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Vamos a ver si muy bien nuestro sistema procesal tiene una serie de etapas con
plazos preestablecidos para impartir la justicia de forma pronta y eficaz, según con
el principio de celeridad el cual nos da un enfoque que todo proceso debe
realizarse de la forma más rápida posible para dar salidas procesales más prontas
para que así todo ciudadano pueda tener sus peticiones dadas por resueltas. En la
práctica dichos plazos se da algo notorio que en muchas situaciones la impartición
de Justicia no se lleva a cabo de forma precisa ya que los plazos se ven afectados
cuando los impartidores de justicia toman decisiones que afectan al sistema
dejando largos tiempos para cada fase o en sí una en específica. Esto crea un
problema en las partes procesales tanto al agraviado como al sindicado Ya que en
ambos lados se detienen sus derechos tanto como de defensa y Justicia dejando
la posibilidad de que en ese lapso de tiempo puedan ocurrir otros hechos que
puedan afectar el curso del proceso dejando con la posibilidad de no cumplir con
la debida justicia. Basándonos en el principio de celeridad esto es un problema ya
que muchas personas han quedado sin poder hacer uso de sus derechos Porque
algunos deciden renunciar a dichos procesos por el incumplimiento de los plazos
establecidos.