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Objetivo

Obtener los conocimientos acerca de la internacionalidad de los Derechos Humanos así como
su relación complementaria con el Derecho Internacional Humanitario y el Derecho Penal
Internacional, quiénes lo ejercen y a quiénes está dirigido. Adentrarse en el sistema de las
Naciones Unidas para conocer y entender los derechos de los que deben gozar todas las
personas, qué organismos internacionales los defienden y qué sistemas continentales existen
para la protección de los derechos humanos.

Introducción
La naturaleza bélica del hombre ha llevado a la humanidad a vivir los peores momentos de la
historia donde las guerras han sido parte determinante en el rumbo de ésta, razón por la cual
se generó la necesidad de contar con Organismos y Tribunales protectores de los derechos de
las personas.

El tema de los Derechos Humanos tuvo un gran auge después de la Segunda Guerra Mundial,
por lo que surgieron diversos movimientos creadores de organismos defensores de los derechos
humanos, el principal y más importante es La Organización de las Naciones Unidas (ONU)
creada con el compromiso de mantener la paz y la seguridad internacional y promover el
progreso de los derechos humanos.

Sin embargo, no sólo la ONU protege los Derechos Humanos a nivel internacional; en el
transcurso del presente módulo conoceremos qué otros tipos de protección de los derechos de
las personas existen y en qué organismos internacionales recae la responsabilidad de su
protección. Igualmente entenderemos la relación complementaria que existe entre el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos con el Derecho Internacional Humanitario, siendo este
último quien protege los derechos de las personas en situaciones bélicas y finalmente
estudiaremos cómo se relaciona el Derecho Penal Internacional con estas dos ramas del
derecho.

El siguiente esquema puede ayudarte a organizar la temática abordada en este módulo:


EL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
Thomas Buergenthal define al Derecho Internacional de los Derechos Humanos como la rama
del derecho internacional, que se ocupa del establecimiento y promoción de los derechos
humanos y de la protección a individuos o grupos de individuos, de las violaciones
gubernamentales de derechos humanos.

Dicha protección será ejercida por un sistema internacional de protección, que es el


conjunto de normas jurídicas, principios e instituciones, establecidas en uno o varios
instrumentos de derecho internacional (convencionales y/o declarativos), que regulan -una
parte- de las relaciones de cooperación entre las instituciones de dos o más Estados, y cuyo
objeto es el fomento del respeto y protección a los Derechos Humanos y libertades
fundamentales universalmente reconocidos, así como el establecimiento de mecanismos que
garanticen la protección y el ejercicio efectivo de estos derechos.

Hoy en día, el derecho internacional contemporáneo y especialmente el Derecho Internacional


de los Derechos Humanos, consideran a los individuos como sujetos de Derecho Internacional,
definiéndolos Carrillo Salcedo como: aquellas entidades que son destinatarias de las normas
jurídicas internacionales, participan en su proceso de elaboración y tienen legitimación para
reclamar por su incumplimiento, o bien, si ellos son los que infringen dichas normas, serán
responsables internacionalmente.

Esta definición, incluye la participación activa y pasiva de los sujetos y la posibilidad de


reclamación y responsabilidad.

El Derecho Internacional de los Derechos Humanos está estrechamente vinculado con otras
ramas del derecho internacional que protegen a los individuos, tal es el caso del Derecho
Humanitario y el Derecho de los Refugiados; si bien cada uno posee sus propios mecanismos de
protección y su ámbito de aplicación, existen entre ellos importantes convergencias, por
ejemplo, la Agencia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)
y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) están involucrados con los Derechos Humanos
en el plano operativo.

Las normas relativas a los Derechos Humanos


Las normas relativas a los derechos humanos tomaron su auge a partir de finales de los años
40, donde en 1945 se redacta la Carta de las Naciones Unidas (fundamento de la creación de la
ONU) y en 1948 con la Declaración Universal de los Derechos humanos; desde entonces se han
redactado sinnúmero de acuerdos (tratados) de carácter internacional que han compilado las
normas de reconocimiento, defensa, protección y promoción de los derechos humanos a nivel
internacional.

Todos esos tratados internacionales en materia de derechos humanos generan obligaciones


impositivas para los Estados (cuyo acatamiento es obligatorio), así como para las personas que
pueden ser responsables penalmente, en el caso de vulneraciones a los derechos del hombre.

Aquellos derechos contenidos en los tratados internacionales a los que hemos hecho referencia
son superiores a otros derechos, son determinantemente obligatorios para personas y Estados
por tratarse de normas del Ius Cogens.

¿Qué es el Ius Cogens?

El Ius Cogens es una norma jurídica internacional que es obligatoria para todos[1], que no
depende de la voluntad de los Estados para ser acatada o no.

Un ejemplo claro de esta norma es la Carta de las Naciones Unidas, la cual deberá ser acatada
por todos, es decir, aunque un Estado no sea miembro de la ONU, la Carta de las Naciones
Unidas, al tratarse de un documento de carácter internacional en el cuál se establece la
decisión de los Estados parte de reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre,
en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y
mujeres [2], se vuelve obligatorio para todos.

El Ius Cogens, es una norma imperativa de derecho internacional, entendida por la Convención
de Viena sobre el derecho de los tratados[3] como:

Una norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional


Que no admite acuerdo en contrario, y que
Sólo puede ser modificada (o derogada) por una norma posterior de derecho
internacional general que tenga el mismo carácter (una norma de igual jerarquía).

Por consiguiente (y de acuerdo al criterio del Tribunal Penal Internacional para la Ex-
Yugoslavia, TPIY), son aquellas normas que gozan del más alto rango en la jerarquía
internacional, incluso por encima de las normas del derecho de los tratados entre los Estados y
las reglas consuetudinarias.

Así, la doctrina del Ius Cogens ha sido primordial para el desarrollo del Derecho Internacional
de los Derechos Humanos. La protección de los derechos humanos que debe brindar el Estado,
es una obligación imperativa e irrenunciable en cualquier lugar, momento y situación. Los
derechos humanos fundamentales son Ius Cogens.

LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (ONU)


En 1945, representantes de 51 países se reunieron en San Francisco en la Conferencia de las
Naciones Unidas para redactar la Carta de las Naciones Unidas, como rechazo internacional a
la Segunda Guerra Mundial, y con el fin de "preservar a las generaciones venideras del
flagelo de la guerra" y unir fuerzas "para el mantenimiento de la paz y la seguridad
internacionales…". Por lo que la ONU empezó a existir oficialmente el 24 de octubre de 1945.
La Carta es el instrumento constituyente de la organización, determina los derechos y las
obligaciones de los estados miembros y establece los órganos y procedimientos de las Naciones
Unidas.

La ONU tiene como propósitos el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional; el


respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos;
la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales: económicos,
sociales, culturales o humanitarios, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos
humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza,
sexo, idioma o religión.

Tiene su sede en Nueva York, Estados Unidos.

Dentro de sus labores se encuentran el mantenimiento de la paz, prevención de conflictos,


asistencia humanitaria, la protección del medio ambiente, lucha contra el terrorismo,
protección de los derechos humanos, entre otras; y para la realización de estas labores,
cuenta con seis órganos principales establecidos por la Carta.

Los órganos de la ONU


a. La Asamblea General.
El Asamblea General es el principal Órgano deliberativo de la ONU, integrado por los
193 países miembros. Sesiona ordinariamente cada año de septiembre a diciembre.
b. El Consejo de Seguridad.

Este Consejo vigila el mantenimiento de la paz y seguridad internacional y cuenta


con amplias facultades para aplicar dicho mandato.

Está compuesto por 15 miembros: cinco permanentes y 10 electos por la Asamblea


General por períodos de dos años. Los miembros permanentes son China, los Estados
Unidos, la Federación Rusa, Francia y el Reino Unido.

Éste es el único órgano de las Naciones Unidas cuyas decisiones son Obligatorias para
los estados miembros.

Recordemos que en virtud de la Carta de la ONU, los estados miembros están


obligados a solucionar sus conflictos por medios pacíficos, por lo que se deberán
abstener del uso de la fuerza para la solución de controversias, en caso contrario, el
Consejo de Seguridad tendrá injerencia; así, en el caso de vulneraciones graves y
persistentes a los derechos humanos, se legitima la intervención de la comunidad
internacional, bajo el mandato y supervisión del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas.

La intervención que haga el consejo de Seguridad será fundamentada en el Capítulo


VII de la Carta de las Naciones Unidas, que en el Artículo 39 establece: “El Consejo
de Seguridad determinará la existencia de toda amenaza a la paz, quebrantamiento
de la paz o acto de agresión y hará recomendaciones o decidirá qué medidas serán
tomadas de conformidad con los Artículos 41 y 42 para mantener o restablecer 1a
paz y la seguridad internacionales”. [4]

Por lo que dentro de las facultades del Consejo de Seguridad, está tomar las medidas
que considere necesarias para el restablecimiento de la paz y la seguridad
internacional, las cuales pueden ir desde la mediación, la presión diplomática, las
sanciones comerciales, el cierre de espacios aéreos (Capítulo VI), hasta la
intervención militar para proteger a civiles (peacemaking missions), el despliegue de
tropas de mantenimiento de la paz (peacekeeping operations) o el uso de la fuerza
militar por una coalición de estados miembros o por una organización o agrupación
regional, comprometiendo recursos materiales y humanos para la reconstrucción de
las condiciones de gobernabilidad y paz necesarias para garantizar los derechos
humanos de la población civil de cualquier región en crisis (Capítulo VII); tal ha sido
el caso de la ex Yugoslavia, Ruanda, Somalia, Haití, Sierra Leona, Timor Oriental y
Libia.

c. El Consejo Económico y Social.

Es el principal órgano para coordinar cuestiones económicas, sociales y otras


similares de todos los organismos y comisiones pertenecientes a la Organización de
las Naciones Unidas.

Su función es ser un foro para el debate de cuestiones internacionales obviamente


de carácter económico y social, así por ejemplo, promoverá niveles de vida más
elevados, empleo, progreso económico y social; gestionará la cooperación cultural y
educativa internacional; y fomentará el respeto universal de los derechos
humanos y las libertades fundamentales.

d. El Consejo de Administración Fiduciaria.


Está constituido por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad
(China, Estados Unidos, Rusia, Francia y el Reino Unido). Administra los territorios
puestos bajo la administración fiduciaria de Naciones Unidas en su transición a la
independencia política y a la construcción de instituciones.
e. La Corte Internacional de Justicia.

La Corte es el principal órgano judicial de la Organización de las Naciones Unidas,


con sede en La Haya, Países Bajos.

Resolverá controversias jurídicas entre los Estados que son parte de la ONU, y sólo
los Estados podrán ser parte en los casos sometidos a su jurisdicción, no las personas
físicas u organizaciones internacionales.

Está integrada por 15 magistrados elegidos por la Asamblea General y el Consejo de


Seguridad, en atención a sus méritos; durarán nueve años en el encargo y podrán ser
reelegidos.

f. La Secretaría General.

El Secretario General de las Naciones Unidas[5] es el Sr. Ban Ki-moon de Corea; sin
embargo, la Secretaría está integrada por funcionarios que trabajan en oficinas de
todo el mundo. Se encarga de la administración y representación ejecutiva de
Naciones Unidas.

Dentro de sus funciones encontramos la administración de las operaciones de


mantenimiento de la paz y la mediación en controversias internacionales, analiza las
tendencias y problemas económicos y sociales, así como los derechos humanos y
desarrollo sostenible, entre muchas otras. La Secretaría General es el contacto entre
la ONU y los medios

Aunque la Sede de la ONU está en Nueva York, las Naciones Unidas mantienen una
presencia importante en el mundo a través de los departamentos en Addis Abeba,
Bangkok, Beirut, Ginebra, Nairobi, Santiago de Chile y Viena, dependientes de la
Secretaría General, así como oficinas en casi todos los países del mundo.

Son estos los seis órganos de las Naciones Unidas, sin embargo, existen otros organismos
especializados que se encuentran vinculados a la ONU, por acuerdos especiales, los cuales
rinden informes al Consejo Económico y Social y a la Asamblea General; tales como la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco
Mundial (BM), entre otros.

El Sistema de Naciones Unidas, también está formado por los Programas y Fondos de las
Naciones Unidas (como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD y el Fondo
de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF).

Las Naciones Unidas y los Derechos Humanos


Como se vio al inicio del módulo, el derecho internacional de los derechos humanos establece
la obligación que tienen los Estados de cumplir y hacer cumplir el respeto a los derechos
fundamentales de las personas. Estos derechos, aunque reconocidos de manera general,
cuando se establecen de forma escrita en un instrumento o tratado de derecho internacional,
comprometen a los Estados a respetar, proteger y promover los derechos humanos; así, cuando
un Estado firma y ratifica un tratado internacional de derechos humanos, está manifestando
de manera escrita, pública e internacional su compromiso de hacer lo indispensable para que
sus leyes nacionales sean compatibles con el tratado firmado. Es importante que las leyes
nacionales se encuentren en armonía legislativa con las leyes o tratados internacionales, es
decir, que no se contradigan una con la otra.

Las leyes internas de un Estado serán las primeras que protejan los derechos humanos de los
ciudadanos y establecerán los procedimientos para su protección, pero cuando el proceso
jurídico interno de un país no es suficiente para proteger a sus nacionales, existen otros
mecanismos y procedimientos internacionales que podrán servir de fundamento para que una
persona o Estado pueda reclamar el respeto a estos derechos.

Las Naciones Unidas, ha creado varios instrumentos normativos que protegen los derechos
humanos; por lo que hoy día podemos decir que la humanidad cuenta con un código universal
de derechos humanos protegidos internacionalmente, que recaen sobre todas las personas.

Los documentos más importantes de ese sistema universal de protección de los derechos
humanos son:

I. La Carta de las Naciones Unidas


II. La Carta Internacional de Derechos Humanos.

A su vez, la Carta Internacional de los Derechos Humanos está constituida por:

a. La Declaración Universal de los Derechos Humanos

Después de la creación de las Naciones Unidas, era el compromiso mundial evitar los
terribles sucesos de la Segunda Guerra Mundial, por lo que la Carta de las Naciones
Unidas fue complementada con una hoja que sirviera como garante de los derechos
de todos los seres humanos en todo lugar y en todo momento; esa hoja pasó a ser el
anteproyecto de Carta Internacional de Derechos Humanos y más tarde, el 10 de
diciembre de 1948, se convirtió en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos es considerada el fundamento de


las normas internacionales de derechos humanos; es la primera vez que se plasma en
un documento de carácter internacional el reconocimiento universal de los derechos
y libertades fundamentales del hombre como tales, los cuales serán reconocidos y
aplicados sin distinción alguna a todos los seres humanos sin importar nacionalidad,
color de piel, religión, idioma o cualquier otra condición.

Ha sido esta Declaración la base para la redacción de diversos tratados


internacionales y otras normas de derecho internacional de reconocimiento y
protección a los derechos humanos.

Está compuesta por 30 artículos que no tienen obligatoriedad jurídica aunque por la
aceptación que ha recibido por parte de los estados miembros, poseen gran fuerza
moral.

b. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

Entró en vigor el 3 de enero de 1976. Actualmente 160 Estados son parte.

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, sociales y Culturales, es un tratado


internacional que reconoce derechos como al trabajo, a la salud, a la educación, a
un nivel de vida adecuado, entre otros; así como los mecanismos para su protección
y garantía.
El cumplimiento del Pacto así como todas las cuestiones relativas a éste, será
responsabilidad del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
c. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos

Este Pacto entró en vigor el 23 de marzo de 1976; hace referencia a derechos tales
como la libertad de circulación, la igualdad ante la ley, el derecho a un juicio
imparcial y la presunción de inocencia, a la libertad de pensamiento, conciencia,
religión, expresión y opinión, derecho de reunión pacífica, libertad de asociación y
de participación en la vida pública, en las elecciones y la protección de los derechos
de las minorías. Además prohíbe la privación arbitraria de la vida, las torturas y los
tratos o penas crueles o degradantes, la esclavitud o el trabajo forzado, el arresto o
detención arbitrarios y la injerencia arbitraria en la vida privada, la propaganda
bélica y la instigación al odio racial o religioso.

Actualmente 167 Estados son parte.

En caso de que se presente algún factor o dificultad que afecten a la aplicación del
Pacto, éstos serán presentados ante el Secretario General, quien los transmitirá a un
Comité de Derechos Humanos compuesto por dieciocho miembros de diferentes
Estados, y representantes de las diferentes formas de civilización y de los principales
sistemas jurídicos del mundo.

d. Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (16


de diciembre de 1966).

Este protocolo entró en vigor el 23 de marzo de 1976, y fue establecido con la


finalidad –tal y como se refiere en su preámbulo-, de facultar al Comité de Derechos
Humanos del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, para recibir y
considerar comunicaciones de individuos que aleguen ser víctimas de violaciones de
cualquiera de los derechos enunciados en el Pacto, y así asegurar el mejor logro de
los propósitos de éste y la aplicación de sus disposiciones.

Hoy día 114 Estados son parte.

e. Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y


Políticos, destinado a la abolición de la pena de muerte (15 de diciembre de 1989).

Este segundo Protocolo tiene su fundamento en  el Artículo 3 de la Declaración


Universal de Derechos Humanos y el Artículo 6 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos.

Según su artículo primero, [la pena de muerte] ... "No se ejecutará a ninguna
persona sometida a la jurisdicción de un Estado Parte en el presente Protocolo, y
cada uno de los Estados Partes adoptará todas las medidas necesarias para abolir la
pena de muerte en su jurisdicción".

Son 73 los Estados partes.

f. La Declaración del Milenio (13 de septiembre del 2000).

El 8 de septiembre del año 2000, con motivo del venidero inicio del nuevo milenio,
se realizó una reunión de Jefes de Estado y de Gobierno, en la Sede de la ONU con el
fin de reafirmar el compromiso de los Estados en la búsqueda de un mundo más
pacífico, más próspero y más justo; reconociendo su responsabilidad de respetar y
defender los principios de la dignidad humana, la igualdad y la equidad, así como la
igualdad soberana de todos los Estados, el respeto de su integridad territorial e
independencia política; la solución de los conflictos por medios pacíficos; el respeto
de los derechos humanos y las libertades fundamentales; el respeto de la igualdad de
derechos de todos, sin distinciones por motivo de raza, sexo, idioma o religión, y la
cooperación internacional para resolver los problemas internacionales de carácter
económico, social, cultural o humanitario.

En esta Declaración los estados miembros confirmaron su adhesión a los propósitos y


principios de la Carta de las Naciones Unidas.

Los valores que considera como fundamentales, y esenciales para las relaciones
internacionales en el siglo XXI, son: libertad, igualdad, solidaridad, tolerancia, el
respeto a la naturaleza y la responsabilidad común.

Los objetivos acordados por los Estados en la Declaración del Milenio fueron los
siguientes:

La paz, la seguridad y el desarme.


El desarrollo y la erradicación de la pobreza.
La protección de nuestro entorno común.
El respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
internacionalmente reconocidos, así como la democracia y el buen
gobierno.
La protección de las personas vulnerables.
Atención a las necesidades especiales de África.
El fortalecimiento de las Naciones Unidas.

Instrumentos universales de los Derechos Humanos


La importancia de la Organización de las Naciones Unidas, es que no se ha limitado al listado y
definición de los derechos de las personas reconocidos internacionalmente, tales como los
derechos civiles, económicos, sociales, culturales, y políticos, sino que también ha establecido
mecanismos para promoverlos y protegerlos, así como para ayudar a los gobiernos a asumir sus
obligaciones, por lo que desde la creación de la ONU en 1948, se han firmado tratados y
declaraciones sobre derechos humanos, generales o específicos, que protegen los derechos
más fundamentales del hombre; así bien, dentro de los instrumentos universales de los
derechos humanos que podemos mencionar, tenemos los siguientes:

Convención Internacional sobre la 21 dic. 1965


Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial

Convención sobre la eliminación de todas las 18 dic. 1979


formas de discriminación contra la mujer

Convención contra la Tortura y Otros Tratos o 10 dic. 1984


Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

Convención sobre los Derechos del Niño 20 nov. 1989


Convención internacional sobre la protección 18 dic. 1990
de los derechos de todos los trabajadores
migratorios y de sus familiares

Convención sobre los derechos de las 13 dic. 2006


personas con discapacidad

Así como otros instrumentos que protegen[6]:

a. El derecho a la libre determinación


Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos
coloniales
Convención Internacional contra el reclutamiento, la utilización, la
financiación, y el entrenamiento de los mercenarios
b. El derecho de los pueblos indígenas y de las minorías
Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas
Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías
nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas
c. Prevención de la discriminación
Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial
Declaración sobre la raza y los prejuicios raciales
Convención relativa a la lucha contra las discriminaciones en la esfera de la
enseñanza
Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y
discriminación fundadas en la religión o las convicciones
Conferencia Mundial contra el Racismo, 2001 (Declaración y Programa de
acción)
d. Derechos de la mujer
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer
Protocolo Facultativo de la Convención sobre la eliminación de todas las formas
de discriminación contra la mujer
Declaración sobre la protección de la mujer y el niño en estados de emergencia
o de conflicto armado
Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer
e. Derechos del niño
Convención sobre los Derechos del Niño
Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la
venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la
pornografía
Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la
participación de niños en los conflictos armados
Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999
f. Derechos de las personas discapacitadas
Declaración de los derechos del Retrasado Mental
Declaración de los Derechos de los Impedidos
g. Los derechos humanos en la administración de justicia
Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos
Reglas de las Naciones Unidas para la protección de los menores privados de
libertad
Declaración sobre la Protección de Todas las Personas contra la Tortura y Otros
Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes
Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes
Salvaguardias para garantizar la protección de los derechos de los condenados
a la pena de muerte
Reglas mínimas de las Naciones Unidas sobre las medidas no privativas de la
libertad (Reglas de Tokio)
Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de
menores (Reglas de Beijing)
Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil
(Directrices de Riad)
Declaración sobre la protección de todas las personas contra las desapariciones
forzadas
h. Bienestar, progreso y desarrollo social
Declaración sobre el Progreso y el Desarrollo en lo Social
Declaración universal sobre la erradicación del hambre y la malnutrición
Declaración sobre la utilización del progreso científico y tecnológico en interés
de la paz y en beneficio de la humanidad
Declaración sobre el Derecho de los Pueblos a la Paz
Declaración sobre el derecho al desarrollo
Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos

Estos son sólo algunos de los instrumentos de protección universal que forman parte del
derecho internacional de los derechos humanos.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos


El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) es el
principal funcionario de la ONU, responsable de dirigir los esfuerzos de las Naciones Unidas en
materia de Derechos Humanos, para lo cual presta apoyo a los Estados en la defensa de estos
derechos.

Funciones:
Supervisar que los Estados parte de las Naciones Unidas cumplan con los tratados
internacionales de derechos humanos;
Coordinar las actividades relativas a la educación en materia de derechos humanos,
tanto programas de educación e información pública, como las actividades de
promoción y protección de los derechos humanos en todo el sistema de las Naciones
Unidas.
Garantizar el cumplimiento de las normas de derechos humanos universalmente
reconocidas.

Entre otras labores, también brinda trabajos de investigación, informes periciales, asistencia
consultiva y servicios administrativos de calidad a los principales órganos de las Naciones
Unidas que tengan injerencia en cuestiones de derechos humanos.

Para el cumplimiento de sus funciones, trabaja con organizaciones no gubernamentales,


instituciones académicas y también con el sector privado. Con frecuencia, el Alto Comisionado
estimula el diálogo y fomenta la cooperación con los gobiernos para reforzar la protección de
los derechos humanos en el ámbito nacional.

EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO


En virtud de las peores experiencias humanas que han existido en nuestros tiempos, las
guerras, y en el entendimiento que éstas son y serán inevitables por la naturaleza humana y la
constante lucha de fuerzas entre los Estados, surgió la idea de regular estos comportamientos
bélicos, con el fin de disminuir el sufrimiento humano.

En el siglo XVII, Carl von Clausewitz consideraba a la guerra esencialmente como el uso
racional y organizado de la violencia humana entre los Estados, cuya finalidad es debilitar la
fuerza de su contrario, por lo que para él las guerras eran situaciones perfectamente
susceptibles a la razón y al control; fundamento primordial del Derecho Internacional
Humanitario, ya que, así como las leyes generales buscan la protección de los derechos de las
personas y del interés público en la vida diaria, el derecho internacional humanitario, busca la
protección de los mismos intereses, pero en tiempos de guerra.

El objetivo del derecho internacional humanitario, es disminuir al máximo posible el


sufrimiento humano durante las contiendas, de tal forma que las reglas que establece, por un
lado, guiarán la conducta beligerante, establecerán las reglas de la guerra; y por el otro,
proveerán de protección y atención a las víctimas.

José A. Guevara define al Derecho Internacional Humanitario (DIH) como un conjunto de


normas jurídicas internacionales, convencionales y consuetudinarias, que tienen por objeto
aminorar el sufrimiento de las víctimas de la guerra y de personas que no participan
directamente en las hostilidades (por ejemplo civiles, periodistas, prisioneros de guerra,
personal sanitario, heridos, náufragos, etcétera), así como el limitar los métodos y medios de
la guerra (por ejemplo; prohibición de uso de armas químicas, biológicas, bacteriológicas,
prohibición de dirigir ataques contra bienes civiles y culturales, prohibición de utilización de
armamento que cause sufrimientos innecesarios, entre otros).

Como podemos ver, el derecho internacional humanitario busca proteger a las personas de
todo acto contrario a las leyes de la humanidad; distingue perfectamente a un combatiente de
un no combatiente (civil), a aquellos los protegerá con las reglas para dirigir las hostilidades,
haciendo una importante distinción entre los actos de guerra que son necesarios y permisibles,
de aquellos que –además de innecesarios- son impermisibles. Los civiles, o bien combatientes
hors de combat (fuera de combate) serán protegidos en sus derechos humanos –en medida de
lo posible- por una gama amplia de reglas que resguardan su vida, integridad, salud, bienestar,
entre otros.

El derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos son


complementarios. La finalidad de ambos es proteger a la persona humana, pero la protegen en
circunstancias y según modalidades diferentes; el derecho humanitario se aplica en situaciones
de conflicto armado, mientras que los derechos humanos protegen a la persona humana en
todo tiempo, haya guerra o paz.

Si el derecho humanitario tiene por objeto proteger a las víctimas procurando limitar los
sufrimientos provocados por la guerra, los derechos humanos protegen a la persona humana y
favorecen su completo desarrollo.

Al derecho humanitario competen, principalmente, el trato debido a las personas que están en
poder de la parte adversaria y la conducción de las hostilidades; mientras que la principal
finalidad de los derechos humanos es impedir la arbitrariedad, limitando el dominio del Estado
sobre los individuos; no es su objeto regular la conducción de las operaciones militares.

Por lo tanto, en tiempo de conflicto armado, el derecho internacional de los derechos


humanos y el derecho internacional humanitario se aplican de manera complementaria.

Los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949


Los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y sus dos Protocolos adicionales de 1977, son
tratados internacionales que contienen las principales normas destinadas a limitar la barbarie
de la guerra[7], y son los principales instrumentos en que se fundamenta el derecho
internacional humanitario. Son estos los que se conocen como “Las Reglas de la Guerra”. Cada
uno de ellos protegerá a determinado grupo de personas, siempre y cuando no participen de
las hostilidades. Por lo que es importante distinguir entre un combatiente y un civil:

Combatiente: Cualquier persona que toma participación directa en las hostilidades,


ya sea de manera oficial o voluntaria.
Civil: Cualquier persona que no sea un combatiente, como civiles, personal
sanitario, miembros de organizaciones humanitarias, o los que ya no pueden seguir
participando en las hostilidades como heridos, enfermos, náufragos o prisioneros de
guerra.

Protección de los Convenios de Ginebra:

El I Convenio de Ginebra protege, durante la guerra, a los heridos y los enfermos de


las fuerzas armadas en campaña.

El texto del convenio prohíbe las represalias contra los heridos, los enfermos, el
personal, los edificios o el material protegidos por el mismo.

El II Convenio de Ginebra protege, durante la guerra, a los heridos, los enfermos y


los náufragos de las fuerzas armadas en el mar; por lo que están prohibidas las
represalias contra éstos y/o el personal de los barcos, los barcos per sé y/o el
material.

Cada parte en el conflicto a través de sus comandantes en jefe, deberá asegurar la


aplicación detallada de los artículos del presente convenio.

El III Convenio de Ginebra se aplica a los prisioneros de guerra. Aquellos


combatientes que están en poder de la Potencia enemiga, quien será responsable del
trato que reciban.

Este convenio establece reglas como la prohibición de traslado de un prisionero a


otra potencia enemiga que no sea Parte en el Convenio; la obligación de que sean
tratados humanamente en todas las circunstancias, ningún prisionero de guerra
podrá ser sometido a mutilaciones físicas o a experimentos médicos o científicos; y
tendrán derecho en todo momento y circunstancias al respeto de su persona y de su
honor.
El IV Convenio de Ginebra protege a las personas civiles. Anteriormente los
Convenios sólo hacían referencia a las personas en combate, pero después de la
Segunda Guerra Mundial, cuando los civiles fueron sometidos a las más graves
vejaciones de sus derechos humanos, fue que se les incluyó dentro de la protección
del derecho internacional humanitario

Este convenio diferencia las zonas de protección para personas civiles, que deben ser
establecidas por los Estados parte de la guerra, la obligación de señalar zonas y
localidades sanitarias y de seguridad, designación de zonas neutralizadas para
proteger contra los peligros de los combates; ayuda para la evacuación, desde una
zona sitiada o cercada; facilidades para el envío de medicamentos, víveres y ropa,
entre muchas otras.

Los cuatro convenios establecen el su Artículo 3 común, la aplicación de las reglas establecidas
en estos convenios, en los conflictos armados no internacionales.

Estos convenios son de aplicación universal al tratarse de tratados internacionales de índole


humanitaria y que han sido ratificados por 194 países, los cuales se han comprometido a todas
las medidas legislativas necesarias así como sanciones penales aplicables a los vulneradores de
estos convenios.

De igual manera los Estados parte se comprometen a difundir lo más ampliamente posible,
tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra, el contenido de los convenios,
especialmente a incorporar su estudio en los programas de instrucción militar.

Protocolos adicionales a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949

Los Protocolos son igualmente instrumentos de derecho internacional, éstos refuerzan la


protección a las víctimas, contenida en los Convenios, así, el Protocolo I protege a las víctimas
de los conflictos internacionales, mientras que el Protocolo II, a las de los conflictos no
internacionales.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)


La Cruz Roja es una organización humanitaria que surgió a mediados del siglo XIX con el fin de
socorrer a los heridos de guerra; desempeña su labor en todo el mundo de manera
estrictamente neutral imparcial e independiente, a fin de prestar asistencia y protección a las
personas afectadas por conflictos armados y disturbios internos.

Es una Organización que tiene como misión exclusivamente humanitaria, la de proteger la vida
y la dignidad de las víctimas de la guerra y de la violencia interna. Dirige y coordina las
actividades internacionales de socorro del movimiento en situaciones de conflicto; procura,
asimismo, prevenir el sufrimiento, promoviendo y fortaleciendo el derecho humanitario y los
principios humanitarios universales.

Su creador fue Jean Henri Dunant, de origen Suizo, quien después de presenciar las
consecuencias de una batalla en 1859, y considerar a los heridos de guerra como ‘neutrales’,
decidió crear una sociedad reconocida internacionalmente para prestar ayuda voluntaria. Esta
sociedad se denominó la Cruz Roja, pues tomó su emblema de la bandera de Suiza, pero con
los colores invertidos.

El organismo directivo de la organización es el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR),


presidido por Jakob Kellenberger y con sede en Ginebra.

Aún y cuando mantiene un diálogo permanente con los Estados, el CICR sostiene en todo
momento su independencia, para poder así, atender los intereses de las víctimas de los
conflictos, lo cual constituye el objetivo principal de su misión humanitaria, por lo que la
comunidad internacional le ha encomendado el papel de guardián del derecho internacional
humanitario.

El Derecho de los Refugiados


Un refugiado es la persona que debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de
raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se
encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no
quiera acogerse a la protección de tal país; o que, careciendo de nacionalidad y hallándose, a
consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuviera su residencia
habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera regresar a él[8].

El Derecho de los Refugiados es definido por la Guía sobre el Derecho Internacional de los
Refugiados, como el cuerpo de derecho internacional consuetudinario y de instrumentos
internacionales, regionales y nacionales que definen las normas de protección de los
refugiados.

El refugio es la institución internacional emanada de la Convención sobre el Estatuto de los


Refugiados que fue aprobada en 1951, y entró en vigor en 1954 y su protocolo en 1967. Esta
convención es el fundamento principal del derecho de los refugiados, pues es el marco
aplicable para la protección de los refugiados. A la fecha, 145 Estados son partes de dicha
Convención y del Protocolo.

El concepto de refugiado ha sido ampliado en el continente americano por la Declaración de


Cartagena de 1984 y San José de 1994, ya que se considera también como refugiados, a las
personas que han huido de sus países, porque su vida, seguridad o libertad han sido
amenazadas por la violencia generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, la
violación masiva de los derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbado
gravemente el orden público.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), fue creado por la
Asamblea General de las Naciones Unidas el 14 de diciembre de 1950 e inició sus actividades
en enero de 1951, con un mandato limitado de tres años para ayudar a reasentar a los
refugiados europeos que aún estaban sin hogar como consecuencia de la Segunda Guerra
Mundial, sin embargo, desde entonces el ACNUR no ha dejado de trabajar para ayudar a las
personas desplazadas en el mundo.

El ACNUR tiene dos objetivos básicos estrechamente relacionados: proteger a los refugiados y
buscar soluciones duraderas para que vuelvan a iniciar sus vidas en un ambiente normal.

El ACNUR promueve acuerdos internacionales para los refugiados y supervisa la aplicación del
derecho internacional de los refugiados por parte de los gobiernos. En la práctica esto significa
garantizar el respeto por los derechos humanos básicos de los refugiados y que ninguna
persona sea retornada de manera involuntaria al país donde, él o ella, tienen un temor
fundado de persecución, proceso conocido como devolución (refoulement).

El principio de nonrefoulment (no devolución), establece que si un Estado devuelve a su país


de origen a una persona que tiene fundados temores de persecución, tal acto constituye una
violación a sus derechos humanos.

Héctor Gross Espiel afirma que el principio de devolución es considerado como norma
imperativa del Derecho Internacional, es decir, como norma de Ius Cogens.

El asilo

El derecho de asilo, es parte del derecho internacional de los derechos humanos, y este se
refiere al derecho que tiene toda persona de establecerse fuera de su país en caso de
persecución.

El fundamento de derecho internacional de esta figura lo encontramos en el Artículo 14 de la


Declaración Universal de los Derechos Humanos, y más específicamente podemos mencionar el
Artículo XXVII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre de 1948, que
establece:

“toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en


territorio extranjero, en caso de persecución que no sea motivada
por delitos de derecho común y de acuerdo con la legislación de
cada país y con los convenios internacionales”.

Así, el derecho de asilo exige de los países que, por lo menos de manera temporal, se reciba
en algún lugar a las personas que huyen de la persecución o el peligro. Un componente
esencial de la institución de asilo es el principio de no devolución que comentamos en el rubro
anterior.

El derecho de asilo también implica que cada solicitante de asilo tenga acceso a
procedimientos justos y efectivos para la evaluación de sus solicitudes. Mientras se tramita
una solicitud de asilo y se toma una decisión en un caso, la persona tiene derecho a no ser
devuelto al país donde su vida, libertad o seguridad corran peligro.

Asimismo, el derecho de asilo está vinculado con el ejercicio de otros derechos humanos como
el derecho a la libertad de movimiento o el derecho de salir de cualquier país, incluso del
propio.

La repatriación voluntaria

La repatriación voluntaria se refiere al regreso al país de origen fundado en una decisión de


los refugiados tomada libremente y con conocimiento de causa. Ésta puede ser:

a. Organizada. Cuando se realiza bajo los auspicios de los gobiernos interesados y del
ACNUR.
b. Espontánea. Cuando los refugiados vuelven a su país por sus propios medios, y el
ACNUR y los gobiernos no participan en el proceso o lo hacen de manera indirecta.

El reasentamiento

Por su parte, el reasentamiento se refiere al traslado de los refugiados del país donde
buscaron asilo a otro Estado que acepta darles acogida. El reasentamiento representa, pues, a
la vez una solución duradera y un instrumento de protección de los refugiados.

Los refugiados, por lo general, podrán beneficiarse del asilo o cualquier otra forma de derecho
de residencia a largo plazo y, en muchos casos, tendrán la posibilidad de obtener la ciudadanía
mediante la naturalización.

Héctor Gross Espiel, opina que hoy es imposible concebir el Derecho Internacional de los
Refugiados de manera independiente y desvinculada del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos.

Es preciso y necesario reconocer que la protección de los derechos de las personas amparadas
por el derecho de los refugiados, constituye en parte, un sector específico de un sistema
internacional general, de raíz esencialmente humanitaria y que sería sumamente grave negar
la existencia de principios comunes y generales en estos derechos, que se vinculan e
interrelacionan con base en el objetivo esencial de defender y garantizar la dignidad e
integridad del ser humano.

LA CORTE PENAL INTERNACIONAL


El derecho penal internacional, es la rama del Derecho que define los crímenes
internacionales y regula el funcionamiento de los tribunales competentes para conocer de los
casos en los que los individuos incurran en responsabilidad penal internacional, imponiendo las
sanciones que correspondan.

El derecho penal internacional, indudablemente fue formalizado a partir de la Conferencia de


Plenipotenciarios de Roma donde se aprobó el Estatuto de la Corte Penal Internacional,
objetivación de una verdadera y permanente jurisdicción penal internacional.

En el Estado de Derecho la búsqueda de la garantía, vigencia o eficacia de las normas, y de la


observancia y respeto de los derechos, se ha hecho a través de los Tribunales, aquellos
dotados de independencia, imparcialidad y competencia. Bajo esta premisa, surge necesidad
de crear un tribunal penal internacional de carácter permanente, debido a que -aunque
teóricamente- los crímenes de lesa humanidad no prescriben y sobrepasan las jurisdicciones
nacionales, en la práctica resulta extremadamente difícil juzgar a quienes cometen estas
violaciones del Derecho Internacional Humanitario.

Éste, como muchos otros motivos, dieron lugar al pensamiento de la creación de una
institución regida por un Estatuto relacionado con la Carta de las Naciones Unidas y que
juzgara las violaciones graves a los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949.

En este orden de ideas, el 17 de Julio de 1998 se establece la Corte Penal Internacional,


también conocida como Tribunal Penal Internacional de Naciones Unidas; órgano público cuya
finalidad principal es ejercer jurisdicción penal internacional de carácter permanente y
dependiente de la Organización de las Naciones Unidas.

Establecido en La Haya, Países Bajos, tiene como objetivo juzgar a las personas que han
cometido crímenes de genocidio, de guerra, de lesa humanidad y de agresión. Es autónomo de
cualquier otro poder o Estado, sin embargo, esto no obsta a que en el cumplimiento de su
deber, cuente con la colaboración de los poderes públicos de cada país.

El Estatuto de Roma, documento jurídico de índole internacional que le da vida, la define


como una institución permanente, facultada para ejercer su jurisdicción sobre personas
respecto de los crímenes más graves de trascendencia internacional de conformidad con el
mismo Estatuto, y que tendrá carácter complementario de las jurisdicciones penales
nacionales[9].

La idea del establecimiento de la Corte Penal Internacional abre paso a la responsabilidad


penal individual, de tal forma que el derecho internacional deja de ser un orden entre Estados
exclusivamente, apareciendo el individuo como persona en el escenario  internacional, ya sea
como titular de derechos fundamentales que deben ser puntualmente observados por los
Estados, o bien -en el caso de la Corte-, como responsables de crímenes que la comunidad
internacional no puede observar con indiferencia.

El Estatuto de Roma entró en vigor el 1 de julio de 2002, al ser ratificado por diez países y
elevarse a sesenta y seis la cifra total de Estados signatarios.

La competencia de la CPI es complementaria de las jurisdicciones penales nacionales, por lo


que sólo podrá ejercer su jurisdicción cuando los Estados no quieran o no puedan procesar a
los responsables de estos crímenes, en sus tribunales internos.

La creación de la CPI fue un paso trascendental para la protección de los derechos humanos de
las personas; recordemos que en un momento referíamos al Derecho Internacional de los
Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario como dos ramas del derecho que se
complementaban en determinadas situaciones de conflicto; así bien, el Derecho Penal
Internacional viene a cerrar esta trilogía al ser la rama del derecho que se encargará de
definir los crímenes que impliquen las más graves vulneraciones a los derechos de la persona
humana, y al establecer los mecanismos necesarios para que los responsables sean juzgados y –
en su caso- sentenciados. Esta es la función de la Corte Penal Internacional.

SISTEMAS REGIONALES DE PROTECCIÓN A LOS DERECHOS


HUMANOS
En el nivel regional existen tres sistemas principales de Protección:

El sistema Europeo
El sistema Africano
El sistema Interamericano

El Sistema Europeo
Este sistema surge en el marco de la Convención Europea de Derechos Humanos y Libertades
Fundamentales de 1950 (Pacto de Roma), donde se estableció un sistema conformado por la
Comisión Europea de Derechos Humanos y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos; pero con
la aprobación y entrada en vigor del Protocolo No. 11, desaparece la Comisión Europea y
actualmente el Sistema Europeo de Protección de los Derechos Humanos está integrado
únicamente por el Tribunal Europeo, con sede en Estrasburgo, Francia.

Principales características:

Es único y es permanente.
Sus idiomas oficiales son el inglés y el francés
Cualquier ciudadano de uno de los Estados que se haya adherido al Convenio Europeo
de Derechos Humanos, podrá presentar un recurso ante el Tribunal.
El derecho de recurso individual es obligatorio.
La presentación de un recurso por parte de un particular, conlleva necesariamente su
examen por parte de los jueces del Tribunal.
Existe la posibilidad de una solución amistosa del litigio.
Existe renovación frecuente de los jueces del Tribunal, éstos son elegidos para un
periodo de 6 años y se establece como límite de edad, los 70 años.

El Sistema Africano
El Sistema Africano de protección a los derechos humanos surgió en el marco de la
Organización de la Unidad Africana (OUA), que es un sistema de integración de los Estados,
similar a la Unión Europea, cuyos objetivos comunitarios, económicos y comerciales son
afines.

En el continente africano, el instrumento de derechos humanos fundamental, es la Carta


Africana de los Derechos y de los Pueblos de 1981 (Carta de Banjul), en la que se establece
como organismo principal de control, la Comisión Africana de Protección a los Derechos
Humanos y de los Pueblos, con sede en Banjul (Gambia). El Sistema Africano de protección a
los derechos humanos está integrado por dos órganos:

a. La Comisión Africana de Derechos Humanos y de los pueblos y


b. El Tribunal Africano de Derechos Humanos.

El Sistema Interamericano de Protección a los Derechos Humanos


El sistema interamericano es un sistema regional creado por los estados miembros de la
Organización de los Estados Americanos (OEA) en el que se establecen derechos y libertades en
favor de las personas, obligaciones de los estados miembros, y mecanismos de promoción y
protección de los derechos humanos, para garantizar el ejercicio eficaz de los derechos de
cada ser humano en un ámbito de libertad individual y de justicia social.

El Sistema Interamericano para la Protección de los Derechos Humanos comprende dos


procesos perfectamente diferenciados, basados por un lado en la Carta de la Organización de
los Estados Americanos (OEA) y por otro lado en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, conocida como Pacto de San José (Costa Rica). Mientras que el proceso basado en la
Carta es aplicable a todos los estados miembros de la OEA, la Convención Americana sobre
Derechos Humanos es jurídicamente obligatoria sólo para los Estados Partes.

La Convención fue adoptada en 1969 y está en vigor desde 1978, se centra en los derechos
civiles y políticos, pero se ve complementada por un Protocolo Facultativo (1988-1999) que
recoge derechos económicos, sociales y culturales: Pacto de San Salvador.

De los 35 estados miembros de la OEA, sólo 25 son parte en la Convención [10]. Para los diez
Estados que no han ratificado, la Convención sólo se aplica el sistema más débil basado en la
Carta ante la Comisión Interamericana; e incluso para los Estados que son partes en la
Convención, la jurisdicción de la Corte Interamericana es facultativa.

La Convención prevé un procedimiento de denuncias entre Estados y de denuncias de


particulares ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, un órgano cuasi judicial
de vigilancia con sede en Washington D. C., y la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
situada en San José (Costa Rica).

Los órganos de protección de Derechos Humanos que integran este sistema son:
a. Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
b. Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Comisión Interamericana de Derechos humanos (CIDH)

Composición

La Comisión Interamericana está compuesta por siete miembros que deben ser
personas de la más alta calidad moral y reconocido conocimiento en materia de
derechos humanos, quienes son elegidos a título personal y representan a todos los
estados miembros de la OEA.
La elección se realiza en la Asamblea General de la OEA, en el período de sesiones
inmediatamente anterior a la expiración del cargo de los comisionados salientes, de
una lista de candidatos propuestos por los estados miembros.
Cada Estado puede presentar hasta tres candidatos, caso en el cual al menos uno
deberá ser nacional de un Estado distinto al Estado proponente.
El mandato dura cuatro años, pudiendo ser reelegidos por una sola vez.
En caso de presentarse una vacante por incompatibilidad, muerte o renuncia, dicha
vacante será cubierta por el Consejo Permanente de la OEA.

Funciones
La función principal de la Comisión es la promoción, observancia y defensa de los derechos
humanos. Asimismo, en el ejercicio de su mandato tiene las siguientes funciones:

Estimular la conciencia de los derechos humanos en los pueblos de América.


Formular recomendaciones, cuando lo estime conveniente y a través de los Informes
Preliminar y Definitivo previstos en los artículos 50 y 51 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, a los gobiernos de los estados miembros, para que adopten
medidas progresivas en favor de los derechos humanos, dentro del marco de sus
normas constitucionales y disposiciones internas.
Preparar los estudios e informes que considere necesarios para el mejor desempeño
de sus funciones.
Solicitar a los gobiernos de los estados miembros que le proporcionen informes sobre
las medidas cautelares solicitadas por la Comisión en materia de derechos humanos.
Atender las consultas que le formulen los estados miembros, por medio de la
Secretaría General, en cuestiones relacionadas a los derechos humanos, así como
prestar la asesoría técnica que le soliciten.
Presentar un Informe Anual a la Asamblea General de la OEA.

Funciones con relación a los estados miembros que no son Partes en la Convención:

Prestar especial atención a la observancia de los derechos humanos mencionados en


los artículos I, II, III, IV, XVIII, XXV,  y XXVI de la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre.
Examinar las peticiones individuales y formular recomendaciones al Estado
involucrado previa verificación del agotamiento de los recursos de la jurisdicción
interna.

Funciones con relación a los Estados Partes en la Convención Americana:


Conocer las peticiones y comunicaciones sobre violaciones de derechos humanos
conforme al procedimiento establecido en los artículos 44 al 51 de la Convención;
Comparecer ante la Corte Interamericana en los casos previstos en la Convención
(presentar demandas contra los Estados que han aceptado la competencia
contenciosa de la Corte);
Solicitar a la Corte la adopción de medidas provisionales;
Solicitar a la Corte opiniones consultivas;
Presentar a la Asamblea General proyectos de protocolos adicionales a la Convención
Americana;
Proponer a la Asamblea General enmiendas a la Convención.

Relatorías de la Comisión Interamericana


La Comisión Interamericana para cumplir sus funciones ha creado Relatorías que se encargan
del estudio de temas específicos:

Relatoría para la Libertad de Expresión.


Relatoría sobre los Derechos de la Mujer.
Relatoría Especial sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias.
Relatoría sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

Condiciones generales de la admisibilidad de las peticiones individuales

I. ¿Quién puede presentar una petición individual?


De acuerdo con el Artículo 28 del Reglamento Interno de la CIDH, pueden presentar
una denuncia o petición individual por presuntas violaciones a los derechos humanos:
a) cualquier persona o grupo, por sí misma o en representación de otro; b) las
Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s); la CIDH puede iniciar de oficio el
procedimiento (Artículo 24 del Reglamento Interno de la CIDH).

II. ¿Cuándo puede presentarse la denuncia?


Deberá presentarse dentro de los seis meses siguientes a la decisión que agota los
recursos de jurisdicción interna (Artículo 32 del Reglamento de la CIDH).

No debe olvidarse que los plazos en la CIDH se contabilizan en días naturales. Es


conveniente no dejar pasar mucho tiempo después de ocurridos los hechos.

III. ¿En qué casos no es necesario agotar los recursos de jurisdicción interna para acudir
a la CIDH?
Cuando: a) no exista en el derecho interno del Estado en cuestión el debido proceso
legal para la protección del derecho o derechos que se alegan violados; b) no se haya
permitido al presunto lesionado el acceso a los recursos de jurisdicción interna, o
haya sido impedido a agotarlos, y c) haya retardo en la decisión de los mencionados
recursos. (Artículo 46.2 de la Convención Americana).

IV. Condiciones para presentar una petición individual


El Estado cuestionado debe haber violado uno de los derechos reconocidos en: a) la
Convención Americana de Derechos Humanos; b) la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre; c) El Protocolo de San Salvador; d) El Protocolo
Relativo a la Abolición de la Pena de Muerte; e) La Convención Interamericana para
Prevenir y Sancionar la Tortura; f) La Convención Interamericana sobre Desaparición
Forzada de Personas, g) Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer.

El reclamante deberá haber agotado los recursos de jurisdicción interna y su petición


tiene que presentarse dentro del plazo de seis meses siguientes a la fecha de la
decisión final sobre el caso por parte del tribunal correspondiente.

La reclamación o denuncia no deberá estar pendiente de resolución en otro


procedimiento internacional, por ejemplo, en el Comité de Derechos Humanos de la
ONU, que tiene competencia para conocer presuntas violaciones a los derechos
reconocidos en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (litispendencia).
V. Revisión inicial de la Secretaría Ejecutiva
La Secretaría analiza si la petición reúne los requisitos establecidos en el Artículo 28
del Reglamento de la CIDH. Si el reclamante no incurre en un error u omisión, la
Secretaría transmite al Estado por la vía diplomática las partes de la petición
individual en donde se describen principalmente los hechos ocurridos y requiere
información o su parecer sobre la admisibilidad de la denuncia. El Estado tiene hasta
3 meses para contestar (Artículo 30.3 del Reglamento de la CIDH). Al responder, el
Estado debe oponer las excepciones preliminares o las defensas jurídicas que tenga a
su alcance.

Ahora bien, si el reclamante incurre en una omisión, la Secretaría le puede solicitar


información adicional (artículos 26.2 y 29.1 del Reglamento de la CIDH). La respuesta
del Estado se comunica o notifica al peticionario. Después de hacer esto, la
Secretaría verifica si subsisten los motivos de la violación de los derechos humanos o
si cuenta con información necesaria para analizar en forma preliminar la petición
individual. Si no subsisten los motivos que agravian al quejoso o reclamante (porque
ya se haya reivindicado el ejercicio de los derechos humanos conculcados), la
Secretaría puede enviar el asunto al archivo y a notificar a las partes, pero antes de
tomar esta decisión, la Secretaría está facultada para solicitar información adicional
por escrito o en una audiencia. Si advierte que subsisten los motivos del agravio o de
la petición individual, procede a preparar el informe sobre la admisibilidad.
Excepcionalmente se unen la admisibilidad y el fondo en un solo informe.

VI. Preparación del informe sobre la admisibilidad


La Secretaría tiene la facultad de presentar dicho informe al Grupo de Admisibilidad,
el cual está integrado por 3 Comisionados, quienes después de analizarlo, pueden
proponer la aprobación del informe de admisibilidad al pleno, si subsisten los
motivos del agravio; pero si no es así, pueden sugerir, también al pleno de la CIDH,
la aprobación del informe de inadmisibilidad.

La CIDH, después de verificar la existencia de los motivos del agravio a los derechos
humanos del reclamante, puede aprobar el informe de admisibilidad, el cual es
público en los términos del Artículo 36.1 del Reglamento de la CIDH. Una vez
realizado lo anterior, lo que sigue es el registro y apertura del caso.

VII. Análisis de fondo


Una vez hecho el registro y apertura del caso, los peticionarios tienen el plazo de
tres meses para presentar sus observaciones adicionales en cuanto al fondo. Dichas
observaciones serán transmitidas al Estado para que, dentro del plazo de tres meses,
presente sus alegatos u observaciones (Artículo 37.1 del Reglamento de la CIDH).
Antes de pronunciarse sobre el fondo, la CIDH puede fijar un plazo a las partes para
que manifiesten si tienen interés en iniciar el procedimiento de solución amistosa.

La CIDH, si lo considera necesario, puede convocar a una audiencia pública para


analizar el fondo del asunto. Cabe señalar que la CIDH presumirá ciertos los hechos
alegados si el Estado no los controvierte, siempre que de otros elementos de
convicción no resulte una conclusión contraria. Si la CIDH estima que el Estado ha
violado los derechos humanos del reclamante, va a emitir un informe preliminar
sobre el fondo; este informe contendrá las recomendaciones al Estado para reparar
dichas violaciones. El Estado en cuestión tiene un plazo máximo de tres meses para
cumplir las recomendaciones; si no lo hace, la CIDH puede presentar el caso a la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, siempre y cuando el Estado haya
aceptado la competencia contenciosa de dicho tribunal internacional. No debe
olvidarse que el informe preliminar, que está previsto en el Artículo 50 de la
Convención Americana de Derechos Humanos, es el documento que se convertirá en
la demanda que la CIDH presentará ante la Corte Interamericana. Ahora bien, si el
Estado no cumple las recomendaciones contenidas en el informe preliminar y no ha
aceptado la competencia de la Corte, la CIDH sólo puede convertir ese informe en
definitivo, el cual, a diferencia del preliminar, sí puede publicarse. La Comisión está
facultada para exhibir la rebeldía del Estado en el Informe Anual que rinde a la
Asamblea General de la OEA.

Corte Interamericana de Derechos Humanos

En la Novena Conferencia Internacional Americana, celebrada en Bogotá, Colombia, en 1948,


se adoptó la resolución denominada “Corte Interamericana para Proteger los Derechos del
Hombre”, en la que se consideró que la protección de estos derechos “debe ser garantizada
por un órgano jurídico, como quiera que no hay derecho propiamente asegurado sin el amparo
de un tribunal competente”.

La Corte fue creada por la Convención Americana sobre Derechos Humanos, adoptada en la
conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, reunida en San José de
Costa Rica el 22 de noviembre de 1969.

La Convención entró en vigor en julio de 1978 y la Corte inició sus funciones en 1979.

Facultades
Consultiva:

Los estados miembros de la Organización podrán consultar a la Corte acerca de la


interpretación de esta Convención o de otros tratados concernientes a la protección
de los derechos humanos en los Estados americanos. Asimismo, podrán consultarla,
en los que les compete, los órganos enumerados en el capítulo X de la Carta de la
Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires.
La Corte, a solicitud de un Estado miembro de la Organización, podrá darle opiniones
acerca de la compatibilidad entre cualquiera de sus leyes internas y los mencionados
instrumentos internacionales.
La Corte puede pronunciarse sobre la interpretación de los preceptos de dicha
Convención, así como los de otros tratados internacionales sobre derechos humanos
que tengan aplicación en el Continente Americano (un ejemplo sería el Pacto de las
Naciones Unidas sobre Derechos Civiles y Políticos ratificados por numerosos países
latinoamericanos), y puede hacerlo a solicitud de los estados miembros de la OEA,
de la Comisión Interamericana y de otros órganos de la propia organización, en lo
que les compete. También puede ser consultada la Corte por un Estado Miembro
sobre la compatibilidad entre cualquiera de sus leyes internas y los mencionados
instrumentos internacionales.

Contenciosa:

Esta facultad es estrictamente jurisdiccional, para resolver las demandas que pueda
interponer la Comisión Interamericana o un Estado que hubiese suscrito la
Convención, contra otro Estado al cual se atribuyan violaciones de los derechos
humanos establecidos en la propia Convención.
Para que dicha demanda pueda presentarse es preciso que el Estado demandado (y
también el demandante, en su caso) se hubiese sometido a la competencia
contenciosa de la Corte[11], pues si bien es obligatoria la competencia de la Comisión
para las reclamaciones o peticiones individuales, la jurisdiccional de la Corte debe
ser reconocida expresamente por los Estados, ya sea incondicionalmente o bajo
condición de reciprocidad, por un plazo determinado o para casos específicos, ya
que únicamente la Comisión Interamericana o los Estados pueden  presentar un caso
ante la Corte.

Procedimiento
El procedimiento ante la Corte consta de una parte escrita y otra oral:

La parte escrita se compone de la demanda, las observaciones a la demanda de la


presunta víctima, sus familiares o sus representantes y la contestación. La demanda
debe notificarse por el Secretario de la Corte a los miembros de la Corte, al Estado
demandado, a la Comisión, si ella no presentó el caso, y, acorde con el cambio del
Reglamento sobre la participación de individuos, también al denunciante original y a
la presunta víctima, sus familiares o sus representantes debidamente acreditados. En
la contestación, que debe realizarse dentro de los dos meses siguientes a la
notificación de la demanda, el Estado puede aceptar los hechos o contradecirlos. Si
pretende interponer excepciones preliminares, debe hacerlo también en esta
oportunidad.
En la parte oral, que se realiza por medio de audiencias, se desarrollan los alegatos
de las partes y se escucha a los testigos y a los expertos. Las pruebas que las partes
quieran allegar al proceso deberán ser ofrecidas en la demanda y en la contestación,
o en el escrito de excepciones preliminares y en su contestación. No se admitirán
otras pruebas, a menos que se invoque fuerza mayor, un grave impedimento o
hechos sobreviniente. La Corte puede procurar de oficio toda prueba que estime útil
para resolver el asunto. La Corte ha señalado que a diferencia de los sistemas
penales internos de los Estados, el Estado inculpado deberá aportar los medios de
prueba que fijen los hechos y no podrá descansar en la imposibilidad que tenga la
parte demandante para generar los medios de prueba, ya que en muchos casos ellos
no pueden obtenerse sino que con la ayuda del mismo Estado.

Un caso ante la Corte puede terminar por:

Sobreseimiento, si ha habido un desistimiento;


Por allanamiento del demandado a las pretensiones del demandante;
Por solución amistosa; o
Por una sentencia.

Si el procedimiento termina por sentencia, ésta es definitiva e inapelable. Si la Corte estima


que ha habido una violación de un derecho o libertad protegidos en la Convención, dispondrá
“que se garantice al lesionado en el goce de su derecho o libertad conculcados" y si ello fuera
procedente, "que se reparen las consecuencias de la medida o situación que ha configurado la
vulneración de esos derechos y el pago de una justa indemnización a la parte lesionada" (Art.
63 de la Convención Americana de Derechos Humanos CADH)

Dentro de los noventa días a contar de su notificación, las partes pueden solicitar a la Corte
una interpretación del fallo, en caso de desacuerdo sobre su sentido y alcance (Art. 67 CADH)

Los Estados Partes tienen la obligación internacional de cumplir el fallo de la Corte, pero la
Corte no tiene imperio para hacerlo cumplir. Sin embargo, la parte del fallo que disponga
indemnización compensatoria se podrá ejecutar en el respectivo país por el procedimiento
interno vigente para la ejecución de sentencias contra el Estado. El Artículo 65 de la
Convención dispone que la Corte informará a la Asamblea General de la OEA cuando un Estado
no haya cumplido con un fallo y hará las recomendaciones que estime pertinentes.

Medidas provisionales
La Corte, de oficio o a instancia de parte, puede ordenar las medidas provisionales que
considere pertinentes en cualquier estado del procedimiento, cuando se trate de casos de
extrema gravedad y urgencia y ello sea necesario para evitar daños irreparables a las
personas.

La Corte puede actuar a solicitud de la Comisión incluso antes de que un asunto sea sometido
a su conocimiento y si no estuviere reunida, se faculta al presidente, previa consulta con la
comisión permanente de la Corte y eventualmente con los demás jueces, para decidir sobre la
petición (Art. 62.2 CADH).

CASOS RELEVANTES PARA EL ESTADO MEXICANO


Caso González y otras (“Campo algodonero”) vs. México.
Sentencia del 16 de noviembre de 2009
Desde 1993, Ciudad Juárez ha sido escenario de una sistemática violencia contra las mujeres.
Esta violencia, manifestada de diversas formas, encuentra su máxima expresión en los
aproximadamente 400 homicidios de mujeres y niñas que desde esa fecha hasta hoy han
tenido lugar en esa ciudad.

Uno de los casos más conocidos, sucedido en el contexto anteriormente descrito, es el


conocido como “Campo Algodonero”, correspondiente al homicidio brutal y con móvil sexual
de 8 mujeres. Tres de estos homicidios, uno cometido en contra de una mujer adulta y dos en
contra de mujeres menores de edad, fueron llevados por los familiares de las víctimas, a
través de diversas Organizaciones de la Sociedad Civil protectoras de los Derechos Humanos, a
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (la Comisión). La Comisión acumuló los tres
casos y presentó el correspondiente informe en el que emitía una serie de recomendaciones al
Estado mexicano, otorgándole 2 meses para adoptarlas. Después de la presentación del primer
informe de cumplimiento por parte del Estado, éste solicitó una prórroga, misma que le fue
otorgada. Los peticionarios manifestaron, a lo largo de este proceso, su interés de que el caso
fuera sometido a la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (la Corte).
La Comisión, valorando dicha petición y el informe final del Estado mexicano, en el cual no se
reflejaba el cumplimiento de todas las recomendaciones, decidió someter el caso a la Corte.
La demanda en contra del Estado mexicano se hizo el 4 de noviembre de 2007.

En lo que se refiere a los hechos, la Corte observó que el Estado admitió, en términos
generales, los hechos de contexto relativos a la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez,
particularmente los homicidios que se han registrado desde el inicio de los años 90, así como
los hechos referentes a lo que el Estado denominó “primera etapa” de las investigaciones de
los crímenes perpetrados en contra de las tres víctimas, que abarca el período 2001 a 2003.
Además, México aceptó los hechos relativos a la afectación de la integridad psíquica y
dignidad de los familiares de las tres víctimas. Junto con la anterior aceptación, reconoció el
deber de reparación a su cargo por dichos hechos.

La Corte recordó que el fin del sistema de peticiones consagrado en el Artículo 12 de la


Convención Belém do Pará es el de fortalecer el derecho de petición individual internacional a
partir de ciertas precisiones sobre los alcances del enfoque de género. Afirmó que la adopción
de esta Convención refleja una preocupación uniforme en todo el hemisferio sobre la gravedad
del problema de la violencia contra la mujer, su relación con la discriminación históricamente
sufrida y la necesidad de adoptar estrategias integrales para prevenirla, sancionarla y
erradicarla. En consecuencia, la existencia de un sistema de peticiones individuales dentro de
una convención de tal tipo, tiene como objetivo alcanzar la mayor protección judicial posible,
respecto a aquellos Estados que han admitido el control judicial por parte de la Corte.

La Corte destacó las respuestas ineficientes y las actitudes indiferentes por parte de las
autoridades documentadas en cuanto a la investigación de dichos crímenes, mismas que
parecen haber permitido que se haya perpetuado la violencia contra la mujer en Ciudad
Juárez. La Corte constató que hasta el año 2005 la mayoría de los crímenes seguían sin ser
esclarecidos, siendo los homicidios que presentan características de violencia sexual los que
presentan mayores niveles de impunidad, además de hacer referencia a la violencia en contra
de las mujeres, el deber de respeto, garantía y no discriminación del Estado, derechos de las
niñas y el derecho a la integridad personal de los familiares.

Entre las resoluciones de la Corte decretó que el Estado deberá conducir eficazmente el
proceso penal en curso y, de ser el caso, los que se llegasen a abrir, para identificar, procesar y
sancionar a los responsables materiales e intelectuales de la desaparición, maltratos y
privación de la vida de las jóvenes González, Herrera y Ramos.

Para ello, señaló una serie de directrices, entre las que resaltan, por contener perspectiva de
género, las siguientes: Incluir perspectiva de género en las investigaciones; emprender líneas
de investigación específicas respecto a violencia sexual, estudiando los patrones de la zona;
utilizar los protocolos y manuales en la materia; ser realizadas por funcionarios altamente
capacitados en casos similares y en atención a víctimas de discriminación y violencia por razón
de género.

Como forma de combatir la impunidad, el Estado deberá, dentro de un plazo razonable,


investigar, por intermedio de las instituciones públicas competentes, a los funcionarios
acusados de irregularidades y, luego de un debido proceso, aplicará las sanciones
administrativas, disciplinarias o penales correspondientes a quienes fueran encontrados
responsables. Asimismo, ordenó al Estado que, dentro de un plazo razonable, realice las
investigaciones correspondientes y, en su caso, sancione a los responsables de los actos de
hostigamiento llevados a cabo en contra de algunos de los familiares de las víctimas[12].

Caso Radilla Pacheco vs. México. Sentencia de 23 de noviembre de 2009

Según Las alegaciones efectuadas por los peticionarios sustentan que en fecha 25 de agosto de
1974 el señor Rosendo Radilla Pacheco, a la edad de 60 años de edad habría sido detenido en
un retén militar instalado a la entrada de la colonia Cuauhtémoc, Municipio de Atoyac de
Álvarez, Estado de Guerrero, y que desde esa fecha se encuentra desaparecido. Los
peticionarios señalan que esta situación hace referencia a una violación continuada debido a
que la situación subsiste hasta el día de hoy por la falta de determinación del paradero de la
presunta víctima, y de la identificación y sanción de los supuestos responsables de dichos
hechos. Asimismo, los peticionarios alegan la responsabilidad internacional del Estado
mexicano por la denegación de justicia sufrida por los familiares de la presunta víctima, a
partir de los hechos que siguieron a la presunta desaparición.  De esta forma, los peticionarios
alegan que los hechos denunciados configuran la violación de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, así como también de la Convención Interamericana sobre Desaparición
Forzada de Personas. 

Ha sido documentado que en la época en que fue detenido y hecho desaparecer el señor
Rosendo Radilla Pacheco, en diversas partes del territorio mexicano tuvieron lugar numerosas
desapariciones forzadas de personas. Así, surge del acervo probatorio que la Comisión Nacional
de los Derechos Humanos, en el marco del Programa Especial sobre Presuntos Desaparecidos,
examinó 532 expedientes de queja sobre desapariciones forzadas de personas perpetradas
durante el “fenómeno calificado como la ‘Guerra sucia de los años 70’”. A partir de dicha
investigación la Comisión Nacional emitió la Recomendación 026/2001, en la que indicó que
contaba con suficientes elementos para concluir que, en al menos 275 casos de los
examinados, a las personas reportadas como desaparecidas se les conculcaron diversos
derechos.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos se declara competente y hace varias


consideraciones sobre: la desaparición forzada de Rosendo Radilla Pacheco (artículos 7, 5, 4 y
3 de la Convención Americana, en relación con el Artículo 1.1 de la misma y los artículos I, II y
XI de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada, los derechos a la libertad
personal, integridad personal, vida y al reconocimiento de la personalidad jurídica, el derecho
a la integridad personal de los familiares del señor Rosendo Radilla Pacheco y sobre el derecho
de acceso a la justicia y la obligación de realizar investigaciones efectivas artículos 8.1
(garantías judiciales) y 25.1 (protección judicial), en relación con los artículos 1.1 (obligación
de respetar los derechos) y 2 (deber de adoptar medidas de derecho interno) de la convención
americana, y los artículos i, incisos a) y b), ix y xix de la Convención Interamericana sobre
Desaparición Forzada.

En los puntos resolutivos, se considera que el Estado mexicano incumplió el deber de adoptar
disposiciones de derecho interno establecido en el artículo 2 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con los artículos I y III de la Convención Interamericana
sobre Desaparición Forzada de Personas, respecto de la tipificación del delito de desaparición
forzada de personas. Y emite entre otras, las siguientes reparaciones:

El Estado deberá conducir eficazmente, con la debida diligencia y dentro de un plazo


razonable la investigación y, en su caso, los procesos penales que tramiten en relación con la
detención y posterior desaparición forzada del señor Rosendo Radilla Pacheco, para
determinar las correspondientes responsabilidades penales y aplicar efectivamente las
sanciones y consecuencias que la ley prevea. El Estado deberá continuar con la búsqueda
efectiva y la localización inmediata del señor Rosendo Radilla Pacheco o, en su caso, de sus
restos mortales. El Estado deberá adoptar, en un plazo razonable, las reformas legislativas
pertinentes para compatibilizar el artículo 57 del Código de Justicia Militar con los estándares
internacionales en la materia y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. El
Estado deberá adoptar, en un plazo razonable, las reformas legislativas pertinentes para
compatibilizar el artículo 215 A del Código Penal Federal con los estándares internacionales en
la materia y de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas. El
Estado deberá implementar, en un plazo razonable y con la respectiva disposición
presupuestaria, programas o cursos permanentes relativos al análisis de la jurisprudencia del
Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos en relación con los límites de
la jurisdicción penal militar, así como un programa de formación sobre la debida investigación
y juzgamiento de hechos constitutivos de desaparición forzada de personas[13].
Para abundar en el tema recomendaciones los siguientes casos:

Caso Fernández Ortega y otros vs. México[14]. Sentencia de 30 de agosto de 2010

Caso Rosendo Cantú y otra Vs. México[15]. Sentencia de 31 de agosto de 2010.

Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs. México[16]. Sentencia de 26 de noviembre


de 2010.

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