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Universidad Católica Argentina

“Santa María de los Buenos Aires”

Facultad de Ciencias Sociales

Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales

CARRERA: LICENCIATURA EN CIENCIAS POLÍTICAS

LICENCIATURA EN RELACIONES INTERNACIONALES

CÁTEDRA: Seminario III

CICLO LECTIVO: 2019 CURSO: 3° AÑO

TURNO: NOCHE

PROFESOR A CARGO DE LA CÁTEDRA: Daniel Graneros

PROFESOR ADJUNTO: López Fidanza

ALUMNA: RAMIREZ, IRMA R

ENSAYO FINAL SEMINARIO III

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Introducción:

El presente trabajo pretende humildemente ser una reflexión personal a partir de los
aportes obtenidos de la temática y textos trabajados durante el Seminario, sin duda estos
aportes me han disparado el interés desde otra óptica sobre temas relacionados a la
moral, ética, conceptos como pueblo, cultura y la reflexión en la búsqueda del fin último
que es el Reino de Dios.
La presente reflexión surge a partir de la lectura de los textos analizados citados al final
de la Bibliografía

Desarrollo:

La actualidad real y concreta de nuestra América Latina me interpela en un sentido


profundo desde mi lugar de estudiante de Relaciones Internacionales y Ciencias
Políticas, ya que muchas de las problemáticas tratadas refieren a políticas públicas con
las que debemos dar respuesta a muchas de las necesidades que tiene la sociedad en su
conjunto. Preferentemente a favor de los más débiles y necesitados para evitar que las
malas políticas sean el germen para la aparición de la violencia en nuestros pueblos.

En principio, la realidad que atraviesa varios de nuestros países Latinoamericanos en


estos momentos, hacen que sea imposible eludir o simplemente ignorar lo que está
ocurriendo. Esta hace necesaria una reflexión sobre las consecuencias de la toma de
decisiones de las políticas llevadas en nuestro continente, y es allí donde acudo a los
apartes de los textos estudiados ya que son herramientas para comenzar a desandar el
camino hacia un primer acercamiento en la búsqueda de respuestas a las preguntas
recurrentes en mi cabeza, (tomando como metodología la preguntas guías de Lucio
Gera):
¿Qué hace que haya tanta desigualdad en nuestras sociedades?
¿De dónde surgen tantos enfrentamientos en nuestros pueblos? O ¿porque nuestros
pueblos dolientes y sufridos se dejan llevar hacia un enfrentamiento de pobres contra
pobres?

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Lo más probable es que no llegue a las respuestas que satisfagan estas preguntas. Lo que
sí es claro para mí, es que en la mayoría de los conflictos siempre los más perjudicados
son los más pobres y desprotegidos. (Como lo señalara el Papa Francisco.)

Existe una brecha cada vez más pronunciada entre los más ricos y pobres de nuestras
sociedades. Estas situaciones de injusticia generan protestas que muchas veces son sin
duda un caldo de cultivo para los infiltrados que buscan radicalizar las mismas e
incrementar los enfrentamientos.
Hoy enfrentamos violencia en varios de nuestros países latinoamericanos, impensada no
hace tanto tiempo, ya que somos un continente de paz, aunque soy consciente que
siempre existe la posibilidad de conflictos donde hay intereses económicos, religiosos o
recursos naturales.
En el caso de nuestro país hermano de Bolivia se le suma un aspecto hasta ahora casi
impensado que es la asunción de nuevas autoridades a partir de la renuncia obligada de
su Presidente, como sostuvo el Gral. en Jefe de las Fuerzas Armadas Bolivianas
Kaliman “Sugerimos al presidente del Estado que renuncie a su mandato presidencial,
permitiendo la pacificación y el mantenimiento de la estabilidad por el bien de nuestra
Bolivia”

Hoy el presidente se encuentra asilado en otro país para salvaguardar su vida y frente al
asombro de muchos propios y ajenos, asumen nuevas autoridades producto de la auto
proclamación con la Biblia en mano, en un Estado que se declara constitucionalmente
“laico, plural étnico” y con el 80% de sus habitantes de origen indígena que practican
otro culto que no es el cristianismo, pero con el cual comparten un respeto mutuo entre
los diferentes cultos.
Esto es tratado de forma clara en el texto de Lucio Gera acerca de la acción pastoral y
como debe ser llevada según la “Teología del pueblo”.

Otro ejemplo es lo que acontece en nuestro país vecino de Chile, donde hace más de un
mes se producen enfrentamientos cada vez más profundos. El pueblo se ha levantado y
alzan la voz para mostrar su descontento y exigir cambios profundos en esa sociedad
cada vez más desigual, consecuencia de políticas neoliberales que ahondaron la brecha
entre ricos y pobres.

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Como vemos, parafraseando a Laclau, la violencia o la pertenecía de una ideología u
otra tampoco son garantía para la conservación de la paz y armonía. Ni con los
gobiernos populistas o antipopulistas. Ya que el termino populismo es abstracto y
neutral y son o no son, a partir de la ideología de cada política: “sin dudas una dosis de
populismo no habría política, en una sociedad donde toda demanda se resuelve en forma
administrativa y sin disputas, evidente no hay política. La política adviene cando las
demandas sociales chocan con un sistema que las niega, y aparecen distintos proyectos
que disputan por articularlas” (Laclau).
Vemos de este modo que el populismo tan denostado y de forma peyorativa como
muchos lo tratan, no es garante ni tiene recetas mágicas para un crecimiento equitativo
que lleve a lograr la felicidad para todos. Ya que para alcanzarla es necesario luchar
para frenar la desigualdad reconstruyendo los vínculos y la justicia social dentro de la
sociedad.
¿Cómo hacemos? Tratando de poner en practica algunas de las premisas de los autores
leídos. Por ejemplo, a partir del respeto mutuo y aceptación solidaria con el otro,
identificándose como un pueblo- categoría superior a la de ciudadano- que tiende a la
unidad y a la totalidad.

Como lo expresa el Cardenal Bergoglio-hoy Papa Francisco , inspirado en la Teologia


del Publo de Lucio Gera: “La historia la construyen las generaciones que se suceden
en el marco de pueblos que marchan. Por eso, cada esfuerzo individual, -por más
valioso que sea-, cada etapa de gobierno que se sucede, - por más significativa que
haya sido- y los acontecimientos y procesos históricos que va forjando un pueblo con
historia, -portador de vida y cultura-, no son más que partes de un todo complejo y
diverso interactuando en el tiempo: un pueblo que lucha por una significación, que
lucha por un destino, que lucha por vivir con dignidad.” (Documento del Bicentenario,
2010).

Así como existe un pueblo, existe desde esta perspectiva un “antipueblo”. El Padre
Lucio Gera hablaba del “anti-pueblo” para llamar a los grupos poderosos que
abandonan el interés por el bien común del pueblo y de la nación, y se concentran en la
defensa de sus propios privilegios, siendo responsables de situaciones de opresión y
explotación.

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El Padre Scannone teólogo argentino participe del grupo de Lucio gera, dice justamente
que Gera toma este concepto de pueblo- anti pueblo para diferenciarse del concepto de
lucha de clases de la Teología de la Liberación.
Tambien se refiere Scannone a que Francisco ha tomado su noción de "pueblo" como
"figura poliédrica" en la que cada cultura tiene algo que aportar a la humanidad y
donde se respetan las diferencias. Por ello Es importante también que la unidad del
pueblo prevalezca sobre los conflictos que amenazan con desgarrarlo: «la unidad es
superior al conflicto, el todo es superior a la parte, el tiempo es superior al espacio» y
«la realidad sobre la idea».

Un auténtico pueblo es una realidad inclusiva, en donde todos puedan integrarse en una
enriquecedora diversidad, donde los pobres no sean excluidos sino protagonistas que
comparten el banco común del trabajo, donde no haya ciudadanos de segunda categoría,
ni descartados, ni sobrantes.

La “piedad popular” es presentada en el documento de Aparecida “como espacio de


encuentro con Cristo”. Los Obispos latinoamericanos se ven reconocidos en el discurso
inaugural de la Conferencia, pronunciado por el papa Benedicto XVI, cuando afirma
que “en la rica y profunda religiosidad popular…aparece el alma de los pueblos
latinoamericanos” (…), “precioso tesoro de la Iglesia en América Latina” [44]. Ella se
expresa en “las fiestas patronales, las novenas, los rosarios y via crucis, las procesiones,
las danzas y los cánticos del folklore religioso, el cariño a los santos y a los ángeles, las
promesas, las oraciones en familia”. Y se destacan especialmente las peregrinaciones,
Otro acento muy fuerte que fue puesto por la teología del pueblo es el que se refiere al
camino corresponsable de todos los bautizados para convertirse en discípulos-
misioneros del Señor.

El pueblo “se evangeliza continuamente a sí mismo” por medio de su piedad popular,


bajo la inspiración del Espíritu Santo . la piedad popular es una manera legítima de vivir
la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia y una forma de ser misioneros”, por lo que
de ningún modo “podemos devaluar la espiritualidad popular, o considerarla un modo
secundario de la vida cristiana

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Por eso, el capítulo III de la Evangelii Gaudium tiene como título: “Todo el pueblo de
Dios anuncia el Evangelio” [49]. Es el pueblo de Dios el gran sujeto comunitario
evangelizador. El Papa ya no se dirige a los “agentes pastorales” ni a las minorías
eclesiásticas “iluminadas”, “adultas”, “comprometidas” – en deriva farisaica – sino a
todos los simples fieles cristianos. Todo cristiano está llamado a ser corresponsable de
la comunión y misión de la Iglesia, a crecer como “discípulos-misioneros”. Allí reside
la dinámica de construcción sinodal que el papa Francisco propone a la Iglesia. La
pirámide ahora se ha invertido y en la base de ella están quienes han de reconocerse
como los siervos de los servidores de Dios.

Conclusión:

Así lo escribe el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium: “este pueblo de Dios se


encarna en los pueblos de la tierra, cada uno de los cuales tiene su propia cultura”; por
eso, habla de la Iglesia como “un Pueblo de muchos rostros”
Como iglesia y sociedad que somos todos hoy más que nunca frente a un mundo cada
vez convulsionado, tenemos el deber y la tarea de ser fuentes de esperanza y portadores
de la Buena Nueva, a partir de nuestro compromiso con el otro, ese otro que se nos
presenta con el rostro sufriente y desvalido ante el cual nos vemos comprometidos de
ser esa Iglesia que tiene que “hacerse pueblo”, de crecer en la conciencia y experiencia
de ser pueblo. “Es un trabajo arduo y lento – se lee en la Evangelii Gaudium - que exige
querer integrarse y aprender a hacerlo hasta desarrollar una cultura del encuentro en
una pluriforme armonía”.
Hoy más que nunca somos llamados todas y todos a formar parte de una sociedad más
globalizada en positivo, en post de crear redes de solidaridad y piedad para sostener a
los más necesitados, creando y favoreciendo los lazos fraternales, sociales, culturales
que nos lleve a una verdadera cultura del encuentro.
Solo de este modo seremos capaces de formar una sociedad más igualitaria, solidaria,
menos individualista para dejar de lado aquello que nos separa y hacer hincapié en
aquello que sin dudar nos une que es el amor al prójimo.

BIBLIOGRAFIA:

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