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Puerto Montt, diez de diciembre de dos mil veinte.

Vistos:
Se reproduce la sentencia en alzada, con exclusión de la
oración de su considerando “Tercero”, desde su inicio “Que el
artículo 2314 del Código Civil..…” y hasta la palabra “..
cuasidelito”, ambas inclusive, todo lo cual se suprime por
estimarse que tal fundamento no guarda relación con la
naturaleza de la acción indemnizatoria ejercida ni con la
restante fundamentación del fallo.
Y TENIENDO ADEMÁS PRESENTE
PRIMERO: Que se alza en apelación la parte querellada
y demandada civil, Cencosud Retail S.A., en autos sobre
infracción a la Ley de Protección de Derechos del
Consumidor tramitados ante el Tercer Juzgado de Policía
Local de esta ciudad, en contra de la sentencia definitiva de 8
de mayo de 2020, que acogió la querella y demanda civil
condenando a la recurrente al pago de una multa de 50
U.T.M. y, por concepto de indemnización de perjuicios a
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favor de doña Verónica Elizabeth Opazo Uribe, las sumas de


$560.689 por daño emergente y de $1.000.000 por daño
moral, más reajustes e intereses, con costas.
Se funda la sentencia en que dicha empresa, debido a
una caída con resultado de lesiones que sufrió la actora al
ingresar al local de ventas “Paris” de Cencosud Retail S.a., al
interior del centro Comercial “Paseo Costanera” de esta
ciudad, atribuible a que el piso estaba mojado, implica
incumplimiento a la obligación prevista en el artículo 3º letra
“d” de la ley 19496, relacionada a la seguridad en el consumo
de bienes y servicios, constitutiva de infracción de acuerdo al
artículo 23 de esa ley, y sancionada por su artículo 24º con
una multa de 50 U.T.M.
Dio por acreditado el hecho mediante prueba
documental y testimonial, que sirvió además para formar
convicción a la sentenciadora respecto de la efectividad de
los daños reclamados, su extensión, montos y la relación de
causalidad necesaria para conceder la indemnización.
Descarta la excepción sobre falta de legitimación pasiva
de la querellada, que se fundamentó en que el accidente no
ocurre mientras se desarrollaba un acto de consumo y que el
hecho sería en cambio atribuible únicamente a la actora.
SEGUNDO: Cencosud Retail S.A. recurre en contra de
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dicha sentencia, atribuyendo el hecho a una impericia de la


demandante y no a una acción descuidada de aquella, que
recibe gran flujo de clientes diarios sin que se hubiera
registrado algún otro hecho similar durante ese día. Y añadió,
en estos estrados, que el hecho no ocurre al interior de su
tienda sino en su acceso, controlado por la administración del
centro comercial y que por tanto no se encontraría bajo su
cuidado.
Reprocha a la sentencia, además, que sería carga del
demandante el haber probado que la demandada no
implementó las medidas de seguridad necesarias para evitar
el accidente, y que tampoco acreditó que la demanda hubiese
incurrido en negligencia al no prestar inmediato auxilio a la
actora, encontrándose acreditado en cambio que tal socorro
fue ofrecido y brindado. Sostiene que tratándose de un
asunto infraccional regido por las reglas del ius puniendi,
resultaba necesario justificar la existencia de un ilícito
atribuible al proveedor bajo tales estándares.
TERCERO: Que los antecedentes de autos permiten
concluir, tal como ha hecho el tribunal a-quo, que el día 2 de
noviembre del año 2018 la querellante, al ingresar a la tienda
“Almacenes Paris” ubicada en el centro comercial “Paseo
Costanera”, sufrió una caída producto de encontrarse en ese
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momento el suelo, a raíz de labores de limpieza. Asimismo,


se demostró que tal caída provocó lesiones a la víctima,
especialmente en una mano y una pierna, quien requirió de
asistencia médica de urgencia y ulterior reposo para su
recuperación.
Que en relación a las circunstancias del hecho y
conforme a la prueba rendida, particularmente la testimonial
de fojas 166 y siguientes, se comprobó que el hecho ocurre
tras el ingreso de la querellante a la tienda de la querellada,
mientras personal de aseo efectuaba sus labores en la
entrada, lo que produjo humedad en el suelo, cuya condición
resbalosa provocó el accidente y sin que existiera algún
letrero u otra indicación de advertencia en relación a la
presencia de esa condición riesgosa; y que la caída de la
víctima se produce sobre diversos equipos electrónicos
ubicados al interior de la tienda de la querellada, colaborando
a su primera atención el guardia de ésta, y otros clientes que
se encontraban en su interior.
CUARTO: Que no resulta posible coincidir con la
querellada en cuanto a las causas del accidente, pues la
existencia de una condición riesgosa en el acceso a la tienda,
por humedad del suelo, que se encuentra suficientemente
demostrada y por lo demás aquella reconoce, constituye un
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motivo suficiente para provocar una caída como la que sufrió


la querellante. Sostener que la ausencia de otras víctimas a
raíz de esa condición riesgosa, para atribuirlo a la actora,
constituye una defensa del todo insuficiente para destruir el
elemento de relación causal, entre la presencia de ese riesgo
y la ocurrencia del accidente.
Tampoco resulta posible atender a otro argumento
planteado en estos estrados, de haber ocurrido el accidente
en forma previa a realizar la actora alguna compra en la
tienda. Tal argumento resulta completamente estéril al tenor
del contenido obligacional que regula el artículo 3 letra “d” de
la ley 19496, planteada como infringida, que establece un
debe amplio de seguridad, que debe cumplir el proveedor al
consumidor: “La seguridad en el consumo de bienes o
servicios, la protección de la salud y el medio ambiente y el
deber de evitar los riesgos que puedan afectarles”.
Dicho deber de protección y cuidado, que expresamente
incluye evitar los riesgos a que pudiera exponerse el
consumidor. Resulta independiente de la existencia o no de
una compra, rige antes, durante o después de ella, e incluso
si no se verificase, mientras el cliente se encuentre en la
tienda, acceda o se retire de ella, todo lo cual resulta
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necesario y forma parte del acto de consumo, sin que la ley


admita distinción alguna al respecto.
Y tampoco tiene relevancia la razón exculpatoria de
ocurrir el accidente en el acceso de la tienda y no en su
interior, planteada también en estrados por la apoderada de
la recurrente. En este caso se acreditó que ello acontece
durante el ingreso a la tienda, que es una zona controlada por
la querellada, además indispensable para proveer sus bienes
y por ello afecta a su obligación de seguridad; y, aunque se
hubiese demostrado que su ocurrencia fue extramuros de la
tienda Paris, como postula la apelante, tratándose de un
sector destinado a su acceso, a ella se extiende su
responsabilidad, por tratarse de un medio indispensable
puesto por el proveedor a su disposición para ello. Tal
circunstancia carece de toda relevancia para este juicio, sin
perjuicio de las reclamaciones que el infractor pudiera
plantear en contra de terceros y de acuerdo a lo que en sus
propios contratos comerciales hubiera estipulado, cuestiones
que en todo caso no son vinculantes ni de incumbencia del
cliente o consumidor, y por tanto son ajenas al presente
litigio.
Dichos fundamentos resultan además inocuos, al
contrastarse con la naturaleza del acto de consumo en
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cuestión, que ofrece un proveedor con gran presencia en el


mercado del “Retail”, lo que constituye un hecho público y
notorio, pesando sobre él un deber de profesionalismo que
hace imposible atender tales excusas a la luz de las normas
protectoras que el legislador ha contenido en la ley 19.496, y
que han recibido una correcta aplicación al determinar la
sentencia que el querellado, al ofrecer y facilitar el acto de
consumo, incumplió su deber de brindar la seguridad debida
a su clientela, al mantener una condición de riesgo en el
acceso a su tienda, sin adoptar las medidas necesarias para
impedir el hecho o, al menos, anunciar de manera adecuada
la presencia de aquella situación que lo genera.
QUINTO: Que, respecto del onus probandi en esta
materia, efectivamente corresponde a la actora demostrar
que los daños sufridos se originan de un hecho atribuible a la
querellada, cuestión que a la luz de la prueba rendida y los
hechos que también ha reconocido el querellado, se
encuentra suficientemente acreditada.
Aun cuando el carácter sancionatorio propio de esta
acción impide poner de cargo del infractor la prueba de la
ausencia del hecho, lo cierto es que una vez que éste ha sido
acreditado, y que debió ser evitado por el querellado, debió
éste demostrar alguna circunstancia que lo libere de tal
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responsabilidad, para lo cual la ley franquea múltiples medios


de prueba, que no aportó para justificar sus aseveraciones.
Que sobre este punto, además, se debe concluir que la
ocurrencia de un hecho dentro de la esfera de cuidado del
querellado, morigera la carga probatoria del actor pues la
facilidad de aquel para acceder a las pruebas pertinentes a
esclarecer el hecho, como en este caso ha podido hacer, por
ejemplo, mediante el aporte de las grabaciones de cámaras
de seguridad o la declaración del guardia que ha debido
mantener en el acceso. En consecuencia, no se trata en la
especie de un único deber probatorio achacable a la víctima
del hecho, sino a lo que se ha venido a denominar en doctrina
como “cargas probatorias dinámicas”, que sin revertir el onus
probandi, aligeran el deber de prueba conforme a la mayor o
menor facilidad que tienen las partes para obtenerla, todo lo
cual incide en su apreciación, particularmente en aplicación
de aquellas máximas de la experiencia propias de la sana
crítica, aplicables conforme a la ley 18287 que rige este
procedimiento.
Que la Excma. Corte Suprema en sentencia de 15 de
enero de 2019, rol 22959-2018, ha resuelto en aplicación de
dicha doctrina, que “En efecto, siendo un hecho establecido
que las medidas de seguridad resultaron precarias e
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insuficientes, correspondía al demandado probar que


aquellas eran las idóneas o que existían otras que sí se
encontraban operativas, carga procesal que al no ser
satisfecha conduce a las conclusiones consignadas por los
sentenciadores; cuestión que refuerza la aserción de que
aquello es parte del razonamiento sobre el problema jurídico
que se aborda, y no sobre la prueba o hechos que han de
tenerse por probados.
En la dogmática sobre derecho probatorio y estándares
de prueba, la utilización dinámica de las cargas probatorias
permite, entre otros aspectos, asignar un efecto a los hechos
que no se han probado, operando el principio de que si no se
ha acreditado un hecho principal, no se puede aplicar la
norma sustantiva que asume ese tipo de hecho como
premisa fáctica, debiendo recalcarse que la utilización de
aquel tiene lugar al momento de razonarse sobre la decisión
final, por ende, sólo una vez establecidos los hechos
probados, pues en esa oportunidad le es permitido al tribunal
extraer consecuencias jurídicas de la actividad probatoria
desplegada por las partes.”
SEXTO: Que, producto de lo anterior y habiéndose
justificado de manera suficiente la existencia de una
condición de riesgo imputable a la querellada, que significó
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incumplir aquellas obligaciones de seguridad que le impone la


ley para desplegar su oferta para el acto de consumo de su
interés, producida precisamente en el acceso al recinto, y en
cuyo desarrollo resultó lesionada la querellante, se
configuran todos los presupuestos necesarios para concluir
su responsabilidad en el incumplimiento al deber contenido
en el artículo 3 letra “d” de la ley 19496, conducta tipificada y
sancionada por sus artículos 23 y 24, con la multa de 50
U.T.M. que le fue aplicad.
SÉPTIMO: Que, tratándose de esta clase de
infracciones, el artículo 50 inciso 2º de la misma ley establece
que “El incumplimiento de las normas contenidas en la
presente ley dará lugar a las denuncias o acciones
correspondientes, destinadas a sancionar al proveedor que
incurra en infracción, a anular las cláusulas abusivas
incorporadas en los contratos de adhesión, a obtener la
prestación de la obligación incumplida, a hacer cesar el acto
que afecte el ejercicio de los derechos de los consumidores,
o a obtener la debida indemnización de perjuicios o la
reparación que corresponda.”
En consecuencia, establecida la existencia de la
infracción sancionada, surge como consecuencia inmediata el
derecho del consumidor o cliente afectado para obtener la
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indemnización de los perjuicios que de ella provinieran. De


esta manera, no resulta necesario justificar, más allá de la
concurrencia del hecho y su carácter constitutivo de
infracción, un nexo adicional de causalidad entre ésta y el
hecho generador del daño. En este caso, establecido que la
infracción ha consistido en precaver el riesgo en que se ha
puesto a la salud de la actora, por encontrarse resbaloso el
piso en el sector de acceso a la tienda, y que dicho riesgo se
concretó en un hecho pernicioso al resbalar y caer el cliente
de la querellada, se cumple suficientemente el requisito de
relación de causalidad pertinente a toda indemnización de los
perjuicios, sin necesidad de aportar pruebas bajo estándar de
alguna responsabilidad de carácter extracontractual del
Código Civil; exigencia que no es aplicable en razón del
artículo 50º ya señalado, y considerando que el acto de
consumo no tiene consonancia con la esfera extracontractual,
sino al contrario, se liga al ámbito contractual en que debe el
demandado justificar su actuación diligente, en este caso
dentro del contexto propio de la relación entre un proveedor y
el consumidor, bajo la regulación concreta de esa ley
especial.
En consecuencia, la relación de causalidad que debía
comprobar la demandante, comprobada la infracción como ya
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se dijo, se limita a la concordancia entre los actos de resbalar


y caer, por una parte, y las lesiones por otra; todo lo cual se
encuentra igualmente demostrado, sin que exista una
alteración de la sentencia en relación al onus probandi o los
demás requisitos generadores de la responsabilidad,
debiendo ésta cubrir todos los daños sufridos y que se
encuentren debidamente justificados, por cuanto el referido
artículo 50 no altera de modo alguno la regla general que
contiene nuestro derecho, sobre reparación integral del daño.
Que en esta materia la sentencia no ha incurrido en
errores de apreciación de la prueba rendida, ni en cuanto a su
estimación de las sumas que deberá pagar la demandada a
la demandante como reparación del daño emergente, así
como de la mitigación del daño moral, ambas a juicio de estos
sentenciadores correctamente estimadas por la
sentenciadora a-quo.
OCTAVO: Que por los motivos antes señalados y sin
que se advierta algún motivo plausible para haber reclamado
de la sentencia recurrida, corresponderá confirmarla en su
integridad y con costas.
Por estas consideraciones y de conformidad a lo
dispuesto en las disposiciones citadas, y artículos 14 y 32 de
la Ley Nº18.287, se declara: Que se confirma la sentencia
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apelada, con costas del presente recurso.


Redacción del abogado integrante Christian Löbel
Emhart.
Regístrese y devuélvase.
Rol Policía Local N°69-2020.-
JUAN RONDINI FERNANDEZ-DAVILA Jaime Vicente Meza Saez
Ministro(P) Ministro
Fecha: 10/12/2020 15:59:03 Fecha: 10/12/2020 15:59:03

CHRISTIAN GUIDO LOBEL EMHART


Abogado
Fecha: 10/12/2020 15:59:04

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Pronunciado por la Primera Sala de la C.A. de Puerto Montt integrada por Ministro Presidente Juan Patricio Rondini F.,
Ministro Jaime Vicente Meza S. y Abogado Integrante Christian Lobel E. Puerto Montt, diez de diciembre de dos mil
veinte.

En Puerto Montt, a diez de diciembre de dos mil veinte, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución
precedente.

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Este documento tiene firma electrónica y su original


puede ser validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la
tramitación de la causa.
A contar del 06 de septiembre de 2020, la hora
visualizada corresponde al horario de verano establecido
en Chile Continental. Para Chile Insular Occidental, Isla
de Pascua e Isla Salas y Gómez restar 2 horas. Para
más información consulte http://www.horaoficial.cl

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