Está en la página 1de 12

TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

                                                                                  S A L A   C I V I L

Auto Supremo: 67/2017

Sucre: 01 de febrero 2017

Expediente: CB – 30 – 16 – S                                                                                Partes: Luis Rene La


Fuente Aneiva. c/ Nancy Elba Ruiz de Gross.           Proceso: Nulidad de documento.

Distrito: Cochabamba.

VISTOS: Los recursos de casación de fs. 677 a 682 interpuesto por Nancy Elba Ruiz de Gross y
el de fs. 688 a 697 vta., formulado por Luis René La Fuente Aneiva  mediante su representante
Gustavo Gastón Verduguez Orruel contra el Auto de Vista signado con Partida N° 118 Libro Nº
199 de 18 de diciembre de 2015 que cursa de fs. 668 a 670, pronunciado por la Sala Civil
Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, dentro el proceso de nulidad
de contrato seguido por Luis René La Fuente Aneiva en contra de Nancy Elba Ruiz de Gross, la
concesión de fs. 706, la admisión de fs. 712 a 713 vta. y todo lo inherente.

I.- ANTECEDENTES DEL PROCESO:

La Jueza Primero de Partido en lo Civil y Comercial de la ciudad de Cochabamba, pronuncia


la Sentencia signado con Partida N° 14 de 29 de mayo de 2015 que cursa de fs. 637 a 647 vta.,
que declara probada la demanda de nulidad de contrato saliente a fs. 179 a 189, interpuesta
por Luis René La Fuente Aneiva, declarando nulo respecto a la participación de María Luisa
Aneiva Abaroa del documento de 30 de diciembre de 1982 reconocido el 5 de enero de 1983 y
protocolizado en la E.P. Nº 568/2000 de 1 de julio de 2000; asimismo dispone que por efecto
retroactivo se ordena que el derecho propietario en acciones y derechos en una proporción
del 75% sea cancelado y/o rectificado debiendo consignarse a la antes nombrada solo como
propietaria en la proporción del 50% correspondiente a las acciones y derechos de María Laura
Aneiva Abaroa y María Victoria Aneiva de Ruiz. Asimismo dispone que la nombrada María Luisa
Aneiva Abaroa, deberá hacerse constar que es propietaria en acciones y derechos en el 25%
sobre el bien inmueble. Asimismo se dispone la averiguación de daños y perjuicios en favor de
la parte demandantes en ejecución de sentencia. También declaró improbada la acción
reconvencional de validez de contrato y mejor derecho, e improbada la excepción perentoria
de cosa juzgada, interpuesta por Nancy Elba Ruiz de Gross. No se condena en costas por juicio
doble.

Apelada la resolución de primera instancia se pronuncia el Auto de Vista de fs. 668 a 670, que
confirma la Sentencia apelada con la modificación de que no procede el pago de daños y
perjuicios por encontrarse la propiedad litigada en lo proindiviso; refiriendo que en los hechos
probados el A quo dedujo que la firma de María Luisa Aneiva Abaroa fue falsificada y que con
referencia al documento en cuestión, concurre la causal de nulidad de contrato por ilicitud de
la cusa prevista en el art. 549 num. 3) del Código Civil, respecto a la transferencia de las
acciones y derechos que le corresponden a la nombrada, los que conforme al criterio de la
demandada, fueron insertados por abogado como un acto de agradecimiento por las
transferentes del bien inmueble, mediante documento de 30 de diciembre de 1983
desconociendo la inserción del término de “anticipo de legítima”; asimismo señala reitera
que –conforme al A quo- se tiene que la firma fue falsificada de acuerdo a la ratificación de la
pericia de fs. 429 a 432, al  igual que la pericia de 28 de agosto de 2013 que resultan ser
idóneas conforme al Auto Supremo Nº 268 de 24 de mayo de 2013; describe el Auto Supremo
Nº 275/2014 de 02 de junio y la Sentencia Constitucional Nº 0919/2014 de 19 de mayo, en
sentido de que la falsificación habilita la impugnación del acto pro vía de nulidad y no de
anulabilidad, por lo que la aseveración de desconocerse la inserción del término “anticipo de
legítima” en el documento de 30 de diciembre de 1983, carece de sustento legal. También
refiere, respecto a la calidad onerosa del título y que se hubiera cumplido con los requisitos de
los arts. 452 y 611 del Código Civil; refiere que la firma fue falsificada y toma en cuenta el
memorial de apelación en sentido de que la transferencia fue por un acto de agradecimiento
denotando que no existió precio, y describe el art. 404 del Código de Procedimiento Civil.
Respecto a la reconvención de validez del título y mejor derecho inscrito en Derechos Reales,
al no estar inscrito la declaratoria de herederos del actor; refieren que un documento nulo no
genera derecho al generar la sentencia efecto retroactivo resulta improcedente el mejor
derecho de propiedad que contempla el art. 1545 del Código Civil. En cuanto a la excepción de
cosa juzgada, que la A quo declara improbada, refiere que debe tomarse en cuenta tres
identidades cosa, causa y partes, y respecto al proceso penal instaurado por el actor en contra
de la demandada la misma fue declarada  extinguida por Auto Supremo Nº 124 de 28 de mayo
de 2008, quedando firme la parte de resarcimiento de daños y perjuicios conforme determina
el art. 36 del Código de Procedimiento Penal, refiriendo que la acción civil de nulidad iniciada
es imprescriptible, y al haberse determinado que la firma es falsa sin que la activación de la
acción penal y luego la civil vulnere la cosa juzgada, por cuanto ambas acciones tienen por
objeto cuestiones disímiles conforme establece el art. 14 del Código de Procedimiento Penal.
Asimismo señala que respecto al pago de daños y perjuicios en favor de la parte actora se
determina su improcedencia al encontrarse el inmueble en lo proindiviso, y que la misma solo
procede ante el incumplimiento de contrato conforme a los arts. 339, 344 y 346 del Código
Civil o como emergencia de un ilícito enmarcado a la responsabilidad extracontractual que
prevé el art. 984 del sustantivo civil.

II.- CONTENIDO DEL RECURSO DE CASACIÓN:

1.- Recurso de casación  de Nancy Elba Ruiz de Gross de fs. 677 a 682.-

Acusa que no se ha considerado los argumentos que expuso al momento de contestar y


reconvenir en el caso presente, acusando de infringido los derechos y garantías
constitucionales reconocido en el art. 115.II de la Constitución Política del Estado, en sus
componentes de igualdad y legalidad así como los principios de seguridad jurídica y verdad
material, los primeros en la sentencia y los segundos en el Auto de Vista; describiendo
transgresión del arts. 510 y 514 del Código Civil, refieren que en base a dichas normas se debe
efectuar la interpretación del contrato, describiendo la interpretación exegética de la norma, 
refiriendo que el Tribunal de alzada omite desarrollar la interpretación descrita, pues nos
encontramos frente a un contrato de venta y no a un anticipo de legítima como señala el
actor,  de ello describe la infracción del art. 510 y 514 del Código Civil.

Describe el contrato de 30 de noviembre de 1982 y su reconocimiento y cita el art. 584 del


Código Civil, refiriendo que la disposición de bienes se efectúa en ejercicio del art. 105 del
sustantivo civil y solo se limita en los casos descritos por el art. 591 y 592 del Código Civil, no
existiendo norma que disponga que el propietario que tenga herederos forzosos no pueda
enajenar sus bienes,  y los Vocales pretenden ignorar dicha venta. Refiere que la
protocolización de un documento no le resta valor al contrato de venta, describe que no existe
norma legal que obligue a un vendedor a comunicar sobre los actos de disposición de su
patrimonio, alude que apoderada del actor ha actuado de mala fe al señalar que el registro de
la venta fue aplazada de la gestión de 1982 a 2000, no existiendo norma que señale un plazo
para el registro en Derechos Reales, y al no ser considerado dicho aspecto se vulnera el art.
190 del Código de Procedimiento Civil; describe que no existe pronunciamiento en Sentencia
sobre las pretensiones y el Auto de Vista tampoco absuelve los agravios de su apelación y el
fallo debe ser resuelto de manera integral tomado en cuenta las posturas de ambas partes,
asimismo describe los agravios hubiera descrito la supuesta falsificación de firma que no
existe, sobre la oposición de excepción de cosa juzgada sobre el testimonio de un proceso
penal que fue declarado extinguido mediante Auto Supremo Nº 124 de 28 de mayo de 2008,
refiriendo que no puede desconocerse la cosa juzgada; asimismo señala que conforme al art.
515 del Código de Procedimiento Civil, no puede impugnarse el fallo menos reproducirlo o
volverlo a conocer y cita el art. 1319 del Código Civil, alegando que no puede plantearse nuevo
litigio si ya fue resuelto el anterior, describe que la inmutabilidad otorga a lo resuelto la calidad
de definitivo o indiscutible, añade que la cosa juzgada evoca una función negativa, la
prohibición a los jueces para decidir sobre lo ya hecho y una función positiva  la seguridad y
definitividad que se otorga a las relaciones jurídicas sustanciales, asimismo describe el carácter
forma y material de la cosa juzgada, cita el Auto Supremo Nº 124 de 28 de mayo de 2008 y que
la misma posee la calidad de cosa juzgada material, concluye señalando se desconoce los arts.
1319 del Código Civil y art. 515 de su procedimiento y el art. 39 de la Ley Nº 1970.

Describe que el Ad quem actuó en forma parcializada, ilegal y arbitraria desconociendo la


garantía del debido proceso, en su componente al Juez imparcial  sin haberse demostrado la
nulidad dispuesta, sin considerar el principio de verdad material.

Por lo que solicita se case el Auto de Vista y se declare improbada la demanda principal y
probada la excepción de cosa juzgada y la demanda reconvencional.

2.- Recurso de casación de Luis René La Fuente Aneiva de fs. 688 a 697 vta.,

Describe que la Sentencia dispuso que en ejecución de sentencia se proceda con la calificación
de daños y perjuicios, y en el recurso de apelación de Nancy Elba Ruiz de Gross que cursa de fs.
149 a 150 no existe, fundamentación alguna sobre la condena de pago de daños y perjuicios, el
recurso se remite a señalar sobre la pretensión reconvencional de validez del contrato y
respecto a la excepción de cosa juzgada, en el que solicito anular la Sentencia y cita los arts.
227 y 236 del Código de Procedimiento Civil, por lo que considera que debe reponerse la
condena de daños y perjuicios, al haberse pronunciado el Ad quem sobre un punto no
apelado.

Asimismo acusa violación, interpretación errónea y aplicación indebida de la ley, alegando que
el Auto de Vista refiere sobre las pruebas periciales de los expertos Julio Monroy Delgado y
Cristian Mercado Carrasco, y refiere que la falsedad es sancionado con nulidad por ilicitud,
deduciendo que se trata de un acto ilícito introducido y perpetrado por la demandada, lo que
significa que la redacción del documento de 30 de diciembre de 1982; asimismo acusa
violación del art. 984 del Código Civil, refiriendo que la fuente generadora de daños es la ley
ante la comisión de actos ilícitos. Asimismo el Auto de Vista refiere que el inmueble se
encuentra en lo proindiviso, sin fundamentar dicho aspecto, no efectúa una discriminación
entre las categorías de responsabilidad contractual y extracontractual, y que resulta aplicable
el art. 984 del Código Civil al estar debatiendo sobre un hecho ilícito. Refiere que el art. 984 del
Código Civil, describe sobre la responsabilidad civil extracontractual, en el caso presente la
Sentencia ha descrito que la adquisición del 25% de las acciones de la propiedad debatida llega
a constituirse en un hecho ilícito porque proviene de un acto jurídico que fue falsificado,
motivo por el cual la demanda se encuentra obligada al pago de daños y perjuicios; asimismo
describe los presupuestos de la reparación del daño; por lo que solicita casar el Auto de Vista.

Nancy Elba Ruiz de Gross contesta al recurso de casación de contrario en fs. 702 a 704; 
respecto a la acusación de haberse otorgado más de los pedido, refiere que la labor del
Tribunal de alzada es una labor de revisión y contralor de la ley como de la verdad material, en
base al principio de verdad material establecido en el art. 180-II de la Constitución Política del
Estado y 16.1 del Código Procesal Civil cita la Sentencia Constitucional Nº 1662/2012; y
respecto al fondo describe refiere haber aclarado que la supuesta falsedad concluyó con la
emisión del auto Supremo Nº 124 de 28 de mayo de 2008. Asimismo refiere que el recurso de
contrario es improcedente al no haber apelado de la resolución de primera instancia.

Luis René Lafuente Aneiva mediante su apoderado, contesta el recurso de contrario en la


segunda parte del escrito de fs. 689 a 697 vta., describe el art. 274 del Código Procesal Civil,
alegando que la recurrente no cumple con dicha norma en cuanto a la cita de normas
infringidas, y en cuanto a la forma corresponde su rechazo y respecto al fondo no cumple con
la expresión del fundamento de la violación, alude inexistencia de violación de normas de
interpretación, refiere sobre la causal de nulidad establecida en el art. 549.3) del Código Civil
para exponer que no ha concurrido la voluntariedad de María Luisa Aneiva Abaroa, al
generarse la falsedad de la firma de la nombrada; también expone inexistencia de violación del
art. 1319 del Código Civil, relativo a la cosa juzgada, describiendo las diferencias entre el
objeto del proceso penal y proceso civil,  alegando que la normativa descrita refiere tres
requisitos, alegando que no existe sentencia penal ejecutoriada sino una extinción de la acción
penal; y describe que el principio de verdad material no representa fundamento para el
recurso de casación de contrario que es infundado.

III.- DOCTRINA APLICABLE AL CASO:

III.1.- COSA JUZGADA:

En el Auto Supremo Nº 1121/2015 de 4 de octubre de 2015 se ha señalado sobre la


procedencia de la acción civil para la reparación del daño en ella se ha indicado que no es
necesaria la emisión de una sentencia condenatoria ejecutoriada, cuando el proceso penal
hubiese sido extinguido por duración máxima del proceso conforme a lo siguiente: “1.-
Respecto a la acusación relativa a que fuera necesario una sentencia penal ejecutoriada para
la reparación del daño emergente de un ilícito penal. El art. 16 del Código de Procedimiento
Penal de 1972  señalaba lo siguiente: “La acción civil se sustanciará conjuntamente con la
penal y en el mismo proceso. Solamente en caso de fallecimiento del imputado podrá seguirse
por cuenta separada…”, asimismo el art. 327 del mismo cuerpo legal, tenía el texto de
referencia: “Ejecutoriada la sentencia condenatoria, si el ofendido y, en su caso, el actor civil o
simplemente el damnificado, o el fiscal, pedirán al Juez que hubiere pronunciado el fallo
proceda a la calificación y ejecución de la responsabilidad civil…”. Por otra parte, la disposición
transitoria primera de la Ley Nº 1970 (actual Código de Procedimiento Penal) señala:
“(Vigencia). El presente Código entrará en vigencia plena veinticuatro meses después de su
publicación y se aplicará a todas las causas que se inicien a partir del vencimiento de este
plazo…” (el demarcado no corresponde al texto original); de acuerdo a la interpretación
sistemática de estas normas se tiene que las disposiciones contenidas en los arts. 36 al 38 del
Código de Procedimiento Penal (Ley Nº 1970), no podían ser aplicables al presente caso, ahora
en aplicación de las reglas de la analogía para aplicarlas al sub lite, se tiene el art. 16 del
Código de Procedimiento Penal de 1972, que señala que solo en caso de fallecimiento del
imputado (como causa de extinción de la acción penal), se pueda intentar la reparación del
daño en la jurisdicción civil, que resulta ser un texto análogo pues su similitud se basa en que la
norma aludida se refiere a la extinción de la acción penal, y la disposición transitoria tercera de
la mencionada ley Nº 1970, también refiere la extinción de la acción penal; consiguientemente,
en caso de extinción de la acción penal -por duración máxima del proceso penal- para acudir a
la competencia civil, no es necesaria la sentencia penal condenatoria, como requería el art. 327
del Código de Procedimiento Penal de 1972, pues en el caso presente, el antecedente del ilícito
se remonta a la extinción de la acción penal por duración máxima del proceso no imputable al
demandante (querellante), de lo contrario asimilar el criterio del recurrente implicaría
conceder también la impunidad en la vía civil, que no engranda con el criterio de lo justo, por lo
que la responsabilidad civil debe ser demostrada en la presente causa, no siendo necesario una
sentencia penal condenatoria, pues la presente acción es iniciada a causa de la extinción de la
acción penal por duración máxima del proceso…”

El art. 39 del Código de Procedimiento Penal, señala lo siguiente: “(Cosa juzgada penal). La


sentencia condenatoria ejecutoriada, dictada en proceso penal, producirá efecto de cosa
juzgada en el proceso civil. La sentencia absolutoria y el sobreseimiento ejecutoriados
producirán efectos de cosa juzgada en el proceso civil en cuanto a la inexistencia del hecho
principal que constituya delito o a la ausencia de participación de las personas a las que se les
atribuyó su comisión...”, la norma penal describe los casos en que resulta inviable la acción
civil, enfatizando a específicos supuestos de una sentencia condenatoria, la sentencia
absolutoria y sobreseimiento fundados en  la inexistencia del hecho, la participación de las
personas a las que se les atribuyó  el delito, no describe otras causas de extinción como resulta
ser la extinción por duración máxima del proceso.

Conforme a lo dispuesto en el art. 1319 del Código civil, la cosa juzgada en materia civil, se
entiende como: “(Cosa juzgada) La cosa juzgada no tiene autoridad sino con respecto a lo que
ha sido objeto de la sentencia. Es menester que la cosa demandada sea la misma, que la
demanda se funde en la misma causa, que las partes sean las mismas y que se entable por
ellas y contra ellas…”,  la misma de acuerdo a la doctrina debe reunir tres requisitos la
identidad de objeto, de causa y de partes litigantes; la primera radica en que debe versar sobre
la misma pretensión, este requisito se genera cuando la pretensión debatida ha merecido
pronunciamiento judicial, sea acogiendo o negando la pretensión debatida, el segundo tiene
que ver con la causa de pedir radica en la identificación del fundamento de los hechos
debatidos, y la tercera resulta ser la identidad de las personas que litigan en el proceso las que
se encuentran vinculadas al decisorio.

Asimismo corresponde tomar en cuenta el contenido de la Sentencia Constitucional Nº


1564/2011-R  de 11 de octubre de 2011 en ella se señaló lo siguiente: “III.3.Persecución penal
única o “non bis in idem”

En su oportunidad, este Tribunal definió las implicancias y alcances del principio “non bis in
idem”; en ese sentido, la SC 0506/2005-R de 10 de mayo, precisó: “El principio non bis in idem
implica, en términos generales, la imposibilidad de que el Estado sancione dos veces a una
persona por los mismos hechos. En la doctrina y jurisprudencia española, el principio implica la
prohibición de imponer una doble sanción, cuando existe identidad de sujeto, del hecho y del
fundamento respecto a una conducta que ya fue sancionada con anterioridad”.
El mencionado principio, está contemplado por un aspecto sustantivo; es decir, que nadie
puede ser sancionado doblemente por un hecho por el cual ya ha sido absuelto o condenado; y,
el aspecto procesal o adjetivo, esto es, que nadie puede ser juzgado nuevamente por un hecho
por el cual ya ha sido absuelto o condenado.

De las premisas antedichas, se tiene en una cabal dimensión, que se vulnera al “non bis in
idem”, no sólo cuando se sanciona sino también cuando se juzga nuevamente a una persona
por un mismo hecho.

Ahora bien, como se tiene precisado en líneas precedentes, se considera en la doctrina al “non
bis in idem” como un principio, sin embargo, tal y como se desarrolló en el Fundamento
Jurídico III.2 de la presente Sentencia Constitucional, el “non bis in idem” viene a constituirse en
una garantía específica del debido proceso, es por ello que en el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos, el principio “non bis in idem”, está consagrado no como un principio, sino
como un derecho humano que forma parte del derecho al debido proceso; así se tiene por
ejemplo en la Declaración Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa
Rica, que lo consagra en su art. 8.4 mismo que dispone: "El inculpado absuelto por una
sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo juicio por los mismos hechos"; por otro lado,
también se encuentra consagrado en el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos,
específicamente en su art. 14 inc. 7) que establece lo siguiente: “Nadie podrá ser juzgado ni
sancionado por un delito por el cual hubiese sido ya condenado o absuelto por una Sentencia
firme de acuerdo con la ley y el procedimiento penal de cada país”.

La normativa citada resulta ser aplicable merced a que los instrumentos internacionales que
versan sobre derechos humanos integran el bloque de constitucionalidad según lo dispone el
art. 410 de la CPE y tomando en cuenta también el tenor del art. 256 de la misma Constitución,
que indica lo siguiente: “Los tratados e instrumentos internacionales en materia de derechos
humanos que hayan sido firmados, ratificados o a los que se hubiera adherido el Estado, que
declaren derechos más favorables a los contenidos en la Constitución, se aplicarán de manera
preferente sobre ésta”.

En consecuencia, el principio de “non bis in idem” ,se encuentra consagrado en la Constitución


Política del Estado como una garantía jurisdiccional en virtud a que se encuentra contemplado
en el art 117.II y que a la letra indica “Nadie será procesado ni condenado más de una vez por
el mismo hecho”; sin embargo, de acuerdo al art. 256 de la CPE antes citado, se concibe al
“non bis in idem” como un derecho que forma parte de los elementos configurativos del debido
proceso como un derecho de la persona.

Así también lo entendió este Tribunal Constitucional, cuando en la SC 1764/2004-R de 9 de


noviembre indicó: “Tomando en cuenta que las normas previstas por los tratados, pactos o
convenciones internacionales sobre derechos humanos que hubiesen sido suscritos o
ratificados por el Estado boliviano forman parte del bloque de constitucionalidad, haciendo
una interpretación integradora de las normas previstas por el art. 16 de la Constitución en
concordancia con los instrumentos internacionales antes referidos, se infiere que al formar
parte del derecho al debido proceso se constituye en un derecho constitucional de la persona,
por lo tanto oponible ante las autoridades públicas y tutelable por la vía del amparo
constitucional. Es en esa perspectiva que el legislador ordinario ha previsto, en el art. 4 del CPP,
la persecución penal única, referida a que nadie podrá ser procesado ni condenado más de una
vez por el mismo hecho, aunque se modifique su calificación o se aleguen nuevas
circunstancias, lo que significa la prohibición de un ejercicio reiterado del ius puniendi del
Estado”. (las negrillas nos corresponden).

A mayor abundamiento, se debe recurrir a la jurisprudencia comparada citada en la SC


1764/2004-R de 9 de noviembre; así: “… la Corte Constitucional de Colombia, en su Sentencia
T-520/92, al referirse al alcance del non bis in idem, sostiene lo siguiente: `Es una garantía que
prohíbe a las autoridades investigar, juzgar o condenar a una persona más de una vez por el
mismo hecho respecto del cual ya se tramitó un proceso y se profirió una decisión,
constituyéndose en elemento enderezado a realizar los valores de la justicia y la seguridad
jurídica, al lado de otros principios-también fundamentales- como la presunción de inocencia y
el derecho de defensa´; de su parte el Tribunal Constitucional de España, en su Sentencia
154/1990, al referirse a su finalidad y alcances, ha sostenido que con el principio del non bis in
idem, `Se impide sancionar doblemente por un mismo delito, desde la misma perspectiva de
defensa social, o sea que por un mismo delito recaiga sobre un sujeto una sanción penal
principal doble o plural, lo que también contradiría el principio de proporcionalidad entre la
infracción y la sanción, que exige mantener una adecuación entre la gravedad de la sanción y
la de la infracción”.

De lo desarrollado, se puede afirmar que el “non bis in idem”, no sólo se constituye en un


principio procesal, sino más bien como un derecho humano reconocido y consagrado en los
Tratados y Convenios Internacionales e integrado al sistema constitucional boliviano como un
derecho fundamental que forma parte del derecho al debido proceso, vinculado además con el
derecho a la seguridad y el principio de la presunción de inocencia. Por lo tanto, este derecho
podrá invocarse en el caso de duplicidad de procesos o de sanciones frente al intento de
sancionar de nuevo; en efecto, si la finalidad del derecho al “non bis in idem” es evitar el doble
enjuiciamiento y la aplicación de la doble sanción, se entiende que la condición para invocarlo
es que se hubiese sustanciado materialmente un proceso culminando con una decisión firme en
cualquiera de las formas de conclusión previstas por el Código de Procedimiento Penal, esto es:
La prescindencia de la persecución penal dispuesta por el Juez (art. 21); el desistimiento o
abandono de la querella o conciliación respecto de los delitos de acción privada (arts. 27.5,
377, 380 y 381); desestimación de la querella porque el hecho no esté tipificado como delito en
los casos de delitos de acción privada (art. 376.1); por prescripción (arts. 27.8) y 29); extinción
por mora judicial (art. 27.10); o cuando se dicte sentencia ya sea condenando al procesado o
absolviéndolo de pena y culpa, en cuyos casos no puede intentarse un nuevo proceso sin
infringir este derecho.

Conforme a esto, no existirá violación al principio “non bis in idem”, cuando alguna de las
identidades no se presenta; por ejemplo, cuando el sujeto a quien se le imponen las sanciones,
administrativa y penal, no es el mismo, o cuando se trata de hechos diferentes o finalmente,
cuando el fundamento de ambas sanciones es distinto.” (el subrayado no corresponde al texto
original)

III.2.- DE LA EXTENSIÓN DE LA NULIDAD:

El art. 109 del Código Procesal Civil (Ley Nº 439), vigente desde el 24 de noviembre de 2013,
conforme al numeral 4) de la Disposición Transitoria Segunda, señala lo
siguiente: “(EXTENSIÓN DE LA NULIDAD). I. La nulidad declarada de un acto procesal no
importará la de los anteriores ni de los posteriores que sean independientes de aquel. Los actos
procesales que resultaren afectados con la declaración de nulidad, de oficio serán declarados
nulos. II La nulidad de un acto especifico no afecta a otros que sean independientes, ni impide
que se produzcan los efectos para los cuales el acto es idóneo, salvo que la Ley disponga lo
contrario. III. La autoridad judicial a tiempo de fundamentar su decisión deberá especificar si la
nulidad declarada de un acto procesal afecta a otros actos anteriores o posteriores al acto
nulo…”.

Asimismo corresponde señalar que la Disposición Transitoria Sexta del Código Procesal Civil,
señala lo siguiente: “(PROCESOS EN SEGUNDA INSTANCIA Y CASACIÓN). Al momento de la
vigencia plena del Código Procesal Civil, en los procesos en trámite en segunda instancia y
casación, se aplicará lo dispuesto en el presente Código”, disposición que conforme a la Ley Nº
719 6 de agosto de 15 tuvo vigencia desde fecha 6 de febrero de 2016, desde la cual se aplica
la referida disposición tiene relación con lo dispuesto en los arts. 270 al 278 relativos a la
tramitación del recurso de casación y los arts. 219 al 221 del  mismo cuerpo legal en relación a
la formas de resolución el Auto Supremo. De acuerdo a lo expuesto se tiene el art. 220.III de la
Ley Nº 439, la que señala las formas de emisión del Auto Supremo y refiere lo siguiente “III.
Anulatorio de obrados con o sin reposición. 1. En el primer caso, cuando sea resuelto por: a)
Autoridad judicial incompetente o por tribunal integrado contraviniendo la Ley. b) Autoridad
judicial legalmente impedida o cuya excusa o recusación estuviere pendiente o hubiera sido
declarada legal por tribunal competente. c) Faltar alguna diligencia o trámite declarados
esenciales, falta expresamente penada con la nulidad por la Ley. 2. En el segundo caso,
cuando: a) Se otorgue más de lo pedido por las partes. b) Hubiere apelación desistida…”,
describe las categorías de una resolución anulatoria, una la que tiene efecto repositorio y otra
la que no tiene efecto repositorio, describiendo hipotéticos para la adopción de uno u otro
efecto; así señala que en caso de que el Auto de vista hubiera emitido un pronunciamiento
otorgando más de lo pedido, de aplica la regla de la resolución anulatoria sin reposición, lo que
quiere decir que el Auto de Vista debe anular la decisión emitida en forma ultra petita, y en
caso de que la misma sea independiente del resto de las decisiones, se aplica dicha
nomenclatura jurídica de anulación parcial del Auto de vista siempre y cuando la misma tenga
carácter independiente del resto de los actos.

IV.- FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN:

IV.1.- Respecto al recurso de casación de Nancy Elba Ruiz de Gross de fs. 677 a 682.

1.- Sobre la acusación relativa a que no se hubiera considerado sobre los argumentos relativos
a su contestación y reconvención; corresponde señalar que de fs. 637 a 647, cursa la Sentencia
emitida en autos, en la que en el apartado II del primer considerando se encuentra
desarrollado ampliamente el fundamento de la contestación y reconvención, también en los
hechos no probados se encuentra descrito la postura de la recurrente y en el numeral 5 y 6 del
tercer considerando se efectuó la consideración y fundamentación respecto a la acción
reconvencional y la excepción perentoria de cosa juzgada que postuló la ahora recurrente.
Posteriormente en base al fundamento del recurso de apelación, se emite el Auto de Vista de
fs. 668 a 670, en la que se efectúa una consideración de los agravios que postuló la recurrente
como la situación de los hechos probados, y sobre el aspecto de no haberse tomado en cuenta
la cláusula segunda del documento cuestionado, sobre la reconvención de validez del contrato,
y sobre la excepción de cosa juzgada, descritos en los punto 1 al 4 de los fundamentos del Auto
de Vista. Por lo que las acusaciones de no existir pronunciamiento sobre el argumento de la
defensa resulta ser infundada, no existiendo infracción del art. 115.II de la Constitución Política
del Estado en sus componentes igualdad y legalidad, así como los principios de seguridad
jurídica y verdad material.
2.- Respecto a la transgresión del art. 510 y 514 del Código Civil, en la que se alega que en base
a dicha normativa debía efectuarse la interpretación del contrato, refiriendo que el Tribunal de
alzada omite efectuar una interpretación exegética del contrato, en sentido de encontrarse
con un contrato de venta y no de anticipo de legitima; corresponde señalar que la
impugnación del contrato, es por falsedad de la firma de María Luisa Aneiva Abaroa, en el
documento de 30 de diciembre de 1982 (como se describe en fs. 8, aunque se describió como
1983 que se entiende fue un error de typeo), por lo que la cuestión principal debatida y
acogida por el Juez en Sentencia es porque no concurren los requisitos de formación del
contrato, y al acusarlos de falso da lugar su invalidez, por lo que al referirse sobre la invalidez
del acto por su falsedad, ni siquiera puede considerarse respecto a su contenido, pues se
encuentra cuestionado los requisitos de formación del contrato; por lo que la recurrente debió
cuestionar el decisorio respecto a la calificación de falsedad de la firma de María Luisa Aneiva
Abaroa (que aleja la participación en dicho documento), antes de debatir que se trata de un
contrato de venta o un acto de anticipo de legitima, como para alegar la infracción de los arts.
510 y 514 del Código Civil que trata sobre la interpretación de los contratos, los que se aplican
cuando concurren los requisitos de formación del contrato, aspecto que no acontece en el
caso de autos, pues como se dijo la sanción de nulidad que impuso el A quo, es porque la firma
de María Luisa Aneiva Abaroa, fue falsificada, lo que da lugar a que el contrato de 30 de
diciembre de 1982, no tenga validez alguna; por lo que la acusación de haberse infringido los
arts. 510 y 514 relativo a la interpretación de los contratos, no resulta ser evidente.

3.- En cuanto a la cita del art. 584 del Código Civil y que el acto de disposición se la efectuó en
base al art. 105 del Código Civil; se debe reiterar a la recurrente que el contrato de 30 de
diciembre de 1982, ha sido acusado de falso y los de instancia acogieron dicha postura,
declarando la invalidez de dicho contrato, entonces no se puede forzar la infracción de los arts.
584 y 105 del Código Civil como cita la recurrente, estas normas describen la disponibilidad de
una propiedad mediante el contrato de venta, que en autos se tiene  que respecto a María
Luisa Aneiva Abaroa no existió, que resultan ser inaplicables ante una resolución que declara la
invalidez del contrato por nulidad; tampoco resulta ser aplicable al caso presente las normas
contenidas en los arts. 591 y 592 del Código Civil, que refiere sobre la prohibición de venta en
casos especiales, respecto a la venta entre cónyuges y en casos especiales de prohibición de
comprar, por el ejercicio de la función pública o privada que se ejerce, que no es aplicable al
caso presente, en consideración a que la nulidad dispuesta fue subsumida por ilicitud de causa,
al considerarse que la firma de María Luisa Aneiva Abaroa fue falsificada en el documento de
30 de diciembre de 1982, consiguientemente las prohibiciones establecidas en los arts. 591 y
592 del Código Civil, no inciden en el fundamento de los de instancia, pues estos no dedujeron
que la nulidad fuera por aspectos de legítima, como pretende hacer ver la recurrente.

4.- Sobre la acusación relativa al aplazamiento del registro de la venta en relación a la fecha de


su suscripción que hubiera expuesto la apoderada del actor; corresponde señalar que la misma
no fue fundamento del decisorio de los de instancia, sino estos basaron su criterio en el hecho
de haberse comprobado la falsedad de la firma estampada en el documento de transferencia
de 30 de diciembre de 1982.

Respecto a la infracción del art. 190 del Código de Procedimiento Civil, en sentido de no
haberse considerado los argumentos de la contestación y reconvención; corresponde señalar
que la misma ya fue absuelta en el punto 1 de los fundamentos del presente fallo en la que
también se acusó infracción del art. 115.II de la Constitución Política del Estado; debiendo
constar además que la recurrente no describe con precisión qué agravios –en su criterio- no
hubieran sido absueltos en el Auto de Vista.

5.- Respecto a que la excepción de cosa juzgada estuviera acredita con la emisión del Auto
Supremo Nº 124 de 28 de mayo de 2008, que no puede desconocerse la misma y la cita del art.
515 del Código de Procedimiento Civil, en la que alega que no puede impugnarse el fallo
citando el art. 1319 del Código Civil, describiendo su carácter inmutable y que el Auto Supremo
descrito tiene la calidad de cosa juzgada material; sobre la misma corresponde remitir el
criterio expuesto en la doctrina aplicable en relación a los elementos de la cosa juzgada civil en
la que no concurre el elemento del objeto como fue descrito por el Juez de primera instancia;
el objeto en el proceso penal y civil difiere en cuanto a la pretensión penal (querella o
denuncia) y civil (declaratoria de invalidez de un contrato por nulidad), consiguientemente no
existe identidad de objeto como para describir la concurrencia del art. 1319 del Código Civil.

Por otra parte en cuanto a que el Auto Supremo Nº 124 de 28 de mayo de 2008 emitido por
Sala Penal Segunda de la extinta Corte Suprema de Justicia, que cursa de fs. 163 y vta., la
misma en su parte dispositiva refiere que se extingue la acción penal y dedujo que queda firme
respecto al resarcimiento de daños y perjuicios para su ejercicio conforme determina el art. 36
del Código de Procedimiento Penal, la norma en la que se basó dicha resolución judicial en
sede penal, se apoya en la disposición final Tercera del Código de Procedimiento Penal, la cual
fue generada por el legislador con la finalidad de descongestionar la retardación de justicia en
materia penal y sanear de alguna manera el hacinamiento penal, empero de ello dicha
extinción de la acción penal no podría tener efectos respecto a la acción civil que pudiera
interponerse, de lo contrario se establecería una impunidad total respecto a los ilícitos que
pueden ser debatidos como resulta ser la reparación del daño civil, que fue salvado conforme
señala la parte final del referido Auto Supremo; siendo esta otra de las razones para rechazar
la excepción de cosa juzgada que alega la recurrente.

Por las razones descritas no puede considerarse la función negativa de la cosa juzgada, pues
por una parte no se encuentra descrito e identificado el elemento del objeto que refiere el art.
1319 de Código Civil y por otra conforme al art. 39 del Código de Procedimiento Penal, la
extinción de la acción penal por duración máxima del proceso, no se encuentra descrita en
dicho articulado como para alegarse el efecto de cosa juzgada, el cual se remite a una
sentencia condenatoria, una Sentencia absolutoria y el sobreseimiento que se funde en la
inexistencia del hecho o la falta de participación de las personas a las que se les atribuyó el
delito.

6.- En cuanto a la acusación de la postura del Ad quem, en la que se endilga como parcializada,
de ilegal y arbitraria; corresponde señalar que la Sentencia y el Auto de Vista enfatizaron a la
prueba pericial como prueba neurálgica que determinó la falsedad de la firma de María Luisa
Aneiva Abaroa en el documento de 30 de diciembre de 1982; sobre la misma en el recurso de
casación la recurrente no llegó a observar las pericias que refiere por lo que el medio de
prueba esencial que determinó el acogimiento de la demanda, se mantiene subsistente, por lo
que los cuestionamientos respecto a la legalidad e imparcialidad del Ad quem resultan ser
infundadas.

En cuanto a la contestación al recurso de Luis René La Fuente Aneiva, que refirió la inexistencia
de infracción del art. 115.II de la Constitución Política del Estado y los arts. 510,  514, 1319 del
Código Civil, resultan ser evidentes en los términos que han sido absueltos precedentemente.

IV.2.- Al recurso de casación de Luis René La Fuente Aneiva de fs. 688 a 697 vta.
1.- Sobre la acusación relativa de haberse pronunciado un fallo ultra petita respecto a la
modificación de la Sentencia sobre los daños y perjuicios, fue un pronunciamiento cuando la
misma no fue objeto de apelación; sobre dicha acusación corresponde señalar que de obrados
se evidencia que el Juez en Sentencia de fs. 637 a 647 vta., condenó a que los daños y
perjuicios sean averiguados en ejecución de sentencia, conforme al numeral 3) de la parte
dispositiva; posteriormente luego de emitido el fallo de primera instancia, Nancy Elba Ruiz de
Gross interpone recurso de apelación que cursa de fs. 649 a 650 vta., en cuyo contenido se
advierte que no impugna sobre los daños y perjuicios.

Sin embargo de expuesto, el Tribunal de apelación en el Auto de Vista de fs. 668 a 670, en la
parte final de foja 669 vta., refiere que en cuanto a los daños y perjuicios, se determina su
improcedencia al encontrarse el inmueble en lo proindiviso y que solo procede por
incumplimiento de una obligación o como emergencia de un hecho ilícito y en la parte
dispositiva dispone que se modifica el fallo apelado en cuanto a que no procede el pago de
daños y perjuicios; deduciendo que el Ad quem ha emitido una decisión que no ha sido
solicitada por la recurrente, pues de acuerdo al recurso de fs. 649 a 650 vta., se tiene que no se
ha apelado sobre los daños y perjuicios que el Juez difirió para ejecución de sentencia.

Corresponde señalar que el proceso civil se desarrolla en base al principio dispositivo, la misma
se activa en cada etapa del proceso, y en materia de recursos, se activa al exponerse los
agravios que la parte formula, pudiendo la parte refutar solo parte de la resolución, esto da
lugar a que la resolución que resuelve el recurso sea emitido en función a la congruencia
externa de una resolución, por la misma se entiende que el decisorio debe responder a lo que
el recurrente haya cuestionado en su recurso, y en el caso de autos, sobre la pretensión
accesoria de daños y perjuicios, postulada por el demandante y resuelta en Sentencia
difiriendo la misma para ejecución de sentencia, la demandada no llegó a observar dicho
aspecto, por lo que el Tribunal de alzada no podía efectuar una modificación respecto a los
daños y perjuicios.

Por lo que al evidenciarse, la emisión de un fallo que otorgó más de lo pedido, conforme a la
nueva nomenclatura del proceso aplicando el“principio de causalidad” para la emisión de una
nulidad parcial del fallo de segunda instancia como fue descrito en la doctrina aplicable,
conforme señala el art. 220.III del Código Procesal Civil, la emisión de una resolución anulatoria
puede ser con o sin reposición, la primera retrotrae el proceso y la segunda no permite la
continuación del proceso y la nulidad aun sea parcial cierra el debate procesal.

Siendo que este Tribunal ha estimado que corresponde anular parcialmente el Auto de Vista,
por haberse otorgado una pretensión no deducida en el recurso de apelación, corresponde
emitir una decisión parcialmente anulatoria, consiguientemente en cumplimiento de lo
dispuesto en el art. 109 del Código Procesal Civil, se pasa a describir que lo referido a daños y
perjuicios es una petición accesoria a la de nulidad de contrato, consiguientemente teniendo la
misma carácter accesorio y al estar subordinado a una pretensión principal, por su naturaleza
resulta ser independiente en el Auto de Vista, pues no subordina otra pretensión,
consiguientemente dicha decisión (de declarar la improcedencia del pago de daños y
perjuicios) no afectará el resto de la decisión respecto a la nulidad del contrato que fue
descrita en Sentencia y debatida mediante el recurso de apelación, por lo que la nulidad
parcial del Auto de vista respecto a suprimir la improcedencia del pago de daños y perjuicios
no afectará los actos anteriores ni posteriores al Auto de Vista, tomando en cuenta que el
debate se centró en la pretensión principal de nulidad del contrato y la excepción de cosa
juzgada opuesta por la parte demandada, lo que da lugar a considerar que dicha supresión no
afectará actos posteriores ni anteriores a la resolución de segunda instancia.

2.- Respecto a la respuesta al recurso de casación en el fondo, ya no corresponde pronunciarse


en consideración a que las observaciones están referidas a la misma consideración de haberse
emitido un fallo ultra petita, por lo que el análisis respecto al fondo de la pretensión de los
daños y perjuicios, resulta ser innecesario.

En cuanto a la respuesta de Nancy Elba Ruiz de Gross, se debe señalar que la verdad material
es una figura mediante la cual se puede asimilar los hechos sucedidos, empero de ello debe
existir al menos un reclamo mínimo de observar alguna pretensión concedida por el operador
judicial, de lo contrario se estaría infringiendo el principio dispositivo que es propio de la parte,
por lo que al no estar observado el tema de los daños y perjuicios, el Ad quem no podía
efectuar una modificación sobre dicha pretensión, consiguientemente la postura de la
demandada sobre este punto no tiene sustento legal.

Por lo expuesto corresponde, emitir resolución mixta en la forma prevista en el art. 220.II y III
del Código Procesal Civil.

POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia, con la facultad conferida en el art.
42.I num. 1) de la Ley N° 025 y lo dispuesto por el art. 220.II del Código Procesal Civil
declara: INFUNDADO, el recurso de casación de fs. 677 a 682 vta., formulado por Nancy Elba
Ruiz de Gross, y en atención al recurso interpuesto por Luis René La Fuente Aneiva mediante
su representante, conforme a lo previsto en el art. 220.III num. 2) inc. a) del mismo cuerpo
legal, ANULA PARCIALMENTE el Auto de Vista  de fs. 668 a 670, en lo concerniente a la
modificación introducida en su última parte, respecto a la improcedencia del pago de daños y
perjuicios, asimismo anula el fundamento establecido en el último párrafo de la foja 669 vta.,
manteniendo firme la Sentencia de primera instancia. Sin costas ni costos.

No se regula honorario por estar dispuesta la anulación parcial del Auto de Vista.

Sin responsabilidad por ser excusable el error incurrido.

Regístrese, hágase saber y devuélvase.

Relator: Mgdo: Dr. Rómulo Calle Mamani.

También podría gustarte