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J. M. Bergoglio, sj
Gracias a esa reacción de religiosos y laicos parecería que ese ataque injusto se ha
revelado menos eficaz para dicho candidato que referir a la dirigencia (no solo política)
con el apelativo peyorativo de “casta”, término que encuentra sus raíces en el sistema de
creencias hindú, expresión que fuera retomada políticamente por el dirigente español
Pablo Iglesias y que en Argentina es esgrimida por quienes levantan una bandera:
aquella desde la cual se maldice al Estado en su rol de órgano de conducción de la
comunidad política, se ve a la justicia social no como un valor rector sino como una
“aberración”, se cuestionan los derechos humanos al punto de negar el terrorismo de
Estado, y se propugna que la salvación pasa por el individualismo a ultranza, propietario
absoluto, orientado sola y “racionalmente” por el sistema de precios (según una fiducial
lógica de los mercados), del cual cabría esperar, a partir de la sumatoria, la felicidad del
conjunto.
Asimismo, el discernimiento nos permite advertir otra bandera: aquella desde la cual si
bien no se reniega de la existencia del Estado, se matiza su función con el principio de
subsidiariedad (que permite las asociaciones intermedias, desde la economía co-
gestionada por el sector privado, hasta las organizaciones libres del pueblo en el más
amplio sentido) y se insta a la participación activa en la toma de decisiones políticas y
económicas (responsabilidad que complementa la representación), al tiempo que se
reivindica la justicia social (expresamente aludida en nuestra Constitución Nacional,
artículo 75º inc 19) “que representa un verdadero y propio desarrollo de la justicia
general, reguladora de las relaciones sociales según el criterio de la observancia de la
ley” (Compendio DSI nº 201), que no parte del egoísmo sino del amor, según el
Evangelio de Jesús; y se considera que el derecho de propiedad no debe obstaculizar el
destino universal de los bienes, en un sentido de solidaridad, puesto que “nadie se salva
solo”. De allí se deriva el bien común.