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No todo lo puede la escuela. Conviene admitirlo para evitar frustraciones. Pero por más que la
familia, los medios o el ocio audiovisual condicionen los valores que adquieren los niños y
adolescentes, la escuela no solo no puede renunciar a su tarea de educar en igualdad, sino que ha
de estar en el centro. “Los niños y niñas viven literalmente en los colegios y por ello el espacio
fundamental donde aprender y practicar la igualdad tiene que ser el centro educativo”
“Existe una creencia errónea y generalizada en la sociedad de que la situación de la escuela
permite decir que la igualdad de género está conseguida, lo que se llama la utopía de la igualdad.
Por el contrario, hemos podido observar un fuerte arraigo en la asignación de roles, estereotipos
y actitudes sexistas en la sociedad actual que lógicamente tienen su reflejo en la escuela”
¿Qué debe hacer entonces la escuela? “Lo esencial es que, de forma transversal en cada
materia, cada asignatura, en cada actividad, en las relaciones entre el alumnado, en definitiva, en
cualquier cosa que se haga en la escuela se tenga en cuenta un enfoque de género, que niños y
niñas, chicos y chicas son iguales. La igualdad de género debe ser un objetivo que vaya más allá
del aula”, promover y practicar actividades extraescolares en las que se fomente la igualdad en
las prácticas deportivas ―no solo el deporte mixto, sino poniendo en valor aquellos que
tradicionalmente han sido más practicados por las mujeres― o las disciplinas tecnológicas entre
las chicas.