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Fronterizos
Fronterizos
integrándose hasta formar representaciones totales de sí mismo y de los objetos que, en virtud de
este proceso, acentúan su recíproca diferenciación y su semejanza con la realidad. Estos dos
procesos fracasan en gran medida en la psicosis y en grado algo menor en el caso de desórdenes
fronterizos. En las psicosis hay un grave déficit de diferenciación entre imágenes de 51 mic;mo y
de los objetos, cuya fusión regresiva se refleja en primitivas fantasías fusionadas yel
concomitante desvanecimiento de los limites yoicos en el drea de la diferenciación entre el si-
mismo y el no-.si mismo
39, kernberg )
Los clrculos viciosos gene. rados por la proyección de la agresi6n y reintroyecci6n de imdgenes
de si·mismo y de los ohjetos derivadas d~ la agresi6n proyectada son quizás el factor central del
desarrollo de la psicosis y de la persona· lidad fronteriza. En las psicosis, su principal efecto es la
refusión de imdgenes de si mismo y de los ohjetos; en el caso de la personalidad fronteriza, lo
predominante no es dicha fusión sino una intensificación y fijaci6n patol6gica de los procesos de
escisión. (39, Kernberg )
La escisión es, por lo tanto, una causa fundamental de labilidad yoica y, puesto que no requiere
tanta contracarga como la represión, un yo débil es proclive a la utilización de este mecanismo,
10 que crea un círculo vicioso en el cual la labilidad yoica y la escisión se refuerzan mutuamente.
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IV) Negación. Es típico observar en los pacientes de personalidad fronteriza fuertes evidencias
del empleo de este mecanismo, en especial manifestaciones primitivas de la negación, como
opuestas a sus formas más elaboradas. En este contexto, W1 típico ejemplo de este mecanismo
es la "negación mutua" de dos áreas emocionalmente independientes de la conciencia (en cuyo
caso cabría decir que la negación no hace más que reforzar la escisión). El paciente está
consciente de que en determinado momento sus percepciones,· pensamientos y sentimientos
acerca de sí mismo y de los demás son por completo opuestos a los que tuvo en otros momentos;
sinembargo, este recuerdo carece de repercusión emocional yno puede modificar la manera de
sentir del paciente. (42)
Los límites yoicos se desvanecen únicamente en aquellas áreas en las que se produce una
identificación proyectiva y una fusión con objetos idealizados, tal como ocurre especialmente en
la transferenda de estos pacientes. Este parece ser uno de los motivos fundamentales por los que
desarrollan una psicosis transfcrencial y no una neurosis transferencia!. 45 kernberg
Su adaptabilidad adquiere así características de mimetismo, merced a las cuales lo que fingen ser
es en realidad la vestidura vacía de lo que en otros momentos tienen que ser de un modo más
primitivo. Bste fenómeno provoca confusión a los propios pacientes. Todo esto representa
también lo que Erikson (5) denominó difusión de la identidlul: es decir, la falta de un concepto
integrado de si y de un concepto igualmente integr4do y estable de los objetos totales en relación
con el sujeto. En verdad, la difusión de la identidlul es un típico síndrome de la personalidad
fronteriza 48
Los eonfiictos que tipicamente surgen en conexión con la reactivación de las primitivas
relacione~ objetales internalizadas suelen caracterizarse por una particular condensación
patológica de objetivos pregenitalcs y genitales, bajo la influencia preponderante de la agresión
prcgenital. Esta excesiva agresión pregenital, en especial la oral, tiende a ser proyectada y causa
una distorsión paranoide en las imágenes parentales. sobre todo en las de la madre. Desde el
punto de vista clínico, el resultado final en sí -o sea la distorsión paranoide de las tempranas
figuras parentales- tiene más importancia que el hecho de discernir si aquélla es consecuencia de
graves frustraciones tempranas o de la agresión real por parte de la madre, o si refleja un exceso
constitucional de los derivados de instintos agresivos, una falta de capacidad para neutralizar la
agresión o una intolerancia a la ansiedad de origen constitucional 80
esta vivencia representa una pérdida temporaria o permanente de la normal relación del sujeto
con las representaciones objetales, es decir, con el mundo de objetos internos que fija
intrapsíquicamente las experiencias significativas con los demás y constituye un ingrediente
básico de la identidad del yo. 197
todos los pacientes con el síndrome de difusión de la identidad (pero no con crisis de identi· dad)
son propensos a sufrir vivencias de vacío. Estas vivencias adquieren especial intensidad cuando
los mecanismos de disociación o escisión constituyen las defensas predominantes contra el
conflicto intrapsíquico; 197
Ya no es necesario que tema ser rechazado por no estar a la altura del ideal de mí mismo, que por
sí solo me permite ser amado por la persona ideal que imagino me amaría. Esa persona ideal, mi
imagen ideal de esa persona y mi propia persona real somos uno, y mejor que la persona ideal
que yo deseaba que me amara: por lo tanto ya no necesito de nadie más". En otras palabras, la
normal tensión entl'e el sí-mismo real por una parte, y el sí-mismo ideal y el objeto ideal por la
otra, queda eliminada por la constitución de un concepto inflado de sí mismo, en cuyo contexto
el sí mismo real, el sí mismo ideal y el objeto ideal se confunden. 208
la fusión defensiva de las imágenes del si-mismo ideal, del objeto ideal y del sí·mismo real,
resulta extrema- .damente eficaz para perpetuar el círculo vicioso de autoadmiración, desprecio
de los demás y anulación de toda verdadera dependencia. Lo que más temen estos pacientes es
depender de otras personas, porque para ellas depender significa odiar, envidiar y exponerse al
peligro de ser explotados, maltratados y frustrados. En el curso del tratamiento sus principales
defensas se erigen contra la posibilidad de depender del analista ya que toda situación que los
haga sentir dependientes los retrotrae inmediatamente a la básica situación amenazante de su
temprana infancia 212
la desvalorización de los objetos y de las imágenes objetales por parte de los pacientes narcisistas
crea un constante vacío en su vida social y refuerza su vivencia interna de futilidad. Deben
desvalorizar cuanto reciben para no sentir envidia. Esta es su tragedia: que necesiten tanto de los
demás siendo al mismo tiempo incapaces de reconocer lo que reciben, debido a la envidia que
ese reconocimiento les provocaría; en canse> cuencia, terminan siempre vacíos.213
Al presentarle el ejemplo del paciente fronterizo que oscilaba entre estados yoicos
contradictorios, destaqué que esos estados yoicos representaban un afecto ligado con una cierta
imagen objétalo o representaban un afecto ligado con una cierta imagen objétalo o
representación objétalo del paciente mientras se encontraba en el estado afectivo en cuestión.
(25, kernber) relaciones objetables
Lai identidad del yo es el más alto nivel de organización del mundo de las relaciones objetables
en su sentido más amplio, y también del sí-mismo. Se trata de un desarrollo sumamente
complejo, ya que mientras las relaciones objetables son continuamente internalizadas ( en niveles
cada vez más altos y diferenciados) al mismo tiempo estas relaciones objetables internalizadas
van siendo “despersonificadas”(Jacobson 1964) e integradas en niveles superiores de estructuras
yoicas y superyoicas, tales como el ideal del yo, las constelaciones caracterológicas y las
funciones autónomas del yo. (Kernberg, 28)