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El acto médico y la cárcel

Las consecuencias de la penalización del acto médico


Herberth Cuba

El acto médico no solo es complicado, sino también complejo. Si solo fuera


complicado sería posible enumerar los procesos que intervienen en el
diagnóstico, la terapéutica y hasta en los resultados esperados. Sin
embargo, eso no es posible porque pueden existir factores emergentes,
nuevos y variables, que hacen que cada acto médico, incluso para un mismo
paciente, sea distinto. Los médicos utilizan la reevaluación permanente de
los pacientes y, a veces, los diagnósticos, las terapias y los resultados
pueden resultar hasta contradictorios. El cuerpo humano es un sistema
complejo, más aún la existencia humana y su entorno. En la labor del
médico es más que evidente la verdad del conocido “efecto mariposa”. Es
decir, del efecto que puede provocar el revoloteo de una mariposa en el
desencadenamiento de un huracán.
La controversia que emerge en esta circunstancia es el rol de la ciencia y la
tecnología. La ciencia sirve para predecir y la tecnología para cambiar el
curso del desenlace predicho con otro, quizá más favorable. Es decir, la
ciencia y la tecnología en la medicina sirven para describir la enfermedad,
explicarla y predecir su historia natural, así como para modificar su curso
y producir la curación. La parte mala de esta aserción es que la práctica
médica se realiza con la conjunción de una gama enorme de ciencias
particulares y tecnologías ad-hoc, con factores emergentes dinámicos y
variables; además, con saberes, psicologías, experiencias, creencias,
sentimientos diversos, geografías, evoluciones históricas y políticas.
Entonces, ¿sirve la ciencia para algo? Por supuesto. Cada ciencia particular,
según su peculiar objeto de estudio y su método, tiene su propio ideal
explicativo y predictivo. Las ciencias físicas, químicas, sociales y otras
tienen distintos niveles de certeza predictiva. Esa gama compleja de
conocimientos y herramientas que utiliza el médico hace imposible que
siempre ofrezca resultados favorables. Solo los charlatanes lo hacen. El
efecto mariposa puede emerger en cualquier momento.
El pasado reciente, aún tributario del filósofo francés René Descartes
(1498-1550), se complacía con la analogía del hombre máquina; es decir,
que el ser humano sería solo un sistema complicado y no complejo. El
desarrollo de la ciencia y la tecnología ulterior parecían darle la razón.
Muchos administradores de la salud, funcionarios de gobierno,
congresistas, abogados y hasta médicos creyeron que podían enumerar
con detalle las partes de la anatomía, sus funciones, determinar y predecir
el comportamiento humano. Y también el comportamiento de los
microbios, del clima, de los alimentos y un largo etcétera. Eso no ha sido
posible. La realidad ha sobrepasado las expectativas del gran Descartes. La
medicina, ahora se sabe, trabaja sobre sistemas complejos. Sin embargo,
han quedado las normas legales y disposiciones administrativas que
pretendieron regular el acto médico, como si este proceso se produjera en
una fábrica, con máquinas operadas por autómatas.
Un rezago de esa concepción maquinista de la medicina es la penalización
del acto médico. Como es conocido, cuando existe dIsconformidad frente a
las acciones de los médicos, en modo simultáneo se producen
procedimientos sancionadores, administrativos, civiles y penales. Lo
llamativo e increíble es que se sancione con pena de cárcel a los médicos
por homicidio culposo; es decir, cuando se ha producido un desenlace
inesperado sin intención del facultativo. Como hemos visto, por el simple
hecho de constituir el acto médico un acto complejo, es injusto que se
encuentre en el código penal. Así lo han entendido los países que han
despenalizado o se encuentran en pleno proceso de despenalización del
acto médico, como Ecuador, Colombia, México y otros. La cárcel no es el
lugar para los seres humanos que salvan vidas y que la valoración de sus
actos, la mayoría de las veces, se hacen en forma equívoca, por resultados
y por personas creyentes de la concepción del hombre máquina.
En el Perú, el vía crucis por el que atraviesa un médico cuando existe una
disconformidad con su trabajo, significa diversos procedimientos
administrativos que se realizan en la institución donde labora, en el Colegio
Médico del Perú, en la Superintendencia de Salud (Susalud), e Indecopi. Los
procesos civiles se realizan en el Poder Judicial, con la finalidad de resarcir
los daños ocasionados. ¿Es necesario además meterlo preso? En el Perú, sí.
Las consecuencias de la penalización del acto médico están a la vista y se
llaman “medicina defensiva”. No solo hay que curar, sino también aprender
a evitar pacientes riesgosos y acumular pruebas “contundentes” para
salvarse de la cárcel. El Congreso de la República debe corregir esta
injusticia. Mientras tanto, el Poder Judicial en Sala Plena debería tomar
medidas para la interpretación adecuada del acto médico en la aplicación
del Código Penal. Así se evitarían condenas injustas, como la ocurrida en la
ciudad de Trujillo contra un renombrado pediatra.

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