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EN LO PRINCIPAL: Replica; EN EL PRIMER OTROSI: Medida

Precautoria; EN EL SEGUNDO OTROSI: Acompaña documentos.

S.J. L EN LO CIVIL DE CALAMA (1º)

ALEJANDRO EDUARDO ALANO PALAVECINO, abogado, en

representación, de los demandantes de autos, caratulados

“ESCALIER con APAZ”, causa rol C-1944-2020, de vuestro

tribunal, con respeto a S.S; digo:

Que por este acto vengo en evacuar el trámite de la réplica,

en base a los siguientes argumentos que a continuación

expongo:

En primer lugar, con respecto a la aseveración hecha por la

contraria acerca del conocimiento que tenían mis

representados sobre el arrendamiento previo, del inmueble de

autos, debo señalar categóricamente que es falsa, cuestión

que se acreditará en la etapa procesal correspondiente, con

abundante prueba documental y un condominio completo de

testigos.

Además, sobre este punto, se acompaña en un otrosí, una

publicidad, realizada por redes sociales, por la demandada,

con fecha 03 de diciembre del año en curso, en donde borra

con el codo lo escrito con el puño en la contestación de la

demanda e indica inequívocamente que se están vendiendo


inmuebles “nuevos”, sin indicar que han sido arrendados

previamente.

En segundo lugar, el documento denominado Acta de Entrega,

agregado en su contestación por la demandada, señala que la

vivienda se encuentra en las condiciones y estándares que

fueron ofrecidos en la publicidad y se encuentra en estado de

conservación correspondiente a una construcción nueva, dicha

afirmación, nuevamente resulta ser falsa, pues en la

publicidad jamás se manifiesta que las viviendas tienen un

arrendamiento previo y el mismo demandado ha reconocido en su

contestación que se han realizado sendas reparaciones en la

vivienda y eso que no ha enumerado en detalle todos los

desperfectos que ha sufrido la misma, que también se

acreditarán en el término probatorio.

En tercer lugar, si bien mis representados revisaron el

lugar, no pudieron darse cuenta que el inmueble fue arrendado

previamente, ni los desperfectos que traía consigo, púes

además de estar obnubilados por la felicidad de comprar su

casa propia, nueva, no son arquitectos, adivinos o ninguna

profesión a fin, son profesores, así las cosas, en virtud de

su formación profesional, no pudieron enterarse de los

horrendos vicios ocultos que traía consigo el inmueble.


En cuarto lugar, la famosa cocina recién refaccionada, fue lo

primero en fallar, se probará en la etapa correspondiente.

En quinto lugar, la mayoría de la personas, es decir, el

hombre medio, que en tantas oportunidades ha sido utilizado

como parámetro de medida del comportamiento o actitud de una

persona, por nuestra doctrina y jurisprudencia, estima que

hay una enorme diferencia entre algo vendido “nuevo” y algo

“ como nuevo”, por lo tanto, esta parte estima que no es

necesario ahondar en ese argumento, salvo que, de dicha

afirmación, se desprende el por qué los estándares de calidad

de la demandada son paupérrimos.

En sexto lugar, ese descuento de un 17% es un descuento

estándar que se la ha hecho a todos los compradores y aparece

en toda la publicidad recolectada y asociada al inmueble,

ergo, no constituye ninguna consideración especial para con

mi representada, al igual que las bodegas y estacionamiento,

que por lo demás, como también se acreditará, la bodega

también ha presentado desperfectos asociados a la

construcción y uso.

En séptimo lugar, es de indispensable solo aclarar que, si

bien el inmueble presenta desperfectos y no sólo el inmueble,

sino el condominio en general, como se demostrará en la

instancia correspondiente, el gran vicio, engaño, dolo, es el


ocultar que el departamento había sido previamente arrendado,

puesto que, si mis representados hubiesen sabido tal, no

hubiesen contratado jamás con la inmobiliaria y ese hecho no

admite garantía extendida que pueda repararlo.

En octavo lugar, obviamente el inmueble puede ser habitado,

pero no perfectamente, no de la forma en que mis

representados quisieran. O acaso es normal pagar más de 3000

UF, por un departamento, para enterarse que había sido

arrendado previamente, mediante cuentas impagas del cable, es

normal vivir un par de meses y que se quiebre la cerámica,

que, entre el aire, que no funcione la cocina, ni las llaves

de la cocina, pasar rabias, frío, etc. Bajo el concepto que

tiene la contraria del uso acorde para habitar, entonces mis

representados podrían haber adquirido una caverna, y no

tendrían derecho a reclamo.

Finalmente, respecto a las indemnizaciones y rebajas, esta

parte ya explico sus argumentos en su demanda y será S.S.,

quien determinará y aplicara el derecho, estableciendo, en

definitiva, si es tan descabellada la petición que realiza

esta parte.

POR TANTO, en mérito de lo expuesto;

RUEGO A S.S., tener por evacuado el trámite de la réplica.


EN EL PRIMER OTROSI: Sírvase S.S., en decretar la medida

precautoria que se indica, la prescrita en el artículo 290

N°3, del Código de Procedimiento Civil, en relación con el

artículo 295, del mismo cuerpo legal, esto es; “La retención

de bienes determinados;”, en base a los siguientes

argumentos.

Las medidas cautelares encuentran su fundamento en una recta

inteligencia del derecho a la tutela judicial efectiva de los

recurrentes y en la máxima, bien conocida en el Derecho

inglés, de que una justicia tardía no es justicia (justice

delayed, justice denied).

Entre los presupuestos que ha señalado la doctrina y la

jurisprudencia nacional, para conceder las medidas

precautorias, ocupa un lugar destacadísimo el criterio del

“fumus boni iuris” o “apariencia de buen Derecho”. Este

criterio basa la adopción de la medida cautelar en un juicio

que, sin entrar a resolver el fondo del asunto, permite

sospechar una probable resolución futura favorable a las

pretensiones del recurrente. Se consagra así un principio del

Derecho que ha sido resumido por el derecho comparado en que

la «necesidad del proceso para obtener razón no debe

convertirse en un daño para el que tiene la razón»


Como ya se dijo, la medida cautelar tiene un carácter

urgente, busca evitar un peligro para la pretensión, por lo

tanto, para la interposición y admisión de la misma, el

tribunal no necesita de un grado de certeza completo respecto

de la pretensión. En palabras de Alejandro Romero “el Fumus

boni iuris es el juicio de verosimilitud acerca de la

existencia del derecho que se reclama. No se trata en ningún

caso de la plena prueba del derecho o interés legítimo, sino

que de una simple apariencia de la situación tutelada

mediante el ejercicio de la acción”.1 Como Calamandrei

señala, “declarar la certeza de la existencia del derecho es

función de la providencia principal: en sede cautelar basta

que la existencia del derecho parezca verosímil, o sea, para

decirlo con mayor claridad, basta que, según un cálculo de

probabilidades, se pueda prever que la providencia principal

declarará el derecho en sentido favorable a aquel que

solicita la medida cautelar. El resultado de esta cognición

sumaria sobre la existencia del derecho tiene pues, en todos

los casos, valor no de declaración de certeza sino de

hipótesis: solamente cuando se dicte la providencia principal

se podrá ver si la hipótesis corresponde a la realidad”.2

1
Romero Seguel, M, Curso de Derecho Procesal Civil. la acción y la protección de los derechos. Editorial
Jurídica de Chile. Santiago de Chile, 2006, p 58
2
Cfr. Rojas Rodríguez, Mario. Las medidas Precautorias. Librotec LTDA Editores. Concepción, 1965.
En el caso de marras, esta parte ha actuado con la mayor

transparencia posible, cuestión que a luz de lo expuesto en

el escrito de réplica y en los antecedentes aportados en el

segundo otrosí de esta presentación, se infiere

incuestionablemente, que la contraria, no es devota de la

verdad, por tanto, de una valoración objetiva y simple

realizada por el tribunal, se puede apreciar que existe un

perfume de buen derecho, en la pretensión de esta parte.

El otro requisito; “periculum in mora” es el peligro que se

busca evitar con la medida cautelar. Esta exigencia es un

elemento distintivo de las medidas cautelares. La

justificación tras la dictación de una medida cautelar

siempre es evitar la concurrencia de un daño, que podría

producirse por la lentitud de la respuesta jurisdiccional. De

esta manera, el actor, para evitar que este peligro de daño

se transforme en algo concreto, solicita una medida cautelar

para así asegurar el resultado de su pretensión en caso de

una sentencia favorable.

El Periculum In Mora o peligro de mora procesal es una

‘amenaza’ a la que se enfrenta la justicia todos los días. En

muchos juicios existe el fundado temor de que quede ilusoria

la ejecución del fallo, sobre todo al momento de cobrar una

deuda reconocida mediante una sentencia judicial firme. En la


doctrina se ha señalado que el Periculum In Mora vendrá

configurado por una doble conceptuación: peligro de

infructuosidad y peligro de tardanza, que harán que el

peligro actúe como fundamento de la cautelar, a la vez que

como criterio delimitador de la misma. En tal sentido, de

acuerdo con una Sentencia del Tribunal Constitucional español

de 29 de abril de 1993, “El requisito más importante para que

una medida cautelar sea adoptada, es que exista un riesgo

real de que, mientras se sustancia el proceso de declaración

el demandado pueda intentar maniobras fraudulentas que pongan

en peligro o hagan imposible una futura ejecución -periculum

in mora”.

En el caso sub-lite, tenemos una actitud evasiva del

demandado que ya ha demostrado desde su primera actuación en

el proceso que va a tratar de dilatar innecesariamente, todo

lo posible esta acción y no sólo eso, la contraria está

tratando por todos los medios de vender de sus bienes, lo

cual sumado a la situación sanitaria de carácter indefinida,

que ha alargado significativamente todos los procesos

judiciales, eventualmente, esta parte, al tener una sentencia

favorable, podría verse en imposibilidad de ejecutarla por

falta de bienes de la contraria, puesto que de mantenerse la

actitud de negación absoluta por parte de la contraria, este

juicio puede durar fácilmente, por lo menos unos dos años,


con el riesgo vigente que la sociedad incluso vaya a la

quiebra, puesto que S.S., como usted bien sabe, esta no es la

única demanda que tiene la Inmobiliaria nueva Urbe en este

tribunal, también se encuentra la causa “C-1968-2020”, la

cual está en proceso de notificación, y sólo Dios sabe

cuántas demandas más pueda tener la inmobiliaria.

En consecuencia S.S., esta parte solicita se notifique al

Banco de Crédito e Inversiones, para que éstos, retengan el

dinero del hipotecario solicitado por mis representados, y no

sea entregado al demandado, hasta la resolución del presente

juicio. El comprobante de la solicitud del mencionado crédito

fue acompañado en la demanda principal.

EN EL SEGUNDO OTROSI: Sírvase S.S., en tener acompañados los

siguientes documentos, con citación a la contraria.

1. Captura de Pantalla Publicidad de venta condominio Valle

Altiplánico, con el 17% de “descuento”

2. Captura de Pantalla segunda publicidad de venta

condominio valle Altiplánico con el 22% de “descuento”

3. Captura de Pantalla en que este abogado pregunta si los

condominios en venta son “nuevos”

4. Captura de Pantalla respuesta de la inmobiliaria a la

pregunta formulada en el documento que precede.


5. Captura de Pantalla de gente aleatoria comentando el

pésimo estado de las construcciones de la inmobiliaria

en general, cuestión que hace temer a esta parte por el

cumplimiento de una eventual sentencia favorable.

6. Captura de Pantalla de publicidad de otra inmobiliaria,

a modo de ejemplo, en que ofrece viviendas arrendadas,

señalando expresamente que son “semi- nuevas”, a fin de

no incurrir en un engaño, como lo hizo la contraria.

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