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Conducta prosocial

Mussen y Eisenberg (1985) definieron la conducta prosocial en términos de "acciones


destinadas a ayudar o beneficiar a otra persona o grupo de personas, sin esperar
recompensas externas". Por lo tanto, una acción prosocial es cualquier conducta llevada
a cabo a su costa por un individuo o un grupo y dirigida a lograr o a mejorar el bienestar
de otra persona o de un grupo de personas, o a reducir su sufrimiento o a mejorar las
relaciones.

El período de mayor expansión de la investigación sobre este tema se sitúa entre los años
sesenta y los primeros años ochenta del siglo pasado. El inicio fue determinado, sobre
todo en Estados Unidos, por el aumento de fenómenos delictivos, en particular en las
grandes ciudades: una serie de casos de conmoción por el hecho de que algunos
transeúntes u observadores presenciaran episodios de violencia sin prestar ayuda a las
víctimas desesperadas. La opinión pública se preguntó por la desaparición de las normas
sociales y la decadencia de los tiempos.

Los comportamientos prosociales son los intentos de satisfacer la necesidad de apoyo


físico y emocional de otra persona (Benson, Scales, Hamilton, & Sesma, 2006; Catalano,
Berglund, Ryan, Lonczak, & Hawkins, 2004). Son conductas voluntarias (Eisenberg &
Fabes, 1998) que se adoptan para cuidar, asistir, confortar y ayudar a otros (Caprara,
Steca, Zelli, & Capanna, 2005).

Ejemplos de conducta prosocial (Francia, 2021)

• La ayuda
• El consuelo
• La donación
• El cuidado
• El compartir
Conducta social positiva se efectúa para beneficiar a otro en presencia (o no)
de motivación altruista, como por ejemplo dar, ayudar, cooperar, compartir, consolar, etc.

Por su parte, Strayer propone una clasificación de cuatro tipos de actividades para
clarificar el fenómeno de la conducta prosocial:

1. Actividades de dar, compartir, intercambiar o cambiar objetos con otros


individuos.
2. Actividades cooperativas.
3. Tareas y juegos de ayuda.
4. Actividades empáticas hacia el otro.

Atendiendo a esta propuesta, en la conducta prosocial el beneficio recae en la otra


persona, mientras que en la conducta cooperativa ambas partes se coordinan para
obtener un beneficio mutuo.

Criterios para considerar prosocial una acción:

1. El acto debe beneficiar a un individuo, o más individuos, o un grupo de individuos.


2. El agente o emisor de la conducta no está obligado a cumplir sus obligaciones.
3. La conducta debe ser gratuita y voluntaria, es decir, espontánea, no solicitada
por otro individuo.

Cómo desarrollar la conducta prosocial

Las investigaciones sugieren que para aumentar las conductas de ayuda o prosocialidad
es necesario:

• Reducir o eliminar los factores que los obstaculizan: reducir la ambigüedad y


aumentar la responsabilidad, activar el sentimiento de culpa y la preocupación
por la propia imagen.
• Enseñar la prosocialidad y el altruismo: enseñar la inclusión moral, crear
modelos de altruismo, aprender haciendo, atribuir el comportamiento altruista a
motivaciones altruistas, conocer los mecanismos que regulan el altruismo.
• Favorecer la acción de la norma de reciprocidad.
Tipos de conductas prosociales

González Portal (2000) también propone una taxonomía pormenorizada, que realiza
mediante la contraposición de diferentes tipos de conductas prosociales. (Auné, et al.
(2014)

1. Conducta prosocial de ayuda identificable versus conducta prosocial de


ayuda no identificable: Este criterio trata acerca de si es posible identificar al
benefactor, o si el acto de ayuda permanece como anónimo. Criterios personales,
situacionales y temporales demarcan el grado en que la conducta prosocial
realizada es identificable.
2. Conducta prosocial de ayuda en situación de emergencia versus conducta
prosocial de ayuda en situación de no emergencia: se considera ayuda en
situación de emergencia a aquella que ocurre en una situación que implica una
amenaza o daño real, y en la cual, el peligro puede incrementarse con el transcurrir
del tiempo. La ayuda en situación de no emergencia, en cambio, se presenta
relacionada con sucesos ordinarios, previsibles y no ambiguos.
3. Conducta prosocial en situación de emergencia versus conducta prosocial
institucionalizada: la conducta prosocial institucionalizada o conducta rol es
decidida en un contexto apacible, a partir de una motivación intrínseca. En
cambio, las situaciones de emergencia ocurren repentinamente y el factor
temporal es clave en la elección de ayudar.
4. Conducta prosocial espontánea (no planificada) versus conducta prosocial no
espontánea (planificada): en la conducta prosocial espontánea o no planificada
la ayuda que se presta es simple, constituyendo un hecho aislado. Supone un
contacto breve con un desconocido, con el cual no existe una interacción futura.
Además, la decisión sobre la ayuda debe hacerse muy rápidamente. Por el
contrario, en la conducta prosocial no espontánea o planificada hay interacciones
repetidas, el benefactor busca ayudar y supone un mayor costo de tiempo. Son
ejemplos de conducta prosocial planificada el trabajo voluntario sistemático, la
contribución regular de dinero a instituciones de beneficencia y la asistencia en el
marco de roles profesionales.

Warneken y Tomasello (2009) distinguen entre:

• Confortar
• Compartir
• Informar
• Ayuda Instrumental.

López de Cózar, Esteban Martínez, Calatayud Miñana y Alamar Rocati (2008) plantean
como subcategorías en su test de Conducta Prosocial a la Prosocialidad Vital,

• La Prosocialidad Vial
• El Altruismo,
• La Asertividad
• La Empatía

Mientras que Caprara, Steca, Zelli y Capanna (2005), también al momento de construir
un test, diferencian entre

• Compartir,
• Cuidar,
• Ayudar
• Ser empático.

Hay y Cook (2007) clasifican la conducta prosocial en tres categorías:

• Sentimientos por el otro,


• Trabajar con otro
• Atender a otro.

Se evidencia además, en muchas de estas categorizaciones recientes, la inclusión del


sentimiento en sí mismo (Empatía, Ser Empático, Sentimientos por el otro) como
conducta prosocial.
Factores determinantes que condicionan la conducta prosocial (Arias Gallegos, 2015)

Del lado de los determinantes sociales, son tres los factores que condicionan la
prosocialidad: la socialización familiar, la educación y la interacción entre iguales
(Redondo & Inglés, 2010). En el escenario familiar, la importancia del desarrollo de la
conducta prosocial recae sobre la crianza que dan los padres a sus hijos, pero a su vez, los
factores que tienen injerencia en la forma como los padres crían a los hijos son la infancia
de los padres, las normas educativas impuestas por la sociedad y las expectativas de los
padres para con sus propios vástagos (Córdova y Shiroma, 2005).

En un contexto familiar, son cruciales tanto las relaciones con la madre como con el padre,
así como la implicación de ambos en la crianza, el control y el afecto, ya que son los
pilares fundamentales en la educación de los hijos y son las variables que predicen un
buen estilo educativo. Así, en la emocionalidad de los hijos media la calidad de la
expresividad positiva que los padres les ofrecen, de manera que las relaciones positivas
entre los padres y los hijos se asocian con niveles más altos de internalización y
conciencia empática (Mestre, Tur, Samper, Nácher y Cortés, 2007).

Sin embargo, así como en la familia, la escuela es otro entorno privilegiado para el
aprendizaje de la prosocialidad. Los estudios en contextos educativos señalan que la
conducta prosocial se relaciona con la motivación intrínseca y las metas de aprendizaje
de los alumnos, así como con el logro o rendimiento. (Inglés, Martínez-González, Valle,
García-Fernández y Ruiz-Esteban, 2011). Distintas manifestaciones de la conducta
prosocial se relacionan con el logro académico. Entre estas se tiene a la empatía, la
cooperación, las habilidades sociales, la disciplina, el optimismo y el autocontrol
(Redondo & Inglés, 2010). Por el contrario, la ansiedad en la escuela y la competitividad
entre los compañeros de clase inhiben la conducta prosocial (Córdova &Shiroma, 2005).
Bibliografía
Arias Gallegos, W. (2015). Conducta prosocial y Psicología educativa. Unife, 11.

Auné, S. E., Blum, D., Abal, J. P., Lozzia, G. S., & Horacio, F. A. (2014). La conducta prosocial:
Estado actual de la investigación. Perspectivas en Psicología: Revista de Psicología y
Ciencias Afines, 14.

Francia, G. (2021). Psicología-online. Obtenido de https://www.psicologia-


online.com/conducta-prosocial-que-es-caracteristicas-tipos-y-como-desarrollarla-
5641.html

Pregunta de análisis
Argumente en sentido crítico en (300 palabras)
1. ¿Cómo promover un comportamiento prosocial desde nuestra labor
educativa como docentes y cómo ser un referente de influencia en los
adolescentes?

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