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Otras cuestiones:

GÉNERO: 1) ¿Hay un vínculo desigual de poder entre las personas involucradas?: En


algunos casos sí, si es que se repiten pautas culturales, tradiciones y costumbres que están
muy arraigadas en la sociedad y son mecanismos que transmiten el sistema de valores que
subordina a las mujeres. El sometimiento y las actitudes violentas hacia las mujeres son
naturalizadas al punto que tanto las mujeres como toda la sociedad las consideran
“normales”, cuando no lo son.
2) Definición de estereotipo de género: Teniendo en cuenta lo sostenido por la Corte
Interamericana en el caso “Campo Algodonero”: “… el Tribunal considera que el estereotipo
de género se refiere a una pre-concepción de atributos o características poseídas o papeles
que son o deberían ser ejecutados por hombres y mujeres respectivamente. Teniendo en
cuenta las manifestaciones efectuadas por el Estado, es posible asociar la subordinación de
la mujer a prácticas basadas en estereotipos de género socialmente dominantes y
socialmente persistentes, condiciones que se agravan cuando los estereotipos se reflejan,
implícita o explícitamente, en políticas y prácticas, particularmente en el razonamiento y el
lenguaje de las autoridades de policía judicial, como ocurrió en el presente caso. La
creación y uso de estereotipos se convierte en una de las causas y consecuencias de la
violencia de género en contra de la mujer.”
3) Legítima defensa: ver ultima parte de legítima defensa.
4) Definición Belém do Para: Artículo 1: Para los efectos de esta Convención debe
entenderse por violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género,
que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el
ámbito público como en el privado.
Artículo 2: Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y
psicológica.

REINCIDENCIA: Fallo gramajo: La naturaleza jurídica de la reclusión accesoria por tiempo


indeterminado es de pena accesoria de la condena a esa pena, o sea, que se condena
accesoriamente a esa pena (en conjunto). En síntesis, la reclusión por tiempo
indeterminado es una pena conjunta con la que se impone por el delito. 4- El voto
mayoritario sostuvo que la reclusión accesoria por tiempo indeterminado prevista en el
artículo 52 constituye una pena y no una medida de seguridad, y que desconoce el principio
constitucional consagrado en el artículo 18 de la Constitución Nacional, al sustentarse en
los antecedentes personales del autor y no en el hecho cometido. Además, viola el principio
de culpabilidad, el principio de proporcionalidad de la pena, el principio de reserva, el
principio de legalidad, el derecho penal de acto, el principio que prohíbe la persecución
penal múltiple y la prohibición de imponer penas crueles, inhumanas y degradantes. Agrega
que la pena de reclusión indeterminada es una clara manifestación de derecho penal de
autor porque tiende a encerrar a una persona en prisión por un tiempo mayor al que
correspondería de acuerdo con la pena establecida para el delito cometido, debido a la
forma en que conduce su vida. Por último, reza que “Las únicas medidas de seguridad en la
ley argentina son las curativas, no existen en nuestra ley medidas de seguridad que se
limiten a meras privaciones de la libertad y que se ejecuten igual que la pena de prisión” Por
su parte, el Dr. Petracchi dijo que, aunque denominandola ‘medida de seguridad’, la
reclusión por tiempo indeterminado continúa siendo inconstitucional debido a que no
respeta los principios de proporcionalidad y racionalidad que limitan su imposición. Además
de que la irrelevancia de la gravedad de los delitos que se puede esperar que cometa el
agente (Marcelo Gramajo) convierten a la norma en inconstitucional.
El marco normativo utilizado es: art. 18, 19 y 23 de la Constitución Nacional (el primero
como límite del principio de culpabilidad, el segundo en razón del principio de reserva y de
la garantía de autonomía moral de la persona y el último, para mencionar que se tolera en
circunstancia excepcional y con las debidas garantías que una persona sea contenida por
meras consideraciones de peligrosidad); art. 5 del Código Penal (para mencionar que la
reclusión como cualquiera de las otras penas de este artículo, no cambia su naturaleza de
pena por ser impuesta por tiempo indeterminado; inc. 1° del art. 34 y arts. 16 a 20 de la ley
23.737 (en referencia a la entrada en vigencia de las medidas de seguridad). También se
valen para fundar sus votos de la convención Americana sobre Derechos Humanos, el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención contra la Tortura y otros
tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.

LEGÍTIMA DEFENSA, ESTADO DE NECESIDAD, ANTIJURICIDAD: -Estado de necesidad:


El estado de necesidad es aquella situación en la que se vulnera un bien jurídico protegido,
incurriendo en un tipo penal, pero descartando la antijuridicidad de la acción debido
precisamente a la presencia de la figura justificante. El estado de necesidad justificante
tiene lugar cuando el mal evitado es mayor al producido, en tanto que el estado de
necesidad exculpante, cuando esto no ocurre.
-Amenaza o defensa de alguien que actúa inconsciente: Si alguien se defiende de un
inconsciente es estado de necesidad. ​No se comete legítima defensa porque no existe una
agresión ilegítima (en tanto no hay voluntad de la persona) entonces el caso se resuelve por
el estado de necesidad exculpante.
-Exceso: cuando se defiende en forma necesaria pero no racional, falta uno de los
requisitos para que la defensa sea legítima (justificada), y por tanto nos hallamos fuera de
los límites del permiso para ejercerla. Además, contra esa agresión se debe presentar una
acción de defensa que sea necesaria, es decir, que sin ella no se hubiera podido salvar el
bien jurídico defendido, si el paralitico podia evitar que el extraño tomase la manzana
avisando a su criado, directamente no habría necesidad de dispararle. Entonces, el
paralítico que mata, no abusa del derecho ni se excede en el ejercicio del derecho de
legítima defensa, sino que actúa antijuridicamente.
-Legítima defensa género: Siguiendo a Zaffaroni, se puede ejercer la legítima defensa
desde que surge una amenaza inmediata al bien jurídico, hasta que haya cesado la
actividad lesiva o la posibilidad de retrotraer o neutralizar sus efectos; en este caso y de
acuerdo a la ficha “Legítima defensa y violencia de género” la inminencia permanente de la
agresión en estos contextos, se caracteriza por dos elementos: “En primer lugar, existe
continuidad de la violencia ya que la conducta del agresor en situación de convivencia
puede suceder en cualquier momento y ser detonada por cualquier circunstancia;
consecuentemente, la mujer víctima tiene temor, preocupación y tensión “constantes” lo que
causa que continuamente espere una agresión.” Debido a que esta es una situación
especial de continuidad de violencia, el requisito de la inminencia debe ser comprendido
más allá del momento exacto de la agresión ilegítima. En definitiva, para ser legítima, la
defensa puede comenzar desde que surge una amenaza inmediata al bien jurídico hasta el
último momento en el que todavía tenga perspectivas de éxito. En este sentido, Luz Rioseco
Ortega sostiene que “La mujer no está obligada a esperar que ya no quede otra salida para
reaccionar (...) no debe esperar ser herida de muerte o golpeada brutalmente (...).” Muchas
veces, esperar que la agresión se concretice significa resignar cualquier posibilidad de
defensa. Por otro lado, la legítima defensa requiere “necesidad racional del medio
empleado”. Si bien la víctima pudo haber asistido a algún medio estatal para obtener
seguridad (ya sean comisarías, instituciones exclusivas para la violencia de género, etc),
hay causas psicológicas como el miedo a sus parejas, que impiden que las mujeres realicen
denuncias, sin dejar de lado las respuestas deficientes de estos organismos. Cuando el
artículo dice “necesidad racional del medio empleado”, no está refiriendo al instrumento,
sino a la conducta con que se lleva a cabo la defensa. La ley no exige equiparación ni
proporcionalidad de instrumentos, sino la ausencia de desproporción aberrante entre las
conductas lesiva y defensiva, precisamente en sus respectivas lesividades. Así, no será
irracional la defensa de Juana ante las acciones de Martin. Finalmente, por el lado de la
provocación suficiente exigida para que la legítima defensa esté justificada, encontramos en
Martín celos, violencia física y psicológica, y demás conductas extorsivas.

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