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Derecho civil iii 1

TEMA 11: LAS LLAMADAS PROPIEDADES ESPECIALES

1.- La propiedad de aguas.

* Las notas características son:

1.- Las aguas constituyen un recurso unitario, subordinado al interés general, que forma parte del dominio público estatal como
dominio público hidráulico (art. 1.3).

2.- Constituyen el dominio público hidráulico del Estado, con las salvedades expresamente establecidas en la ley (art. 2):

 Las aguas continentales, tanto las superficiales como las subterráneas renovables con independencia del tiempo de
renovación.
 Los cauces de corrientes naturales, continuas o discontinuas.
 Los lechos de los lagos y lagunas y los de los embalses superficiales en cauces públicos.
 Los acuíferos, a los efectos de los actos de disposición o de4 afección de los recursos hidráulicos.
 Las aguas procedentes de la desalación de agua de mar.

3.- La Ley distingue entre: a) Usos comunes generales (como beber o bañarse en aguas superficiales), que corresponden por
igual a todos y no requieren autorización administrativa; b) Usos comunes especiales (la navegación, embarcaderos…) que
exigen previa declaración responsable, y, a veces, cuando por su especial intensidad pueden afectar a la utilización por terceros,
autorización administrativa; y c) Usos privativos que limitan o excluyen la utilización del recurso por otros posibles usuarios, que
se adquieren por disposición legal o por concesión administrativa.

4.- Los usos privativos por disposición legal se limitan a los siguientes, conforme al art. 54:

1. El propietario de una finca puede aprovechar las aguas pluviales que discurran por ella y las estancadas, dentro de sus
linderos, sin más limitaciones que las establecidas en la presente Ley y las que se deriven del respeto a los derechos de tercero y
de la prohibición del abuso del derecho.

2. En las condiciones que reglamentariamente se establezcan, se podrán utilizar en un predio aguas procedentes de manantiales
situados en su interior y aprovechar en él aguas subterráneas, cuando el volumen total anual no sobrepase los 7.000 metros
cúbicos. En los acuíferos que hayan sido declarados como sobreexplotados, o en riesgo de estarlo, no podrán realizarse nuevas
obras de la amparadas por este apartado sin la correspondiente autorización. Todo uso privativo de las aguas no incluido en el
art. 54 requiere concesión administrativa (art. 59.1).

5. Por otra parte, resulta que existen supuestos de propiedad privada: las charcas (art. 10) y zonas inundables (art. 11) en
predios de propiedad privada son parte integrante de los mismos, y también son de propiedad privada los lagos y lagunas que
como tales figurasen en el Registro de la Propiedad a la entrada en vigor de la Ley de Aguas de 1985 (Disposición Adicional 1ª del
RD Legislativo 1/2001). Finalmente son de dominio privado los cauces por los que ocasionalmente discurran aguas pluviales en
tanto atraviesen, desde su origen, únicamente fincas de dominio particular (art. 5.1). Ahora bien, el dominio privado de estos
cauces no autoriza para hacer en ellos labores ni construir obras que puedan hacer variar el curso natural de las aguas o alterar
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su calidad en perjuicio del interés público o de tercero, o cuya destrucción por la fuerza de las avenidas pueda ocasionar daños a
personas o cosas (art. 5.2).

8. Especial importancia tienen las comunidades de usuarios, disciplinadas en los arts. 81 a 91, recogiendo las tradicionales
comunidades de regantes, de forma que se reconoce la vigencia de los estatutos y ordenanzas de las ya constituidas conforme a
los términos de la Disposición Final 3ª del RD Legislativo 1/2001, es decir con adaptación a los principios constitucionales de
representatividad y estructura democrática, rigiéndose por sus referidas ordenanzas mientras los usuarios no decidan su
modificación (art. 85.1, párrafo 1), y, además, perviven las organizaciones tradicionales tales como los jurados o tribunales de
riegos (art. 85, párrafo 2).

Concretamente el art. 81.1 dice que “Los usuarios del agua y otros bienes del dominio público hidráulico de una misma toma o
concesión deberán constituirse en comunidades de usuarios. Cuando el destino dado a las aguas fuese principalmente el riego,
se denominarán comunidades de regantes; en otro caso, las comunidades recibirán el calificativo que caracterice el destino
del aprovechamiento colectivo”.Además, los estatutos u ordenanzas se redactarán y aprobarán por los propios usuarios, y
deberán ser sometidos, para su aprobación administrativa, al Organismo de cuenca.

Por otra parte, “Las comunidades de usuarios de aguas superficiales o subterráneas, cuya utilización afecte a intereses que les
sean comunes, podrán formar una comunidad general para la defensa de sus derechos y conservación y fomento de dichos
intereses” (art. 81.2) “Del mismo modo, los usuarios individuales y las comunidades de usuarios, podrán formar por convenio
una junta central de usuarios con la finalidad de proteger sus derechos e intereses frente a terceros y ordenar y vigilar el uso
coordinado de sus propios aprovechamientos.” (art. 81.3). Interesa destacar que las comunidades de usuarios tienen el carácter
de corporaciones de Derecho público, adscritas al Organismo de cuenca, debiendo actuar conforme a los procedimientos
establecidos en la presente ley, en sus reglamentos, estatutos y ordenanzas, de acuerdo con lo previsto en la Ley 30/1992, de 26
de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común.

El art. 83 establece las facultades de las comunidades de usuarios y, entre ellas, merecen destacarse las siguientes: A) Las
comunidades de usuarios podrán ejecutar por sí mismas y con cargo al usuario, los acuerdos incumplidos que impongan una
obligación de hacer. El coste de la ejecución subsidiaria será exigible por la vía administrativa de apremio . Quedarán
exceptuadas del régimen anterior aquellas obligaciones que revistan un carácter personalísimo (art. 83.1); B) Las deudas a la
comunidad de usuarios por gasto de conservación, limpieza o mejoras, así como cualquier otra motivada por la administración y
distribución de las aguas, gravarán la finca o industria en cuyo favor se realizaron, pudiendo la comunidad de usuarios exigir su
importe por la vía administrativa de apremio, y prohibir el uso del agua mientras no se satisfagan, aun cuando la finca o industria
hubiese cambiado de dueño. El mismo criterio se seguirá cuando la deuda provenga de multas e indemnizaciones impuestas por
los tribunales o jurados de riego (art. 83.4).

Los órganos de la comunidad de usuarios son (art. 84): 1. La junta general o asamblea, constituida por todos los usuarios de la
comunidad, que es el órgano soberano de la misma, y a la que corresponde en todas las facultades no atribuidas
específicamente a otro órgano; 2. La junta de gobierno, elegida por la junta general, que es la encargada de la ejecución de las
ordenanzas, de los acuerdos de la junta general y de los propios de la junta de gobierno, según las atribuciones establecidas en
el art. 84.4; 3. Uno o varios jurados, a quienes corresponde conocer las cuestiones de hecho que se susciten entre los usuarios
de la comunidad en el ámbito de las ordenanzas e imponer a los infractores las sanciones reglamentarias, así como fijar las
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indemnizaciones que puedan derivarse de la infracción. Los procedimientos serán públicos y verbales en la forma que determine
la costumbre y el reglamento. Sus fallos serán ejecutivos (art. 84.6). Por su parte, los acuerdos de la junta general y de la junta
de gobierno, en el ámbito de sus competencias, serán ejecutivos, en la forma y con los requisitos establecidos en la Ley de
Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, sin perjuicio de su posible
impugnación en alzada ante el Organismo de la cuenca (art. 84.5).

La regulación termina refiriéndose a distintas clases de comunidades de usuarios (art. 87: comunidades de usuarios de unidades
hidrogeológicas y de acuíferas; art. 88: comunidades de aprovechamiento conjunto de aguas superficiales y subterráneas; art.
91: otras comunidades de usuarios.

9.- Finalmente, son de tener muy en cuenta las Disposiciones Transitorias del RD Legislativo 1/2001 en relación con derechos
procedentes de la legislación anterior.

2.- La propiedad intelectual.

1.-CONCEPTO Y CARACTERES: el derecho de autor es el derecho exclusivo a favor del autor de una obra literaria, artística o
científica (arts. 428 del Código civil y 1 del RD Legislativo 1/1996), que se caracteriza por: a) Ser un derecho especial, resultado
de una creación del intelecto humano; b) Tener un doble contenido personal y patrimonial (arts. 2, 14 y 16); c) Los derechos de
autor son independientes, compatibles y acumulables con otros derechos (art. 3); y d) Se trata de un derecho temporal, pues los
derechos de explotación de la obra duran toda la vida del autor y setenta años después de su muerte o declaración de
fallecimiento (art. 26), sin perjuicio de que algún derecho moral se deba considerar perpetuo (art. 15).

2.-SUJETO: El autor, es decir, la persona que crea la obra de ingenio , y que solamente puede ser una persona natural (art. 5.1),
de donde resulta que: 1) No se exige capacidad de obrar, por lo que pueden ser sujetos los menores y los incapacitados, aunque
necesitarán la correspondiente asistencia para el ejercicio de los derechos; 2) No pueden ser autores los animales o los agentes
de la naturaleza; 3) Las personas jurídicas solo pueden ser beneficiarios de la protección al autor en casos expresamente
previstos (art. 5.2). Además, el art. 6.1 establece una presunción, susceptible de prueba en contrario y, por lo tanto, una
presunción iuris tantum de autoría a favor de quien como tal aparezca en la obra, mediante su nombre, firma o signo que lo
identifique, y si la obra se divulga en forma anónima o bajo seudónimo o signo, el ejercicio de los derechos corresponde a la
persona natural o jurídica que la saque a la luz con el consentimiento del autor, mientras éste no revele su identidad (art. 6.2).

3-OBJETO: Son objeto de propiedad intelectual todas las creaciones originales literarias, artística o científicas expresadas por
cualquier medio o soporte, tangible o intangible, actualmente conocido o que se invente en el futuro (art. 10.1), verificando el
legislador una amplia relación (art. 10.1), pues se incluyen, por ejemplo, las conferencias o las explicaciones de cátedra, los
folletos…, que no se debe considerar exhaustiva [vide, por ejemplo, el art. 10.1.a), in fine], y admitiéndose a dichos efectos la
analogía, e incluye el título de la obra, cuando sea original (art. 10.2). También se incluyen traducciones y adaptaciones,
compendios, resúmenes, arreglos musicales y cualquiera transformación de la obra (art. 11), así como las colecciones, bases de
datos (art. 12). Determinadas obras se excluyen del derecho de autor, como las leyes o reglamentos (vide, el art. 13).

En todo caso, se debe destacar que la originalidad es el presupuesto o requisito general de protección, es decir, que se requiere
que la obra sea una creación intelectual propia del autor, sin que ello suponga exigir altura creativa, protegiéndose el más
mínimo nivel de creatividad, de forma que se protege toda obra de ingenio que posea originalidad por mínima que esta sea y se
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puede afirmar que existe una inicial presunción iuris tantum de originalidad (SAIZ GARCÍA), a lo que debe añadirse la plasmación
material de la idea original, estando discutido si se exige un mínimo de licitud.

4.-CONTENIDO: Una de las grandes características es que su contenido se divide en:

4.1. Facultades morales: Se dirigen a que la obra no pueda ser divulgada, alterada o modificada sin el consentimiento del autor
y, en general, puede decirse que están relacionadas con la propia dignidad, buen nombre, personalidad o ser moral del autor.
Son irrenunciables e inalienables (art. 14), existiendo supuestos de legitimación mortis causa (art. 15) y sustitución en dicha
legitimación (art. 16), por lo que en algún caso se consideran perpetuas de forma que el derecho a la paternidad y a la integridad
pueden ser ejercitadas después de la muerte del autor, a diferencia de otras que se extinguen con el autor (Derecho de
modificar y retirar la obra). Dichas facultades son:

- Derecho a decidir la divulgación y su forma (art. 14.1º).


- Derecho a determinar si la divulgación ha de hacerse con su nombre, bajo signo o anónimamente (art. 14. 2º).
- Derecho a exigir el reconocimiento de su condición de autor o derecho de paternidad (art. 14. 3º) y el respeto a la
integridad de la obra (art. 14. 4º).
- Derecho a modificar la obra, respetando los derechos adquiridos por terceros y las exigencias de protección de
Bienes de Interés Cultural(art. 14. 5º).
- Derecho a retirar la obra del comercio por cambio de convicciones intelectuales o morales (derecho de
arrepentimiento), aunque puede venir condicionado al previo pago de los daños y perjuicios a los titulares de los
derechos de explotación (art. 14. 6º).
- Derecho a acceder al ejemplar único o raro de su obra, en poder de tercero, a fin de ejercitar el derecho de
divulgación o cualquier otro que le corresponda (art. 14. 7º).
4.2.-Facultades patrimoniales: son las posibilidades de explotación o disfrute económico de la obra (art. 17), y que incluye los
derechos de reproducción (art. 18), distribución (art. 19), comunicación pública (art. 20) y transformación (art. 21), que son
independientes entre sí (art. 23). Además, el autor tiene a su favor los derechos de simple remuneración, que legitiman para
cobrar unas cantidades ante determinadas utilizaciones de la obra: derecho a obtener un porcentaje del precio de reventa en el
mercado del arte (Ley 3/2008, de 23 de diciembre), lo que se conoce como “droit de suit”, y derecho a compensación equitativa
por copia privada (art. 25).

Límites: El RD Legislativo 1/1996 establece como principio que el ejercicio de los derechos de explotación queda reservado en
exclusiva a su autor, salvo en los casos previstos en la Ley (art. 17), pero establece unos límites: reproducción provisional con
ciertas particularidades y reproducciones para uso privado de obras a las que se ha accedido legalmente (art. 31), cuando se
haga con fines de seguridad pública o en procedimientos administrativos, judiciales o parlamentarios (art. 31.bis.1), en
determinados casos a favor de personas con discapacidad (art. 31. bis. 2), con motivo de cita e ilustración en la enseñanza (art.
32), los trabajos sobre temas de actualidad concurriendo determinados requisitos (art. 33), supuestos relacionados con las
modernas tecnologías (art. 34, 36) o por ser información de actualidad y en vías públicas (art. 35), o en determinados
establecimientos, como museos, bibliotecas… (art. 37), las obras huérfanas (es decir, conforme al art. 37 bis cuando los titulares
de derechos no están identificados o, de estarlo, no están localizados a pesar de haberse efectuado una previa búsqueda
diligente) actos oficiales y ceremonias religiosas (art. 38), las parodias mientras no impliquen riesgo de confusión ni infieran un
daño a la obra original o a su autor. (art. 39).
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8.-DURACIÓN: Mientras que existen algunos derechos morales perpetuos (vide, el art. 15), los derechos de explotación durarán
toda la vida del autor y setenta años después de su muerte o declaración de fallecimiento (art. 26), existiendo particularidades
en obras póstumas, seudónimas y anónimas (art. 27), en colaboración y colectivas (art. 28) y publicadas por partes (art. 29). Los
plazos de protección se computarán desde el día 1 de enero del año siguiente al de la muerte o declaración de fallecimiento del
autor o al de la divulgación ilícita de la obra (art. 30).

Y, una vez extinguidos los derechos de explotación, las obras pasan al domino público, pudiendo ser utilizadas por cualquiera
siempre que se respete la autoría y la integridad de la obra en los términos de los apartados 3º y 4º del art. 14 (art. 41). Por otra
parte, existen plazos específicos (así, 15 años, 25 años, 50 años…) para ciertos derechos de propiedad intelectual (fabricante de
bases de datos, las meras fotografías, artistas interpretes o ejecutantes…), por lo que hay que estar a cada caso particular (vide
los arts. 98, 112, 119, 125, 127, 128, 130 y 136).

9.-PROTECCIÓN JUDICIAL: El titular de los derechos reconocidos en la Ley puede instar el cese de la actividad ilícita del infractor
y exigir la indemnización de los perjuicios materiales y morales causados. También se puede instar la publicación o difusión, total
o parcial, de la resolución judicial o arbitral en medios de comunicación a costa del infractor (art. 138, párrafo 1º). Además,
conforme al art. 138, párrafo 2º, “Tendrá también la consideración de responsable de la infracción quien induzca a sabiendas la
conducta infractora; quien coopere con la misma, conociendo la conducta infractora o contando con indicios razonables para
conocerla; y quien, teniendo un interés económico directo en los resultados de la conducta infractora, cuente con una capacidad
de control sobre la conducta del infractor. Lo anterior no afecta a las limitaciones de responsabilidad específicas establecidas en
los artículos 14 a 17 de la Ley 34/2002, de 11 de julio, de servicios de la sociedad de la información y de comercio electrónico, en
la medida en que se cumplan los requisitos legales establecidos en dicha ley para su aplicación.” Así mismo podrá solicitar con
carácter previo la adopción de medidas cautelares de protección urgente que la Ley señala (art. 138, párrafo 3º), y que se
desarrollan en el art. 141 (intervención y depósito de ingresos; suspensión de la actividad; secuestro de ejemplares...). Además
se puede seguir causa criminal (vide, los arts. 270, 271, 272 y 288 del Código Penal), donde puedan adoptarse las citadas
medidas y cualesquiera otras establecidas en la legislación procesal penal (art. 143). El cese de la actividad ilícita, conforme al
art. 139, comprende medidas muy diversas (suspensión de la actividad infractora, retirada del comercio de ejemplares ilícitos y
su destrucción, etc), aunque no se aplicarán a los ejemplares adquiridos de buena fe para uso personal (art. 139.4). La
indemnización de daños y perjuicios comprende no sólo el valor de la pérdida sufrida, sino también el de la ganancia dejado de
obtener, y puede incluir los gastos de investigación para obtener pruebas razonables de la infracción (art. 140.1). La
indemnización se fijará, a elección del perjudicado, conforme a alguno de los criterios siguientes (art. 140.2): a) Las
consecuencias económicas negativas, entre ellas la pérdida de beneficios que haya sufrido la parte perjudicada y los beneficios
que el infractor haya obtenido por la utilización ilícita. En el caso de daño moral procederá su indemnización, aun no probada la
existencia de perjuicio económico. Para su valoración se atenderá a las circunstancias de la infracción, gravedad de la lesión y
grado de difusión ilícita de la obra. b) La cantidad que como remuneración hubiera percibido el perjudicado, si el infractor
hubiera pedido autorización para utilizar el derecho de propiedad intelectual en cuestión.
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La acción para reclamar daños y perjuicios de una y otra clase prescribe a los cinco años desde que el legitimado pudo ejercitarla
(art. 140.4).

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