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AUTO SUPREMO
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIAS A L A C I V I LAuto Supremo: 130/2023Fecha: 08 de febrero de

2023Expediente: CH-12-23-S.Partes: Enrique Mormero Romero y Rosa Estrada Ramírez c/ Segundino Segovia

Estrada.Proceso: Resolución de contrato y cancelación de inscripción en Derechos

Reales.Distrito: Chuquisaca.VISTOS: El recurso de casación de fs. 107 a 112 vta., interpuesto por Rosa Estrada

Ramírez por sí y en representación de Enrique Mormero Romero y, contra el Auto de Vista Nº 435/2022 de 01 de

diciembre, cursante de fs. 102 a 104, pronunciado por la Sala Civil y Comercial Primera del Tribunal Departamental de

Justicia de Chuquisaca, dentro del proceso ordinario sobre resolución de contrato de compraventa y cancelación de

inscripción en Derechos Reales, seguido por los recurrentes en contra de Segundino Segovia Estrada; la contestación

a fs. 116 a 119 vta.; el Auto de concesión de 03 de enero de 2023, visible a fs. 120; el Auto Supremo de Admisión Nº

30/2023-RA de 10 de enero, cursante de fs. 125 a 126 vta.; todo lo inherente al proceso; y:CONSIDERANDO

I:ANTECEDENTES DEL PROCESOEnrique Mormero Romero y Rosa Estrada Ramírez, por escrito de fs. 31 a 33,

interpusieron demanda de resolución de contrato y cancelación de inscripción en Derechos Reales contra Segundino

Segovia Estrada, quien una vez citado, a través del memorial que sale de fs. 38 a 40 vta., contestó negativamente;

tramitada la causa, el Juez Público Civil y Comercial Nº 8 de la ciudad de Sucre, pronunció la Sentencia N° 133/2022

de 30 de septiembre, cursante de fs. 76 a 80, por la que declaró: IMPROBADA EN TODAS SUS PARTES la demanda

visible de fs. 31 a 33, incoada por Enrique Mormero Romero y Rosa Estrada Ramírez.Resolución de primera instancia

que fue apelada por Rosa Estrada Ramírez por sí y en representación de Enrique Mormero Romero, a través del

escrito que cursa de fs. 82 a 88, a cuyo efecto la Sala Civil y Comercial Primera del Tribunal Departamental de Justicia

de Chuquisaca, mediante el Auto de Vista Nº 435/2022 de 01 de diciembre cursante de fs. 102 a 104, CONFIRMÓ el

Auto Interlocutorio N° 569/2022 de 13 de septiembre y la Sentencia N° 133/2022 de 30 de septiembre del mismo año,

argumentando que la resolución contractual por incumplimiento sucede cuando el contrato contiene obligaciones

reciprocas por cumplir y se encuentra en ejecución; empero, el documento base acreditó que las obligaciones de

ambas partes fueron cumplidas a tiempo de suscribirse el contrato, por el cual los vendedores transfieren la propiedad

de la cosa vendida y el comprador paga el precio consignado, no resultando relevante el contenido de la confesión

judicial del demandado a fs. 13 en sus respuestas 1 a 3, porque no enervan la existencia del consentimiento y del pago

contenido en el documento público, en razón de que el confesante hace una precisión referente a que obró a través de

un intermediario con quien los demandantes pactaron en su nombre, dieron su consentimiento y recibieron el pago del

precio como consta en el documento, al no alegarse falsedad de ambas declaraciones contractuales, estas mantienen

su validez legal no pudiendo ser disueltas sino por consentimiento mutuo de partes o por resolución judicial, ostentando

el valor probatorio del art. 1289 del Código Civil, al argüir que el pago no fue realizado y no se otorgó el consentimiento,

cuando en ambos casos, los demandantes declararon haber pactado en favor del demandado y haber recibido de él el

precio, independientemente de la existencia de un tercero intermediario o comisionista. Respecto al reclamo del Auto

Interlocutorio que rechaza la prueba testifical e inspección judicial; refiere que el art. 1328 num. 2 del Código Civil,

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establece que: “Tampoco es admisible la prueba testifical en contra y fuera de lo contenido en los instrumentos, ni

sobre lo que se alegue haberse dicho antes, a tiempo o después que ellos otorgaron, aun cuando se trate de suma

menor”; debido a esa razón, se rechazó correctamente la proposición de prueba testifical, porqué con ella se pretendió

desvirtuar algo que expresamente contiene y declara el contrato base, cual es la existencia del consentimiento de los

vendedores y del pago realizado; en igual sentido, la prueba de inspección judicial es impertinente o inconducente para

acreditar la falta de pago y la ausencia de consentimiento, no resulta un medio adecuado para probar ese objeto,

estando prohibida por la norma de derecho antes invocada, resultando correcto su rechazo al amparo del art. 142 del

Código Procesal Civil.Esta resolución fue impugnada mediante el recurso de casación que cursa de fs. 107 a 112 vta.,

interpuesto por Rosa Estrada Ramírez por sí y en representación de Enrique Mormero Romero; el cual es motivo de

análisis.CONSIDERANDO II:DEL CONTENIDO DEL RECURSO DE CASACIÓN Y SU CONTESTACIÓNPrimer motivo

de casación, por falta de resolución fundada y violación al debido proceso, acusaron la infracción del art. 510 del

Código Civil, porque el Juez no debió limitarse al sentido de las palabras como lo hicieron los Vocales al recapitular y

exponer en el Auto de Vista lo que dice el contrato, además no tomaron en cuenta el comportamiento del comprador,

pues en la cláusula segunda señala: “…suma de dinero que se recibiría a la suscripción del presente documento” y en

la cláusula quinta dice “…entregándolo a la suscripción del mismo la suma convenida en Bs. 33.000…”, afirmaciones

que fueron desacreditadas en la contestación del demandado respecto a su confesión judicial provocada, en la cual

señaló que Luis Ibarra fue un intermediario para la compra, entregando el dinero a Luis Ibarra en su condición de

intermediario y contradictoriamente en el documento señala que entregó el pagó a los vendedores a momento de la

suscripción del contrato, por lo que queda demostrado el incumplimiento de pago, haciendo posible la resolución de

contrato por incumplimiento.Reclamaron la violación del art. 568 Código Civil, porque los Vocales consideraron el pago

a favor de un tercero, que además es su enemigo, por otro lado y de manera contradictoria también dice que el contrato

es la verdad absoluta, siendo que el pagó debe ser para el vendedor y se concreta con la obligación de dar; la simple

constancia literal en un documento no puede ser considerada como cumplida más aún si existe confesión y la grave

contradicción del demandado en sus afirmaciones, extremos demostrados por la propia confesión judicial.En el

segundo motivo, manifestaron que el Tribunal de alzada violó el art. 145.I del Código Procesal Civil y art. 1321 del

Código Civil, sobre la defectuosa valoración de la prueba en la confesión judicial de Segundino Segovia Estrada, quien

reconoció que nunca tuvo trato con los demandantes, que jamás pago a los vendedores, que todo lo hizo por

intermedió de Luis Ibarra, confesión que se encuentra respaldada por el art. 162.II del Código Procesal Civil, la cual

señala que la confesión judicial hace plena prueba, reconocimiento que fue libre y voluntario sin presión alguna ante un

Juez. En el presente caso el demandado destruyó todo el contenido de la falsa escritura mediante confesión

provocada, dijo todo lo contrario al Testimonio N° 201/2018, que en su contenido señala que ambos de su libre y

espontánea voluntad suscribieron un contrato de venta, empero, el comprador en su confesión indicó que es mentira y

que personalmente no habló con ellos.Reclamaron errónea aplicación de los arts. 1329 y 1328 del Código Civil, donde

los Vocales de manera arbitraria e ilegal ratificaron la declaración desestimada de la declaración de todos los testigos

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de cargo, con el argumento de que la prueba testifical no se considera un regla sino una excepción y que los testigos

no son admitidos a probar las convenciones pactadas entre partes salvo en los casos señalados por la ley; empero, por

el art. 1329 del Código Civil, si permite la declaración de testigos, por lo que debieron anular la Sentencia y ordenar al

Juez A quo que cumpla con esta disposición legal.Con base en estos argumentos, solicitó se emita Auto Supremo,

casando la resolución recurrida y se declare probada la demanda de resolución de contrato.Respuesta al recurso de

casación.Segundino Segovia Estrada contestó negativamente el recurso de casación, manifestó que los recurrentes

hacen una interpretación sesgada y antojadiza de la confesión judicial provocada como si fuera la prueba fundamental

del proceso, siendo que la misma debe ser mínimamente apreciada y valorada de forma integral, no sobre la base de

extremos incompletos como convenientemente lo plantean los demandantes; referente a la violación del art. 145 del

Código Procesal Civil, los recurrentes no advierten que la labor de considerar, apreciar y valorar todas y cada una de

las pruebas producidas bajo las reglas de la sana crítica, la lógica y el prudente criterio, se constituye en una actividad

privativa de los jueces de instancia, por lo que no resulta evidente la vulneración acusada; y por último, a tiempo de

señalar que el Juez A quo rechazó la prueba testifical de cargo, misma que fue confirmada por el Tribunal de alzada,

manifestó que se trata de una apelación en el efecto diferido sin recurso ulterior, lo que significa que está impedida la

revisión en sede casacional, por lo que dicho reclamó es inadmisible.Argumentos con los cuales pidió a este máximo

Tribunal de Justicia que se declare infundado el recurso de casación cursante de fs. 107 a 112 vta.CONSIDERANDO

III:DOCTRINA APLICABLE AL CASOIII.1. De la interpretación de los contratos. Al respecto, este Supremo Tribunal de

Justicia orientó en el Auto Supremo N° 506/2016 de 16 de mayo que: “Según Carlos Morales Guillen, en su obra

Código Civil Concordado y Anotado, Cuarta Edición, Tomo I, respecto de la interpretación de los contratos nos señala

que; interpretar un contrato, es fijar su sentido y alcance, Determinar en qué términos y hasta qué grado se obligaron

las partes, No se discute la necesidad de interpretación para el normal funcionamiento del derecho, Es consecuencia

lógica de que toda la vida de relación esta moldeada por el derecho.Se ha dado en la materia dos corrientes opuestas:

la teoría subjetiva o de la voluntad interna, que dice relación directa con el consentimiento o concurso de voluntades,

que forma el contrato y que traduce más que la voluntad declarada, la verdadera intención de las partes (R. Villegas).

La teoría objetiva o de la voluntad declarada, fundada por Saleilles (cit. de R. Villegas), según la cual la interpretación

del contrato debe considerar exclusivamente la forma en que se exteriorizó la voluntad, porque si bien el

consentimiento es el alma del contrato, lo es entre tanto se manifiesta la voluntad y no para ocultar reservas

mentales.En nuestra legislación el art. 510 del Código Civil, preceptúa que debe averiguarse la intención de las

partes apreciando el comportamiento de estas y las circunstancias del contrato. Indudablemente se advierte que se ha

preferido la corriente de la teoría subjetiva. Pues investigar la intención es ralamente una operación inductiva. De esta

regla resulta que el estudio de un contrato debe ser apreciado, para su interpretación, en su existencia, en su verdad,

en su naturaleza, en su intención y en su forma.La investigación fundamental del intérprete, desde luego, ha de

consistir en precisar la naturaleza jurídica efectiva del contrato, para determinar la aplicabilidad de la norma o de las

normas que le correspondan, ya que puede resultar que no siempre es decisivo aun el nomen juris que las partes han

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empleado para calificar el contrato. Así la interpretación se hace necesaria para reconstruir el significado efectivo o

verdadero, tanto en el caso mencionado como en los diversos supuestos de las normas del capítulo que reglamentan la

interpretación.El principio fundamental de la interpretación el “a tanto se obliga el hombre a cuanto quiso obligarse”. En

ese a cuanto quiso esta toda la clave: la necesidad de la interpretación y la subjetividad de la misma.La primera regla

de la interpretación, no inserta el Código, pero que surge inequívoca de todo ordenamiento jurídico, es que si los

términos de un contrato son claros y no dejan duda sobre la intención de los contratantes debe estarse al sentido literal

de sus cláusulas.Si la construcción gramatical de las cláusulas del contrato, es ambigua o anfibológica y provoca en su

inteligencia direcciones distintas, es decir, como dicen las reglas, hace al contrato todo, o a una o varias de sus

cláusulas, o a alguna de sus palabras, susceptibles de diversos sentido o acepciones, deberá entenderse el más

adecuado, que produzca efecto conforme a la materia y naturaleza del contrato.Siendo el contrato una asociación de

pensamientos encaminados al logro del fin buscado por la voluntad, asociación en la que las cláusulas son sus

componentes, forzosamente la interpretación ha de ser integral y sistemática, resolviéndose la oscuridad o ambigüedad

de una cláusula, por el sentido que resulta del conjunto de ellas, conforme lo dispone el art. 514 del Código Civil.”III.2.

Sobre la resolución del contrato y análisis del sinalagma funcional. Nuestro ordenamiento sustantivo civil en su art. 568

refiere que: “(Resolución por incumplimiento). - I. En los contratos con prestaciones recíprocas cuando una de las

partes incumple por su voluntad la obligación, la parte que ha cumplido puede pedir judicialmente el cumplimiento o la

resolución del contrato, más el resarcimiento del daño; o también puede pedir sólo el cumplimiento dentro de un plazo

razonable que fijará el juez, y no haciéndose efectiva la prestación dentro de ese plazo quedará resuelto el contrato, sin

perjuicio, en todo caso, de resarcir el daño. II. Si se hubiera demandado solamente la resolución, no podrá ya pedirse el

cumplimiento del contrato; y el demandado, a su vez, ya no podrá cumplir su obligación desde el día de su notificación

con la demanda”; de lo expuesto se deduce que la parte contratante que cumplió con su prestación, ante el

cumplimiento de la otra parte, puede demandar la resolución o exigir el cumplimiento de la prestación debida del otro

contratante.Ahondando en la resolución de contrato, corresponde citar el aporte doctrinario del tratadista Guillermo A.

Borda, quien en su obra de “Tratado de Derecho Civil”, refiere: “La resolución no es el resultado de un nuevo contrato

(como ocurre en la recisión bilateral) sino que supone la extinción del contrato por un hecho posterior a la celebración;

hecho que a veces es incalculable a la otra parte (como es por ejemplo el incumplimiento) o que puede ser extraño a la

voluntad de ambas (como ocurre en ciertos supuestos de condiciones resolutorias), la resolución del contrato puede

operar ipso iure, (como sucede en la condición resolutoria) o bien puede requerir la manifestación de voluntad de la

parte interesada en ella (como ocurre en la que se funda en el arrepentimiento o en el incumplimiento de la

contraria)”En este mismo entendido la extinta Corte Suprema de Justicia, con la cual este Tribunal Supremo de Justicia

comparte criterio, emitió el Auto Supremo Nº 61/2010, donde de manera amplia y completa orientó que: “Celebrado el

contrato, es lógico suponer que el mismo se extinguirá por el cumplimiento de las prestaciones convenidas por las

partes al momento de su celebración, por ello el cumplimiento constituye el modo normal en que concluye un contrato.

Empero, es posible que determinadas situaciones, pongan fin al contrato cuando aún no se han satisfecho las

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prestaciones acordadas. Como se ha señalado, el contrato puede sufrir la influencia de circunstancias o de hechos

sobrevivientes o de un comportamiento de la contraparte posterior a la formación del mismo, que alteren la relación

entre los contratantes, o bien perturben el normal desenvolvimiento del contrato, de modo que éste no puede continuar

vinculando a las partes en el modo originario en que lo pactaron. Por ello como señala Messineo, se ha preparado el

remedio de la resolución a demanda y en beneficio de aquella de las partes respecto de la cual el contrato - a causa del

comportamiento de la contraparte o por otra razón objetiva- viene a ser un motivo de sacrificio patrimonial soportarlo sin

retribución o bien sin retribución adecuada en lugar de ser el instrumento para la consecución del fin que la parte se

había propuesto. La resolución de contrato, puede tener lugar como consecuencia de: 1) el incumplimiento voluntario

(en las modalidades de la resolución judicial o extrajudicial); 2) el incumplimiento involuntario por imposibilidad

sobreviniente de la prestación; 3) el incumplimiento involuntario por excesiva onerosidad de la prestación. Cada una de

esas causales de resolución, tiene su propia concepción, causas y sus propios efectos, por ello su regulación también

es distinta. La resolución del contrato por incumplimiento, presupone la existencia de un contrato bilateral, con

prestaciones recíprocas. El fundamento para que proceda es precisamente el incumplimiento de la prestación debida

por una de las partes, en virtud a ello, la parte que ha cumplido su prestación tiene el derecho de liberarse del contrato,

sin perjuicio del resarcimiento del daño que el incumplimiento le hubiera ocasionado, por ello, la parte que incumple su

obligación no puede pedir la resolución del contrato por esta causal…”.Continuando con el análisis de la resolución de

contrato, corresponde citar el aporte de Carlos Miguel Ibáñez que en su obra “La Resolución del Contrato” pág. 39,

respecto al sinalagma funcional señala: “Una variedad de la teoría de la causa recíproca es el teoría del sinalagma

funcional, que a efectos de salvar las objeciones formuladas a aquélla, distingue entre el sinalagma genético y el

funcional (…) esa reciprocidad debe subsistir también en el momento o etapa de cumplimiento de contrato, lo que se

denomina “sinalagma funcional”, que exige que la reciprocidad de las prestaciones se mantenga durante la vida y

ejecución del contrato (…) No basta que en el contrato bilateral surjan obligaciones recíprocas (sinalagma genético),

sino que es preciso que dicha reciprocidad se configure también en su cumplimiento, que éste sea recíproco

(sinalagma funcional). Así como son recíprocas las obligaciones emergentes, también debe ser recíproco el

cumplimiento”.III.3. De la procedencia del recurso de casación de la apelación en efecto diferido.Al respecto este

Supremo Tribunal de Justicia orientó en el Auto Supremo N° 179/2021 de 03 de marzo que “Sobre este tema, el autor

Armando Córdova Saavedra, en su obra “MANUAL PRÁCTICO DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL CIVIL” pág. 138 y

141 expresa, que: “El Recurso de casación, constituye por su naturaleza un medio impugnatorio de carácter

extraordinario y procede en supuestos estrictamente determinados por ley y dirigido a que el máximo Tribunal

Supremo, la revise con el fin de corregir los errores de juicio o de procedimiento -in judicando o in procedendo que en

ella se han cometido…”, en esa misma lógica el profesor Adolfo Armando Rivas en el texto “CURSO SOBRE EL

CÓDIGO PROCESAL CIVIL” pág. 320, señala; “El recurso de casación procede para impugnar autos de vista dictados

en proceso ordinarios y en los casos expresamente señalados por ley…”, criterio concordante con lo establecido por el

art. 270 de la Ley 439 “Código Procesal Civil”.De lo expuesto, se puede inferir que el recurso de casación tiene como

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una de sus características esenciales, que no se trata de una tercera instancia, pues el Tribunal de casación es un

Tribunal de derecho y no de hecho, por ello el recurso solo procede por las causales taxativamente indicadas por la ley,

debiendo el Tribunal de casación circunscribirse a considerar las causales invocadas por el recurrente siempre que se

formulen con observancia de los requisitos exigidos por el ordenamiento jurídico.A ese efecto, el Auto Supremo No.

678/2017 de 19 de junio, en cuanto a las resoluciones que pueden ser objeto de recurso de casación,

estableció; “Sobre el tema el art. 250-I del Código Procesal Civil señala: “I.- Las resoluciones judiciales son

impugnables salvo, disposición expresa en contrario” norma que otorga un criterio generalizado para el tema de

recursos, orientando en sentido de que las resolución judiciales son impugnables, salvo que la norma lo prohíba en

contrario, ahora en consonancia con lo referido en la última parte de la norma citada, tratándose del recurso de

casación el art. 270-I del Código Procesal Civil es claro al establecer: 'El recurso de casación procede para impugnar

autos de vista dictados en procesos ordinarios y en los casos expresamente señalados por Ley', la norma en cuestión

en cuanto al recurso de casación establece de forma explícita su procedencia para dos casos, 1.- Contra Autos de

Vista dictados en procesos ordinarios y 2.- En los casos expresamente establecidos por Ley (…) Partiendo de dicho

argumento, se debe entender que cuando el Legislador ha establecido la procedencia del recurso de casación contra

Autos de Vista dictados en procesos ordinarios, su intencionalidad ha sido, que este Máximo Tribunal de Justicia

uniforme Jurisprudencia de acuerdo a las atribuciones establecidas en el art. 42 núm. 3) de la Ley 025, es decir,

específicamente para aquellos casos de trascendencia a nivel Nacional, entonces bajo esa directriz, el recurso de

casación únicamente procederá contra Autos de Vista que resolvieren un Auto definitivo, Autos de Vista que resolvieren

sentencias y en los casos expresamente establecidos por Ley, siendo viable únicamente dentro de un proceso ordinario

y no así para otros casos...”En ese marco, en lo que respecta a la procedencia del recurso de casación contra

resoluciones que resuelven una apelación en el efecto diferido el A.S. Nº 1082/2015-L de 18 de noviembre, ha

señalado lo siguiente: “Conforme de antecedentes se desprende el agravio, se encuentra vinculado al auto de fs. 74 el

cual, rechaza el incidente de nulidad de obrados planteado a fs. 71, resolución que fue objeto de apelación a fs.102,

misma que fue diferida en su concesión por auto de fs. 103, y al momento de plantear recurso de apelación contra la

Sentencia el ahora recurrente en su otrosí 1, fundamenta nuevamente la apelación diferida, misma que es resuelta por

el Tribunal de Apelación. Conforme a los antecedentes expuestos corresponde reiterar que la apelación en el efecto

diferido tiene por fin que la tramitación de la causa no sea suspendida, disponiendo que esa apelación sea diferida

hasta una eventual apelación de la Sentencia, conforme establecen los arts. 24 y 25 de la Ley 1760, por lo que, la

misma no admite recurso de casación conforme a la regla de precedencia del Art. 255 del Código de Procedimiento

Civil (…) Teniendo presente lo expuesto la resolución motivo del recurso de casación en la forma, al ser la misma como

emergencia de un recurso de apelación en el efecto diferido, no se encuentra inmersa dentro de las causales

establecidas en el art. 255 del C.P.C., deviniendo en improcedente su recurso de casación en la forma.”.Entonces,

tomando en cuenta que el recurso de casación es considerado un medio impugnatorio vertical y extraordinario

procedente en supuestos estricta y taxativamente determinados por ley, dirigido a lograr que el Tribunal de casación

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case o anule las resoluciones expedidas en apelación, no constituye una tercera instancia, puesto que solo procede en

determinados casos y contra resoluciones de carácter definitivo que cortan todo procedimiento ulterior, impidiendo la

prosecución de la causa y haciendo que el juzgador pierda competencia del juicio (con las salvedades establecidas en

la ley), en cuyo entendido no procede contra un Auto de Vista que confirma un auto que fue concedido en el efecto

diferido, bajo la óptica de que esa resolución no tiene carácter definitivo, conforme lo establece el art. 211.I del Código

Procesal Civil y más bien se encuentra sujeta a lo dispuesto en el art. 260.III del mismo Código y tomando en cuenta

que la apelación diferida al igual que la apelación en el efecto devolutivo, no suspenden la ejecución de autos, tampoco

interrumpen la continuidad del desarrollo del proceso judicial.Finalmente a mayor ilustración y a los efectos de tener un

entendimiento certero sobre lo que debe entenderse por Auto de Definitivo, acudiremos a los razonamientos vertidos

por la S.C. N° 0092/2010-R que ha señalado lo siguiente: “La distinción entre autos interlocutorios simples o

propiamente dichos y autos interlocutorios definitivos (Canedo, Couture), radica principalmente en que 'los últimos

difieren de los primeros en que, teniendo la forma interlocutoria, cortan todo procedimiento ulterior del juicio, haciendo

imposible, de hecho y de derecho, la prosecución del proceso. Causan estado, como se dice en el estilo forense, tal

cual las sentencias' y conforme orienta el art. 211 de la Ley 439 -son aquellos que ponen fin al proceso-, de lo que se

puede inferir que el Auto Definitivo es aquella resolución que corta todo procedimiento ulterior, impidiendo la

prosecución de la causa y haciendo que el juzgador pierda competencia, concluyéndose que para una resolución como

ser Auto Interlocutorio sea catalogado como definitivo, debe contener uno de esos presupuestos, entonces se deberá

analizar la naturaleza de la Resolución...”.CONSIDERANDO IV:FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓNExpuesta como

está la doctrina aplicable al presente caso, corresponde expresar las siguientes consideraciones:En el primer motivo de

casación, por falta de resolución fundada y violación al debido proceso, acusaron la violación del art. 510 del Código

Civil, porque el Juez no debió limitarse al sentido de las palabras, como hicieron los Vocales en el contrato, el cual fue

desacreditado con la contestación de Segundino Segovia Estrada (comprador), corroborando lo referido en su

confesión provocada, que señaló entregar el dinero en manos de Luis Ibarra Ibarra, en su condición de intermediario

para la compraventa, y contradictoriamente en el documento dice que entregó el pago de Bs. 33.000 personalmente a

los vendedores al momento de la suscripción del contrato; señalan que el incumplimiento está demostrado y afirman

que nunca se les entregó ningún dinero como pago de la compraventa, por lo que es posible la resolución de contrato.

Reclamaron también la violación del art. 568 Código Civil, porque los Vocales consideraron el pago a favor de un

tercero, y de manera opuesta también dice que el contrato es la verdad absoluta; la simple constancia literal en un

documento no puede considerarse como cumplida, más aun si existe confesión judicial y la grave contradicción del

demandado en sus afirmaciones; demostrando que el contrato N° 201/2018 de 25 de julio, no tiene objeto cierto.Los

recurrentes señalaron en su demanda, con base en las pruebas presentadas, que no se les entregó dinero alguno por

la compraventa del lote de terreno, que la demanda versó sobre la falta de pago de Bs. 33.000, siendo que el Tribunal

de alzada recapituló las cláusulas segunda y quinta del contrato, dándole fe probatoria al contenido de la Escritura

Pública N° 201/2018, documento base de la demanda como verdad suprema; es así que, los Vocales violaron el art.

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510 del Código Civil, al no realizar la interpretación del contrato, mucho menos el examen interno y externo, siendo en

la confesión espontánea del comprador al momento de contestar la demanda, quien señaló que el dinero se entregó en

manos de Luis Ibarra y no como señala las cláusulas segunda y quinta.Sobre este tema, el Código Civil señala en su

art. 510.- “(INTENCIÓN COMÚN DE LOS CONTRATANTES) I. En la interpretación de los contratos se debe averiguar

cuál ha sido la intención común de las partes y no limitarse al sentido literal de las palabras. II. En la determinación de

la intención común de los contratantes se debe apreciar el comportamiento total de éstos y las circunstancias del

contrato”, según lo desarrollado en el apartado III.1 de la doctrina aplicable sobre la interpretación de los contratos,

debemos considerar que en el estudio del contrato, este debe ser apreciado, para su interpretación, en su existencia,

en su verdad, en su naturaleza, en su intención y en su forma.Con ese antecedente, este Tribunal realizó la

interpretación del contenido de la Escritura Pública N° 201/2018, protocolizada ante Notaría de Fe Pública el 25 de julio,

que cursa en calidad de prueba documental de fs. 1 a 3 vta., intitulado como “ESCRITURA PÚBLICA SOBRE

TRANSFERENCIA DE UN INMUEBLE”; como partes suscribientes firman los señores Enrique Mormero Romero y

Rosa Estrada Ramírez en calidad de vendedores y Segundino Segovia Estrada como comprador; en la cláusula

segunda, convienen que: “Con este derecho propietario que nos asiste, y por así convenir a nuestros intereses, de

nuestra libre y espontánea voluntad, sin que existan vicios del consentimiento como dolo, error o violencia, damos en

calidad de venta real y enajenación perpetua, (..) a favor del señor SEGUNDINO SEGOVIA ESTRADA, por la suma

libremente convenida de BOLIVIANOS TREINTA Y TRES MIL 00/100 (Bs. 33000.00) suma de dinero que recibimos en

su totalidad, a nuestra entera satisfacción en moneda de curso legal y corriente…”; de lo expuesto se entiende que, la

intención común de las partes al momento de la suscripción de la Minuta de Transferencia realizada el 19 de marzo de

2018, debidamente protocolizada en fecha 25 de julio del mismo año, fue la compraventa de un lote de terreno por la

suma de dinero convenida entre partes y que el mismo ha sido recibido por el vendedor en su totalidad a su entera

satisfacción, conforme señala dicha cláusula en el documento base del presente caso.De igual forma, siendo el

reclamo principal la falta de pago por la compraventa de un inmueble, se examinó la cláusula quinta de la referida

Escritura Pública, que dice “Yo SEGUNDINO SEGOVIA ESTRADA, (…) acepto como comprador del mencionado

inmueble (lote de terreno), todas y cada una de las cláusulas estipuladas en el presente documento de compraventa,

entregando a la suscripción del mismo, la suma convenida de BOLIVIANOS TREINTA Y TRES MIL 00/100 (Bs.

33000.00)”; en el mismo entendido, se concibe de forma clara y precisa, que el comprador entregó a los vendedores la

suma de dinero convenida al momento de la suscripción de la minuta de transferencia, aplicándose en esta cláusula la

primera regla de la interpretación, respecto a que los términos del contrato son claros y por lo tanto no dejan duda

sobre la intención de los contratantes, debiendo estar al sentido literal de sus cláusulas.Expuestas de manera precisa

las cláusulas segunda y quinta de la Escritura Pública N° 201/2018, queda claramente establecido que las partes en

común acuerdo transfirieron en calidad de venta real y enajenación perpetua el lote de terreno, por la suma de dinero

convenida entre partes, que expresamente señala la parte vendedora haber recibido el monto de Bs. 33.000, en su

totalidad a su entera satisfacción, en moneda de curso legal y corriente, y por otro lado, el comprador entregó a la

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suscripción del mismo la suma convenida de Bs. 33.000, no dejando duda alguna sobre la intensión de las

partes.Establecido este análisis, pasamos a dilucidar lo reclamado por los recurrentes, señalaron que no se les entregó

el pago de Bs. 33.000 por la compraventa del lote de terreno, hecho que señalan demostrar con prueba adjunta a fs. 12

y 13 de obrados, que el demandado ha reconocido mediante confesión judicial provocada (prueba producida en

proceso de nulidad de contrato), que no tuvo trato personal con los vendedores y que pagó el precio de la compraventa

del terreno a Luis Ibarra, manifestaron que el demandado confirmó este argumento con su respuesta a la demanda; sin

embargo, el recurrente no refiere con claridad o precisión cuál sería la verdadera intensión que tuvieron las partes al

momento de la suscripción de la minuta el 19 de marzo de 2018, protocolizada el 25 de julio del mismo año; siendo

que, la confesión provocada no es precisa en esos puntos y como prueba no desvirtúa lo estipulado en la Escritura

Pública N° 201/2018, documento público que tiene todas las formalidades, como señalan los arts. 519, 1287 y 1289.I

del Código Civil y el art. 148.I del Código de Procedimiento Civil.Además, los recurrentes refieren que el Tribunal de

alzada consideró el pago a favor de un tercero y contradictoriamente dice que el contrato es la verdad absoluta, por lo

que también denuncian la violación del art. 568 del Código Civil; respecto a este punto, con base en el análisis ya

realizado y en atención a la norma violada, que refiere: “(RESOLUCIÓN POR INCUMPLIMIENTO) I. En los contratos

con prestaciones recíprocas cuando una de las partes incumple por su voluntad la obligación, la parte que ha cumplido

puede pedir judicialmente el cumplimiento o la resolución del contrato, más el resarcimiento del daño; o también puede

pedir sólo el cumplimiento dentro de un plazo razonable que fijará el Juez, y no haciéndose efectiva la prestación

dentro de ese plazo quedará resuelto el contrato, sin perjuicio, en todo caso, de resarcir el daño. II. Si se hubiera

demandado solamente la resolución, no podrá ya pedirse el cumplimiento del contrato; y el demandado, a su vez, ya no

podrá cumplir su obligación desde el día de su notificación con la demanda”.En virtud de las obligaciones adquiridas en

la Escritura Pública N° 201/2018 de 25 de julio, los vendedores interpusieron demanda solicitando la resolución del

mismo, más la cancelación de inscripción en Derechos Reales, alegando que la parte demandada no realizó el pago de

la suma de Bs. 33.000 por la compraventa de un lote de terreno y que además no dieron su consentimiento para dicha

transferencia; corrido en traslado, el comprador respondió negativamente señalando que existe constancia expresa del

pago de precio, el cual constituye en recibo de pago y finiquito sobre el particular; en ese entendido, el Juez de primera

instancia tomó como objeto de análisis la Escritura Pública N° 201/2018, documento base de la demanda,

determinando que no existe nada pendiente de cumplimiento por el demandado Segundino Segovia Estrada, que existe

constancia expresa de pago del precio en su totalidad y de la recepción del dinero pagado o entregado por el

demandado, no siendo óbice que ese pago se hubiera efectuado por intermedio de un tercero, declarando improbada

en todas sus partes la demanda de resolución de contrato de compraventa de inmueble y cancelación de inscripción en

Derechos Reales. Con base en este análisis, abordar el reclamo de la confesión provocada del comprador demuestra

todos los puntos a probar en sus reclamos, que el Testimonio N° 201/2018 de 25 de julio, no tiene objeto cierto; que la

confesión judicial del demandado demostró que no hubo consentimiento, que el comprador jamás habló personalmente

con los vendedores, no acordaron nada sobre la compraventa por lo que jamás les pagaron el monto de dinero como

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está en el documento, que el pago se realizó a un extraño (Luis Ibarra) y que nunca fueron juntos a firmar la minuta de

compraventa a la Notaría, razón por la que la confesión hace plena prueba. Por lo expuesto, cabe mencionar que este

Tribunal ha dejado claramente establecido que no puede concebirse la existencia de un contrato sin objeto, ya que el

objeto se encuentra constituido por el conjunto de las obligaciones que se ha generado con la operación jurídica

establecida, y lo único que exige la norma para que dicho objeto sea válido y de esa manera el contrato surta sus

efectos, es que el mismo sea posible, lícito y determinado o determinable. Por lo referido, esta situación no acontece en

el presente caso, ya que la minuta de transferencia de 19 de marzo de 2018 contenido en la Escritura Pública Nº

201/2018 de 25 de julio del mismo año, cursante de fs. 1 a 3 vta., cumple con esos requisitos encontrándose

establecido que el objeto del mismo es la transferencia de un lote de terreno con una superficie de 675,84 m2, signado

con el número de lote D-9 de la zona de Aranjuez del Municipio de Sucre, a cambio de un precio de Bs. 33.000;

obligaciones que definitivamente se enmarcan dentro de lo posible, lícito y determinado, no haciendo posible la

resolución del contrato de compraventa invocada por los actores, ahora recurrentes.Entonces, el hecho de que el

demandado Segundino Segovia Estrada haya confesado que el comprador jamás habló personalmente con ellos, que

el pago se realizó a un extraño (Luis Ibarra), y que nunca fueron juntos a firmar la minuta de compraventa ante la

Notaría no ayuda a la pretensión de los recurrentes, tampoco al señalar la falta de consentimiento y la falta de pago,

pues dichos aspectos no constituyen ausencia de objeto del contrato en cuestión; así también, la prueba de confesión

judicial provocada, no constituye un elemento probatorio suficiente para respaldar la demanda de resolución de

contrato, puesto que esta acción al ser de orden público, no puede ser demostrada a través de la confesión o el

allanamiento conforme dispone el art. 127.III del Código Procesal Civil, en tal sentido, esta instancia concuerda con la

decisión del Tribunal de alzada, que rechazó la impugnación de los actores, no siendo evidentes sus reclamos estos

devienen en infundado. En el segundo motivo, manifiestan que el Tribunal de alzada violó el art. 145.I del Código

Procesal Civil y art. 1321 del Código Civil, por defectuosa valoración de la prueba en la confesión judicial de Segundino

Segovia Estrada, quien reconoció que nunca tuvo trato con los demandantes, que jamás pago a los vendedores y que

todo lo hizo por intermedió de Luis Ibarra; confesión que se encuentra respaldada por el art. 162.II del Código Procesal

Civil, que señala a la confesión judicial como plena prueba. Los recurrentes alegaron que el demandado destruyó todo

el contenido de la falsa escritura mediante confesión judicial provocada, dijo todo lo contrario al Testimonio N°

201/2018, el cual en su contenido dice que ambos de su libre y espontánea voluntad suscribieron un contrato de

compraventa, empero, el comprador por confesión manifestó que no habló personalmente con los vendedores;

conforme lo reclamado, el Código Procesal Civil en su art. 145.I señala: “(VALORACIÓN DE LA PRUEBA). I. La

autoridad judicial al momento de pronunciar la resolución tendrá la obligación de considerar todas y cada una de las

pruebas producidas, individualizando cuales le ayudaron a formar convicción y cuales fueron desestimadas,

fundamentando su criterio” y el art. 1231 del Código Civil estipula: “(CONFESIÓN JUDICIAL) La confesión que presta

en juicio una persona capaz de disponer del derecho al que los hechos confesados se refieren, sobre un hecho

personal del confesante o cumpliendo por su apoderado con poder especial, hace plena fe contra quien la ha prestado

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a menos que sea relativa a hechos diferentes o contraria a las Leyes”. Sobre esta cuestión, la confesión judicial

provocada del demandado Segundino Segovia Estrada, visible de fs. 12 a 13 en la presente causa, ha sido producida

dentro de un proceso de nulidad de contrato, desarrollado en el Juzgado Público Civil y Comercial N° 6 del Tribunal

Departamental de Justicia de Chuquisaca, adjuntada en fotocopia legalizada y en calidad de prueba documental; es

establecida como prueba trasladada comprendida dentro el marco del art. 143 del Código Procesal Civil, considerada

legalmente producida, la cual tiene la misma validez y eficacia en el proceso seguido entre las mismas partes; prueba

que fue ofrecida por los recurrentes para demostrar que el comprador ahora demandado, no hablo personalmente con

los vendedores respecto a la compraventa del lote de terreno, y que ha pagado el precio de ese inmueble al señor Luis

Ibarra. Con base a este antecedente, este Tribunal ha evidenciado que está probanza ha sido debidamente

considerada como parte de las pruebas documentales adjuntas en la causa, no demostrando que el inmueble haya sido

vendido, tampoco desvirtúa que no se haya pagado el precio acordado; es la apreciación del Juez A quo no resultó

relevante el contenido de la confesión judicial, debido a que no enerva la existencia del consentimiento y del pago

contenido en el documento público, tasada así por el Juez Ad quem; asimismo, se tiene del art. 162.I num. 3) del

Código Procesal Civil que: “(EFECTOS DE LA CONFESIÓN JUDICIAL). I. La confesión judicial constituirá prueba,

excepto que: 3. Fuere opuesta a documentos fehacientes de data anterior, ya agregados al expediente”;

evidentemente, esta prueba ha sido contrapuesta a la Escritura Pública N° 201/2018 de 25 de julio, otorgada por

Notaría de Fe Pública N° 21 ante la Dra. Viviana Miriam Balcazar Rojas, instrumento que ostenta la calidad de

documento público conforme lo establecen los arts. 519, 1287 y 1289.I del Código Civil y el art. 148.I del Código de

Procedimiento Civil; por consiguiente, no se tiene que sea evidente la errónea aplicación y la vulneración de los arts.

145.I del Código Procesal Civil y 1321 del sustantivo de la materia, por lo que resultan infundados los agravios

denunciados. Reclamaron errónea aplicación de los arts. 1328 y 1329 del Código Civil, que los Vocales de manera

arbitraria e ilegal ratificaron la desestimación de la declaración de todos los testigos de cargo con el argumento que la

prueba testifical no se considera un regla sino una excepción, los testigos no son admitidos a probar las convenciones

pactadas entre partes salvo en los casos señalados por ley; empero, al amparo del art. 1329 del Código Civil, la prueba

testifical debería haber sido admitida, por lo que el Tribunal de alzada debió anular la Sentencia y ordenar al Juez A

quo a que cumpla con esta disposición legal.Los recurrentes manifestaron que la prueba testifical también se admite

cuando existe un principio de prueba escrita respecto a la pretensión del actor, conforme refiere el art. 1329 num. 1) del

Código Civil; en el presente caso, esta prueba cursa de fs. 12 a 13, donde el demandado confiesa que no se pagó

dinero alguno a los vendedores, correspondiendo tomar las declaraciones de los testigos de cargo, quienes sabían y

escucharon la declaración de confesión judicial provocada del demandado en audiencia, quien indicó que no pagó

dinero alguno a los vendedores, por lo que debió admitirse en aplicación del art. 168 del Código Procesal Civil.Sobre

este reclamo, nos remitimos a los razonamientos desarrollados en el punto III.3 de la doctrina aplicable, que señala

como precedentes a los Autos Supremos N° 678/2017 de 19 de junio y N° 1082/2015-L de 18 de noviembre

establecieron que, el recurso de casación es considerado un medio impugnatorio vertical y extraordinario, procedente

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en supuestos estricta y taxativamente determinados por Ley, dirigido a lograr que el Tribunal de casación case o anule

las resoluciones expedidas en apelación, no constituyendo así en una tercera instancia, puesto que solo procede en

determinados casos y contra resoluciones de carácter definitivo que cortan todo procedimiento ulterior, impidiendo la

prosecución de la causa y haciendo que el juzgador pierda competencia del juicio (con las salvedades establecidas en

la Ley); en cuyo entendido no procede contra un Auto de Vista que confirma un Auto Interlocutorio que fue concedido

en el efecto diferido, bajo la óptica de que esa resolución no tiene carácter definitivo, conforme lo establece el art. 211.I

del Código Procesal Civil, y más bien se encuentra sujeta a lo dispuesto en el art. 260.III del mismo Código, tomando

en cuenta que la apelación diferida al igual que la apelación en el efecto devolutivo, no suspenden la ejecución de

autos, tampoco interrumpen la continuidad del desarrollo del proceso judicial.En el presente caso, el agravio expuesto

en el recurso de casación pretende que el Tribunal de apelación anule la Sentencia y se ordene al Juez A quo tome las

declaraciones a los testigos de cargo que fueron rechazados por el Auto Interlocutorio de 13 de septiembre de 2022,

visible de fs. 68 vta. a 69 y vta. por considerarla impertinente a los hechos controvertidos que surgen de la relación

procesal establecida entre partes y del origen de la pretensión de la demanda de resolución de contrato; en ese marco,

la parte demandante ahora recurrente, anunció reserva de apelación en el efecto diferido cursante a fs. 69 vta., el cual

fue resuelto por el Auto de Vista N° 435/2022 de 01 de diciembre, visible de fs. 102 a 104, donde el Tribunal de alzada

confirmó el Auto Interlocutorio de 13 de septiembre de 2022. Así tramitada esta impugnación, fundamentada en el

recurso de apelación cursante de fs. 82 a 88 y resuelta por el Tribunal de apelación mediante Auto de Vista Nº

435/2022 de 01 de diciembre, que confirmó el Auto Interlocutorio de 13 de septiembre del mismo año, cerrando así

toda posibilidad de un nuevo análisis sobre la misma cuestión, pues conforme establece el art. 146 del Código

Procesal Civil, las resoluciones que rechazan la producción o el diligenciamiento de la prueba solo son impugnables en

el efecto diferido y que por tal razón, no tiene recurso ulterior, por lo que una vez resuelta la apelación en el efecto

diferido por el Tribunal de segunda instancia, ésta determinación no es impugnable en recurso de casación; al no ser

evidentes los hechos cuestionados por los recurrentes, corresponde infundar.Por tal motivo, corresponde emitir

resolución en el marco de lo establecido por el art. 220.II del Código Procesal CivilPOR TANTO: La Sala Civil del

Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de Bolivia, con la facultad conferida por el art. 42.I num. 1) de la

Ley del Órgano Judicial de 24 de junio de 2010 y en aplicación del art. 220.II del Código Procesal Civil,

declara INFUNDADO el recurso de casación de fs. 107 a 112 vta., interpuesto por Rosa Estrada Ramírez por sí y en

representación de Enrique Mormero Romero, contra el Auto de Vista Nº 435/2022 de 1 de diciembre, cursante de fs.

102 a 104, pronunciado por la Sala Civil y Comercial Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca.

Con costas y costos.Se regula honorarios profesionales para el abogado que responde al recurso de casación en la

suma de Bs. 1000.Regístrese, comuníquese y devuélvase.Relator: Mgdo. Juan Carlos Berrios Albizu.

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