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INCIDENCIA.
El cáncer de colon es la afección maligna más común del tubo digestivo. El segundo cáncer
más letal en Estados Unidos (52.000 muertes por año y 150.000 casos nuevos). Tiene una
incidencia similar en ambos sexos. La detección temprana y los adelantos en cuidado médico
disminuyen su mortalidad.
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También se descubrió que una mutación en el gen MYH del cromosoma 1p está
relacionada con el cáncer de colon, esta produce un cambio molecular delante del
genoma por lo que se la relaciona con los canceres esporádicos provocando un patrón
de herencia autosómico recesivo
El gen DCC (supresor tumoral) participa directamente en la diferenciación y adhesión
celular lo que influye de manera negativa en el pronóstico. También se encuentra
ligado el gen p53 (proteínico) acusado de iniciar la apoteosis en las células con daño
genético, es hallado en un 75% de los canceres colorrectales.
• VÍAS GENÉTICAS. Se describió 2 vías:
- VÍA LOH. Se caracteriza por deleciones cromosómicas y aneuploidia del tumor,
ocurre en un 80% de los casos, es una acumulación de errores que conducen a la
inestabilidad genómica y carcinogénesis, todo debido a una producción de
protooncogenes en los genes supresores del tumor.
- VÍA DE ERROR DE REPLICACIÓN (RER). Esta vía se acompaña de inestabilidad
microsatelite en la que se repiten varios segmentos del genoma con errores de
replicación y secuencias repetidas, se los relaciona con el cáncer de colon de lado
derecho, de mejor pronóstico.
PÓLIPOS.
La mayor parte de los carcinomas colonicos evolucionan de pólipos adenomatosos
(secuencia adenoma – carcinoma). Pólipo es cualquier saliente de la superficie de la mucosa
intestinal sin importar su naturaleza histológica. Se clasifican en: neoplásicos (adenoma
tubular, adenoma velloso, adenomas tubulovellosos), hamartomatosos (juvenil, de Peutz –
Jeghers, de Cronkite – Canadá), inflamatorios (seudopólipo, pólipo linfoide benigno) o
hiperplásicos.
• PÓLIPOS NEOPLÁSICOS. Los más comunes son los adenomatosos (25%). Son
lesiones displásicas y su riesgo de malignidad se relaciona con el tamaño y el tipo de
los pólipos. Los tubulares se vinculan con una afección maligna (5%), los vellosos
pueden alojar cáncer hasta en 40%, los tubulovellosos tienen un riesgo intermedio
(22%). Los carcinomas invasores son raros en pólipos menores de 1 cm; la incidencia
aumenta con el tamaño (mayor a 2 cm es de 35 a 50%).
Los pólipos pueden ser pedunculados o sésiles, los pedunculados son factibles de
extirpación colonoscópica con asa, los sésiles incluyen un levantamiento salino y la
resección con lazo en trozos. Como es difícil interpretar la profundidad del cáncer, se
debe marcar la zona con azul de metileno o tinta para el seguimiento colonoscópico.
La colectomía se reserva para los casos en que no es posible la extirpación
colonoscópica, lesiones planas grandes o cuando se confirma en el espécimen un
foco de cáncer invasor. Las complicaciones son la perforación y hemorragia. Una
microperforación, puede tratarse con reposo intestinal, antibióticos y vigilancia. Los
signos de septicemia, peritonitis o deterioro del estado clínico son indicación de
laparotomía.
• PÓLIPOS HAMARTOMATOSOS. Los más conocidos de este tipo son los pólipos
juveniles que por lo general no son premalignos. Son característicos de la niñez pero
aparecen a cualquier edad. Su síntoma cardinal es la hemorragia y es frecuente la
intususcepción, obstrucción, o ambas. También se puede tratar mediante
polipectomía. Sin embargo los síndromes de poliposis adenomatosos desarrollan
cientos de pólipos que pueden degenerarse en adenomas y carcinoma, en estos
casos el tratamiento es quirúrgico incluso con colectomia total con anastomosis
ileorrectal en los casos muy complejos.
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El síndrome de Peutz – Jeghers se caracteriza por poliposis de intestino delgado y, en
menor grado, poliposis de colon y recto. Con frecuencia se observan los puntos de
melanina en la mucosa vestibular y los labios de estos pacientes. Generalmente no
tiene riesgo de degeneración maligna pero en ocasiones se desarrollan carcinomas.
La cirugía se reserva para pacientes comprometidos con obstrucción o hemorragia
obviamente con colonoscopias de control.
El síndrome de Cronkite – Canadá es un trastorno en el que los pacientes forman
pólipos gastrointestinales acompañados de alopecia, pigmentación cutánea y atrofia
de las uñas de las manos y los pies. Un síntoma prominente es diarrea y pueden
ocurrir vómitos, malabsorción y enteropatía con pérdida de proteínas. Casi todos los
pacientes fallecen.
El síndrome de Cowden es un trastorno autosómico dominante con hamartomas de
las tres capas de células embrionarias. Son típicos de este síndrome triquilemomas
faciales, cáncer de mama, enfermedad de la tiroides y pólipos gastrointestinales. El
tratamiento es sintomático.
• PÓLIPOS INFLAMATORIOS. Se observa en enfermedades inflamatorias intestinales
o después de una colitis amebiana, isquémica o esquistosomal. Estas lesiones no son
premalignas, pero no es posible diferenciarlas de los pólipos adenomatosos con base
en su aspecto macroscópico y por consiguiente deben extirparse.
• PÓLIPOS HIPERPLÁSICOS. Los pólipos hiperplásicos son muy comunes en el colon.
Estos defectos son pequeños (<5 mm) no displasicos. No se consideran premalignos,
pero no es posible diferenciarlos de forma colonoscópica de los pólipos adenomatosos
y en consecuencia se extirpan. Por el contrario, los pólipos hiperplásicos grandes (>2
cm) pueden tener un riesgo discreto de degeneración maligna. Más aún, los pólipos
grandes pueden alojar focos de tejido adenomatoso y displasia. La poliposis
hiperplásica es un trastorno poco común en el que concurren múltiples pólipos
hiperplásicos grandes en adultos jóvenes. Estos pacientes tienen un riesgo
ligeramente mayor de desarrollar cáncer colorrectal.
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depende de: edad del sujeto, presencia y gravedad de los síntomas, extensión de la
poliposis rectal y existencia y localización de cáncer o tumores desmoides.
Pueden considerarse tres procedimientos quirúrgicos: proctocolectomía total con
ileostomía final (de Brooke) o ileostomía continente (de Kock); colectomía abdominal
total con anastomosis ileorrectal, y proctocolectomía restauradora con anastomosis
anal con bolsa ileal, con o sin ileostomía temporal. Es más electiva la anastomosis
anal con bolsa ileal cuando no existe cáncer rectal distal, un tumor desmoide
mesentérico que impide que llegue el íleon al ano o una función defectuosa del
esfínter. En las personas que se practica la anastomosis anal con bolsa ileal se
aconseja mucosectomía por el riesgo de neoplasia en la zona anal de transición.
Además se sugiere la administración de inhibidores COX – 2 (celecoxibo, sulindaco)
puede retardar o prevenir el desarrollo de pólipos. Suele acompañarse de
manifestaciones extraintestinales como hipertrofia congénita del epitelio pigmentado
de la retina, tumores desmoides, quistes epidermoides, osteomas mandibulares
(síndrome de Gardner) y tumores del sistema nervioso central (síndrome de Turcot).
Paciente con tumores desmoides dificulta el tratamiento quirúrgico con mayor grado
de mortalidad pero ya que estos tumores responden a hormonas, se puede inhibir su
crecimiento con tamoxifeno.
• POLIPOSIS ADENOMATOSA FAMILIAR ATENUADA. Es una variante del anterior,
causado por una mutación en el extremo 3 o 5 del gen APC (Solo en un 30% de
pacientes). Se presenta a mayor edad (mayor de 55 años), con menos pólipos (casi
siempre 10 a 100), situados sobre todo en el hemicolon derecho. También tienen
riesgo de poliposis duodenal. Es autosómico dominante aunque algunas mutaciones
en el gen MYH que también generan esta enfermedad, son autosómicas recesivas. Se
recomienda pruebas genéticas a las personas con sospecha, además de colonoscopia
de detección a partir de los 13 a 15 años de edad. En estos casos se realiza una
colectomía abdominal total con anastomosis ileorrectal porque la poliposis limitada al
recto se trata mediante ablación colonoscópica con asa, también es apropiada la
profilaxis con inhibidores COX – 2. Es importante descartar otros síndromes familiares.
• CÁNCER DE COLON NO POLIPÓSICO HEREDITARIO (SÍNDROME DE LYNCH).
Es más común que los anteriores pero aun así raro (1 a 3%). Se hereda con un patrón
autosómico dominante y se caracteriza por el desarrollo de carcinoma colorrectal
(70% de los casos) a una edad temprana (40 a 45 años). Los cánceres aparecen en el
colon proximal con mayor frecuencia y tienen mejor pronóstico sin importar cuál sea la
etapa. También puede acompañarse de afecciones malignas extracolónicas, entre
ellas carcinomas de endometrio, ovario, páncreas, estómago, intestino delgado y vías
biliares y urinarias. El diagnóstico se establece con base en el antecedente familiar y
los criterios de Amsterdam (tres familiares afectados con adenocarcinoma de colon
comprobado de modo histológico, uno de primer grado, en dos generaciones
sucesivas, antes de los 50 años). En ocasiones es útil una prueba tumoral en busca
de productos de los genes MMR (inmunohistoquímica) y MSI. Se recomienda la
colonoscopia de detección anual en individuos con riesgo, primero a los 20 a 25 años
de edad o 10 años antes que la edad más temprana cuando se estableció el
diagnóstico en la familia, también se sugiere realizar en forma anual, después de los
25 a 35 años de edad, ecografía transvaginal o biopsia endometrial por aspiración. Si
se considera que se recomienda colectomía total con anastomosis ileorrectal con
proctoscopia anual porque el riesgo de desarrollar cáncer rectal aún es alto. De igual
forma, en mujeres que terminaron la edad de la procreación deben considerarse
histerectomía profiláctica y salpingooforectomía bilateral.
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• CÁNCER COLORRECTAL FAMILIAR. También llamado no sindrómico. En un
individuo sin antecedente familiar el riesgo es de 6%, se eleva a 12% si está afectado
un familiar de primer grado y a 35% cuando lo están dos familiares de primer grado.
La edad promedio es 50 años y su diagnóstico debe ser anterior para alargar la
sobrevida. Se recomienda colonoscopia de detección cada cinco años a partir de los
40 años. No existen anomalías genéticas específicas vinculadas.
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• LINEAMIENTOS PARA DETECCIÓN. Los lineamientos actuales aconsejan detección
en la población con riesgo promedio (asintomática y sin antecedentes familiares de
carcinoma colorrectal, pólipos, carcinoma colorrectal o síndrome familiar), con inicio a
los 50 años de edad. Los procedimientos recomendados incluyen prueba de sangre
oculta en heces anual, sigmoidoscopia flexible cada cinco años (ambos estudios
combinados), enema de bario con doble medio de contraste cada cinco años o
colonoscopia cada 10 años. En pacientes con otros factores de riesgo debe realizarse
la detección en un momento más temprano y con mayor frecuencia.
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- La enfermedad en etapa I incluye adenocarcinomas que invaden mediante la
muscular de la mucosa, pero se limitan a la submucosa (T1) o la muscular propia
(T2) sin metástasis ganglionar.
- La etapa II consiste en tumores que invaden a través de la pared del intestino
hacia la subserosa o tejidos pericólicos o perirrectales sin peritoneo (T3), o bien a
otros órganos o tejidos o a través del peritoneo visceral (T4) sin metástasis
ganglionares.
- La etapa III incluye cualquier etapa T con metástasis ganglionares.
- La enfermedad en etapa IV incluye metástasis distantes.
La valoración preoperatoria generalmente identifica la enfermedad en etapa IV. En el
cáncer de colon, la diferenciación de las etapas I, II y III depende del examen del
espécimen resecado. La etapa de la enfermedad se correlaciona con la supervivencia
a cinco años, en las etapas I y II cabe esperar una supervivencia excelente, en la
etapa III disminuye 40% y en la etapa IV no pasa del 16%, aunque el pronóstico
también depende de la diferenciación histológica
• VALORACIÓN PREOPERATORIA. Una vez diagnosticado se debe valorar la etapa,
se debe realizar una colonoscopia en busca de tumores sincrónicos, no se debe
olvidar el tacto rectal y proctoscopia rígida si se sospecha de cáncer rectal, además de
una biopsia. Deben obtenerse una radiografía de tórax y Tomografía abdominal y
pélvica para valorar metástasis distantes. En individuos con síntomas obstructores,
puede servir un estudio con contraste hidrosoluble (enema con Gastrografin) para
delinear el grado de obstrucción.
SEGUIMIENTO Y VIGILANCIA.
Los pacientes que se trataron por un cáncer colorrectal tienen el riesgo de desarrollar
recurrencias de la enfermedad (locales o sistémicas) o una anomalía metacrónica (un
segundo tumor primario). En la mayoría de los individuos debe efectuarse una colonoscopia
en el transcurso de 12 meses tras el diagnóstico del cáncer original (o antes si no se examinó
en su totalidad). Si resulta normal se debe repetir entre 3 a 5 años, el objetivo es detectar
una recurrencia resecable.
La resección de una recurrencia local y de metástasis distantes a hígado, pulmones u otros
sitios suele ser desafiante desde el punto de vista técnico, pocas personas tienen una
sobrevida un tanto larga.
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anatomopatológico intensivo, inmunohistoquímica y reacción en cadena de la polimerasa de
transcriptasa inversa.
• TÉCNICAS DE MÍNIMA INVASIÓN PARA RESECCIÓN. La colectomía laparoscópica
para cáncer ha sido tema de controversia. En un principio se pensaba que no tenía la
capacidad de resección oncológica adecuada, pero estudios resientes indican que
tiene un nivel de supervivencia similar a una resección abierta. Técnica actualmente
valida.
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