promulguen”.
15
Sirga, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (Vigesimotercera Edición. 2014.
Edición del Tricentenario), es “maroma que sirve para tirar las redes, para llevar las embarcaciones
desde tierra, principalmente en la navegación fluvial, y para otros usos”. Maroma, a su vez, es, según el
mismo diccionario, “cuerda gruesa de esparto, cáñamo u otras fibras vegetales o sintéticas”. Esparto,
finalmente, es, también según el Diccionario citado, una planta de la familia de las gramíneas.

17
Ello, a diferencia de la determinación de cuáles son los ríos
navegables por buques de más de 100 toneladas, ya que esto último es de
competencia de la autoridad marítima, específicamente de la
Subsecretaría de Marina (Ministerio de Defensa Nacional)16.
Por otra parte, llama la atención que, según el artículo 104 del
Código de Aguas, es el Director General de Aguas quien determina la
margen y el lecho de los ríos navegables y flotables por donde haya de
llevarse el camino de sirga. Surgen aquí algunos comentarios:
i) Por regla general, todo lo relativo a la regulación de
servidumbres es de competencia de los Tribunales Ordinarios de Justicia.
Así se desprende, por ejemplo, del artículo 71 del propio Código de Aguas
y del artículo 680 Nº 2 del Código de Procedimiento Civil.
iii) ¿Qué procedimiento tendría que aplicar el Director
General de Aguas para estos efectos?
Podría pensarse que tendría que aplicarse el
procedimiento establecido en los artículos 130 y siguientes del Código de
Aguas.
Sin embargo, este procedimiento es para cuestiones o
controversias relacionadas con la adquisición y ejercicio de los derechos
de aprovechamiento; y aquí se trata de constituir una servidumbre que no
dice relación con el ejercicio de derechos de aprovechamiento.
d) Servidumbre para investigar. El Código de Aguas le dedica
exclusivamente un artículo a esta servidumbre legal, el 107, y su finalidad
es, principalmente, dar las mayores facilidades que sea posible para
conseguir el más amplio conocimiento que sea factible obtener acerca del
16
Véase, a este respecto, el Decreto Supremo Nº 12, de 10 de Enero de 1998, modificado por el Decreto
Supremo N° 56, de 6 de Febrero de 2009 (“Diario Oficial” de 19 de Junio de 1998 y de 18 de Mayo de
2009, respectivamente), ambos del Ministerio de Defensa Nacional [Subsecretaría de Marina], que fijó la
nómina oficial de ríos navegables por buques de más de 100 toneladas de registro grueso, desde las
Regiones VII a X, ambas inclusive.

18
recurso hídrico, para cuyo efecto la propia Dirección General de Aguas
puede imponerla; para lo cual se encuentra expresamente facultada por el
artículo 299 letra b) Nº 3., inciso 2º, del Código de Aguas, el cual señala
que entre las atribuciones y funciones del citado organismo público se
encuentra la de investigar y medir el recurso, para lo cual deberá, entre
otras cosas, “Propender a la coordinación de los programas de
investigación que corresponda a las entidades del sector público y a las
privadas que realicen esos trabajos con financiamiento parcial del Estado”
(inciso 1º). “Para la realización de estas funciones la Dirección General de
Aguas deberá constituir las servidumbres a que se refiere el artículo 107”
(inciso 2º).
Nótese que esta última disposición legal emplea, incluso, una
fórmula verbal imperativa: “deberá”.
Vale decir, le impone a la Dirección General de Aguas la
obligación de constituir esta servidumbre en los casos por ella previstos.
Puede imponerse, también, esta servidumbre, cuando un
particular desee efectuar los estudios de terreno necesarios para la
elaboración del proyecto de obras de construcción, modificación, cambio
y unificación de bocatomas, el que debe someter a la aprobación previa
de la Dirección General de Aguas; ello, según el artículo 151 inciso 2º del
Código de Aguas.
e) Servidumbres de derrame y drenaje. Esta servidumbre
también tiene el carácter de legal y consiste, en definitiva, en que los
cauces artificiales que se construyan para dar salida a las aguas sobrantes
(derrames) y los que se construyan para desecar pantanos, bajos, vegas y
filtraciones naturales, por medio de zanjas o canales de desagüe

19
(drenajes), se rigen por las mismas normas relativas a la servidumbre de
acueducto.
En similares términos, el artículo 870 del Código Civil señala
que “Las reglas establecidas en el Código de Aguas para la servidumbre de
acueducto se extiende a los que se construyan para dar salida y dirección a
las aguas sobrantes y para desecar pantanos y filtraciones naturales por
medio de zanjas y canales de desagüe”.
Vale decir, se aplican las reglas de ésta en cuanto al trazado
del acueducto; en cuanto a los derechos y obligaciones del titular del
derecho de servidumbre y del dueño del predio sirviente; y, en general, en
cuanto a los demás aspectos ya señalados.
De lo anterior se desprende que los derrames y drenajes
tienen un doble aspecto o pueden ser analizados desde un doble punto de
vista: Por una parte, son casos en que se pueden usar aguas sin ser titular
de un derecho de aprovechamiento; pero, por otra parte, el predio en el
cual son recibidas estas aguas sobrantes o que provienen de predios que
se inundan periódicamente, puede verse gravado con estas servidumbres,
como consecuencia de lo cual su propietario va a estar en la obligación de
soportar que por éste atraviesen los acueductos a través de los cuales se
da salida a tales aguas.
Ahora bien, la diferencia fundamental que presentan estas
servidumbres con la de acueducto, es que en ésta última, quien la impone,
desea utilizar el agua; en cambio, en las de derrame o drenaje, quien la
impone, desea evacuar aguas que no necesita y que, por el contrario, le
sobran o le estorban17.

17
Las definiciones legales de derrames y drenajes están contenidas en los artículos 43 y 47,
respectivamente, ambos del Código de Aguas.

20
f) Servidumbre para darles salida a las aguas que se recojan en
los fosos de los caminos. A esta materia se refiere el artículo 95 del Código
de Aguas, conforme al cual “Las mismas reglas se aplicarán a las aguas
provenientes de las lluvias o filtraciones que se recojan en los fosos de los
caminos para darles salida a cauces vecinos. Para este fin, los predios
intermedios quedan sujetos a servidumbre”.
Esta disposición debe entenderse complementada con lo que
señala el artículo 37 del texto refundido, coordinado y sistematizado de la
Ley Orgánica del Ministerio de Obras Públicas y del decreto con fuerza de
ley sobre construcción de caminos18:
“Las aguas provenientes de las lluvias o filtraciones que se
recojan en los fosos de los caminos tendrán su salida a los predios vecinos.
Para construir el cauce correspondiente se oirá al propietario
del predio a quien hubiere de imponerse la servidumbre y se cuidará que la
salida del agua sea la más adecuada a la topografía del terreno”.
La parte final del inciso 2° de la norma recién citada es
coherente con lo que, respecto del trazado del acueducto, establece el
artículo 79 del Código de Aguas.
g) De otras servidumbres necesarias para ejercer el derecho de
aprovechamiento. Se trata de las servidumbres legales reglamentadas en
los artículos 96 y siguientes del Código de Aguas y que se refieren,
fundamentalmente, a las que pueden imponer los titulares de derechos de
aprovechamiento no consuntivos.

18
Decreto con Fuerza de Ley N° 850, del Ministerio de Obras Públicas, de 12 de Septiembre de 1997
(“Diario Oficial” de 25 de Febrero de 1998), que el nuevo texto refundido, coordinado y sistematizado de
la Ley Nº 15.840, de 1964, Orgánica del Ministerio de Obras Públicas y del Decreto con Fuerza de Ley,
del mismo Ministerio Nº 206, de 1960, sobre construcción y conservación de caminos.

21
El principio general en esta materia está contenido en el
citado artículo 96 del Código de Aguas, en cuanto faculta al dueño de un
derecho de aprovechamiento que no lo sea de las riberas, terrenos o
cauces en que deba usar, extraer, descargar o dividir las aguas, para
construir en el predio sirviente las obras necesarias para el ejercicio de su
derecho, tales como presas, bocatomas, descargas, estribos, centrales
hidroeléctricas, casas de máquinas u otras, pagando al dueño del predio,
embalse u otra obra, las sumas que esta disposición establece.
Nótese la amplitud del gravamen que permite imponer el
citado artículo 96 del Código de Aguas, en cuanto autoriza -incluso- para
construir en el predio sirviente una central hidroeléctrica; lo cual podría
implicar que éste quedara inundado en una proporción importante de su
superficie, al punto que lo inutilizara para su explotación en alguna
actividad económica.
Por otra parte, especial relevancia tienen aquí los Nºs. 3., 4. y
5., todos del artículo 97 del Código de Aguas; por cuanto de ellos,
especialmente del mencionado en primer término, pudiera desprenderse
que el Código de Aguas le da una preferencia, en cuanto al ejercicio, a los
derechos de aprovechamiento consuntivos por sobre los no consuntivos.
En efecto, dispone el citado Nº 3 que “Sin permiso de los
titulares de derechos de aprovechamiento consuntivos no podrá detenerse
el curso de las aguas” ; agregando el Nº 4 que “Deberá evitarse, en todo
caso, los golpes y mermas de agua” ; y concluyendo el Nº 5, que “El dueño
de los derechos no consuntivos, no podrá impedir que el titular del
consuntivo varíe el rumbo de un acueducto o cierre la bocatoma en épocas
de limpia y cuando los trabajos en el canal lo hagan necesario”.

22
Ahora bien, las normas relativas a estas servidumbres que
establece el Código de Aguas, deben entenderse complementadas, en
cuanto a las servidumbres que pueden imponerse para la generación de
energía hidroeléctrica, por lo que señalan los artículos 48 19, 4920 y 5021,
todos de la Ley General de Servicios Eléctricos, ya citada.
Sobre esta materia, la jurisprudencia judicial ha resuelto:
“Undécimo: Que, las disposiciones reproducidas refuerzan la
necesidad de que exista una concesión previa para los efectos
de someter a su normativa la constitución de servidumbres,
conclusión que, además, se confirma, sin lugar a dudas, por el
contenido de los artículos 25 y 28 del Código de Aguas, ya
transcritos. Por último, es dable señalar que históricamente en
nuestro país se concibió el sector económico eléctrico, en sus
tres variantes -generación, transporte y distribución- como un
servicio público, que sólo podía llevarse a cabo únicamente
previa concesión, situación que varió en el tiempo, llegando a
presentarse en la actualidad a nivel de distribución con una
necesaria concesión previa; en el caso de la generación y el
transporte, no requieren de esa concesión, aunque los
interesados pueden obtenerla a fin de procurarse los privilegios
que confiere el acto concesional a los entes que desarrollan la
distribución de energía eléctrica, entre ellos, la posibilidad de
imponer las servidumbres necesarias al efecto”22.

19
“Todas las servidumbres que señalen los decretos de concesiones eléctricas definitivas se establecerán
en conformidad a los planos especiales de servidumbres que se hayan aprobado en el decreto de
concesión”.
20
“Las concesiones de centrales hidráulicas productoras de energía eléctrica crean en favor del
concesionario las servidumbres de obras hidroeléctricas, de acuerdo con las disposiciones de la presente
ley”.
21
“Las servidumbres a que se refiere el artículo anterior otorgan los siguientes derechos: 3.- Para ocupar
y cerrar los terrenos necesarios para embalses, vertederos, clarificadores, estanques de acumulación de
aguas, cámaras de presión, cañerías, centrales hidroeléctricas con sus dependencias, habitaciones para
el personal de vigilancia, caminos de acceso, depósitos de materiales y, en general, todas las obras
requeridas para las instalaciones hidroeléctricas”.
22
Causa rol N° 14.853-2013, de la Corte Suprema.

23
h) Servidumbre natural de escurrimiento. Como su nombre lo
indica, es natural y consiste, según lo señalan los artículos 73 inciso 1º del
Código de Aguas y 833 inciso 1º del Código Civil, en que el predio inferior
está sujeto a recibir las aguas que descienden del predio superior
naturalmente, es decir, sin que la mano del hombre contribuya a ello.
Es en este aspecto, precisamente, que radica la diferencia de
esta servidumbre con la de derrame, ya que en ésta última las aguas
escurren hacia el predio sirviente, por obra del hombre; es decir,
artificialmente.
Los artículos siguientes establecen los derechos y obligaciones
que asisten a los propietarios de uno y otro predio, los que se reducen, en
lo esencial, a que en el predio dominante no se puede hacer obra alguna
que haga más gravosa la servidumbre; y en el sirviente, nada que estorbe
esta servidumbre natural.
i) Servidumbres reguladas en otros cuerpos legales distintos del
Código de Aguas.
Se trata aquí de revisar otras servidumbres relacionadas con
las aguas terrestres, pero que estén establecidas en otros cuerpos legales,
diferentes del Código del ramo.
Es posible mencionar, en este sentido, la servidumbre legal de
alcantarillado, reglamentada en la Ley Nº 6.977, ya citada 23; y las
servidumbres que pueden imponerse para la generación de energía
hidroeléctrica, también ya citadas.

23
Es esta una servidumbre que, a diferencia de la regla general contenida en el artículo 698 del Código
Civil ("La tradición de un derecho de servidumbre se efectuará por escritura pública en que el tradente
exprese constituirlo, y el adquirente aceptarlo; esta escritura podrá ser la misma del acto o contrato"), su
tradición debe efectuarse por la inscripción del título en el Registro correspondiente del Conservador de
Bienes Raíces (Artículo 1º, Ley Nº 6.977).

24
Ahora bien, de la explicación precedente, es posible concluir
que, además de las ya señaladas, existe otra clasificación posible de las
servidumbres.
En efecto, es posible distinguir, por una parte, entre
servidumbres que tienen por objeto, específicamente, facilitar o permitir
el ejercicio de un derecho de aprovechamiento, como será el caso de la
servidumbre de acueducto o de las que se pueden imponer para
generación de energía hidroeléctrica; y, por otra parte, entre
servidumbres que dicen relación con otros aspectos relativos a las aguas
terrestres, tales como, por ejemplo, la servidumbre para investigar.
En cuanto, por último, a la extinción de las servidumbres, es
posible señalar que hay, por una parte, modos de extinción que son
comunes a todas ellas; y, por otro lado, modos de extinción que son
propios de sólo algunas de ellas.
En el primer grupo, cabe mencionar todas aquellas causales
establecidas en los Nºs. 1. a 5., ambos inclusive, del artículo 109 del
Código de Aguas; los cuales, por lo demás, coinciden, en gran medida, con
los modos que señala el artículo 885 del Código Civil.
Cabe hacer referencia aquí, eso sí, a la diferencia entre ambos
cuerpos legales en cuanto a la extinción de las servidumbres por
prescripción, específicamente en cuanto al plazo: En efecto, dicho plazo
es, según el artículo 885 Nº 5º del Código Civil, de tres años; en tanto que
según el artículo 109 Nº 5. del Código de Aguas, es de cinco años.
Si bien hay similitud entre ambos Códigos en cuanto a la fecha
desde la cual debe contarse el plazo para los efectos de la extinción por
prescripción de las servidumbres, el Código de Aguas agrega una exigencia

25
adicional tratándose de las servidumbres continuas: Que el acto contrario
a la servidumbre impida absolutamente el uso.
En el segundo grupo, en tanto, es posible incluir, el cambio
del destino de las aguas o del rumbo del acueducto, tratándose de la
servidumbre de abrevadero (artículos 99 y 109 Nº 6, ambos del Código de
Aguas); o cuando un río navegable o flotable deje de serlo
permanentemente, en el caso de la servidumbre de camino de sirga
(artículo 105 del Código de Aguas).

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