Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
neoliberales y neoconservadores
Michael W. APPLE*
Estados Unidos, ha recomendado que el término y a menudo exitosos, para contrarrestarlo (Apple,
“público” sea eliminado de la expresión “escuelas 2013; Apple y otros, 2003; Apple, 2010), esto no
públicas” porque el mismo uso en combinación significa que los supuestos básicos que subyacen a
con las palabras viviendas, bibliotecas, radios o estas nuevas formas de gerenciamiento neoliberal
programas asistenciales ha derivado en connota- y neoconservador no hayan tenido un importante
ciones negativas. Hasta este punto llega el poder impacto en nuestras instituciones, en toda la so-
de las políticas lingüísticas. Los compromisos ciedad e incluso en nuestro sentido común.
sociales tendientes al bien común ahora parecen En muchas naciones ha habido intentos, a
ser “molestias públicas”. menudo apenas exitosos, por reestructurar las
Durante la década pasada, en una serie de instituciones estatales (Jessop, 2002). Entre los
volúmenes, he analizado críticamente los proce- objetivos principales de dicha reestructuración se
sos de “modernización conservadora” –la com- encontraban: asegurar que el estado se ocupara
plicada alianza detrás de las oleadas de reformas de los intereses comerciales, hacer que las opera-
educativas que se han centrado alrededor de los ciones internas del estado siguiesen el modelo de
compromisos neoliberales con el mercado y un aquellas empleadas para los negocios; y “sacar la
supuesto estado débil, el énfasis neoconservador política fuera del ámbito de las instituciones pú-
en un mayor control de los currícula y valores, y blicas”, es decir, reducir la posibilidad de que las
las propuestas de “nuevo gerenciamiento” para instituciones gubernamentales pudiesen estar su-
instalar formas rigurosas y reduccionistas de res- jetas a la presión política del electorado y de los
ponsabilidad en la educación en todos los niveles movimientos sociales progresistas (Leys, 2003:
(Apple, 2013; Apple, 2006; Apple y otros, 2003). 3). Las discusiones recientes que apoyan planes
El primer conjunto de reformas no ha demos- que ubican a las instituciones educativas dentro
trado mayores mejoras en educación y ha mar- del mercado y reducen a la democracia a simples
cado un cambio peligroso en nuestra idea misma prácticas de consumo reflejan, por ejemplo, este
de democracia –siempre un concepto discutido último punto (ver, por ej. Peterson, 2006; Hess &
(Foner, 1998)– de formas colectivas “sólidas y Finn, 2004; Ball, 2008).
contundentes” a formas “débiles,” manifiestamen- Este último punto, sacar a la política de las
te individualistas y centradas en el consumo. El instituciones gubernamentales, se basa en una
segundo grupo malinterpreta y básicamente ig- comprensión del estado y también del mercado
nora los intensos debates acerca de quién es el que dista mucho de ser la más precisa. Mientras
conocimiento que debería ser enseñado en las que la mayoría de los libros sobre economía po-
escuelas, las universidades y otras instituciones dría dar la impresión de que los mercados son
educativas, y establece un consenso falso sobre impersonales e imparciales, éstos son, por el con-
lo que es supuestamente común a las culturas trario, altamente políticos y al mismo tiempo in-
de muchos países (Ver Apple, 2010; Apple, 2004; trínsecamente inestables. Es necesario agregar
Apple, en impresión; Apple, 1996; Levine, 1996; otras consideraciones a este punto. Para garanti-
Binder, 2002). El tercero se apoya en la postura zar su supervivencia, las empresas deben buscar
de que “sólo lo que es medible es importante” y el modo de escapar a los límites establecidos por
ha dado lugar a algunas de las prácticas más crea- la regulación estatal. Cada vez en mayor medida,
tivas y críticas que se han desarrollado mediante esto ha significado que los límites establecidos
esfuerzos coordinados en algunos de los más difí- para dividir las partes de nuestras vidas que no
ciles escenarios a ser amenazados (McNeil, 2000; están relacionadas con el mercado deben correr-
Apple & Beane, 2007; Valenzuela, 2005). se de modo que estas esferas puedan abrirse a la
Desafortunadamente, muchos de todos los mercantilización y a la producción de ganancias.
efectos reales de este conjunto de reformas han Como nos recuerda Leys, este es un tema verda-
sido insignificantes o negativos, o simplemente deramente importante. “Amenaza la destrucción
retóricos (Apple, 2006; Smith y otros, 2003). de las esferas no comerciales de la vida, de las que
La extraña combinación de los procesos de siempre han dependido la solidaridad social y la
mercantilización, por un lado, y centralización democracia activa” (Leys, 2003:4).
de poder por el otro, no sólo se está dando en el Entonces, debería quedar claro que la demo-
ámbito de la educación; ni está solamente restrin- cracia es en realidad un concepto discutido. Está
gida a los Estados Unidos. Esto es un fenómeno en el centro de todas las luchas acerca de cuáles
mundial. Y si bien existen esfuerzos muy reales, deberían ser los objetivos de la educación, cómo
acción, en situaciones cotidianas. Debido a esto, Por lo tanto, sociedad es uno de esos términos va-
los conocimientos educativos, políticos y teóricos gos que empleamos como sustituto para un aná-
críticos, entonces, no tienen un lugar a dónde ir, lisis crítico serio. Esto es más que una cierta limi-
un modo de enmarcarse en situaciones pedagógi- tante y como veremos más adelante, puede tener
cas concretas donde las políticas del currículum y efectos poderosamente negativos en las tareas de
la enseñanza deban ser actuadas. Esto constituye los educadores críticamente democráticos.
una ausencia trágica y rellenarla estratégicamen- Los educadores críticos han sido guiados por
te es absolutamente esencial. Por lo tanto, nece- una preocupación permanente relacionada con
sitamos usar y expandir los espacios en donde el rol de la educación no sólo porque reproduce
las “historias” pedagógicas y críticas se vuelvan la noción de dominación, sino también en su rol
disponibles, de manera que dichas posturas no para desafiar a dicha dominación. Así, una de
permanezcan sólo en el nivel teórico o retórico. las principales preguntas que ha servido como
La publicación y amplia distribución de Demo- un antecedente no reconocido, ni de mi trabajo
cratic Schools brinda un ejemplo de cómo usar y ni del de otros, es simple de decir, pero muy di-
expandir dichos espacios de modo que las postu- fícil de responder: “¿La educación puede cambiar
ras educativas democráticas parezcan realmente a la sociedad?” Necesito decir, aquí, algo más al
realizables en instituciones “comunes” como es- respecto.
cuelas y comunidades locales. Por supuesto, este modo de expresar la pre-
gunta presenta algunos problemas conceptuales,
empíricos y políticos serios. En primer lugar, es
¿Puede la educación cambiar a la
importante darse cuenta de que la educación es
sociedad?
una parte de la sociedad. No es algo ajeno, algo
Ya mencioné más arriba que las luchas por y que permanece afuera. De hecho, es un conjun-
para las políticas y prácticas educativas crítica- to clave de instituciones y un conjunto clave de
mente democráticas tienen implicancias no sólo relaciones sociales y personales. Es tan central
para la educación, sino para la sociedad en su para una sociedad como lo son los comercios,
conjunto. Sin embargo, esto también es un tema los negocios, las industrias, las chacras, las ins-
complicado. tituciones sanitarias, los estudios de abogados y
Palabras como “sociedad” dan testimonio de tantos otros lugares en los que las personas inte-
intuiciones importantes. Hacen referencia al he- ractúan con el poder.
cho de que la educación está profundamente co- Pero existen otros factores que hacen que de-
nectada al contexto social en el que existe. Es sólo finitivamente no sea una institución “externa”. In-
un pequeño paso hasta ver a la educación como cluso si uno se aferra a la creencia ortodoxa que
a un conjunto de instituciones que no son nece- mencioné más arriba, que sólo las instituciones
sariamente neutras, como se supone en la repro- económicas son el centro de la sociedad y que an-
ducción y competencia de relaciones de domina- tes que podamos cambiar las escuelas necesita-
ción y subordinación. mos cambiar la economía, las escuelas son lugares
Sin embargo, y esto es un punto crucial, pala- donde las personas trabajan. Personal de man-
bras como “sociedad” tienen una función menos tenimiento, docentes, administradores, enfer-
solidaria. Pueden reprimir el pensamiento. Pro- meras, trabajadores sociales, personas del clero,
ducen visiones de algo que es enorme, difícil de psicólogos, asesores, cocineros, guardias de trán-
manejar y en cierto modo inalterable. A su vez, sito, auxiliares docentes –todos estos grupos de
tienen efectos totalizadores, en los cuales uno tie- personas están involucrados en un trabajo pago
ne que cambiar todo o en su defecto, no se habrá dentro o en los alrededores de los lugares que de-
cambiado nada importante. nominamos escuelas. Cada uno de estos puestos
Por último, a menudo esconden presuncio- de trabajo implica y trae aparejado un conjunto
nes acerca de lo que en realidad es la sociedad. En de relaciones laborales y distinciones de clases. Y
gran parte de la literatura sobre el tema, esto im- cada uno, a su vez, está estratificado no sólo por
plica una teoría tácita de que sociedad es “simple- clase social, sino por raza y género.
mente” el sistema económico que en sí mismo no Así, la enseñanza es a menudo considerada
está construido por instituciones que lo compo- como el trabajo pago de las mujeres, como lo son
nen ni que está constantemente sujeto a los con- las enfermeras escolares y las personas que sir-
flictos y transformaciones para bien o para mal. ven la comida en el buffet de la escuela. En mu-
chas áreas, estas mismas mujeres que sirven la Pero cualquier análisis serio necesita ir, to-
comida son mujeres inmigrantes o mujeres de davía, un poco más allá. Hasta ahora, he puesto
color, como lo son los auxiliares docentes en va- el énfasis en los modos en que las instituciones
rias áreas urbanas. El trabajo de mantenimien- educativas son parte importante de la economía,
to por lo general es realizado por hombres. Las no cosas que existan de algún modo separadas
secretarias en las escuelas son casi siempre mu- de ella. Pero, aunque importante, esto ignora los
jeres. No sólo la tarea laboral de cada uno es di- modos en que las luchas culturales resultan cru-
ferente (aunque existe una dinámica importante ciales y, si bien se encuentran profundamente
de la proletarización e intensificación del traba- conectadas a la primeras, no pueden reducirse
jo docente (Apple, 1986; Apple, 2012a; Apple, en a cuestiones económicas sin dañar la compleji-
prensa), sino que también hay diferencias impor- dad de la vida real (Apple y otros, 2003; Apple y
tantes en el pago y el prestigio social que conlleva Buras, 2006).
cada tarea. Por lo tanto, sería incorrecto consi- Tomemos como ejemplo la historia de las lu-
derar a las escuelas como otra cosa que “socie- chas de los afroamericanos contra una sociedad
dad”. Como lugares de trabajo pagos, son parte profundamente racista. Las escuelas han jugado
integral de la economía. Como lugares de trabajo un papel central en la creación de movimientos
diferenciados, reconstituyen (y a veces desafían) para la justicia en general, pero también lo han
las jerarquías de clase, género y raza. Y como ins- sido para la construcción de movilizaciones so-
tituciones que históricamente han servido como ciales a mayor escala dentro de las comunida-
motores para la movilidad de la clase trabajadora des de color. En esencia, más que reflejos peri-
en términos de emplear graduados universitarios féricos de batallas y dinámicas, mayores luchas
ambiciosos provenientes de grupos que a menu- por la escolarización –por lo que debe enseñar-
do han sido vistos como “no muy valiosos” o in- se, por la relación entre las escuelas y las comu-
cluso como “los otros menospreciados” como por nidades locales, por los medios y los fines pro-
ejemplo las personas de color, han tenido un rol pios de la institución misma– han dado un crisol
para la formación de movimientos sociales más
importante como ámbitos de lucha por el avance
grandes, hacia la igualdad (Hogan, 1983; Apple,
económico de clases, género y raza. Por supues-
2013; Apple y otros, 2003; Anyon, 2005; Ladson-
to, dicho avance, es el resultado de dos cosas: de
Billings, 2010). Estos movimientos colectivos han
la necesidad de legitimación del estado y, por lo
transformado nuestras definiciones de derechos,
tanto, de la cooptación (dándole a los pobres y
de quiénes deberían poseerlos, y del rol del go-
a los hijos de la clase trabajadora la posibilidad
bierno para garantizarlos. De no haber estado
de realizarse como individuos, pero sin cambiar
las movilizaciones organizadas por toda la co-
radicalmente las estructuras que generan, en pri-
munidad, estas transformaciones no hubiesen
mer lugar, el empobrecimiento) y lucha exitosa.
existido (Fraser, 1997; Giugni, MacAdam & Ti-
Pero no es sólo como lugares de trabajo que lly, 1999). En casos como éste, la educación ha
las escuelas son parte de la economía. A su vez sido y es un ámbito verdaderamente poderoso
son lugares que cada vez más se ubican como par- para la creación de coaliciones y movimientos,
te del mercado a través de elementos tales como cuyos efectos sociales puedan resonar en la so-
los planes tipo ‘voucher’. Los niños que están den- ciedad (Apple, 2013).
tro de estos programas están cada vez más siendo Pero esto no es todo. La educación claramen-
comprados y vendidos como “público cautivo” y te juega un rol social clave en la formación de
agentes de propaganda para publicitar las “refor- identidades (Apple & Buras, 2006). Según lo de-
mas” como la del Canal Uno/Channel One1 en mostrara claramente el trabajo en las comunida-
Estados Unidos (Apple, en prensa; Molnar, 2005) des pobres y de inmigrantes en España, para los
y para ser parte de las políticas de comercializa- adultos y especialmente para mujeres, cambia el
ción y privatización –en aumento– que se están sentido del yo y abre esferas de auto-superación y
volviendo en gran medida una parte de la vida poder entre las personas oprimidas y en diáspora
cotidiana de las escuelas a nivel internacional (Oliver, E., Soler, M., & Flecha, R. 2009; Flecha,
(ver, por ej. Ball, 2007; Ball, 2008; Burch, 2009). 2009; Molina, más adelante). Por lo tanto, es un
Interrumpir la mercantilización de las escuelas y sitio crucial para la creación de identidades ac-
de los niños es una forma de acción que desafía tivistas entre las personas oprimidas. Esto tam-
a la economía. bién se observa en las favelas de Brasil (Gandin,
sólo una mejor escuela para los miembros de la chos países. Para ellos y los numerosos actores
sociedad con mayores desventajas, sino también menos conocidos, fue –y es– una preocupación
un proyecto más amplio de democracia radical permanente respecto del rol de la educación no
y consistente. En esencia, han recapturado el sig- sólo como reproductora de dominación sino en
nificado de democracia desde lo que se conside- su rol para desafiarla.
ra un Derecho. Indudablemente, incluso durante una época
Las reformas que se están desarrollando en de modernización conservadora y de ataques a
Porto Alegre aún se encuentran en formación, la idea misma de una esfera pública críticamente
pero tienen implicancias cruciales para el modo democrática, dentro de cada una y de todas las
en que deberíamos pensar acerca de las políticas instituciones educativas, dentro de las grietas y
educativas y el rol de las mismas en la transfor- las fisuras por decirlo de alguna manera, se están
mación social. Las experiencias de Porto Alegre construyendo y defendiendo prácticas contra-he-
tienen una importancia considerable no sólo en gemónicas. Pero muy a menudo se encuentran
Brasil, sino para todos nosotros que estamos real- aisladas unas de otras y tienen una gran dificul-
mente preocupados por los efectos de la reestruc- tad para organizarse en estrategias y movimientos
turación educativa neoliberal y neoconservadora, coherentes. Como mencioné anteriormente, par-
y por la esfera pública en general. Los principios te de la tarea del activista / académico crítico en
según cómo se puede construir un currículum, educación es hacer públicos los éxitos al desafiar
basado específicamente en la cultura vivida por al desigual y en ocasiones simplemente represivo,
las personas oprimidas, de cómo puede en reali- control sobre las políticas, el currículum, la pe-
dad construirse una democracia sólida para que dagogía y la evaluación –por sobre todo nuestro
funcione entre los pobres y aquellos privados de trabajo. Aún cuando la documentación pública
derechos (y entre todos los ciudadanos), de cómo y el “contar cuentos” podrían no ser suficientes,
la naturaleza burocrática del gobierno educativo estos desempeñan una función importante. Nos
puede ser reformada de modo genuinamente de- mantienen vivos y nos recuerdan la posibilidad
mocrático, de cómo el estado puede no sólo di- misma de establecer una diferencia en una época
rigir sino que puede ser enseñado –todos estos de modernización e insolencia conservadoras.
son temas que se enfrentan cotidianamente en Esta es, entonces, una tarea para la que hemos
las realidades educativas, en un gran número de sido llamados a trabajar. ¿Podemos nosotros ac-
países. Y estos son exactamente los focos de aten- tuar, también, como secretarios para algunos de
ción de las experiencias en desarrollo en Porto nuestros colegas en las instituciones educativas
Alegre. Dicho esto, queda mucho por aprender en todos los niveles, haciendo públicas sus re-
de las luchas exitosas en Porto Alegre. Revertir el sistencias parciales, pero aún así exitosas, fren-
que enseña y lo enseñado en relaciones educati- te al régimen de regulación que estamos expe-
vas internacionales, de modo que el “Sur” se con- rimentando actualmente? Las narrativas de sus
vierta en el maestro del “Norte”, ese es un buen (nuestras) vidas políticas / pedagógicas pueden
punto de inicio. dar testimonio de la posibilidad de dar pasos ha-
cia la construcción de una esfera pública recons-
tituida dentro de los espacios en los que vivimos
Conclusión
y trabajamos.
Por supuesto, los ejemplos de escuelas críti-
camente democráticas a los que hice referencia,
de escuelas como lugares de luchas decisivas, y Nota
de lo que está sucediendo en España y Porto Ale-
gre no responden completamente a la pregunta
* Traducido por Maria Elena Pérez Bustillo. Revisión
de si las escuelas y otros sitios educativos pue-
de traducción: Maria Graciela Eliggi. Servicio de Tra-
den en realidad contribuir a una sociedad más ducción de la Facultad de Ciencias Humanas-UNL-
justa, de modo verdaderamente duradero. Esto Pam-2013.
sólo puede responderse mediante el compromiso 1 El Canal Uno emite un programa de noticias diario de 12
con los procesos de lucha. Este compromiso es minutos para estudiantes de la escuela media y secunda-
ria en cerca de 12. 000 escuelas de los EE.UU. (públicas,
el que ha guiado a personas como Paulo Freire,
privadas, confesionales). Esto representa aproximada-
C. L. R. James, W. E. B. DuBois, Carter Wood- mente el 40% de todas las escuelas medias y secundarias
son, y muchos otros en muchos lugares en mu- del país. El programa es producido por el Canal Uno en
distintos lugares del mundo con el fin de captar el interés FLECHA, R. (2010). The dialogic sociology of the learning
de los adolescentes y luego emitido cada noche vía saté- communities. In Apple, M. W., Ball, S., & Gandin, L. A.
lite a las escuelas suscriptas y cada mañana en los mo- (Eds.). The Routledge international handbook of the so-
nitores de TV de las mismas escuelas. Cuenta con una ciology of education. London, Routledge, pp. 340-348.
audiencia diaria de unos 8, 1 millones de estudiantes es- FRASER, N. (1997). Justice interruptus. New York, Rout-
pectadores. ledge.
FREIRE, P. (1972). Pedagogy of the oppressed. New York,
Continuum.
Bibliografía GANDIN, L. A. (2006). Creating real alternatives to neo-
liberal policies in education. In Apple, M. W. & Buras,
K. L. (Eds.). The subaltern speak: Curriculum, power,
ANYON, J. (2005). Radical possibilities. New York, Rout- and educational struggles. New York, Routledge, pp.
ledge. 217-241.
APPLE, M. W. (1986). Teachers and texts. New York, Rout- GANDIN, L. A. & APPLE, M. W. (2003). Educating the
ledge. state, democratizing knowledge. In Apple, M. W., et
al. The state and the politics of knowledge. New York,
APPLE, M. W. (1996). Cultural politics and education. New Routledge, pp. 193-219.
York, Teachers College Press.
GIUGNI, M., McADAM, D., & TILLY, C. (Eds.) (1999).
APPLE, M. W. (2004). Ideology and curriculum (3rd ed.). How social movements matter. Minneapolis, University
New York, Routledge. of Minnesota Press.
APPLE, M. W. (2006). Educating the “right” way (2nd ed.) HESS, F. M. & FINN, C. E. Jr. (Eds.) (2004). Leaving no
New York, Routledge. child behind? (New York, Palgrave Macmillan.
APPLE, M. W. (Ed.) (2010). Global crises, social justice, HOGAN, D. (1982). Education and class formation. In Apple,
and education. New York, Routledge. M. W. (Ed.). Cultural and economic reproduction. Bos-
APPLE, M. W. (2012a). Education and power, Revised Rout- ton, Routledge & Kegan Paul, pp. 32-78.
ledge Classic edition. New York, Routledge. JESSOP, B. (2002). The future of the capitalist state. Cam-
APPLE, M. W. (2012b). Poder, conocimiento y reforma bridge, MA: Polity Press.
educacional. Santa Rosa, Universidad Nacional de La LADSON-BILLING, G. (2009). Race still matters: Critical
Pampa and Miño y Dávila. race theory in education. In Apple, M. W., Au, Wayne,
APPLE, M. W. (2013). Can education change society? New & Gandin, L. A. (Eds.). The Routledge international
York, Routledge. handbook of critical education. New York, Routledge,
pp. 110-122.
APPLE, M. W. (in press). Official knowledge (3rd ed.). New
York, Routledge. LEVINE, L. (1996). The opening of the American mind.
Boston, Beacon Press.
APPLE, M. W., et al. (2003). The state and the politics of
knowledge. New York, Routledge. LEYS, C. (2003). Market-driven politics. New York, Verso.
APPLE, M. W., AU, W., & GANDIN, L. A. (Eds.). (2009). McNEIL, L. (2000). Contradictions of school reform. New
The Routledge international handbook of critical educa- York, Routledge.
tion. New York, Routledge. MOLINA, S. (Forthcoming). Grupos interactivos: Aulas
APPLE, M. W. & BEANE, J. A. (Eds.). (1995). Democratic inclusivas para el éxito del alumnado con discapacidad.
schools. Alexandria, VA, Association for Supervision Barcelona, Hipatia Editorial.
and Curriculum Development. MOLNAR, A. (2005). School commercialism. New York,
APPLE, M. W. & BEANE, J. A. (Eds.). (2007). Democratic Routledge.
schools: Lessons in powerful education (2nd ed.). Ports- OLIVER, E., SOLER, M., & FLECHA, R. (2009). Open-
mouth, NH, Heinemann. ing schools to (all) women: efforts to overcome gender
APPLE, M. W. & BURAS, K. L. (Eds.). (2006). The subal- violence in Spain, British Journal of Sociology of Educa-
tern speak: Curriculum, power, and educational strug- tion, 30, 2, 207-218.
gles. New York, Routledge. PETERSON, P. E. (Ed.) (2006). Choice and competition
AU, W. (2009). Unequal by design. New York, Routledge. in American education. New York, Rowman & Little-
field.
BALL, S. (2007). Education plc. London, Routledge.
SMITH, M. L., et al. (2003). Political spectacle and the fate
BALL, S. (2008). The education debate. Bristol, The Policy
of American schools. New York, Routledge.
Press.
VALENZUELA, A. (Eds.) (2005). Leaving children behind.
BINDER, A. (2002). Contentious curricula. Princeton, Princ-
Albany, NY, State University of New York Press.
eton University Press.
BURCH, P. (2009). Hidden markets. New York: Rout-
ledge.
Fecha de recepción: 07 de junio de 2013
FLECHA, R. (2009). The educative city and critical educa-
Primera evaluación: 12 de junio de 2013
tion. In Apple, M. W., Au, W., & Gandin, L. A. (Eds.).
Segunda evaluación: 17 de junio de 2013
The Routledge international handbook of critical educa-
Fecha de aceptación: 17 de junio de 2013
tion. New York: Routledge, pp. 327-340.