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Enero 2020
Segunda: Todo maestro descubre, un día u otro, que, al lado de los alumnos con ellos a bordo
del Illissos, otros permanecen refractarios a los encantos más o menos discretos de su
enseñanza. Algunos no ingresan completamente dentro, otros resisten a un lado, otros,
todavía, están en ruptura con relación al saber que él ama, que tiene deseos de transmitir y
con el cual tiene una relación privilegiada. En la novela de W.Gombrowicz, Ferdydurke, el
maestro se dirige a un alumno refractario con relación a una poesía clásica: “ ¿Como esto
puede no entusiasmarte, ya que te he explicado mil veces que esto te entusiasmaría ?”. Es
patético ver a este maestro, descubrir que todos sus alumnos no caminan a su lado sobre las
márgenes del Illissos.
Tercera: La escuela organiza los tiempos y los lugares donde los sujetos son asignados a poner
en marcha su libertad de aprender sobre programas que los desbordan. Todo esta organizado,
pautado , concebido y estructurado. Pero, de manera paradojal, es precisamente esto sobre lo
que la libertad debe ponerse en juego. Así, Margarita Duras en La Lluvia de verano, hace decir
a Ernesto, ese chico que sabe leer sin haber jamás aprendido a leer y que no quiere ir a la
escuela porque no quiere aprender: “ Cuando no se quiere aprender, no vale la pena
aprender”. A lo que el instructor gritando:” La instrucción es obligatoria, Señor, OBLIGATORIA!
“
Sexta: La tensión entre la motivación extrínseca, que consiste en ir a buscar los intereses ya
existentes, y la motivación intrínseca, que reenvía a la dramaturgia interior del saber, es
constitutiva de la praxis pedagógica. Ella no puede ser abolida, pero puede ser superada por el
esfuerzo permanente para “ crear un vínculo”. San Agustín escribió así, en DE MAGISTRO: “
Cuando un signo me es dado, si ignoro que es un signo, él no puede enseñarme nada, y si él
me encuentra instruido, ¿ qué me enseña?. Estamos en el “ entre”, entre eso que ya está y
aquello que podría acontecer: trabajamos en este “ entre” permanentemente porque el saber
no es algo dado.
Séptima: El gusto de aprender puede emerger cuando el maestro propone objetos culturales,
gracias a los cuales cada uno relee desde aquello que le es más íntimo a lo más universal. Nada
hay más íntimo que el miedo que siente cada niño de ser abandonado por sus padres, y nada
es más universal que a” Le Petit Pouce” ( Pulgarcito): el rol del maestro, que no es un
psicoterapeuta, es ofrecer el objeto cultural que representa Pulgarcito, para que el chico
pueda reconocer en este objeto que él no es, ni será, el único en sentir miedo de ser
abandonado por sus padres . Christian Bobin escribe así, en Lo Inesperado: “ La inteligencia es
la fuerza solitaria de extraer del caos de su propia vida, el puñado de luz suficiente para
iluminar un poco más lejos de sí, hacia el otro, allá, el otro como nosotros, perdido en la
oscuridad”. Todos estamos perdidos en la oscuridad a imagen de nuestros alumnos: el saber
que podemos aportarles representa ese puñado de luz que puede permitirles reencontrarse.
Cuarta: Para hacer prevalecer el “comprender” sobre el “triunfar” es necesario ser capaz de
encontrar satisfacción en la inteligibilidad de sí mismo y del mundo, y no solamente de la
eficacia. Es necesario encontrar verdadero placer en perforar el secreto de su propia historia y
acceder al secreto del mundo. Ahora bien, esos secretos pueden poner en peligro la seguridad
de la persona; animarse en la exploración es todo menos fácil.
Quinta: Acceder por sí mismo al secreto de las cosas, es transgredir el poder de los padres, que
conocen el secreto de nuestro propio nacimiento, así como el poder de los clérigos, que
transmiten, porque lo saben, la única verdad de las cosas. Acceder al secreto de las cosas y
encontrar allí placer, no es creer cualquier cosa. Miremos que dice el Diccionario de Pedagogía
e Instrucción Primaria de Ferdinan Buisson sobre “ la lección de las cosas”: él explica que si el
maestro trae a la clase un faisán disecado o una balanza Roberval, no es para seducir a los
alumnos, es para que ellos no tengan que creer sólo en la palabra del maestro. Es para que
puedan ver de cerca eso que el maestro les ha dicho, confrontarlo con su propia experiencia,
guiado naturalmente por el maestro, y acceder así a otra cosa que a la totemización de la
palabra magistral.
Sexta: La escuela es, por excelencia, el lugar donde se aprende que la verdad de una palabra,
no es relativa al status de aquel que la enuncia, sea el maestro. En efecto, la escuela no es el
lugar del aprendizaje de la devoción, sino el lugar del aprendizaje del pensamiento crítico,
incluyendo la mirada sobre la propia escuela. La escuela es el lugar donde la investigación de la
precisión, de la justeza, del rigor y de la verdad, debe llevar sobre las relaciones de fuerza y las
relaciones sociales. Ella es un lugar donde se construye una relación crítica con la verdad. Estoy
persuadido que “ La Main á la Pate” ( manos en la masa) como otros proyectos pedagógicos
fundados sobre la experimentación, es una manera de hacer arbitrar las relaciones entre los
hombre hacia la verdad científica. Cuando se le da a los chicos, pilas, hilos, lámparas, aquel que
tiene razón no es quien grita más fuerte, sino aquel que logra conectar todos esos elementos
en conjunto para hacer que las lámparas alumbren. Asimismo, cuando se ejecutan debates
argumentativos con los alumnos, se aprende en conjunto, a través de un trabajo de
interrogación recíproca y de descentración sistemática, a distinguir un ejemplo de una prueba
y a someterse individualmente y colectivamente al rigor demostrativo. Este desdoblamiento
importante, hace de la escuela, el lugar de alegría, no por la exhibición de su fuerza, sino por
una transgresión propiamente intelectual de la satisfacción de aproximarse a la verdad.
Como conclusión, quisiera acercarles estas reflexiones de Pascal Quignard, tomadas de su obra
“ No se transmite sino el otro mundo”:
“ No se transmite sino el otro mundo, no se traduce sino el otro idioma. Solo el otro sexo
habita (…) No es un problema de transmisión sino de predación. No es a los viejos que cabe el
cuidado de transmitir: ellos dan (…) Instruirse es chupar los huesos de los cadáveres y cenar
con la muerte, es vagar parásitamente entre las ruinas de las obras. Somos todos ladrones,
somos todos clandestinos.”