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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL P. P. PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA, CIENCIA Y


TECNOLOGÍA
UNIVERSIDAD POLITÉCNICA TERRITORIAL DE MARACAIBO
DEPARTAMENTO DE AGROALIMENTACIÓN
CÁTEDRA: ACREDITABLE

INFORME 4.

Realizado por: T. S. U. Maricely López


Cedula: V – 16.834.215
Sección: 4312
Profesor: Ana M. Chacón

MARACAIBO, OCTUBRE DE 2021.


DESARROLLO

1. QUE ES EL SECADO DE LA SEMILLA Y PORQUE SE REALIZA:

Como es bien sabido, el paso posterior a la recogida u obtención de semillas es su


almacenamiento o siembra orientada a la germinación de nuevas plantas. El problema surge
cuando la humedad acumulada en estas semillas puede afectar seriamente a su integridad si
esta no se elimina en la medida adecuada. El secado de semillas se define en este punto
como un procedimiento imprescindible del que puede depender la calidad de una nueva
cosecha.

Por norma general, las semillas pueden guardar en su interior entre un 30 y un 40 % de


humedad. Este exceso de agua puede afectar a su estructura y a su conservación, por lo que
el secado, al igual que sucede con otros alimentos, es siempre una prioridad tras la
recolección. Como la humedad en una semilla se localiza tanto en su interior como en su
superficie, el secado de semillas comprende generalmente dos procedimientos simultáneos:
el paso de la humedad desde el interior hacia la superficie y la transmisión de esta desde la
capa exterior de la semilla al aire.

A la hora de llevar a cabo su secado, cada semilla requiere un tiempo, pero también es
cierto que existen otros factores exteriores, generalmente climáticos, que pueden dilatar o
acortar la duración del proceso. En términos generales, el tiempo medio de secado de una
semilla depende de aspectos como la cantidad de humedad que esta contenga, el porcentaje
de agua que se desee eliminar, la velocidad de secado, las condiciones meteorológicas o el
sistema empleado, que puede ser natural o artificial.

Secado de semillas natural: Este tipo de secado consiste en dejar las semillas expuestas al
sol y al viento para favorecer que se sequen de manera natural, sin interferencias humanas
más allá de su colocación en secaderos preparados y que generalmente tienen forma de
plancha lisa.

El secado natural de semillas es un procedimiento que implica costes reducidos, no


requiere técnicas especializadas y no depende de infraestructuras complejas. Sin embargo,
secar las semillas de manera natural es un procedimiento lento y que no suele resultar
eficaz cuando se trabaja con un elevado volumen de semillas. Además, la excesiva
exposición a variaciones de humedad y temperatura pueden comprometer la calidad de las
semillas.

Secado artificial de semillas: El secado artificial, más común que el natural, se lleva a
cabo en instalaciones preparadas para tal fin y en las que se suele someter a las semillas a
corrientes de aire controladas. Este aire, por norma general, suele ser de dos tipos: natural o
caliente.

Aire natural. En este caso, los ventiladores del secadero hacen circular el aire a
temperatura natural. Resulta un método de fácil utilización y que reporta buenos resultados
en tiempos cortos pero, al suponer un secado más lento, se asume un mayor riesgo de
desarrollar hongos u otros microorganismos dañinos.

Aire caliente. Los secaderos que funcionan con aire caliente exponen las semillas a
corrientes controladas a diferentes intensidades para alcanzar un mayor control sobre el
secado de semillas. De esta manera se pueden realizar variaciones sobre la cantidad, flujo y
temperatura del aire emitido por ventiladores y calefactores. Este método, si bien es más
eficiente, requiere un mayor control debido al mayor riesgo de quemar o dañar las semillas.

Los secaderos más habituales son aquellos que funcionan con aire caliente; entre ellos
es posible encontrar varias clases. Existen los secadores por carga, en los que las semillas
se colocan en depósitos sometidos a aire caliente y simplemente son retiradas cuando se
alcanza el nivel de humedad deseado. En los secadores de movimiento continuo, las
semillas se mueven constantemente en dirección opuesta a la corriente de aire y completan
varias veces un mismo recorrido mientras la humedad se elimina progresivamente. Otra
clase de secadores son aquellos que funcionan por rotación. En este caso, las semillas se
posicionan sobre una rejilla seca y se les aplica una corriente de aire ascendente mientras
una pala giratoria las mueve a través de dicha rejilla.

En líneas generales, todos los métodos de secado de semillas resultan eficaces. La clave
está en adecuar el volumen producción a la inversión económica y de tiempo que se quiera
realizar en el proceso.

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