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SC 7.

Con razón, pues, se considera la Liturgia como el ejercicio del


sacerdocio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y, cada uno a
su manera, realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de
Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro.
En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y
de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya
eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra
acción de la Iglesia.

Cristo se ha valido de los sacramentos para que el hombre como tal logre ese encuentro
profundo con el Señor, signo que es la fuente y cumbre de nuestra realidad como
cristianos es la Eucaristía, a través de esta experiencia de salvación el cuerpo de la Iglesia
se une a la cabeza que es Cristo y así en la liturgia se expresa esa respuesta de fidelidad y
profesión de fe, recibir su Palabra y su cuerpo en el banquete eucarístico.

Realizado por: Wilder Alexander Alarcón Ospina – I Configurativa

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