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Voces: - INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS - CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES -

ETAPA PRECONTRACTUAL - ACEPTACION - VOLUNTAD - OFERTA -

Partes: Sepúlveda Rey, Jorge c/ Banco del Desarrollo | Indemnización de perjuicios - Recurso
de casación en el fondo

Tribunal: Corte Suprema

Fecha: 10-oct-2006

Cita: MJCH_MJJ18089 | RDJ18089, MJJ18089

Producto: MJ

Doctrina:

1.- Si cualquiera de las partes ha declarado supeditar el perfeccionamiento del contrato a un


acuerdo en determinado sentido, todo queda en suspenso y no existe aún contrato alguno. Tal
intención puede admitirse cuando se ha expresado o cuando así se concluye del análisis de las
circunstancias de hecho que lo rodean. Por el contrario, habrá de considerar que se ha
celebrado un contrato, sólo cuando se ha llegado a un acuerdo acerca de los elementos
esenciales del mismo, aquellos cuya no determinación hacen del contrato un simple proyecto
por realizar o irrealizable.(*)

2.- Según cada caso, la voluntad constituye un elemento esencial y decisivo, a partir de ella se
podrá determinar si el contrato ha sido definitivamente celebrado desde que las partes llegaron
a acuerdo, o desde el primer documento o, si decidieron esperar hasta la redacción del
documento, escrito o el otorgamiento del instrumento público, pudiendo concluirse que, antes
de producido el hecho acordado en cada caso, las partes son libres para desistir o retractarse.

3.- La existencia misma de la oferta, como la aceptación, rechazo o no aceptación, así como la
intención o voluntad de las partes para obligarse, son cuestiones de hecho.
(*) Véase el voto en contra del Ministro S. Muñoz.

* Fallo publicado en RDJ 2006, Tomo II.

En estos autos rol 1804-1995 del Vigésimo Segundo Juzgado Civil de Santiago, caratulados
"Sepúlveda Rey, Jorge con Banco del Desarrollo", por sentencia de treinta y uno de agosto de
dos mil, escrita a fojas 1462, complementada por la de doce de mayo de dos mil tres, escrita a
fojas 1572, su jueza titular rechazó en todas sus partes la demanda de indemnización de
perjuicios deducida así como la nulidad pedida respecto de un remate realizado en la causa rol
1007-92 del Décimo Octavo Juzgado Civil de esta ciudad. Conociendo de los recursos de
casación en la forma y apelación deducidos por la parte demandante y de la apelación
interpuesta por el demandado, una Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago por sentencia
de veintisiete de noviembre de dos mil tres, según rola a fojas 1588, rechazó el recurso de
casación formal y pronunciándose sobre la apelación, confirmó la sentencia de primer grado.
En contra de este fallo la parte demandante dedujo el recurso de casación en el fondo de fojas
1598.

Se trajeron los autos en relación.

LA CORTE

Considerando:

Primero: Que el recurrente sostiene que la sentencia impugnada fue dictada incurriendo en
diversos errores de derecho que la invalidan, los cuales -para efectos prácticos- los divide en
dos grupos:

a) En el primero de ellos, denuncia como infracción de leyes reguladoras de la prueba, la de


los artículos 1702 del Código Civil en relación con los artículos 1700 del mismo texto legal y
346 del Código de Procedimiento Civil; la del artículo 1713 de aquel Código en relación con los
artículos 394, 399 y 401 del Código de Procedimiento citado y la del artículo 1700 del Código
Civil en relación con el artículo 429 del mismo Código de Procedimiento.Expresa sobre esta
materia, que para acreditar la retractación intempestiva del Banco demandado, su parte
acompañó un pagaré por $ 20.212.000, el cual aparece endosado en dos oportunidades,
primero a don José Eduardo Barros (refiriéndose a don José Eduardo Barahona quien fue el
abogado de la parte demandante) y posteriormente al Banco del Desarrollo, quien lo devolvió al
endosante. Agrega que tal documento fue entregado en la Notaría Zaldívar de esta ciudad, con
instrucciones precisas para cumplir con el pago de contado que exigía el Banco. Sostiene que
este pagaré de captación, constituye un documento privado mercantil y no habiendo sido
objetado, tiene el valor de escritura pública; sin embargo, y con abierta infracción al artículo
1702 del Código Civil, los sentenciadores -a su juicio- concluyen que jamás lo entregó en pago
al banco demandado lo que constituye un error por cuanto no cabía otra conclusión en la
especie que decidir que el demandante, cuando entregó el vale vista en Notaría con
instrucciones precisas de ser entregado al Banco del Desarrollo y debidamente endosado,
acreditó el cumplimiento de la cuota de contado exigida por la institución bancaria.

En un segundo acápite de este capítulo de casación, la parte recurrente menciona que dos
ejecutivos del Banco demandado concurrieron a absolver posiciones al tenor del pliego
agregado a la causa, habiéndose calificado de evasivas precisamente las respuestas a la
pregunta en que se asevera que el demandante depositó en la Notaría Zaldívar el 16 de mayo
de 1995, un pagaré de captación a plazo fijo endosado al Banco del Desarrollo, con
anterioridad a la firma de la escritura de compraventa. Con ello -dice- se demostró que el actor
pagó al banco la cuota al contado de la compraventa acordada y, sin embargo, los
sentenciadores establecen precisamente lo contrario, vulnerando el valor probatorio asignado
por la ley a la prueba confesional.Finalmente, en este capítulo del recurso, el actor expresa que
acompañó a los autos la escritura de compraventa de 31 de agosto de 1992, suscrita entre él y
doña Elena del Carmen Aros Meneses, ante el Notario señor Enrique Morgan Torres, que
demuestra el interés de su parte por adquirir el Fundo San Marcelo; sin embargo la sentencia
recurrida la ignoró sosteniendo, en su considerando 5º "que el actor no aportó prueba alguna
para demostrar el carácter de promitente comprador de la primitiva dueña del fundo de doña
Elena Aros, como tampoco aportó prueba alguna para probar que a ella le hizo entrega de UF
5.000".

b) En el segundo grupo de errores de derecho, el recurrente se refiere a la infracción de leyes


sustantivas que resuelven la controversia, a saber, los artículos 1445, 1545, 1546 y 1554 del
Código Civil y artículos 96, 97, 98, 99 y 100 del Código de Comercio, en relación con los
artículos 19, 20, 22 y 24 del Código primeramente citado.

Manifiesta, al respecto, que la sentencia recurrida resuelve que "los actos vinculantes para las
partes tratándose de un inmueble, se rigen por las reglas de la promesa de compraventa,
regulada en el artículo 1554 del Código Civil, cuyos requisitos no se han cumplido...", sin
embargo, a su juicio, dicho contrato de promesa no resultaba necesario, por cuanto, las
obligaciones y derechos contractuales se originaron en un acuerdo de voluntades que el actor
invocó como fundamento de su acción de indemnización de perjuicios.

Respecto de esta materia, sostiene que el asunto controvertido estaba limitado a decidir si su
oferta de comprar un predio perteneciente al demandado y la aceptación escrita de éste con la
determinación de los montos a pagar, generó obligaciones o derechos entre las partes y, sobre
el particular, bastaba considerar que ellas habían procedido a dar cumplimiento al acuerdo,
una, entregando el valor de la cuota de contado y, la otra, enviando el borrador de la
compraventa a la Notaría.De esta manera, el incumplimiento denunciado por el demandante se
produjo cuando el Banco, por razones que no aparecen justificadas, incumplió de hecho su
obligación de suscribir la escritura y entregar el predio al actor, vendiéndolo, en cambio, al
señor Gabriel Huerta. Concluye, el recurrente, que el acuerdo generador de obligaciones tiene
su origen en la convención que se concreta mediante la oferta de don Jorge Sepúlveda y la
carta de aceptación del Banco del Desarrollo; su cumplimiento se materializa por la redacción y
envío a la Notaría de don Patricio Zaldívar del borrador de la escritura de compraventa por
parte del banco y la entrega de la cuota al contado, mediante instrucciones escritas al señor
Notario, por lo que rigen las disposiciones de los artículos 96, 97, 98, 99 y 100 del Código de
Comercio. Por otra parte, estima que la sentencia, dejó de aplicar los artículos 1445, 1545 y
1546 del Código Civil, que disponen que las obligaciones nacen de un acto o declaración de
voluntad que cumpla con las exigencias legales y deben ejecutarse de buena fe y de la manera
que se estableció por los contratantes, constituyendo una ley para ellos;

Segundo: Que en este juicio se demandan los perjuicios que habría causado el Banco del
Desarrollo al haberse retractado unilateral e intempestivamente de la celebración del contrato
de compraventa respecto del Fundo San Marcelo, ubicado en la comuna de San Fernando, de
su propiedad, respecto del cual existía un acuerdo formado por la oferta enviada por don Jorge
Sepúlveda Rey y su aceptación por el Banco, lo que constituye un contrato preparatorio
precontractual, cuyo incumplimiento generó la obligación de indemnizar, que es lo que se
demanda.

Sobre el particular, cabe destacar que son hechos establecidos en la sentencia recurrida, los
siguientes:

a) el demandante no aportó prueba alguna para demostrar su carácter de promitente


comprador de la primitiva dueña del fundo doña Elena Aros, como tampoco aportó prueba
alguna para acreditar que a ella le hizo entrega de U.F.5.000 (considerando quinto del fallo de
primer grado);

b) el actor era mero tenedor del fundo San Marcelo de San Fernando, del cual fue desalojado
por orden judicial, entregándole el manejo del predio al interventor designado por el Segundo
Juzgado de Letras de San Fernando y que había celebrado con don Roberto Tamm Wittewer
un contrato de compraventa de alfalfa y prenda agraria por la cosecha de 60 hectáreas de
alfalfa que mantenía en dicho predio, cuyo pago se efectuó en parte, con el depósito a plazo de
que da cuenta el documento de fojas 1, por $ 20.000.000 (considerandos séptimo y octavo del
fallo de primer grado);

c) con la fotocopia de la petición hecha al Segundo Juzgado de Letras de San Fernando en el


mes de junio de 1995, por don Roberto Tamm Wittewer, para que se declare el extravío del
certificado de depósito referido en el párrafo anterior, se demuestra que la suma representativa
del pagaré por captación emitido por el Banco del Desarrollo a favor del mencionado Tamm
Wittewer, equivalente a $ 20.000.000, jamás fue entregado por el señor Sepúlveda Rey en
pago al banco demandado;

d) que lo efectivamente probado por la confesional, sólo dice relación con la existencia de la
oferta y su aceptación por el demandado, como así también el precio del bien a adquirir y la
forma de pago y que el pagaré a plazo fue tomado por un tercero ajeno al banco;

e) que la manera de demostrar voluntad seria de obligarse, está expresada en la conducta del
banco demandado al elaborar el proyecto de contrato de compraventa extendido en la Notaría
Zaldívar y que, sin embargo, el actor no suscribió;

f) se concluye entonces que el banco nunca percibió la suma de $ 20.212.000, que su


voluntad de vender al actor el predio rústico se explicita en el proyecto de escritura pública ante
el Notario señor Zaldívar, que el demandante no la firmó oportunamente, que el banco tenía el
imperativo legalde enajenar el fundo para evitar ser objeto de sanciones de la Superintendencia
de Bancos, y por razones tributarias, además al banco demandado no le empece la cantidad de
UF 5.000 que el actor le había entregado a la anterior dueña del bien raíz;

g) el actor no ha acreditado que tuvo la voluntad real de formalizar su consentimiento con el


banco demanda do respecto del inmueble objeto de la litis, intentando, por el contrario,
mantenerse en la tenencia del mismo, manifestándose renuente para firmar la respectiva
escritura definitiva de compraventa (párrafo B del fallo de segunda instancia);

Tercero: Que respecto del error de derecho denunciado que se hace consistir en no haber
reconocido el valor probatorio del pagaré por captación agregado a fojas 1, no objetado de
contrario, cabe consignar que los jueces del fondo no lo han desatendido, por el contrario, lo
han considerado y analizado su contenido, dentro de sus facultades y lo han apreciado
conjuntamente con el documento en que consta la solicitud judicial de declaración de extravío
de tal pagaré por captación, iniciada por el beneficiario del mismo, y han concluido que no fue
entregado por don Jorge Sepúlveda Rey en pago al Banco del Desarrollo, de manera que al
proceder así no se incurrió en el error de derecho que se denuncia;

Cuarto:Que en los motivos undécimo a décimo tercero del fallo de primera instancia,
confirmado por el de segundo grado, se analiza y pondera la prueba confesional rendida,
concluyendo, con su mérito, en cada uno de los hechos referidos en la letra d) del
considerando segundo precedente, de tal manera, no es efectivo que se haya incurrido en el
error de derecho que se denuncia, puesto que no se ha negado el valor de plena prueba que
tienen los hechos categóricamente afirmados por los absolventes, de lo que se infiere que
aquello que el recurrente reclama sólo corresponde a sus particulares conclusiones que
deduce a partir de su apreciación de las respuestas que se dan a las preguntas que se
formulan en el pliego de posiciones, las que, por cierto, no fueron compartidas por los jueces
del fondo, y que son determinantes para el rechazo de este capítulo del recurso;

Quinto: Que, no obstante, si bien es efectivo que los jueces del fondo no mencionan la
escritura pública de fojas 517, que da cuenta de la promesa de compraventa suscrita entre don
Jorge Sepúlveda Rey y doña Elena Aros, al establecer la inexistencia de prueba que demuestre
este contrato, no lo es menos que tal omisión, carece de trascendencia pues sólo podría
significar la omisión de consideraciones a su respecto, lo que constituiría el vicio de forma
previsto en el Nº 4 del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, en relación con el
artículo 768 Nº 5 del mismo cuerpo legal, de manera que la infracción de ley que se ha
denunciado debe ser desestimada;

Sexto:Que, en todo caso, la sentencia recurrida rechazó la demanda deducida, por no haberse
demostrado en los autos que el actor tuvo la voluntad real de formalizar su consentimiento con
el Banco demandado respecto del inmueble objeto de la litis, mostrándose renuente para firmar
la respectiva escritura definitiva de compraventa, en consecuencia, al no existir infracción a
alguna ley reguladora de la prueba en el establecimiento de tales hechos, no puede este
tribunal de casación modificarlos para así quedar en situación de arribar a las conclusiones
que pretende el recurrente;

Séptimo: Que, sin perjuicio de lo anterior, es útil expresar que aun cuando se han mencionado
como infringidos los artículos 1545, 1546 y 1554 del Código Civil, tampoco sería posible
invalidar el fallo por su falta de aplicación en el caso de autos, desde que se atribuye a la
demandada una fuente de responsabilidad distinta a la que dichas normas se refieren, como
es la que la doctrina denomina "responsabilidad precontractual".

Ahora bien, y en cuanto a la infracción del artículo 1445 del Código Civil en relación con los
artículos 97 a 100 del Código de Comercio, es menester analizar si las entrevistas preliminares
o acuerdos preparatorios que invoca el actor, son o no fuente de obligaciones, más aún si se
considera que en la vida jurídica se reconocen ofertas hechas con toda precisión del objeto y
condiciones del contrato y, en otros casos, se llega a pactar los extremos esenciales o algunos
de ellos.

Sobre el particular, no cabe duda alguna que si cualquiera de las partes ha declarado supeditar
el perfeccionamiento del contrato a un acuerdo en determinado sentido, todo queda en
suspenso y no existe aún contrato alguno. Tal intención puede admitirse cuando se ha
expresado o cuando así se concluye del análisis de las circunstancias de hecho que lo
rodean.Por el contrario, habrá de considerarse que se ha celebrado un contrato, sólo cuando
se haya llegado a un acuerdo acerca de los elementos esenciales del mismo, aquellos cuya no
determinación hacen del contrato un simple proyecto por realizar o irrealizable. Según cada
caso, la voluntad constituye un elemento esencial y decisivo, a partir de ella se podrá
determinar si el contrato ha sido definitivamente celebrado desde que las partes llegaron a
acuerdo, o desde el primer documento o, si decidieron esperar hasta la redacción del
documento escrito o el otorgamiento del instrumento público, pudiendo concluirse que, antes
de producido el hecho acordado en cada caso, las partes son libres para desistir o retractarse.
En el Tratado Práctico de Derecho Civil de Marcelo Planiol y Jorge Ripert, tomo sexto, Primera
Parte, página 170 se expresa que "no existe una verdadera oferta cuando la proposición de
contratar ha sido hecha como diversión o juego; de modo más práctico, siempre que su autor
no ha tenido la intención de obligarse jurídicamente cuando se ha reservado su libertad, o
simplemente cuando sólo ha querido iniciar preliminares de contratos que, lejos de constituir
una oferta, se propongan provocarla. Pero es preciso que tal intención sea expresada o resulte
de las circunstancias del caso o de los usos; de no ser así, la contraparte pudo haber creído
hallarse en presencia de una oferta y la aceptación perfeccionará el contrato";

Octavo:Que, de lo señalado en el considerando anterior se puede concluir que tanto la


existencia misma de la oferta, como la aceptación, rechazo o no aceptación, así como la
intención o voluntad de las partes para obligarse, son cuestiones de hecho y, en el caso de
autos, constituye precisamente un hecho de la causa inamovible para este tribunal, como se
indicó en el considerando sexto, que el actor nunca tuvo la voluntad real de formalizar su
consentimiento en orden a firmar la escritura pública definitiva de compraventa, lo que permite
concluir -como se ha expresado en líneas anteriores- que no existió un real y concreto acuerdo
de voluntades que generara obligaciones y cuya retractación intempestiva permitirá dar lugar a
la pretensión indemnizatoria del demandante;

Noveno: Que, como conclusión de todo lo que ha quedado consignado en las reflexiones que
preceden, el recurso de casación en el fondo que se examina será desestimado.

Y visto además lo dispuesto en los artículos 765, 767 y 768 del Código de Procedimiento Civil,
se rechaza el recurso de casación en el fondo deducido a fojas 1598 por el abogado don
Fernando Márquez Rojas, en representación del demandante señor Jorge Sepúlveda Rey, en
contra de la sentencia de veintisiete de noviembre de dos mil tres, escrita a fojas
1588.Acordada con el voto en contra del ministro señor Sergio Muñoz Gajardo, quien fue de
parecer de acoger el recurso de casación en el fondo interpuesto por la parte demandante en
contra del fallo de segunda instancia, que confirmó la sentencia de primer grado, que rechazó
la demanda de indemnización de perjuicios, nulidad de una subasta y declaró sin lugar la
demanda reconvencional, y estuvo por dictar acto continuo, pero separadamente la sentencia
de reemplazo respectiva, por la cual se revoque la decisión de primera instancia, sólo en
cuanto, no hizo lugar a la indemnización de perjuicios, declarando en cambio, que se accede a
ella, derivando la determinación de la naturaleza y monto de los perjuicios para la fase de
cumplimiento incidental de la sentencia, según se solicita en la letra h) del petitorio de la
demanda.

Funda su opinión en las siguientes consideraciones:

Primero: Que son hechos de la causa, establecidos textualmente por el fallo de primer grado:

a. "el actor era mero tenedor del fundoSan Marcelo de San Fernando, del cual fue desalojado
por orden judicial, entregándole el manejo del predio al interventor, designado por el 2º
Juzgado de Letras de San Fernando" (considerando 7º);

b. "el actor celebró con don RobertoTamm Wittewer, un contrato de compraventa de alfalfa y
prenda agraria por la cosecha de 60 hectáreas de alfalfa que mantenía en el predio San
Marcelo, cuyo pago se efectuó en parte con el depósito a plazo que da cuenta la fotocopia de
fojas 1 y ése es el origen del cobro de la suma de $ 20.212.000, que pretende que el banco
demandado le pague" (considerando 8º);
c. "que la suma representativa del pa-garé por captación emitido por el Banco del Desarrollo a
favor de don Roberto Alfredo Tamm Wittewer por la suma de $ 20.000.000 (sic) el actor señor
Sepúlveda Rey, jamás lo entregó en pago al banco demandado" (considerando 9º);

d."Que la confesión prestada por elseñor Massaro Olmeño, a fojas 881, con las posiciones 1,
3 y 5 se demuestra que el banco demandado aceptó la oferta de compra que le hiciera el señor
Sepúlveda (1º); que el precio se pagaría en la forma propuesta por el oferente (3º) y que el
pagaré a plazo fue tomado por un tercero en el Banco del Desarrollo, el día 9 de mayo de 1995
(5º). Que en la posición (2º) se afirma que en la aceptación dada por el Banco a la oferta del
señor Sepúlveda, no se explicitó el plazo porque el tiempo de ocupación del predio por el señor
Sepúlveda debía cesar el 30 de abril de 1995. ...Con la 13º, se corrobora que el banco aceptó
la oferta del actor" (considerando 12º);

e. A modo de conclusión se expresa:"Que lo efectivamente probado por la confesional sólo


dice relación con la existencia de la oferta y su aceptación por el demandado, como así
también el precio del bien a adquirir y la forma de pago y que el pagaré a plazo fue tomado por
u n tercero en el propio banco" (considerando 13º);

f. "Que la manera de demostrar volun-tad seria de obligarse, está expresada en la conducta del
Banco demandado, al elaborar el proyecto de contrato de compraventa extendido en la Notaría
Zaldívar y que sin embargo el actor no suscribió" (considerando 14º);

g."instrumentos privados legalmenteacompañados y no objetados, que permiten reforzar lo ya


afirmado por las partes; en cuanto que el actor tenía la mera tenencia del predio San Marcelo,
que desde 1993 intentaba comprarlo, que fue desalojado de éste por resolución judicial y que
en la actualidad el fundo se encuentra en poder de don Gabriel Huerta Faúndez; además que
con fecha 17 de abril de 1995, el banco demandado dejó en la Notaría de Patricio Zaldívar
Mackenna un borrador de escritura pública por la compraventa del fundo San Marcelo, que
suscribirían el banco demandado y el actor, la que no fue firmada y que con fecha 16 de mayo
de 1995, el actor dejó en poder del referido Notario, un pagaré por $ 20.000.000,
correspondiente a la cuota de contado, con instrucciones para que fueran entregados al banco
demandado, una vez firmada la escritura" (considerando 20º);

h. "el Banco nunca percibió la suma de$ 20.212.000, que su voluntad de vender al actor el
predio rústico se explicita en el proyecto de escritura pública ante el Notario señor Zaldívar; que
el actor no la firmó oportunamente; que el Banco tenía el imperativo legal de enajenar el fundo
para evitar ser objeto de sanciones de la Superintendencia de Bancos y por razones tributarias;
además al banco demandado no le empece la cantidad de U.F. 5.000 que el actor le habría
entregado a la anterior dueña del bien raíz" (considerando 21º).

Segundo: Que la sentencia de segunda instancia reprodujo la sentencia en alzada y formuló la


siguiente argumentación con establecimiento de hechos:"Que de los antecedentes ponderados
se concluye que el actor no ha acreditado que tuvo la voluntad real de formalizar su
consentimiento con el Banco demandado respecto del inmueble objeto de la litis, intentando,
por el contrario mantenerse en la tenencia del mismo, toda vez que los actos vinculantes para
las partes, tratándose de un inmueble, se rigen por las reglas de la promesa de compraventa,
regulada en el artículo 1554 del Código Civil, cuyos requisitos no se han cumplido y que
determinan las obligaciones y derechos contractuales, vinculados al contrato definitivo de
compraventa, que norma el artículo 1801 del Código Civil. De lo anterior se infiere que el actor
no logró acreditar los antecedentes que sirven de fundamento a su demanda y que, por el
contrario, fue renuente para firmar la respectiva escritura definitiva de compraventa".

Tercero: Que resulta del todo necesario precisar que la acción principal deducida en este
proceso es de indemnización de perjuicios derivada del hecho de la retractación unilateral e
intempestiva por parte del Banco del Desarrollo de la aceptación manifestada por escrito, el 31
de marzo de 1995, de la oferta formulada por el actor de compra del fundo o chacra San
Marcelo, ubicado en la comuna de San Fernando, Provincia de Colchagua, VI Región,
procediendo a vender a otra persona el predio individualizado, en circunstancia que se había
dejado el proyecto de escritura de venta en la notaría y que la persona que hizo la oferta hizo
entrega al notario de un depósito, tomado por un tercero en la misma entidad bancaria, por el
monto de la cuota de contado, el que fue endosado a favor del banco. En definitiva,
corresponde resolver en el presente juicio, si se declara el derecho a la indemnización de
perjuicios originados, en concepto del actor, por la retractación unilateral e intempestiva de la
aceptación de la oferta manifestada por escrito por el mencionado banco. En cuanto a lo
anterior, en el fundamento cuarto del fallo de primer grado se fijó en los siguientes términos la
controversia:"si hubo retractación intempestiva por parte del banco demandado de la
aceptación de la oferta formulada por el actor".

Cuarto: Que el derecho de los contratos en materia civil se rige por el principio esencial de la
autonomía de la voluntad, según el cual las personas pueden concluir todos los actos y
convenciones que no estén expresamente prohibidos por las leyes, que da origen a otros
principios:

A) Libertad contractual, que se descompone en: 1) Libertad de conclusión, que permite a las
partes decidir libremente: i) si contrata o no lo hace; ii) qué tipo de contrato celebra, y iii) la
contraparte con quien se vincula. 2) Libertad de configuración interna, por el cual se puede fijar
el contenido de la convención y las cláusulas que reflejen en mejor forma la voluntad de las
partes.

B) Consensualismo, según el cual la oralidad es suficiente para obligar a las personas, por lo
que es posible que existan contratos verbales, que se expresan en el aforismo "solus
consensus obligat".

C) Fuerza obligatoria, se traduce en la metáfora empleada por Bello, en cuanto a que los
pactos deben honrarse y cumplirse, puesto que todo contrato legalmente celebrado es una ley
para las partes contratantes, que se le reconoce bajo el aforismo "pacta sunt servanda".

D) Efecto relativo de lo acordado, vinculando sus derechos y obligaciones a quienes son parte
en el contrato, sin que se pueda afectar a terceros, a quienes no les empece, surge así el
latinismo "res in-ter allios acta", que se refuerza en la norma antes recordada, en que el
contrato es una ley sólo para los contratantes.

Tales principios, derivados de la doctrina clásica, han tenido diversas limitaciones y


excepciones, las que sin duda los precisan, pues en todo cuanto no se les afecte,
restringiéndolos o se disponga una norma que establezca efectos diversos, tienen plena y
completa aplicación los mencionados principios en la forma indicada.El legislador podrá regular
las materias que estime corresponde dotar de un estatuto especial, pero en aquellos casos en
que no ocurra se formará el consentimiento, que es obligatorio para las partes, por la sola
manifestación de voluntad coincidente que se expresen los contratantes. Es más, el Código
Civil establece el principio que el hecho lícito y voluntario de una persona es suficiente para ser
obligada, al efecto se puede leer el artículo 578: "Derecho personales o créditos son los que
sólo pueden reclamarse de ciertas personas, que, por un hecho suyo o la sola disposición de la
ley, han contraído las obligaciones correlativas; ...De estos derechos nacen las acciones
personales"; el artículo 1437 dispone: "Las obligaciones nacen ya del concurso real de las
voluntades de dos o más personas, como en los contratos o convenciones; ya de un hecho
voluntario de la persona que se obliga, como en la aceptación de una herencia o legado y en
todos los cuasicontratos;...", y el artículo 2284 señala: "Las obligaciones que se contraen sin
convención, nacen o de la ley, o del hecho voluntario de una de las partes...". A tal principio se
añade el desarrollado por el Código de Comercio, en cuanto a que la declaración unilateral de
voluntad es fuente de obligaciones, tanto al reglar la formación del consentimiento, cuanto al
reglamentar diferentes actos particulares, en especial la promesa de recompensa. Del mismo
modo la legislación especial ha dotado de efecto vinculante a actos unilaterales tales como la
Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheque y la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré. En
lo que interesa al caso, no es dudoso que constituye fuente de obligaciones un hecho lícito y
voluntario de las personas, la declaración unilateral de voluntad, la convención y la ley, pero
además y de manera aislada, todo hecho que irrogue daño a otra persona, también puede
generar responsabilidad para los partícipes del mismo.En todo caso, en relación con el tema de
la formación del consentimiento la legislación, la doctrina y la jurisprudencia han avanzado,
reconociendo que existe un proceso de "iter contractual", que distingue entre tal proceso y el
resultado final, preocupándose el derecho de ambos aspectos, sin embargo, el Código de Bello
puso mayor atención en la regulación de las relaciones jurídicas constituidas. Siguiendo esta
misma política y línea legislativa, reconociendo el procedimiento previo que tienen algunas
convenciones, se han determinado y denominado de distinta manera cada una de las etapas,
entre las que se reconocen: negociaciones preliminares, puntualización, tratativas, oferta,
cierre de negocios, contrato preparatorio y contrato definitivo. Estas actuaciones pueden estar
en secuencia, como también ser omitidas y llegar inmediatamente al contrato definitivo. En
otras palabras, no resulta indispensable pasar por las referidas etapas, sino en los casos que
sea necesario y sin que determine su existencia la naturaleza del contrato que en definitiva se
desee concluir, sea éste consensual, real o solemne. El principio de la autonomía de la
voluntad, como los que derivan de éste, permiten acordar libremente tales actuaciones, las que
tienen efecto vinculante, de manera tal que el incumplimiento culpable es posible que genere la
responsabilidad civil pertinente.

Quinto: Que, sin que sea necesario repasar todo lo relativo a la formación del consentimiento
en los actos jurídicos bilaterales, ya es un aspecto pacífico, que el Código de Comercio regula
esta materia, estipulaciones a las que se refiere su mensaje, al aludir al Libro II, Título I,
expresa: "En este mismo Título se trata de un asunto difícil como importante, omitido en la
Ordenanza y aun en el Código Civil.Frecuentemente ocurre la necesidad de fijar el momento y
el lugar en que las propuestas verbales o escritas asumen el carácter de contratos perfectos, y
careciendo de reglas claras y precisas que dirijan el juicio del jurisconsulto e ilustren la
conciencia del magistrado, es indispensable invocar las opiniones acomodaticias e inseguras
de los autores que han examinado con más o menos profundidad eso s puntos. Para obviar
dificultades de tanta trascendencia, el Proyecto ha dado soluciones satisfactorias a las
cuestiones principales e incidentes que ofrece la materia; y de este modo ha llenado un
sensible vacío en nuestra legislación comercial y civil".

En el presente caso pierde importancia la antigua duda de la aplicación del Código de


Comercio a los contratos en general, atendido que quien aceptó la oferta y es demandada en
esta causa es una entidad bancaria, la cual lógicamente realiza operaciones de banco, que si
bien re-cae sobre inmueble, se tiene presente que genera solamente obligaciones personales y
que requerirá un contrato definitivo.

Sexto: Que ante la oferta expresa de una persona, en este caso el actor, Jorge Sepúlveda Rey,
le correspondía al Banco del Desarrollo, entidad a la cual estaba precisa y determinadamente
dirigida, quien era conocedor en detalle e integral-mente de los antecedentes previos a la
formulación de la misma, evaluar la idoneidad, seriedad y si en su concepto estaba destinada a
producir efectos jurídicos o simplemente dilatar la situación de hecho existente hasta ese
momento. En efecto, luego de ponderar y evaluar meditadamente todos los pormenores, el
Banco del Desarrollo decidió aceptar la oferta formulada y lo hizo por escrito, formalmente,
acto que ha reconocido de manera expresa, no ha sido discutido y se ha fijado como un hecho
del pleito. Todo lo anterior tiene relevancia para definir el estado del iter contractual, en
atención a que se ha sobrepasado la etapa de la simple oferta, única ocasión en la que puede
ser estudiada jurídicamente precisando su validez, efectos y alcances.Establecido como se
hizo, que la oferta fue aceptada por escrito, pura y simplemente por el banco demandado, es
tal etapa la que corresponde evaluar, sin que sea posible remontarse a fases anteriores y para
el solo hecho de justificar un actuar posterior del aceptante.

No resulta atendible, que al momento de estudiar cualquier responsabilidad de las personas


que son demandadas por entidades bancarias se adopte una objetividad extrema, que se limite
el análisis al acto jurídico concreto, que refleja la expresión de voluntad más pura de quienes
son sus contrapartes, evadiendo toda ponderación causal. Pero, al ser dirigida la acción en
contra de un instituto financiero no se tenga ningún reparo en estudiar, enjuiciar, analizar y
privar de efecto la conducta del banco por la que contrajo obligaciones, fundando la decisión en
un acto anterior, al que se le ha reconocido validez por el mismo banco y ha surtido sus
efectos, como, además, proviene de la parte contraria. En definitiva, se ha ponderado
judicialmente la oferta, que constituye un acto jurídico unilateral del proponente, respecto de la
cual no se ha acogido ninguna acción que la declare ineficaz o carente de efectos, por la razón
básica y elemental que no se la ha impugnado de nulidad o inoponibilidad, todo en miras a
resolver una acción de indemnización de perjuicios de un acto muy posterior, que el actor ha
denominado retractación intempestiva y unilateral de la oferta ya aceptada, que presupone
incluso su aceptación y luego su desconocimiento tácito o retractación unilateral e
intempestiva; aceptación de la oferta que tampoco ha sido objeto de una acción que le prive de
efectos, todo lo contrario, se la ha reconocido expresamente por ambas partes como válida y
voluntariamente expresada.En efecto, una vez más corresponde insistir, que la acción de autos
está dirigida a indemnizar los daños que causó, no la aceptación de la oferta, sino que la
denominada retractación unilateral e intempestiva de la misma, respecto de la cual es preciso
señalar que nunca ha existido una retractación expresa, sino que simplemente se la
desconoció y vulneró, pues se vendió la misma propiedad materia de la oferta y la aceptación a
otra persona, con ello se ha entendido por el demandante que el banco se retractó unilateral,
intempestiva y tácitamente de la oferta, para luego, ante la demanda, justificar su conducta.

Séptimo: Que fijado el punto de la controversia en la forma como se hizo, el tribunal debe
razonar en derecho, según la naturaleza y caracteres específicos que la ley otorga a los
distintos actos, es así que la aceptación de la oferta por el Banco del Desarrollo perfeccionó un
acto jurídico bilateral, ya que la manifestación de conformidad con la oferta, da origen a una
convención, derivaron derechos y obligaciones para las partes, y su trasgresión, en la forma
dicha, impone la satisfacción de los daños y perjuicios que se determinen en la etapa
correspondiente según la solicitud de las partes. La aceptación de la oferta o la convención a
que dio origen, conocida como cierre de negocios, determina el análisis del efecto de las
obligaciones ante el incumplimiento, que no es otro que responder por equivalencia, esto es
mediante la indemnización de perjuicios causados, teniendo en consideración que el objeto de
la convención fue un bien raíz y que el artículo 1817 del Código Civil incluso prefiere en el
caso de venta de un predio a dos persona a quien ha entrado en posesión, con mayor razón en
el caso en análisis en que no ha existido venta respecto del actor.En el presente caso
corresponde considerar que se ha demandado la indemnización de perjuicios derivada del
hecho que el banco vendió a una persona distinta del actor el bien raíz respecto del cual había
llegado a un cierre de negocios con él. No se altera la causa de pedir al atender la petición
fundamental, pues el actor ha considerado que la enajenación del fundo por parte del Banco
del Desarrollo a un tercero constituye una retractación unilateral e intempestiva de la
aceptación, en circunstancias que jurídicamente constituye el incumplimiento de la convención
perfeccionada por la aceptación de la oferta, calificación de los hechos que le corresponde
efectuar al tribunal. El legislador se ha referido a esta situación en el artículo 2124 del Código
Civil, señalando: "El contrato de mandato se reputa perfecto por la aceptación del mandatario.
La aceptación puede ser expresa o tácita."

"Aceptación tácita es todo acto en ejecución del mandato."

"Aceptado el mandato, podrá el mandatario retractarse, mientras el mandante se halle todavía


en aptitud de ejecutar el negocio por sí mismo, o de cometerlo a diversa persona. De otra
manera se hará responsable en los términos del artículo 2167."

Al respecto resulta acertada la explicación de don David Stichkin Branover, en cuanto a que la
"expresión "retractarse" empleada por el legislador induciría a creer que se trata del retiro de la
aceptación, de manera que el contrato no llegaría a formarse sin embargo de haberse sido
perfecto, pues hubo concurso de voluntades. No opinamos así. Simplemente se trata de la
renuncia del mandatario limitada en su ejercicio a las circunstancias señaladas: que el
mandante se halle todavía en aptitud de ejecutar el negocio por sí mismo, o de cometerlo a
diversa persona.De otra manera, el mandatario queda responsable, en los términos ordinarios,
de los perjuicios que la renuncia cause al mandante, artículos 2124 y 2167" (El Mandato Civil,
Editorial Jurídica, tercera edición, página 102), en concordancia con el hecho que el mandato,
generalmente, es un contrato consensual.

De lo expuesto se sigue, que formado el consentimiento se entiende legalmente celebrado el


contrato, produciendo todos sus efectos jurídicos entre las partes, surgiendo el principio de la
fuerza obligatoria del mismo, sin que pueda dejarse sin efecto sino por el consentimiento
mutuo de las partes o por causas legales (artículo 1545 del Código Civil), en el evento del
incumplimiento, genera las responsabilidades legales consiguientes, puesto que se está en
sede contractual, en que el incumplimiento se presume culpable. "Por consiguiente, si el
aceptante prueba que se ha dado su aceptación, la retractación del oferente se presume
culpable, como toda culpa contractual" (Avelino León Hurtado, La Voluntad y la Capacidad en
los Actos Jurídicos, Editorial Jurídica, Tercera Edición, página 98), principio igualmente
aplicable en el evento que el incumplimiento provenga del aceptante, pues el consentimiento ya
se había formado.

Octavo: Que el principio de la autonomía de la voluntad, como los que de ella derivan, permiten
sostener premisas previas a continuar con el análisis: Por una parte se reconoce a toda
persona la posibilidad de concluir los contratos que estime pertinente y con quien lo crea
apropiado y por otra que las exigencias de un contrato definitivo no pueden limitar aquellos que
la ley no prohíbe concluir para su preparación o en forma anticipada. Se sigue de estas
premisas, que el establecimiento por la ley de un tipo determinado de contrato preparatorio no
impide como tampoco excluye la posibilidad concluir otros que de mejor manera satisfaga las
necesidades de las partes. En efecto, la regulación del contrato de promesa, no impide dar
nacimiento a otras convenciones preparatorias, con mayor razón si no existen razonamientos
que sustenten su exclusividad en tal sentido, cuanto no sea la simple afirmación del
hecho.Podrá ser posible que el contrato de promesa no llegue a celebrarse por requerir
mayores especificaciones de las que se carece en un momento determinado, sin que esto
impida comprometer las voluntades de las partes y asegurar la realización de un contrato con
posterioridad por medio de otro acto o convención. No se observan razones en la legislación
para impedir la celebración de otras convenciones, de las que derivarán los efectos
consiguientes ante el hecho del incumplimiento, como tampoco concurren obstáculos legales
que no permitan exigir lo que la ley dispone para la retractación unilateral, intempestiva y tácita
de una oferta, por su trasgresión expresa posterior. Resulta ilustrativo de lo anterior el hecho
que el legislador debió manifestar expresamente su criterio en cuanto a lo que se denominó
"principio de en ajenación", impidiendo al marido incluso prometer enajenar y gravar bienes
sociales, sin la autorización de la mujer (inciso tercero del artículo 1749 del Código Civil). Por
otra parte, también resulta ilustrativo que la retractación en la venta condicionada no se
permita en bienes raíces, según se señala en el artículo 1802 del Código Civil.

En concreto, siendo igualmente válidos los contratos de cierre de negocios y de promesa, su


diferencia está dada por los contornos que se acuerda respecto del contrato definitivo, en la
primera podrá ser general y en la promesa debe satisfacer las exigencias legales. El
incumplimiento de ambas formas de contratación pueden dar origen a responsabilidades por la
parte renuente a cumplir sus obligaciones o que las haya transgredido.

Del mismo modo procede insistir en el hecho que la naturaleza real o solemne de los contratos
definitivos no condiciona la concurrencia de las exigencias de los contratos preparatorios.

Noveno:Que reconocido el hecho de la venta del inmueble denominado Fundo o Chacra San
Marcelo a una persona distinta del actor, con quien había llegado a un cierre de negocios para
venderle a él el referido inmueble, se ha acreditado el hecho del incumplimiento, sin que
corresponda atender justificaciones que sólo importan la renuncia a los medios jurisdiccionales
en la resolución de los conflictos particulares, puesto que no podía ignorar el Banco del
Desarrollo que el actor, con fecha 16 de mayo de 1995, entregó al notario un documento
representativo del valor de la cuota que debía pagar de contado, endosado en su favor, el cual
con posterioridad, al no concluirse el negocio, debió devolver el endoso. Con mayor razón
resulta injustificable la actitud del banco pues el instrumento en referencia daba todas las
garantía al haberse tomado en la misma entidad bancaria.

La causa del incumplimiento por parte del Banco del Desarrollo resulta igualmente evidente si
se considera que con el actor, Jorge Sepúlveda Rey, cerró el negocio de venderle el fundo en
la suma de 10.500 Unidades de Fomento y luego, al decir del propio demandado, el 19 de
mayo de 1995 aceptó otra oferta de parte de Gabriel Huerta Faúndez y en cumplimiento de
este acuerdo último compromiso, procedió a venderle el fundo el 25 de mayo de 1995, pero en
una suma mayor, esto es en el equivalente a 11.009 Unidades de Fomento.

Al existir incumplimiento voluntario y culpable por parte del demandado, sin que justificada
adecuadamente su conducta, resulta jurídicamente procedente que repare los perjuicios que
su conducta, de no honrar la palabra empeñada ha causado al actor.Perjuicios cuya naturaleza
y monto se ha solicitado se precisar en la etapa de cumplimiento, pero cuya existencia resulta
acreditada a lo menos con el hecho que el actor Jorge Sepúlveda Rey celebró con Roberto
Tamm Wittewer, un contrato de compraventa de alfalfa y prenda agraria por la cosecha de 60
hectáreas de alfalfa que mantenía el actor en el predio San Marcelo, cuyo pago se efectuó en
parte con el depósito a plazo tomado en el Banco del Desarrollo, que se entregó al notario
debidamente endosado a favor del mismo banco, por la suma de $20.212.000, el pago de la
cuota de contado por la compra del predio, que posteriormente debió devolver al no poder
cumplir por su parte con la entrega de la alfalfa al verse privado de la tenencia material del
predio, para cuyo efecto el Banco del Desarrollo le devolvió el endoso del documento.

Décimo: Que en otro orden de consideraciones se llega a igual decisión, pues, en general, los
hechos establecidos se ajustan al mérito probatorio de los elementos de juicio agregados a los
autos. Sin embargo, en un aspecto a lo menos transgrede manifiestamente las normas que
regulan el valor de la confesión prestada en juicio, motivo suficiente para acoger el recurso por
infracción al artículo 399 del Código de Procedimiento Civil, pues en la misma sentencia de
primera instancia, según se ha tenido la oportunidad de reproducirlo con anterioridad, se puede
lee: "DUODÉCIMO:Que la confesión prestada por el señor Massaro Olmeño, a fojas 881, con
las posiciones 1, 3 y 5 se demuestra que "en la posición (2º) se afirma que en la aceptación
dada por el Banco a la oferta del señor Sepúlveda, no se explicitó el plazo porque el tiempo de
ocupación del predio por el señor Sepúlveda debía cesar el 30 de abril de 1995."

En dicho reconocimiento se está ante una confesión compleja, en la que se reconoce el hecho
material acerca del cual se le interroga (la aceptación dada por el Banco a la oferta del señor
Sepúlveda, no se explicitó plazo), sin embargo, añade otro hecho (debido a que el tiempo de
ocupación del predio por el señor Sepúlveda debía cesar el 30 de abril de 1995). Esta
confesión es de carácter compleja de primer grado, por cuanto el hecho que se añade está
desligado al anterior, de modo tal que puede ser dividido sin necesidad de prueba en perjuicio
del confesante, en el sentido que "la aceptación dada por el Banco a la oferta del señor
Sepúlveda, no se explicitó el plazo". Sin embargo, de estimarse que corresponde a una
confesión compleja de segundo grado, en que el hecho que se adiciona está vinculado con el
reconocido, sólo se requiere prueba para proceder a la misma división, respecto de lo cual se
puede traer a análisis la carta de 31 de marzo de 1995 firmada por el mismo confesante, José
Massaro Olmedo, en calidad de Gerente Banca Preferencial de Empresas del Banco del
Desarrollo, en que informa al señor Jorge Sepúlveda "que el Banco ha aceptado su oferta de
compra de nuestra propiedad Fundo San Marcelo. El valor de venta de la propiedad asciende a
la suma de UF. 10.500.-, pagadera de la siguiente forma: -Con $20.000.000.- a la firma de la
escritura. - Con $10.000.000.- al 31 de Agosto de 1995 expresado en UF.- El Saldo se pagará
en 6 cuotas iguales anuales venciendo la primera en Junio de 1996. El saldo se expresará en
UF. y devengará un interés del 10% anual y se garantizará con la hipoteca de la misma
propiedad.". De lo que se sigue que no se expresó reserva alguna en cuanto al plazo. Es más,
en el proceso en que se encontraba dispuesta la entrega de la propiedad se amplió la
suspensión de la misma, sin que pueda afirmarse por el banco que era un plazo del cual
pudiera su parte disponer libremente.

El análisis anterior lleva a considerar que "la aceptación dada por el Banco a la oferta del señor
Sepúlveda, no se explicitó el plazo", por lo mismo fue pura y simple, formando el
consentimiento consiguiente. Además resulta contraria a la forma como las partes entendieron
y ejecutaron prácticamente lo acordado, puesto que el proyecto de contrato de compraventa
quedó a disposición de las partes con posterioridad al 30 de abril de 1995 sin que fuera
retirado por el banco, recibiendo el notario el deposito entregado por el actor, al no tener
instrucción en contrario impartida por el banco. Por último, de estimarse posible el retiro de la
aceptación - que jurídicamente no lo es -, al entendérsela como una nueva oferta,
correspondía al banco haber avisado al demandante, lo cual tampoco hizo, siendo responsable
igualmente de los perjuicios en dicha eventualidad, por aplicación del principio de la buena fe,
que incluso impone responsabilidad al oferente que recibe una aceptación extemporánea de
avisar esta circunstancia, en caso contrario debe responder de daños y perjuicios, conforme a
lo dispuesto por el artículo 98 del Código de Comercio.

Undécimo: Que todo el análisis precedente deja en claro el incumplimiento de un cierre de


negocios por el Banco del Desarrollo demandado, por lo que debe responder de los perjuicios
originados, los que se encuentran acreditados. Al no resolverse de la manera dicha, se
transgredieron principalmente las disposiciones de los artículos 1545 y 1547 del Código Civil,
con influencia en lo dispositivo del fallo, pues se negó lugar a una demanda que correspondía
acoger.

Redacción de la sentencia a cargo del abogado integrante Sr. Oscar Carrasco Acuña y del voto
disidente, su autor.

Regístrese y devuélvase con sus agregados.

Rol Nº 486-04.-

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sr. Jorge Rodríguez A.,
Sr. Sergio Muñoz G., Sra. Margarita Herreros M, y Sr. Julio Torres A. y Abogado Integrante Sr.
Oscar Carrasco A.

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