Está en la página 1de 6

DERECHO PROCESAL ADMINISTRATIVO

RECURSO DIDÁCTICO
Unidad III – Procedimiento Sancionatorio vinculado al ejercicio del Poder de Policía

Lectura y análisis de jurisprudencia del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba


----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CÓRDOBA
SALA CONTENCIOSO ADMINISTRATIVA
SENTENCIA NÚMERO: CIENTO NOVENTA Y SIETE

En la ciudad de Córdoba, a los cinco días del mes de noviembre de dos mil, siendo las once horas, se
reúnen en Acuerdo Público los Señores Vocales integrantes de la Sala Contencioso Administrativa del
Excmo. Tribunal Superior de Justicia, Doctores Domingo Juan Sesin, Hugo Alfredo Lafranconi y Adán
Luis Ferrer, bajo la Presidencia del primero, a fin de dictar sentencia en estos autos caratulados: "SRUR,
JULIO DANIEL C/ MUNICIPALIDAD DE CÓRDOBA - PLENA JURISDICCIÓN - RECURSO DE
CASACIÓN" (Expte. Letra "S", N° 07, iniciado el ocho de abril de mil novecientos noventa y nueve), con
motivo del recurso de casación deducido por la parte actora a fs. 83/87 en contra de la Sentencia Número
Ciento cincuenta y nueve dictada por la Cámara Contencioso Administrativa de Primera Nominación el día
dos de noviembre de mil novecientos noventa y ocho (fs. 55/82vta.), mediante la cual se resolvió: "1)
Rechazar en todas sus partes la demanda contencioso administrativa de plena jurisdicción incoada por el Sr.
Julio Daniel Srur en contra de la Municipalidad de la Ciudad de Córdoba, con motivo del dictado de la
Resolución de fecha 17 de diciembre de 1.996 del Juzgado N° 1 de los Tribunales Administrativos
Municipales de Faltas. 2) Imponer las costas a la parte actora...".-

Seguidamente, se procede a fijar las siguientes cuestiones a resolver:


PRIMERA CUESTIÓN: ¿Es procedente el recurso de casación?
SEGUNDA CUESTIÓN: ¿Qué pronunciamiento corresponde?
Conforme al sorteo que en este acto se realiza los Señores Vocales votan en el siguiente orden:
Doctores Domingo Juan Sesin, Adán Luis Ferrer y Hugo Alfredo Lafranconi.-
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DOCTOR DOMINGO JUAN
SESIN, DIJO:
(…..) --
7. La instancia extraordinaria local ha sido deducida en tiempo oportuno, en contra de una
resolución taxativamente establecida como recurrible y por quien se encuentra procesalmente legitimado a
tal efecto (art. 45 de la Ley 7182, y art. 385 del C.P.C y C., aplicable en virtud de la jurisprudencia sentada
en A.I. Nro. 423/96 por esta Sala).
Por ello, corresponde analizar si el remedio ensayado satisface las demás exigencias para su
procedencia formal y sustancial.-
8. Los agravios expuestos en el punto 5 de la presente concuerdan con el motivo de casación
invocado, cumplimentando las formalidades prescriptas para su admisibilidad, razón por la cual me dedicaré
a su resolución sustancial
9. Denuncia la recurrente que el decisorio dictado por la Judex a-quo inobservó y aplicó
erróneamente las prescripciones contenidas en los artículos 4 del Código de Faltas Municipal, 70 de la
Ordenanza 7931, 4 del Código Penal, 18 y 19 de la Constitución Nacional, 39 y 41 in fine de la Constitución
Provincial, 1 y 406 del Código de Procedimiento Penal, 8 segundo párrafo de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica y la Declaración Universal de los Derechos del
Hombre.-
Dice que la Cámara violó dichos preceptos, que prescriben que nadie puede ser considerado
culpable mientras una sentencia firme no lo declare tal, así como que ante la duda sobre cuestiones de hecho
debe estarse a lo más favorable para el imputado, al estimar inaplicables dichos principios a la
contravenciones administrativas.
10. Previo al tratamiento sustancial de los planteos efectuados, y a fin de dar mayor claridad al
presente resolutorio, estimo necesario precisar la forma en que la a-quo determinó que acaecieron los
hechos en virtud de los cuales la accionada aplicó la sanción impugnada en este proceso, fundada en lo
dispuesto en el artículo 26 de la Ordenanza 8598.
11. Conforme al voto de la mayoría, los hechos sucedieron del siguiente modo: el día treinta de
junio de mil novecientos noventa y seis -30/06/96- a las tres horas cincuenta minutos -03:50 hs.-, en el
local de la actora llamado "Bateau", inspectores de la Dirección de Espectáculos Públicos de la
accionada labraron el Acta Número 718.201, en la cual se señaló que se "constató en el interior del
negocio la presencia de dos personas de sexo femenino menores de edad. Seguidamente se detallan los
datos de identidad de ambas (nombre, número de documento, fecha de nacimiento y domicilio). En el acta
se consigna el nombre de una de ellas, un número de documento seguido de la expresión "indocumentada en
el momento, también dice..." (textual) y a continuación otro número de documento distinto y dos fechas de
nacimiento también disímiles (13/03/79 o 13/08/79). Existe un sólo domicilio. Bajo los datos aludidos hay
una firma legible con el nombre de la persona. De la otra señorita se especifican todos los datos referidos,
seguidos de una firma y la aclaración -fs. 76 vta./77-.
La a-quo consideró que quedó acreditado -luego de la producción de la prueba ofrecida por el actor
en su descargo-, que "en los domicilios dados, se intentó vanamente constatar los datos proporcionados por
las personas firmantes del acta, los que resultaron ser falsos, correspondiendo los números de documentos
a personas distintas de las que dijeron ser, ni habitaban éstas en los domicilios que se dieron" -fs. 77 vta., el
destacado me pertenece-.
La Sentenciante juzgó que el actor era responsable dado que "si los controles por él dispuestos no
logran asegurar la edad de los concurrentes, la duda que se pudiese presentar en algunos casos (como el
que nos ocupa) no puede operar a su favor, sino en su contra" -fs. 78, el destacado me pertenece-. En
otras palabras, se concluyó que los elementos probatorios recabados acreditaban que existía duda en relación
a la edad de las concurrentes, y que por ello debía responder el accionante.-

12. Frente a la situación fáctica descripta, y de acuerdo al examen de algunas de las normas que
menciona el recurrente como inobservadas o erróneamente aplicadas, adelanto desde ya mi postura
favorable a la pretensión revocatoria del casacionista. Se dan razones.
13. En primer lugar cabe señalar que el artículo 70 de la Ordenanza 7931, que rige lo atinente a los
Tribunales Administrativos Municipales de Faltas -su estructura orgánica y la forma en que deben tramitarse
los procedimientos que tienen a su cargo-, expresamente dispone que "en todo lo no previsto en esta
Ordenanza" serán de aplicación supletoria las normas del Código Procesal Penal y del Código de
Procedimiento Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba, en este orden.

La Ordenanza en cuestión no establece explícitamente y de modo contundente, cual es la conducta


que deben adoptar los mencionados Tribunales cuando se encuentren ante una situación de duda en relación
a la comisión de una falta por parte del imputado, como es la que se verifica en autos según lo determina la
Juzgadora, razón por la cual corresponde acudir a los plexos normativos indicados como de aplicación
supletoria.
El ordenamiento procesal a observar en primer término -Código Procesal Penal-, reconoce al
imputado una serie de garantías, entre las que se encuentra la de que nadie puede ser considerado culpable
mientras una sentencia firme no lo declare tal -art. 1-, estableciendo asimismo en el capítulo dedicado a la
Sentencia, que "En caso de duda sobre las cuestiones de hecho se estará a lo más favorable al imputado" -
art. 410-.-
Se aprecia pues que dicho cuerpo legal, de obligatorio acatamiento por expresa manda legal, recepta
los principios de inocencia y de "in dubio pro reo", cuya aplicación requiere el accionante.

14. A más de ello, entiendo que los principios enunciados precedentemente resultarían aplicables en
la especie aún cuando las normas específicas así no lo hubieran previsto.
Es que como ya lo he sostenido en anteriores precedentes (cfr. "Carranza, Raúl E. ...", -Sent. 33/97-
dictada por este Tribunal en pleno, entre otras), el obrar de la Administración se encuentra en la
actualidad subordinado a todo el ordenamiento jurídico.-
Así lo prescribe el artículo 174 de la Constitución de la Provincia, al imponer a quien ejerce la
función administrativa la obligación de sujetarse al "orden jurídico", siguiendo la tendencia de las
modernas constituciones extranjeras (arts. 20 Ley Fundamental de Bonn, 97 Const. Italiana, 9.2 y 103.1
Const. Española, entre otras).
La importancia creciente que adquiere el concepto y alcance de "ordenamiento" ha dejado de
dar prioridad sólo a la relación norma jurídica-situación fáctica, para comprender a la totalidad del
sistema y sus principios inmanentes.-
Tales principios, como lo ha puntualizado destacada doctrina, constituyen la base del
ordenamiento jurídico, "la parte permanente y eterna del Derecho y también la cambiante y mudable que
determina la evolución jurídica"; "son las ideas fundamentales e informadoras de la organización jurídica de
DERECHO PROCESAL ADMINISTRATIVO

la Nación" (González Pérez, Jesús, "El principio general de la buena fe en el derecho administrativo",
Editorial Civitas S.A., Madrid 1983, p. 58).

La revisión crítica del positivismo por obra de Bobbio ("Teoría de la norma jurídica", Turín, 1958,
p. 101 y ss.) propone la metodología neoempirista y su aplicación a la praxis jurisprudencial; concibe la
amplitud del orden jurídico, atribuyéndole funciones sancionatorias al igual que al precepto legal aislado. En
definitiva, se le reconoce mayor efectividad y aplicación directa a la realidad.-
Como es fácil advertir, no se trata sólo de un mero prurito formal, sino que en sentido material o
sustantivo las consecuencias jurídicas son diferentes. La estrategia o metodología judicial no debe construir
su silogismo lógico-jurídico en base al precepto aislado de la norma específica sino de la amplia adecuación
a la unicidad del orden jurídico.-
15. En esta línea de pensamiento, corresponde precisar que lo preceptuado en los artículos 39 y
41 de la Constitución Provincial, que garantizan la presunción de inocencia y el principio "in dubio
pro reo", rigen plenamente, y sin restricción de tipo alguno, en el ámbito sancionatorio al igual que
en el derecho penal.-
La extensión de tales derechos fundamentales no puede limitarse, dado que los mismos son
inherentes a la personalidad humana, desde que se vinculan con la honra y la dignidad de la persona.-

Distinguida doctrina, cuyas expresiones comparto, ha precisado que la vigencia que postulo
encuentra su fundamento en que la potestad sancionatoria de la Administración y el derecho penal
poseen idénticos orígenes jurídicos, cual es la existencia de "una conducta reprensible con sanciones
que representan limitaciones a la libertad individual" (cfr. Fiorini, Bartolomé A., "Poder de Policía",
Editorial "Alfa", Bs. As. 1958, p. 305).-
Por lo demás, el derecho comparado ha seguido ya la senda que proponemos, al sostener aún cuando
en relación al principio de presunción de inocencia, que tal derecho "no puede entenderse reducido al
estricto campo del enjuiciamiento de conductas presuntamente delictivas, sino que debe entenderse también
que preside la adopción de cualquier resolución tanto administrativa como jurisdiccional que se base en la
condición o conducta de las personas de cuya apreciación derive un resultado sancionatorio o limitativo de
derechos" (Sentencia del Tribunal Constitucional Español dictada el 8 de marzo de 1985, citada por Eduardo
García de Enterría y Tomás-Ramón Fernández en "Curso de Derecho Administrativo", T. II, Ed. Civitas,
Madrid 1993, p. 179).
16. Ahora bien, esclarecida la vigencia de tales axiomas, estimo pertinente explicitar que por el
primero de ellos, tal como surge de su propia denominación, se garantiza a toda persona que será
considerada inocente mientras no se demuestre lo contrario.
Este principio, de simple redacción y fácil entendimiento, trae aparejada una serie de consecuencias
que resultan de suma trascendencia cuando se trata de instruir eficientemente un procedimiento
sancionatorio, o de juzgar acerca de la validez de la decisión que le puso punto final.
En tal sentido es dable mencionar que la acreditación del hecho imputado, con la certeza legal
necesaria, estará a cargo de quien pretenda destruir ese estado de inocencia que se presupone y reconoce de
antemano al administrado. Es la Administración quien debe demostrar con suficiente contundencia la
comisión de la falta a los fines de ejercer su potestad sancionatoria, y no el inculpado su inocencia (cfr.
Lorenzo, Susana, "Sanciones Administrativas", Editorial Julio César Faira, Montevideo 1996, p. 81), desde
que, reitero, dicha condición ya le ha sido concedida y admitida por la ley con anterioridad.-

Así lo ha entendido sobresaliente doctrina, al decir que "Cuando es la Administración quien ...aplica
una sanción, es a ella a quien corresponde el onus probandi sobre los hechos constitutivos ...del tipo en el
que la infracción se describe, con la particularidad de que en los supuestos en los que se ejercitan potestades
sancionadoras la atribución de la carga de la prueba a la Administración no sólo se desprende del principio
de la carga de la prueba de forma equitativa en todo tipo de proceso, sino además del derecho a la
presunción de inocencia" (Hutchinson, Tomás, "De la prueba en el Procedimiento Administrativo", Capítulo 15 de "Procedimiento
Administrativo - Jornadas Organizadas por la Universidad Austral Facultad de Derecho", Editorial Ciencias de la Administración, División Estudios
Administrativos, Bs. As. 1998, p. 393; cfr. asimismo lo dicho en relación al procedimiento administrativo en general por Gordillo, Agustín A.,
"Tratado de Derecho Administrativo", Tomo 4.1., Ediciones Macchi, Cap. Federal, 1988, p.VII-2).-

17. La regla citada supra también tiene influencia sobre la modalidad con que deben ser estimados
y evaluados los hechos en el procedimiento sancionatorio. Los mismos tienen que ser juzgados en su
justa medida, partiendo ineludiblemente de su pura y simple objetividad, exigiéndose siempre una
prueba inequívoca y concluyente sobre su existencia, tal como se requiere en un procedimiento
disciplinario.
La convicción sobre la responsabilidad del acusado tanto en sede administrativa como judicial se
forma libremente, según las reglas de la sana crítica, pero la misma debe partir de algún principio de prueba
material que al ser valorado y razonado según los principios de la lógica, conduzca al menos a un grado de
certeza que asegure que el imputado es responsable del hecho que se le atribuye como falta.-
18. En suma, y como consecuencia lógica de lo hasta aquí expuesto, concluyo que, en el caso, la
Administración es quien debe soportar los efectos adversos de las deficiencias en que eventualmente
pudiera incurrir al desplegar su actividad probatoria.-
La ausencia o insuficiencia de prueba no puede bajo ningún punto de vista perjudicar al administrado, dado
que la labor de acreditar los presupuestos que justifican la aplicación de una sanción recae sobre el Estado.-
Si alguna duda surgiere en relación a los hechos que se atribuyen al administrado, la misma debe
favorecer al inculpado, en virtud del principio de inocencia y del "in dubio pro reo" que constituye una
derivación del anterior. -

19. Las consideraciones vertidas precedentemente evidencian nítidamente, sin que quede margen
para la duda, que la a-quo debió considerar dichos principios a los fines de la resolución del conflicto
suscitado en autos, dado que integraban el plexo normativo aplicable y resultaban dirimentes.-
Sostengo que su observancia revestía trascendencia en el bajo estudio, desde que tales principios,
por sí sólos, poseían la aptitud necesaria para decidir la suerte del pleito en sentido favorable para el
actor.-
En efecto, la aplicación de los conceptos desarrollados anteriormente en relación al principio de
inocencia y del "in dubio pro reo", a la base fáctica fijada por la Judex a-quo, esto es la existencia de duda
acerca de la edad de las dos señoritas que se encontraban en el local del actor, pone claramente de
manifiesto, y sin que sean necesarios mayores esfuerzos intelectuales, la invalidez de los actos
administrativos que instrumentaron la voluntad de la accionada.

Insisto, al no haberse probado idóneamente la responsabilidad del actor en la comisión de la


falta que se le atribuye, dado que existe duda al respecto, la Judex a-quo debió declarar la invalidez
del acto enjuiciado, por haber contrariado el mismo el orden jurídico vigente y encontrarse viciado en su
causa -antecedentes de hecho y de derecho que le brindan sustento- (GORDILLO, Agustín A., "Tratado de
Derecho Administrativo", T. 3, IX-32 y ss.; FIORINI, B., "Derecho Administrativo", T.I, p. 511 y ss.;
ZANOBINI, G.,"Curso de Derecho Administrativo". T.I, p. 400 y ss.; SANDULLI, A., "Manual de Derecho
Administrativo", p. 470 y ss.).-
20. La Juzgadora soslayó tales prescripciones, tal como se desprende de la sola lectura del
decisorio atacado, y por ello arribó a una resolución que no aparece ajustada a derecho. Por tal razón,
corresponde hacer lugar al recurso de casación deducido por el accionante, revocar el resolutorio
dictado por la a-quo y acoger la demanda instaurada, debiendo declararse la invalidez de la
resolución dictada por el Juzgado Número Uno de los Tribunales Administrativos Municipales de
Faltas de esta ciudad, con fecha diecisiete de diciembre de mil novecientos noventa y seis en la causa
Número 718201, con costas.-
21. Atento a la conclusión arribada en el párrafo anterior, resulta inconducente el tratamiento del
agravio planteado en segundo término.
22. Por último, entiendo que las costas de la presente instancia deben ser impuestas a la accionada,
atento el éxito obtenido por la parte actora (art. 130 del C.P.C. y C., aplicable por remisión expresa del art.
13 de la Ley 7182).-

Así voto.-

A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA LOS SEÑORES VOCALES DOCTORES ADÁN LUIS


FERRER Y HUGO ALFREDO LAFRANCONI, EN FORMA CONJUNTA, DIJERON:-
1. Compartimos las consideraciones vertidas hasta el punto 11 inclusive por el Vocal que nos
precede, pero discrepamos respetuosamente con los conceptos expuestos a continuación, desde que a
nuestro entender debe desestimarse el remedio deducido y confirmarse el resolutorio de la a-quo, en virtud
de las razones que seguidamente pasamos a exponer.-
DERECHO PROCESAL ADMINISTRATIVO

2. Es cierto que el principio cuya aplicación reclama el recurrente tiene plena vigencia en el ámbito
del derecho sancionatorio, pero estimamos que en el caso, teniendo en cuenta las particularidades de la
normativa comprometida, el mismo no ha sido inobservado.-
3. Efectivamente, a nuestro entender, el quid de la cuestión a resolver no pasa
en el sublite por el acatamiento al principio de inocencia, sino por la interpretación que se le asigne al
artículo 26 de la Ordenanza 8598.-
La determinación de la inteligencia de dicho precepto constituye un paso previo ineludible a fin de
definir cuáles son las obligaciones que recaen sobre el accionante. Ello permite comprobar si éste incurrió
en falta conforme a los hechos acreditados de la causa, y consecuentemente si es merecedor de la sanción
que le aplicó la Municipalidad demandada.----
4. La mayoría de la Cámara a-quo siguió en su razonamiento, en alguna medida, el camino
mencionado. Así, a partir del punto IX precisó que "de los términos del artículo resulta clara la prohibición
de ingreso al local de menores de 18 años, así como de personas que lo hagan solas. Y si las personas
ingresan al establecimiento en virtud de su consentimiento o permisión del titular del local habilitado, será
éste el único responsable de arbitrar diligentemente todos los medios necesarios para hacer efectivo el
cumplimiento de la norma. Creo que tal exigencia puede deducirse razonablemente del texto legal y
constituye la diligencia mínima que -por su situación- es dable esperar del titular como colaborador de la
autoridad en la actividad administrativa tendiente a favorecer el bienestar público", añadiendo que la "forma
en que el titular materialice el control debido sobre la edad de los concurrentes a su establecimiento
comercial queda a su criterio, con tal de que la norma se respete, pero asumiendo el riesgo de su
implementación. Por ello, si los controles por él dispuestos no logran asegurar la edad de los concurrentes, la
duda que se pudiese presentar en algunos casos (como el que nos ocupa) no puede operar a su favor, sino en
su contra" -fs. 77 vta./78-.-
Vale decir que la Sentenciante entendió que el demandante tenía a su cargo la obligación de
verificar si las personas que ingresaban a su local reunían las condiciones exigidas por la ley. También juzgó
que si el método adoptado por el titular del establecimiento para el cumplimiento de tal cometido no lograba
"asegurar" su observancia, debía responder administrativamente. Estos conceptos, es de destacar, no han
merecido la más mínima réplica por parte del casacionista en el escrito recursivo.-
5. En otras palabras, la resolución impugnada considera en base a la interpretación que efectúa del
artículo 26 de la Ordenanza 8598, que el actor incumplió el deber que le imponía tal precepto, al no haberse
asegurado de que quienes se encontraban en su local contaban con la edad mínima requerida. -
Insisto, no se trata pues de que la duda opere en contra del accionante, sino de que la duda
existente corrobora que aquél no efectuó los controles que se esperaban de él conforme la normativa
analizada, siendo su comportamiento pasible de sanción.
6. Por tales razones, es que no alcanza para alterar el sentido de lo resuelto la consideración de lo
prescripto en el artículo 4 de la Ordenanza 7932.
Dicho artículo estipula que las "disposiciones generales del Código Penal serán de aplicación
supletoria", pero tal operatividad queda condicionada por la compatibilidad que guarden con "el presente
Código de Faltas".--
En dicho cuerpo normativo se encuentra inserto el artículo 64, en el cual se prevé el tipo de sanción
que podrá establecerse para el que "infringiere las normas que rigen la moralidad y buenas costumbres y
espectáculos públicos", quedando reservada para el Código de Espectáculos Públicos la regulación de las
conductas susceptibles de aparejar tal consecuencia.-
7. Ahora bien, teniendo presente el sentido que la Juzgadora otorgó al artículo 26 de la Ordenanza
8598, siguiendo las pautas que a tal fin ha fijado este Tribunal, la doctrina y la Procuración del Tesoro de la
Nación -fs. 78 vta./79-, el cual armoniza por lo demás con el resto de los preceptos que integran el mismo
cuerpo legal -especialmente arts. 2 y 12 ib.-, así como la situación de hecho constatada -duda sobre la edad
de dos señoritas que concurrieron al negocio, aspecto sobre el cual no hay discrepancia-, fácil es concluir,
como ya lo adelantáramos, en que el principio de inocencia no ha sido soslayado por la Sentenciante en la
especie, y que su consideración carece de entidad para cambiar la suerte del pleito.-
8. Por último, consideramos innecesario pronunciarnos en relación al agravio expuesto con sustento
en el motivo formal, dado que aún en el supuesto de que resultara procedente, ello no alcanzaría para
provocar la revocación del resolutorio de la a-quo, conforme las premisas sentadas anteriormente.-
9. En suma, de acuerdo con lo hasta aquí expuesto, corresponde rechazar el recurso de casación
deducido por el accionante, quien deberá soportar las costas de la presente instancia atento la previsión
contenida en el artículo 130 del C.P.C. y C. -aplicable por remisión expresa del art. 13 de la Ley 7182-.-
Así votamos.-

A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DOCTOR DOMINGO JUAN SESIN, DIJO:-
Corresponde: I) Hacer lugar al recurso de casación deducido por la parte actora, en contra de la Sentencia Número Ciento
cincuenta y nueve dictada por la Cámara Contencioso Administrativa de Primera Nominación el dos de noviembre de mil
novecientos noventa y ocho (fs. 55/82vta.), y consecuentemente revocarla en tanto rechaza la demanda instaurada, con costas (art.
130 del C.P.C. y C., aplicable por remisión expresa del art. 13 de la Ley 7182); II) Hacer lugar a la demanda deducida a fs. 9/10vta.,
y en consecuencia, declarar la nulidad de la Resolución dictada por el Juzgado Número Uno de los Tribunales Administrativos
Municipales de Faltas de esta ciudad, con fecha diecisiete de diciembre de mil novecientos noventa y seis en la causa Número
718201, con costas (art. 130 del C.P.C. y C., aplicable por remisión expresa del art. 13 de la Ley 7182); III) Disponer que los
honorarios profesionales del Doctor Miguel A. Srur, por las tareas desarrolladas en la presente instancia, sean regulados por la
Cámara a-quo, en el treinta y uno por ciento (31%) (arts. 37 y 38 de la Ley 8226) del mínimo de la escala del artículo 34 ib.,
teniendo en cuenta lo establecido en su artículo 29 ib. y previo emplazamiento en los términos del artículo 25 bis ib..-
Así voto.-
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA LOS SEÑORES VOCALES DOCTORES ADÁN LUIS FERRER Y HUGO
ALFREDO LAFRANCONI, EN FORMA CONJUNTA, DIJERON:-
Corresponde: I) Rechazar el recurso de casación planteado por el accionante a fs. 83/87 en contra de la Sentencia Número
Ciento cincuenta y nueve dictada por la Cámara Contencioso Administrativa de Primera Nominación el dos de noviembre de mil
novecientos noventa y ocho, con costas (art. 130 del C.P.C. y C., aplicable por remisión expresa del art. 13 de la Ley 7182); II)
Disponer que los honorarios profesionales de los Doctores Gustavo Adolfo Quiles y Miguel Alberto Srur, correspondientes a las
labores desarrolladas en la presente instancia, sean regulados por la Cámara a-quo, si correspondiere para el segundo (arts. 1 y 25 de
la Ley 8226), en el treinta y uno y treinta por ciento (31% y 30%), respectivamente, del mínimo de la escala del artículo 34 ib. (arts.
37 y 38 ib.), previo emplazamiento en los términos del artículo 25 bis ib., y teniendo en cuenta lo establecido en el artículo 29 ib..
Así votamos.-

Por el resultado de los votos emitidos, previo acuerdo, el Excmo. Tribunal Superior de Justicia,
por intermedio de su Sala Contencioso-administrativa, por mayoría,

RESUELVE:-
I) Rechazar el recurso de casación planteado por el accionante a fs. 83/87 en contra de la Sentencia
Número Ciento cincuenta y nueve dictada por la Cámara Contencioso Administrativa de Primera
Nominación el dos de noviembre de mil novecientos noventa y ocho, con costas (art. 130 del C.P.C. y C.,
aplicable por remisión expresa del art. 13 de la Ley 7182).
II) Disponer que los honorarios profesionales de los Doctores Gustavo Adolfo Quiles y Miguel
Alberto Srur, correspondientes a las labores desarrolladas en la presente instancia, sean regulados por la
Cámara a-quo, si correspondiere para el segundo (arts. 1 y 25 de la Ley 8226), en el treinta y uno y treinta
por ciento (31% y 30%), respectivamente, del mínimo de la escala del artículo 34 ib. (arts. 37 y 38 ib.),
previo emplazamiento en los términos del artículo 25 bis ib., y teniendo en cuenta lo establecido en el
artículo 29 ib..-

Protocolícese, dese copia y bajen.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Actividades:

1.- Identifique cual es el acto administrativo sometido a revisión judicial en esta Sentencia.
2 – Señale en el texto de la resolución, los párrafos que se refieran
- a la conducta atribuida,
- el procedimiento sancionatorio llevado a cabo por la Administración,
- y al tipo de sanción aplicada al supuesto infractor.
3 – Reseñe brevemente los argumentos utilizados por el voto mayoritario y el voto en disidencia para decidir
la validez o la nulidad del acto administrativo sancionador. En su opinión, ¿a cuál asiste la razón?
4 – Responda ¿Cuáles fueron y que trascendencia tuvieron los principios como guía del procedimiento
administrativo para justificar el voto minoritario?

También podría gustarte