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Código: 2 0 1 8 1 2 9 8

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL


PERÚ
ESTUDIOS GENERALES LETRAS

TRABAJO INDIVIDUAL

Título:

Nombre: Sharmeli Lucero Mendoza Huamán

Tipo de evaluación: Entrega final de argumentación


Curso: Argumentación
Horario: 0686
Comisión:
Profesor: Javier Pizarro Romano
Jefe de Práctica: Gabriela Javier

SEMESTRE 2019-1

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1. TEMA DELIMITADO

Formas de rehabilitación y reinserción social en los jóvenes infractores de la ley penal

2. POSTURA

La única forma de rehabilitación y reinserción social en los jóvenes infractores de la ley


penal, entre 15 y 21 años de edad, que cometen delitos comunes o contra el patrimonio,
es la enseñanza de un oficio con demanda laboral en el mercado.

3. ESQUEMA

ARGUMENTO 1

RAZÓN:

Las actuales medidas que se impone a los jóvenes infractores de la ley no tienen eficacia
para que ellos no reincidan en el mismo delito, o en uno parecido.

RESPALDO 1: El objetivo institucional de los centros juveniles es rehabilitar y


reinsertar a la sociedad a los adolescentes en conflicto con la ley Penal (Poder Judicial
2019). Sin embargo, el término de ‘reinserción social’ es ambiguo, con distintas
acepciones, ligadas al público a quien vaya dirigido o a quien lo utilice, lo cual dificulta
su cumplimiento (Fundación Tierra de Esperanza 2013:15)

RESPALDO 2: Las actuales medidas socioeducativas que aplica el Centro de


Reinserción Juvenil no son las más idóneas para la reintegración juvenil, debido a que
no se relacionan al origen del delito (Jiménez 2015:15).

RESPALDO 3: El contraargumento sobre la efectividad de las actuales medidas, en


base al informe del Centro Juvenil, es inválido. Puesto que el cálculo de reincidencia en
los jóvenes, no incluye a los que cumplen la mayoría de edad (Alburquerque 2017:28).

ARGUMENTO 2

RAZÓN:

La enseñanza de un oficio con demanda laboral en el mercado es la única forma de


rehabilitación y reinserción social que resuelve el problema de origen; es decir, la causa
del delito.

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RESPALDO 1: El origen del delito es principalmente económico.

Refutación en contra: Para Alejandro Tsukame, sociólogo chileno, las terapias


familiares y ayuda social del joven bastarían para resolver el problema que origina el
delito (2008: 79) - causa social y familiar.

Refutación a favor: Milton Rojas asegura que ese entorno económico de desocupación y
falta de oportunidad laboral en el joven, es muy probable que ellos puedan desarrollar
frustración y adquirir a la delincuencia como un estilo de vida (2016:3) – causa
económica

RESPALDO 2: La causa económica, social y familiar, en realidad están intrínsecamente


relacionadas entre sí, y no necesariamente separadas una de la otra (West, 1969).

RESPALDO 3: La mayoría de jóvenes delincuentes tienen entre 16, 17 y 18 años de


edad (Gerencia de Centros Juveniles, 2017: 17). Por ende, la enseñanza de un oficio no
solo resuelve el origen, sino es la más oportuna, ya que estos jóvenes aún no poseen un
proyecto de vida claro.

ARGUMENTO 3

RAZÓN:

La formación técnica productiva ya ha sido aplicada en otros países, cuyos resultados


han sido exitosos. Además, es beneficiosa no solo para el joven, sino para su entorno y
el propio Estado.

RESPALDO1: En Estados Unidos existen programas, como el CORCRAFT, para la


culminación de los estudios y experiencia laboral certificada a los jóvenes delincuentes
(Espinoza 2009: 7).

RESPALDO 2: En Inglaterra y Gales, el manejo de los jóvenes infractores, orientado en


un programa de enfoque laboral, es supervisado por un organismo público de gran
alcance nacional conocido como la “Youth Justice Board” (Rodríguez 2014: 32).

RESPALDO 3: La enseñanza de un empleo constituye un beneficio tanto para los


jóvenes infractores, como para la sociedad y el Gobierno (Díaz 2016:21).

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4. REDACCION DEL TEXTO

Según una investigación del Barómetro de las Américas, Perú es el segundo país
latinoamericano con la tasa más alta de victimas por delincuencia. El 33% de peruanos
respondió que alguna vez fue víctima de algún acto delictivo (hurto, robo, extorsión) en
los últimos 12 meses (2017). Lamentablemente, durante las últimas dos décadas, este
problema ha sido muy vinculado con la juventud, ya que la tasa de actos
delincuenciales, cometidos por menores de edad, ha ido incrementando a un ritmo
acelerado. Incluso, actualmente, existen bandas lideradas y conformadas únicamente por
jóvenes y adolescentes. Dicho problema ha desatado pánico no solo en la población,
sino en el propio gobierno; por ello, se ha buscado muchas estrategias para reducir la
tasa de jóvenes delincuentes. Es en este contexto, donde ha surgido un debate sobre cuál
sería la mejor forma de rehabilitar y reinsertar a los jóvenes delincuentes. Tal debate ha
sido discutido muchas veces en el Congreso, incluso se presentó proyectos ley para
poder incluirlos en el Sistema Judicial para adultos.

Como se observa, es importante encontrar una forma eficaz para rehabilitar y reinsertar
a los jóvenes delincuentes en la sociedad, ya que indirectamente compondría la
prevención de la inseguridad ciudadana. Si bien hay posturas defienden las actuales
medidas, que consisten en actividades para reforzar su autonomía, desarrollo personal y
mental, capacidad de reflexión y compromiso, etc., existe otra postura que considera
que la enseñanza de un oficio, con demanda laboral en el mercado, es la única forma
que serviría para la rehabilitación y reinserción exitosa de un joven delincuente. En el
siguiente texto, defenderé la segunda postura, basándome en tres argumentos. En primer
lugar, explicaré por qué las actuales medidas no son eficaces para que los jóvenes no
reincidan en el delito. En segundo lugar, argumentaré que la enseñanza de un oficio, con
demanda laboral en el mercado, es tanto la forma más idónea como oportuna para
resolver el origen del delito. Y por último, que está solución ya ha sido exitosa en otros
países, y que no solo ha beneficiado al joven, sino al entorno y el Estado.

En primer lugar, las actuales medidas impuestas a los jóvenes infractores de la ley no
tienen eficacia para que estos se reinserten y rehabiliten en la sociedad y, en
consecuencia, no reincidan en el delito. Según el Poder Judicial, la Gerencia de Centros

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Juveniles se encarga de “rehabilitar y reinsertar” a los jóvenes en conflicto con la Ley
Penal mediante actividades psicopedagógicas para fomentar su desarrollo personal y
ocupacional (2019). Sin embargo, cuál es el verdadero significado de reinserción social.
Según la Fundación Tierra de Esperanza, este término tiene diferentes acepciones, cada
una distinta de la otra, relacionadas al público a quien vaya dirigido o a quien lo utilice
(2013: 15).

Esta ambigüedad dificulta el cumplimiento del objetivo de los Centros Juveniles, ya que
no se puede determinar qué es para el joven lograr reinsertarse en la sociedad, ni
tampoco qué involucra para el gobierno lograr su reinserción. Por otro lado, este
término posee otras tres perspectivas: institucionales, teóricas y normativas. El
institucional consiste en la prestación de servicios para que el sujeto pueda reintegrarse
a una comunidad; el teórico, en las facilidades que se le entrega para convivir su
entorno; y, por último, el normativo, en la aceptación valórica de la persona en la
sociedad (Villagrán, 2008).

La mayoría usa el término de reinserción como sinónimo de rehabilitación, aun cuando


estos dos son realmente distintos. La rehabilitación proviene de un modelo médico, en
el cual un sujeto se recupera de una enfermedad (Tsukame, 2003). Actualmente, este
término es considerado como un englobe de estrategias e intervenciones que permiten
que un sujeto, infractor de la ley penal, no vuelva a delinquir, y concrete una vida plena
(Wormith et al, 2007). Según Andrews y Bonta, especialistas en criminología, para que
este proceso sea satisfactorio, se debe potenciar las capacidades personales del interno y
“brindarle las posibilidades de subsistencia” una vez que cumpla su sentencia (2010). A
pesar de la variedad de significados acerca de la rehabilitación y reinserción social, se
puede concluir que la finalidad en común de estos términos es la de brindar al joven
herramientas con las cuales este pueda retornar a la sociedad, sobrevivir en ella por sí
solo y que no vuelva a delinquir. Aquella herramienta que logra este objetivo es la
enseñanza de un oficio, ya que le posibilita sostenerse por sí solo, sin la necesidad de
cometer otro delito. Además, un trabajo, al salir del centro de rehabilitación, le permitirá
convivir con nuevas personas y así tener una nueva vida social.

En la actualidad, existen dos tipos de medidas correctivas: abiertas y cerradas. Las


abiertas consisten en mandatos, prohibiciones, remisión, tratamiento terapéutico,
internamiento domiciliario, semilibertad, libertad restringida, amonestación y libertad
asistida; y, la cerrada, simplemente en un internamiento total (Alburquerque 2017:37).
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Sin embargo, para mí, estas formas de rehabilitación no son eficaces, puesto que
muchas de ellas no están relacionadas con el origen del delito. Según Nydia Jiménez,
especialista en derechos del niño y el adolescente, los factores que desencadenan la
delincuencia en menores de edad son dificultades familiares, socioeconómicas, en el
colegio o trabajo (2015:15). Por esta razón, es necesario brindarles herramientas que les
permitan resolver esas carencias sociales y económicas, sino los jóvenes no lograrán
integrarse con éxito en la sociedad, ya que no conseguirán superar el problema
económico, ni social que los obliga a cometer el delito.

Según el informe de los centros juveniles, la ocupación de los jóvenes antes de su


rehabilitación era la de venta ambulante, prestación de servicios, empleada del hogar,
etc. En el medio abierto, el 27% se ocupaba de la venta ambulante; el 22%, en la
prestación de servicios; y el 10%, en construcción civil. En el medio cerrado, el 40%, en
prestación de servicios y, el 17%, en construcción civil y venta ambulante (2018: 16).
Por lo tanto, si los jóvenes han desempeñado esos cargos laborales, quiere decir que
ellos sí poseían una dificultad económica y necesitaban de dinero para resolverlas. En
consecuencia, la enseñanza de un oficio con demanda laboral en el mercado no solo es
la única forma de rehabilitarlos y reinsertarlos en la comunidad, sino la más idónea. En
los talleres socioeducativos, normalmente se les enseña talleres recreativos; por
ejemplo, el de joyería, textilería, manualidades, pintura, etc. Sin embargo, para mí, este
tipo de aprendizaje no les sirve en un futuro laboral, debido a que, en nuestra sociedad,
la competencia para conseguir un trabajo y, especialmente formal, es muy alta y
complicada. Según Porfirio Barrenechea, vocero de la Defensoría del Pueblo, la
internación total de un adolescente (medio cerrado), en la que se les castiga, aísla y
engrilleta, es muy cruel. Además, en su opinión, no darles un tratamiento profesional
agravaría el estado mental y físico del joven. Por lo tanto, es correcto afirmar que las
otras formas de rehabilitación, como el aislamiento, no son coercivas ni logran cumplir
el objetivo de los centros juveniles.

Una forma de conocer si estas medidas son efectivas es medir la tasa de reincidencia del
delito. De acuerdo los Centros Juveniles, con respecto al nivel de reincidencia en el
sistema penal juvenil, los jóvenes cumplen con su primera internación al 92 %
(2017:15). Además, indica que la tasa de reincidencia del sistema cerrado ha sido del
7%, mientras que en el abierto llegó hasta el 4.02%. Ello con respecto al año 2012,
cuando la tasa de reincidencia en el sistema cerrado fue de 8,7%, y en el sistema abierto

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llegó al 3,8% (2017:19). La comparación entre las tasas del 2017 y 2012 indica que
hubo cierta reducción sobre la tasa de reincidencia. Por ello, se aludiría a que las
actuales medidas socioeducativas son eficaces en la reinserción y rehabilitación juvenil;
además, que el estado habría realizado una acción positiva en la prevención de la
criminalidad y seguridad ciudadana.

Sin embargo, estas cifras no son totalmente ciertas, ya que solo permiten observar
cuántos menores no reincidieron en el delito antes de cumplir los 18 años; puesto que,
no hay forma de medir cuántos de ellos volvieron a incidir en el delito después de haber
cumplido la mayoría de edad. Esto, debido a que el INPE (Instituto Nacional
Penitenciario) no intercambia información con el Poder Judicial. Por ello, el argumento
que afirma que las medidas actuales funcionan para reintegrar a los jóvenes, en base al
anterior informe, es inválido. Esta situación es lamentable en dos sentidos: primero,
porque no existe un sistema por el cual se pueda cerciorar si el joven logró insertarse
exitosamente y, segundo, con la inexistencia del sistema, no se puede hacer un post
seguimiento para determinar exactamente qué factores evitan que el joven se reintegre
en totalidad.

Por todo ello, en mi opinión, la enseñanza de un oficio con demanda laboral en el


mercado no solo es la única forma que logra insertarlos nuevamente a la sociedad, sino
la más eficaz. Debido a que, con el aprendizaje de un oficio, el joven obtiene
habilidades que le permiten desempeñarse en el competitivo campo laboral, con algún
certificado que las avale. Asimismo, esto resuelve su situación de crisis económica,
discriminación y rechazo social, lo cual muchas veces dificulta su reintegración a la
comunidad. Y con todo ello, el joven no tendrá la necesidad de cometer nuevamente un
delito.

En segundo lugar, de acuerdo a un informe de los Centros Juveniles, se registró que de


un total de 3941 jóvenes recluidos, 2651 eran por delitos de robo, robo agravado, hurto
y variantes, y tráfico ilícito de drogas (2018:13). En este contexto, siempre se ha tratado
de encontrar el origen de este tipo de delitos, ya que conocerlo, implica que se logre
rehabilitar y reinsertar al joven con éxito a la sociedad. Según Winnicott (1971), estos
delitos están vinculados a la “falta de una vida hogareña", y disfuncionalidad familiar;
es decir, la ausencia de un padre, de una madre, o de ambos. Según esta postura, la
enseñanza de un oficio, en realidad, no resolvería el origen del delito, ya que no se
vincula al problema afectivo, ni a la disfuncionalidad familiar. Según esta teoría, se
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debe brindar al joven una estabilidad afectiva y psicoemocional, lo cual se lograría bajo
terapias psicológicas y familiares, talleres culturales y sociales, y actividades que
ayuden al joven a socializarse con los demás. Por lo tanto, se suele recurrir a la propia
familia o a la escuela para que se les brinde una atención, en cuanto a sus sentimientos y
estado de ánimo (Winnicott 1971).

Sin embargo, para McGuire y Priestley, este tipo de soluciones, que buscan resolver la
desestructuración familiar y problemas sociales del joven, no son efectivas, pues más
allá de un origen emocional está el tema económico y, sobre todo, el entorno donde se
desarrolla (1995). Un reciente estudio del Banco Mundial encontró otra arista al origen
de los jóvenes delincuentes, se trata de los llamados “nini", jóvenes entre 15 y 24 años
que ni trabajan ni estudian (2016). Según el estudio, esta sociedad suele encontrarse en
los sectores pobres, donde exacerban las desigualdades; es decir, constituye un entorno
favorable para que los jóvenes busquen rutas de escape como la delincuencia, tanto para
poder mantenerse a sí mismo como a su familia (2016). Al respecto, Milton Rojas
asegura que en ese entorno económico de desocupación y falta de oportunidad laboral
es muy probable que se pueda desarrollar frustración y adquirir a la delincuencia como
un estilo de vida (2016:3). Para el autor, el origen del delito es una mezcla de
improductividad, falta de oportunidades, patología familiar, y la oferta y demanda de
drogas. En esa misma línea, Hugo Morales reafirma que el nivel de criminalidad en los
adolescentes y jóvenes tiene que ver con la carencia acumulada y la falta de
construcción de identidad (2016: 15).

Para mí, aunque pareciera que ambas percepciones sobre el origen del delito son
distintas, ya que una se centra en la causal emocional y la otra, en la económica, en
realidad están intrínsecamente relacionadas. Según Alfonso Mendoza, que un joven
provenga de una familia disfuncional implica que posea limitaciones económicas y,
muchas veces, abandone sus estudios para poder mantener a sus familiares (2015). En
otras palabras, es necesario resolver el problema económico para que este conlleve a
solucionar el factor social y familiar. Actualmente, el 85 % de los jóvenes en los
Centros Juveniles conforma una familia disfuncional, en su mayoría con padres
separados (Gerencia de Centros Juveniles 2017:14). Por lo tanto, ellos están obligados a
trabajar informalmente para sostener a sus hermanos(as), a su padre o a su madre e
incluso a sí mismo. Es evidente que existe una relación íntima entre el contexto social,
económico y familiar en el que se comete el delito (West, 1969). Es decir, no solo es

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necesario solucionar el tema familiar y social, mediante terapias, sino el económico. Sin
embargo, es el factor económico el principal desencadenante del delito, lo cual es
evidenciado en las estadísticas de la Gerencia de Centros Juveniles. Con todo lo anterior
mencionado, puedo concluir que la opinión de Alejandro Tsukame, en la que afirma que
las terapias familiares y ayuda social del joven bastarían para resolver el problema que
origina el delito (2008:79), no es correcta.

Por otro lado, se encontró que de los 3941 jóvenes recluidos, 2466 no habían terminado
la secundaria y; además, solo 89 contaban con estudios superiores universitarios
(Gerencia de Centros Juveniles, 2018:10-17). En otras palabras, la mayoría de jóvenes
recluidos habían abandonado la escuela. Es importante aclarar que la escuela solo te
brinda conocimientos generales; es decir, educación básica. Y, según Manpower, los
empleadores; es decir, empresas solo buscan trabajadores con conocimientos técnicos y
habilidades blandas (2019). Por lo tanto, estos jóvenes, al no haberlas adquirido,
muchas veces desempeñan trabajos espontáneos y con poco retorno económico como
albañil, mesero, ambulante, etc. En consecuencia, al enseñarle estos conocimientos y
habilidades blandas a los jóvenes, se le brindará una herramienta con la cual podrá
desempeñarse en un mercado laboral formal, el cual le ayudará a poseer una estabilidad
económica. Esta solución resuelve así el origen monetario del delito y, como
mencionado anteriormente, repercutirá en el familiar y social.

Por otra parte, de acuerdo a la Gerencia de Centros Juveniles, el 28 % de jóvenes


recluidos tiene 17 años; el 23.78%, 18 años; y el 16.65%, 16 años técnicos (2018:15).
Y, según la psicóloga Sonia Betancourth, en la etapa de la adolescencia, entre los 16 y
19 años, es cuando empieza a surgir cuestionamientos sobre cuál va a ser su futuro e
inquietudes sobre el aspecto profesional que desean desempeñar (2016:4). Además,
según Alejos & Sandoval, en esta etapa, estos individuos empiezan a condesar sus
motivaciones y crear su proyecto de vida. Por ello, considero también oportuno
enseñarle al joven un oficio profesional, ya que durante esta etapa, la mayoría no posee
una meta trazada o proyecto de vida. Además, los ayuda a no elegir a la delincuencia
como estilo de vida y proyecto final. Como dice el psicólogo D’Angelo, la
consolidación de una carrera profesional es la que orienta a los jóvenes a fortalecer sus
valores morales, estéticos y sociales; igualmente que los auto direcciona a un desarrollo
personal para su autoexpresión e integración, lo cual compone su propio proyecto de
vida. Por lo tanto, si el estado les brindara esa carrera profesional, los jóvenes tendrían

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un nuevo rumbo y objetivo. Además, esta estrategia de enseñanza también prevendría la
inseguridad ciudadana a futuro, ya que estos jóvenes dejarían de ser potenciales
delincuentes (Reyna y Coche 1999). Por lo tanto, además de ser la más eficaz e idónea
para resolver el origen del delito, también sería la más útil y oportuna por ubicarse en la
etapa de la adolescencia.

En tercer lugar, la formación técnica a los jóvenes infractores ya ha sido aplicada en


otros países, en los cuales ha sido muy exitosa. En Estados Unidos; por ejemplo,
específicamente en el estado de Nueva York, se usa programas como el CORCRAFT,
del Departamento de Servicios Industriales, para la culminación de los estudios y
experiencia laboral certificada a los jóvenes delincuentes entre 16 y 25 años de edad;
además, les ha apoyado en la adquisición de un empleo acorde a las habilidades
adquiridas (Espinoza 2009:7). Este programa ha realizado un post seguimiento a los
jóvenes egresados durante 30 meses y se encontró que más del 85% había adquirido un
empleo formal; además, la tasa de reincidencia disminuyó hasta en un 90% (Adelseheim
2009:28).

Otro caso es un país latinoamericano, Colombia, donde se ha orientado a un proyecto de


intervención basada en terapias ocupacionales. Estas experiencias han sido recopiladas
por la universidad Del Valle, Cali- Colombia (2015), donde se ha comprobado las
buenas prácticas laborales en los adolescentes, al cumplir su condena. Teniendo
resultados que demuestran que el tratamiento ha logrado la emancipación laboral total
del joven, gracias a la obtención de un empleo formal (Cortina, Bolaños, Cardona 2015:
2). Y, por último, en otro país europeo, Gran Bretaña, se ha realizado un estudio a los
jóvenes infractores entre 14 y 25 años de edad, que cumplieron una condena relacionada
a la formación técnico-productiva y la adquisición de habilidades especializadas, en las
que también se obtuvo resultados favorables (Graham & Bowling 1995). De acuerdo a
este estudio, ninguno de los recluidos, después de 1 año en libertad volvió a cometer un
delito (Graham & Bowling 1995). Los anteriores ejemplos, demuestran que la
aplicación de la formación laboral, como medida coerciva en los jóvenes delincuentes,
ha sido exitosa. En Nueva York, se redujo la tasa de reincidencia; en Colombia, se ha
logrado la emancipación laboral del joven y en Gran Bretaña, ninguno de los jóvenes
volvió a delinquir.

Por otro lado, según Rodríguez, cuando un proyecto de ley ya ha sido practicado en
otros países, es más probable que su integración en uno nuevo sea más efectiva (2001).
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Como consecuencia, la enseñanza de un empleo, como medida coerciva, al ser ya
aplicado en otros países, nos permite estar preparados para su integración en el Sistema
Penal Juvenil y nos brinda las herramientas complementarias para su éxito. Un ejemplo
a analizar es Inglaterra y Gales, donde el manejo de los jóvenes infractores está
orientado en un programa de enfoque laboral. Este programa es supervisado por un
organismo público de gran alcance nacional, conocido como la “Youth Justice Board”,
el cual ha sido responsable de garantizar la seguridad del adolescente y enfrentar junto a
él las causas de reincidencia (Rodríguez 2014: 32). Del mismo modo, cuenta con un
personal calificado que se encarga de evaluar, planificar y gestionar los riesgos de
presupuesto. De esta forma, busca apoyar al joven infractor y evitar su reincidencia,
cubriendo las necesidades de bienestar en beneficio de la comunidad, siguiendo el Plan
de Reeducación mediante la capacitación formativa; es decir, técnica (Rodríguez 2014:
33). Además, se ha encargado de buscarles oportunidades laborales durante su
permanencia y, una vez egresados, los orienta a participar en actividades constructivas
(Rodríguez 2014: 33).

Otro avance en su Sistema Judicial es que, el alcance de la reinserción, ha logrado la


participación de diversos actores para conseguir resultados positivos, incluyendo al
Ministerio de Trabajo, Interior, Vivienda y Salud y; además, el sector privado. Y es
precisamente este sector, en Inglaterra y Gales, que se encarga de generarles puestos de
trabajo, con el apoyo financiero de parte del Gobierno (Díaz, 2016:21). Entonces, de
acuerdo a la experiencia de Inglaterra y Gales, para la enseñanza de un oficio, como
medida coerciva, es necesario: un personal capacitado, programas de post seguimiento,
alianza con otros actores públicos y privados, y el apoyo financiero del gobierno junto a
las empresas, para que se consiga puestos de trabajo. Por lo tanto, como dice Rodríguez,
esta experiencia es la que nos brinda las posibilidades de éxito en su aplicación (2001).

Y, por último, la enseñanza de un empleo constituye un beneficio tanto para los jóvenes
infractores, como para la sociedad y el propio gobierno (Díaz 2016:21). Un país donde
se demuestra el beneficio que obtuvo la juventud es España, donde el Ministerio del
Interior, que impone medidas educativas-laborales, junto al OATPFE (Organismo
Autónomo de Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo) ha realizado
entrevistas a los jóvenes infractores que culminaron la enseñanza de un oficio, dos años
después de cumplir su condena laboral (Díaz 2016:22). En estas entrevistas se obtuvo
que para los jóvenes el trabajo ha constituido un pilar su desarrollo; además, les ha

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permitido ocupar su tiempo en actividades productivas y les ha generado mejores
relaciones con su entorno, con quienes les ha sido posible llegar a crear vínculos de gran
importancia (amistades). Asimismo, afirman que les ha ayudado en el proceso de
desvinculación con la actividad delictual, pues les constituye una herramienta legítima y
segura de generar ingresos económicos, a diferencia del robo (Garrido, Strangeland y
Redondo, Petersilia 2005).

Ahora bien, el beneficio que genera la enseñanza técnica para la sociedad y el Gobierno
se encuentra en el marco de “prevención y victimización de la delincuencia” (Díaz
2016:22). Job Corps (Cuerpo de Trabajo); por ejemplo, es un programa norteamericano
que ofrece centros de educación y brinda certificados, asesoría, formación comercial y
ayuda para obtener empleos (Rosenbaum, 1998). Este ha sido supervisado por el
gobierno, como mecanismo de “prevención de la delincuencia”, el cual ha tenido éxito,
ya que más de los dos tercios de participantes tuvieron menos probabilidades de ser
arrestado, a diferencia de los que no asistieron al programa.

Otra evaluación que hizo el Estado fue a otro programa llamado “Youth Service Corps”
(Cuerpo de Servicio a los Jóvenes). En ella, se demuestra que los participantes tuvieron
significativamente más oportunidades de conseguir un empleo y menos probabilidades
de ser arrestados (Rosenbaum, 1998). Esto demuestra que la enseñanza laboral a los
jóvenes delincuentes ha constituido un eje de éxito en EE.UU para la “prevención y
victimización de la delincuencia”. Por otro lado, se sabe que la criminalidad ha sido una
de las manifestaciones que siempre ha amenazado a la paz y calma en la sociedad
(López 2005). Entonces, al prevenirla, como acción del Estado, se genera un ambiente
y entorno de tranquilidad social; por lo tanto, se crean ciudades más seguras, lo cual es
indispensable para un desarrollo sostenible (Reyna, Toche 1999:7). En otras palabras, la
prevención de la delincuencia, como acción del estado, es importante para la creación
de un ambiente de paz en la sociedad, y ello se logra con la enseñanza laboral a los
jóvenes delincuentes.

En síntesis, las actuales medidas no cumplen con reinsertar ni rehabilitar a los jóvenes
delincuentes, al no brindarle una herramienta de subsistencia en la sociedad; así como
tampoco se relacionan con la causa global del delito; y la tasa de reincidencia de la
Gerencia de Centros Juveniles tampoco puede medir su efectividad, pues no existe un
post seguimiento. Del mismo modo, se encontró la principal causa del delito -
económica-, para demostrar que la formación técnica resuelve de manera más idónea el
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problema, y no sólo ello, sino que se demuestra ser la más oportuna, por ser un método
acorde a la etapa de una búsqueda de proyecto de vida. Y, por último, ha sido
demostrada la efectividad de esta estrategia con los ejemplos de éxitos en otros países;
así como demostrar, que su aplicación sería menos complicada, al contar con aquella
experiencia; y que no solo es beneficiosa para el joven, sino para el estado y la sociedad.

Por todos estos motivos, es necesario que el Estado implemente esta estrategia, como
medida de rehabilitación y reinserción, para no sólo erradicar y disminuir la
delincuencia, sino prevenirla. Es importante también que se invierta en este tipo de
programas, ya que no sólo compone el futuro del país, sino de aquellos jóvenes que se
reintegran a la sociedad. Y, si este ha de ser implementado, es necesario que se
complemente con programas que faciliten la adquisición del empleo laboral. Con ello se
generaría un entorno en el que los jóvenes sientan que el Estado los apoya y acompaña
en el proceso de desvinculación con la delincuencia.

5. BIBLIOGRAFÍA

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13
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%20FERNANDEZ%20MARIA%20YNES%28FILEminimizer%29.pdf?
sequence=1&isAllowed=y

En Pu
Logra En
Criterios Descripción proce nta
do inicio
so je
Coherenci Elabora un texto, en los tres niveles (local, global y
ay pragmático)1, coherente y cohesionado, cuyas partes Hasta Hasta
cohesión
Hasta 4
cumplen con las estructuras brindadas en clase para 2 1
textual cada una de sus funciones textuales.
Desarrolla los respaldos de su(s) argumento(s), que se
ajustan a la realidad histórica y social que describen, Hasta Hasta
Hasta 5
de modo suficiente y, con ello, demuestra dominio del 2.5 1.5
Solidez tema.
argument Establece una relación clara y lógica entre los
ativa respaldos, de modo que estos sostienen la(s) razón(es)
Hasta Hasta
planteada(s) para fundamentar la postura. Asimismo, Hasta 3
1.5 1
refuta de manera efectiva las ideas contrarias a su
argumentación.
Contribuye de manera personal en un debate
relevante en el área que ha precisado a través de un
Intertext diálogo con autores diversos, cuyas voces inserta en Hasta Hasta
ualidad: Hasta 3
su discurso, siguiendo las convenciones académicas, 2 1
diálogo
tanto para respaldar su postura como para presentar
y
originali las ideas contrarias a la suya (refutación).
dad Incluye, como mínimo, diez fuentes académicas
Hasta Hasta
adecuadamente citadas y referidas en la bibliografía Hasta 2
1 0.5
de acuerdo con la Guía PUCP.

18
Usa el lenguaje de modo estratégico para ser
Uso convincente empleando las prácticas discursivas más
estratégi convenientes para sostener aquello que quiere Hasta Hasta
co del
Hasta 3
demostrar (uso de definiciones, construcción de 2 1
lenguaje generalizaciones, uso de argumentos pragmáticos, uso
de analogías).
Convenc Considerando el tipo y la recurrencia del error, así como cuánto afecte este el
iones
sentido, se sancionará no cumplir con las convenciones normativas de la lengua
normati
vas del española (uso de signos de puntuación, reglas ortográficas y reglas de construcción
español oracional) con un descuento de hasta cuatro puntos en la nota final. (Hasta -4)
Convenc Se sancionará con un descuento de hasta dos puntos el no cumplir con las
iones de
convenciones estipuladas para esta evaluación: extensión del trabajo (mínimo y
esta
evaluaci máximo de palabras si se hubiese precisado), tipo de letra, interlineado, márgenes,
ón carátula. (Hasta -2)
NOTA FINAL

19

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