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LAS ESCUELAS HELENICAS

“EL CINISMO”

VALENTINA GÓMEZ HENAO

FILOSOFIA

DOCENTE
GONZALO HERNANDO JARAMILLO DELGADO

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
FACULTAD NACIONAL DE SALUD PÚBLICA
“HÉCTOR ABAD GÓMEZ”

MEDELLÍN
2020
El cinismo es un movimiento que se desarrolló en Grecia, durante los siglos IV y III a. C., y
siguió en las grandes ciudades del Imperio Romano: Roma, Alejandría y Constantinopla
hasta el siglo V. 
El fundador fue un discípulo de Sócrates llamado Antístenes, que vivió en el siglo IV a. C.
Fue uno de los que estuvieron presentes en los últimos momentos de la vida de Sócrates,
cuando este se reunió con los más cercanos y mantuvo su conversación sobre la
inmortalidad del alma, que luego Platón contaría en su diálogo Fedón.
Antístenes quedó muy impactado por esa imperturbabilidad de Sócrates frente a la muerte.
Está claro que él no quería morirse, pero estaba dispuesto a hacerlo por sus ideas sin
resistirse. Tras presenciar aquello, Antístenes decidió dedicar su vida a fomentar esa
autarquía, esa capacidad de autogobierno de uno mismo que había intuido, a dejar de
preocuparse por cuestiones que no merecen atención, porque no son importantes, sino
superficiales, fútiles.
Empezó a extender sus ideas y a reunirse en un gimnasio en las afueras de Atenas. El lugar
es simbólico porque estos filósofos se situaban también en los márgenes o en las afueras,
desafiando las convenciones, los usos, todo lo que fuera políticamente correcto, eso que se
hace y se deja de hacer por costumbre. Allí, en un lugar llamado Cinosargo, surgió el
movimiento cínico. Cinosargo quiere decir «perro blanco o veloz», en griego, y de hecho
los cínicos eran los filósofos perros. Adaptaron esa imagen y algo más: lo tomaron como un
símbolo para su filosofía y su forma de vida. Para ellos era lo mismo.
Pero el gran filósofo cínico no fue el fundador, sino Diógenes de Sínope, que era su ciudad,
de la que fue expulsado, junto a su padre, por falsificar monedas. Diógenes acabó en Atenas
y conoció a Antístenes, que al principio no le hizo mucho caso, pero Diógenes insistió… Al
final, acabó siendo el gran filósofo cínico, más conocido que el fundador.
Diógenes vivía en una bañera, era su única propiedad, junto con un manto andrajoso, un
morral y un bastón. Este último tenía algo de simbólico; medía el espacio propio, la
distancia que necesitamos respecto de los otros para seguir siendo libres. La libertad era la
gran obsesión de los cínicos. Ellos fueron los grandes filósofos de la libertad. Decían que la
felicidad pasaba por la libertad y que los seres humanos tenemos todo lo que necesitamos
para poder ser felices; si no lo somos es por causa de nuestra estupidez. Porque nos
cegamos con las cosas y los bienes materiales de los que ellos reniegan: dicen que estos
solo generan necesidades y que nos quitan la libertad.
Los cínicos fueron famosos por sus excentricidades, de las cuales cuenta muchas Diógenes
Laercio, y por la composición de numerosas sátiras o diatribas contra la corrupción de las
costumbres y los vicios de la sociedad griega de su tiempo, practicando una actitud muchas
veces irreverente, la llamada anaideia. Ciertos aspectos de la moral cínica influyeron en
el estoicismo, pero, si bien la actitud de los cínicos es crítica respecto a los males de la
sociedad, la de los estoicos es de acción mediante la virtud. Estos individuos aspiraban a
identificarse con la figura del perro, por la sencillez y desfachatez de la vida canina. Usaban
barba, llevaban alforja y cayado, practicaban juegos de palabras a manera de metodología:
a aquellos que proponían ideas y teorías incomprensibles, ellos ponían el gesto, el humor y
la ironía.
Los cínicos tomaron como modelo la naturaleza y los animales; invitaban al alboroto de
toda sepultura.
Como lo mencioné anteriormente sus principales impulsores fueron:
Antístenes:
Fue uno de los filósofos más relevantes de su época, discípulo directo de Sócrates; tuvo a
su vez una influencia decisiva en algunas de las escuelas que se formaron en este periodo,
tanto por sus teorías como por su actitud y su forma de vida.
Su objetivo era alcanzar la felicidad y las virtudes de un ser humano y, según afirmaba, esto
se conseguía si se dependía solo de sí mismo. Lo fundamental para el cínico era la
autarquía, es decir la independencia de todo condicionamiento exterior, la autosuficiencia,
que podía aprenderse pero que requería un esfuerzo. Atrás quedaba todo aquello que
consideraba que ya no le pertenecía al sabio, la familia, el dinero, la fama y sobre todo sus
antiguos pensamientos. En cierta ocasión afirmó que la mayor dicha era, sin duda, morir
feliz.
Crates de Tebas:
Crates de Tebas era un ciudadano adinerado y de buena posición social, que renunció a toda
su fortuna para hacerse filósofo cínico. Fue discípulo de Diógenes y maestro de Zenón de
Citio. Crates, a diferencia de su maestro, era un hombre amable y tranquilo, lo que le valió
el sobrenombre de “el filántropo”, así como el de “abrepuertas”, porque la gente le llamaba
a sus casas para pedirle consejo y charlar con él
Diógenes de Sinope:
Desde sus comienzos en Atenas, mostró un carácter apasionado. Puso en práctica de una
manera radical las teorías de su maestro Antístenes. Llevaba al extremo la libertad de
palabra, y su dedicación era criticar y denunciar todo aquello que limitara al hombre, en
particular las instituciones. Proponía una nueva valoración frente a la valoración tradicional
y se enfrentaba constantemente a las normas sociales. Se consideraba cosmopolita, es decir,
ciudadano del mundo; afirmaba que en cualquier parte se encuentra el cínico como en su
casa y reconoce esto mismo en los demás, y por tanto el mundo es de todos.
La leyenda cuenta que se deshizo de todo lo que no era indispensable, e incluso abandonó
su escudilla cuando vio que un muchacho bebía agua en el hueco de las manos. Él decía
que todo esto era posible pero que se necesitaba un duro entrenamiento. Diógenes, como
todos los cínicos, recomendaba el entrenamiento para adquirir la areté, ejercitarse tanto
física como mentalmente para endurecerse y llegar a la impasibilidad y a la autosuficiencia;
la independencia se conseguía con el esfuerzo. Escribió algunos libros, que se han perdido.
Eran de carácter breve y en forma de máximas o sentencias agudas e irónicas.
Algunas características fueron:

 La civilización es artificial y despreciable


 Rechazaban el matrimonio
 Valoran más una vida salvaje, sencilla
 Rechazaban la educación tradicional
 Utilizaban un tono despreciativo para la mujer
 Vivian conforme a la naturaleza con autosuficiencia

Usaban barba, llevaban alforja y cayado, practicaban juegos de palabras a manera


de metodología: a aquellos que proponían ideas y teorías incomprensibles, ellos ponían el
gesto, el humor y la ironía.

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