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Derecho: Concepto.
Para que la convivencia de los hombres en la sociedad sea armoniosa, el Estado crea un ordenamiento jurídico
estableciendo un sistema de reglas y normas a las cuales, obligatoriamente, el hombre debe ajustar su conducta.
El Derecho puede estudiarse desde diferentes aspectos, entendiendo que se trata de una materia donde el
núcleo de estudio es el aspecto social del hombre, la complejidad es absoluta.
En consecuencia, para comprenderlo en su totalidad resultaría necesario analizar todos sus aspectos: norma,
realidad social y justicia.
La doctrina lo define de manera diversa:
Para Salvat, el Derecho es el conjunto de reglas establecidas para regir las relaciones del hombre en sociedad.
Llambías en cambio, agrega el valor justicia y define al derecho como el ordenamiento social justo.
Borda expresa que es el conjunto de normas de conducta humana establecidas por el Estado con carácter
obligatorio y conforme a justicia.
Las definiciones de los diferentes autores pueden diferir, dado que pueden incluir una o más aspectos del
derecho, sin embargo, resulta innegable que el Derecho es un conjunto de normas tendientes a instaurar la
justicia en un medio social determinado.
En resumen, el hombre como ser social necesita para una convivencia pacífica que sus conductas sean reguladas;
para esta regulación deberán tenerse en cuenta la realidad social en la cual se aplicarán las normas y que la
solución que éstas brindan a los conflictos, tiendan a establecer la justicia.
Derecho Objetivo y Derecho Subjetivo:
El Derecho es, por un lado, un conjunto de normas que regulan la conducta humana en la sociedad (Derecho
Objetivo) y, por el otro lado el Derecho otorga facultades o poderes al hombre para que pueda lograr sus fines
(Derecho Subjetivo).
Ambos conceptos coexisten. Ejemplo: el derecho objetivo impone la obligación que se respete la propiedad
ajena, o que el deudor pague sus deudas, pero a la vez otorga al propietario la facultad o derecho subjetivo de
exigir que se respeten los bienes de su propiedad, o al acreedor la facultad de exigir del deudor el pago de su
obligación.
Normas jurídicas y normas morales:
El Derecho no es el único conjunto normativo que regula la conducta del hombre, también la rigen la rigen los
preceptos religiosos, las reglas sociales, y las normas morales.
La distinción entre Derecho y las reglas sociales resulta de tomar en cuenta que las reglas sociales sólo rigen
aspectos superficiales de la conducta, que hacen al hombre más o menos agradable frente a los demás.
En cuanto a la moral y el Derecho, ambos conceptos tendían a confundirse en la antigüedad, en la actualidad es
marcada la diferencia:
Las normas jurídicas son obligatorias: el Estado las impone coactivamente al individuo, y si éste no las
cumple se lo puede obligar a cumplir o se le pueden imponer sanciones.
Las normas morales no son obligatorias: el individuo las cumple si quiere. Si no las cumple, a lo sumo
podrá sufrir el rechazo de sus semejantes o el remordimiento de su conciencia.
Derecho natural y derecho positivo:
Derecho natural: es el conjunto de reglas universales e inmutables, fundadas en la naturaleza humana, en la
voluntad de Dios o reveladas por la recta razón. Se traduce en pautas muy genéricas, en grandes principios que,
por tanto, permanecen inmutables a través de los tiempos, como la naturaleza humana misma.
Derecho positivo: es el derecho objetivo que rige en un Estado en un momento dado.
Esta diferenciación nos lleva a cuestionarnos sobre cuál de estos derechos debe prevalecer cuando no coinciden.
Para resolver esta cuestión surgen dos posturas:
injusticia de la norma justifica su desobediencia. Para determinar si una norma es justa o injusta, se debe
recurrir al Derecho Natural: si la norma resulta acorde a él, es justa; de lo contrario, es injusta, y por lo
tanto inválida.
Esta postura, ya esbozada por filósofos antiguos, fue desarrollada por Santo Tomás de Aquino para
oponerse a los abusos de poder, por Hugo Grocio para justificar el origen del Derecho Internacional
Público y más recientemente se la utilizó para dar lugar al Derecho Laboral. En la actualidad renace, en
forma implícita, en las normas sobre derechos humanos y en las de contenido ecologista.
ARTÍCULO 1º.- Fuentes y aplicación. Los casos que este Código rige deben ser resueltos según las leyes
que resulten aplicables, conforme con la Constitución Nacional y los tratados de derechos humanos en los que
la República sea parte.
A tal efecto, se tendrá en cuenta la finalidad de la norma. Los usos, prácticas y costumbres son vinculantes
cuando las leyes o los interesados se refieren a ellos o en situaciones no regladas legalmente, siempre que no
sean contrarios a derecho.
El Código Civil y Comercial inaugura su texto con un articulado que constituye la columna vertebral del
instrumento legal más importante del derecho privado.
Sirve de guía para resolver los casos que se presenten mediante la aplicación de diferentes fuentes:
a) leyes aplicables (el propio CCyC, en primer lugar, y las leyes complementarias) que deben, estar en total
consonancia con la Constitución Nacional y los Tratados de Derechos Humanos en los que el país sea parte.
b) los usos, prácticas y costumbres.
Las fuentes deben aplicarse teniéndose en cuenta la finalidad de la norma; de este modo, se recepta como uno
de los principios de interpretación, el principio teleológico, cuestión que se complementa con lo dispuesto en el
art. 2°. Para lo relativo a la aplicación del Derecho, deban analizarse de manera conjunta e integral los dos
primeros articulados.
La obligada perspectiva de Derechos Humanos ha significado una verdadera revolución en los diferentes
subsistemas que integran la sociedad, cuyo eje central es la persona humana y la satisfacción de sus derechos.
Uno de los sistemas sobre el que ha impactado de manera directa es el legal. Así, los instrumentos de Derechos
Humanos con jerarquía constitucional desde 1994 han conminado a revisar de manera crítica todo el plexo
normativo inferior. El Código Civil no ha estado ajeno a este movimiento.
S es decir, a tono, en consonancia o en respeto Constitución
Nacional (en adelante, CN) y los Tratados de Derechos Humanos en que el Estado sea parte, ello significa un
diálogo inescindible, fluido y permanente entre el derecho constitucional-convencional y el derecho privado. En
otros términos, los cambios, desarrollo y avances que acontezcan en el primero repercuten de manera directa
en el segundo. De allí que el CCyC tanto en lo relativo a sus fuentes como a su aplicación se encuentre
interpelado de manera constante y continua por la obligada perspectiva constitucional-convencional.
Los aspectos valorativos que auspician el CCyC en su construcción y en la interpretación que de él se lleve
adelante son explicitados en los Fundamentos del Anteproyecto, siendo uno de ellos, y de manera precisa, la
Derecho P .
Otro de los pilares sobre el cual se elaboró el CCyC, y que la obligada perspectiva constitucional-convencional
Código de la igualdad
A la par, se define al CCyC como un En la
tradición histórica, el sujeto del derecho privado ha sido el hombre. Se ha cambiado este paradigma para
concebirlo en términos igualitarios, sin discriminaciones basadas en el sexo, la religión, el origen o su riqueza. En
los textos proyectados aparecen la mujer, el niño, las personas con capacidades diferentes, el consumidor, las
comunidades originarias, y muchos otros que no habían tenido una recepción sistemática hasta el momento
También se reconoce una doble vertiente de los derechos, totalmente compatibles entre sí, encontrándose
Código de los derechos individuales y colectivos
El último valor axiológico que cabe destacar en su carácter de principal inspirador de la gran mayoría de las
modificaciones radicales que introduce el CCyC en el campo de las relaciones de familia, es que se trata de un
Código para una sociedad multicultural
Cabe destacar que la versión sancionada quitó como fuente expresa del Derecho a la jurisprudencia. Ello no
significa que la jurisprudencia no sea fuente de derecho en este caso, implícita , sino que no está mencionada
como las fuentes del derecho principales porque es cierto que la fuerza de los precedentes, a veces, es un
argumento de peso para que el derecho no se dinamice sino que, por el contrario, quede rígido o estancado,
con la consecuente dificultad de aggiornar y modernizar la legislación a través de interpretaciones que
acompañen los cambios sociales. La intención que tiene el CCyC es que cada caso se resuelva según la
plataforma, constancias e implicancias propias. Ello no impide que se pueda apelar a la jurisprudencia como
fuente inspiradora de la solución a la cual se arribe, pero se tratará de una sentencia que será fruto y resultado
Interpretación de la ley:
Fácil se concluye la importancia que tiene para el Derecho la interpretación que se hace de sus normas, o que
se adopta ante el silencio o ante la falta de éste con vistas a completarlo, para resolver los casos que se
presentan.
Los jueces deben aplicar la ley a los casos que se someten a su decisión. Pero antes de aplicar una norma a un
caso determinado, el juez deberá interpretarla, es decir, establecer qué es lo que quiere decir la norma.
Aplicación e interpretación están en íntima relación: no habrá correcta aplicación, si no hay correcta
interpretación.
La interpretación será necesaria, no sólo cuando una norma sea oscura e insuficiente, sino también en el caso
de que se trate de una norma de contenido claro y concreto. Siempre hay que saber con exactitud cuál es el
verdadero sentido y alcance de la ley.
ARTÍCULO 2º.- Interpretación. La ley debe ser interpretada teniendo en cuenta sus palabras, sus finalidades,
las leyes análogas, las disposiciones que surgen de los tratados sobre derechos humanos, los principios y los
valores jurídicos, de modo coherente con todo el ordenamiento.
Si bien del texto no surge un orden de prelación expreso en las pautas de interpretación que se mencionan en
el artículo en análisis, lo cierto es que es evidente que si un caso está contemplado de manera expresa en el
CCyC o en leyes complementarias, son estas las que se aplican, reservándose la interpretación por analogía para
cuando ocurre un vacío o una laguna legislativa.
admite y valora la existencia de leyes especiales, por lo tanto, no pretende regular en su texto todas las
incumbencias del derecho privado. Un claro ejemplo es la regulación sobre los derechos de los consumidores,
tema en el que la ley especial y la legislación civil y comercial se complementan.
Por último, es dable destacar que el CCyC respeta la mayor protección que se establece en otras legislaciones
especiales y complementarias a la legislación general civil y comercial, como la Ley 26.657 de Salud Mental, la
Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes o la Ley 26.529 de los Derechos
de los Pacientes en su Relación con los Profesionales e Instituciones de la Salud, por citar algunos ejemplos.
En definitiva, desde una perspectiva sistémica, el CCyC entiende la importancia de concretar una relectura más
una postura que también impacta de manera clara en la interpretación y aplicación de las leyes.
Deber de resolver.
ARTÍCULO 3º.- Deber de resolver. El juez debe resolver los asuntos que sean sometidos a su jurisdicción
mediante una decisión razonablemente fundada.
El CCyC revaloriza el rol de los jueces en la resolución de conflictos judiciales. Se trata de un texto que se interesa
Los casos que este Código rige...
resueltos por los jueces a quienes el propio Código establece un deber preciso y elocuente: resolver mediante
una decisión razonablemente fundada.
No se trata entonces de que toda sentencia deba estar fundada, sino de la exigencia de que tal fundamentación
¿En qué contexto se debe analizar la idea de razonabilidad? En el marco general y básico que estructura el Título
Preliminar, es decir, no solo en el contexto de lo expresado en los dos primeros articulados referidos a las fuentes
del Derecho, y a su aplicación e interpretación, sino en conformidad con lo que se dispone en los artículos que
siguen, en los que se explicitan varios de los principios generales del derecho privado: la buena fe (art. 9° CCyC);
el abuso del derecho (art. 10 CCyC); el abuso de posición dominante (art. 11 CCyC); entre otros.
El principio de razonabilidad es lo contrario a la arbitrariedad, por lo cual, fácil se advierte la importancia que
tiene la obligación o el deber de que las sentencias sean razonablemente fundadas.
Se trata de un deber que emerge de un Estado constitucional convencional de derecho, en el que los jueces,
como integrantes de uno de los poderes del Estado, dan cuenta a la sociedad de sus actos.
Como bien se sostiene en la doctrina y jurisprudencia nacional, existe un derecho a una sentencia motivada,
cuya motivación debe ser razonable, adoptándose una necesaria visión sistémica de todo el ordenamiento
jurídico nacional e internacional.
La razonabilidad ículo en análisis , constituye un concepto
jurídico indeterminado; de allí, la complejidad que observa.
L
a) los fundamentos solo reflejan la voluntad de los jueces;
b) no se brinda razones suficientes para omitir elementos conducentes para la resolución del litigio; existe un
error lógico;
c) existe tergiversación de las constancias de la causa;
d) se prescinde de dar un tratamiento adecuado a la controversia existente, de conformidad con lo alegado y
probado, y la normativa aplicable;
e) se carece de una derivación razonada del derecho vigente con referencia a las circunstancias concretas de la
causa
En suma, y nuevamente apelándose a la obligada perspectiva sistémi
art. 2° CCyC, se entiende que este deber de fundar razonablemente las sentencias se vincula con las fuentes del
derecho y las pautas interpretativas que se regulan en los artículos anteriores.
Ley:
Los conflictos deben ser resueltos conforme a un sistema de fuentes, pero en este sistema la principal fuente es
la ley.
art. 4.
sistema de personalidad de la ley: o de la nacionalidad: consiste en que las leyes de un determinado país
se apliquen a todos sus ciudadanos, o sea, a todos aquellos que tengan su nacionalidad sea que se
encuentren en el país o en el extranjero. Este siste
Para esta tesis, la nación (colectividad formada por los individuos de una misma raza, lengua y
participantes de una cultura común) constituye la verdadera unidad social y no el Estado. Esta teoría
hoy resulta insostenible, a la luz de la nueva concepción del mundo y la aparición del Derecho
Internacional Privado.
ARTÍCULO 4º.- Ámbito subjetivo. Las leyes son obligatorias para todos los que habitan el territorio de la
República, sean ciudadanos o extranjeros, residentes, domiciliados o transeúntes, sin perjuicio de lo dispuesto
en leyes especiales.
El CCyC se funda en el principio de igualdad; de allí que las leyes se aplican a todas las personas que se
encuentren en suelo argentino.
P todos los habitantes de la Nación ,
16, 18 y 19, entre otros). El art. 20 CN es una normativa constitucional central ya que expresa:
gozan en el territorio de la Nación de todos los derechos civiles del ciudadano; pueden ejercer su industria,
comercio y profesión; poseer bienes raíces, comprarlos y enajenarlos; navegar los ríos y costas; ejercer libremente
. Precisamente, el CCyC, en su art. 4°, sigue esta postura amplia
en materia de territorialidad de las leyes y de quiénes son sus destinatarios.
Aquí se recepta un concepto amplio de leyes: no solo a las normas generales sancionadas por el Congreso
Nacional, sino también a decretos y reglamentos.
B. Efectos de la ley con relación al tiempo:
Para analizar la validez temporal de la norma o los efectos de la misma con relación al tiempo debemos
responder a 3 preguntas:
1) ¿Desde cuándo es obligatoria la ley?
2) ¿Hasta cuándo es obligatoria la ley?.
3) ¿Cómo afecta la ley las situaciones existentes al tiempo de la sanción?.
Si la ley no establece un plazo de vigencia, el plazo legal supletorio es el de los ocho días desde su publicación
oficial.
La publicación de una ley no forma parte del proceso de formación de una ley; ella existe como tal a partir de su
promulgación, pero lo cierto es que las leyes no pueden instalarse si no son publicadas,
¿Cómo se puede conocer una ley y empezar a tener vida en el plano socio jurídico si no se la conoce?
La publicación oficial de una ley es imprescindible para su necesaria difusión, pero ello no certifica que todas las
personas como destinatarios de las normas, las conozcan efectivamente.
El CCyC alude directamente a la publicación oficial. En la práctica, esta es la publicación en el Boletín Oficial (en
adelante, BO), aunque puede ser otro medio de publicación oficial para cumplir con el requisito que impone el
articulado en análisis para la vigencia de las leyes.
Publicación oficial y BO tienen una relación de género y especie: el primero es el género y el segundo, una
especie.
El régimen legal recepta dos modos de computar desde cuándo comienza a estar vigente una ley:
1) a los ocho días de su publicación oficial y
2) desde el día que lo fija la ley de manera expresa.
Un ejemplo claro de esta última opción que habilita el texto civil y comercial es la puesta en vigencia del CCyC:
según lo estableció la ley 27.077 se adelanta al 01/08/2015 el plazo de vigencia del 01/01/2016 que había
receptado la ley 26.994, que sancionó la legislación civil y comercial. Sin embargo, se trata de una normativa
que regula una regla y una excepción o régimen legal supletorio. Así, el principio es que si la ley nada dice, entra
en vigencia a los ocho días de su publicación oficial y solo cede esta regla si la misma ley fija una entrada en
vigencia precisa, que puede consistir en un plazo mayor o menor a los 8 días a correr desde la publicación oficial.
En consonancia con el citado art., se hace necesario el establecimiento del principio de inexcusabilidad en el
art. 8
ARTÍCULO 8º.- Principio de inexcusabilidad. La ignorancia de las leyes no sirve de excusa para su
cumplimiento, si la excepción no está autoriza-da por el ordenamiento jurídico.
El CCyC mantiene la preocupación por el error de derecho, es decir, la ignorancia acerca de la existencia de una
ley en sentido amplio como fundamento para exceptuar que una persona que incurra en un ilícito civil, sea
pasible de una sanción o se le aplique una consecuencia negativa por acción u omisión.
El principio de inexcusabilidad se deriva de otro principio que el CCyC recepta de manera implícita y se resume
El art. 5° dispone de manera precisa que las leyes entran en vigencia transcurridos un plazo determinado a correr
desde un momento preciso: su publicación oficial si es que no se establece otro momento para su vigencia.
Si bien publicidad no es sinónimo de conocimiento, lo cierto es que la legislación civil y comercial presume que
publicidad y conocimiento se relacionan y que una lleva como consecuencia la otra.
el caos y la inseguridad jurídica que demostrar en cada
conflicto que la persona efectivamente conocía la existencia de la ley y la obligación permisión o prohibición
que ella disponía.
Las normas jurídicas tienen una eficacia limitada en el espacio y en el tiempo. Como sucede con cualquier otra
Esas normas rigen hechos, relaciones y situaciones jurídicas. En muchos casos, tales hechos, relaciones y
situaciones no son instantáneos, sino que configuran sucesiones de hechos, conductas, actos y consecuencias
que se producen a lo largo del tiempo.
La dificultad se plantea cuando se trata de hechos, relaciones o situaciones in fieri, o que no se agotan
instantáneamente, sino que duran en el tiempo, o cuya realización, ejecución, liquidación o consumación
demandan tiempo, por lo que, en parte al inicio, al concertase o al nacer caen bajo el imperio de una norma,
y en parte o partes al realizarse las prestaciones o agotarse las consecuencias o los efectos de aquellas
relaciones o situaciones jurídicas, de la o las siguientes o sucesivas , caen en otras.
¿Qué quieren decir las expresiones situación y relación jurídica? ¿Son intercambiables?
Roubier eligió la palabra situación, por considerarla más amplia que relación, porque esta se reduce a un vínculo
se haya constituido bajo la vieja ley , pero no a los hechos anteriores, pues cuando ellos acaecieron, no eran
Las consecuencias producidas están consumadas, no se encuentran afectadas por las nuevas leyes, excepto
retroactividad, p
En cambio, los efectos o consecuencias aún no producidos caen bajo la nueva ley por aplicación inmediata, sin
retroactividad. Hay aplicación inmediata, sin retroactividad, cuando la nueva ley anula o modifica, acrece o
disminuye los efectos en curso o in fieri de las relaciones o situaciones jurídicas; es decir, los que se producen
después de su entrada en vigor.
Las leyes supletorias como excepción a la regla de la aplicación inmediata
El efecto inmediato se da respecto de las situaciones regladas por la ley. En cambio, en las relaciones regladas
por los particulares, cabe distinguir entre ley imperativa y ley supletoria.
Ley imperativa: es aquella que no puede ser modificada por la voluntad de las partes y por tanto debe aplicarse.
Ley supletoria: es aquella que ante el silencio o no regulación de las partes en determinada materia, suple su
voluntad.
En efecto, el art. 7° dispone: supletorias no son aplicables a los contratos en curso de
En suma: la nueva ley imperativa es de aplicación inmediata. Por el contrario, si la nueva ley es supletoria, sólo
se aplica a los contratos acordados con posterioridad a la vigencia de la ley y no a los que se encuentran en curso
de ejecución.
El efecto prolongado (diferido o ultractivo)
La nueva ley supletoria (excepto que sea más favorable para el consumidor) no se aplica en forma inmediata a
las relaciones contractuales en curso.
¿Qué significa esto?
Que ese contrato se sigue rigiendo por la ley vieja, aun cuando está derogada por una nueva.
Es lo que se llama efecto diferido, o ultra-activo, de la ley supletoria. O sea, ese contrato en curso sigue siendo
regido por la ley anterior.
La ultractividad es el efecto opuesto de la retroactividad. La retroactividad toca el pasado; la ultractividad se
proyecta al futuro. La ley, pese a haber perdido su vigencia, sigue teniendo eficacia para una relación
determinada, de modo que se aplica a hechos que se produjeron bajo su imperio, aunque en el momento del
La retroactividad debe ser establecida expresamente. La mera intención del legislador de dar efectos
Las leyes de protección de los consumidores, sean supletorias o imperativas, son de aplicación inmediata. La
norma tiene clara raigambre constitucional y está estructurada sobre la base de una razonable aplicación del
principio protectorio propio del derecho del consumo.
La norma no dispone la aplicación retroactiva de la nueva ley sino su aplicación inmediata. Lo expuesto no impide
que la ley disponga expresamente su aplicación retroactiva, siempre que no se violen garantías constitucionales.
Un ejemplo para aplicar el art. 7°. Reglas de la capacidad
Las dos reglas generales sobre las nuevas leyes relativas a la capacidad son: 1) tienen aplicación
2) no son de aplicación retroactiva, por lo que no
pueden afectar la constitución ni la extinción de situaciones y relaciones jurídicas constituidas o extinguidas al
momento de la entrada en vigencia de la nueva ley.
Por aplicación de estas reglas, a partir de la entrada en vigencia de la ley 26.994, aunque el tratamiento médico
haya comenzado durante la vigencia del CC, una joven de dieciséis años puede decidir por sí sola que se le
coloque un dispositivo anticonceptivo (DIU); el médico no puede requerir la autorización de los padres; más aún,
tiene la obligación de mantener el secreto profesional (art. 26).
Una mamá de quince años ejerce la responsabilidad parental sobre su hijo, aunque él haya nacido antes de
agosto de 2015, pero los actos realizados con anterioridad, con la exclusiva representación de los abuelos, son
válidos, porque la ley no tiene efectos retroactivos (art. 644).
Modo de contar los intervalos del derecho.
ARTÍCULO 6º.- Modo de contar los intervalos del derecho. El modo de contar los intervalos del derecho es
el siguiente: día es el intervalo que corre de medianoche a medianoche.
En los plazos fijados en días, a contar de uno determinado, queda éste excluido del cómputo, el cual debe
empezar al siguiente.
Los plazos de meses o años se computan de fecha a fecha. Cuando en el mes del vencimiento no hubiera día
equivalente al inicial del cómputo, se entiende que el plazo expira el último día de ese mes. Los plazos vencen
a la hora veinticuatro del día del vencimiento respectivo.
El cómputo civil de los plazos es de días completos y continuos, y no se excluyen los días inhábiles o no
laborables.
En los plazos fijados en horas, a contar desde una hora determinada, queda ésta excluida del cómputo, el cual
debe empezar desde la hora siguiente.
Las leyes o las partes pueden disponer que el cómputo se efectúe de otro modo.
El CCyC establece un régimen legal supletorio que opera si las leyes o las partes no disponen un modo de
computar los plazos diferentes.
¿Cuál es ese régimen?
En primer lugar, el CCyC define qué es el intervalo ya que justamente le interesa precisar cuál es el modo de
contar los intervalos del derecho. Así, se entiende por día: el intervalo que corre de medianoche a medianoche.
En los plazos fijados en días, siempre queda excluido el día desde el que se comienza a contar, o sea, el plazo
comienza a correr al siguiente.
Cuando los plazos están fijados en meses o años, ellos se computan de fecha a fecha. Por otra parte, se aclara
que para el supuesto excepcional en el que el mes del vencimiento no tuviera día equivalente al inicial del
cómputo, se entiende que el plazo expira el último día de ese mes.
También se aclara que los plazos vencen a la hora 24 del día del vencimiento respectivo, que el cómputo de los
plazos civiles es de días completos y continuos, y que no se excluyen los días inhábiles o no laborables.