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Nathalie Alejandra Aguirre Pantaleón

Clave: “1”

EFICIENCIA Y EFICACIA
Según la Escuela Europea de Dirección y Empresa la eficiencia se define

como la relación existente entre los recursos que son empleados para un proyecto

y los logros que son obtenidos a través de éste. La eficiencia se consigue en

aquellos casos en los que se utiliza un menor número de recursos para poder

conseguir un mismo objetivo. O bien todo lo contrario, cuando se alcanza un mayor

número de objetivos haciendo uso de los mismos recursos o –incluso- menos.

Hablar de eficacia implica el nivel de consecución de metas y objetivos. Es

decir, que la eficacia hace referencia a la capacidad que tienen las personas (o

empleados) para poder conseguir aquello que se proponen, independientemente

del número de recursos empleados.

Diferencias principales entre eficiencia y eficacia

La principal diferencia existente entre eficiencia y eficacia es que la eficiencia

hace referencia a la utilización o empleo de un número menor de recursos; por

otra parte, la eficacia hace referencia a la consecución de un objetivo o meta de

manera satisfactoria, aunque en el proceso no se hayan utilizado los recursos de

manera óptima. En otras palabras, en la eficacia no importa si se logró ser eficiente

durante el proceso para alcanzar un objetivo.

Por ejemplo, no es lo mismo un empleado eficiente que un empleado eficaz.

El empleado eficaz será capaz de realizar 50 unidades de un producto en 8 horas,

mientras que el empleado eficiente conseguirá realizar igualmente 50 unidades de

un producto, pero en tan solo 6 horas, ya que hará un mejor uso de los recursos

disponibles para optimizar el trabajo que se está llevando a cabo.


Es evidente que ambos empleados son capaces de conseguir el mismo

objetivo, pero el empleado eficiente no necesitará tantos recursos como el

empleado eficaz. Puede decirse que la persona eficiente también es eficaz,

mientras que no puede decirse que la persona eficaz directamente sea eficiente.

Obviamente, si se es eficiente, pero es incapaz de alcanzar el objetivo propuesto, el

empleado será ineficaz.

Lógicamente, ambos conceptos resultan de gran relevancia para la

productividad de cualquier clase de empresa o negocio. Conseguir hacer las cosas

bien empleando un mínimo de recursos es esencial para cualquier compañía o

empresa que busque rendimiento, calidad y resultados en cualquier

servicio/producto ofrecido. Es evidente que existe una fina línea entre ambos

conceptos, pero como se ha visto, existe una diferencia sustancial entre ambos

términos.

Tanto la eficiencia como la eficacia resultan esenciales para poder

desempeñar satisfactoriamente cualquier trabajo o proyecto, siempre de la manera

más productiva y rentable para la empresa. Por ello, no resulta de extrañar que, en

la actualidad, la eficiencia sea una de las cualidades que mayor número de

empresas persiguen en los trabajadores o empleados, ya que ello les permite

alcanzar las metas y objetivos propuestas sin necesidad de aumentar el número de

recursos para ellos.

Adicionalmente a los dos términos anteriores, aparece otro que es muy

importante para hacer referencia a lo que una empresa necesita y esta es la

efectividad. La diferencia entre esta tríada de palabras según Peter Drucker-

considerado el padre de la administración moderna- establece a lo largo de su obra

una serie de distinciones fundamentales entre ellas, lo cual nos arroja una claridad

conceptual mucho mayor.


Las tres E». la mayoría de las ocasiones, la interpretación obedece a breves

reseñas de especialistas, es por eso que no es tan fácil explicar por qué, en el

ámbito administrativo, directivo y gerencial, los individuos y las empresas buscan

maneras de ser eficaces y eficientes, pero se puede ser eficaz sin ser eficiente, o

viceversa.

La diferencia de una “E” de las otras dos, con base en lo que indica Peter

Drucker, cita: la aparición del “trabajo del conocimiento”, no solo se inicia a hablar

de las diferencias al ver cómo reacciona un empleado dedicado a una labor

meramente manual frente a otro que aplica sus conocimientos en el día a día,

también notamos que conceptos que habían estado bastante claros, ahora se

perciben de manera más ambigua. Sin embargo, y a pesar de que el lenguaje es

obviamente un ente que vive y se transforma gracias a sus hablantes, en lo

cotidiano no se ha hecho eco de estos cambios de significado. Tan solo

necesitamos dar una consulta rápida a la Real Academia Española para caer en

cuenta:

Eficiencia: Capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto

determinado.

Eficacia: Capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera.

Efectividad: Exactamente lo mismo que eficacia.

¿Cuál es entonces la diferencia que hay entre esta tríada de palabras? Drucker,

establece a lo largo de su obra una serie de distinciones fundamentales entre ellas,

lo cual nos arroja una claridad conceptual mucho mayor. Así tenemos que:

Eficiencia: hacer bien las cosas. Es decir, realizar una tarea buscando la mejor

relación posible entre los recursos empleados y los resultados obtenidos. La

eficiencia tiene que ver con el «cómo». El modelo para la mejora de la eficiencia se
apoya en tres pilares básicos: personas, procesos y clientes. Y se logra con

personas competentes o con capacidades, actitudes, aptitudes, habilidades y

experiencias. Se necesitan flujos rápidos, efectivos y continuos de actividades que

añaden valor al producto o al servicio para el cliente con procesos eficientes,

analizando dichas actividades y calidad.

Eficacia: hacer las cosas correctas. Es decir, llevar a cabo tareas de la mejor

manera, que conduzcan a la consecución de los resultados. Tiene que ver con

«qué» cosas se hacen. Eficacia es hacer lo necesario para alcanzar o lograr los

objetivos deseados o propuestos.

Efectividad: hacer bien las cosas correctas. Es decir, que las tareas que se lleven a

cabo se realicen de manera eficiente y eficaz. Tiene que ver con «qué» cosas se

hacen y «cómo».

Pero, el trabajo del conocimiento plantea, la clave es la mejora de la efectividad, y

sobre este tema, como decía Drucker, seguimos en pañales. Tal vez una causa es

que, al menos en parte, todavía carecemos de las palabras adecuadas para

describir con rigor la nueva realidad y así poder actuar sobre ella sin fallo.

¿Por qué la clave es la efectividad? Porque se traduce como el equilibrio entre los

indicadores, parciales, de eficiencia y la eficacia. Por ejemplo, la primera se ocupa

de hacer algo lo mejor posible en cuanto al uso de recursos: busca perfeccionar el

«cómo» se hacen las cosas, sin cuestionarse «qué» cosas hacemos. Así podemos

llegar a situaciones contradictorias. En palabras de Drucker: no hay nada más inútil

que hacer de forma muy eficiente aquello que no debería hacerse en absoluto.

La eficacia, por otro lado, tiene el objetivo de lograr el resultado, al margen de los

recursos que se consuman para ello. Dicho de otro modo, busca encontrar el mejor

«qué» sin preocuparse por «cómo» se llevarán a cabo las tareas ni su impacto en
los recursos. Podría ser el camino seguro a un derroche extremo que convierta la

consecución del resultado en algo muy difícil de justificar.

Siguiendo esa lógica, la efectividad se define como la cuantificación del logro de la

meta. Tal vez es más claro si se plantea la relación de estos tres términos con una

fórmula:

Eficacia + Eficiencia = Efectividad

Podemos decir entonces que el cálculo de la eficiencia y de la efectividad de un

proceso permite entender, aunque sea en un panorama general, el funcionamiento

idóneo de dicho proceso o del sistema en que se inserta. Sería imposible ser

efectivo sin lograr antes un buen rendimiento en cuanto a eficacia y eficiencia.

Por ejemplo, si un dirigente es efectivo, se refiere a que es apto, capaz y

competente, ya que cumple con tareas y desempeña una acción favorable para los

intereses de la empresa. Al mencionar efectividad, se hace referencia a la

capacidad o habilidad que tiene una persona, animal, máquina, dispositivo o

cualquier elemento para obtener un resultado determinado a partir de una acción.

Esta capacidad supone la aplicación de ciertas acciones, actitudes o

soluciones frente a determinadas situaciones. Deben asegurar los resultados

esperados a fin de ser consideradas efectivas. También se puede decir que una

actitud o respuesta efectiva es aquella que busca como objetivo principal lograr un

efecto.

La efectividad que plantea Drucker, quiere encontrar un término medio con

sentido, un punto de equilibrio ideal entre eficiencia y eficacia. La búsqueda de la

efectividad impide que un exceso de foco en la eficiencia provoque que no se

alcance el resultado deseado o que no se haga a tiempo. De la misma manera,

impide que un exceso de foco en la eficacia pueda dar con el punto de la

rentabilidad del resultado, descompensando el esfuerzo. Cuando trabajamos de


Nathalie Alejandra Aguirre Pantaleón

Clave: “1”

forma efectiva, el foco se mantiene en el punto óptimo entre lo más eficiente y lo

más eficaz.

Eficiencia o Eficacia

¿Qué es mejor?

Tu conclusión es:

Considero que ninguna de las dos acciones es mejor que la otra,


debido a que ambas son aspectos muy importantes y útiles en nuestro
diario vivir. Ambas acciones tienen definiciones muy similares, pero
esto no quiere decir que signifiquen lo mismo ya que la eficiencia nos
da a entender que es la acción de realizar las cosas de manera rápida y
cumplir con las tareas y obligaciones que se nos otorgan. La eficiencia
se enfoca más en hacer bien las cosas, es decir; “cómo” vamos a hacer
para lograr un objetivo o realizar un proyecto. Mientras que por otro
lado se encuentra la eficacia, que es la acción de cuando queremos
obtener resultados sin importar el tiempo que esto nos lleve y teniendo
un enfoque proactivo. La eficacia se enfoca más en “que” cosas
hicimos o hacemos para lograr nuestros objetivos y así obtener énfasis
en los resultados.

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