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Unidad II
Esta idea de trauma, como efecto de los procesos psíquicos del otro,
desplaza la idea hacia la cualidad del vínculo interpersonal. En “el
terrorismo del sufrimiento”, los niños se ven obligados a soportar todo
tipo de conflictos familiares y llevan sobre sus frágiles hombros el peso de
los restantes miembros de la familia. No lo hacen por desinterés, sino
para poder disfrutar de nuevo de la paz desaparecida y de la ternura que
se deriva de ella. Una madre que se lamenta continuamente de sus
sufrimientos puede transformar a su hijo en una ayuda cuidadosa, es
decir, convertirlo en un verdadero sustituto maternal, sin tener en cuenta
los intereses del niño.
Fonagy nos dirá: “Para escapar de las garras del trauma, el individuo
necesita ayuda para recuperar la mentalización. Por suerte hay muchos
caminos para ello; recordar en el contexto de una relación analítica
contenedora es uno de ellos, aunque no el único”
La reacción inapropiada de la
madre a las iniciativas del bebé
altera el proceso de regulación
mutua y constituye una fractura
en la intersubjetividad.
El fracaso materno en reparar los
fallos interactivos no sólo se
caracteriza por la retracción sino
también por la intrusión. El
exceso de estimulación ofrecido,
a veces ansiosamente, no logra
ser regulado por la capacidad
regulatoria lograda por el bebé a
diferentes edades y se convierte
en negativo.
Los patrones interactivos de intrusión y retracción alteran de forma
diferenciada el proceso regulador.
Los niños de las madres retraídas no logran obtener una conexión social
por la falta de respuesta de la madre y por su propia imposibilidad de
reparar la interacción. Se desregulan y esto hace que empleen sus
recursos para controlar este estado. A largo de cierto plazo, se auto-
calman y se retraen para vérselas con su estado. El éxito logrado en
estabilizar su estado afectivo, se emplea automáticamente y se vuelve
defensivo.
Por tanto, el grado en que una persona puede llegar a experimentar los
afectos como mente (es decir, como sentimientos) en lugar de únicamente
como cuerpo, dependerá de la presencia de un contexto intersubjetivo
facilitador. Cuando esto falta, es fácil que los afectos continúen
Hay varias hipótesis entre las cuales la que parece recibir mayor apoyo es
la que se conoce como: “el modelo de bondad de ajuste”. Éste postula que
el factor clave es la interacción entre las características temperamentales
del niño y las características de los padres. Es decir, ciertos rasgos del
niño pueden influir en el tipo de interacción adulto-niño y, por tanto, en la
seguridad del apego, pero en función de la personalidad y circunstancias
del adulto. Por ejemplo, la irritabilidad en el niño puede suscitar
respuestas completamente diferentes en dos personas de distintas
características de personalidad.
Las experiencias de separación son un sin fin en la vida de los niños y son
una parte esperable en el desarrollo. El permitir a un padre irse al trabajo
o decir adiós en la puerta del colegio, dormir en casa de un amigo y
aceptar el cuidado de otro miembro familiar, o de otros menos familiares
o conocidos son ejemplos de estas separaciones esperadas, de hecho, bajo
circunstancias óptimas, las separaciones promueven el desarrollo en los
niños preescolares y en los niños en edad escolar.
Del mismo modo, que las separaciones que ocurren dentro de un contexto
de abuso infantil o negligencia, imponen múltiples problemas y retrasos
en el desarrollo, además de la pérdida de un padre, que puede o no haber
sido el abusador (Cuando el abuso corre por cuenta de alguna de las
figuras paternas, tenemos que pensar que no solo hay que elaborar el
abuso en si mismo sino la perdida de la figura que debería haber
proveído cuidado y protección.
MENTALIZACION - ABUSO
Green considera que el bebé se vive como centro del universo materno e
interpreta cualquier retraimiento materno como la consecuencia de sus
pulsiones hacia ella. Cuando una madre está deprimida o de duelo se
produce un cambio brutal mutativo de la madre internalizada, que
aparece lejana cuasi inanimada generando un “núcleo frío” en la
constitución narcisista. Aunque el bebé siga invistiendo otros objetos de
su mundo y mantenga su vitalidad este núcleo gravitará en el futuro
libidinal del sujeto generando zonas psíquicas desinvestidas que muchas
veces son” los núcleos duros” con los que se topa un análisis en
adolescentes o adultos. Estados de vacío difíciles de poner en palabras.
Winnicott agrega que la madre es quien presenta los objetos del mundo
instrumental a su hijo. De este modo, hacer real el impulso creativo del
niño promueve en el bebé la capacidad de relacionarse con objetos,
TRAUMA ACUMULATIVO
El concepto de trauma en
términos económicos se funda,
como enunció Freud (1926), en
el fracaso de la barrera contra
estímulos de gran intensidad,
frente a los cuales la psique se
halla impotente para procesar
la sobrecarga emocional.
Posteriormente, los trabajos de
Balint (1969) y Winnicott
contribuyeron a situar la
barrera contra los estímulos
traumáticamente ansiógenos en
las condiciones ambientales.
En esa línea se inscribe la teoría de Masud Khan (1963) sobre el” trauma
acumulativo”, como uno de los antecedentes en la teoría psicoanalítica de
la concepción actual sobre el rol fundamental que cumple la figura de
apego en la regulación de la ansiedad patogénica. Khan sostenía que "el
escudo protector del infante es el yo auxiliar que provee la madre".